Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

thirty two, graduación y decisiones importantes.

Dallon

-Una más, solo una, por favor, por favor.

-Zoe -rezongo-. ¿Siquiera podría tomarme una contigo? Te ves preciosa.

-No, tendrás tu momento para tirarme fotos a mí. Ahora -señala un lugar-, párate ahí y presume ese jodido título, ¿quieres?

Ruedo los ojos, caminando hacia donde ella ha señalado, y para último momento termino posando con mi bonito título recién entregado, toga y birrete.

Cuando por fin termina de tomar las doscientas cuenta y nueve fotos, le arrebato la cámara. Ella suelta un chillido.

-Ahora tú, ponte ahí -hago el mismo gesto que hizo ella con su mano al querer señalar un lugar-, muestra como todo ha valido la pena. Anda.

Ella carcajea, comenzando a posar con su título también recién entregado, junto a su toga y birrete.

Hemos sabido manejar el habernos graduado el mismo día. Recuerdo haber recibido un gran regalo que ella consideró un ataque de felicidad. Y vaya ataque.

-No soy como tú, ¿ves? Yo no me ando quejando. Puedes tomarme cuántas fotos te plazca.

-¡Joder, te ves asombrosa, quiero cogerte!

Abigail llega a nosotros con un grito que puede escucharse a millas. Zoe no parece prestarle atención puesto que se lanza a sus brazos en otro grito.

Me río cuando Brendon intenta cubrir los oídos de una linda Lia en sus brazos, mirando con molestia al par de chicas.

-Hola, bonita -agudizo mi voz acercándome a la bebé, Brendon le sonríe como queriéndole decir que está bien. Sin embargo, sus grandes ojos me miran aterrada aferrándose al cuello de Brendon.

-Ponque, es tu tío, sabes quien es él -intenta decirle. Me cruzo de brazos cuando ella niega, hundiendo su rostro en su cuello. Él chasquea con su lengua-. Dal, ya acéptalo, te odia.

-¿Me odia? -pregunto incrédulo-. Tiene un año, Brendon.

-¡Es inteligente! Ya dijo su primera palabra.

-No, no lo hizo -interviene Abigail rodando sus ojos-, eres tú quien cree que lo hizo.

-Dijo "galleta", ella claramente dijo "galleta".

-Ah, ¿sí? -alzo una ceja-. Pecas, ten, ya regreso.

Le entrego la cámara junto a mi birrete y me echo a correr hacia mi auto. Sonrío al conseguir una bolsa de pequeñas Chips Ahoy que sobraron de hace un par de días en compras compulsivas junto a Zoe, y en la misma corrida regreso hacia ellos.

Me percato de que mi hermano y Chloe han llegado junto a mis padres, la familia de Zoe está ahí igualmente.

John ha conseguido una nueva conquista, por lo que me ha comentado Zoe, parece una mujer agradable y bastante amable, cuando la conocieron podía jurar que Zoe había regresado embelesada. Su nombre es Ginger.

No sería un reemplazo de la señora Ainsworth, pero podría llenar el vacío que quedó en la vida de John luego de su pérdida.

Daniel había consolidado hace un par de meses su matrimonio con Layla y habían decidido renovar sus votos, donde Nick vistió a mi par un atraje elegante y Zoe el vestido que le había regalado para una de nuestras primeras citas. Jamás me cansaría de verla en esa prenda.

Recuerdo que esa noche, celebrando nuestro primer aniversario, también recibí un regalo.

Joder, yo jamás me cansaría de esto.

Mientras que Keith, él sentó cabeza de una vez por todas, así que al encontrarme con su mano entrelazada con la de Cameron sólo sonrío.

Nuestras vidas han sido un completo cuento cliché que no sabía cómo acabaría. Y lo mejor está por venir.

-Denme un segundo, por favor -hablo en alto para que puedan escucharme-, estamos en medio de un tremendo soliloquio. Estoy apunto de ganarme un pequeño tesoro.

Ellos sonríen, mirando con atención mis movimientos. Zoe, Abigail y Chloe ríen por lo bajo sin despegar su mirada.

Aclaro mi garganta, abriendo con cuidado la bolsa para tomar una de las galletas. La sujeto entre mi pulgar e índice frente a ella.

-¿Ponquecito?

Creo que Brendon susurra algo en su oído y de repente ella está viniendo hacia la galleta. Una vez la toma en su manito sonrío, Brendon la inclina hacia mí y entonces ella se deja tomar entre mis brazos.

Recibo aplausos y creo que felicitaciones. En todo el año que esta criatura ha estado en existencia, jamás había accedido a mí, siempre se escondía entre los brazos de mi amigo y me dejaba sin oportunidad. Por lo que aprovecho de regalarle galletas y besos en su sien mientras la estrujo.

-Te la ganaste -mi amigo alza sus manos en rendición-. Felicitaciones.

Le sonrío. Voy a saludar a todos luego de ahí ya que los había evitado cuando llegaron. Hago una señal como la de un militar cuando Patrick a lo lejos se despide.

Fue un gran compañero a lo largo de todo ese tiempo, nunca compartimos mucho, pero hemos quedado en reunirnos con nuestros amigos en alguna ocasión. Mientras tanto viajaría a Knoxville para pasar éstas vacaciones junto a su familia.

No creo que sea una buena idea salir de Tampa para ésta vacación. La última vez que se nos ocurrió salir de la ciudad los resultados no fueron buenos, y sabemos que no es por alardear, pero preferimos quedarnos en casa esta vez.

-¿Qué harán después de salir de acá? -nos pregunta mamá. Le doy una mirada a Zoe por encima de ponquecito que aun está en mis brazos.

Teníamos planeado el qué hacer, pero sería incómodo comentarlo frente a mi madre, por lo que gracias al cielo, mi novia piensa rápido.

-Iremos a almorzar en el centro -sonríe convencional. Hasta casi yo le creo-. Hay una cafetería donde fue nuestra primera cita y nos gusta conmemorar. Su hijo puede ser romántico cuando realmente se lo propone, ¿sabe?

-Ya lo creo -se ríe ella, papá se acerca hacia nosotros-. ¿Ya nos vamos?

-Sí, hay que dejar que ellos disfruten -da un guiño. Creo que Zoe y yo fruncimos el ceño al mismo tiempo, pero lo dejamos pasar-. Nos vemos después, hijo, pásenla bien, se lo merecen. Felicitaciones a ti también, Zoe. Nos vemos el lunes.

-Hasta luego, señor Mike. Nos vemos -le sonríe ella. Me parece que ha aprendido a familiarizarse un poco más con mi papá, puesto a que antes le parecía "intimidante".

Los días que tuvimos el severo problema con Wesley, pareció intimidarme de igual forma. Pero siempre supe que papá no era así, que había algo mal que lo estaba haciendo hacer todo lo que hacía.

Con el tiempo reveló que Wesley también lo tenía bajo amenaza y me sentí más culpable que nunca. Él no merecía ser tratado de la manera en que fue tratado y se vio en el derecho de disculparse con Zoe igualmente. Claro que ella acabó por perdonarlo, no era problema ya.

Zoe seguía trabajando en la editorial a pesar de ya haberse graduado, sólo que en otro puesto ya que no era más una aprendiz. Chloe y Abigail aun faltaban por sus títulos pero todo iba a favor de ellas. En cualquier momento estarían en nuestro lugar.

-Diviértanse, pero usen protección, ¿sí? Cuento con que Devon sea el primero en darme nietos -mamá guiña un ojo y con velocidad se aleja. Zoe y yo quedamos perplejos y tras jadear reímos.

-Estoy en una familia de locos, realmente -digo como algo insólito. Ella se acerca entre risas hacia Lili y mí, deja un casto beso sobre mis labios y se distrae con el pequeño ponque. Las miro-. ¿Algún día dejarás de comer galletas? Nos haces poner en duda tu apodo. No serás más un ponque, ahora serás una galleta. ¿Te parece?

No cuento con que ella comprenda lo que le estoy diciendo, pero Zoe se ríe cuando me ve con sus grandes ojos. De hecho, sí son grandes y bastante parecidos a los de Abigail. Es una de las cosas que también hace ilusión en Brendon.

Todo su amor se ha plasmado en esta niña, toda su luz se centra en ella. Mi amigo ha encontrado una nueva razón de vida, y la tengo justo entre mis brazos.

Es suya. Es su niña. Es su ponquecito.

Zoe y yo sonreímos cuando vemos a Brendon acercarse con Abigail a sus espaldas. Extiende sus brazos haciéndole una expresión pero ella se inmuta, metiendo otra de esas Chips Ahoy a su boca. Y Zoe me decía que era tonto que quisiera comer de esas galletas. Bah, por favor.

-¿Lil? ¿No quieres venir conmigo? -él se cruza de brazos. Ella ni gira su mirada. Nos reímos-. ¿No? Oh, está bien, está bien. Me voy, ¿escuchaste? Me estoy yendo, Lili. Adiós. Me voy con mami. Mami se viene conmigo. Adiós.

Alarga sutilmente las palabras y con su mano saluda, comenzado a caminar en retroceso y tomando con gentileza la mano de Abigail pero sin quitar su vista de ella.

A casi metro y medio de distancia, la vemos hacer un puchero, su entrecejo se frunce y creo que sus ojos se cristalizan. Brendon comienza caminar más lento.

Entre sus manos toma la bolsa azul de galletas y la tiende en dirección hacia donde ellos se están yendo.

-Dada... Da... Da -balbucea bajo, casi inaudible. Su puchero se hace más notable y Zoe, que ha escuchado lo que ha dicho, abre lento su boca adjunto a sus ojos-. Dada... Dada... Da.

-¿Qué dices, Lia? -jadeo en sorpresa. Brendon y Abigail se quedan parados en el mismo lugar, giro mi vista con una sonrisa-. ¿Papá? ¿Quién es "papá"?

-Dada... -agita la bolsa con parsimonia.

-Está diciendo "dada", Dallon -parece replicar Zoe. Brendon y Abigail se regresan con lentitud hasta quedar frente a nosotros nuevamente. En el semblante de mi amigo sólo se muestra nostalgia. Y creo que Abigail está a nada de llorar.

-Eso en idioma bebé significa "papá", Zoe -insisto entusiasmado-. ¡Está llamando a Brendon "papá"!

Brendon vuelve a estirar sus brazos, y en menos de dos segundos la pequeña criatura está con él otra vez. La mira.

-¿Ponque? -murmura, casi en un hilo de voz. Lia agarra con una de sus manos la bolsa de manera torpe, con sus grandes ojos abiertos hacia él, y entonces posa distraídamente su otra mano en el rostro de Brendon, cerca del pómulo-. ¿Quién soy yo?

Ella quita la mano de su rostro, centrándose de nuevo en las galletas. Brendon vuelve a hacerle la misma pregunta, esta vez junto a Abigail.

-Da..., da -la bolsa cae al suelo, sólo para ella poner ambas de sus manitas en el rostro de Brendon y apretando. Y ella lo vuelve a repetir una y otra, y otra, y otra vez.

-Sí, soy papá, Lil -la abraza, si no me equivoco una lágrima escurre por su mejilla y luego está abrazando a Abigail contra sí-. Soy papá.

Zoe suelta un sonido de ternura y se aproxima a rodearlos con sus brazos, voy detrás de ella, rodeando con mis brazos hasta donde alcanzo de igual manera.

A veces lo pienso y parece más irónico que curioso, puesto a que estoy con las mismas personas que herí cuando era un niño inconsciente. Recuerdo perfectamente cómo llegué aquí, quien ayudó, quien no. Una que otra razón y el porqué de cada una.

Miro a Brendon, miro a Zoe, miro a mi familia.

Siento que no me lo merezco, yo no merezco esta vida. Pero no voy a quejarme del todo, quiero aprovecharla. Voy a hacerlo.

Quiero hacer a Zoe feliz. Quiero ver a Nick crecer, quiero ver a Lia crecer. Quiero ver a mi mejor amigo ser feliz, a mi hermano arrasar con el mundo y hacer a mis padres orgullosos.

No quiero ser sólo la cara bonita, no soy solamente una jodida cara bonita. Zoe me lo ha hecho saber en múltiples ocasiones.

Diría que no tengo mucho, de hecho, tengo bastante poco. Una simple trabajo, un simple sueldo, un simple apartamento con una simple mujer a la cual amo y una gran familia.

Tengo exactamente todo lo que quiero, porque es exactamente todo lo que necesito. Soy feliz.

Y la mejor parte es que ella forma parte de todo eso.







-¡¿Mañana vamos por él?! -casi salto de mi puesto. Ella asiente con una sonrisa, mi vista se fija nuevamente en la foto tirada desde su teléfono-. Oh, joder, ¡te amo, te amo, te amo! ¡Te amo!

A pesar de que estamos comiendo otra de nuestras emblemáticas pizzas en el mismo lugar que la primera vez aun con nuestras togas encima, dejo el celular a un lado en la mesa para pasar por encima y tomar su rostro entre mis manos.

Ella tiene comida en la boca, pero no me impide el darle un beso por cada "te amo" pronunciado.

-¡Dallon, mierda, eres demasiado asqueroso! -me empuja en un gruñido. Sólo puedo verla con ternura.

Sí, la respuesta es: sí. Después de trece años, sigo amando verla enojada. Amo cuando se enoja. Amo hacerla enojar porque entonces puedo hacer de todo para contentarla, creo que lo mejor es que siempre lo consigo, siempre encuentro una manera.

Ella lo vale.

Mi vista se fija una vez más en la foto de un puddle aun cachorro. Como lo había prescrito, es un macho, su color es negro y mi corazón parece derretirse en mi interior.

-¿Tiene su collar?

-Lo mandé a hacer en la misma tienda. Pondrán su fecha de nacimiento y su nombre.

-¿Les dijiste que pusieran Haggart? Este es un Haggart, Zoe.

-¿Es en serio? ¿Panky Haggart? -le asiento. Ella respira hondo, casi meditando-. Escucha, y bien claro, Dallon: si yo no tengo aún ese jodido apellido, un perro no lo hará, ¿estamos?

-Auch -finjo ofensa que no la saca de su cabreo repentino-. Estamos, mi Doña. Tú no tienes el apellido porque no has querido.

Lo último lo dije en un murmuro, algo más para mí, pero ella lo capta y se me queda mirando con incredulidad inyectada. Enseguida me percato de la inconsciencia esparcida en mis palabras.

-Zoe...

-¿Porque no he querido, has dicho? -su semblante no cambia ni porque un huracán se avecine ya mismo. Hago otro ademán de querer hablar que ella impide-. Acabamos de graduarnos, Dallon. Lo hemos hablado miles de veces, te he preguntado si es lo que de verdad quieres, me has visto incluso dispuesta a intentarlo, ¿y no quiero?

-¡Eso está bien!

-¡Dallon, ¿por qué te mientes?! -exclama. Suena dolida, y esta vez sí puedo ser consciente de ello-. ¡Quieres una familia!

-¡Ya tenemos una familia, Zoe! Te tengo a ti, Devon, mis padres, todos. ¿Comprendes?

-No, no lo comprendo -disienta con firmeza. Me hallo rechinando con los dientes-. Quieres tu propia familia. Quieres casarte, tener hijos, una casa. ¿Eso es lo que realmente quieres?

-Zoey, escúchame, por favor...

-Dallon, sé honesto conmigo. Sé honesto contigo mismo.

Balbuceo, buscando palabras que pareciera, no tengo.

-¡Zoe, ¿pero qué es lo que quieres que haga?! -agito mis manos con exasperación-, ¡¿que te obligue a hacer algo para lo que no estás lista?!

-Puedo estarlo si me lo propongo, Dallon. Nadie nace estando listo. Tú debes sentirte como tal, pero debemos aprender demasiado todavía.

-¡¿Lo ves?! No estamos listos, no podemos arriesgarnos a querer formar una familia, Zoe. Si tú no estás lista, yo no lo estoy. No voy a seguir insistiendo sobre eso.

-Si tú no, pues yo sí -se acomoda en su asiento con determinación-. Lanza una moneda. Cara: matrimonio, cruz: embarazo. Que empiece.

La miro aterrado.

-De acuerdo -me río nervioso-, de todas las cosas que has dicho en todo este tiempo, Zoella, eso es lo menos elocuente que he escuchado, no sólo de ti, sino que en mi vida también. ¿Qué es lo que tiene la pizza esta vez, eh? Lo hablaré con Martha.

-¡Dallon! -reprocha en un chillido-. Mira, estamos económicamente estables, tenemos un buen apartamento, ¿querías verme con un título primero? Pues sólo míranos. Tienes trabajo, tengo trabajo, somos lo suficientemente maduros y tenemos una gran familia, nombra qué es lo que nos falta.

Quedo perplejo. Ha resuelto en menos de dos minutos todas mis dudas, todo lo que me preocupa y jamás me había tomado el tiempo de mirar a plano completo.

-Podemos intentarlo, mi amor -se pasa de asiento, sentándose a mi lado. Acuna mi rostro entre sus manos-. Podemos formar una familia. Podemos darnos el lujo de aprender. Como dijiste, podemos practicar con Panky.

Me río, a pesar de haberme sentido lejano mientras ella hablaba, me hallaba procesando cada una de sus palabras.

Giro mi rostro para besar su palma, luego vuelvo a girar, acariciando su mano con la mía, la suya estando todavía en mi rostro.

-Sólo no quiero decepcionarte -susurro-, quiero ser suficiente para ti y nuestra familia. Lo digo, pecas, somos jóvenes. No quiero creer que nos estamos apresurando. No sé qué pueda pensar tu papá.

-¿Papá, dices? -suelta una risita. Me veo riendo ante lo que he dicho, sintiendo la obviedad en esto; John dejó de ser un gran obstáculo hace un tiempo. Mis padres salen junto a él y su nueva novia a veces, ya somos familia.

»Daniel es el mayor, está casado y tiene a Nick. Puedo asegurar que dentro de poco vendrá otro bebé, porque los veo sospechosos. Luego está Keith, que es gay, y de última estoy yo, ¿y te preocupa John?

-Claro -entrecierro los ojos-. En tal caso, creo que debería ser yo quien lo hablara con mis padres avisándoles que Devon no será el primero en darles nietos.

Ambos nos reímos. Es cuando me doy cuenta de lo feliz que me hace, de lo feliz que soy a su lado, de lo afortunado que soy, sólo por tenerla a ella conmigo.

¿Hace cuánto exactamente que no sentía realmente el zoológico de fútbol americano? Si hacia gran memoria llegaba a la conclusión casi de inmediato: fue hace un par de horas, estando con ella, viéndola recibir un titulo universitario.

Algo me decía que ese sentimiento permanecería por otro largo, largo tiempo.

Me enamoré de ti,
de la forma en la que sonríes en la mitad de cada beso,
de la manera en la que te ríes con
cada una de mis tonterías,
de tus ojos, de tu sonrisa,
de tus bonitas pecas
y de la manera en la que tus labios
parecen delinear con sutileza mi nombre, me hace sentir especial.

Me enamoré de ti,
de tus pensamientos,
de tu belleza característica,
de tu presencia,
de tus ideales.

Me enamoré de la forma
en la que me hiciste volver a vivir.

Me enamoré de ti.


-Chicos...

Una voz que parece un más bien un sonido dulce interrumpe momentáneamente nuestra conversación. Observamos a una alegre y conmovida Martha posar un pequeño cupcake en nuestra mesa.

-Martha, ¿y esto por qué? -sonríe Zoe, observando el postre con su ceño levemente fruncido-. No pedimos nada.

-Es un regalo de la casa -explica tras mover sus manos-. Verán, ustedes siempre vienen, llenan el lugar de amor, le dan vida. Hace un tiempo no teníamos una pareja de enamorados, ahora hasta vienen parejas del mismo sexo y familias, porque a lo largo del año ustedes los han inspirado. Le devolvieron el brillo al lugar.

Ahora es mi novia pecosa la que se encuentra conmovida ante las palabras de la señora no mayor de cuarenta años a la cual le hemos tomado el cariño suficiente gracias a la frecuencia con la que acudimos al local.

Prestamos atención cuando parece querer continuar con su discurso.

-Quisimos pero no pudimos evitar prestar atención a su reciente conversación, fueron algo ruidosos -da una risa que nosotros seguimos. Pellizco su mejilla al momento que la veo colorearse de carmín-. Y nos sentimos orgullosos de la decisión que han tomado, ha sido una bastante madura y quería agradecerles y felicitarlos. Lo merecen.

-Gracias a ti, Martha, lo apreciamos bastante -Zoe hace un mohín tomando el postre en su mano, y tras Martha despedirse se retira, sin siquiera haberme dejado agradecer por mi parte.

Con un cuchillo de plástico que vino para partir los pedazos de pizza, ella consigue partir en dos pedazos iguales el pequeño cupcake. Tiende un pedazo para mí y él otro lo sujeta ella, lo tomo con precaución.

La punta de su nariz se halla rojiza. Sé que ha querido llorar por las palabras amables y consideradas de Martha, pero de alguna manera ha encontrado tragarse sus lágrimas y suspira.

Quiero besar su nariz, así que lo hago, ella me sonríe.

Recuerdo algo a último momento.

-Oh, espera -le digo pasando mi mano por mis bolsillos. Hoy es mi día de suerte en cuanto a hallar cosas con rapidez. Muestro la moneda de cobre al presionar mis labios-. Olvidé lanzar la moneda. ¿Preparada?

Ella suspira, callando por unos segundos con su vista en el objeto, pero me asiente.

Dejo a un lado mi pedazo de postre en la mesa y me dispongo a lanzar la moneda en un movimiento rápido, cae en la mesa con su agudo sonido. Instintivamente contraigo la respiración, esperando la respuesta de una simple moneda brillosa.

Dejamos escapar el aire cuando da esa respuesta definitiva.

Cruz.

Ambos respiramos hondamente y giro para darle un gran abrazo. Beso su sien, su párpado, su mejilla y dejo de último sus labios para prologar el contacto. Siento que todo lo que ha contenido desde el discurso lo deja salir en un amortiguado sollozo.

Pero se repone, seca sus lágrimas y me sonríe. Presiono mi mandíbula en aires de querer darme fuerza y seguimos suspirando. Retomamos nuestros pedazos de postre achocolatado.

-Por nosotros -alza su mano. Repito el acto.

-Por nosotros.

Y sellamos el trato una vez damos la primera mordida.

Recuerdo lo que me había comentado sobre lo que Nathan les dijo esa vez en el hospital a ella y a Abi; en Venezuela a los cupcakes los llaman "ponques".

Nosotros tendríamos nuestro propio ponquecito.

_________________________________

#DomingoDeSuMirada AMÉ MUCHO ESTE CAP. (, tuve un ataque repentino de inspiración y he escrito esta belleza en un día, o sea, hoy gg).

Muchos no están leyendo los capítulos, no estoy obteniendo tantas lecturas como antes, pero de abajo se empieza, ¿no? Hasta ahora me está yendo de maravilla y me encanta.

NO OLVIDEN PASAN POR LA SUBHISTORIA DE ESTA, SE LLAMA "COCAÍNA", ES SOBRE LA RELACIÓN ENTRE CAMERON Y KEITH Y PUEDEN HALLARLA FÁCILMENTE EN MI PERFIL.

(Pienso comenzar a escribirla cuando termine esta oficialmente, pero conociéndome que no lo haré, ¡vAYAN A DARLE AMOR!)

Espero verlos el miércoles, se acerca navidad gg <100-97.

Gracias por leer xxx.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro