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Capítulo 10

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Muchísimas gracias también a quienes dejan sus votos y siguen leyendo💛💜👻

Sigue la noche Malec, como les había dicho 😏 Hoy les dejo dos capítulos porque el siguiente es cortito😉


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-"Ah, ahí está él. El Alexander que sabía estaba escondido en alguna parte, sabía que eventualmente lo sacarías. Vamos, hermoso muchacho, juguemos un poco"

Se echó la prenda suelta sobre la cabeza, la tiró al suelo y se inclinó hacia atrás, atrapando un amplio cuadrado de luz de luna que brillaba a través de la ventana.

Alec luchó con todo lo que tenía para no abalanzarse sobre él en cuanto lo vio. Mierda, lo que el hombre le estaba haciendo debería ser ilegal. Él nunca había sentido algo así. Estaba tambaleándose al borde del control y lo estaba asustando hasta la muerte, pero era estimulante al mismo tiempo. Su pálida piel casi brillaba en la luz etérea y tuvo que luchar para evitar jadear como un perro. Sus ojos bebieron cada pulgada; de repente, su mente estaba llena de pensamientos ilícitos que nunca se había permitido antes, y que no creía que fuera capaz de tener.

El suave abultamiento de sus músculos pectorales parecía rogar a sus dedos que se deslizaran sobre la superficie lisa, los discos oscuros de sus pezones le pidieron que siguiera su delicada suavidad antes de maravillarse por la sensación de la pequeña protuberancia dura en cada centro. La idea de cubrir cada uno con su boca le provocó escalofríos que bajaron por su espina y de alguna forma terminaron acumulándose en su vientre, donde irradiaron placer a su endurecida longitud.

¿Cómo sentirían esos abdominales definidos debajo de sus palmas, o mejor aún, frotándose contra su vientre, tirando suavemente de la suave capa de vello? En realidad, se estremeció ante la idea y sus dedos se flexionaron, con ganas de probar sus teorías.

Podría haberse sentado allí toda la noche, permitiendo que sus ojos devoraran la obra maestra que era Magnus Bane, el centenario más caliente del mundo, pero la necesidad de ponerle las manos encima lo estaba sacando de quicio. Sus ojos se deslizaron hasta debajo de la cintura de sus pantalones...

Oh. Querido. Dios.

Incluso en la penumbra, Alec podía ver el bulto firme debajo del material ajustado. Un suave sonido emanó de lo profundo de su ser y agarró la sábana en su cintura, empujando contra su propia dureza que parecía como si tratara de salir de sus bóxers para ver de qué se estaba perdiendo. Cristo, él quería eso. Tanto, tanto. Nunca antes había tenido este tipo de pensamientos sobre otro hombre, incluso con Jace había sido diferente, pero ahora su mente estaba llena de cosas tan oscuras y carnales que lo asustaban. Y lo deseaba con más fuerza de lo que deseaba seguir respirando. Nunca antes había tocado el cuerpo de otro hombre, y mucho menos su pene, pero ver el contorno claramente definido de esa firme y dura longitud le hacía agua la boca.

Magnus observó a Alec mientras escaneaba su torso desnudo con creciente fascinación y deseo. Observó cómo sus ojos lo absorbían, brillando a la luz de la luna mientras los movía sobre su cuerpo. Aún estaba sentado ante él como una estatua, lo único que se movía eran sus ojos y el creciente aumento y caída de su pecho. Tuvo que sonreír al ver que sus ojos abrirse más mientras los dejaba descender, su bella boca rosada entreabriéndose, su lengua salió para humedecer sus labios; la sola visión de ello hizo que Magnus necesitara cerrar los ojos y apretar las manos mientras apoyaba su peso en la cama.

Anhelaba sentir esa lengua en su piel, pero tenía que recordar la inexperiencia y la timidez de Alec, aunque ésta parecía estarse desvaneciendo rápidamente. Lo miraba como un hombre hambriento a un banquete y era lo más candente que había experimentado.

El aire en la habitación parecía cambiar con la tensión sexual que irradiaban. Había llegado a un nuevo nivel y sólo era cuestión de tiempo antes de que uno de ellos se rompiera. Magnus rezó porque no fuera él. Alexander necesitaba hacerlo; necesitaba la inyección de autoestima que había sido tan escasa en su vida. No tenía idea de qué había hecho que este hermoso joven tuviese dudas sobre sí mismo, y encerrase esta parte de él que tan sólo ahora hacia su aparición, pero era un crimen de los más graves. Estaría eternamente agradecido a cualquier poder superior que le hubiera permitido ser testigo de su aparición.

Entonces vio los ojos de Alec caer por debajo de su cintura y todo cambió en un latido del corazón. Un puro e inalterado calor lo llenó al verlo mirar sus pantalones con tanta ansiedad, que era casi doloroso. El ruido que se le escapó lo golpeó en el estómago y sintió que su erección pasaba de dura a férrea y palpitante, haciéndole respirar profundamente y morderse el labio con fuerza para evitar lanzarse hacia él e inmovilizarlo sobre la cama.

Cada centímetro de él gritaba pidiendo que lo tocara ahora y estaba dispuesto a hacer el movimiento antes de arder en llamas. Había pasado mucho tiempo desde que alguien le había puesto las manos encima de esta manera, y nadie lo había mirado como Alexander. Oh, la necesidad de tomarlo y hacerle suyo lo estaba consumiendo, tuvo que apretar los puños hasta el punto del dolor para evitar arruinarlo todo. Dejó de respirar por completo cuando lo vio extender una mano vacilante.

El mundo dejó de girar y el tiempo se detuvo.

Alec forzó su mano a avanzar lentamente, el impulso de simplemente poner sus manos sobre ese hermoso cuerpo y cubrir tanto como pudiera en el menor tiempo posible era casi abrumador, pero no quería terminar luciendo como un adolescente extremadamente hormonal. Tomó una respiración profunda justo antes de hacer contacto y se mordió el labio inferior.

Lo primero que registró fue el calor que parecía salir en oleadas y dejó que las puntas de sus dedos se rozaran con la dura superficie de su clavícula, comenzando a trazar un camino bajo esa piel suave y tersa. En el momento en que comenzó a moverse, Magnus se estremeció, su cuerpo se sacudió un poco hacia atrás y soltó un jadeo. Alec retrocedió preocupado. Oh Jesús, ¿qué había hecho? Miró a su rostro, preocupado. Oh Dios, parecía que estaba sufriendo.

Magnus no había estado preparado para lo sensible que había sido su piel. Años de negligencia en esta área, y la gran necesidad que sentía, habían causado que su carne fuera hipersensible. El tacto de Alec había sido suave y ligero como una pluma, pero había dejado un rastro de chispas debajo de la superficie que culminaba en las profundidades de la boca del estómago. Y Dios como lo deseaba, sólo que primero necesitaba controlarse. Vio la expresión en el rostro de Alec y se dio cuenta de que creyó que había hecho algo mal. Se inclinó hacia adelante nuevamente, llevando una mano a su rostro y mirándole profundamente a los ojos.

-"Está bien, Alexander, no tienes la culpa. Es solo que mi cuerpo ha estado tan hambriento de esto por tanto tiempo, y tu tacto es tan dulce, tan gentil, casi fue demasiado para soportar. Pero créeme, quiero soportarlo, cada segundo de esto. Lo anhelo con cada fibra de mi ser, sólo necesito dominar las sensaciones que me provocas. Por favor, no te detengas, hermoso muchacho, necesito sentir tus manos sobre mí, más de lo que alguna vez he deseado algo en mi vida"

La voz de Magnus era profunda y había un ligero temblor en ella, pero sus fuertes palabras de barítono lo llenaron de un calor que amenazaba consumirlo. Temía que, incluso si le estuviera causando malestar, necesitaría continuar antes de que su propio deseo amenazara con hacerlo implosionar.

