Capítulo 24
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También a quienes han dejado sus votos y continúan leyendo, mil gracias💛💜👻
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Alguien podría descubrir algo...
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Simon dio un bostezo. Veinte minutos más y estaría en casa. Gracias a Dios. Había sido un largo día en la ciudad; solía evadir el viaje a Gomorra, como le gustaba referirse al lugar, era como la peste, pero dos veces al año tenía que apretar los dientes y hacer el viaje de un día para recoger con los mayoristas los suministros que utilizaba en su trabajo.
Hacerlo por flete era mortal y se estaba volviendo más caro cada año, por lo que tenía que mantener sus costos lo más bajo posible.
Un comienzo temprano en la mañana, agrega el tiempo de un recorrido por los almacenes del proveedor, más un descanso para comer algo y luego el viaje de regreso a casa, lo volvía en algo para un largo, largo día. Miró la pantalla en el tablero. Una cuarenta y cinco de la mañana, mierda. Eso era todo, se daría el día libre mañana y, además, iba a tener que desempacar y registrar todos los nuevos suministros que compró hoy.
Estaba llegando a la carretera en la que se encontraba la casa de Alec y, por una decisión imprevista, decidió dar la vuelta y conducir hasta el lugar. Total, sería una pérdida de tiempo, por supuesto. El pobre tipo probablemente estaba en la cama desde hace mucho. Los oscuros mechones despeinados descansando sobre las almohadas, el atractivo rostro relajado por el sueño, aquellos sexis labios carnosos entreabriéndose levemente cuando las cálidas respiraciones los dejaban. Un ancho hombro desnudo en la habitación oscura, la piel suave y cremosa destacando en la oscuridad. Su larga y musculosa silueta esbozada debajo de las sábanas mientras dormía.
¿Cómo sería dormir a su lado? ¿Cómo sería esa suave espalda ancha para acurrucarse? Ese dulce culo redondeado contra sus muslos mientras lo abrazaba por detrás. Sintió que su entrepierna se tensaba y se ajustó retorciéndose en el asiento del automóvil. Había pocas posibilidades de descubrir alguna de esas cosas por un tiempo. El tipo era totalmente tímido y, obviamente, cualquier cosa que hubiera sucedido en la ciudad para motivarlo a venir hasta allí fue lo bastante mala como para haber jurado renunciar a los hombres en el futuro cercano. Además, tenía la impresión de que tampoco había tenido mucha experiencia. Simon sonrió en la cabina oscura de su camioneta. ¿No sería eso algo especial? ¿Ser la primera vez de alguien, tal vez?
Dobló la esquina, esperando tener que mirar en la oscuridad para poder captar incluso el perfil de la vieja chica, pero lo que encontró fue todo lo contrario.
Una luz brillante atravesaba la oscuridad y resplandecía intensamente desde las ventanas delanteras. Simon frunció el ceño. '¿Qué diablos...?', dijo para sí mismo mientras comenzaba a frenar la camioneta.
¿Qué en nombre de Dios estaba haciendo a esta hora? Seguramente, Alec no estaba trabajando en el lugar tan tarde. Entonces, un pensamiento lo golpeó. Mierda, ¿y si hubiera ocurrido algo? ¿Qué pasaría si el adorable muñeco se hubiera tropezado con una lata de pintura, o algo así, y estuviera desmayado en el suelo? Sacudió la cabeza. Ahora sólo estaba siendo alarmista. Probablemente estaba teniendo problemas para dormir y decidió hacer un poco de trabajo para agotarse.
Sin embargo, no haría ningún daño comprobarlo. Ya sabes, sólo para ser amable. Ignoró la idea de desear ver a Alec deambulando por su casa con pantalones de pijama y nada más.
Oh, sí, por favor.
Antes de que pudiera hacerse entrar en razón y seguir conduciendo, redujo la velocidad y se detuvo en el camino de entrada, apagando las luces. Apagó el motor y salió de la cabina, teniendo cuidado de cerrar la puerta tan silenciosamente como pudo. Por qué estaba siendo tan discreto acerca de su llegada, no lo sabía, tal vez era por la hora tan tardía.
La gente sensible no llamaba a la puerta de sus vecinos casi las dos de la mañana, a menos que hubiera algo terriblemente mal. Y tratar de atrapar a dicho vecino en un estado medio desnudo no contaba.
Se dirigió al camino de la entrada, cuando alzó la vista y vio los árboles en la ventana. Se detuvo y dirigiéndole a la vista una mirada inquisitiva. Jesús, Alec, sé que eres nuevo en las mejoras del hogar, muchacho, pero incluso un niño de dos años podría decirte que las plantas generalmente se mantienen fuera de la casa, especialmente los árboles. El despiste de ese hecho realmente presionó todos los botones correctos en Simon y soltó una risita tranquila, comenzando a caminar.
Un gemido desde algún lugar cercano en el interior de la casa lo hizo congelarse. ¡Oh mierda! Eso no sonaba bien, tal vez tenía razón sobre que estaba herido después de todo. Subió los escalones silenciosamente y escuchó otro gemido. Sintió un escalofrío de miedo subir por su espalda. Ahora estaba preocupado. Estaba a punto de llamar a la puerta, con la mano apoyada en el marco, pero se lo pensó mejor. ¿Qué pasa si él estaba en el suelo y no podía levantarse?
Decidió echar un vistazo a través de la ventana. No había cortinas y la habitación obviamente estaba bien iluminada, con suerte podría ver dónde estaba.
Dio un paso tan ligero como pudo hacia el borde de la ventana y asomó la cabeza por el marco.
La vista que lo saludó le hizo olvidar como respirar.
La parte superior de los árboles obstruían su visión, pero eran lo suficientemente escasos como para tener una idea completa de lo que estaba sucediendo. Alec si estaba desnudo en el piso, pero era una suerte para él que otro hombre hubiera detenido su caída. Su larga y musculosa figura se encontraba entre las piernas del extraño. Su cuerpo subiendo y bajando con la respiración dificultosa de aquel tipo. Dos brazos bien tonificados lo sostenían contra su pecho, sus ojos estaban cerrados y su boca ligeramente entreabierta y curvada en una sonrisa satisfecha.
Sí, Simon conocía esa mirada.
Era de sólo acabo de correrme con la fuerza de un cohete y tuve el mejor sexo de mi vida. Los ojos de Simon se tornaron astutos y se dio cuenta de que no había parpadeado durante mucho rato. Era como ver un accidente automovilístico; sabía que debía mirar hacia otro lado y ocuparse de sus propios asuntos, pero no parecía capaz de hacerlo. Alec le dijo algo, que no podía oír, al atractivo extraño y vio que su cabeza se movió arriba y abajo mientras el pecho del hombre rebotaba de risa. Lo apretó más fuerte contra él y su mano se dirigió a su cabeza, los dedos perdiéndose en esa espesa y oscura mata sedosa.
Simon quería matarlo.
La ira se alzó en él tan repentinamente que lo dejó conmocionado de nuevo, haciéndole difícil respirar. Alec le mintió. Él realmente le mintió sobre no tener novio, ese imbécil doble cara. Miró a Alec girar su cabeza y ponerse perezoso, sólo dejando jodidos besos en la superficie bronceada de su piel.
¡Argh! Eso era todo, no podía mirar más. Salió del porche, bajó los escalones y regresó a la camioneta, entró y silenciosamente cerró la puerta. Se quedó sentado ahí la ira prácticamente saliendo como humo de sus oídos. ¿Cómo demonios había malinterpretado tanto a ese tipo? Alec parecía tan agradable. Tan tranquilo y dulce. Esto no le sentaba bien, se sentís como un bocado de comida que se había ido por el camino equivocado y estaba alojado en la base de su garganta formando un nudo.
Tragó saliva y sintió que el dolor sordo de los sentimientos heridos empezaba a florecer en su pecho. No, no, él no se iba a hacer esto. Iba a encender el motor, pero lo pensó mejor. Obviamente, este tipo era un secreto bien guardado y Alec no quería que todos, especialmente él, supieran sobre su relación.
Soltó el freno de mano y dejó que el camión rodara silenciosamente hacia atrás, bajando por la ligera pendiente del camino, llegando a la carretera antes de encender el motor y volver a casa. Esperó hasta que pasó la antigua casona antes de encender las luces.
Se reprendió todo el resto del camino a casa por su estúpida decisión de ir a casa de Alec en primer lugar. No sabía qué era peor, ver a Alec acostado con ese otro hombre después de que le dijo que no tenía a nadie, o que había sido lo suficientemente débil como para permitirse el hecho de esperar que algún día pudiera tener una oportunidad con el alto y hermoso recién llegado.
Sintió que algo corriendo por un lado de la cara y lo secó con ira. ¡No! No iba a hacer esto por él. No había nada entre ellos, aparte de ese único beso, no habían tenido ningún contacto aparte de algunos roces amistosos y cordiales palmadas en la espalda.
Llegó a su propio lugar y la camioneta rugió por el camino de entrada, sin preocuparse en lo más mínimo por sus vecinos en ese momento. Salió dando un portazo y entró pisando fuerte a la casa. El cansancio que había sentido hacía poco tiempo había desaparecido, reemplazado por la ira y el dolor que estaba sintiendo. Tomó una cerveza de la nevera y se tiró en la oscura sala de estar.
Maldito seas, Alec Lightwood, ¿por qué demonios me tenías que mentir sobre tu novio? Tomó un largo trago de la botella e intentó calmarse. Sabía que debería dormir un poco, pero todavía estaba demasiado alterado.
Tres cervezas y mucho diálogo interno más tarde, Simon había decidido que mañana, cuando se hubiera calmado por completo y, con suerte, durmiera un poco, volvería por allí y confrontaría a Alec sobre por qué creía que era necesario mentirle.
Se tambaleó, no estaba seguro si era el hecho de que era un bebedor ligero y que tres cervezas eran más de lo que solía consumir en una semana, o porque eran las cuatro de la mañana y estaba prácticamente muerto sobre sus pies. Se tambaleó hacia la habitación rebotando en las paredes y varios muebles como un pinball antes de finalmente llegar a su cama y caer boca abajo sobre la superficie.
Mientras yacía allí esperando el bendito alivio del sueño agotado se lo llevara, murmuró sus últimos pensamientos en la oscuridad.
'Podría haberte amado, Alec. Yo podría haberte dado eso'
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Alec no se había dado cuenta de que se había quedado dormido hasta que sintió que Magnus le acariciaba el cabello con delicadeza. Entornó los ojos entre la brillante luz y se agitó en sus brazos.
-"Buenos días, mi corazón, dormiste una pequeña siesta, ¿verdad?"- dijo Magnus suavemente, inclinándose para besar su frente.
Alec sonrió y se estiró. De repente dio un jadeo ahogado y se calmó. ¡Mierda! Él todavía estaba... ¿realmente... estaba...? Magnus soltó una risa profunda y lo mantuvo cerca.
-"Sí, mi corazón, todavía estamos unidos. Está bien. Me encanta como te sientes dentro de mí. Incluso si tengo que compartirlo con una goma delgada"
Alec sintió que se ponía rojo y frunció el ceño- "Es látex y no te sientes, no sé, ¿incómodo?"
-"Ni en lo más mínimo, mi amor. Podría quedarme alegremente de esta manera por siempre"- Otra sonrisa y otro beso en la frente.
Alec sonrió contra su pecho. Amaba esa cálida y suave superficie contra su mejilla, escuchar el constante latido de su corazón cerca de su oreja. Volteó su rostro y lo besó, dejando que la punta de su lengua tocara la cálida piel. Podía saborear débilmente el sabor salado del sudor de su ardiente forma de hacer el amor.
¿El sexo siempre era así? ¿Así de bueno? ¿O solo era así con Magnus? Sintió que él arrastraba los dedos arriba y abajo de su espalda y se arqueó; levantó la cabeza y sonrió cuando descubrió que Magnus se había reunido con él a medio camino para poder unir sus labios con los suyos. Fue un beso suave y perezoso, pero lleno de sentimientos y el comienzo de otra fresca brisa de calor. Sintió que su pene medio ablandado daba un espasmo en su interior y Magnus soltó un suave gemido, respondiendo con una contracción muscular.
-"Mierda, amor, me volverás a poner duro otra vez si sigues así"- dijo, acariciando su cuello.
-"¿Y eso sería algo malo, cariño?"- soltó una profunda risa que envió escalofríos a la columna de Alec.
Se apretó a su alrededor otra vez y Alec soltó un gemido, descansando la frente sobre su pecho.
Volvió a mirar a Magnus con ojos acalorados y labios entreabiertos. Si estuviera más excitado que ahora, su lengua estaría colgando. Magnus deslizó un dedo por la pendiente de su nariz y le dio un juguetón golpe.
-"Oh, Alexander, amo ese rostro tuyo, si fueras más delicioso, serías lo suficientemente bueno para comer. Ahora, esa es una buena idea"- movió las cejas, abrió la boca y enseñó sus dientes perfectos, poniendo los ojos en la ladera del hombro que parecía un lugar perfecto para un bonito chupetón.
Alec dio una risita y luego de repente se detuvo y maldijo en voz baja.
-"¡Maldita sea! ¡Olvidé la otra parte de tu sorpresa! ¡Espera!"
En un movimiento rápido, se apartó de Magnus y se puso de pie. Escuchó un aullido algo dolorido detrás de él.
-"¡Dios mío, Alexander! Lentamente, eso debería haberse hecho lentamente. En particular, no quiero caminar como un vaquero durante una semana. No es un buen aspecto"
Alec hizo una mueca. Error de novato número dos. Se giró lentamente, con una sonrisa de disculpa en el rostro.
-"Carajo, lo siento, amor. No estaba pensando"
Pudo ver que Magnus había estado tratando de fruncir el ceño, pero no estaba funcionando del todo. Una esquina de su boca se crispó.
-"Claramente, y esa boca Alexander"
-"Lo siento"- dijo Alec en voz baja, y se volvió para recoger sus pantalones de mezclilla.
Estaba a punto de levantarlos cuando recordó que todavía estaba usando el condón. ¡Mierda! De acuerdo, él podría hacer esto. Se lo quitó cuidadosamente, casi dejándolo caer dos veces mientras sus dedos resbalaban sobre la superficie resbaladiza. Levantó una ceja al contenido y sintió una sonrisa bastante orgullosa extenderse momentáneamente a través de sus labios. ¿Siempre había esa cantidad en una de estas cosas? Ese fue un esfuerzo bastante bueno.
-"¿Sucede algo malo, Alexander?"
La voz de Magnus lo sacó de su momento de auto satisfacción y se sobresaltó. Diablos, ¿qué tan malo sería si lo atraparan haciendo esto? Ató apresuradamente el extremo y se puso los pantalones, lo bastante rápido como para casi pellizcarse con el cierre en el proceso. Se le escapó un pequeño chillido y se mordió el labio, cerrando fuerte los ojos.
-"¿Que estás haciendo mi amor? ¿Estás herido?"
-"No, estoy bien"- dijo apresurado"
Podía oír a Magnus moviéndose detrás de él. Al minuto siguiente, una mano cálida se deslizó por la parte posterior de sus pantalones vaqueros y ahuecó la mejilla de su trasero, masajeándolo suavemente.
-"Tienes el trasero más lindo que he visto en mi vida, mi corazón, no puedo esperar para tener la oportunidad de hundir mis dientes en él"
Alec se volvió lentamente, sus mejillas ruborizadas, y lo besó. No había tenido la intención de algo más que un simple y suave beso de agradecimiento por el elogio, pero Magnus lo estaba convirtiendo en algo mucho más ardiente.
Se relajó en el beso, las manos serpenteando alrededor de su cintura. Manos se echó hacia atrás un poco y chupó su labio inferior, atrapándolo entre los dientes. Alec sintió que sus rodillas se doblaban levemente. Jesús, este hombre tenía una línea directa a su centro de placer, eso era seguro. Pero si no se tomaba un descanso pronto, se quedarían sin tiempo.
Puso una mano sobre su hombro y lo empujó hacia atrás suavemente- "Amor, quiero mostrarte el resto de nuestra sorpresa. Seré rápido, lo prometo"
Le dio un último beso rápido y se dirigió a la cocina.
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Continua en el siguiente...
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