thirty five, África del Sur.
Zoe
Durante todo el tiempo que papá ha estado junto a Ginger, muy pocas veces he tenido la dicha de compartir momentos junto a ella. Es una mujer carismática, sencilla, con dos hijos, cuyos aun no conozco, pero al tenerla a ella de referencia, sólo podría imaginar que sería asombroso conocerlos.
- ¿Cómo te has estado sintiendo? -me pregunta con una sonrisa en su rostro. Se ha ofrecido a ayudarme con la redecoración del apartamento. Mis amigos no resultaron muy entusiasmados con la idea y Dallon ha estado bastante ocupado con las librerías últimamente. No sería correcto molestarlo por algo así.
-Un poco cansado todo -soy sincera-, el tomar tanto café por más que me agrade no creo que sea tan bueno, pero me ayuda a no pegar un ojo cuando lo necesito.
-Por mi parte, jamás me cansaría del café. Pero puede que tengas razón.
-Papá es todo un devorador del café. Ahora comprendo una porción del porqué te atrajo.
- ¿Bromeas? Es la razón por la cual estoy con él -suelta risas que prolongo a su par.
-Desde un plato de cereales hasta una lasaña, y desde una taza de café hasta una sofisticada boloñesa, John es un especialista culinario.
-Eso puede garantizarlo, créeme -vuelve a reírse y tampoco evito el reírme. Ella suelta un suspiro-. Y..., terminamos aquí. ¿Cómo quedó?
Paso el torso de mi mano quitando la fina capa de sudor que comenzaba a formarse. Sonrío ante lo que expone; un tapiz de un colorido mosaico que cuidadosamente ambas nos hemos esforzado la última hora en instalar, y ahora ella acababa, porque es buena en ello.
-Vaya, sabía que sería una buena idea -doy una gran sonrisa-. Dallon lo amará.
-Estoy segura que sí. Vamos a descansar, Zoe. Mereces un descanso.
- ¿Quieres ir a almorzar? Blackville es una buena cafetería, no está muy lejos del centro y Dallon y yo siempre vamos. Se ha vuelto como una tradición en nuestra relación.
-Sería perfecto -accede con un mohín, le sonrío-. Ve a asearte, yo me haré cargo de esto.
-Te lo agradezco.
Entre suspiros me dirijo al baño de la habitación. Estoy toda cubierta de pintura y sinceramente me fascina. La de aceite me hace sentir nuevamente en Navidad, es la mejor parte puesto a que estamos cerca.
Saco toda mi ropa, quedo de frente en el espejo. Es casi imposible quitar mi vista de mi vientre siempre que hago eso. Dallon ha llegado a notarlo y sólo me pide que no lo haga porque sabe que, muy en el fondo, el hecho de ser estéril me sigue afectando.
Tuve mis momentos. Lloré desconsoladamente otro par de veces. Cuando llegaba mi período y las hormonas eran increíblemente imposibles de controlar, por ejemplo. Esta vez Dal estuvo conmigo en todo tiempo, claro. Terminaba por quedarme dormida entre sus brazos.
Llegamos a un punto en donde volví a sentirme culpable, y tuvimos una discusión acerca de eso. Me sentí egoísta, porque estaba pensando más en mí que en él, casi como si a él no le estuviese afectando aquello también y quisimos despejarnos un poco. No quería estar lejos de él en ningún momento.
Me disculpé hasta que me fue suficiente, incluso si él me decía que no era necesario. Pero no era así, claramente lo era. Fue un sentimiento de dos, la noticia lo afectó a él tanto como a mí, y yo no hacía más que lamentarme por ello, sin tomarlo a él en cuenta.
Luego de eso volvimos a nuestra rutina, todo transcurrió normal, ya lo he aceptado. Ya lo hemos aceptado. Amo a Dallon, nada podría cambiar eso. Nos dimos cuenta de muchas cosas a tiempo. Ahora sólo nos tomaremos un tiempo para nosotros.
- ¿Lista? -oigo la voz de la novia de mi padre en el eco del baño. En una exclamación afirmativa respondo y luego de un par de minutos decidimos irnos. Incluso ella ha logrado quedar reluciente en eso de treinta minutos.
Me percato de que el camino se hace rápido cuando conversas animosamente con alguien que comprende ciertamente tu rareza repentina, sobre todo si es en gustos musicales.
-Solía escuchar mucho a los Rolling Stones -comenta tomando asiento una de las mesas del lugar. Ruby, una nueva chica del personal, llega con nuestros pedidos y cordialmente le agradezco, un gesto que regresa.
Las personas aquí ha sido en parte lo que nos ha hecho a Dallon y a mí convertirlo en nuestro lugar favorito a recurrir. A diferencia de lo que pido siempre que vengo con mi novio -nuestra "aclamada pizza de maíz y doble queso" como la llama Martha-, dejo que Ginger haga su elección.
Por lo que al terminar comiendo un par simple de hamburguesas, me hace algo de gracia. Ginger tiene un tanto parecido a mí.
Lo cual hace gran énfasis en el parecido a mamá. Nada nunca podría reemplazarla, pero como he comentado a Dal y a mis hermanos antes; sería lo justo para llenar el pequeño vacío que reinó en John cuando mamá falleció.
»Fui parte de todas aquellas grandes bandas; Guns N' Roses, Nirvana, Queen, Bee Gees, Air Supply, e incluso Green Day en sus mejores momentos.
- ¿En serio? -abro mis ojos enormemente-. ¡Abigail y yo amamos Green Day! Creemos que Billie Joe es excelente.
-Tré fue mi amor, lo admito -alza sus manos-, por favor, no se lo comentes a tu padre.
-No sé nada, soy turista -alzo mis manos de igual forma, reímos-. Mi madre era una gran fanática de Air Supply, y de los Bee Gees también.
-Puedo asegurar que era una gran mujer entonces. A veces nuestros gustos musicales nos definen, ¿sabes? El Rock es increíble y jamás pasará de moda.
-Era una gran mujer -nostálgicamente asiento, mirando hacia mi vaso-. Estoy feliz de que seas quien papá eligió para volver a ser feliz. Daniel, Keith y yo estamos bastante felices. No veíamos el día en que papá volviese a sonreír por alguien más que no fuese nosotros.
-Zoe, son sus hijos, él va a sonreír el resto de su vida por ustedes. Pero me alegra ser un complemento. No sé qué haría sin mis hijos, y sinceramente creo que el volver a formar una familia cada vez es menos lejano.
-Pienso lo mismo -le regalo una sonrisa-. Una pérdida no es fácil, pero ella quería que fuésemos felices, que tuviésemos vida propia. Hasta hace tres años nuestra vida ha vuelto a tomar color. Nuestras navidades se basaban en nosotros tres, con él y mi sobrino. Abigail y Nathan estaban de vez en cuando. Daniel estaba teniendo problemas de pareja en ese entonces.
»Era triste el mirarnos. Keith cayó en una depresión, yo adquirí miedos. Sólo nos teníamos entre nosotros y decaímos, no confiábamos en nadie. Me hace feliz saber que todo ha vuelto a cobrar vida, y agradezco que puedas ser parte de ello.
Mis palabras son sinceras. Quisiera poder expresarme de mejor manera, demostrarle todavía más mi gratitud. La felicidad de mi familia es todo para mí, pondría su felicidad antes de que la mía. Pero no me hace falta cuando puedo ser parte de ella.
-Siento que me estás alagando, Zoe -risotea, también con su vista en su vaso-. También estoy bastante agradecida del que me hayan aceptado en su familia. Pensaba que Keith tomaría rencor hacia mí. Se notaba alguien que aun no se despegaba de la imagen de su madre como para dejar a alguien más adentrarse.
»Todo se ve tan irreal, a veces quisiera pellizcarme, parece tonto -ríe vivaz-. Podemos ser una familia en cuanto me lo permitan. Todo siempre va a depender de ustedes. Los hijos siempre van antes de todo.
Asiento, lo he escuchado antes. De la madre Dallon, exactamente. Y de eso puedo estar segura.
- ¿Tus hijos están de acuerdo con la relación entre ustedes?
-Duke y Shane sólo quieren a alguien que no se atreva a ponerme un dedo encima. Los agallones del maltrato doméstico quedaron plasmados en ellos, soltarme les fue difícil. Me vi siendo protegida por mis hijos cuando solía ser yo quien los protegía a ellos.
- ¿Sufrías maltrato? Ginger, ¿cómo es que no lo mencionaste antes?
-No es exactamente por donde me gusta empezar, Zoe -ríe nerviosa-. Fui una gran víctima. Shane casi lo mata, fue... Es algo que no me gusta recordar. Fue hace seis años ya, la vida es cuesta arriba y estoy emancipada de todo daño. Son sólo malos recuerdos.
-Sería bueno conocerlos. ¿Por qué no has organizado alguna cena?
-Ellos formaron su propia vida fuera de Estados Unidos, Shane está casado con una chica humilde en Puerto Rico y Duke está en Alemania cumpliendo sus sueños de gran fotógrafo. Claro que las llamadas y postales nunca me faltan. Si algo debo agradecer es que todos los días mis hijos me recuerden.
-Son buenas personas -le sonrío, ella me asiente con su mirada cristalina. Me hace sentir nostálgica. Mis ojos comienzan a picar.
-Sabes, yo... -balbuceo-, te considero una amiga ahora, casi una figura materna. Sé que tienes buenas intensiones, no puedes pasar desapercibida. Haz hecho que confiemos en ti y quiero comentarte sobre algo importante. No se lo he dicho a nadie. Ni mis amigos, o John, o mis hermanos, o Dallon. Uh, mucho menos Dallon.
Absorbe por su nariz. Ambas sabemos que estamos en un pasaje de nostalgia. No he tenido una figura materna por tres años, a nada de pasar a cuatro. Creo que debo permitirme el desahogarme un poco.
-Claro, claro -sus risas nerviosas me hacen saber lo genuina que puede ser. Y si lo recuerdo bien, en palabras de Brad, es algo que a mí también me caracteriza en cierto punto-. Puedes hablarme de lo que creas preciso.
-Bien -tomo un gran respiro-. Mi suegra, la madre de Dallon, no hace mucho nos habló sobre viajar los dos fuera del país, despejarnos un poco, tomarnos nuestro tiempo y disfrutar de la compañía del otro, todo después de la noticia sobre... Eso.
-El ser estéril no es algo a lo que debas temerle, Zoe. Mira, muchas personas han pasado por lo que tú, y les ha sido difícil el escapar, pero eres consciente de que se puede seguir adelante, incluso si no puedes concebir.
-Hay una parte de mí que ya la aceptó, pero el recordarlo, mencionarlo...
-Oh, claro... -se toma su momento de meditarlo, casi pareciendo percatarse de que ha cometido una diminuta falta-. Yo respeto lo que sientas, lamento si te hice sentir contrariada...
-Tú tienes razón, Ginger -ladeo mi cabeza-, no me hiciste sentir así. Tienes toda la razón. He repetido junto a Dallon miles de millones de veces que nuestra vida simplemente no acaba aquí, y es mi punto con lo que quiero comentarte.
-Oh, bien, bien. Prosigue.
Tomo otro respiro. Hace que mis hombros se relajen un poco bajo la tensión.
-Con Dallon decidimos que dejaríamos el viaje para otra ocasión, puesto a que estábamos seguros de que podíamos hacer eso quedándonos en Tampa y compartiendo el uno con el otro como normalmente hacemos, y hasta ahora ha sido así.
-Pero claramente hay algo que te cohíbe. ¿De qué se trata, Zoe?
-No me cohíbe con exactitud, es que..., yo realmente he estado pensando bastante.
-Uh, pensar tanto puede afectar en ciertos detalles.
-Por supuesto, ese es el punto. Hasta hace un par de días, volvimos a tocar el tema del viaje. No terminamos nuestra conversación, pero pensamos en posibles lugares a los que podíamos acudir.
-Creo que esto está empezando a gustarme.
Río encogiendo mis hombros cada cuanto. Le asiento.
-Eso creo... Ginger, hay algo, una idea, de cual me ha costado despegarme desde hace un tiempo, y es el ser madre. Yo..., realmente quiero a alguien, a una personita que siempre necesite de mí, que me dedique sus logros a largo plazo y que haga lo posible por hacerme sentir orgullosa, ¿comprendes?
-Más que nada, Zoey -ahora es ella quien ladea su cabeza. Y sonrío, porque era justo lo que yo necesitaba escuchar.
En todo este tiempo que me he aferrado a esa idea, siempre que logro comentarlo termino recibiendo un "aun estás joven, puedes dejarlo para luego" que yo necesariamente no quería recibir.
Pero ahora Ginger ha llegado y me ha dicho que me comprende, sin peros ni excusas por delante. Ella sabe lo que estoy sintiendo.
-Y en ese trayecto de ir y venir en mi mente y el tener este problema de esterilidad, nos ha quedado una única opción a Dallon y a mí.
-Que es la adopción.
- ¡Exacto! Ayer estuve por internet, investigando posibles lugares de turismo yéndome por el tema del viaje, y terminé en una página de centros de adopción... En África del Sur.
- ¿África del Sur, dices? -casi puede oírsele exclamar-. Zoey, eso es...
-Es algo loco, ya lo sé, pero los niños serán completamente hermosos, Ginger, y si viajamos entre principios y finales del año que viene, tendríamos la oportunidad de quedar seleccionados si organizamos todo desde ahora.
-Me parece increíble tu entusiasmo, Zoe, ¿pero no crees que es necesario, en tal caso, hablarlo con Dallon primeramente?
-Por supuesto... -suspiro-, sigue siendo entre nosotros. No podría dejarlo pasar por alto en una decisión tan importante.
-Aunque -risotea- conociendo a Dallon, ni siquiera lo pensaría. Debe estar tan o más entusiasmado que tú.
-Sus ojos suelen brillar cada vez que lo menciono o recuerda algo con respecto a nosotros siendo padres -regreso la risa-. Es característico. El brillo, es característico. Brillan siempre que me ve. Creo que uno de los mejores regalos es el poder saber que va dedicado a mí, que le doy luz a su mirada. Y a veces me da miedo el quitársela. No lo merece.
-Jamás podrás quitarle el brillo de la mirada a una persona enamorada, Zoe. Es lo que hace especial a esa persona. E imagino a Dallon con un bebé entre sus brazos, sabiendo que es tan tuyo como suyo. Ustedes se aman lo suficiente como para que a ningún niño le falte amor.
-Nunca le faltaría -niego apoyando mis codos de la mesa, mi vista fija a un punto vacío en la mesa-. Nunca le faltaría...
Ella me asiente con cautela y toma mi mano, acariciándola en gesto de protección. Yo sonrío.
Ginger es una gran persona.
-¿Fue un día muy cansado?
-Yo diría que sí -lo abrazo desde la espalda, apoyando mi mentón en su hombro-, pero lo bueno es que ya estás aquí. También estás cansado.
-No podría estar cansado para ti -se da la vuelta. Besa mi nariz-. La sala quedó hermosa. Ginger sí que es buena para esto de los mosaicos. No me lo habías dicho antes.
-Era porque no lo sabía. Hubiese remodelado hace un buen tiempo de haberlo hecho.
-Uh... -alarga un sonido con su garganta. Paso mis brazos por su cintura, él me rodea por encima. Eso de ser una cabeza más baja que él me parece asombroso, puedo escuchar su corazón latir si recuesto mi oreja de su pecho-. Pecas, ¿estás bien?
- ¿Por qué no lo estaría?
-Pues... No es por estarme quejando, ni nada por el estilo, pero hace mucho no me abrazabas sólo por abrazarme. ¿Qué tienes?
- ¿Ya no puedo abrazarte?
-Amo que me abraces, sólo no recuerdo haberte tenido tan cariñosa. Te amo.
-Te amo -sonrío pasando mis brazos por su cuello-... Y mucho.
Lo atraigo a mí para besarlo, él ríe entre dientes.
Ciertamente, estoy bastante feliz. Ha sido un buen día en compañía de Ginger y no he tenido tiempo para pensar en otras cosas de preocupación, por lo que me permito disfrutar de este momento.
- ¿Me dirás? -cuestiona entre el beso, dejante otro par de manera casta hasta separarse por completo.
-Sígueme -evito su pregunta tras tomarlo de la muñeca, lo guio hasta nuestra habitación y hago que se siente en el borde de la cama, quedando frente al armario.
- ¿Zoe? -sé que me ve removiendo las cosas dentro, por lo que su curiosidad incrementa cuando me ve sacar una de las cajas-. ¿Qué haces?
-Jamás te hablé de mis posesiones -suspiro sacando otras cajas más pequeñas de la caja-. Y son importantes para mí -poco a poco voy sacando cosas-. Sólo son papeles y pequeños objetos a los que le hallaba un significado y los guardaba en cajas. Son pedazos de periódicos y revistas, la mayoría sobre noticias importantes de mis bandas y artistas preferidos.
- ¿Y a qué viene exactamente el ataque repentino de querer hacérmelo saber?
-Pues, porque son importantes para mí. Y tú también eres importante para mí. En esto se basó parte de mi vida, Dal. Sentía que si en algún momento perdía estas cajas, también perdería una parte de mí. Así de importante es.
- ¿Entonces qué esperas para seguirme mostrando? Espera... -se detiene a sí mismo. Lo veo adaptarse a una posición más cómoda sobre la cama, de manera que puede apoyar su mentón de su palma estando acostado boca abajo-. Sigue.
Sonrío de extremo a extremo. Cada vez me convenzo más de lo mucho que amo a este jodido hombre.
-Aquí hay cuadernos. Solía buscar frases de libros o películas que veía, las frases interesantes las copiaba acá. Algo parecido a un diario cada cuanto. A lo largo sólo hice nueve, del resto mi vida se volvió aburrida y no tuve sobre qué más escribir, comencé a hacerlo en una computadora.
»Hay posters, accesorios, más revistas. Mis viejos teléfonos celulares, más posters, aquí hay varios CDs, algunos son originales y otros piratas, algunos son los mismos.
A medida que voy hablando, voy mostrando, y también me voy riendo. Mientras que él sólo se limita a observarme desde la cama. Sólo las lámparas alumbran la habitación, las luces están apagadas. Y me veo interrumpida sólo por pequeños instantes en los que él parece tener una duda.
- ¿Desde cuando haces todo esto?
-Desde los once, o doce, si no me equivoco. Abigail solía hacerlo mismo, pero poco después se aburrió. No es esta clase de persona.
- ¿Y qué exactamente te motivó?
Me lo pienso. Es aquí donde llega el porqué lo he traído para mostrarle lo importante de mis posesiones. Me veo consternada. Mi piel se eriza y mi labio tiembla.
Bajo mi vista al objeto que sostengo entre mis manos ahora; una libreta con letras de canciones. Cada cierto tiempo que me encontraba aburrida en clases, tomaba una lapicera y comenzaba a escribirlas, memorizaba las canciones, no sólo para disfrutar, sino para matar el tiempo en esos casos.
-Mamá lo hacía. Siempre sacaba sus recuerdos, Daniel, Keith y yo los mirábamos. Yo quedaba embelesada. El papel a olor viejo, lo bonita que era su caligrafía. Qué bonito podía ser todo antes. Y la fecha, ¡amaba ver las fechas! El poder ver cómo ha pasado el tiempo. Yo me sentía tan viva, Hag.
- ¿Y por qué quisiste hacerlo tú también? Digo, el empezar a guardar cosas como recuerdos.
Lo miro. Tiene esa interrogante en claro. Él puede que sepa mi respuesta, pero prefiere oírla partir de mis labios. Le concedo su deseo.
-Siempre soñé con tener una niña. Alguien que pudiese sentir lo mismo que yo sentía cuando le mostrase mis recuerdos. Procuré ponerle fecha a todo... A todo, Dal.
-Zoe...
-Estuve buscando en internet ayer, pensando en destinos para el viaje del que tu mamá nos habló...
-Zoe, no...
-Hay... Hay ciertos lugares que llamaron mi atención, pero uno en específico se llevó absolutamente todo -lo veo suspirar con pesadez y retomar la posición. Se sienta en la cama con su vista fija en mí.
No puede quedarme sentada cuando se trata de un tema que me hace ansiosa, me levanto.
- ¿Cuál?
-África del Sur.
- ¡África...! ¿Cómo? ¿Para... viajar, me dices? Pensé que iríamos a un lugar más cercano...
-Acordamos fuera del país, Dallon. Y estoy segura de que pensabas en algo como Francia, Canadá, ¡o hasta Argentina! Pero..., no es sólo para viajar, o hacer lo que ella nos recomendó. Tú bien sabes que no es lo que queremos, no es lo que necesitamos, estamos bien como estamos...
Me altero. Termino por llorar, termino sollozando. Con mis manos cubro mi cara, pegando mi espalda de una de las puertas del armario.
Lo oigo levantarse de la cama y caminar hasta mí. Me abraza y me arrulla por unos segundos. Es así como la mayor parte del tiempo empiezan y culminan nuestras discusiones de azar.
Me siento débil y él acaba por disculparse, aun cuando no tiene la culpa en lo absoluto.
- ¿Entonces qué, pecas? ¿Qué es lo que tiene África del Sur para nosotros?
-Un centro de adopción. Esos donde suelen hacer un ritual para aceptar y asumir nuestra responsabilidad como padres. Es muy diferente a cualquier otro centro de adopción, lo investigué por un largo rato. Es tan hermoso, Dal, demasiado hermoso.
Aun con mi vista nublada puedo verlo, da pequeños jadeos estando pensativo. Frota mis brazos descubiertos, dándoles un apretón confortante luego. Hay un largo silencio en el que se encarga de darme caricias confortantes antes de decidir hablar.
-Creo habértelo dicho antes, pero una vez más nunca afecta; haré todo lo tú quieras, mientras eso te haga feliz. Y si ir a África del Sur para buscar a nuestro bebé te hace feliz, entonces te voy a seguir. Siempre te voy a seguir.
Su voz sale casi en un hilo, rasposa pero firme, como sus ojos clavados en los míos. Entendible. Entregado. Decidido.
Planta un beso en mi frente y me abraza con tanta fuerza, que debo pedirle un poco de espacio para no asfixiarme. Todo para yo pasar mis brazos por su cuello y poder asfixiarlo a él. Carcajea, me da un último y fuerte beso, y caemos en la cama. Después de un rato él se queda dormido, sólo puedo observarlo.
No evito pensar en lo feliz que me hace. El saber que siempre estaría conmigo, que siempre lo tendré conmigo. Que puedo hacer que sus ojos brillen, tanto como sé que el puede hacer brillar los míos.
Y como una vieja frase cliché; yo también te seguiré hasta el fin del mundo, mi amor.
_________________________________
#MiércolesDeSuMirada debo admitir que me gustó mucho este capítulo. Lo sentí uno real y bien ejecutado. Siento que he estado vacilando mucho con mi escritura, posiblemente ninguno se la esté tomando en serio, y no quiero que sea así.
Estoy escribiendo esto porque realmente me apasiona, no quiero que nadie lea y sienta que es algo realmente inmaduro, o mal escrito (como quieran ponerlo) puesto que no lo es. Estoy intentando dar lo mejor de mí en este pedazo de escritura que ofrezco. Sólo espero que esté gustando lo suficiente.
Espero verlos el domingo :) <8-6.
Gracias por leer xxx.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro