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Capítulo 2

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También a quienes dejaron un voto, muchísimas gracias ❤❤

Vamos arrancando motores, en este capítulo sabremos un poquito de Magnus y que pasó con Jace...



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-"Mira, hace casi cien años tu lugar fue propiedad de este tipo llamado Magnus Bane. A él también le gustaba la tranquilidad, así que tienen eso en común. Sólo que la razón para eso era que le gustaban los chicos. Mantuvo un perfil bajo hasta que conoció a este tipo, uhm, creo que su nombre era Elías. Corre el rumor de que se enamoró locamente de él y se volvió un poco descuidado hasta que la ciudad se enteró. Sacaron al pobre Elías de la ciudad a patadas y Magnus se convirtió en el ermitaño del pueblo. Él nunca lo superó y supuestamente murió por el corazón roto en tu casa. Apuesto a que no esperabas oír eso sobre el sitio"- le dijo la chica.

Alec sintió un escalofrío recorrerlo. No tanto por lo que le acababan de decir que sucedió en la casa, sino por las razones detrás de ello. Le golpeaba un poco cerca de casa para su gusto. Jesús, ¿cuáles eran las probabilidades de que comprara una casa que alguna vez perteneció a un tipo gay que al parecer estaba tan metido en el armario como él?"

-"Aquí está tu pizza"

El sonido de la alegre voz de la chica lo sacó de su ensoñación y se levantó para pagar.

-"Soy Clary, por cierto. Fue un placer conocerte"- ella le sonrió y alzó las cejas en anticipación a que le diera su nombre.

-"Oh, sí. Lo siento, soy Alec. Alec Lightwood. Oye, uhm, había una anciana junto a la puerta cuando llegué, ¿sabes...?"- empezó a preguntarle, pero Clary asintió con la cabeza, ya sabiendo de que hablaba.

-"Sí, esa es la vieja Cat. Catarina Loss. Ella viene todos los sábados a comer una porción de pizza de pollo y queso, ja, podrías ajustar tu reloj a su lado. Es un poco despistada, pero es una señora agradable"

-"Sí, casi choqué con ella. Me estaba hablando como si me conociera de algún modo, pero nunca he estado aquí. Tal vez le recordé a alguien"

-"Ah, eso suena como algo que diría. Ella es tan rara como la ciudad, pero es inofensiva, yo no me preocuparía mucho por lo que diga. Y no sé cómo podrías recordarle a alguien, está tan ciega como un murciélago. No puede ver muy bien. Quizás fue tu voz"- dijo Clary, guiñándole un ojo y con una descarada sonrisa.

Y él pensó, 'Oh, vaya. Ni siquiera vayas por ahí, Clary'

-"Quizás. Probablemente te vea por ahí, gracias por la pizza y las noticias sobre la casa"- dijo devolviéndole la sonrisa, esperando que pareciera más amigable que la de ella.

-"No hay problema. Al menos sabrás qué son todos esos ruidos extraños en medio de la noche. Sólo es el viejo Magnus Bane caminando"- se rió.

Alec soltó una risa a medias y se dirigió a la puerta.

Durante todo el camino de regreso a casa, se encontró reflexionando sobre lo que Clary le había dicho. Trató de imaginar cómo habrían sido las cosas para alguien que se sintiera atraído por personas de su propio sexo, en aquel entonces. Ser tratado como si hubiera algo mal contigo y temer tan sólo mirar a otro hombre de esa manera, debió haber sido horrible. La idea de encontrar a alguien y mantenerlo en secreto tendría que haber sido una agonía. Se preguntó qué había pasado entre Magnus y Elías, quién los había delatado con el resto del pueblo. Se encontró pensando en lo terrible que debió haber sido que arrancaran al hombre que amabas de tus brazos y luego ser condenado por ello.

Uno de los mayores remordimientos que tuvo cuando sus padres murieron, fue no haber tenido el coraje de salir del armario con ellos. Sabía que era gay desde muy joven, pero se había guardado sus sentimientos para sí mismo. El Bachillerato había sido el comienzo de la época más frustrante de su vida, porque fue ahí cuando conoció a Jace.

Todavía le asombraba que se hayan convertido tan rápido en los amigos cercanos que habían sido; Jace era el capitán del equipo de baloncesto y un deportista natural, mientras que Alec había sido uno de los nerds más grandes de la escuela. Su amistad había florecido a través de unas sesiones de tutoría que él le había dado. Jace había estado reprobando en inglés y matemáticas, y le habían dicho que si sus notas bajaban más lo sacarían del equipo. En lo que respecta al entrenador, eso no había sido una opción; Jace era el mejor y más brillante jugador que tenían, habían ganado más campeonatos con él en el equipo que en cualquier otro año.

Él había acudido a Alec y le pidió que le diera una mano a su jugador estrella. Alec realmente no había querido, pero el hombre había añadido el bono de que, si lo hacía, su falta de entusiasmo y destreza en cualquier cosa relacionada con deportes podría ser ignorada, de alguna manera. Por lo tanto, parecía que estaban destinados a ser dos errores tratando de hacer un bien.

Se habían reunido un par de veces a la semana en la biblioteca, ya sea durante el almuerzo o antes, o después de la escuela, según el horario de entrenamiento de Jace. Alec se sorprendió de lo inteligente que en realidad era. No era que hubiera estado fallando porque no supiera hacer el trabajo, era simplemente un caso donde el deporte era una prioridad. Durante las primeras semanas, cayeron en una fácil rutina entre ambos y pronto se hicieron amigos. Jace lo invitó a sus juegos de básquetbol y mientras se sentía como un pez fuera del agua, Alec asistía para animar con el mismo entusiasmo que el resto de la multitud. Pero mientras su amistad creció también lo hicieron otros sentimientos. Alec comenzó encontrarse mirando al chico alto y de buena complexión cuando sabía que él no miraba. El rebelde cabello rubio, los gruesos labios rosados​​, los hombros anchos, la cintura estrecha, y que Dios le ayude, el trasero más sexy que había visto alguna vez, realmente estaban empezando a hacerle algo

Sabía que Jace era tan heterosexual como el que más, así que no había más esperanza que ser amigos; pero por más que lo intentaba, Alec descubrió que su atracción por él crecía tan firmemente como su amistad. Todavía no sabía cómo diablos lo ocultó tan bien, probablemente tuvo que ver con el hecho de que Jace era todo sobre el momento. Rara vez pensaba con mucha antelación, o demasiado profundo, sobre cualquier cosa que no estuviera relacionada con el baloncesto. Perfecto para Alec, pero una dulce forma de tortura al mismo tiempo.

Para cuando se graduaron, Alec había dominado completamente el arte. Hubo otras oportunidades de estar con otros muchachos, algunas se presentaban en las reuniones sociales a las que Jace lo había arrastrado, pero simplemente no podía permitirse ir por ese camino. Estar en una relación con otro chico significaba admitir que era homosexual, significaba hablar con sus padres, con Jace, y estaba demasiado asustado para hacerlo. Así que, estaba entre la espada y la pared.

Cuando habían estado enviando solicitudes a las universidades, por loco que pareciera y por mucho que Alec extrañaría terriblemente a su amigo, había esperado que Jace fuera aceptado en una diferente a él; pero el destino era una amante cruel y cuando lo aceptaron en su primera opción, una en la que Jace también había solicitado, no podía creer que también lo hubieran aceptado ahí con todo y una beca deportiva completa. Jace realmente quería jugar baloncesto profesional, pero fue lo bastante inteligente como para aspirar a una carrera de respaldo, optando por fisioterapia deportiva. Alec en cambio estudiaría periodismo.

La universidad había sido tan difícil como el bachillerato si de ocultar sus sentimientos se trataba, pero al menos sus estudios los mantenían ocupados y no se veían tanto como antes. Otro dilema dese el punto de vista de Alec. Sentía que había pasado la mitad de su tiempo queriendo estar con Jace y luego, cuando estaba con él, odiando la frustración y el dolor casi físico que le causaba.

Los peores momentos eran cuando estaban en algún otro sitio y Jace había estado bebiendo hasta ponerse algo empalagoso con él. No sucedía muy a menudo, gracias a Dios, pero cuando ocurría era una agonía. Jace se le colgaba, con un brazo alrededor de sus hombros una botella de cerveza en la mano, arrastrando las palabras sobre cómo si no hubiera sido por él nunca habría llegado hasta aquí, para luego decirle cuánto apreciaba su amistad. Cada palabra y toque se sentían como balas que entraban en su corazón, luego clavaba un cuchillo y le daba un giro diciendo 'Te quiero, hombre', casi en un sollozo. Alec hacia su mejor esfuerzo en dejarlo pasar, diciéndose a sí mismo que no significaba nada, que era el alcohol hablando. Pero eso no hacía que doliera menos.

Jace siempre le andaba molestando por no beber, pero le aterrorizaba que, si se soltaba y se emborrachaba, se derramaría todo lo que había estado embotellando durante años. La mera posibilidad de que eso sucediera era demasiado horrible para pensarlo.

Pero eso fue exactamente lo que sucedió hace 12 meses. La noche siguiente al funeral de sus padres, Jace había volado hasta allí y se había estado quedando en el condominio con él para ayudarlo a organizar las cosas. Después de graduarse en la universidad, Jace había seguido su carrera deportiva, mientras que Alec había obtenido una posición de inicio en uno de los periódicos más grandes de la ciudad. Ambos extrañaban su estrecha amistad, aunque Jace no tuviera ni idea de cómo era desde el punto de vista de Alec, pero se mantenían en contacto tanto como les era posible

La atracción de Alec por su mejor amigo se redujo lentamente de algo en ebullición a un hervor a fuego lento, pero nunca se enfrió del todo. Cada vez que se reunían durante las vacaciones o fines de semana volvía a encenderse, haciendo que Alec sintiera que estaba atrapado en un ciclo sin final, repitiendo el bachillerato o la universidad una vez más. Tampoco importaba que Jace haya tenido una cadena de novias. A su corazón y sentido común no parecía importarle.

Jace había sido la primera persona a la que llamó cuando recibió la noticia del accidente de sus padres, él había dejado todo para ir a verlo. Nunca olvidaría ese primer momento en que lo había visto al bajar del avión. Podía sentir que empezaba a perder el control, pero se las arregló para esperar hasta llegar al automóvil. Bastó que Jace le dijera, 'Lo siento mucho, amigo', y fue todo. Estalló en un torrente de lágrimas y gemidos justo allí, en el estacionamiento del aeropuerto. Jace lo sostuvo torpemente frente al tablero del auto, girando su cuerpo hacia un costado para envolverlo en sus brazos. Debieron haberse quedado allí durante una hora, pero él nunca se quejó, ni una vez, sólo lo dejó llorar.

Había sido un enviado de Dios ayudándolo con todos los arreglos, Alec no creía que hubiera podido pasar por todo eso si él no hubiera estado allí. El funeral fue pequeño e íntimo, sólo amigos cercanos y compañeros de trabajo de Robert y Maryse. Los propios padres de Jace se habían ofrecido a organizar la recepción posterior, lo que le permitió a Alec no tener que lidiar con eso también. El clima parecía haber adoptado la solemnidad del día y había cubierto la brillante luz del sol de las semanas anteriores con oscuras nubes grises. Había hecho lo correcto y contuvo la lluvia hasta que terminaron en el cementerio, pero mientras Alec soportaba el constante flujo de abrazos y palabras de condolencia por parte de los asistentes al funeral, el cielo finalmente se rompió y cayeron las cortinas de lluvia fría.

Cuando todos se marcharon, Jace sugirió que algo más fuerte que el té sería una buena idea. Alec no sabía por qué había accedido a ir al bar con él. Se sentía agotado por el día y lo único que deseaba era meterse en la cama y lidiar con su miseria.

Tomaron una mesa en la esquina trasera del bar poco iluminado y pasaron la mayor parte del tiempo simplemente sentados. Lentamente se habían deslizado en una ligera conversación, mayormente recordando la escuela y la universidad, compartiendo anécdotas y momentos memorables. Alec en realidad no había notado la cantidad de bebidas que había tomado y no creía que fueran muchas, pero sí. El estrés, la tristeza del día, su gran necesidad de olvidar todo y tomarse un descanso, había amplificado los efectos de lo que había bebido.

De alguna manera, llegaron al tema de su falta de novias durante sus años de educación, y fue entonces cuando sucedió. Con los ojos entrecerrados y el rostro lleno de lágrimas, Alec se encontró soltando el único secreto que se habría querido llevarse a la tumba. Jace lo había mirado con los ojos muy abiertos y en estado de shock, pero lo había tomado bastante bien, considerando.

-"¿Por qué nunca me lo dijiste, hombre? No habría significado ninguna diferencia para mí"- le había dicho.

Alec tuvo la loca sensación de que estaba a punto de estallar en carcajadas, pero lo cubrió con un falso eructo. Puede que no haya hecho ninguna diferencia para Jace, pero para él sí. Fue entonces cuando Jace comenzó a indagar sobre quién le había gustado. Alec siguió tratando de desviar la conversación, pero con cada trago de cerveza, podía sentir su resistencia resquebrajarse.

Fue entonces cuando cometió el mayor error de su vida.

-"Vamos, Alec, suéltalo. ¿Qué importa ahora de todos modos? Es agua pasada, ¿eh? ¿Quién era? Estoy seguro que le tenías ganas a alguien"- dijo, golpeándolo en las costillas y sonriéndole; a través de los años, esos ojos azules brillando para él habían sido el tema de muchos sueños húmedos de Alec

-"Tú, grandísimo idiota. Tú eras de quien estaba enamorado. Todavía lo estoy"- dijo arrastrando las palabras mientras se tambaleaba un poco en la dura silla de madera.

Incluso con la mala iluminación, Alec vio a su amigo ponerse pálido. Sus ojos se abrieron de sorpresa y lo miró boquiabierto, separando esos gruesos labios rosados ​​. Si viviera para tener mil años, aun así, Alec nunca sabría por qué había aprovechado ese momento para cumplir lo único que había anhelado desde que tenía dieciséis años. Se inclinó a medias hacia su aún aturdido mejor amigo y lo besó con fuerza en esos labios. En el segundo en que los sintió por sí mismo, todo lo que quedaba de su pensamiento racional y sentido común salió volando por la ventana. Era como si te dieran un vaso de agua cuando estabas tan sediento que pensaste ibas a morir. El tiempo pareció detenerse por unos minutos, a Jace le tomó unos largos segundos darse cuenta de lo que había sucedido antes de hacer un sonido en su garganta, agarrar a Alec por los hombros y empujarlo hacia atrás.

Como si las cosas no hubieran sido ya bastante malas, Alec tuvo que abrir la boca y decir algo completamente inapropiado.

-"Carajo, he querido hacer eso durante tanto tiempo. Dios, estoy tan enamorado de ti"- las palabras salieron de forma espontánea y llenas de necesidad.

Jace había pasado de un pálido blanco a rosado intenso, y estaba teniendo problemas para mirarlo a los ojos. Dio un vistazo alrededor de la habitación, pero todos estaban demasiado absortos en sus asuntos, por lo menos algo por que estar agradecidos.

-"Creo que deberíamos llevarte a casa"- fue todo lo que dijo, y se había puesto de pie con las piernas temblorosas para ayudar a Alec a levantarse.

Por alguna razón, esas palabras parecieron regresarle a la realidad de un porrazo y una repetición de lo que acababa de ocurrir en los últimos diez minutos se abrió paso en su intoxicado cerebro.

Jace había logrado arrastrarlo hacia afuera del bar y tomar un taxi, un brazo alrededor de su cintura para sostener su alto y tambaleante cuerpo. Maldita sea, acababa de decirle a su mejor amigo que era homosexual, entonces le dijo que estaba enamorado de él, LUEGO lo besó, y LUEGO le dijo que lo amaba. '¡Oh Dios, por favor, deja que el suelo se abra y me trague ahora!', rezó Alec en silencio. De repente, se le revolvió el estómago y se inclinó sobre la cuneta, su cuerpo liberando el venenoso líquido que le había causado la mortificación total.

Había sido un viaje muy tranquilo de regreso al condominio y una noche aún más tranquila. Alec se había colado en su habitación tan pronto como había entrado por la puerta y cayó sobre su cama, completamente vestido y sin importarle. Jace se ofreció a darle una mano, pero él se había negado. Jesús, tenía que ahorrarle algo. El pobre tipo acababa de descubrir que su mejor amigo estaba enamorado de él, y encima de eso lo había besado, no había forma de que hiciera pasar a Jace, o a él mismo, por la agonía de desvestirlo. Joder, eso probablemente lo mataría, y en el estado en que estaba, todavía estaba lo suficientemente borracho como para poder confiar en que no intentaría nada más.







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Espero les haya gustado, nos leemos en la siguiente...😘🤗

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