Capítulo 32
¡Hola! Muchas, pero muchísimas gracias por todos sus comentarios y seguir leyendo, ¡son geniales! RebeFernandez5, Lightwoodbane, Malec-Inmortal-21, MaryPlaza8, ElizabethHernande381, EugeniaJimenez, daaosorio, LastSunsetofSummer, akucintakamunery, miafy, MagnusNoizLightwood, vancitylightwood, noemed89, thalia0098, IvonneMaigre, LuisaConejo, susanrouis, AimeeTamayo, laurac0330, GladysElizabethGreco, Jennyta00, Crazy_Ghost_Girl_14, Astarot11, SarahiMartin, crisalecbloom, marialuli66, Sheila_Sklant, RhimmerSantos, BiancaCarrillo1, Reader030101, xTefanyxx, CarolinaMedina503, ConstanzaValentinaP, Merciiich, warxofhearts, ErikaAnrique, iAkasha, Ela_Ap, Presidentmagnusbane, Rosewood84, VivianSanchez0, saritajaramillo2004, PauliStephanny, Rochel66, CrisJ9 💙💜💙👻
También para quienes han dejado un voto y continúan leyendo, mil gracias💜💙💜👻
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Lamento haber estado tan desparecida, mil, mil disculpas, se me acabaron los capítulos de reserva y el trabajo en la navidad no me dejó avanzar nada, ahora si me pondré al día lo prometo. Además he estado buscando nuevos fics para traducir y creo que ya me he decidido por algunos 😊 Por cierto sigue en pie lo de los oneshot, aunque los temas propuestos se me han hecho complicados en oneshot, encuentro puros con varios capítulos😅
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Los dejo con el capítulo, recuerdan la charla pasada con Catarina y el eclipse, ¿cómo lo tomara Magnus?
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Durante todo el camino de regreso a la casa, Alec estaba en guerra consigo mismo. Quería desesperadamente sentirse feliz y entusiasmado por la posibilidad de ver a Magnus en ese día. Incluso si el día en realidad sería oscuro. Pero, por otro lado, odiaba pensar que debido a lo que comenzaba a sentir por él, estaba causando que Cat se desvaneciera, como una flor brillante y hermosa que ha pasado demasiado tiempo en un florero.
No quería ser la causa del fin de nadie. Especialmente el de la única persona que realmente entendía su situación con Magnus. Ese profundo dolor sembrado había comenzado a crecer nuevamente en su pecho. Había esperado no volver a sentirlo nunca más, pero estaba allí ahora, como un invitado no deseado.
Se detuvo en el camino y salió volando del automóvil hacia la casa. Se paró en la habitación e intentó calmar su mente para poder retomar la idea después si Magnus estaba allí, pero no sintió nada.
-"¿Magnus? ¿Amor, estás aquí?"
No sabía por qué lo había llamado, ya sabía la respuesta. Las pequeñas travesuras de esta mañana debían haberlo puesto en jaque. Realmente esperaba que no tuviera que aguardar todo el día para hablar con él. Fue a prepararse un café y algo para comer antes de comenzar a pintar las paredes. Necesitaba canalizar en algo una parte de toda esa energía nerviosa.
Había terminado una pared completa y comenzado con la otra antes de sentir, de alguna manera, el cambio en el aire a su alrededor. Él estaba aquí. Finalmente.
-"¿Me extrañaste, cariño?"
Las palabras sonaron en su cabeza y dejó caer su pincel en el contenedor, sonriendo.
-"Sí, lo hice, amor. Mucho"
-"Bien. Siempre hay que dejarlos queriendo más, ¿no es eso lo que dicen? Entonces, veo que has trabajado esta mañana"
-"Lo intenté ¿Te gusta el color?"
-"Si me gusta, de hecho. Le da a este viejo lugar un levantamiento facial muy necesario"
-"Magnus... tengo algo que decirte"
Alec se sentó en el brazo cubierto del sofá, su mirada directamente frente él, donde sentía que estaba Magnus. Su olor familiar se volvió más fuerte y sintió caricias suaves y dudosas en un lado de su rostro. Se inclinó hacia estas.
-"¿Por qué siento que no me va a gustar, Alexander?"
-"Son buenas noticias, lo prometo. Pero primero tengo que decirte... fui a ver a Cat. Magnus, ella se está desvaneciendo rápidamente. El doctor quería que vaya al hospital, pero se niega. Ella dice que ya no hay nada que puedan hacer y quiere quedarse donde está"
Las caricias se detuvieron.
La habitación se sentía tranquila, pero Alec sabía que Magnus aún estaba allí, simplemente sin hablar. Podía sentir emociones muy mezcladas que lo atravesaban y deseó con todas sus fuerzas que pudiera tomarlo en sus brazos y sostenerlo. Quería decir algo, pero decidió no hacerlo. Magnus tenía que reconciliarse con lo que sentía por él mismo.
-"¿Cómo te enteraste de Catarina? No me digas que tienes un vínculo místico con mi ex esposa"
-"No, nada tan especial, me temo. Clary, una chica del pueblo que la conoce vino a decirme que estaba preguntando por mí"
-"¿Por qué estaba preguntando por ti? ¿Qué te dijo?"
Sintió con mucha fuerza la aprensión que estaba en forma concentrada justo frente a él.
-"Magnus, ella tenía buenas noticias. Puede haber una forma en que podamos vernos dentro de unos días. Durante el día, bueno, más o menos"
La preocupación fue reemplazada con frustración.
-"Alexander, sólo escúpelo. No mantengas esta información como rehén por mí. ¿Con qué descabellada idea salió ahora la vieja?"
-"Habrá un eclipse donde la luna cubrirá por completo al sol. Noche en el día. Cat piensa que podrás volver por completo, incluso si es por corto tiempo"
-"¡Disparates! Ha habido bastantes eclipses en los últimos cien años y nunca me han permitido ser corpóreo antes. ¿Qué tiene de especial este?"
-"No tengo idea, ella no me lo dijo, pero ¿por qué lo mencionaría si no fuera posible?"
-"Probablemente sea su culpable consciencia hablando. Aprovechando cualquier cosa para verse mejor antes de dejar el mundo. Nunca se molestó en intentar nada para recuperarme antes, no sé por qué se molesta ahora. De todos modos, sólo sería algo temporal. ¿Cuál es el punto?"
Alec lo miró boquiabierto. ¿Estaba bromeando?
-"Magnus, es lo que hemos querido. Poder estar realmente juntos durante el día. Incluso si va a oscurecer, todavía es de día. Ese es el punto. Cat dijo que tenía los libros de su abuela, tal vez podría pedirlos prestados y ver si puedo encontrar algo que te devuelva a tiempo completo. Tiene que haber algo"
La ira estalló dentro de él.
-"Alexander, no te atrevas a intentar algo como eso. En primer lugar, lo que me trajo aquí es jugar con cosas que no deberían ser molestadas. Si algo saliera mal y te sucediera algo, nunca me lo perdonaría a mí, ni a ti"
Alec no podía entender su renuencia a intentar cualquier posibilidad que pudiera darles lo que ambos anhelaban. Entonces sintió que Magnus estaba ocultándole algo.
-"Magnus, ¿qué pasa? Sabes algo sobre esto, ¿verdad? Ya sabes cómo romper este hechizo, ¿por qué no me lo dices?"
-"Porque no, porque no puedo. No puedo arriesgarme a perder lo que tenemos. Tampoco es lo que quiero, pero es mejor que la alternativa"
Alec quería jalarse de los pelos. Era algo bueno que no pudiera ponerle las manos encima, porque estaba tentado a envolverlas en su garganta por ser tan críptico.
-"Magnus, por el amor de Dios, sólo dímelo"
Sintió un tenue cambio en el aire frente a él y el aroma de Magnus se perdió un poco. Él le había dado la espalda y se apartó un poco. Podía sentir el furioso conflicto en su interior. Esto tenía que ser algo grande si le causaba tanta angustia.
-"Yo... no puedo, Alexander. No puedo hacerlo No te lo diré. Sólo agradeceré el tiempo que pasamos juntos y terminaré con esto"
Alec alzó las manos en el aire y se levantó del sofá como si hubiera un resorte debajo de él. ¿Hablaba en serio? ¿Qué diablos le pasaba?
-"¡Carajo, Magnus! Me pides que sea honesto contigo y confíe en ti, ¿pero tú no puedes confiar en mí sobre esto? ¿Estás loco? Si existe la posibilidad de que podamos estar juntos adecuadamente, entonces debemos intentarlo. A menos que... a menos que eso no sea lo que quieres. ¿Es así? ¿Ya no quieres estar conmigo? ¿Qué fui? ¿Solo otra muesca en tu poste de la cama? ¿Vamos a joder con la cabeza del pequeño virgen y luego marcharnos?"
Una rabia como nunca antes había sentido surgió en él como un volcán. Oh chico, él había apretado el gran botón rojo esta vez.
-"¿Es eso lo que piensas? ¿Es eso realmente lo que crees que siento hacia ti? ¿Cómo diablos podrías haberme malinterpretado tanto, Alexander? Nunca, nunca he sentido lo que siento por ti, con nadie. Me estoy enamorando de ti, chico estúpido, y me está matando contenerlo. No hay un momento en que no piense en ti. Incluso cuando soy así eres todo lo que puedo pensar. Es enloquecedor. Es como si sólo comenzara a existir desde que te conocí. ¿Cómo te atreves a decirme eso? Tengo mis razones para no decir lo que sé o lo que creo que sé sobre esto, y no tiene nada que ver con estar juntos en el mundo real. Basta con que sepas que no es algo con lo que quiera entretenerme y déjalo así"
Alec estaba de pie ahí, parpadeando en la sala de estar vacía. Oh. De acuerdo, entonces.
Su cabeza zumbaba por lo que Magnus acababa de decir y estaba luchando por procesarlo. Pero lo único en lo que podía enfocarse era en lo que había dicho acerca de haberse enamorado de él. Su corazón estaba acelerado y su respiración era superficial. Buen Dios, ¿realmente podría tener esto? ¿Era posible estar con alguien así?
El aire turbulento se aquietó entre ellos y sintió que los niveles de ira de Magnus caían. Pero luego pensó en qué más había dicho.
-"Si eso es cierto, entonces ¿por qué te estás conteniendo? ¿Es porque piensas que no siento lo mismo? Porque si lo haces estarías equivocado. Siento lo mismo, Magnus. Sigo intentando decirme a mí mismo que es demasiado pronto, que todo esto es una imposible locura, pero no puedo evitarlo. Cariño, si esto es todo lo que podemos tener y significa que sólo puedo tenerte cada noche, entonces puedo vivir con eso. Pero si existe la posibilidad de que podamos estar juntos, ¿por qué no intentarlo?"
-"Porque correría el riesgo de perderte, Alexander, y no puedo hacer eso. Es como si me hubiera zambullido hasta el fondo y el agua fuera tan agradable, cálida y acogedora, y mientras siga nadando lentamente, podría mantener la cabeza fuera del agua. Pero si me detengo y simplemente cedo; sí obtengo todo el cálido efecto maravilloso de ello, me perdería en el proceso. Eso significaría que también te perdería y no puedo, no lo haré"
Alec se acercó a donde sabía que estaba Magnus. El aroma terroso llenó su nariz y lo absorbió todo, dejando que llenara cada centímetro de él.
-"Amor, ¿y si estuviera allí para sacarte? Yo no dejaría que te hundieras así"- dijo en voz baja.
La calidez estalló a través de él y llenó no solo su cuerpo sino también su corazón. Era una sensación tan fuerte y Alec no sabía si podía contenerla. Pero sabía lo que era. Amor. O lo más cercano a eso.
-"Mi querido Alexander, me da miedo jalarte abajo conmigo"
Las palabras fueron tan suaves y silenciosas, sintió una mano cubriéndole el rostro y la fría y temblorosa sensación de labios fantasmales acariciando los suyos.
-"¡Ugh!"
Alec quería caer al piso. Todo su ser añoraba por querer abrazar a este hombre o la idea de este hombre que estaba frente a él. Quería tomarlo en sus brazos y cubrir su boca con la suya, sentir ese fuerte olor a sándalo y esos brazos fuertes sosteniéndolo contra ese pecho ancho y suave. Eso era la peor clase de agonía.
Más besos plateados y fríos cubrieron su piel y gimió suavemente, cerró los ojos y levantó la mano para tocar el lugar donde los sentía a cada uno.
-"Oh, Magnus, no puedo esperar por esta noche. ¿Cuándo puede estar oscuro para que podamos estar juntos? Te deseo tanto. Sentirte. Olerte Probarte"
Alec respiró, balanceándose ligeramente mientras manos invisibles sostenían sus brazos.
-"Lo sé, mi amor, lo sé. Yo también te deseo. Pero esto es lo que tenemos, mi corazón. Esto es lo que debemos soportar si queremos estar juntos. Sólo así. No podemos ir más allá o todo habrá terminado y creo que no podría soportarlo. No puedo pasar la eternidad sin ti, Alexander. No me pidas que lo haga"
Fuerte, cálida, cariñosa y reconfortante sensación lo inundaba como cálidas olas de aguas tropicales. Las palabras estaban en la punta de su lengua y estallaban para ser dichas.
-"Magnus, te a..."
-"¡NO! ¡NO! NO DIGAS ESO, ALEXANDER. ¡POR FAVOR! NO PRONUNCIES ESAS PALABRAS"
Los ojos de Alec se abrieron de golpe y retrocedió unos pasos. Su cabeza estaba tambaleándose y estaba luchando contra la necesidad de dejar que sus rodillas se tambalearan y lo arrojaran al suelo. No entendía, ¿por qué lo había detenido? Él acababa de confesar que se sentía de la misma manera. Una mano fue a sus sienes y frotó el leve dolor sordo que comenzaba a hacer notar su presencia.
Lo que lo confundió aún más fue que todavía sentía esa cálida oleada de amor que venía de él y algo más mordisqueando sus bordes como un pequeño perro. Miedo.
-"Magnus, ¿por qué? ¿Qué hay de malo en decirlo en voz alta? No puedo evitar lo que siento más de lo que tú puedes. Por qué no debo decirte que yo te..."
Un rugido atravesó su cabeza lo suficientemente fuerte como para hacer que cerrara fuertemente los ojos y se agarrara las sienes. El leve dolor de repente se apodero de su cabeza por completo.
-"TE LO DIJE, ALEXANDER, NO LO DIGAS. NI AHORA, NI NUNCA"
Alec sintió que unas lágrimas punzantes le perforaban los ojos y comenzaban a rodar por sus mejillas. No lo entendía, y lo estaba matando no saber el razonamiento detrás de este arrebato.
-"Pero me dijiste que sentías lo mismo, Magnus. No entiendo. No te entiendo"
-"Lo sé. Lo sé. Pero es mejor que no lo hagas. Me pediste que confiara en ti, ahora te pido que confíes en mí, Alexander. No me digas esas palabras. Ya sabes lo que siento por ti, sé que puedes sentirlo en tu interior, eso tendrá que ser suficiente"
La voz de Magnus sonaba temblorosa pero aún fuerte y profunda. Decía completamente en serio cada palabra.
De repente, su presencia desapareció. Alec respiró hondo y miró alrededor de la habitación.
-"¿Magnus?"- pero solo había silencio y el aire se había asentado una vez más. Alec sintió que su pecho empezaba a doler cuando sus ojos recorrieron la habitación salvajemente. No, no, ¿por qué se fue? ¿Por qué?
-"¡MAGNUS!"
Prácticamente gritó su nombre, pero eso no lo trajo de vuelta. Alec dio un grito de dolor y se arrodilló cuando sus piernas cedieron debajo de él. Se dejo caer al suelo en un montón. Sus hombros ahora temblaban por los sollozos y sentía como si alguien hubiera metido la mano en su pecho e intentado quitarle el corazón.
Apretó sus manos en el lugar que parecía tener una herida abierta y sólo se encontró con músculos y huesos duros. Podía sentir el rápido tum, tum, tum de su corazón, pero se sentía más como un eco que como un adecuado latido.
Maldita sea, esto no era como se suponía que debería haber ido el día. ¿Cómo demonios todo había ido tan mal así de rápido? Había pasado de estar delirantemente feliz y satisfecho a esperanzado y emocionado. Entonces alguien cambio el disco y todo lo que sentía era dolor y confusión.
Se quedó enroscado en el suelo por quien sabía cuánto tiempo. ¿Había perdido a Magnus? ¿Regresaría esta noche? Rezó con todo lo que tenía para que fuera de esa manera. Era cierto, no sabes lo que es importante para ti hasta que lo pierdes. La peor parte era que no sabía si lo tenía o no.
Cuando ya no pudo llorar más y sus piernas habían perdido toda sensación por estar apretadas, se puso de pie y se tambaleó hacia la cocina. Con manos temblorosas, tomó uno de los pocos vasos que le quedaban y lo sostuvo debajo del grifo, llenándolo y luego vaciándolo todo de una vez.
Su cabeza estaba a punto de explotar ahora y buscó en el armario algunos analgésicos. Los tomó con más agua antes de regresar a la caótica sala de estar y caer de espaldas sobre el sofá cubierto.
Trató de calmar su mente, en un vano intento de aliviar el palpitante dolor detrás de sus ojos y sienes.
Alec comenzó a analizar de qué se había tratado su discusión. Todavía no podía encontrarle sentido. Ambos habían confesado el comienzo de sentimientos más profundos, y él sabía que no habían sido sólo palabras. Podía sentir la emoción en Magnus y lo había llenado de una calidez más grande que cualquier luz del sol. Era la mejor sensación de todas el saber que alguien te amaba y que tú te sentías de la misma manera.
Pero cuando intentó decir las palabras, fue cuando Magnus se volvió loco. Tal vez él simplemente no estaba acostumbrado a escuchar tales palabras de afecto. Por lo que tanto Catarina como el propio Magnus le habían dicho, él no había experimentado nada más que una fuerte atracción hacia y desde los demás. Debió sentirse abrumado.
Alec sabía que sus padres lo amaban; lo había sentido. Pero este tipo de amor era totalmente diferente. Era maravilloso y atemorizante al mismo tiempo. Tal vez el impacto de darse cuenta de que así era como él se sentía con tanta rapidez lo había hecho retroceder. Y luego tuvo que empeorar las cosas al casi decirle que lo amaba.
Quizás Magnus estaba asustado de que sus sentimientos por él también lo hicieran correr despavorido, y por eso dijo algo sobre no querer que las cosas terminaran. Alec soltó un suspiro. Tenía que ser eso. Había sido una tensión nerviosa y no verdadera ira lo que percibió de Magnus.
Se sentó y se frotó la frente. El dolor de cabeza se estaba desvaneciendo lentamente y sintió una renovada sensación de esperanza de que todo estaría bien, una vez que Magnus tuviera la oportunidad de lidiar con la forma en que se sentía. Él mismo estaba lidiando con sus sentimientos, así que sabía cómo se podría estar sintiendo.
Miró sus paredes a medio pintar y pensó en volver al trabajo, pero no estaba de humor para hacerlo. Ansiaba poder decirle a Magnus que entendía por qué se sentía como lo hacía, pero sabía que sería una pérdida de tiempo hablarle a una habitación vacía. Él no estaba allí.
Entonces se le ocurrió una idea. Se levantó de un salto del sofá y salió al jardín trasero. El jardín de rosas estaba medio excavado y abandonado. Fue al cobertizo y tomó la pala de nuevo, con determinación comenzó a cavar en la cama de hierbajos que quedaba.
A primera hora de la tarde, ya había terminado y el jardín se veía desnudo, pero mejor. Regresó a donde había dejado las plantas en macetas que había usado para su jardín interior, y decidió plantarlas alrededor de la cama como un borde.
Cuando terminó, estaba acalorado, sudado y sucio, pero no tenía intención de detenerse ahora. Necesitaba más plantas y quería obtener algunas rosas para reemplazar las que habían sido imposibles de salvar.
Verificó la hora en su teléfono. Sí, aún tenía tiempo. Corrió al interior de casa y se limpió, sin molestarse en cambiarse de ropa, después de agarrar sus llaves y billetera, se dirigió al auto.
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Alec no era un jardinero ni siquiera en la definición más vaga del término, por lo que iba a elegir las rosas puramente por el color, pero luego se dio cuenta de que todas tenían nombres. Leyó algunas etiquetas y sintió un tema.
Enamorarse, Piedra lunar, Rayo de sol, Baile de luna, Beso apasionado, incluso una llamada Sonrojo, entraron en su carrito. Fue a la zona de cajas y luego se dirigió hacia el auto.
-"¿Alec?"
Se quedo ahí de pie, sus manos agarrando el mango de la portezuela del carro y cerró los ojos. Simon.
Se giró para verlo parado un poco detrás de él. Realmente no estaba de humor para pelear otro round sobre la existencia de Magnus.
-"¿Sí, Simon?"
El tono de Alec fue seco y duro, Simon retrocedió un poco cuando lo escuchó. Claramente, no había esperado que todavía estuviera molesto con él.
-"Ah, hey. De vuelta con el jardín, según veo"- dijo.
De ninguna manera, él no iba a acercarse en el aparcamiento como si no hubiera pasado nada y fingir que eran amigos.
-"Sí, y son rosas reales también, quieres sentirlas, tal vez también estoy mintiendo sobre ello"- espetó Alec.
La cara de Simon se descompuso y pareció muy ofendido. Levantó sus manos en un gesto de rendición- "Oye, hombre, mira, siento lo ayer, de verdad. No era asunto mío y no debería haber dicho nada. Hey, el tipo parecía sexy, tienes suerte de tenerlo. Espero que te trate bien. Ciertamente parecía estarlo haciendo"
Simon trató de esbozar una sonrisa débil, pero no duró mucho. Pudo ver que Alec todavía no estaba contento con él.
Alec quería darle las gracias y decirle que sí, él era sexy y sí, lo trataba bien; pero el absoluto rechazo de Simon había cortado profundamente. Además, existía la posibilidad de que nada de eso importara si Magnus no volvía a él esta noche, no importaría lo que Simon o cualquier otra persona pensara. Alec podía decir, por la forma en que hablaba de Magnus, que todavía creía que era un tipo de la ciudad.
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Continua en el siguiente...
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