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Capítulo 30

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También para quienes han dejado un voto y continúan leyendo, mil gracias
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¿Qué les está pareciendo la historia? Pronto una nueva sorpresa para los chicos...

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Una nueva charla con Catarina...

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-"Sí, claro, Magnus, eso les enseñará. Hazlo"- se enfureció mientras caminaba por la habitación, el calor de su ira saliendo de él en oleadas.

Sintió una mano en su espalda y se la sacudió.

-"No es suficiente, Magnus. Esto no es justo. Seguramente debe haber algo que podamos hacer para que regreses aquí por siempre, o me dejes ir contigo"

-"¡No, Alexander! ¡No! Nunca pienses en tratar de llegar a mí. Si algo te sucediera, definitivamente sería mi final. Prométeme que no harás nada precipitado"

Podía sentir su mezcla de ira y preocupación. Se quedó con la cabeza entre las manos, frotándose el rostro.

-"Alexander, promete–"

-"¡Bien! ¡Bien! No, no haré nada estúpido. Pero esto se está volviendo más allá de frustrante, cielo. Te quiero mucho y ahora puedo sentirte a ti, a tus emociones, sin mencionar tu aroma, es demasiado cruel no poder verte"

Las lágrimas ardían en sus ojos y los frotó con brusquedad. Sintió suaves caricias en los lados de su rostro y el suave frío de los besos fantasmales en su piel. Sintió que algunas de sus emociones mezcladas se le escapaban. Alec cerró los ojos; era más fácil creer que Magnus realmente estaba allí si lo hacía. Una suave sonrisa gradualmente hizo que sus labios se curvaran y sintió el frio y escalofriante roce de un beso sobre ellos. Era una sensación tan extraña, pero tuvo el mismo efecto como si Magnus en realidad hubiera estado allí.

Levantó la mano, queriendo tomarlo en sus brazos, pero, por supuesto, no había nada a que agarrarse. Besos fríos corrieron por su cuello e inclinó su cabeza hacia él, visualizando en su mente que estaba rozando la cabeza de su novio, sintiendo su suave mejilla contra la suya áspera.

Las manos se deslizaron sobre su pecho, luego sobre sus costillas y sobre sus caderas. Había olvidado por completo que estaba desnudo. Pero tampoco le importaba. Sintió una suave presión empujándolo hacia la cama.

-"Acuéstate, mi corazón, quiero intentar algo"

Levantó la sábana, mirando hacia su ingle y sus ojos se abrieron de par en par al ver su palpitante y dura erección de pie, la piel satinada de su eje moviéndose mientras la mano invisible lo trabajaba. Eso fue todo.

Se corrió con un fuerte grito, la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados. Sintió que Magnus continuaba trabajando en su pene mientras oleada tras oleada de placer se derramaba sobre él. El líquido pegajoso y caliente goteó sobre su vientre y muslos mientras bombeaba con fuerza.

-"¡Oh Dios! ¡Oh Dios! Eso, eso fue, ah, mierda, eso fue..."

No pudo expresarlo con palabras y se quedó allí tumbado, jadeando y sudoroso. De repente, la sábana cayó sobre sus piernas y la parte inferior del cuerpo, Alec se levantó, luchando todavía por regular su respiración. Ya no podía sentirlo.

-"¿Magnus?"

Nada.

-"¿Amor? ¿Estás bien?"

De nuevo. Nada.

Alec sintió que se le encogía el estómago. Se había ido. ¡Carajo! Se dejó caer hacia atrás a la cama y llevó sus rodillas hasta su pecho, gimiendo como si alguien acabara de golpearlo directamente en el estómago. El dolor se sintió más o menos igual. Y no era justo. Lo necesitaba en sus brazos o simplemente saber que podía acostarse a su lado, incluso si no podía verlo. Incluso su presencia fantasmal era un consuelo. Sintió lágrimas calientes salir de sus ojos y extendió la mano hacia el lado vacío de la cama. Estirando los dedos. Todo su cuerpo anhelaba sentir esa piel cálida y suave con músculos firmes y definidos, como una montaña majestuosa bajo un manto de nieve.

Esto tenía que terminar, tenía que haber una manera de tenerlo con él como una pareja normal. Para poder disfrutar el uno del otro cada noche y luego ver ese hermoso rostro mirándolo a la mañana siguiente, la piel dorada resplandeciendo bajo la nueva luz.

Tenía que haber una manera.

Catarina.

Catarina podría ayudarlos. Estaba a punto de salir de la cama, sus esperanzas despertaron de nuevo.

-"Voy a arreglar esto, cariño, por nosotros. Sé que no te va a gustar, pero voy a ir a ver a Cat. Ella puede ayudar, lo siento"- dijo a la habitación vacía.

Sabía que no estaba allí, aun así, la decepción y pérdida lo golpeó en el pecho, porque en algún nivel, había esperado poder escucharlo.

Acababa sacar las piernas de la cama para conseguir algo de ropa y dirigirse a la ducha, cuando escuchó un golpe en la puerta principal. Al principio, frunció el ceño, pensando que era Simon, para intentarlo de nuevo, pero había algo diferente.

Mierda. Miró hacia abajo y vio la evidencia de su placentera mañana en sus muslos y vientre. No tenía tiempo para ducharse, así que sólo agarró el par de bóxers que había usado y se limpió lo mejor que pudo antes de ponerse unos pantalones y una camiseta, sin ropa interior, y bajó rápidamente las escaleras hacia la puerta.

El golpeteo frenético todavía estaba allí cuando abrió la puerta. Clary estaba parada frente a él, con los ojos rojos y húmedos. Ella había estado llorando. ¡Oh, diablos! Por favor dime que no se trata de Simon. No me digas que ha hecho algo estúpido.

-"Alec, lamento tener que venir aquí, pero no tenía tu número"

Su voz era temblorosa y débil. Su corazón comenzó a latir con fuerza. Oh Dios, esto no era bueno.

-"Está bien. Clary, ¿qué pasa? ¿Es Simon? ¿Él está bien?"

Estaba rezando por favor, por favor, por favor, una y otra vez en su cabeza. Todavía estaba enojado con él por lo que había hecho, pero no quería que le sucediera nada.

Clary frunció el ceño- "No, él está bien. Es Catarina, Alec. Ella está enferma, realmente enferma. El médico no sabe qué le ocurre y se niega a ir al hospital antes de verte. Ella está preguntando por ti. Tienes que venir"

¡Carajo! Esto era diez veces peor que algo sucediéndole a Simon. Cat era su última esperanza para que Magnus regresara a esta época y poder estar con él.

-"¡Mierda! Sí, agarraré mis zapatos y vendré enseguida"

Dejó a Clary en la puerta y fue a buscar sus tenis. Jesús, ¿qué le había pasado? Ella se veía bien los días pasados, cuando la había visto en su casa. Bueno, tenía más de ciento treinta años, no podía vivir para siempre. ¿O sí? Se paralizó cuando un horrible pensamiento lo golpeó.

Ella y Magnus estaban vinculados de alguna manera, ¿cierto ¿Y si esto significaba que también le estaba sucediendo algo a Magnus, y por eso desapareció tan repentinamente de esta mañana? Algo gélido bajó por su espalda. ¡Oh, querido Señor, no! ¡No! Esto no podría estar sucediendo.

Metió los pies en los zapatos y salió corriendo. Le dijo a Clary que la seguiría en su auto y se marcharon juntos.

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Todo el camino hasta la casa de Cat con su locamente colorido jardín, su estómago estaba dando tumbos. No podía perder a Magnus. Simplemente no podía. Era demasiado pronto. Ni siquiera habían tenido la oportunidad de estar juntos correctamente. Sin duda, el destino no podría ser tan cruel.

Llegaron a la parte delantera de la casa con su patio delantero desenfrenado; un contraste directo con su estado de ánimo general.

Clary se le acercó, secándose los ojos y le dio una débil sonrisa. Entraron por la puerta abierta, atravesaron la sala de estar y bajaron por un pasillo hasta la primera puerta a la derecha.

Las paredes eran de un fuerte rosa magenta y estaban cubiertas de fotos enmarcadas, con muy poco espacio entre ellas. Unas cortinas verdes colgaban de la ventana y la colcha en la cama era de un brillante color amarillo satinado. A Catarina ciertamente le gustaba el color. ¿Cómo demonios había dormido allí durante todos estos años sin tener pesadillas? La cama grande con postes fuertemente tallados en cada esquina dominaba la habitación. Catarina parecía casi perdida en ella. Parecía el centro oscuro de un girasol rodeado por sus pétalos de color amarillo brillante.

-"Él está aquí, ¿verdad? El hermoso muchacho está aquí. Acércate, su Alexander. Acércate a mí"

Alec sintió hormigueos corriendo por su columna y su piel estaba cubierta de carne de gallina. Había estado junto a la puerta, fuera del alcance de la gran cama, e incluso si hubiera estado más cerca, se suponía que Cat estaba casi ciega de todos modos. Pero ella sabía que él estaba allí, ya lo sabía.

Otra señora mayor estaba sentada al lado de la cama, sosteniéndole la mano y mirándola con preocupación. Alec vaciló y la anciana apartó la vista de Catarina.

-"Acércate, joven, ella ha estado esperando que vengas. No tiene mucho tiempo, el Dr. Howard la quiere en el hospital lo antes posible"

Catarina hizo un ruido indignado desde la cama. Una mano subiendo para hacer un ademán de desprecio.

-"No iré a ningún maldito hospital. No pueden hacer nada por mí, de todos modos. Así que no voy a ir a ninguna parte, todavía tengo algo de tiempo. Ven aquí, su Alexander y háblame. Tengo buenas noticias para ti"

Alec tragó saliva y miró a Clary que lo miraba como si nunca lo hubiera visto antes. Ella frunció el ceño.

-"¿De qué está hablando, Alec? ¿Su? ¿Su de quién?"- le susurró Clary, acercándose más.

-"Su, su, pareces un maldito búho, niña. Ve a prepararnos una taza de té. Esto no te concierne en ningún modo. Lo mejor es que te mantengas ocupado. Nuestro chico aquí te contará en su momento"

Las mejillas de Clary se tiñeron un poco y le lanzó a Alec una mirada de disculpa, regresando a la cocina.

Alec se acercó lentamente a la cama y se paró junto a ella. Catarina volvió la cabeza. Por primera vez, ella no estaba usando sus lentes. Alec se sobresaltó un poco cuando vio los ojos que ella había ocultado detrás de las gafas oscuras. Si él no lo supiera, habría dicho que eran falsos, lentes de contactos o algo así. Sus iris eran blancos, como cristal. Era como si hubiera tenido los ojos azules y los hubieran blanqueado. Diminutas pupilas oscuras en cada centro y lo miraban directamente. Era bastante desconcertante. Catarina lanzó una de sus profundas carcajadas.

-"Son algo más, ¿verdad? Ahora sabes por qué usaba esos lentes oscuros. Empecé en la vida con ojos marrones, los tuve hasta esa noche con nuestro muchacho. Después de eso, mi vista comenzó a desvanecerse junto con el color y mi visión interior se hizo más fuerte. Vaya, ¿no opinas que es una patada en el culo? La vida te da algo precioso, un regalo maravilloso, pero debes renunciar a algo a cambio"- suspiró- "Es como todo, supongo. No importa lo que hagas, con el tiempo tienes que pagar el gaitero. De todos modos, eso no es importante"

Palmeó la cama a su lado, y Alec se sentó con cuidado sobre el colchón alto.

-"Todavía tiene esa gran cama de hierro en tu casa? Él la ha tenido desde siempre. Sólo dormí ahí esa única noche. Lo odié. Todo lo que recuerdo es cómo se mantuvo chillando. ¿Aún sigue haciéndolo?"

Ella dio otra risa profunda, esta vez tosiendo duro después. La mujer mayor tomó un vaso de agua de la mesita de noche y se lo ofreció, pero ella lo desechó.

-"Deja tu alboroto, Gertie, estoy bien. Tomaré una taza de té cuando la pequeña señorita lo traiga. ¿Puedes salir y ver qué está haciendo? Tengo mis dudas de que la pobrecita siquiera sepa cómo hervir el agua"

Le dio una palmada a la mano de la mujer y ella le devolvió una sonrisa a Catarina antes de salir.

-"Gertie es mi vecina. El alma más amable que he conocido en mucho tiempo. Conocí a su mamá y también a su abuela. Viene de una larga lista de cuidadores. Pero hablemos. ¿Cómo van las cosas con nuestro chico? Espero que te esté tratando bien. Ese temperamento suyo puede ser feroz"

Alec no pudo evitar la pequeña carcajada ante la mención del temperamento de Magnus. Ella entendía bien, eso es seguro.

-"Sí, él me está tratando bien. Y sí, he visto ese temperamento en acción. Me costó un armario lleno de tazas y vasos"

Catarina se rió entre dientes.

-"Sip, suena familiar. Me topé con eso algunas veces. Puedo sugerirte conseguir algunos de plástico. Ahorra un poco de dinero. Entonces, ustedes dos se han acercado, ¿eh? Ah, puedo decirlo. No tienes que entrar en detalles, y no es que tú lo harías, cariño. Pero puedo decir que las cosas se pusieron serias entre ustedes dos. Puedo olerlo en ti"

Alec agachó la cabeza y sintió que se le ardía el rostro. A veces era un caso de tener cuidado con lo que deseas. Había anhelado tener alguien con quien hablar sobre Magnus y su relación, pero no había contado con esto. Cat ciertamente no reprimía ningún pensamiento que tuviera sobre el asunto.

-"Ahora, mira, te he hecho sonrojar. No es necesario ser tímido conmigo, Alexander. He vivido demasiado tiempo para que las cosas me sorprendan. Y, además, tengo la sensación de que estoy postrada en esta cama por la forma en que se sienten el uno por el otro"

La cabeza de Alec se levantó de golpe y la miró sorprendido. ¿Que quiso decir con eso?

-"Vamos, vamos, no te enojes. Siempre supe que este momento llegaría. Los vivos no pueden vivir para siempre y yo he tenido una excelente oportunidad"

Clary entró a la habitación con dos tazas. Le tendió una a Alec, a pesar de que no había pedido el té y asentó el otro en la mesita de noche junto a Cat.

Catarina peleó por sentarse en la cama, Alec y Clary la ayudaron, a pesar de sus protestas por hacerlo ella misma. Clary giró el mango hacia su mano e iba a ayudarla a levantar la taza.

-"Ahora escucha, joven señorita, todavía no me he ido tan lejos. Sólo ve y asegúrate de que Gertie no esté tratando de limpiar mis armarios o algo así. Yo y este apuesto joven necesitamos unos momentos a solas"

Le dio una palmadita en el muslo a Alec, y él le sonrió tímidamente.

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Continua en el siguiente...

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