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twelve, jodidos.

Dallon

Feliz.

Esa es la palabra que me define justo ahora. Magnífica, jodida y pura felicidad.

Ni siquiera las burlas de Brendon me molestan ahora. Incluso el torneo de waterpolo en la tele se hace interesante cuando no entiendo una mierda y Devon se convierte en mi cocinero favorito aun cuando los panqueques están quemados. ¡Y amo los panqueques cuando antes del viernes los detestaba!

Zoe me ha hecho la persona más feliz con un puto beso que las cientos de chicas que he conocido antes e incluso han tenido relaciones conmigo. Estoy en el jodido cielo.

-Deja de sonreír como si hubieses tenido un maratón de sexo todo el fin de semana, ¿quieres? -se estremece mi amigo a mí lado, deja su lata de cerveza a un lado-. Fue un simple beso del que ha pasado dos benditos días. ¡Ni siquiera yo! Supéralo, gilipollas.

-Se le llama estar enamorado, Reynolds -me inclino tomando del tazón de papas en la mesa-. Deberías indagar un poco en ello. No creo que te venga mal.

Bufa. Tampoco me molesta su idiotez. No le he comentado sobre el tema de Abigail, del cual he estado conversando también con Zoe desde ese viernes en la noche. Después del beso comenzó a llover y tuvimos que irnos corriendo hasta el auto, duramos una media hora en el restaurante nada más. Pero fue una muy buena media hora, a decir verdad.

-Yo no voy a hablar sobre estar enamorado, yo voy a hablar sobre estar jodido porque en eso si soy bueno, es un trabajo de tiempo completo y por más que no me paguen, soy buen empleado -sentencia Devon dejando bebidas en la mesa. Doy con mi mano en su cabeza cuando se deja caer a mi derecha en el sillón. Brendon y yo carcajeamos.

Estamos a domingo y la fiesta de la empresa es esta noche. Este año se adelantó la fecha por el hecho de que mamá dejó todo preparado y que ellos no estarán. Y se hizo un domingo porque el lunes es feriado y se hace puente. Me siento como un niñito de papi que no se puede valer por sí solo, por lo que ayudar a Devon en la empresa me ha dejado con bastante que hacer y me estoy sintiendo mejor que nunca. Me siento completo después de mucho tiempo.

No debo mentir cuando digo que el pensar en Zoe estando siquiera al lado del imbécil mal nacido de Wesley me hierve la sangre, porque sí me enoja hasta tal punto. Sobre todo desde esa confrontación que tuvimos en el estacionamiento el otro día. Maldición, quisiera poder arrancarle las bolas y ponérselas de campanita.

Mamá nos llama al menos una vez al día para saber cómo estamos y si no hemos tirado la casa cuesta abajo mientras ellos están en su estadía en Canadá. Estaríamos tirando la casa abajo; si tuviésemos diecisiete y fuese nuestra primera vez teniendo la casa para nosotros solos -incluyendo a Brendon, obviamente-. Es el único al que mamá permite dejar de lleno en la casa, y porque es Brendon.

- ¿Cómo te va en la universidad? -pregunta Devon tomando del tazón.

Mi estómago cae en un vacío, me las ingenio para no sonar nervioso al responderle.

-Pues bien -le resto importancia al encogerme de hombros-, he estado bastante tranquilo.

Él asiente llevando su atención ahora a la televisión. Suspiro con disimulado alivio intercambiando miradas con Brendon que presiona sus labios en la una línea, escapando de esa conversación.

Brendon, Kenny y Cam han sido los únicos a los que les he comentado sobre haber congelado el semestre. Ni siquiera a Alice, o a Zoe. A nadie, en realidad, porque no es algo que me emocione por andar contando como si estuviese orgulloso de ello en particular, porque claramente no es así. A Zoe probablemente se lo comentaría hoy, para saber qué piensa.

Si Devon no sabe, mucho menos mis padres. Mientras más mi familia se mantenga alejada de la idea de mí deteniendo la universidad por asuntos en los que se supone que no debo estar metido, mejor para mí. Sólo deben entender que me es imposible dejar a mi hermano con todo cuando puedo ayudarlo, punto.

Culpo a papá por haberlo dejado sin pensar cuanto le pesaría a Devon caer en su puesto cuando tiene simplemente la mitad del conocimiento que tiene él. Pero siempre lo hace, porque es papá. Papá siempre hace las cosas sin pensar, y me jode que sea así.

-Creo que tengo que hablar contigo -palmeo cortamente el hombro de Brendon, captando inmediatamente su atención. Arruga su nariz en señal de pregunta.

Estos días han estado de maravilla como para venirle a arruinarle con la noticia de Abigail, porque mi amigo está enganchado por más que lo niegue. ¿Pero quién más podría darle tal noticia además de mí? -Gran fuente, por cierto-. Estaré ahí si me necesita, pero es importante que lo sepa.

Dejamos a Devon concentrado en la televisión, no pone pretextos lo que me parece extraño cuando Devon forma parte de las viejas chismosas. Él también lo sabrá en algún momento, así que no me preocupo.

Llegamos a la oficina de papá, esa área restringida a la que muy pocas veces entro porque los tonos en las paredes me parecen aburridos y me da sueño, pero cuando entro me siento en su silla y me siento superior, como solía hacer cuando era niño. Extraño a mi familia siendo unida todo el tiempo.

-Ya habla, el suspenso cuando viene de ti me da miedo -sube sus pies a la mesa, no digo nada, probablemente lo necesito lo más relajado posible.

Doy un suspiro.

-Bien, esto es algo de lo que me comentó Zoe el viernes, es importante y por más que quizás te rehúses a querer saberlo te lo diré de todas formas -apoyo mis codos de la mesa. Arquea su ceja con su ceño fruncido.

-No tienes idea de cuánto detesto tu seriedad. Mierda, Dal, ya dilo.

-Se trata de Abigail -digo, él enseguida se paraliza. Sé que tengo toda la razón cuando se trata de Brendon y sus sentimientos hacia la castaña, ha estado bastante pendiente de ella. Y yo necesito que por primera vez en mucho tiempo, mi amigo siente cabeza.

No me llega nadie mejor que Abigail a la cabeza para tal cosa.

- ¿Le pasó algo?

-Pues, sí -vacilo-. Hermano, respóndeme algo, ¿qué es lo que sientes por Abigail?

Él balbucea después de pensarlo por un momento.

-Dallon, no quieras meterme este tipo de cosas a la cabeza de nuevo, ¿está bien? Viste lo que pasó la última vez, casi te destrozo la puta mandíbula. Yo en realidad no sé qué es lo que siento porque a penas la he visto, te lo dije, me tiene miedo.

»Es sólo una fase, va a pasar, sabes cómo soy, ninguna chica logra atraparme tan rápido. Además, ¿por qué me hablas sobre esto? Si no me equivoco, justo hace un mes estábamos en las mismas. ¿Qué mierda pasó?

-Joder, Brendon, ¡no podemos seguir así! -exclamo enojado-. ¿Hasta cuándo, hermano? No quiero ser tan imbécil como tú para andar follándome a cuanta chica se me ponga en frente porque me siento solo. ¡Y sin embargo lo he llegado a hacer porque tú lo has hecho!

-Oh, ahora el de la culpa soy yo -ríe incrédulo-. Asombroso.

- ¡Mierda, la culpa es de ambos! -estallo dejando mis manos caer con fuerza en la mesa-. Nos estamos dejando acabar por esto tan fácil, amigo.

-No quiero estar acorralado por una chica. Es todo.

- ¿Y la mejor manera de no sentirse acorralado es tener sexo sin compromiso y llegar a casa ebrio casi todos los días a las tres de la mañana?

Lo observo con fijeza, él desvía su mirada al suelo. Su mandíbula está presionada con tanta fuerza que creo poder escuchar su rechinido desde donde estoy, al igual que su respirar voraz.

-Te conozco, Brendon, mejor que cualquier otro maldito imbécil en la tierra, y estás así porque sabes que tengo toda la jodida razón y no quieres verlo, porque estás cegado de egoísmo -gruño, odio tener que hablarle así, pero aseguro estar sonando como Devon cuando me tiene que patear el culo a mí, por lo que creo estar en lo correcto-. Tienes que abrir los ojos.

- ¿Me vas a decir para qué coño me trajiste aquí? -cuestiona exasperado, sacudiendo su cabeza. Haría de todo por no cruzar su mirada con la mía.

Jodida vida la nuestra.

-Brendon, jamás había hablado tan en serio, préstame atención, por favor -murmuro con sinceridad. Me cansé-. Date una oportunidad.

- ¡Es que siempre ha sido Zoe para ti, ¿comprendes?! -grita, creo que sin importarle el que Devon escuche ahora-. ¡Siempre ha sido Zoe, estando ahí o no! ¡Siempre te detuvo de alguna manera, siempre le fuiste fiel de alguna manera, siempre volvías a ella de alguna manera! ¡¿Pero a quién mierda me podía volver yo, Dallon, ah?!

» ¡Esto nunca ha sido para mí! ¡Pero de la nada llega Abigail y crees que caeré en esa trampa, pero lo estoy evitando porque, mierda, sí, me gusta, pero estoy cagado! ¡Asustado hasta las bolas de Mohammed! ¿Qué es lo que se supone que quieres que haga? Y no es sólo eso, ¡¿cuántas veces tengo que decirte que Abigail me evita?! ¡Me tiene miedo!

- ¡Entonces haz que deje de tener miedo! -ahora ambos gritamos, y no veo a Devon asomarse por la puerta ni veo su silueta a través de la cortina. Ha de saber que es un tema entre Brendon y yo-. ¡Acércate a ella! ¡Déjale saber lo que sientes, o lo que sea! ¡Pero mueve el culo, porque antes de que te des cuenta, otro jodido imbécil va a tenerla a ella y a su hijo, y tú vas a quedar como un maldito gilipollas arrepentido!

Exploto, con todas mis intenciones puestas en lo que acabo de decir. Es la primera conversación seria que alguna vez he tenido con Brendon en los últimos diez años. Una donde nos hemos enojado tanto el uno con el otro que nos gritamos, y una donde por primera vez el tema principal es el amor.

Él se queda petrificado en su sillón y sus labios y ojos entre abiertos con sorpresa. Hace el ademán de querer hablar un par de veces hasta que lo logra.

- ¿Tiene un hijo? -dice en un hilo de voz. Jadeo para asentirle.

-En unos meses. Está embarazada. Eso era lo que quería decirte.

Él lanza un jadeo como risa por lo bajo. De la nada comienza a reírse hasta dar con su cabeza entre sus manos. Ni una mueca se muestra por mi rostro más que la simple confusión, no le encuentro nada de gracia al tema.

- ¿Me estás jodiendo, verdad? -carcajea-. ¿Es una de tus bromas pésimas entre Zoe y tú? Porque si te digo algo, no me parece nada gracioso, Dallon.

-Creí que debías saberlo porque sé lo que estás sintiendo en este momento por Abigail. Y no, no es ninguna broma, es en serio. Quisiera estar bromeando pero no.

Él se vuelve a reír ocultando su cara entre sus manos. Me quedo tranquilo, sé que sólo está incrédulo a la noticia. Pero conociendo a Brendon no será su única reacción. Es la persona con menos sentido de la razón que conozco. Si yo creía no tener -que era los momentos que Devon me devolví a mi sitio-, Brendon me gana, olímpicamente.

- ¿Sabes qué? -palmea sus piernas poniéndose de pie-. No me interesa, ¿de acuerdo? Primero, no debiste decirme nada de esto porque me vale más mierda de lo que imaginas, Dallon. Yo estoy bien, no necesito nada de lo que me estás diciendo y no me interesa si crees en ello o no, hermano, no me hace falta.

»Si Abigail está embarazada o no, es su problema. Yo no tengo nada que ver en eso. Si tú quieres irte con Zoe, pues ve, eres libre, pero me harías feliz si dejaras de meterte en esta parte de mi vida porque me tienes jodido y estoy cansado. Me voy.

-Brendon -llamo antes de que él salga-. ¡Brendon!

-Cálmate -me dice Devon entrando inmediatamente a la habitación. Sabía que de alguna manera iba a estar escuchando.

Mis manos se pasan por mi rostro con la mayor frustración posible. Estoy seguro de que jamás lograré hacer a Brendon cambiar de opinión sobre las circunstancias.

A él le importa Abigail, pero es tan terco y tan idiota que su orgullo va ante su cordura cegándolo de todos a su alrededor, dejándolo encerrado en su burbuja donde él siempre tendrá la razón y nunca acepta estar equivocado.

Devon comienza a hablarme pero no le presto atención después de oír el sonido de la puerta principal cerrar con bastante fuerza porque me sé de memoria todas las palabras que salían de su boca como aliento de apoyo. Pero no me siento culpable, sé muy bien lo que le dije y me mantengo firme a ello.

Igual no puedo evitar preocuparme lo suficiente por mi amigo por más que dijo que no lo necesitaba y que lo dejara tranquilo. Puedo ser el grano más grande que podrás tener en el culo si me lo propongo, y Brendon sabe que no estoy jugando cuando digo que no lo dejaré solo. Todo lo contrario.




- ¿Vistes traje para una cena con Zoe pero vistes jeans y camisa para la fiesta de la empresa? -se burla Devon desde la puerta. Le doy una mirada divertida desde el espejo mientras termino de abotonar las mangas de mi camisa, dejándolas hasta mis codos.

-Estás vestido igual, Dev.

- ¿Cómo crees que vaya Alice? -cuestiona dejándose caer de espaldas a mi cama, mira hacia el techo-. Se verá bien con todo. Pero si utiliza un vestido negro va a combinar con su cabello purpura. Recién lo tiñó otra vez.

- ¿Estás realmente ido, no? -ladeo en otra risa. No es tarde, sabemos que la fiesta ya empezó. Pero al ser los dueños -en lo que cabe- podemos darnos el tupé de llegar una hora u hora y media después, por lo que estamos relajados.

-No quiero terminar siendo un mediocre como Brendon, ¿sabes? No quiere aceptar que le gusta Abigail y lo evita. Cayó por ella en el primer instante que la vio, su estómago dio un revuelco.

- ¿Fue lo que sentiste cuando viste a Alice por primera vez? -él duda por un momento, como haciendo un recuento en su cabeza. Me asiente y yo suspiro-. Ser mediocre puede ser una opción, Dev. Puedes elegir serlo, nadie es mediocre porque quiere. Creo que tenemos la capacidad suficiente como para saber si estamos siendo mediocres o no.

Él se lo piensa sin mirarme.

-No lo había pensado -frunce sus labios-. Puede que tengas razón. ¿Pero qué se supone que es Brendon entonces?

-Pues, un idiota -me encojo de hombros-. Un idiota cegado por el orgullo y el egoísmo, porque se rehúsa a pensar en alguien más que no sea él. Pero sabes que siempre ha sido así por alguna razón. No es como si de la nada pudiera hacerlo caer en cuenta, si no lo he hecho en los últimos diez años de cordura, ya no creo poder hacerlo ahora, Dev.

Hace una mueca asintiendo, desconcertado.

-Igual, ni siquiera sé cuándo pasamos a ser exactamente atrapados por mujeres. Digo, ha sido fuerte. Tú con Zoe, que por cierto, todo está yendo tan bien que me asusta, luego estoy yo con Alice, que no me presta atención ni porque me estuviese desangrándome a media carretera y ahora Brendon.

-Sí -risoteo-. Mi punto es que Brendon lo admitió, el día que llegó aquí ebrio. Él me dijo, no, me gritó que le gustaba Abigail. Quisiera poder meterle esa idea a la cabeza sin la necesidad de gritarle ni tener más discusiones.

-Ya veremos que haremos, Dal -palmea mi hombro sentándose-. Ahora deberías mandarle un mensaje para saber si irá a la fiesta. Lo dudo, pero al menos podrías intentar. Ya casi se hace hora, te espero abajo.

Después de dejar un rápido beso en el tope de mi cabeza se retira y escucho sus pisadas apresuradas en las tablas de madera. Suspiro para sacar algo de angustia de mis adentros. Veré a Zoe nuevamente hoy y no he hablado con ella en todo el día, ni siquiera un mensaje, que por cierto se habían vuelto bastante comunes entre nosotros. Así que lo único que me he permito pensar es en qué podrá estar utilizando esta noche y sonrío, casi igual a la sonrisa de Devon al pensar en Alice. Son parecidas después de todo.

Luego está la parte en donde sé que Wesley estará intentando asecharla todo el rato y me entran aires de furia, como de inmediato. No quiero imaginar que ese hijo de puta le puede estar poniendo un dedo encima incluso ahora que no estoy en el auditorio aprovechándose de ello.

Sí, estoy celoso. Estoy jodidamente celoso. Me carcomen los malditos celos, pero es inevitable. Zoe es mía. No es como si pudiera permitir que otro idiota pretencioso disfrute su esencia a frutas o sus largas piernas morenas. Mucho menos su perfecto culo, santa madre. Necesito salir de esta jodida casa lo antes posible.

Mi Zoe está propensa a ser devorada por las miradas de otros jodidos y más por ese mal nacido de Wesley. Obviamente no voy a dejar que eso suceda.

Tomo el teléfono de mi cama y le marco a Brendon. No me sorprende que al cuarto intento tampoco atienda. Suspiro resignado, esperando al tono para dejarle un mensaje de voz.

-Escucha, sé que estás enojado conmigo o cualquiera que sea la mierda del porqué saliste de mi casa hecho furia o por qué no quieres contestar el teléfono; pero necesito que vayas a la fiesta porque esa mierda nunca es lo mismo sin ti. Sin importar las mujeres, hermano.

»Te estaré esperando, y es mejor tener una puta recompensa por estar sonando como un marica lame penes ahora mismo, ¿está bien? De acuerdo, nos vemos.

Y tranco el mensaje poco convencional para respirar hondo nuevamente e ir hacia el auto de Devon.

No quiero ni necesito que esta noche comience mal.




Llegamos al gran auditorio, es un lugar bastante amplio donde solemos hacer las fiestas anuales. Cuando entramos al lugar enseguida pierdo a Devon de vista, comenzando a ser saludado por cuanta gente importante hacia falta, conocidos y no conocidos, era una tortura de la cual rogaba salir tan pronto como fuera posible porque podía estarme ocupando de cosas más importantes en estos momentos. Como buscar a Zoe por todo el lugar hasta encontrarla, por ejemplo.

Cuando creo que la última persona que se acerca a saludarme acaba con su testimonio de hacerme sufrir, me encamino hacia el centro del lugar en busca de la morena castaña por la que he caído.

¿Es normal que todavía me parezca increíble el hecho de estar en esta posición con Zoe cuando pensaba que nunca tendría alguna oportunidad con ella? Creo que sí. Pero claramente no me quejo de nada. Mi hermano está en lo cierto; todo está yendo bastante bien como para ser verdad, y eso me asusta un poco, porque conociendo mi falta de suerte, mi felicidad nunca duraba un largo lapso de tiempo.

Por más veces que me repetía que no debía ser negativo, yo lo tomaba más como un pensamiento realista. Así como lo malo nunca dura, la mayor parte del tiempo lo bueno tampoco. Y eso, amigos, es aterrador. Pero es así, por lo que lo único que debo estar es mentalmente preparado y dispuesto a luchar contra lo que sea que se venga en camino.

Lo menos que quiero es hacerle daño a Zoe por ser un imbécil con poco sentido de la razón. No quería aceptarlo, pero siempre estaba con Brendon y mi hermano en bares, llegué a tener relaciones con chicas porque era "genial" ser visto así y jamás me fijé en ello hasta cierto punto donde ya me sentía cansado. Fue cuando logré comentárselo a Devon y él se detuvo porque yo le preocupaba.

Sin embargo, está claro de que con mi amigo de toda la vida no fue así. Al parecer a él no le da miedo andar sólo por esta vida, pero puede que en lo más profundo no sea así.

Veo a Devon subir a la pequeña tarima frente a todos, tomando con gentileza el micrófono que uno de los del sonido le tiende y da la bienvenida a todas las personas presentes, más que todo invitados de otras editoriales y jefes ejecutivos que papá se encargaba de invitar por ser "rivales". Como para restregarles el éxito de nuestra editorial en sus narices. Nada me pareció tan patético luego de haberlo escuchado admitir eso en lo que suponía ser una silenciosa discusión con mamá.

Fue la primera vez que pensé sentir algo de asco por mis padres. Pero ellos me criaron y sentía raro el no ser así, al igual que Devon, por lo que dejamos de prestarles atención sin importarnos lo que decían, es cuando el lazo de hermandad entre Devon y yo se hizo más fuerte de lo que era.

Aplaudo unos cuantos minutos después cuando se baja de la tarima, regresando hacia abajo por las escaleras de lado. Me hace una seña con la mano de que estará por otro lado y sólo hago un mohín.

-Me debes una mamada -dice alguien que me sobresalta cuando pasa su brazo por mi hombro. Sonrío cuando veo a mi amigo-. Y una excepcional.

-Jodido imbécil -doy con mi puño en su espalda para luego abrazarlo brevemente-. Ya hablaremos de eso. Pensé que no vendrías.

- ¿Cómo coño no iba a venir si te tenía suplicando en el teléfono? -arquea su ceja incrédulo-. Tampoco iba a dejar a mi perra favorita vagar sola por ahí -vuelvo a golpear, él se ríe-. ¿Encontraste a Zoe?

-Todavía no -suspiro-. Debería llamarla. Estaba escuchando Devon hablar y me distraje. Vamos a la barra.

Paso mi brazo izquierdo por su hombro y lo llevo junto a mí hasta la barra. Él está vestido igual que Devon y yo: jeans y camisa blanca arremangada hasta los codos. Bastante casual para un evento de esta clase. Pero es la manera en la que hemos funcionado siempre que venimos a estas fiestas, no podía asistir a una si mi mejor amigo no estaba conmigo.

Una vez le pregunto a Zoe por un mensaje de texto en dónde se encuentra, me da una indicación que, al conocer este sitio a la perfección, sé exactamente en donde está. Dejo mi segundo vaso de tequila en la mesa y espero a que Brendon termine para así encaminarme junto a él hacia donde dijo mi Zoe.

Adoro llamarla así. Porque es mía.

Cuando la veo sonrío, y sin importarme que el jodido de Wesley esté en todo el frente, me aproximo a ella hasta tomarla de su cintura apegándola a mí. Me escondo en su cuello dejando un beso en su cuello descubierto.

No sé en qué momento me doy la oportunidad de subir mi mirada hacia Wesley, pero está tan cabreado que me dan ganas de carcajear cínicamente, lo que me hace rodear a Zoe con más fuerza.

Veo a Devon llegar de la nada, como ángel caído del cielo. Parece susurrar algo en el oído del imbécil y luego de una mirada ladeada desbordante de furia que me satisface, él se retira junto a Devon. Llego a captar el guiño que me lanza. ¿Todavía me cuestiono lo mucho que amo a mi hermano? Para nada.

Zoe parece incómoda por un momento, pero se gira para dejar un beso en mi mejilla. Prosigue a saludar a Brendon de igual forma y observo a mi amigo más incómodo de lo que alguna vez recuerdo haberlo visto. Es cuando me percato de las personas alrededor de la pequeña mesa.

Nathan y Brad sonríen con entusiasmo junto a Chloe, y luego está Abigail que tiene su vista baja a su bebida.

Saludo con un apretón de manos a los dos chicos y con una sonrisa a la pelirroja. Abigail me da una sonrisa que sale más a una mueca, no la molesto, Brendon está igual de incómodo.

-Tengo una idea -me murmura Zoe cuidando que las demás personas no la escucharan.

- ¿Cuál?

El ambiente se había tornado un tanto tenso, pero la veo darle varias miradas Chloe que viene con muecas, esas que van de Abigail a Brendon disimuladamente a pesar de que ambos chicos están distraídos y absortos en sus mundos. Así que logro entender de repente simplemente cuando Chloe emite un sonido.

-Ustedes acompáñenme a la barra -le dice a Nathan y a Brad tan rápido que casi no logro entender. Ellos -también conscientes de las muecas entre las chicas- no ponen ningún pretexto y prácticamente salen corriendo hasta perderse de vista.

-Nosotros iremos a bailar -avisa Zoe a su amiga al momento que toma mi mano. No le da el tiempo a Abigail de responder, sólo escuchamos su "¡no!" ahogado y me giro a mí amigo con la rapidez de Flash.

-Suerte, hermano -murmuro cerca de él antes de ser tirado por Zoe desde mi brazo, recibiendo la misma respuesta de su parte.

Me odiará por hacer eso, pero debo recalcar que todo esto pasó por la mente de mis pecas, la que ríe sin cesar cuando estamos perdidos en la multitud, que parece ser más denso que la multitud en el restaurante el viernes. Me hace quedar cerca de ella lo suficiente como para quejarme de que Brendon o de si me cortará la polla después de haber hecho algo así.

Ya no pude pensar en más excusas cuando las manos de Zoe se enredaron en mi cuello, rápido pasé las mías por su cintura. Lleva zapatos altos y un vestido azul rey bastante ceñido que me deja mucho a la imaginación.

Todo tan perfecto como lo es ella.

-Hola -saludo pegando su frente de la mía. Gracias a los tacones puede que quede un poco más alta, pero sigo siendo más alto que ella.

-Hola -regresa el saludo en una risa.

-Eres la peor cupido que conozco -reprimo mi risa lo que la hace a ella reír por mí-. Ven conmigo.

No dejo que responda, tiro de su mano gentilmente tras guiarla hacia otra parte. Hablo en serio que cuando digo que conozco este auditorio muy bien.

Me alejo junto a ella de inmediato, tampoco quiero tener que lidiar con este Wesley o con la actitud asesina que Brendon tomaría. Ni siquiera con las miradas de las empleadas que siempre parecían coquetearme. Quiero a Zoe.

Me aproximo al ascensor y hago que suba cuatro pisos más. Veo siluetas acercarse de repente antes de que las puertas se cierren, sin darnos la oportunidad de percatarnos de quién había sido.

No le tomamos importancia y enseguida estamos en donde quiero. Hay una puerta justo en frente de las puertas de ascensor, no hay ninguna otra cosa en lo largo del pasillo, solamente esa misteriosa puerta que abro para empezar a subir unas escaleras. Las pequeñas risas de Zoe no cesan.

- ¿Adónde me llevas, Haggart? -pregunta cuando hago que me dé la espalda para tapar sus ojos y parte de su rostro con mis manos. Sonriente. Adoro es escuchar su risa, me calma.

-Estaba esperando poder mostrarle esto a alguien -digo una vez retiro mis manos. Ella parece asombrada por lo que ve.

Hemos llegado a mi sitio favorito del lugar. Suelo venir aquí cuando me siento abrumado estando entre la multitud. No me gustan las multitudes.

-Dallon, es precioso -jadea ante su visión a plano completo de la ciudad-. ¿Soy a la primera que traes aquí?

-No debería ser un secreto, pero sí -me encojo de hombros-. Merecías ser a la primera que trajera aquí.

Baja su rostro que se vuelve carmesí para admirar nuevamente los edificios y el cielo nocturno a través del enorme cristal.

-Parece un salón de ballet -camina observando a su alrededor-, por lo espejos y las bonitas telas rosas en el techo. Sólo harían falta los dibujos en las paredes libres y algo de música para dar el ambiente exacto.

-Eres buena bailarina.

-Creo que lo demostré el viernes -se ríe, acompaño su risa con la mía-. Solía bailar. Pero ya es un tema diferente, Haggart.

- ¿Por qué nunca te vi en alguna de éstas fiestas antes?

-Pues... -ella duda-. Llevo dos años trabajando aquí, esta sería mi segunda fiesta en realidad. La primera vez no vine por un pequeño ataque de ansiedad, así que me quedé junto Abigail y los otros dos tortolos a ver películas.

Me río asintiendo, ella imita mi acto. No despega su vista del exterior. Es hermosa.

-Estoy intrigado -digo de repente, ella frunce su ceño.

- ¿Sobre qué?

-Sobre ti. Quiero conocerte, pero tengo tantas preguntas que siento que no puedo decirlas todas ya que no llegan a mi mente -me dirijo a sentarme en un gran sillón frente al ventanal, ella me sigue. Las luces están apagadas pero la luz del exterior es suficiente para hacernos destacar a ambos-. Tampoco quiero que te sientas abrumada por todo ello.

-No me sentiría abrumada -se encoge de hombros-. Estabas en lo cierto cuando dijiste que tener un filtro entre tu boca y pensamientos es cansón. Me reprimo de decir lo que siento la mayor parte del tiempo.

-Entonces no lo tengas -hago un mohín en aprobación-. Me seguirás encantado teniendo uno o no.

Muerde su labio para reprimir una sonrisa, hago lo mismo. Parecemos idiotas. O al menos yo ya soy uno, eso lo tengo más que claro. Pero ella no parece serlo, y estoy seguro de que no es así.

-Me gustas, Dallon -suelta. ¿Qué? Mis cejas suben con asombro. No me lo esperaba, por nada en el universo-. Me gustas y no sé si eso está bien, pero soy consciente de que no me interesa. Por alguna razón confío en ti y en tu loca cabeza que no sé a dónde coño quiere llevarme pero, repito, ya no me interesa.

»No tienes ni la menor idea de qué tan rápido ha estado trabajando mi cerebro en torno al último mes. Llegaste de la nada y debo estar enojada hasta las uñas contigo por haber hecho algo así. Aparecer de la nada y querer arruinar el avance que he hecho en mi vida. Creo haberte repetido antes que eres un imbécil, te mereces la peor mierda del mundo.

»Pero eso me parece bien. No me molesta el que hayas venido a arruinar mi vida. Me he incluso desvelado y desconcentrado en el trabajo por andar pensando en tus jodidos ojos. ¿Sabes toda mierda que implica todo eso? Problemas. Y yo no hago nada para no crear problemas porque me da una pereza increíble solucionarlos. Y ahora me da tan igual que me da miedo.

Sus palabras y mi estupefacción son interrumpidas por el fuerte sonido de la puerta abrirse. Por instinto me levanto. No han pasado ni cinco minutos que habíamos subido aquí cuando veo al jodido de Wesley presionar su mandíbula con fuerza con sus brazos cruzados a la altura de su pecho.

Todo como una maldita novela de la cual ciertamente estoy empezando a disfrutar. No es posible que se rebaje a una mierda tan patética como esta.

Él mira con enojo hacia mí y no logro descifrar si hace lo mismo hacia Zoe. Me importa un culo. Me hierve la sangre del solo pensar que la está mirando, ese es mi jodido trabajo.

-Zoe, ¿qué estás haciendo aquí? -le pregunta con su ceño fruncido y un claro tono de voz molesto. Me cruzo de brazos a espaldas de Zoe que suspira con pesadez.

-Estoy ocupada, Wesley. Te agradecería que por favor no vuelvas a irrumpir mi privacidad de esta manera. No me agrada que lo hagas. ¿Qué necesitabas?

Él exhala con fuerza, su vista va de nuevo hacia mí. Le doy una sonrisa burlesca aun con mis brazos cruzados estando recostado del sillón. Si Brendon estuviese aquí estaría seguro de que no podría ni mirarme a la cara, es más bajo que yo, casi una frente más alto que Zoe, y Zoe llega hasta mis hombros.

Mírale desde ahí.

Me da pena ajena el pobre hijo de puta.

-Ya nos vamos -dice firme, acercándose a Zoe para tomar su mano.

-No la toques, imbécil -lo empujo llegando como rayo, soltando inmediatamente su mano de la de Zoe.

- ¿Qué es lo que harás, gilipollas? -devuelve el empujón.

Vale, estoy cabreado hasta las bolas.

Justo antes de lanzarme a él escucho el grito de Zoe y luego su pequeño brazo atajar el mío, tirándome hacia ella con toda la fuerza posible. Me hace detener nuevamente, ella se posa en frente del puto. Está furiosa. Sólo me queda esperar que no sea conmigo por haber dado el primer impacto.

-Wesley, vete, ¿sí? -sugiere ella firmemente-. Ya hablaremos de esto.

- ¡Viniste conmigo, Zoe! -reprocha. Ruedo los ojos. Cada vez me convenzo más de que es un marica necesitado. Celoso y necesitado.

-Pero se va conmigo -alzo la voz yo antes, sin permitírselo a ella-. Y sal de aquí antes de que te patee hasta quedar estéril, idiota. Si mi novia quiere que te vayas, entonces hazlo.

Jamás había deseado tanto cargar una cámara encima para capturar tal imagen. Tengo la de mi teléfono pero sería un lío. Así que decido disfrutar de su expresión de desconcierto mezclado con asombro del otro imbécil, y los parpadeos de Zoe.

- ¿Zoe? -llama él. ¿Cómo es posible que después de eso el muy jodido continúe en mi campo visual? ¡Maldición!

-Hablamos después, Wes -murmura ella sin mirarlo, de hecho su mirada sigue posesivamente en mí. Aun así doy un bufido silencioso al escuchar el apodo que le ha dado. Menuda porquería.

Él sale más desconcertado de lo que lo había visto. Sonrío satisfecho para mis adentros. La vista de Zoe ahora está perdida en el suelo, como pensando o procesando algo. Sé leer expresiones faciales, es algo en lo que me he profesionalizado bastante en cuanto a las chicas. Y mi mamá, que hay tantas veces en las que me es imposible leer sus expresiones.

-Zoe -digo en un tono de queda. Prosigo a levantar su mentón con mis dedos cuando no me responde.

-Fue la escena más celosa y patética que he presenciado jamás, Dallon.

- ¿Qué querías que hiciera? ¿Que dejara que te fueras con él así como así? Estás tan equivocada, pecas.

- ¿Estas celoso de Wesley? -frunce levemente su ceño. Parece tan ingenua e inquebrantable que el miedo vuelve a apoderarse de mí-. Porque esta ridícula escena no pudo haber sido por algo más, Haggart.

- ¿Qué tiene de malo estar celoso? -cuestiono a la defensiva-. Ese hijo de puta cree que tiene derecho a siquiera mirarte. Y no es por ser celopata, es que sé que ese imbécil gusta de ti, Zoe. ¿Crees que puedo soportar esa idea? Sigues equivocada.

Su nariz se frunce en varios gestos junto a sus labios. Me dan terribles ganas de besarla.

Así que sin pensarlo mucho me inclino hacia ella, dejando primero un beso en la punta de su nariz y luego en la comisura de sus labios, me alejo para mirarla de la manera en la que la miro a ella, porque es única.

-Es demasiado temprano y rápido para tener una relación formal ahora mismo, Dallon. No creo sentirme a gusto.

-No haré nada que no quieras, pecas -beso sus mejillas repetidas veces, tanto que pierdo la cuenta y a ella la hace reír-. Empezaré con las palabras sucias y comenzaré a llevarte a cenar tantas pizzas como pueda hasta obtener el título.

-Estás aprendiendo -sonríe. Y maldición, quiero abrazarla.

¿Ésta es la gran mierda de estar enamorado? ¿Por esta verga todo el mundo quiere estarlo? ¿Quieren sentirse así de impulsivos todo el tiempo? Joder, porque estoy aterrado. Pero de una buena manera. ¿Se comprende? Espero que sí.

No tengo miedo a caer en unas pequeñas manos con las uñas pintadas de negro. No tengo miedo de perderme en ella. No tengo miedo. Me pregunto cómo pude tenerla tanto tiempo lejos y así sobrevivir cuando ahora ni siquiera puedo mantener mi vista alejada de ella.

Recuerdo un poema que mi abuela escribió para mí, ella era bastante liberal con sus palabras y me había hecho leerlo millones de veces, y decidí que era el poema perfecto que podía expresar de Zoe hacia mí:

"Hoy vi el cielo. Tenía estrellas. Quizás lo eran o eran sólo aviones, pero el cielo tenía luces, por primera vez en mucho tiempo. Hoy también me miró, tal cual como lo hacía siempre. Ahora no sé diferenciar las estrellas de sus ojos, quizás estoy alucinando y son sólo rocas. Pero me basta con decir que son rocas preciosas a las que me refiero.

Hoy vi el cielo. Había luna llena, la observé por un largo rato, no me pareció ver su reflejo al cerrar mis párpados, por lo que los abrí de nuevo, estaba ahí y sostenía mi mano.

Hoy vi el cielo. Se veía diferente, tenía un traje y su cabello era más corto, la luna vestía elegante y podía decir que el sol tenía rabia de verlo tan radiante.

Hoy vi el cielo y brillé. Brillé más que nunca, porque tú lo hiciste.

Hoy vi el cielo y ya nada era malo.

Hoy vi el cielo y encontré más razones, ellas son buenas.

Hoy vi el cielo y yo ya no coloreo las nubes de azul dejando el cielo blanco, ésta vez el color está en su respectivo lugar y es hermoso.

Pero hoy vi el cielo, hoy te vi a ti. Y demonios. Ya no quiero dejar de verte nunca más."

Estoy jodido.

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Abigail en multimedia.

Gracias por leer xxx.

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