6.
Luego de hacer las pruebas, JungKook quedó entre los seleccionados debido a que Amanda convenció a Melissa y a los demás jueces para que fuese escogido hablando bien sobre él y diciendo que será un buen prospecto. En resumen, después de tener éxito, el castaño fue invitado a Unholy por sus amigos para celebrar que además de ser el mariscal del campo, ahora era miembro del equipo de baile.
Una vez en el club, el castaño observó a todos lados en busca de la hermosa ninfa de cabello azabache. Miró cada bailarina, cada rostro enmascarado presente en ese sitio; pero su vista no se topó con su objetivo.
Miro a mis alrededores, cada bailarina, cada chica presente aquí, pero mi vista no da con ella. Es como si se la hubiese tragado la tierra, es prácticamente algo imposible de deducir, como sucedió, no entiendo, pero necesito verla o me terminaré volviendo loco.
— Hey, amigo. Anímate.— niega Will mientras sonríe. Aceptó venir solo para despejarse.— Tu ninfa se ha esfumado.— comentó en tono burlón
JungKook observó con rostro impasible a su compañero de equipo. De hecho, le soprenda que hable de esa forma, ya que por lo general es poco comunicativo.
— Sé que la veré.
Para el castaño, sus esperanzas estaban agotadas ya, debido a que no lograba toparse con su ninfa. ¿Y si se había enojado con él?¿Y si no le gustó el beso que se dieron?¡¿Y SI YA LO HABÍA ALEJADO DE SU VIDA Y SE MUDÓ A ALEMANIA CON UN CORONEL RUBIO?! Ok, debía calmarse un poquito porque tal vez estaba exagerando un poquito.
— Aquí sentado no la encontraré.— se levantó del asiento.— Nos vemos después, chicos. Iré a dar una vuelta.
Comenzó a mirar sus alrededores dispuesto a encontrar a la muchacha por la que perdía la cabeza. Se detuvo cerca de la barra y tomó asiento en esta.
— ¿Desea un trago, señor?— preguntó la chica que se encuentra detrás de la barra. Él negó como respuesta.
— Solo busco a su jefe, señorita. ¿Sabe en dónde puedo encontrarlo?
La chica asintió con una sonrisa y le pidió que lo acompañase. Rodrigo estaba en su oficina, tenía unos asuntos que revisar (algo importante, supuestamente) o al menos eso le explicó la muchacha.
Una vez que llegaron a la oficina, la chica le avisó, se trataba de una puerta de pino macizo.
— Es aquí.— avisa ella.— Si necesita algo más, ya sabe donde puede encontrarme.— le guiñó un ojo y se retiró lentamente.
Pero a JungKook no le importó para nada esa insinuación de la joven ya que en su cabeza estaba la imagen de Listz grabada. Dio varios toques en la madera de la puerta esperando que esta fuera abierta. En cambio, no tenía pensado que cuando la puerta se abriera vería la cosa más hermosa que sus ojos observarían alguna vez.
— ¿Listz?— interrogó confundido al verla abrir la puerta.
Después de ese mal momento que había sucedido anteriormente él creyó que nunca más la vería o algo por el estilo. La examinó de pies a cabeza sin una pizca de disimulo. Esta vez vestía con un vestido escotado lo suficientemente corto como para que se le vieran las medias que portaba a juego con su lencería, unos tacones no tan altos, su cabello lacio cayendo en cascada hacia atrás de su espalda y su flequillo cubriendo su frente; y por supuesto, el antifaz que no podía faltar, esta vez de color rojo a juego con su ajustado vestido.
JungKook lanzó un suspiro totalmente embobado.
— Señor Jeon.— saludó formalmente. Le sonrió cortamente sin mostrar sus dientes, acto que el castaño consideró demasiato atractivo.— Un placer tenerlo por aquí nuevamente.— no usó un tono molesto, sin embargo muy contenta de verlo no estaba.— ¿Desea hablar con mi jefe? No se preocupe, no molesto más.
JungKook se perdió en el movimiento sensual de los rojos labios de la pelinegra. ¿En serio no era capaz de articular palabra alguna?
— En realidad yo...sólo deseo hablar con usted, señorita. Listz.
— No recuerdo que en mi tarifa esté ese tipo de servicio. Con permiso, señor Jeon.— iba a retirarse tan rápido como sus piertas lo permitiesen, pero JungKook fue mucho más rápido que ella y sostuvo su muñeca para evitar volver a perderla de vista.
— Solamente quiero que hablemos.— insiste.— Pero si gustas, pagaré lo que me pidas. Todo para poder hablar contigo cinco minutos al menos, Listz.
— Aquí dentro, soy Débora, no Listz, señor Jeon.
— Por favor, Débora.
Ella suspiró y observó los bonitos ojos negros de JungKook. Asintió.
— Bien. ¿Qué precio está usted dispuesto a pagar para hablar, Jeon.— habló muy cerca de los labios del contrario. Ambas respiraciones se mezclaron.
— El que me digas. El dinero es lo de menos si estás incluida.
— De acuerdo.— JungKook sonrió y finalmente, la soltó.— Pagará 100 dólares cada 10 minutos.— cruzó sus brazos haciendo resaltar su busto. Él al ver eso no estaba respirando correctamente. ¿Cuánto tiempo puede estar el ser humano sin respirar?
— Me parece muy bien.— acepta JungKook.
— Venga conmigo, señor Jeon.
En completo silencio, Melissa comenzó a avanzar por los oscuros pasillos iluminados únicamente por las luces neón en algunas esquinas de las paredes. El castaño recordaba perfectamente este camino, si no se equivocaba, ella lo estaba guiando a la habitación donde le bailó por primera vez. A esa misma habitación donde anteriormente se habían besado. Porque JungKook no conseguía eliminar el dulce sabor de sus labios contra los suyos.
Se detuvieron justo frente a una puerta con un letrero en neón que decía Bienvenido. Melissa abrió esta misma y entró con mucha paciencia en el interior, JungKook la seguía en completo silencio, ya que temía decir algo erróneo y que ella se terminase enojando. ¡Lo que sea, menos eso!
— Bueno.— comenzó la pelinegra.— Póngase cómodo.— se acercó a un mueble.— ¿Desea beber algo, señor Jeon?
— JungKook.
— ¿Perdone?
— Puedes tutearme.— sonrió calmadamente y tomó asiento encima del sofá de tapicería roja.— Dime JungKook.
Para Melissa eso era peligroso, ya que podía reconocerle su manera de decirle JungKook en el club de baile y eso la asustaba demasiado. No quería que él la descubriese, pero el castaño era demasiado obstinado. Maldijo mentalmente antes de aceptar llamarlo por su nombre.
— De acuerdo, JungKook.— tomó asiento al lado de castaño. Cruzó sus piernas.— ¿Sobre qué quieres hablar conmigo?
— Desde aquel día no has salido de mi cabeza. Sé que suena rídiculo, porque no conozco nada sobre ti.— humectó sus labios antes de continuar.— Pero estoy enamorado de tu manera de mirarme.
A ella simplemente le pareció bastante absurdo.
— Miro a todos mis clientes de la misma manera.— elevó sus comisuras.— ¿Qué te hace pensar que contigo es diferente?
— Porque estoy seguro que ninguno de ellos los besas.— Melissa calló. Es cierto que nunca había besado ningún cliente, pero no creía que eso significase algo importante. ¿Cierto?— Si tan solo me dejaras conocerte y me permitieras ver el rostro que oculta esa estorbosa máscara.— suspiró. Cerró sus ojos con fuerza antes de continuar.— Sólo estoy perdidamente enamorado de ti.
Melissa no supo que decir a eso. No era la primera vez que un cliente pedía eso, sin embargo con JungKook era algo distinto. El castaño, por su parte se dedicó a contemplar la bonita mirada seductora de la muchacha, una mirada que alberga inocencia a pesar de las circunstancias.
Y luego de buscar miles de excusas en su mente, decidió hablar por fin.
— Después de decirme todo esto ¿qué crees que responderé?— por su tono de voz JungKook notó que muy contenta no se encontraba.
— Evidentemente, no tengo ni la más mínima idea.
— Bien.— se detuvo unos escasos segundos antes de continuar.— Opino que estás muy loco. ¿Cómo puede alguien enamorarse de una persona que puede contar con una sola mano las veces que han interactuado?— negó con su cabeza y fijó sus ojos en los de JungKook.— Pero si debo añadir algo.
Él la miró esperanzado de que le dijera algo que lo hiciera sonreír al menos; deseaba tanto conocer cada detalle de ella: ¿Qué le gusta y qué no? Su color favorito. Si le gustan los perros. ¿Cual es su comida favorita? Cosas como esas le hacían rebosar su corazón de felicidad. Pero sabía perfectamente que eso sería muy imposible.
— Debo decir que si es cierto que lo miro de manera diferente. Pero es que en ti veo algo que no logro captar en mis demás clientes.— suspiró.— Sin embargo, esto no quiere decir que sienta lo mismo por usted.— Auch. ¿Escucharon eso? Es el pobre corazón del castaño siendo roto por el rechazo.
— Entiendo.— intentó formar una sonrisa la cual quedó en una simple mueca.— Fui un tonto.
— Un tonto muy lindo.— sonrió suavemente. Hizo un ademán de irse.— Fue un placer hablar con usted, pero, debo irme.
— Espera un segundo, por favor.— se colocó de pie para ver los ojos de Melissa directamente.— Al menos déjame hacer algo por lo que muero de ganas de hacer.— ubicó sus manos rodeando la fina cintura de la chica con algo de timidez. Ésta lo miró a los ojos algo confundida.
De hecho, JungKook está muy seguro de que recibirá una bofetada de la chica. Pero tenía que al menos intentarlo o sino moriría de ganas después y el arrepentimiento no lo dejaría dormir. Y estando seguro de los riesgos, acercó su rostro al de ella, la punta de ambas narices chocaron. Pese a su cercanía, ella no lo apartó a pesar de saber el objetivo del muchacho. Así que simplemente sus bocas se juntaron como par de imanes y comenzaron un danzar tan perfecto. Los chasquidos húmedos que salían de esa unión causaba estragos en la mente del castaño, tanto que no pudo evitar pensar en lo perfectos que se veían juntos.
Subió una de sus manos desde la cintura de Melissa hasta detrás de su nuca para profundizar un poco más ese beso que estaba siendo maravilloso. Entonces Melissa se tomó el atrevimiento de recorrer los músculos de los brazos del castaño con sus delicadas manos. Y sin darle muchas vueltas al asunto, JungKook caminó suavemente (sin romper la unión de sus labios) hacia adelante obligando a la chica a retroceder hasta que sus muslos chocaron con el colchón de la cómoda cama. JungKook la dejó caer delicadamente provocando que ambos cuerpos se calentaran un poco más. Quedando el castaño ubicado entre las piernas de la chica.
Pero ella detuvo el beso; JungKook la observó con una pequeña sonrisa de labios cerrados.
— Esto no es correcto, JungKook.— lo apartó delicadamente y se levantó rápidamente de la cama.— No está bien que te dé esperanzas. Lo lamento.
— No pasa nada.— tomó asiento encima de la cama. Expulsó aire.— Estuvo mal de mi parte intentar forzar las cosas.— ella negó.
— No.— se acercó a él lentamente y apoyó una de sus manos encima de su hombro.— Eres todo un caballero. Otro en tu lugar me habría intentado obligar a continuar.— ambos se sonrieron.— Está todo bien.
— ¿Segura?
— Segurísima.
Jeon asintió muy contento y satisfecho con la respuesta de la chica.
— Debo irme.— avisa la muchacha y comienza a avanzar hacia la puerta. Pero en cuanto tocó la manija se volteó nuevamente hacia atrás enfocando al castaño.— Y algo más.
— ¿Qué sucede?
— El dinero.— suspiró y sonrió.— Olvida eso. Este servicio fue por cuenta de la casa.
Le guiñó un ojo y salió de la habitación.
დ⁎⁎⁂⁎⁎დ
Holaa.
Pasaba a darles un saludito, lo amo.
Lindo día/noche, depende cuando lo vean.
Francis💜
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