Volvió a mirarle, de todos modos, pidiendo permiso para seguir y vio a Magnus prepararse antes de asentir.

Puso los dedos sobre el borde de su clavícula y comenzó el lento viaje hacia el otro lado. Observando su rostro mientras lo hacía, viendo la mirada de determinación como si estuviera soportando algo horrible pero necesario.

-"¿Debería ir más rápido? ¿Sería mejor?"- le preguntó Alec, pero su única respuesta fue un ferviente movimiento de cabeza.

Alec tragó y apoyó la palma de su mano antes de comenzar a mapear el pectoral. Su mano se deslizó sobre la superficie del firme músculo y escuchó a Magnus lanzar un agudo jadeo, su pecho elevándose más ante su toque. Era tan suave, su piel perfecta a la luz de la luna. Cubrió el área con un movimiento de su mano rozando la pequeña protuberancia de su pezón y sintiéndolo endurecerse bajo su palma. Un profundo gemido provino de Magnus, sonaba como si hubiera emergido desde lo más profundo de su ser.

-"Oh, Señor, sálvame. Alexander, lo que me estás haciendo es increíble. ¡No pares! Por favor, no te detengas"- le suplicó Magnus, arqueando el pecho para empujarlo firmemente contra su mano.

Alec llevó su mano al otro lado de su pecho, obteniendo la misma reacción, y mientras observaba trazó con un dedo la suave y sensible piel en el borde exterior de su otro pezón.

-"¡Ugh!"

Magnus echó la cabeza hacia atrás y empujó más su pecho, su aliento entre jadeos. Dios, iba a estallar en llamas y todo por unas caricias. ¿Qué pasaría cuando finalmente hicieran el amor? ¿Podrías morir dos veces en la misma vida? Magnus estaba seguro de que, con Alexander, esta sería una posibilidad real.

El sonido del gemido de Magnus golpeó a Alec justo en la entrepierna y dejó escapar un pequeño gemido, cerrando los ojos en un lento parpadeo. No era correcto obtener tanto placer del dolor ajeno. ¿O sí? En lugar de hacerle querer detener la dulce tortura del hombre frente a él, sólo lo estimulaba, anhelando aún más.

Se movió hacia esos abdominales duros, usando sus dedos para presionar cada protuberancia del musculo, leyendo los contornos como una página de braille. Magnus se estremeció bajo su mano, el estómago subiendo y bajando a la par de su pecho. Su mano se deslizó hacia sus costillas y sus dedos ondearon sobre las corrugaciones.

De repente, Magnus soltó una carcajada y se estremeció. Estalló en risitas que hizo a Alec sonreír ampliamente. Era lo más sexy que había escuchado.

-"¿Qué?"- dijo, deslizando suavemente las yemas de los dedos hacia arriba y hacia abajo, amando la forma en que se retorcía.

-"Me estás haciendo cosquillas, cariño. Te diría que te detengas, pero parece que no puedo obtener suficiente de eso"- dijo, entre risas.

Alec se rió y lo golpeó con una mirada que hizo que el sonido se perdiera en su garganta. Mierda, iba a morir.

Alec levantó su otra mano y atacó ambos costados, haciendo que Magnus estallara en nuevas oleadas de risillas agudas. Se desplomó ante él, cayendo sobre la cama, incapaz de mantenerse erguido por más tiempo. Alec lo siguió, inclinándose sobre él. El claro y feliz sonido de su risa lo llenó de felicidad. Era sonido juvenil tan simple, pero tan profundo al mismo tiempo.

Magnus se retorcía frente a él en la cama, su ancha sonrisa forzó sus ojos a cerrarse y lágrimas de felicidad se filtraron por las esquinas. Habían pasado muchos, muchos años desde que se había sentido así y lo adoraba. Estaba indefenso mientras yacía allí debajo de Alec, completamente a su merced. Sus brazos cayeron a cada lado de sus hombros cuando se dio cuenta de que Alec se había calmado, se limpió las comisuras de los ojos, todavía sonriendo y abrió los párpados para ver la expresión en el rostro del otro hombre. Estaba seguro de que su corazón se detuvo por unos segundos.

La risa había llenado la habitación se desvaneció, reemplazada por la misma pesadez que había estado antes allí, sólo que esta vez era más fuerte, si eso era posible. El ardor que vio en los ojos de Alec casi lo asustó y soltó un sonido de murmullo, estirando los brazos sobre la cama, acomodó los hombros y arqueó la espalda como si estuviera tomando el sol bajo un sol abrasador.

Alec no tenía idea de qué le había hecho detener su ataque a las costillas de Magnus, pero verlo allí, con el torso desnudo y vulnerable, le había hecho algo en su interior. Algo se había estado construyendo desde lo más profundo de su ser y se sentía como un volcán listo para entrar en erupción. Estaba equilibrándose al borde de un abismo y bastaría lo más mínimo para que cayera.

-"Quiero tu boca en mí, Alexander, déjame sentirla"

Y eso fue, el empujón que necesario para derribarlo.

Estrelló la boca contra la de Magnus, escuchando la forzada expulsión de su aliento al sentir su peso sobre él. El beso fue rudo y lleno de necesidad desde el principio, dejándolos sin sentido en cuestión de segundos. Magnus gimió, el sonido perdiéndose en el húmedo calor de la boca de Alec. Sus brazos se alzaron para agarrarse a su ancha espalda, empujándolo más fuerte contra él. Su piel se sentía como si estuviera en llamas y él estaba más que dispuesto a dejar que lo quemara.

Alec rompió el beso solo porque la necesidad de tomar una respiración profunda se estaba convirtiendo en una prioridad. Miró hacia abajo, a esos dos profundos charcos oscuros que eran sus ojos, sin poder distinguir el iris de la pupila. Contuvo el aliento antes de cubrir sus labios otra vez; antes había estado preocupado por besar a alguien más teniendo tan poca o nula experiencia, pero dejó que la experimentada boca de Magnus lo guiara, hasta que tuvo la confianza suficiente para tomar las riendas él mismo.

Sintió el primer atisbo de la punta de su lengua contra sus labios y disparó rayos de luz que le atravesaron llegando hasta los dedos de sus pies. Un sonido proveniente del fondo de su garganta instó a Magnus a lamerle de nuevo, haciendo que Alec perdiera el aliento. No estaba seguro de intentarlo él mismo, pero le encantaba como se sentía.

Magnus bajó las manos sobre su espalda, sintiendo que Alec se arqueaba y aprovechó la oportunidad para mover su pierna alentándolo a recostar todo su cuerpo contra él. Funcionó y, sin romper el contacto, Alec se movió de modo que ahora yacía entre los muslos de Magnus, sus piernas desnudas rozaban el suave material de los pantalones. Y su dura longitud chocó contra el bulto firme detrás del cordón en la abertura, haciéndole perder rápidamente la cabeza.

Magnus estaba perdido. El delicioso peso, la forma en que su pecho se restregaba contra el suyo, el suave vello haciéndole cosquillas en la piel hipersensible, obligándole a reprimir estallidos de risa inapropiados. El calor indescriptible que brotaba de él y la sensación absorbente de la fricción causada por sus erecciones en duelo, lo estaban llevando al borde de la locura.

Necesitó de todo lo que tenía para no darle la vuelta, arrancar esas prendas endebles debajo de su cuerpo y hundir su pene palpitante profundamente dentro de él, tan fuerte como pudiera. No sabía cuánto tiempo podría seguir así hasta que la urgencia se volviera imposible de ignorar y cometer un error de proporciones épicas, pero sintió que ese momento estaba corriendo hacia él como una manada de toros.

Alec dejó su boca para besar hasta su mandíbula, bajando hasta su cuello y gimió cuando extendió la mano para enredar sus dedos en la sedosa y oscura mata de cabello, amando la sensación de su suavidad entre sus dedos. Sin saberlo, Alec alcanzó el único punto de su cuerpo que era su talón de Aquiles.

Alec sintió el fuerte tump, tump, tump del pulso bajo sus labios y centró su boca sobre éste. Decidió ser valiente y pasar su lengua en la caliente superficie. Le dio una pequeña lamida al punto y escuchó a Magnus gruñir ruidosamente, el sonido vibrando a través de él. Sintió que sus caderas se ladeaban hacia él, presionando su dureza contra la suya de una manera que lo hizo ver estrellas ante sus ojos. Él gimió y dio un empujón como respuesta. Lo acompañó pasando la lengua sobre el punto del pulso, saboreando el gusto ligeramente salado de su piel.

El gemido de Magnus resonó en la habitación, y empujó sus caderas hacia arriba con fuerza, una creciente mancha de humedad formándose en la parte delantera de sus pantalones, la vara de hierro que era su pene comenzaba a desbordarse. Después de años de que le negaran atención, sabía que esa parte de él ahora tenía un gatillo sensible y estaba a segundos de disparar su liberación con vehemencia en sus pantalones. La línea había sido cruzada, él tenía que retroceder, y eso iba a ser tan fácil como detener la marea.

-"Alexander, espera, mi dulce niño. Espera"- jadeó, echando la cabeza hacia atrás, tratando de abrir los gruesos párpados.

A regañadientes, Alec hizo lo que le pidió. Él también respiraba con dificultad y un gemido de frustración cortó el aire entre ellos; empezó a empujar contra él, pero la mano de Magnus subió por sus caderas y lo inmovilizó, con el rostro crispado por la tensión.

-"No, mi amor, tenemos que parar. No puedo hacer esto sin tomarte y es demasiado pronto para eso. Quiero que nos tomemos nuestro tiempo el uno con el otro. Debes saborear la experiencia para aprender y yo lo necesito para recordar"

Alec soltó un sollozo triste y hundió la cabeza en su pecho, puso su ardiente mejilla sobre su corazón, sintiendo su rápido latido debajo de su rostro.

Magnus contuvo la respiración y llevó una mano a su cabeza, con los ojos en blanco, rezando para que esa inocente acción no presionara el gatillo. La sensación de la mejilla levemente áspera de este magnífico hombre sobre él era casi demasiado pesada pero no estaba listo para dejarlo por el momento. Sintió que dos cálidos labios besaban su esternón, arqueó la espalda y frunció el ceño.

-"No, corazón, no. No puedo soportarlo..."

Pero entonces Alec giró su cabeza y lo besó más fuerte, esta vez lamiendo la piel. Magnus gritó frustrado, todo en su interior se contrajo para intentar evitar alcanzar su orgasmo. Gruñó y tomó el rostro de Alec en sus manos, tratando de obligarlo a levantarse, pero el hombre parecía estar muy decidido a verlo deshacerse.

-"Alexan – no, por favor, oh Dios, detente... tienes que..."

Su voz no era mucho más que un susurro ronco y estaba perdiendo su tenue agarre con rapidez.

Que poseyó a Alec para hacer lo que hizo a continuación, estaba más allá de su comprensión. Para entonces ya había perdido casi todo el sentido y sólo estaba enfocado en una cosa, Magnus y en lo bien que se sentía y sabía. Mientras lo distrajo con su ferviente y húmedo beso en el pecho, y antes de que pudiera pensarlo demasiado, bajó la mano sobre su piel febril metiéndola por debajo de la cintura de sus pantalones. Había esperado sentir el suave material de una especie de ropa interior, pero todo lo que sus dedos encontraron fue el calor de un pene erecto bajo la delgada superficie de sus pantalones. Gruñó ruidosamente mientras envolvía su mano alrededor de su palpitante grosor, sintiendo las venas sobresaliendo en un duro relieve. Apretó suavemente y Magnus gimió fuerte, su cuerpo se convulsionó y empujó hacia mano. Su cabeza se sacudió de lado a lado y sus dedos se aferraron al cabello de Alec, tirando de este con fuerza.






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Continua en el siguiente... 😏😏😏


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