Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

one, una carita feliz.



Zoe

Estoy temblando, y si ésta soy yo no me quiero imaginar a la chica en el baño de mi habitación. Le lanzo una rápida mirada a Nathan sentado frente a mí, parece que ha mordido todas sus uñas hasta la cutícula y lo compadezco, hiciera lo mismo si no adorara mis uñas.

Me levanto con desesperación de la orilla de mi cama, tan rápido que varias pruebas de embarazo utilizadas caen al suelo y veo a Nathan sobresaltarse por mi repentino movimiento.

Me duele escuchar a mi amiga sollozar, es muy bajo, más bien parece un ronroneo, pero lo escucho.

Tomo la prueba rápido, tiene una carita feliz. Una jodida carita feliz.

— ¿Qué significa una carita feliz? —le murmuro a Nathan. Abigail no le da el tiempo de contestarme.

— ¡Embarazada! —grita desde el baño—, ¡significa: embarazada!

Nathan baja sus hombros, parece que va a romper a llorar en cualquier momento. Y a pesar de que yo también quiero hacerlo mis ganas de querer ahogar al imbécil de Robert son muchísimo más grandes.

Abigail sale del baño y se echa en la cama, siendo rodeada inmediatamente por Nathan que la consuela sin ningún pretexto. La abrazo de igual forma, nos necesita más que a nada.

—Mierda, Zoe, eso es lo que soy —solloza fuerte, mi corazón se estruja—. Fui tan idiota, ¿cómo es posible? Brooke me matará, me odiará más de lo que ya hace.

—No, cariño, claro que no —presiono sus hombros, Nathan sólo acaricia su espalda y me da miradas de auxilio a las cuales no sé responder. Joder, esto se ha ido de nuestras manos—. No es completamente tu culpa, Robert tiene gran parte del peso, debió haberse protegido.

— ¿Ahora cómo se lo diré? —gira a verme—, ¿cómo le diré a mi papá que estoy embarazada de alguien que sólo me utilizó para eso? ¿Y mi hermana? Decepcioné a Liz, Zoe.

—Abi, escúchame —Nathan hace que la mire—, nosotros vamos a ayudarte, no estás sola en esto, ¿de acuerdo? Como siempre lo hemos estado.

Y la vuelve a abrazar. Tengo un nudo en la garganta del tamaño del universo.

—Pero tú tienes que irte con Bradley, y Zoe tiene que ir a la editorial —murmura. Lo miro, sabe que yo debo ir a mi trabajo, por más que en este momento yo no quiera. Mi mejor amiga me necesita, joder.

—Yo me voy a quedar contigo, bien puedo decirle a Brad que lo veré luego, veo a mi novio todos los días. Ahora tú me necesitas a mí, Zoe irá un momento a la editorial y volverá, ¿está bien?

— ¡No! —rápido se engancha a mi cuello. Respiro hondo cuando vuelve a sollozar fuerte. Esto es tan insólito, quiero meterle una patada en las bolas a ese hombre ahora mismo.

—Necesito ir a trabajar, Abi —acaricio su espalda—, Nath se quedará contigo y botará toda esta porquería, prometo volver con comida deliciosa.

—Vuelve rápido —hace un puchero, no dudo en asentir y darle otro fuerte abrazo. Estoy estresada.

Ella cierra sus ojos quedando en un sueño ligero después de un rato y aprovecho ese pequeño transcurso para recoger las cientos de pruebas de embarazo usadas junto a Nathan que presiona su mandíbula. Sé que le da tanto asco como a mí. No las pruebas con toda la orina de Abigail, sino toda esta situación de mierda en la que nunca debimos habernos visto. Pero Abigail es tan terca e ingenua, siempre lo ha sido.

Una vez me percato que se ha quedado dormida entre sollozos, doy un suspiro. Su rostro está hinchado, caliente y yo voy tarde al trabajo. Y me vale, al menos ella se ha quedado tranquila. Wesley no deja de llamar a mi teléfono avisándome que debo estar allá cuanto antes o sino el jefe se molestaría, y todos sabemos que no queremos eso.

— ¿Me llamarás cualquier cosa? —le cuestiono a Nathan tomando mi bolso. Se nota apagado, puedo asegurar que estoy igual porque me siento así.

— ¿Cómo fue que dejamos que esto pasara, Zoe? —me pregunta, prosigo a abrazarlo.

—Tampoco sé cómo pasó todo. Sabes qué tan terca puede ser Abigail.

—Ya lo sé, ¡pero el gilipollas de Robert no se va a hacer cargo! Tú lo sabes —gruñe—. Quiero rebotar su jodido cuerpo millones de veces contra la pared.

—Eso también lo sabemos —ruedo mis ojos—. Como lo vuelva a ver tendré el cuchillo preparado.

Él suelta una risa.

—Llamaré a Brad, me voy a quedar con Abi, tú ve tranquila —me abraza.

—Eres el mejor amigo del mundo, ¿lo sabías? —beso su mejilla, ahora es él quien rueda sus ojos.

—Obvio.

—Cuidado, y me llamas, Nathan, debemos estar pendientes —lo apunto—, con todo.

—Con todo, claro —asiente—. Ya vete, te van a reprender. ¡Te quiero!

— ¡Te quiero! —le digo cerrando la puerta.

No me toma mucho tomar un taxi y llegar a mi lugar de trabajo. Eso me recuerda a lo mucho que me desespera no tener mi auto conmigo. No me gusta maldecir, pero el día que esa chica chocó contra mi auto puedo jurar que casi le dije hasta del mal que se iba a morir.

Mi cabeza duele un poco, todo este tema de Abigail me está volviendo loca. Subo hasta el tercer piso y rápido entro a la sala de reuniones. Mike —dueño de la editorial donde trabajo, es decir, mi jefe, el cual puede que sea el más intimidante que he tenido— me da una mirada que me hace estremecer. Doy las buenas tardes y me siento a un lado de Wesley, que se ríe al verme llegar. No le tomo importancia y me centro en lo que dice el jefe.

— ¿Por qué llegas tarde? Nunca lo haces —me murmura Wes—. Por cierto, te ves bonita con lentes.

No evito rodar mis ojos al reír, mi mano da contra su hombro haciéndolo reír igual.

—Tuve varios problemas en casa. Ahora presta atención o nos despedirán.

—Bien —se ríe—. Hablo en serio sobre tus lentes.

Yo vuelvo a reír. Wesley es mi amigo, aunque últimamente se ha estado comportando extraño. Nathan y Abi dicen que gusta de mí, pero vamos, sus gustos no pueden ser tan malos. A pesar de que no soy fea. En realidad, todos los méritos van a la pubertad.

La reunión termina y me dirijo a la parte de mi escritorio, justo al lado de Chloe, que me da una pícara mirada al acercarse a mí.

— ¿Así que Wesley, eh?

—No —sacudo mi cabeza riendo—. Por favor, Chloe, puede ser más profesional que eso.

— ¡Mierda, Zoe! —exclama apoyándose de la mesa—. ¿Hasta cuándo, mujer? Te mereces a un verdadero hombre, uno que te saque a bailar, que sea bueno y amable contigo, que te respete y te halague siempre que pueda con lo hermosa e inteligente que eres, ¡y Wesley es todo eso! ¿Me estás jodiendo?

—Chloe, baja la voz, joder —mascullo viendo a mi alrededor—. Sólo necesito encontrar al indicado, ¿de acuerdo? Wesley es mi amigo, lo aprecio y en estos dos años ha sido así. Todo en paz entre ambos.

—Cumples veintiuno el mes que viene, ¡veintiuno! Debes estar bromeando.

—Mi mejor amiga se embarazó del idiota de su ex y ahora está destrozada, Chloe —murmuro, ella abre sus ojos—, me necesita soltera y disponible para ella, al igual que Nathan. Prometo que todo va a estar bien, pero, mierda, deja de apresurarme que me das ansiedad.

Ella asiente procesando la información que acabo de brindarle. Da un suspiro.

—Tienes razón, tienes razón. Tendría que llamarla para saber cómo está, ¿cómo le tocó la noticia?

— ¿Cómo te sentirías si quedaras embarazada de tu ex al cual nunca le importaste estando fuera de la cama, Chloe?

—Vaya, eso sí que es fuerte —afirma, le hago un mohín—. Estoy dispuesta a sacarle todo el despecho a punta de botes de helado y muchas golosinas, me pasaré este fin de semana.

—De acuerdo, sólo no te le insinúes tanto a Nath, ¿está bien? —me río y ella cruza sus brazos rodando sus ojos.

—No es mi culpa que vivas con tal Dios Griego y resistas tanta tentación.

—Es mi mejor amigo y es gay, Chloe, con pareja —recalco, ella finge estremecerse.

—No me lo recuerdes, no lo hagas —cierra sus ojos—. Estoy bastante clara. Además, esa vez había tomado, no cuenta.

—Claro —ironizo—, porque el día anterior a la fiesta también habías tomado.

—Ya cállate —bufa, suelto otra risotada—. Cambiando de tema, ¿oíste que los hijos de Mike vendrán a la empresa? Algo oí decir sobre que no están para nada mal y de paso solteros.

Sube y baja sus cejas. Bufo, siempre escucho hablar de ellos la mista idiotez, jamás los he visto y tampoco sé cuál es su grata emoción. Las mujeres aquí nunca saben cuándo sostener bien sus benditas bragas cuando ya se está abriendo de par en par frente a cualquiera. Me da vergüenza hasta tenerlas a mí alrededor.

—No me interesa, mujer —le digo—, he dicho que estoy bien. Puedo encontrarme a un hombre que no sea Wesley.

Me va responder, pero de la nada sólo calla y muerde su labio, reprimiendo una sonrisa. Su vista es fija a la puerta de entrada.

— ¿Estás segura? —cuestiona, con su barbilla señala hacia donde ve.

Por instinto me giro, y desearía jamás haberlo hecho. Mis labios se entreabren, me he quedado anonada.

— ¿Son ellos? —le pregunto, ella asiente—. ¿Cómo sabes?

—Rebeca mostró fotos.

Vuelvo a mirar en dirección hacia donde dos chicos altos y bien formados abrazan a lo que ahora sé que es su padre, mi jodido jefe intimidante. Se parecen bastante, más que nada en el color de sus ojos que resaltan hasta donde estoy, y vaya que es una buena distancia. Azulísimos. Estoy así hasta que escucho la alarmada voz de Chloe resonar a mi lado.

—Tierra llamando a perra Ainsworth, repito, tierra llamando a perra Ainsworth —sacude mi hombro y salgo de mi encanto—, se están acercando.

Sacudo mi cabeza, efectivamente están pasando por nuestro lado y de la nada me levanto. Me siento ridícula cuando un vaso con lapiceras cae, sobresaltando de la nada uno de ellos. Quiero aclarar que no fue para nada a propósito, soy demasiado tonta.

Chloe y yo nos inclinamos para recoger todo lo que ha caído al suelo, pronto tenemos al chico ayudándonos mientras que el otro sigue de largo quedando un poco más adelante. Tiene unos ojos preciosos y su cabello es largo, puedo decir que está recién afeitado por su olor y nos sonríe a ambas. Santa mierda.

—Todo está bien, tú ten más cuidado —me dice, creo que me tengo que pellizcar porque no hay ninguna manera en este infierno en la que este hombre me esté hablando.

Yo sólo asiento escondiendo mi rostro con mi cabello. Él se ríe y dejo el vaso en el escritorio.

—Joder —jadeo mirando a Chloe soltar una risa ahogada. Eso ha estado cerca.

Parezco sobresaltarme cuando siento que tocan mi hombro, me doy vuelta encontrando al mismo chico. No es posible. ¡¿Por qué, Dios?!

—Eh, sí, disculpa —dice, mueve sus manos—. Creo haberte visto antes, ¿en dónde fue?

—Creo que aquí —respondo, me doy dos puntos por no haber balbuceado—. Llevo aquí dos años y medio.

—No, no —sacude su cabeza—, fue en otra parte, estoy seguro.

—Devon —lo llama el otro chico, él ni se gira, sigue con su mirada posada en mí. Así que su nombre es Devon.

—Espera —le muestra su mano—. ¿Cuál es tu nombre?

—Devon, nos vamos —ahora quien lo llama es su padre, haciéndome bajar la mirada con incomodidad.

—Papá...

—Ahora —su voz es firme, él bufa y camina en retroceso sin despegar su vista de mí. Le da una mirada a su hermano, que ahora me mira fijamente con una media sonrisa en su rostro. Siempre me ha incomodado que las personas me miren con fijeza, es como una apuñalada para las personas tímidas y bien yo soy una de ellas.

Ellos se van a rastras a petición de su padre. ¿Qué demonios fue eso?

—Uh, creo que le gustaste a los señores azules —sisea Chloe, le doy un empujón regresando a mi puesto—. Me voy perra Ainsworth, disfruta de lo que te has ganado.

Me guiña un ojo y se va a su puesto. Restriego con mis manos mi rostro sonrojado. Puedo sentir la mirada de varias en el lugar. No pude haber caído en el mismo hueco que cayeron las demás, simplemente no.

Pero, yo sí he visto esos ojos antes, son peculiares. ¿En dónde?







— ¡Traje pizza! —canturreo dejando mi bolso en el sillón de la sala. Nathan y Brad dan un chillido de alegría mientras que mi amiga se acerca a mí para darme un abrazo. Se retira llevando la caja con la pizza hasta el mesón de nuestro apartamento.

Le doy un abrazo a Brad y Nathan, miramos a Abigail comer de una rebanada en silencio. La punta de su nariz está rojiza todavía, no quiero mencionar nada porque sé que romperá a llorar de nuevo y es algo que obviamente no quiero. Aun así necesito saber cómo se siente.

— ¿Estás mejor? -pregunto, se tarda un momento en responder, pero sólo asiente.

Suspiro tomando una rebanada, y así cada uno.

—Si no les molesta, estaré en mi habitación viendo Netflix —dice tomando la caja con el resto de la pizza. No protestamos y la vemos partir después de sacar un jarrón de té helado de la nevera.

— ¿Cuándo despertó? —pregunto.

—Rato después de que yo llegué —suspira Brad—. La imaginé de lo peor, pero cuando llegué aquí fue mucho peor de lo que imaginé.

Él se estremece y yo asiento bajando los hombros.

—Siempre le advertimos sobre ese Robert —dice Nathan—, ahora estamos aquí. Y por más que quiera decirle "te lo dije" sé que no puedo. Me odiará.

Brad acaricia su hombro dejando un casto beso en su sien. Me he vuelto a sentir como mierda por toda esta situación. Apoyo mis codos de la barra.

— ¿Estás bien? ¿Cómo te fue en el trabajo? —me pregunta Brad—. Estás bastante callada.

—Es como mi hermana Brad, ¿cómo esperas que esté?

—Lo comprendo, lo comprendo —masajea mis hombros—, pero si vas a estar igual de angustiada que ella, ¿cómo pretendes ayudarla?

Lo pienso y vuelvo a asentir. Tiene razón, debo transmitirle paz y comprensión en vez de más pánico y enojo del que ella ya posee. Así que suspiro y le doy las gracias.

—No le respondiste —me dice Nathan—, ¿cómo te fue en el trabajo?

—Chloe quiere venir este fin de semana a pasarla con Abi para darle fuerzas a punta de comida deliciosa y creo que Wesley volvió a coquetearme.

—Entonces no estuvo tan mal como otras veces —sonríe—. Le gustas a Wesley, Zoe, no puedes negarlo.

— ¡Ya lo sé! Pero es que no es mi tipo, Nath —rezongo escondiendo mi cabeza en el hueco que hacen mis brazos. Ha sido mucho por hoy—. Lo quiero, pero es mi amigo, estoy bien siendo su amiga, no tengo pretextos.

—Necesitas darte una oportunidad, Zoe —me dice Brad—, dejarte llevar por una persona que sabes que te aprecia tanto como amiga como mujer, y Wesley te lo lleva demostrando desde que entraste a la editorial.

—Nunca me ha invitado a salir.

—No, sí lo ha hecho, que lo hayas evitado es diferente.

—Escuchen, el amor llega cuando tiene que llegar, ¿está bien? —pongo mis manos frente a ellos, intercambian miradas de cansancio—. Abi me necesita con ella en estos momentos, si tengo un novio no voy a andar presumiéndolo así como así cuando mi mejor amiga está pasando por una mala racha. Hoy Chloe estuvo hablándome exactamente de lo mismo, incluso los hijos de mi jefe aparecieron.

Doy un bufido escondiendo mi cara de nuevo.

— ¿Y qué tal? —me pregunta Nathan con voz pícara. No de nuevo, señor.

Me lo pienso, esa fue una buena parte del día. Esos ojos quedaron plasmados en mi conciencia, pero no sólo los de él, sino los de su hermano también.

— ¿Te ha picado la plaga Haggart? —se ríe Brad junto a su novio.

—Un segundo, ¿qué dijiste? —frunzo el ceño—. ¿Haggart?

—Sí, ese es el apellido de tu jefe, Zoe —me mira Nathan—, lo dice hasta la empresa.

Joder, ese apellido. Haggart. No me había sonado tan bien en un largo tiempo. Los cables comienzan a conectar.

—Haggart, Haggart —susurro para mí misma—. He escuchado ese apellido antes, lo he hecho. Mierda, ¿pero en dónde?

— ¿Y si le preguntas a Abi? Con tal, tienen toda una vida juntas —aconseja Brad, le asiento—. Y eso antes de que te vuelvas loca. Ve.

Me apresuro hasta la habitación de Abi, ella está comiendo de su pizza y su vista está clavada en la TV. Se ve débil pero no es momento, la quiero, pero sólo no es momento.

—Necesito que me aclares algo, y es urgente —le digo llegando a su lado. Ella hace un mohín. Siento a los otros dos chicos adentrarse a la habitación—. Muy bien, hoy los hijos de mi jefe fueron a la editorial, pero son tan ardientes y yo tan idiota que sin querer tiré unos lápices y cayeron justo frente a uno de ellos.

—Uh, ¿el típico truco de dejar caer los objetos para que el chico te ayude recogerlos y sean felices para siempre? —cuestiona en una risa. Sonrío, ésta es mi Abi.

— ¡No, escucha! —le doy con su almohada—. Cuando terminamos de recoger todo, él me dice que tenga más cuidado y se va, entonces me quedo con Chloe, pero luego él regresa y me dice que me ha visto antes, le dije que seguramente en la empresa pero lo negó, dijo que había sido en otro lugar. Luego de eso su padre lo llamó y se retiró con su otro doblemente ardiente hermano pero él también tenía como una sonrisa cómplice. ¡Y se quedó observándome, Abi! ¡Sabes lo mucho que detesto eso! ¡Me da escalofríos!

—Calma, reina del drama —posa sus manos en mis hombros y respiro, he entrado en pánico de nuevo—. ¿Te dijo su nombre?

— ¡Sí! ¡A eso viene otra cosa! —la señalo—. Los dos tenían profundos ojos azules, pero uno de ellos parecía tenerlos mucho más claros que él otro. Escuché a su padre llamarlo "Devon", pero no recuerdo exactamente a alguien con ese nombre, sin embargo, he escuchado el apellido "Haggart" y me está rebotando en la jodida cabeza. ¿Te suena?

Ella se queda inmóvil, me percato de sus ojos abiertos de par en par y me asiente frenéticamente. Ella recuerda, sé que a veces puede tener una memoria impecable a diferencia de mí. No me dice nada, sale corriendo hasta su armario y abre las puertas bruscamente, luego va por varias cajas hasta que logra dar con un libro azul aterciopelado que tiene algo de polvo.

— ¿El libro de secundaria? —frunzo mi ceño, ella saca otro similar, son dos—. Y los de primaria. Abi, ¿qué es esto?

—Mierda, Zoe, no soporto tu memoria de pez, eres tan tonta —gruñe tirándose en la cama, ruedo mis ojos—. ¡¿Me dirás que realmente no lo recuerdas?! ¡¿A ninguno de los dos?!

— ¿Acaso debería? —hago una mueca, ella suspira viendo a Nathan y a Brad llegar con nosotras, Nath le echa un vistazo a los libros.

Abigail busca rápidamente en ambos libros y cuando los tiene listos los voltea hacia mí apuntando a un niño, es el mismo. Mi corazón empieza a latir fuerte, joder. Ahora le doy toda la razón a Abi en cuanto a odiar mi memoria de pez, esto es increíble.

— ¿Dallon Haggart? —jadeo, sacudo mi cabeza—. No, Abi, no.

—Vamos, Zoe —insiste ella—, Devon Haggart, los hermanos Haggart, la razón de tu cicatriz de por vida, ojos azul agua, no dejaba de mirarte, por favor no seas tan mensa.

Restriego mi cara con mis manos. No me pude haber topado a mi pesadilla hoy y no pude haberla no reconocido.

— ¡¿Estudiaron con los hermanos Haggart? —risotea Nathan. No le soy capaz de responder.

—Sólo con el menor, Dallon, Devon era tres años mayor, aun así íbamos al mismo instituto. El menor solía molestar a Zoe —le sonríe, y ahora quiero golpearla a ella por tenerla tan sonriente cuando no es nada por lo que deba estar feliz. Ella sabe todo lo que pasamos en primaria y secundaria por ese chico Haggart y el otro idiota que me da pereza recordar.

— ¿Cómo es que tengo dos años trabajando para la misma editorial y nunca fui capaz de darme cuenta de que la empresa es técnicamente de uno de los chicos que hicieron mierda parte de mi vida?

—Porque eres demasiado idiota —afirma la castaña, le muestro mi dedo corazón.

—Esto sí que es increíble —Brad suelta una risita—. Con razón este otro chico pareció reconocerte, ¿él también las molestaba? ¿Todavía siendo de un grado superior?

—Todo lo contrario —niego—, más bien, él nos defendía.

— ¿De su propio hermano? ¿Qué clase de locura se supone que es esta? —se deja caer de espaldas a la cama y Nathan se ríe.

— ¿Ahora qué harás? Mañana debes regresar y probablemente los encuentres otra vez, la semana apenas comienza.

Asiento, sé que Nathan tiene razón, quizás tendría que enfrentar esos ojos azul agua otra vez. Pero no simples ojos azul agua, estos son peculiares. Como lo han sido desde siempre. No me preocupo sobre Devon, sé que él siempre fue una buena persona tanto conmigo como con Abi.

¿Pero Dallon? Recuerdo haber dicho que no lo dejaría intimidarme nunca más, papá me hizo prometérselo mucho antes de que mi madre falleciera y no le fallaría a ninguno de los dos.

Pero esos ojos, esa mirada, la sonrisa que me ha dado justo antes de retirarse con Devon, sé que ha sido él y por más que quiera evitarlo todos los recuerdos del colegio me invaden.

Sigo sin querer verlo nunca más.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro