Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ten, Zoe es mía.

Dallon

— ¡Despierta!

Me sobresalto al fuerte sonido de una voz. Cameron me toma de los hombros estabilizándome, suelta risas que me hacen gruñir. Sacudo la cabeza.

— ¿Me quedé dormido de nuevo? —pregunto, se convierte en un bostezo. No hay nadie rodeando la librería así que aprovecho el estirarme. Él asiente.

— ¿Se puede saber qué coño es lo que te tiene así? Desde que empezó la semana estás en las mismas —se apoya del mostrador, Kenny ríe silencioso desde uno de los estantes-. Eres mi jefe, pero también mi amigo, dime que es todo menos esa chica Zoe, por favor.

Junta sus manos exagerando su ruego. Doy un suspiro, no le contesto. Por supuesto que ha sido ella, por Dios.

— ¡Mierda, Dallon, eres la persona más cliché que conozco!

—Calma, eh —lo detengo enseñando mis manos—. No es como si pudiera evitarlo, ¿de acuerdo? Ella sólo se coló a mi vida y estoy contento con ello.

Me encojo de hombros para verlo rodar sus ojos. Cameron lleva trabajando aproximadamente cuatro años en la librería, la más famosa de la zona, es por ello es que administro desde aquí. El punto es que lleva trabajando aquí lo suficiente como para conocerlo; es tal cual Brendon. Y amo a mi mejor amigo, eso lo sé, pero de nuevo está el dilema de no ser la clase de persona que apoya el ir con cuanta chica con tetas y buen culo se me ponga en frente.

Soy hombre, no me resisto, eso puedo admitirlo, pero nunca llega a ser lo mismo a cuando consigues a alguien por la que vale la pena dejar todo eso. Y yo siempre la he tenido por más que ella no lo supiese, ni tampoco fuese mía. Ahora que lo estoy logrando tengo más razones para quedarme quieto en un solo lugar, que es junto a ella.

—Te he visto sonreírle a la pantalla de tu móvil máximo diez veces al día desde el lunes —hace que lo observe tras tomarme de los hombros nuevamente—. Hermano, tú no puedes simplemente dejarte arrastrar de esa manera por una mujer.

—Oye, ella es especial, Cam —le digo ya cansado, Kenny sigue en silencio—. Si le he estado sonriendo a la pantalla los pasados cuatro días, ¿entonces qué tiene de malo? No me he desconcentrado del trabajo, eres testigo de ello. Deberías estar feliz de que ya no me estoy hundiendo con Brendon y contigo.

—Sólo digo que extraño ir los viernes en las noches a pasar un buen rato con mis amigos en algún bar y despejarnos un poco —sus hombros bajan—. ¿No irás a la universidad?

Respiro hondo y niego. Se ha percatado de la hora y bien sé que no es bueno el que esté haciendo eso. Creo que ahora entiendo el punto de Devon con no quererme dejar meter las manos en lo que él llama "sus asuntos". El lunes y el martes asistí, pero ayer y hoy no.

—El trabajo en la empresa ha salido doble esta vez —presiono mi mandíbula, es algo que me tiene estresado—. Papá jamás se había ido de esta manera dejando todo sobre Devon. Estoy jodido, porque él no sabe que Devon me ha dejado meterme en la empresa y Devon no sabe que he detenido la universidad por ayudarlo.

Restriego mi rostro con frustración.

Esta es una de las razones por la cual no me he quejado sobre el estarle sonriendo continuamente a la pantalla. La bonita chica de piel tostada con pecas y cabello castaño cayendo en ondas ha sido esa solución a mi estrés, a mi frustración, a mis problemas los últimos días. La cita del viernes al parecer ha sido la más esperada por más que ya hayamos tenido otras tres de improvisto, esta sí será una verdadera cita esperada y de por sí organizada.

Su reacción cuando le confesé lo mucho que me gusta me dio alas, más esperanzas, esas que no pretendo perder del todo. Ella no ha puesto ninguna clase de pretexto, lo que obviamente me deja algo de camino libre. Ese chico Wesley nunca ha tocado nuestro tema de conversación, siento que no es algo de lo que deba realmente preocuparme porque ya he puesto mi "juego" en marcha, por así decirlo.

Zoe no es un trofeo, es una persona, esa por la que daría todo, no creo que alguien como ese tipo vaya a querer meterse en el camino. O quien sabe, de repente termina siendo un gilipollas y hay que poner cabeza dura. Estoy dispuesto a todo.

—Ya deja de joderle la cabeza al pobre y ve a verificar estas cuentas, niño -le dice Kenny entregándole unos papeles, Cam me hace una seña que me hace saber que nuestra conversación sigue pendiente y se va, dejándome con Kenny que ahora me mira con compasión—. ¿Cómo estás?

— ¿Sinceramente? —suspiro, palmea mi hombro—. Todo esto es una mierda, Ken.

—Ya lo sé, Dal, pero debes tener en cuenta que no lo haces porque te da la gana. Quieres ayudar a tu hermano y esto está bien, te felicito. Pero tampoco creo que sea razón para que congeles semestre, quieres ser un abogado más de lo que quieres ser persona, el único deteniéndote eres tú.

—Sí —me río al apoyar mis codos de la mesa—. Tienes razón, es que no es como si no es mi culpa, bien puedo dejarle todo a Devon e irme por donde me vine pero no lo haré, me necesita. No soy un niño.

—Bien, es tu decisión, tú sabes cómo son las cosas y si te crees capaz, entonces estoy orgulloso de ti. A pesar de que lo que dice Cam es cierto, necesitamos regresar aunque sea un día a esos bares —murmura ajeno a los oídos de Cam, echo una risa—. ¿Qué harás este viernes? Podemos hablarlo con Devon y Brendon, mi esposa se irá con su madre y soy un pájaro libre.

—Creía que eras el más responsable de todos aquí —risoteo, él se encoge de hombros.

—Soy un hombre, hermano, amo a mi esposa pero al menos agradezco que sepa que también necesito mi espacio. Respóndeme, ¿qué harás? Los viernes nunca hay tanto trabajo, es el día prácticamente libre.

—Tendré una cita con mis pecas —ladeo, él frunce su ceño—. Tendré una cita con Zoe.

— ¡¿Qué?! —salta Cam—. ¡¿Ya tienes la cita?! ¡Puto héroe!

—Tú serás un puto despedido si no terminas con eso para la siguiente hora —amenaza Kenny sin dejarme contestar. Cameron se hace el ofendido.

—Cruel.

—Como sea —rueda los ojos, Cameron se vuelve a ir. Esto es una locura—. Vale, ¿tendrás la cita formal? ¿Cómo se supone que conseguiste que saliera contigo tan rápido?

—La tomé por sorpresa —me encojo de hombros—, algo como: "ven a cenar conmigo" y al terminar: "sal conmigo de nuevo, pero como una cita". Si contamos la de mañana, serían tres citas informales de improvisto y una formal esperada.

—Grande —aplaude, niego con mi cabeza en una risa—. Te está yendo mucho mejor de lo imaginado, eso es bueno. ¿Ya la invitaste a la fiesta de la empresa?

Joder.

— ¡Mierda! —abro mis ojos—. ¡No recordaba la fiesta! ¡Ni siquiera sé sobre los preparativos! ¡Usualmente mamá está aquí para organizarla pero ahora no está!

Entro en pánico, porque es una de las cosas en las que me debería estar encargando y ni recordaba. Jodida mierda.

— ¡Eh, tranquilo, basta! —me toma de los hombros—. Sólo llama a Devon antes de que pierdas la cabeza, e invita a Zoe antes de que sea muy tarde.

Palmea mi hombro una última vez y se retira a hacia donde está Cameron. Me siento más jodido aún.

Lo primero que hago es tomar mi teléfono, le marco a Devon.

— ¿Dal?

—Los preparativos de la fiesta —suelto, escucho su respiración pesada contra el parlante.

— Mamá ya tenía todo listo antes de irse, calma —dice haciéndome respirar con alivio—. Ellos no estarán para la fiesta por lo que dejaron todo listo y ayer llamaron para avisar que no estarían presentes.

—Me iba a dar un paro —paso mi mano por la cara, él se ríe—. Pensé que debía hacer algo, no te rías, Dev, no me mencionaste nada sobre ello.

—Vale, tranquilo, no me has decepcionado. ¿Estás en la universidad?

Jodida mierda por infinito.

—Sí —miento, no se siente para nada bien—. ¿Por qué?

—Sólo me extrañó tu llamada, ¿puedes pasar por aquí cuando salgas? Debo entregarte varios papeles, algunos con información de los preparativos también.

—Sí, sí —sacudo la cabeza—, pasaré por allá en cuanto termine.

—Gracias, adiós.

Dejo el teléfono en la mesa, no, dejo caer el teléfono en la mesa, todo para volver a pasar mis manos por mi cara y terminar de despeinarme más de lo que estoy. Mi mandíbula se siente rasposa de nuevo y sigue adolorida por el golpe de Brendon. No me hace gracia ver que su mano ya está del todo curada cuando a mí todavía me quedan secuelas del golpe.

Doy otra mirada a Kenny, me regresa un mohín como señal de apoyo. Definitivamente lo necesito ahora mismo.





Una hora y media cubriendo mitad del lapso de tiempo que debió cubrir Alice ya que tuvo que salir, ella también estudia y por ello Kenny se queda para cerrar la mayoría de las veces. Pero me sirvió para organizar varios papeles tanto de la empresa como de la librería, debía dar la ilusión de que estaba en la universidad, o si no Devon me ahorcaría.

— ¿Hola? —canturrea alguien frente a mí, chasquea sus dedos varias veces—. ¿Hay alguien ahí?

Sacudo mi cabeza cayendo a tierra otra vez. Eso de las distracciones va bastante conmigo.

—Eh, hola —aclaro mi garganta—. ¿Puedo ayudarle?

—Sí —dice con su ceño levemente fruncido, me tiende un libro—. Este, por favor.

—Uh, Arthur Miller, All My Sons [1] —sonrío abiertamente—. Buena elección. Tengo una amiga que adora este libro.

Zoe me habló sobre lo mucho que admira la historia de ese libro. La escuché atentamente hablar sobre él en nuestra salida del domingo, o lo poco que llegué a escuchar. Estaba lo suficientemente concentrado en ella como para prestarle atención a lo que decía; el movimiento de sus labios, la manera en la que su cabello caía por sus hombros descubiertos, hasta cuando pestañeaba.

Cada vez me convenzo más de que estoy completamente enamorado de Zoe.

— ¿De verdad? —sonríe, quizás una sonrisa igual de entusiasta a la mía, se hacen paréntesis a cada lado de su boca—. ¡Yo también! Lo ha leído en internet y no ha tenido la oportunidad de leerlo en físico, se acerca su cumpleaños y había escuchado que el libro llegó, por lo que quiero ser buen amigo.

Reímos, es tan corpulento como yo, puedo decir que de mi estatura, ojos azules y su castaño es más claro que el mío. Si no amara a las mujeres, seguramente estaría detrás de alguno así. Hasta ahora tengo suficiente con Brendon.

Seguimos teniendo una conversación sobre el libro hasta que otro chico un poco más bajo llega a su lado. Posando una mano en su hombro posesivamente, da una sonrisa algo exagerada cuando gira a verme, una más bien falsa.

—Amor, ¿conseguiste el libro? —le pregunta, él asiente tomando la bolsa—. Gracias al cielo —suspira—, y gracias a ti... —lleva su mano a mi camisa, observo cada movimiento con una ceja levantada—. Dallon.

—Pues de nada —entrecierro mis ojos tras una sonrisa confusa.

El chico más bajo se despide tomando la mano del otro que sostenía la conversación conmigo y tiende a irse, pero el más alto lo detiene. Me percato de que ahora me mira expectante también con su ceja arqueada. Balbucea un poco, girando su cabeza un par de veces desde el chico más bajo —que ahora creo asegurar, es su pareja por la manera en la que actuó— hacia mí y me apunta.

—Eh, disculpa —sacude su cabeza—. Sólo para salir de dudas, ¿conoces a alguna chica llamada Zoe Ainsworth?

Frunzo el ceño, asiento levemente.

—Es mi amiga, la del libro —apunto a la bolsa, él suelta una carcajada.

—Mucho gusto —posa su mano frente a mí, creo que mi ceño se frunce más—. Soy Nathan.







Aparco en el estacionamiento de la empresa, me he molestado en cambiar mi camisa del trabajo por una normal. Es como tener todo fríamente calculado para que Devon no sospeche nada, y me siento como mierda, pero es por una buena causa al menos.

Puedo reconocer el auto de Zoe casi al final del estacionamiento, sonrío. Aun así, al entrar no la veo, su puesto está vacío de nuevo así que me encamino directo a la oficina de papá, que es la que ocupa Devon ahora mismo. No me preocupo en tocar, lo cual creo fue una muy mala idea.

Lo siguiente que veo es a mi hermano casi haciendo de las suyas con una pelirroja a la cual no tardo en reconocer como Chloe. Esta chica me está empezando a parecer increíble, aunque Zoe tampoco me haya mencionado nada sobre ella se ve que son amigas.

Me disculpo saliendo brevemente, dando el tiempo necesario para que se organicen y hago un mohín a la chica cuando sale, está colorada y me hace reír hasta tener a mi hermano en frente.

Me siento en una de las sillas mientras lo veo abotonar su camisa.

— ¿Bastante ocupado, eh? —arqueo una ceja, él hace una mueca tras rodar los ojos. Parece desaliñado, no ha sido su mejor semana. Tengo razón al decir que le salen canas de colores cuando papá se va sin avisar.

—No sé cómo explicar nada, sólo que estoy hasta la coronilla, hermano —suspira acomodando sus mechones de cabello.

—Yo puedo; estás estresado, Alice no te presta atención, hace cinco meses no tienes sexo y la empresa te está llevando tanto al límite que harías lo que fuera por liberar algo de tensión —sentencio enumerando con mis dedos, asiente a cada una de las cosas que menciono con sus ojos cerrados.

Me inclino hasta dar con mis labios sobre su cabeza, palmea mi brazo. ¿Cómo coño no iba a faltar a la universidad si Devon está así? No es una fase común de él.

—Aquí están los papeles —me entrega unas carpetas de colores que saca de su gaveta—. Es lo más importante por atender ahora, se ve como mucho pero creo que puedes con ello.

Asiento ojeando, es bastante faena, al parecer tendré una tarde bastante ocupada y un fin de semana también.

— ¿Puedo invitar a Zoe a la fiesta, no?

—Ella trabaja aquí, está invitada, su elección va en si quiere ir o no —se encoge de hombros—. No recuerdo haberla visto antes en alguna fiesta de aquí.

—No creo perder nada con intentar, puede ser bien invitarla cuando ya sabe que lo está de todas formas, como una buena forma de acércame, ¿comprendes?

—Comprendo, Dal —se ríe—. Ahora, si no te molesta, necesito seguir trabajando, por favor.

—No quieras hacerte el puto importante frente a mí —bromeo incrédulo—, tengo el mismo poder que tú, imbécil. Me iré para que la pelirroja regrese, eso haré.

—Idiota —sisea—. Invita a Zoe antes de que este otro lo haga, la fiesta es el domingo y puedo asegurar que esa idea ya la tuvieron antes.

—Jódete —salgo de ahí tras sacarle el dedo de en medio y escuchar su carcajada al fondo.

Camino con las carpetas en manos, no me toma nada llegar de nuevo a la entrada. Me percato en el puesto de Zoe nuevamente, y sonrío cuando la veo concentrada en su conversación con la misma pelirroja. Debo admitir que esa chica ya no me da buena espina, para nada.

Intento ser sigiloso para que ninguna me vea y pasando las carpetas a una de mis manos, paso mi brazo libre por su cintura acercándola a mí, ella se sobresalta.

—No huyas —susurro en su oído, creo que enseguida Chloe se retira. Al menos sabe cuándo no debe estorbar.

— ¡Idiota! —se gira golpeando mi pecho, es pequeñamente preciosa—. Me asustaste. ¿Qué haces aquí?

—Vine por esto y porque quería verte —entrecierro los ojos encogiéndome—. ¿Algún pecado cometido?

Ella se cruza de brazos con una media sonrisa que amenaza con expandirse. Doy un leve golpe con mi dedo en su mejilla, que termina haciéndola soltar una risita.

Muerdo mi labio. Sí, estoy jodido.

—No quiero ser cruel, pero estoy en horario de trabajo, me retrasarás y no sería bueno —se sienta en su silla, yo me recuesto de su escritorio como otras veces. Siento el peso de una mirada sobre mí, giro y está ese chico Wesley que enseguida aparta su vista. Presiono mi mandíbula regresando a Zoe.

—Sólo tengo un par de cosas que decirte —muestro dos de mis dedos, ella observa atenta—. La primera es que conocí a Nathan y a Brad hoy.

— ¡¿En serio?!

—Sí —río—, estuvieron por una de las librerías. Sostuve una entretenida conversación con Nathan hasta que Brad llegó montando un acto de celos que quiso hacer parecer discreto pero fue lo contrario. Fue divertida la manera en la que me reconoció, sí le has hablado de mí.

— ¿No debí? —jadea una risa—. Nadie me saca de casa a media noche por una misteriosa razón y me hace regresar a la mañana siguiente, Dallon. ¿Qué hacían?

—Vale, vale, comprendo —ladeo mi cabeza haciéndola reír—, sólo decía. Ojeaban, nada más.

—Bien, ¿y la segunda era...? —mueve sus manos.

—Uh, claro. ¿Sabes lo de la fiesta de la empresa este domingo? —ella asiente—. Sé mi pareja.

Abre sus ojos, parece pensarlo un poco antes de rascar su nuca. Y me pongo nervioso, maldición.

Ella sigue provocando eso.

—Yo... No puedo —sonó más a una pregunta que a una respuesta, suspira—. Verás... No es que no quiera ir contigo o parecido, es que antes de que reaparecieras ya venía planeándolo, y...

Sé a lo que se refiere, sé lo que quiere decir, no hace falta que termine su sentencia.

Pero yo no esperé doce años de mi vida por esto. Quiero a Zoe en cada pequeña parte de mi vida, cada detalle, de cualquier manera, sin obstáculos, menos tan pequeños como lo son éstos.

— ¿Wesley, no?

Vuelve a asentir. Mis hombros bajan, tras una expresión de decepción también le asiento.

—Vamos, Dallon, hemos estado hablando y yendo a varias partes los últimos días, mañana tenemos una cita, ¿qué es una fiesta? Además, Wesley es mi amigo, no es como si algo más pasará.

Asiento mordiendo mi labio, reprimiendo mi sonrisa.

—Claro, aun así me alegra que quieras darme una explicación sobre ello —río por lo bajo, rueda sus ojos con un chasqueo de lengua. Eso sí que me ha puesto.

Calma, campeón, ya llegará su momento.

—Creo que también tienes trabajo —apunta a las carpetas—, nos vemos mañana, ardiente.

—Debes saber que sé sobre ese Wesley —murmuro inclinándome hacia a ella, no se aleja—, y que no dejaré que todo se vaya por el caño así de fácil —le guiño, con un movimiento rápido logro besar su mejilla. Se sonroja y me fascina—. No es lo último que verás de mí.

En retroceso camino a la puerta, sin despegar mi mirada de ella, trata de mantenerme el contacto visual pero no lo logra. Necesita trabajar más en ello, quiero que me mire tanto como puedo mirarla yo a ella, aunque eso no es posible.

Sonriente me acerco al auto, al girarme me doy cuenta de otra persona. Presiono mi mandíbula cuando consigo a Wesley parado frente a mí con sus manos en los bolsillos.

— ¿Qué quieres? —arqueo mi ceja haciéndole seña con la barbilla. Se encoge de hombros.

—Pienso que sabes lo que quiero —dice, sonrío incrédulo. Menudo iluso—. Aléjate de Zoe.

— ¿Por qué? ¿Porque tú lo dices?

—Escucha —ríe acercándose a mí, mis manos se hacen puños. No voy a dejar que este imbécil se crea superior a mí—. Conozco a Zoe mucho más que tú, sé lo que quiere, cómo lo quiere y porqué lo quiere, ¿está bien? Un imbécil con masa corporal de sobra como tú no me va ganar.

No le revientes la cara, Dallon, tienes un buen expediente.

Ahora soy yo quien ríe.

—Este imbécil con masa corporal de sobra va cuatro, cinco, seis pasos más delante de ti. Zoe no es un maldito trofeo, sépalo. El que creas que te "elegirá" a ti, nada más te hace ver como un jodido idiota frente a ella. Pareces marica celoso atrás de mí diciéndome que me aleje cuando sólo hace que me acerque más.

»No me voy a alejar de Zoe. Tú no me conoces, no soy tal inmaduro como para mezclar trabajo con amor, pero soy técnicamente tu jefe, así que mejor ten más cuidado. Conozco a Zoe desde mucho antes que tú, no creas que tienes ventaja. Yo tendré una cita mañana mientras que tú estás en la zona de amigos.

No evito sonreír como psicópata. Este puto no sabe con quién se ha metido.

—Simplemente te lo advierto, Haggart —casi gruñe, me relajo, no es más que un perro que ladra—. Por tu bien no querrás seguirte metiendo entre Zoe y yo.

—Claro, claro —me río burlista dirigiéndome a mi auto, sin prestarle atención, no hace falta. Comienza a caminar al edificio de nuevo—. ¡Adiós, "amigo"!

Vuelvo a reír adentrándome al auto, sin preocupación. No tengo el porqué, más si Zoe dice que es su amigo. Confío en ello.

Quiero a Zoe, no necesito a nadie alardeando sobre quitármela porque no lo logrará. Ella es mucho más que todo esto, soy testigo.

Hago mente en la cita de mañana dándome la libertad de imaginar cómo estará vestida, cómo lucirá. Se verá perfecta si se coloca hasta una jodida bolsa de basura, por ella lo hace ver así. Un mundo mejor.

No dejaré que nadie se interponga en lo que he logrado, nadie.

Zoe es mía.




[1] Todos mis hijos de Arthur Miller.

Zoe en multimedia.

Gracias por leer xxx.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro