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Único

Porque era necesario un Judavu hoy.

El marcador en el Bernabéu lucía sorprendente y desolador para los aficionados del Real Madrid: 3 a 0 a favor del Barcelona.

Las cámaras enfocaban las reacciones en el banquillo merengue, capturando la seriedad en los rostros de los jugadores mientras el equipo blaugrana celebraba cada jugada con una energía desbordante.

Jude miraba fijamente el campo, sintiendo la presión del resultado y la frustración de no haber logrado revertir la situación.

Sin embargo, había algo más en su mente, su mirada se desvió al otro lado del campo, justo cuando el cuarto árbitro levantó el tablero.

El dorsal número 6 estaba a punto de ingresar.

Gavi, después de once largos meses, volvía a un Clásico. Jude se encontró sonriendo levemente, en un intento de esconder la emoción que se le escapaba en la mirada.

Ahí está mi chico, pensó, mientras su corazón latía un poco más rápido.

Gavi entró con su característico... Bueno, ya saben, es Gavi, ¿Qué más puedo decir.

Chocando la mano de Pedri y sonriendo a sus compañeros. Apenas unos minutos después, hizo contacto visual con Jude en una rápida mirada.

No podía negar la emoción que sentía por estar en el campo, y menos aún, frente a Jude, su rival en el juego pero su novio fuera de él.

El partido continuó, y, como si fuera costumbre, la intensidad de Gavi lo llevó a buscar cada balón, metiéndose en cada disputa, incluso en aquellas que parecían imposibles.

Y fue en uno de esos choques, justo cuando intentaba recuperar la pelota de Vinicius, cuando comenzó el típico intercambio de palabras y empujones.

Vinicius soltó una risa burlona al ver cómo Gavi trataba de arrebatarle el balón, y sin más, le soltó un comentario.

—¿Otra vez tú? ¿No que estabas medio muerto? No podrás contra mí Gavira.

Gavi no se quedó callado. Dio un paso al frente, mirándolo a los ojos y sin vacilar, respondió.

—Lo dices ahora, pero mira el marcador. ¿Quieres que te lo recuerde?

La pequeña disputa verbal comenzó a intensificarse cuando Vinicius se acercó, dispuesto a empujar a Gavi.

Los demás jugadores estaban listos para intervenir, pero antes de que alguien más se moviera, Jude ya había dado unos cuantos pasos rápidos para interponerse.

—Déjalo en paz, no tienes por qué meterte con él.

Vinicius miró a Jude con las cejas alzadas, incrédulo.

—¿En serio, Jude? —Preguntó, riendo con sarcasmo.

—¿Vas a defender al chiquillo ahora?

—No es cualquier chiquillo.—Le contestó Jude, manteniendo su mirada fría.

—Es mi novio, y si tienes un problema, lo tienes conmigo.

Gavi lo miró con una mezcla de sorpresa y orgullo, como si no esperara que Jude declarara eso de manera tan abierta, en pleno campo y con las cámaras sobre ellos.

—Cálmate, Jude.—Dijo Gavi, dándole una pequeña palmada en el hombro.

—Vinicius solo estaba… Bueno, ya sabes, siendo él.

Jude no apartó su mirada de Vinicius, que se limitó a negar con la cabeza y alejarse con el típico gesto de fastidio, murmurando algo por lo bajo.

Cuando la tensión se disipó, Jude miró a Gavi, aún con una expresión de preocupación.

—¿Estás bien?—Preguntó, manteniendo su voz baja para que solo Gavi pudiera escucharlo.

—Estoy perfecto.—Respondió Gavi con una sonrisa.

—Pero no hacía falta que intervinieras. Podía manejarlo.

Jude frunció el ceño, tratando de disimular una sonrisa.

—Lo sé.—Dijo.

—Pero no iba a quedarme quieto viendo cómo alguien se mete contigo. Y menos Vinicius.

Gavi sonrió, y justo cuando iba a decir algo, Jude añadió, con un tono algo burlón.

—Además, me gusta la idea de que todos sepan que eres mío.

—¿Celoso?—Bromeó Gavi, alzando una ceja.

—Quizá.—Contestó Jude, encogiéndose de hombros con una sonrisa juguetona.

—Solo un poco.

Antes de que se separaran para seguir jugando, Jude estiró la mano hacia el hombro de Gavi y le dio un apretón suave, uno que parecía un gesto de apoyo pero que solo ellos entendían.


Los minutos siguientes parecían haberse convertido en un juego de miradas entre ellos dos, como si el único juego importante en el campo fuera la que mantenían con sonrisas y miradas cómplices.

Jude lo seguía con el rabillo del ojo cada vez que el balón pasaba cerca de Gavi, admirando la forma en que se movía, cómo hacía gala de su determinación.

Y entonces, llegó el cuarto gol del Barcelona. Las gradas se llenaron de abucheos y murmullo.

La frustración en los rostros de los jugadores del Madrid era evidente, y Jude, con la decepción reflejada en su semblante, buscó nuevamente la figura de Gavi, quien celebraba junto a sus compañeros.

Mientras lo observaba, Gavi le devolvió una última mirada, tan directa que Jude sintió como si el resto del estadio desapareciera.

Cuando finalmente sonó el silbato, Jude se acercó al centro del campo, donde los jugadores se intercambiaban saludos y gestos de cortesía.

Gavi, con una sonrisa amplia y el rostro aún enrojecido por la emoción del partido, también se acercó a él.

—Buen partido.—Dijo Gavi, manteniendo una compostura seria, aunque sus ojos brillaban con picardía.

—No te burles.—Respondió Jude, con una sonrisa de resignación.

—Sabes que me duele más cuando eres tú quien me gana.

Gavi soltó una risa, empujándolo suavemente.

—Entonces, quizá debería ser más considerado la próxima vez.—Dijo con una sonrisa provocadora.

—O tal vez podrías mejorar tú.

—Ah, así que ahora me retas.—Contestó Jude, dando un paso más cerca para que nadie pudiera escuchar lo que decía.

—Pero déjame decirte algo, esta victoria no se queda así. Cuando salgamos de aquí, tengo algo en mente para equilibrar las cosas.

Gavi alzó una ceja, intrigado.

—¿Ah, sí? ¿Qué tienes en mente, Bellingham?

Jude se inclinó un poco, susurrando apenas.

—Digamos que tengo toda la noche para hacerte pagar por cada gol que metieron hoy.

Los ojos de Gavi se iluminaron, y su sonrisa creció mientras negaba con la cabeza.

—Tendrás que atraparme primero.—Murmuró, lanzándole una última mirada antes de girarse y correr hacia su grupo de compañeros, que lo esperaban para celebrar.

Jude lo observó alejarse, susurrando para sí mismo.

—Eso es lo que tú crees, Gavira.

A pesar de la derrota, Jude se sintió extrañamente satisfecho. Sabía que al final del día, lo único que importaba era el tiempo que compartía con Gavi.

Ya, ya, prometo que esta es la última, jajajaja si me empute feo.

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