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-"Bueno, como dije, diez puntos por esfuerzo, Alec; pero no te tomé como alguien que recurriría a historias tan elaboradas para ocultar su vida personal"
Alec frunció el ceño. De todas las cosas que había imaginado que Simon podría haber dicho, en definitiva, que no le creyera no fue una de ellas. Y tampoco e gustaba.
-"Sé que todo esto está realmente extraño, pero te estoy diciendo la verdad, Simon. Me estás dando más crédito de lo que merezco cuando se trata de inventar historias, créeme. No podría haber inventado esto aunque mi vida dependiera de ello"- pensó en algo más- "Si no me crees, ve a preguntarle a Catarina. Ella era la esposa de Magnus"
Simon estalló en una fuerte carcajada.
-"¿Quieres que le pregunte al residente más viejo de la ciudad, quien garantizo tienes casi la misma edad, que confirme una historia sobre un tipo que todos saben se suponía que era gay y que ahora se supone que estuvo casado? Catarina es una dulce anciana, pero creo que vive en su pequeño mundo la mayor parte del tiempo. Sí claro"
Alec lo miró furioso. Había esperado conmoción, algo de negación, incluso que lo empujara por la puerta con el número del psiquiatra más cercano en la mano, pero esto fue grosero. Había venido a intentar hacer lo correcto y ni siquiera había tratado de creerle.
-"Mira, Simon, lamento si no me crees, no puedo decir que te culpo, pero es verdad tanto si lo haces como si no. No me conoces bien, así que supongo que eso hace más fácil descartar lo que te dije, pero no me voy a sentar aquí a que te rías de mí"
Se puso de pie, el café a medio beber en la mano. Simon dejó de reír y se levantó, estirando la mano hacia él.
-"Hey, Alec, vamos. Mira, sólo dime la verdad y olvidaremos todo esto"
Simplemente no lo entendía, ¿verdad? Alec apartó su brazo de donde iba a agarrarlo. Él no tenía que aguantar esto. Estaba demasiado cansado y demasiado enojado para lidiar con ello.
-"Ya lo hice, Simon. Si no me crees, entonces no puedo hacer nada al respecto. Te veré más tarde"- Se dirigió a la puerta y la abrió. Simon se apoyó contra la puerta para detenerlo.
-"¿ Alec, de verdad vas a arruinar el comienzo de una amistad porque quieres ocultarme a este tipo? ¿De verdad vale tanto la pena?"
-"No estoy arruinando nada, Simon, y no estoy escondiendo nada. Por primera vez en mi vida, estoy siendo completamente honesto. Si no puedes tomarlo bien, no es mi culpa. Y en cuanto a si Magnus vale todo esto, por supuesto que sí. Nuestra relación es más real que muchas otras que he visto por ahí, puedo asegurártelo"
Atravesó la puerta y caminó hacia su automóvil.
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Alec le di vueltas a lo mismo todo el camino a casa. Magnus tenía razón, Simon era un idiota. Bueno, al menos, si no le creía, ya no tendría que aguantarlo más. No es que haya sido difícil soportarlo. Había disfrutado de la compañía de Simon, pero ahora tenía que preguntarse cuánto de era porque se sintió atraído por él.
Regresó a casa, entró y cerró la puerta. Se tiró al sofá y dejó escapar un suspiro.
'Supongo que las cosas no fueron bien?'
La voz de Magnus dentro de su cabeza lo sobresaltó por un segundo y se relajó. Dudaba de que alguna vez se acostumbrara a tener a alguien más dentro de su cabeza, hurgando en su cerebro como si estuvieran buscando su prenda favorita.
'Podrías decirlo así. Prefiero la palabra desastre, en realidad'
Sintió que su pelo se agitaba y el frío roce de unos labios en su frente. Dios, lo que no daría por tener a Magnus en sus brazos ahora mismo.
'Lo sé, querido, ojalá pudiera estar allí para ti también. Pero todavía tenemos algunas horas más. Entonces, ¿qué pasó exactamente?'
Alec le contó a Magnus sobre su breve conversación y cómo Simon ni siquiera había tratado de creerle.
'Te dije que ese tipo desagradable no era bueno. Sé que la nuestra es una relación muy singular, pero al menos pudo haber intentado comprenderlo'
-"¿Verdad? De todos modos, ¿a quién le importa? Mientras te tenga, no necesito a nadie más"
Magnus no respondió por un tiempo y Alec comenzó a preguntarse si se había ido por alguna razón.
-"¿Magnus? ¿Amor? ¿Sigues aquí?"- otro reconfortante roce de labios invisibles en su frente.
'Sí, mi amor, estoy aquí. Alexander, sé que solo has estado aquí por un tiempo, pero deberías pensar en conocer a la gente de la otra ciudad. No todos son malos He monopolizado demasiado tu tiempo'
Alec frunció el ceño y se sentó, mirando alrededor de la habitación.
-"No, no lo has hecho, e incluso si lo hubieras hecho, no me importa. Quiero estar contigo Magnus, y me mata no poder verte más tiempo. Además, tengo este lugar para poner en forma y no creo poder contar con más ayuda de Simon. ¿Por qué dices eso? ¿Estás harto de mí?"
La sensación de dos brazos familiares rodeándole el cuello lo hizo sonreír y luego sintió un beso fantasma en el costado de su rostro.
-"No, mi amor, ninguna medida de tiempo sería lo suficientemente larga como para pasar contigo. Es solo que tengo mis limitaciones, y no quiero que termines siendo el nuevo recluso de la ciudad, aquí solo. No desearía eso ni al temido Simon"
Alec dio un pequeño bufido de risa.
-"Pero, no estoy sólo. Te tengo a ti. Sólo estoy cansado, creo. Mis tendencias paranoicas se agudizan cuando no he dormido lo suficiente. Puede que tome una siesta y luego empezare a pintar las paredes. ¿Puedes quedarte conmigo?"
Otro beso.
-"Sí, mi corazón, no voy a ir a ningún lado. Estoy aquí"
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Cuando Alec despertó, se sentía mucho mejor. Se había quedado dormido con la sensación de unos dedos acariciando suavemente un lado de su rostro. Con los ojos cerrados, no tuvo problemas para creer que Magnus estaba sentado junto a él. Se estiró y miró alrededor de la habitación.
Sonrió y ausentemente estiró la mano para poner sus dedos en su cabello. Sin embargo, no era la misma sensación e inmediatamente anheló la sensación de los dedos de Magnus. Miró la hora en su teléfono y vio que eran las tres de la tarde. Se estaba acercando a su tiempo juntos, pero no lo suficiente. Se sentó y miró sus paredes en blanco. Al menos, con suerte, poner una capa de pintura en las paredes alejaría su mente del constante anhelo que tenía por sentir las manos de Magnus.
Organizó trapos para el piso y agarró la lata de pintura, abriéndola y revolviendo el contenido. Había elegido un color cremoso que bordeaba en un ligero bronceado. Le recordó el magnífico tono dorado de la piel de Magnus.
Sonrió al recordar cómo esa piel prácticamente resplandecía bajo la artificial luz del sol. Qué cálida se sintió al tocarla. Qué bien sabía bajo su lengua. Su mano comenzó a doler y miró hacia abajo para ver que tenía un agarre mortal en el agitador de pintura. Hizo una mueca y lo soltó, inspeccionando su palma. Un profundo surco rojo atravesaba su carne. Sí, mucho para ayudarte en no pensar en Magnus.
Vertió un poco en un recipiente y luego tomó una brocha, se dirigió a la pared y comenzó a pintar alrededor del marco de la puerta.
Puso una lista de reproducción en su teléfono, transmitiéndola al altavoz, en un intento de ayudarlo a concentrarse en su trabajo. Pero una hora después, todo lo que podía pensar era en su novio. Dios, estaba obsesionado. No sabía dónde estaba Magnus ahora ni a dónde se dirigía cuando no estaba dando a conocer su presencia, pero si estuviera allí, estaba seguro de que se divertiría con el hecho de que parecía no poder pensar en cualquier cosa menos en él.
La lista de reproducción no cumplió con las expectativas y cuando pintó el borde de la primera pared, casi le dolía por la necesidad de tener a su hombre en sus brazos. Estaba empezando a hacerse tarde de todos modos, así que guardo la pintura y tomó la brocha junto con contenedor para limpiarlos.
¿Siempre era así? ¿Otras personas pensaban en sus parejas 24/7, como él parecía hacer con Magnus? Quería gritar de frustración. Estaba tan fuera de lugar en todo esto y la única persona que pudo haber tenido las respuestas ahora pensaba que era un loco de mierda y no quería hablarle.
Tal vez si hubiera manejado todo de manera diferente; pero él no sabía cómo pudo haberlo hecho. A menos que atara al hombre a una silla y le lanzara una luz brillante a los ojos, no veía la manera de obligar a Simon a creerle. La única otra persona que podía responder sus preguntas, tal vez, estaba haciendo sólo Dios sabía qué, sólo Dios sabía dónde.
Cerro la llave del agua, arrojó la brocha al recipiente con enojo y entró a la casa. Para las nueve de esa noche, Alec estaba en un estado que le hacía sentir a punto de estallar si no veía a Magnus pronto; pero al mismo tiempo, se sentía irracionalmente enojado porque no estaba allí cuando lo necesitaba.
No estaba cansado debido a su pequeña siesta más temprano, pero terminó yendo a la cama de todos modos e intentando entretenerse con un libro. Lo siguiente que supo fue que lo estaban despertando con besos suaves a un lado de su rostro y mandíbula.
Magnus.
Todo parecía estar en piloto automático en lo que a él respecta. Sus brazos se alzaron y lo jalaron hacia él desde donde estaba arrodillado junto a la cama. Apretó su pecho contra el suyo y besó su boca, hambriento por sus besos.
-"Hmm, Alexander, me da la sensación de que me extrañaste, mi amor"- murmuró Magnus, mientras se alejaba un poco y dejaba que Alec cubriera la mitad inferior de su rostro con calientes besos urgentes que enviaban hormigueos a través de él.
-"No tienes una puta idea. Te deseo tanto que puedo saborearlo"- dijo, su voz profunda y ronca.
Magnus gimió y se derritió un poco más. Amaba al dulce e inocente Alec, pero esta forma más oscura y primitiva era demasiado caliente.
-"Entonces, ¿no vas a regañarme por insultar?"- preguntó, moviendo su boca a lo largo de la mandíbula hasta justo debajo de su oreja.
-"Lo haría, pero en este escenario, es un poco excitante"- admitió Magnus.
Estaba sonriendo y moviendo la cabeza para que Alec pudiera llegar a donde quisiera.
-"Pero he sido un chico malo, creo que deberías castigarme"
Magnus casi se quemó allí mismo. Jesús, excitado y cachondo Alec era demasiado bueno para las palabras. ¿Por qué no lo había visto antes? Se preparó cuando sintió la boca de Alec dirigiéndose hacia ese irresistible punto justo en la pendiente de su cuello.
-"Creo que podemos arreglar algo"
Acunó la cabeza de Alec mientras éste se acercaba lentamente hacia donde desesperadamente lo necesitaba. Sus dedos masajeando suavemente su cuero cabelludo mientras sentía el suave y sedoso cabello deslizarse entre ellos.
Un poco más, sí, sí, cerca, vamos, otro centímetro bastaría, casi allí, Dios, iba a arder.
-"¡Ughh!"
Los ojos de Magnus se movieron hacia atrás y su cabeza cayó hacia adelante, de repente sintiéndose demasiado pesada para que su cuello la sostuviera. Los calientes labios húmedos y su lengua asaltaron sus sentidos cuando rayos de luz pasaron a través de él, golpeándolo directamente en la ingle. Su polla se sacudió, hinchándose en sus pantalones, despertando de inmediatamente y prestando atención. Empujó hacia las caderas de Alec, soltando una ráfaga de aliento cálido a través de los dientes apretados. Necesitaba sentir esa piel suave y cremosa, el músculo duro debajo de él, en este instante. Se apartó, sintiendo el aguijón de la succión en su cuello. Alec gimió y frunció el ceño.
-"Necesito quitarme la ropa. Quiero sentirte contra mi"- dijo Magnus, su voz temblorosa y grave por el deseo.
-"La mejor idea que has tenido en toda la noche"- Alec comenzó a recoger el borde de su camisa con impacientes.
-"Cuidado, mi corazón, esta es la única camisa que tengo y no creo que haya un departamento de vestuario en el limbo"
Se apartó y Alec se sentó frente a él, tirando del suave algodón sobre sus brazos alzados. Sostuvo la suave tela aún cálida en su rostro y respiró hondo. Sus ojos parpadearon perezosamente.
-"Hueles tan malditamente bien, desearía poder guardar esto para poder olerte cuando no estás conmigo"
Dejó la camisa en el suelo junto a la cama. Y luego su mano fue directamente a los cordones de sus pantalones. Sus dedos hábilmente soltaron los lazos y los desenredaron, luego se detuvieron para frotar la palma contra la dura loma detrás de ellos. Magnus gimió y puso su mano sobre la suya, empujándola más fuerte contra sí.
-"Eso no llevara mucho tiempo. Creo que tu mejor amigo aquí está ansioso por continuar ese viaje de exploración del que hablaste la otra noche. Es posible que también conozca sobre un espacio oscuro y apretado que podría gustarle"
Magnus lo miró, sólo distinguiendo sus facciones en la oscuridad. Él quería morir de nuevo.
Alec lo miraba con tanto deseo, prácticamente podía sentirlo irradiando de él. Esos grandes ojos color avellana le devolvieron la mirada, un sólido negro en la oscuridad y pupilas casi inexistentes. Los labios de la boca rosa entreabierta y la punta de su lengua recorriendo su superficie. El hombre era un Dios
Alec soltó el resto de los cordones y tiró de los pantalones hacia abajo para que su dura erección se liberara.
-"¡Aww! Qué adorable, es tímido. Déjame cambiar eso"
Antes de que Magnus pudiera moverse o decir algo más, Alec se había zambullido en su entrepierna y se lo llevó a la boca. Fuegos artificiales explotaron en su cabeza y gritó, tomando su cabeza entre sus manos, con los dientes apretados.
-"¡Los dientes, Alexander! Jesús, no vayas a quitarle la cabeza, mi amor. ¡Tranquilo! ¡Por favor!"
Alec le devolvió una sonrisa tímida y lo miró. Vive y aprende. Sin dientes, lo tengo. Él cuidadosamente curvó sus labios sobre ellos y volvió a bajar sobre él. Lenta y cuidadosamente movió su boca arriba y abajo por el duro eje, amando la forma en que la piel sedosa se deslizaba sobre su lengua.
Magnus aún no sabía cómo se mantenía en pie. La sensación de la boca húmeda y caliente de Alec rodeándolo, parecía la entrada del plato principal. Y no podía esperar. Pero sabía que tenía que tomarse su tiempo. No quería para Alec una unión frenética, llena de respiraciones pesadas y manos ansiosas, sin mencionar el dolor. Él quería algo mejor que lo que obtuvo su primera vez.
Resistió el impulso de meterse en la boca de su inexperto novio, no queriendo que se atragantara y estropearlo todo. Le sonrió y enredo sus dedos en el cabello, haciéndolos desaparecer en la seda oscura. Nunca le había permitido a nadie que él fuera la primera vez que daban sexo oral; pero a Alec le habría permitido cualquier cosa.
Estaba siendo tan cuidadoso y dulce, su inexperiencia lo hacía todo mejor. Pero si seguía así iba a conseguir un buen bocado y definitivamente no quería que eso sucediera.
-"Es lo más callado que has estado en toda la noche, mi amor. Tendré que recordar esto para la próxima vez que te pongas parlanchín"
Alec se apartó con un húmedo pop, los labios brillantes y Magnus tomó una respiración profunda. Cristo, el hombre iba a ser su muerte. De nuevo. ¿Puedes morir dos veces cuando ya estás técnicamente muerto? ¿A quién le importa una mierda? Él lo haría felizmente.
-"Pensé que te gustaría que hablara acerca de esto. Tal vez estoy diciendo las cosas equivocadas"
Envolvió sus brazos alrededor del cuello de Magnus, descansándolos sobre sus hombros y se inclinó para poner sus labios cerca de su oreja.
-"Te quiero dentro de mí. Quiero sentir lo que es tenerte enterrado en lo más profundo de mi ser"- susurró, sus labios rozando el pabellón de su oreja.
Eso es todo, llame al dueño de la funeraria, se había ido.
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Espero les haya gustado,nos leemos en la próxima actualización 😘🤗
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