Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

twenty four, ¿quién es Wesley?

Dallon

Brendon se sobresalta cuando el teléfono se estrella contra la pared, cayéndose en pedazos sobre el suelo y con piezas disparándose en varias direcciones.

—¡Joder, Dallon, ¿te volviste loco?! —me grita, pero su voz se oye lejos, haciendo un espeso sonido de eco en mi cabeza cuando mis manos tapan mis oídos. No quiero escucharlo.

—No vas a conseguir una mierda si actúas de esas manera —espeta Devon—, eso no las va a sacar de ahí.

—¡Era él, Devon! —grito—, ¿no entiendes? ¡Él las tiene! ¡Él malditamente las secuestró!

Su ademán para hablar es interrumpido por otro de mis gruñidos de furia, emanando hasta de mis poros. Jodida mierda.

—¡Yo te lo dije! —le vuelvo a gritar, y me importan las tetas de su abuela difunta si esto no es lo correcto. Estoy enojado, cuando me enojo mi mente se nubla. De manera casi absoluta—. ¡Te dije que los oficiales de policía debían comenzar ese mismo día! ¡Wesley lo sabía, Devon, maldición!

—Y yo te dije que no iba a ser posible —sigue mi paso—. Mierda, Dallon, sabes que si hubiese sido por mí, nada de esto hubiese pasado.

Río irónico ante sus palabras. No le contesto, porque le voy a gritar si lo hago. Brendon queda con su vista fija al suelo, con su mandíbula presionada y ceño fruncido. Sumido entre sus pensamientos mientras que yo intento no colapsar. Aunque claramente, no prometo nada.

Les tocará venir a ustedes. Pero lo juro, Haggart, que si llego a ver algún oficial o siquiera olerlo, éstas princesas van a explotar en bonitas llamas naranjas

Habían sido las palabras del muy maldito de Wesley. Y que mi madre me perdonara por mi elección de palabras, pero es la más adecuada que encontré.

Mis manos están temblando, porque toda esta mierda ha pasado en eso de una semana y hay algo que me está consumiendo. No sé qué es, pero al parecer son múltiples cosas, y cada vez me jode más.

Todo cada vez me jode más.

—¿Y si Zoe tenía razón? —pregunta Brendon de repente, levanto mi cabeza, Devon ya lo esta está mirando ceñudo—. ¿Y si ella tenía razón cuando dijo que quizá debíamos ser nosotros los que teníamos que resolver esto? Esto ya es un tema personal, Dallon, ¿eso no fue lo que dijo?

Sí, joder, eso fue lo que dijo. Porque por muy pocas veces que haya escuchado la voz de ese imbécil, ha sido lo suficiente como para que esta se quedase grabada en mi mente. En todo un mar de odio y desprecio.

Quiero matarlo. Y no es como si fuese por decirlo. Si en mis manos está la vida de ese tipo, no me lo pensaría. Pero no, maldición. Me caga. No soy un jodido asesino, no podría hacer algo como eso, no soy capaz.

—Ya no es algo en lo que el FBI pueda meter el culo, Dallon —dice Brendon—. Él te quiere a ti. Es contigo con quien quiete cobrárselas porque según él, Zoe era suya y tú se la quitaste. Es el solo pensamiento de un enfermo mental, con delirios de obsesión. Es eso lo que está en su mente justo ahora.

Lo pienso. Y tiene razón.

Wesley me quiere a mí. Quiere quitarme del camino para tener a Zoe.

Pero jamás la tendrá. Ella jamás será suya. Porque no es sólo mi pensamiento, sino que el de Zoe también.

Había comenzado a asentir acorde a las palabras de Brendon cuando Devon habla.

—No creas que vamos a poner en riesgo la vida de mi hermano por algo como esto, Brendon. Ni su vida, ni la mía, ni la tuya, ni la de nadie. Absolutamente nadie arriesgará su vida por algo como esto.

—Mierda, Devon, ¡¿te estás escuchando?! —exclamo. El enojo aun me traspasa—. ¡Se trata de Zoe, y por tu parte se trata más que todo sobre Chloe! ¿Crees que puedes engañarme? ¿Piensas que no sabemos que ella te importa?

—¿Qué? —suelta una risa, esas que parecen más irónicas que nada—. ¿Me jodes? Sabes que Alice...

—¡Alice! —carcajeo, haciendo mis manos sonar en un aplauso que resulta estruendoso en el salón de la casa.

No puedo creer que estamos perdiendo nuestro maldito tiempo valioso en algo como esto. Pero no lo pienso con claridad, tengo rabia.

»¿En serio, Dev? ¿Me hablarás sobre Alice a éstas alturas? Tú olvidaste a Alice cuando esa pelirroja cruzó tu campo visual. Esa vez, cuando esas lapiceras cayeron al suelo y quisiste ayudar, te dio miedo. Estabas cagado de miedo.

»¿Y sabes por qué? Por que por primera jodida vez unos ojos eran igual o más azules que los tuyos, y aunque los veías todos los malditos días en el espejo, eso te dejó intranquilo, sin poder pensar con claridad, nunca te fue suficiente. Y que me caiga un puto rayo encima si estoy mintiendo, Devon.

Para cuando mis palabras dan por finalizado mi discurso lleno de ira, es él quien respira sonara y molestamente por la nariz. Su mandíbula marcada y sus puños apretados. Sí, está cabreado.

—Sabes que es cierto y eso te jode —le sonrío—, te jode porque la quieres. Cuando la viste llorar no fue porque exactamente te enoja ver a una mujer llorar, te jode verla a ella llorar porque te importa. Así que mueve tu maldito culo y vamos a sacar a mi novia y la tuya de esa mierda.

Da pasos furiosos hacia mí, y entonces su puño queda aprisionado contra mi mano, esquivando. Niego.

—Y no te atrevas a querer golpearme, William —advierto, su mandíbula tiembla. No le estoy prestando atención a Brendon como para captar su reacción—. Eso no es lo que quieres.

Tiro su brazo. Sabe que tengo razón. He visto que a muchas personas les cabrea cuando les dicen lo que no quieren escuchar, se rehúsan tanto a ese simple hecho que toman rabia y la convierten a violencia. Devon parece ser uno de ellos.

—No estoy para sus jueguitos, ¿saben? —especula Brendon—. ¡Zoe y Chloe están secuestradas por un maniático ¿y se ponen a discutir por esto?! Los dos me dan jodido asco. Yo no sé qué se supone que van a hacer, porque la policía no va a hacer nada, pero yo voy a ir a por ellas.

Y ganas de tirar la puerta al salir no le faltaron, como todo drama televisivo.

—No va a hacer nada —bufa Devon, asegurando las acciones en vano que llegará a realizar Brendon—. A penas y piensa.

—No es momento para discutir —jadeo —. Es en serio, Dev, ¿cómo vamos a sacarlas de ahí?

—Ya tuviste tu ataque de ira y pánico. Llegamos a la conclusión de que debemos ir nosotros, Zoe lo dijo y Brendon tiene razón; Wesley quiere quitarte de su camino, porque como el enfermo que es, sabemos que es lo que tiene en mente.

—Tienes que hablar con él, Devon, llegar a algo.

—¿Tengo que hablar con él?

—Negociar, en tal caso.

—¿Negociar? Quieres decir: ¿poner mi vida en riesgo?

—Hay que arriesgarnos, si no arriesgamos no ganamos, y no se trata sobre cualquier cosa, él las puede matar.

El teléfono suena, no lo deja responder a lo que le estoy diciendo. Deja mis palabras al aire para ir a contestar el teléfono y paso mis manos por mi cabeza.

Sí tuve un ataque de histeria, mucho tardé en estrellar el teléfono contra la pared rato después de que Wesley hiciera esa llamada.

Devon lo sospechaba, y no se equivocó. Por otro lado me dolía cuando Zoe hablaba sobre él con nostalgia, pero después comenzó a hablar con odio. Odio que ahora está apresado.

Los nervios no me ayudan. Papá no es consciente de nada. Nadie es consciente de nada. Zoe fue secuestrada y su familia piensa que está felizmente en su apartamento.

Terminó siendo algo que debemos resolver por nuestra cuenta, y el FBI es una mierda inservible. Wesley está siendo más rápido de lo pensado, no dudó para hacer esto una vez se percató de que habíamos regresado. Claramente ya lo tenía todo planeado. ¿Y cómo es que no nos preparamos para algo como un secuestro de ante mano?

Siempre un paso al frente... Siempre". Su voz resuena en mi cabeza, me hace estremecer con fervor.

—El FBI lo encontró, Dallon —Devon va directo al grano cuando cuelga el teléfono, golpeando mis pensamientos a lo lejos—. Saben quién es, qué hizo. Debemos ir. Ahora. Avísale a Brendon, y ni una jodida palabra sobre algún secuestro, ¿entendido?

¿Entendido? Fuerte y claro.



El oficial Catanssaro camina por el espacio, le doy una mirada a Brendon. Ha venido a regaña dientes, sabe que no puede hacer nada sin nuestra ayuda. Le insistí en que debía regresar a casa y cuidar de Abigail, pero se excusó diciendo que Nathan estaba en su lugar.

Claramente no le iba a decir nada, discutir con Brendon es como discutir con un ateo sobre Dios o con un homofóbico sobre la homosexualidad; más que en vano, una pérdida de tiempo.

—Grant Bailey Kirdsey —Catanssaro apunta a la imagen que proyecta el vídeo beam en la pared—, mejor conocido como el valeroso Wesley Thacker. Veintiséis años, ex estudiante de literatura; acusado por maltrato a su familia, quizá a otro par de mujeres y el asesinato de su hermano, Saint Kirdsey.

Deja en la mesa un folio con el expediente de un chico joven, no tendría algo más de dieciocho o hasta veinte. De una gran apariencia física con bastante similitud a la de Wesley, empezando por los exuberantes ojos azules, que se detallan más cristalinos que los míos o los de Devon, aun con la imagen estando en blanco y negro.

—¿Dice que él asesinó a su hermano y maltrataba a su familia? —le cuestiona Devon. Catanssaro le asiente. Devon jadea.

—Kirdsey fue internado en un centro de rehabilitación en Melboure, Australia en el 2010 por voluntad propia con la sola intensión de “recuperarse” —hace comillas con su dedos—, escapó a los cuatro meses con la increíble pero aun así maravillosa idea de un simulacro de incendio. Después de todo, era un centro de seguridad mínima.

»Para ese entonces tenía ya bastantes conocidos y su reputación era de cuidarse. Con más de un favor por cobrar logró obtener la ayuda necesaria y se vio obligado a irse. Es cuando su estadía en Chicago hace presencia y cambia su nombre, más todos sus papeles. Claro está que una enfermedad es una enfermedad, ¿no?

Nos sonríe, nosotros asentimos. Por supuesto que estamos atónitos, no todos los días sueles tratar con enfermos mentales que, sin tener suficiente con ello, también son asesinos.

Nosotros no, pero me hace pensar que para oficiales como Catanssaro, ya se trata de su día a día.

—El FBI lo ha estado persiguiendo desde hace un buen tiempo. El tipo no es idiota, pero tampoco es lo más inteligente que Estados Unidos pueda poseer. Como él hay miles por año y por eso queremos enfrascarnos en el caso. Considero que es algo de lo que podemos encargarnos.

Se queda cruzado de brazos frente a nosotros, mientras que yo sigo paseando mi vista por los folios del chico y la imagen de Wesley aun plasmada en la pared por el proyector.

Luego miro a Devon y a Brendon quienes ya me están mirando, y sus expresiones me transmiten una sola y simple pregunta que no me cuesta traducir a: ¿Y ahora qué mierda se supone que haremos?

No hemos reportado tal secuestro, Devon es quien ha metido a la policía en esto, pero una vez más, no podemos aprovecharnos de la "ayuda" que brindan; él las matará si llega a sentir algún oficial cerca. Él lo dijo.

—¿De cuánto sería la penitencia que cobraría en caso de que lo atraparan? —Devon frunce su ceño, logrando sonar profesional y casual ante la pregunta formulada, hecho que agradezco.

Catanssaro hace muecas sin dirigirnos la mirada.

—Quizá algo más de diez años, quince, si nos es posible. Son cosas que se discuten en la corte. Tiene todas las de llevar para quince años de cárcel.

—¿Y si mata otra persona?

Presiento a Devon tensarse ante mi pregunta, más el pesar de la mirada de Brendon en mis hombros.

Catanssaro vuelve a pensárselo, esta vez deja escapar un suspiro de sus labios.

—Pues, el tiempo se duplicaría, y podrían darle hasta cadena perpetua. Usualmente son a los asesinos violadores a los que se les sentencia de tal forma, pero treinta años equivale a una gran cantidad de tiempo, y la corte suele prolongarlo hasta decidir quedar en cadena perpetua. ¿Se comprende?

Vuelvo a asentir. Pero sus palabras quedan flotando en mi mente. Enseguida volteo hacia mi hermano y mi amigo, quienes para ese entonces ya lucen bastante aterrorizados, y puedo asegurar que yo lo estoy de igual forma.

Hemos obtenido más información de la deseada o necesitada sobre Wesley, quien ahora sabemos, su verdadero nombre es Grant. Genial, porque era todo lo que siempre quisimos.

Esa noche no dormimos, pero obtuvimos mensajes y mensajes de amenazas adjuntos a recordatorios. Y mi mente sólo podía maquinar a Zoe y a Chloe amarradas en una silla, amortiguadas por un enfermo.

Esa noche, Keith, el hermano de Zoe tocó la puerta de mi casa. Su parecido con Zoe siempre me ha parecido excepcional y me hace estremecer, podría decir que son gemelos a simple vista, pero claramente tienen sus diferencias.

Pidió, no, más bien exigió ser parte de lo que sea que estuviese pasando. Por supuesto que negamos los hechos; Zoe estaba en su casa, junto a Abigail y Chloe, y Nathan y todos ellos estaban a salvo, habían policías resguardando el perímetro y haciéndose cargo de que todos estuviésemos bien.

Pero había un pequeño detalle, en realidad uno bastante diminuto que casi se salía de manos, sólo casi: él sabía que no era así.

Él sabía que Zoe estaba en peligro. Él sabía que algo andaba mal y exigió una explicación, al parecer siempre ha tenido esa clase de malos presentimientos cuando se trata de su familia, y como si fuese poco, sobre todo más con Zoe.

Entonces le contamos todo. Consolarlo no resultó nada fácil, pero lo logramos, y fue que le hablamos sobre gran parte de nuestro plan para intentar sacarlas de ahí sin tener que meter al FBI en esto porque, claramente, todo está dicho.

Wesley va a lastimarlas, Wesley hará lo imposible por quitarme del camino. Las vidas de Zoe y Chloe están en peligro, pero no sólo las de ellas, sino que la mía también.

Keith está de nuestro lado dispuesto a ayudar e intentar, jurando no abrir la jodida boca ni siquiera a su hermano mayor, Daniel.

Por otro lado, aparecieron Cameron y Kenny desde las tinieblas o hasta del jodido más allá. ¿Cómo fue que terminaron entrando a nuestro "plan"? Dios vaya a saber cómo, pero tanto Devon, como Brendon y yo solos, seguros estamos de que no podemos contra cincuenta tipos el doble de cantidad y tamaño que nosotros.

Devon vuelve a hacer de las suyas, como líder es el mejor sin cuestionarlo, y ha aceptado que le importa Chloe por más que yo ya lo sabía. Por más que todos ya lo sabíamos.

Esa noche fumé media caja de cigarros por primera vez en mi vida y no logré pegar ni un sólo ojo, tampoco me interesó casi morirme de hipotermia en el frío que emanaba la noche.

En todo lo que podía pensar era en Zoe. Zoe. Siendo maltratada, estando aterrorizada, esperando algún rescate, y yo sólo puedo hundirme en impotencia.

Porque le he fallado, le he fallado de nuevo, de alguna u otra manera lo siento de esa forma. Me siento egoísta, e inútil. Porque me necesita ahora más que nunca.

Y no estoy ahí.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro