Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

thirty seven, dejando ir miedos.

Zoe

En el último par de años, he alcanzado a ver a Dallon de todas las maneras posibles. Llegué a un punto en donde si no había visto un escenario de él, hacía todo lo posible por traerlo a flote, porque quería hacer presencia de todos los escenarios de su vida. Poder conocer al hombre que amo, sin ninguna máscara de por medio. Que se abriera a mí con toda la libertad que le meritaba.

No hace mucho se lo comenté mientras almorzábamos en casa, Panky estando con la vecina. Y creía que lo hacía sólo por fastidiarlo la mayor parte del tiempo -cosa que no es total mentira- pero que yo realmente disfrutaba haciendo. Así que para quedar mano a mano, le propuse que él hiciera lo mismo.

Hasta ahora, sé que sigue intentando analizar mis palabras, buscando escenarios que quisiera ver en mí que él no hubiese visto antes. Aun así no hacía mucho esfuerzo, porque según él, cualquier escenario que se me presentase, llegaría en el momento justo para él poder estar ahí.

Entonces nos tranquilizamos, no volvimos a hablar sobre eso, pero yo claramente no lo dejé pasar por alto en mi mente. Yo sigo con mi trabajo de buscar en él diferentes escenarios porque me interesa, porque no sigo su ideal, por más que no esté mal.

Lo he visto emocionado, triste, paranoico, nostálgico, enojado, frustrado, lujurioso, divertido... Y la lista sigue su curso. Mi punto es que ahora, estando en nuestra cena elegante, estoy presenciando dos escenarios de cuanto en cuanto: está taciturno, pero nervioso también.

A mitad de nuestra velada, debo detenerme a observarlo y encararlo, porque su torpeza me está haciendo perder un poco la paciencia y me hace preocuparme. Dallon no suele ser así, su nerviosismo debe tener una razón.

-Todo está bien, pecas -me repite por enésima vez-. Pero ya quiero salir de aquí e ir a casa, es todo.

- ¿Es todo? ¿Seguramente es todo? -balbuceo-. Dallon, casi le tiras la bandeja a la pobre muchacha cuando vino a dejar el pedido.

-Fue un movimiento torpe, Zoe. Nada más -toma mi mano por encima de la mesa-. Juro que todo está bien. Ha sido un día algo pesado -besa mi mano.

Suspiro. Pero no me puedo dar por vencida tan fácilmente.

-Dal.

-Te amo mucho, ¿sabes? Y estoy emocionado por nuestro viaje a África. Se lo comenté a papá.

- ¿Se lo comentaste a Mike? -mis ojos se abren. Él me asiente. Nuestras manos siguen entrelazadas-. Yo se lo comenté a Ginger hace unos días. Ella..., me aconsejó, y se comportó increíble.

Él sonríe. La luz del lugar es tenue, asombrosa para lo que es una cena no prevista y totalmente no planeada. Sólo me dio a escoger algún lugar, pero quería un lugar a donde ninguno hubiese ido antes, porque según él sería especial. ¿Y quién se supone que soy yo para cuestionar las habilidades de romanticismo de mi querido novio? Por primera vez quería dejar de ser una "mata pasiones".

Terminamos viniendo a un restaurante alejado de la ciudad. No tuve problema al elegir, me basé en las bonitas luces que recorrían el camino, deseando que fuese lo que esperaba, y, para mi suerte, fue así. Puedo observarlo bajo la luz de lámparas en el techo y escucharlo por encima de la suave música de fondo.

Nada puede ser más perfecto.

-Estaba teniendo un par de problemas, por eso quise hablar con papá hoy. Me sentía como..., extraviado. Sentía que necesitaba un sabio consejo, un abrazo de su parte. Hace tiempo que no requería de mi padre para ese tipo de cosas. Pudimos tomar un café, pude escucharlo atentamente. Sentí... Tanta calma, Zoe.

- ¡Dal, estoy tan feliz por ti! -ahora yo presiono su mano con las mías, dejando un beso luego-. Estaba pensando en preguntarte qué habías hablado con él. Iba a parecer una novia neurótica, no es mi punto. Me alegra que puedas tener ese tipo de momentos con él, sé lo que se siente. Con mi papá es asombroso, me cuesta creer que John se esté soltando, pero es mi papá, eso es bueno.

-No eres una novia neurótica, por Dios. Iba a decirte de todas formas, se trataba de nosotros. Se lo quería decir a él porque necesitaba que me devolvieran a mi carril, ¿comprendes? Esta vez sabía que tenía que ser mi papá quien lo hiciera y no Devon o Brendon.

-Amor, ¿es eso lo que te tiene así? ¿Tan distraído? -frunzo mi ceño, entrecerrando mis ojos para agudizar mi sentido de la visión. Queriendo escudriñar entre sus expresiones. Su entrecejo se frunce.

-Ya te dije que no estoy distraído, el día fue largo...

-Dal, estás nervioso, por favor -suplico-. Yo te conozco; hay algo que te está martillando la cabeza, algo que te tiene intranquilo y desorientado. Pareces..., no lo sé, asustado. Y no me gusta verte así. Probablemente me estoy preocupando demasiado, pero en la comunicación lo está todo. Te pido que me hables sobre ello. Por favor.

Su semblante se relaja cuando suelta un suspiro. Su mano nunca suelta la mía, por lo que se encarga de proporcionar leves caricias con su vista fija en ellas. No desvío mi vista de él. Siento que al menos debo intentar descifrar lo que recorre su mente, hacerme una idea. Pero no, nada sale.

Sin embargo, él asiente.

-Por eso hablé con él hoy -murmura. Arrugo mi entrecejo con levedad, sin comprender-. No te lo había querido comentar, Zoey. No, ni siquiera no quería, es que no sabía. Estaba tan confundido, tan atareado, tan abrumado. Era como ese callejón sin salida y sueles desesperarte. Pero lo venía sintiendo desde hace días, y a penas hoy es que pude analizarlo y aceptarlo de manera concreta.

- ¿De qué hablas, Hag?

-Estoy aterrado, pecas -su tono es ahogado, y enseguida puedo notar sus ojos cristalizarse, pero sonríe. Suelto un jadeo-. Siento que..., no estoy listo para la paternidad, pero tú lo quieres tanto y yo no debo ser tan egoísta. Yo no quiero que sientas que estás en la obligación de no hacerlo o algo, porque...

-Dallon...

-No, por favor -posa su mano libre frente a mí-, déjame hablar..., por favor -sólo asiento-. Te amo, Zoe. Te amo como nunca he amado y siento que no amaré a nadie, porque quiero formar una familia contigo, porque quiero estar contigo por siempre, porque me haces sentir vivo, me haces sentir completo. Nadie nunca además de ti o mi madre me ha hecho sentir de esa manera, porque no hay cómo, ¿entiendes? Yo te pertenezco, incluso desde mucho antes de que pudieras imaginarlo.

»Tú..., mereces tanto esto que yo no podía, simplemente no podía arrancarte esa ilusión. Porque, mierda, me haces tan feliz que me jode, me jode tanto el amarte de esta manera. No eres egoísta, te conozco, estás sintiéndote egoísta ahora mismo y, mi amor, no es así, ¿de acuerdo? Quiero esto. No seamos así el uno con el otro.

»No quiero que pienses que no lo quiero por el simple hecho de estar aterrado, tú también lo estás. Estamos hablando sobre ser padres, y darle vueltas al asunto sólo lo hace más difícil. Es normal estar aterrado, eso fue lo que me dijo papá, y tiene toda la razón. No nacimos estando listos. Incluso si yo no me siento listo ahora, ¿qué mierda importa? ¡Puedo aprender! Nada nunca nos faltaría.

»Pero quiero estar siempre para ti, porque estoy aterrado, y lo estaría muchísimo más si tú simplemente decides tirar la toalla. No lo hagas, Zoe, nunca me dejes. Te quiero conmigo, aquí, ahora, y también mañana y pasado. Y yo..., te amo... Es sólo eso.

"...te amo... Es sólo eso."

Lo miro atónita con mi respiración entre cortada, mientras que él da todo lo posible por recuperar su aliento. Quise seguirle el hilo a todo lo que dijo, palabra por palabra, letra por letra, así hablase con su voz ahogada y casi quebrada, así hablase con rapidez.

He captado y he comprendido cada uno de sus enunciados, el significado de todos ellos. Y sólo puedo lanzarme a llorar con una sonrisa en el rostro, como la propia idiota que soy.

-Yo... -tartamudeo-... Te amo. Y estoy aterrada. Claro que estoy aterrada. Dios mío.

-Estamos aterrados, muy aterrados. Estamos hasta el culo del terror.

-Yo no voy..., no voy a dejarte, Dal. Tu miedo es insólito, ¿cómo dejarte? Joder. Yo te comprendo, pero me lo pudiste haber dicho mucho antes. Está bien estar asustado. Somos jóvenes, ¡nos graduamos hace nada!

-Pero sabemos que podemos, es nuestro punto. Sabemos que estaremos bien, que nada nos faltará.

-Porque yo te tengo a ti y tú me tienes a mí, y eso está bien -mi voz sale entre cortada, pero él sonríe y asiente.

Me levanto de mi asiento, tirando de su mano aun entre la mía. Necesito abrazarlo, abrazarlo con mucha fuerza. Saber que está ahí.

Soy feliz sabiendo que lo tengo conmigo. Que es mío, que está entregado a mí. Yo no podría permitirme el lastimarlo, siento que su felicidad complementa la mía, y al sonreír, veo que es así.

Nos abrazamos por un par de minutos donde las demás personas a nuestro alrededor obviamente nos importan una mierda. Es nuestro momento. Y a pesar de que nos besamos entre el abrazo y captamos la atención de varias personas, ninguna se anima a interrumpir, e internamente agradezco a todos.

Logramos no ser exagerados o inapropiados y nos separamos. Luego de otro corto beso, tomo mi bolso con una mano y su mano con la otra. Le sonrío.

-Vayamos a casa -susurro apoyando mi mentón de su hombro-. Será una velada bastante especial.

-Entonces andando -besa fugazmente mi mejilla.

Pasamos por la caja pagando nuestra cena y con divertidas sonrisas nos dirigimos al auto. Nuestras manos entrelazadas, como debe ser. Subimos y, como la mayor parte del tiempo, me apodero de la radio.

- ¡Deja esa! -exclama con su vista en el camino-. ¡Joder! Amo esa canción.

- ¿Te gusta King For A Day? -mi boca se abre-. Maldición, algo me decía que yo debía amarte.

-Kellin Quinn, Sleeping With Sirens y Pierce The Veil son sinónimo de: puta gloria. Vamos, esa canción es un clásico. Una vez entras en tu etapa emo simplemente no puedes salir, pecas, sólo olvidarte un poco, pero nada más.

-Santa mierda, no, tú no acabas de auto catalogarte como "emo", Dal, por favor. Menos con esas bandas.

-Please won't you push me for the last time, let's scream until there's nothing left! So sick of playing I don't want this anymore, the thought of you is no fucking fun, you want a martyr I'll be one! Because enough's enough, we're done -sus gritos hacen que suelte una carcajada-. ¡Canta, Zoe!

Y lo mando todo a la mierda. Yo amo esa canción. Comenzamos a cantar al unísono.

-You told me think about it, well, I did! Now I don't wanna feel a thing anymore, I'm tired of begging for the things that I want, I'm over sleeping like a dog on the floor.

Dejamos llevar nuestras cabezas al ritmo de la guitarra y la batería hasta la siguiente estrofa, luego la canción termina y comienza una de los Misfits que se ve encantado de saberse a la perfección, pero yo no lo hago, así que me limito a sonreírle y a observarlo desafinar con fatalidad cada cuanto, haciéndome reír.

Hasta eso lo hace perfecto. Me doy cuenta de que no hay nada que no ame de él. Que me completa en todos los sentidos.

Cuando llegamos a nuestro edificio bajamos del auto tan entusiasmados como subimos a él. Teniendo la llave lista para abrir la puerta y a un ansioso Panky recibiéndonos del otro lado. No resulta molesto puesto a que al rato nuestra mascota se pierde de nuestro campo y entre besos guío a Dallon hasta nuestra habitación.

-Eres la persona indicada para compartir mis gustos en las bandas -interrumpo el beso para hablar. Sus piernas chocan con el borde la cama y caigo encima de él. Suelta una risa tomándome por la cintura, paseando sus manos por mi trasero, vuelve a besarme.

-Soy el indicado para todo, pecas, al menos si se trata de ti.

Risoteo empezando a desabotonar su camisa de vestir. Con agilidad él se deshace tanto de mi calzado como del suyo y nos removemos hasta el centro de la cama. Las luces de las lámparas habían estado previamente encendidas antes de que dejáramos el apartamento hace un par de horas atrás.

-Tienes toda la razón.

- ¿Debería asustarme? Usualmente, la única en nuestra relación en siempre poseer el don de la razón, eres tú.

Bajo de encima suyo para posarme a un costado cuando lanzo su camisa a algún lugar sobre el suelo. Aparto mi cabello, indicándole indirectamente que baje el cierre del vestido. No se queda atrás y a medida que va bajando éste, deja un camino con sus labios por mi espina dorsal.

-Siempre hay una primera vez para todo, pequeño Hag.

Deshago mi prenda con rapidez, alzando mis brazos luego para lanzarla junto a su camisa. Vuelvo a posicionarme encima de él a horcajadas.

-Me encanta que seas tan optimista.

Sonrío bajando mis manos hasta el botón de su pantalón. En cuestión de minutos estamos completamente desnudos bajo las finas sábanas celestes. Su lengua colisionando con la mía en un vaivén exquisito, enloqueciendo cada uno de mis sentidos.

Ha dejado su vello facial crecer, no mucho, pero lo suficiente para lucir jodidamente caliente ante mis ojos. Muerdo mi labio cuando su lengua recorre toda la extensión de mi cuello. Puede que rasguñe un poco su espalda con mis uñas crecidas y que suelte un gruñido que me hace sonreír ante ello.

- ¿Sabes qué creo que es lo mejor de ser estéril? -de su garganta sale un sonido ronco-. No es necesario usar protección. ¿O sí?

-Uhm... Me temo que no sé la respuesta a eso, hermosa doncella, pero vamos a suponer que está en todo lo correcto y permítame hacerla mía esta noche -imita un tonto tono sofisticado que me hace reír.

-Adelante, gran caballero.

Él se ríe regresando a su tarea de entretenerse en mi cuello. Empieza a bajar por mi clavícula y luego mi pecho. Su lengua juega con mi pezón derecho mientras que con sus dedos se encarga de darle la misma atención al izquierdo, haciéndome rodear su cintura con mis piernas y entrelazar mis dedos en su largo cabello lacio.

También lo ha dejado crecer bastante, casi llegando a parecerse un poco a la imagen de mi cuñado. Pero no creo querer ver el rostro de Devon, mi cuñado y además novio de una de mis mejores amigas, en el cuerpo del amor de mi vida.

Porque eso es Dallon: el gran y muy jodido amor de mi vida.

Suelto jadeos que van aumentando su volumen a medida que su lengua va descendiendo por mi cuerpo. Sus manos aprietan con parsimonia mis muslos mientras esparce lujuriosos besos por mi abdomen. Inconscientemente impulso mis caderas hacia él, lanzando gemidos que cada cierto momento me son correspondidos.

Cuando llega a mi vientre bajo se detiene, volviendo a subir hasta donde se haya mi boca para morder mis labios de manera deliciosa. Su mirada se ha vuelto opaca y sé que la mía también, cargados en una nube de lujuria.

-Quiero intentar algo -susurra ronco en mi oído. Me estremezco jadeante. Él vuelve a hacer un camino por toda mi mandíbula, se detiene en mi mentón y pide que abra mis ojos. Le gusta que lo mire siempre que estamos en éstas situaciones, y yo no me inmuto; lo quedaría mirando por toda la eternidad-. Te va a gustar. Déjate hacer.

Planta otro beso sobre mis labios, yo sólo me limito a asentir. No tengo escapatoria, de todas formas.

No hace un camino; va directo a dónde quiere ir: mi vientre bajo.

Separa mis piernas, comenzado a besar mis muslos internos, desde el inicio de la rodilla cada uno y sin dejar de mirarme. Gimo al sentir su aliento rozar contra mi monte de venus. Es cuando comienza a esparcir besos que me vuelvo un verdadero y demasiado jodido desastre de gemidos.

Sin sentirme del todo preparada para ello, su lengua entra en acción junto a sus labios, succionando mi clítoris casi rítmicamente. Doy un gran gemido alzando mis caderas. Mi estómago se contrae y sus manos vuelven a acariciar mis muslos. Dejo que mis manos arruguen las sábanas a mis costados.

Y es que nada nunca se ha sentido tan jodidamente bien.

Se entretiene por un momento en el que yo lucho por no llegar a mi límite, pero se me hace lo más difícil por cumplir. Mi respiración se acelera y con ello el movimiento de mi pecho. Él se detiene, subiendo a besarme casi de manera inmediata y sin dejarme lugar para quejarme.

-No permitiré que te vengas de esa manera, pecas -murmura antes de atacar mi boca.

Paso mis brazos por su cuello profundizando el contacto. Dejo que coloque mis piernas nuevamente alrededor de su cintura y se amolde a la posición más cómoda para ambos. Con lentitud y un carraspeo desgarrando desde garganta, entra en mí. Gimo con libertad; yo jamás lograría cansarme de esto. Y ahora que lo pienso, no tengo ni la más vaga idea de cómo logré mantenerme virgen por tanto tiempo.

Sus estocadas van lentas, permitiéndose a él mismo disfrutar de las embestidas igualmente. Varios "te amo" son compartidos a medida que va aumentando la velocidad, sus ojos estancados en los míos, su frente contra la mía, compartiendo húmedos y cortos besos, siendo cubiertos por una capa de sudor mínima.

Un gran gemido me es interpretado cuando llego a mi punto. Él no deja de moverse hasta que lo siento venirse y aleja sus manos de mi cadera para posarlas a cada lado de mi cabeza, bajando después a ahogar mis gemidos en su boca.

Cae a mi lado jadeando, y yo intento recuperar mi respiración. Lo oigo aclarar su garganta por encima de mi respiración agitada.

- ¿Cómo estuvo?

Mi suspiro se ve interrumpido por una risa.

-Siempre hay una primera vez para todo, ¿no? -se une a mis risas, lo encuentro asintiendo-. Mi única duda existencial es: ¿por qué mierda no hiciste eso antes? Fue asombroso, joder.

Carcajea. Le permito estrujarme entre sus brazos, me acerca a él para abrazarme. Apoyo mi mentón de su pecho, regalándole una sonrisa.

-Quería guardarlo para una ocasión especial -pasa sus dedos por mi cabello-. Sé que todas las ocasiones contigo son especiales, desde cuando tenemos este tipo de cenas elegantes hasta cuando intentamos darle a Panky un baño que termina en desastre -nos reímos-, pero sólo..., es especial. Quería hacerlo así.

-...Esta bien -susurro-. Ahora me recordaste que debo darle un baño.

-Tú lo hiciste la última vez, déjame hacerlo yo esta vez.

- ¿Ves? Y nos dicen que no podemos ser buenos padres -bufo-. A la mierda con todos.

-Pecas... Los únicos poniéndonos barreras éramos nosotros mismos.

Clavo mi vista en él. Sé que tiene razón, nuevamente, no lo cuestiono. No me gusta discutir con Dallon, menos cuando -a duras penas- me cuesta admitir cuando tiene la razón. Por otro lado, no hay inconveniente. Así que le asiento lentamente antes de depositar un beso sobre sus labios.

-...Tengo los boletos de avión a África -murmuro viéndolo, sin perderme un detalle de su expresión sorpresiva-. Salimos la semana que viene.

Puedo ver cómo su pecho se infla a medida que las comisuras de sus labios saludan al cielo mostrando su dentadura. Acaba por posarse encima de mí, besándome rápida y repetitivamente.

"Nunca los dejes tomar la luz detrás de tus ojos" citó alguna vez mi queridísimo Gerard Way. Y cuánto me aferro a la simple frase. El significado es mucho mayor.

-Podemos hacerlo -masculla acariciando mi nariz con la suya, amo ver sus ojos desde ésta perspectiva; puedo apreciar el brillo que poseen como desde una primera fila.

-Podemos hacerlo -reafirmo, besando uno de sus párpados cuando caemos de costado. Mi mano sobre su mejilla, mis dedos delineando cada centímetro. Besa mi palma.

-Te amo -son sus palabras antes de caer rendido a las garras de Morfeo.

Y a pesar de que se ha dormido y ya no me esté escuchando, puedo repetírselo de la misma manera, porque su corazón sigue latiendo, su respiración es suave, y es asombroso.

-Te amo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro