fourteen, haciendo historia.
Dallon
- ¿Así que lo has intentado anteriormente? -pregunto en un mohín, queriendo reprimir mis risas. Ella se enojaría si no lo hacía. Disfrutaba de verla así de todas formas.
-Por supuesto que sí -dice, y ya parece bastante exasperada de que le hable sobre ello-. Pero terminaban siendo unos jodidos imbéciles que de alguna u otra forma descubría que sólo querían un buen polvo conmigo y luego se irían sin decir más.
-Ellos se lo perderían, pecas -ladeo mi cabeza. Ella entrecierra sus ojos, queriendo parecer astuta.
Puede que nuestras cabezas nos estén matando ahora mismo por el hecho de tener tantas cosas de las qué ocuparnos. O por lo menos ella, que se ha visto estresada por el trabajo y la universidad, mientras que yo he sido descubierto y he tenido una de las discusiones más grandes con Devon y mi padre.
Con Devon porque supo que había dejado la universidad por ayudarlo, con mi padre por lo mismo y gritarle a Devon que no debió dejarme meter mis manos en "mierdas que no importaban".
Necesitaba salir de ahí cuanto antes, explotaría de lo contrario. No pretendía volver a fumar o a tomar y Brendon sigue lo suficientemente encabronado conmigo como para querer verme la cara.
Así que todo conducía y terminaba en Zoe. Tenía planeada una gran cita entre ambos; comeríamos pizzas, conversaríamos un rato agradable sobre cosas sin sentido como veníamos haciendo desde el último mes y la admiraría con descaro en ese apretado vestido negro que he elegido específicamente porque lo primero que vi cuando me topé con tal prenda, fue ella.
Debía tenerlo. Por lo que mientras estaba en el trabajo, me aventuré a la tienda y pedí que lo empacaran en una caja para mí un día antes, le entregué un papel con mi mensaje escrito a Devon para que se lo hiciese llegar a ella al momento que me aseguraba de que había abandonado su edificio, me sería más fácil contarle lo que planeaba a Nathan y Brad.
Y estoy nada más ni nada menos que maravillado sobre cómo el vestido se ajusta a su cuerpo, como si estuviese hecho especialmente para ella. Algo me decía que debía obtenerlo, mi cabeza no hacía más que maquinar en torno a la imagen de la morena vistiendo gran pedazo de tela para como es ella en realidad. Y sin embargo, acerté.
Su trasero se marca a la perfección, y es cuando me encuentro a mí mismo intentando calmar mi ser interior para no darle una buena nalgada.
Pero la noche empezó un tanto fuera de lugar, porque me vi desahogando todo lo que he estado guardándome desde que mis padres se fueron y luego mi padre decidió regresar sin previo aviso. Ella no puso ninguna clase de pretexto, no comentó nada y sólo pude apreciarle pequeñas muecas de concentración que me había molestado en grabar para nunca pasarlas desapercibido.
Sólo me escuchó, dio uno que otro consejo mientras cenábamos y ahora la estaba escuchando hablar a ella, con una gran sonrisa pintada en mi rostro porque era lo que mis sentimientos me exigían. Y yo simplemente no puedo tener suficiente.
Me encanta. Me encanta esta mujer y me fascina todo de ella. Desde hace doce jodidos años, desde ayer, desde hoy y desde mañana y pasado, y pasado. Todos los putos días.
Ya su vista no recorre el lugar para conocerlo; ahora parece saber sobre cada rincón del lugar de tantas veces que hemos venido. Algunas veces por elección mía, otras veces por elección de ella. Comíamos y conversamos, sin prisa de absolutamente nada y es cuando me doy cuenta de que era lo único que necesitaba; vivir el momento sin prisa, disfrutar de cada instante como si fuese el último.
Pero me aferro a la idea de que fue ella la que le dio tal significado, porque estoy seguro de que si no hubiese sido por eso, ni siquiera me habría molestado en pensarlo. Nada tenía un sentido antes de que ella apareciera.
Mi único amigo de verdad es Brendon, mi hermano es lo más preciado cercano a mí, y mis padres... Bueno, puede que alguna vez le haya tomado aunque fuese un poco de cariño a mis niñeras.
El dinero no significa nada, mi carrera sigue en paro y entonces todo vuelve a terminar en la chica de pecas riéndose frente a mí. Mueve sus manos en chasquidos sobre mi rostro, y estoy seguro de que me he quedado embobado mirándola nuevamente.
Su rostro se pinta de un fuerte rojo que me hace suspirar. Riendo apoyo mis codos de la mesa.
- ¿Qué decías? -cuestiono, ella jadea en cansancio.
-Decía que mis relaciones nunca fueron buenas, Dal -parece repetir, lo hace con lentitud, como si no fuese a entender si no lo hace.
- ¿Cuál fue tu última relación estable? -pregunto curioso.
-Hace como año y medio conocí a un chico por internet -cuenta-, estuvimos hablando por un par de meses, se veía como un gran chico. Era divertido, carismático, nos reíamos de todo, hacíamos buenos chistes, era guapo. Ese tipo de cosas, sentía una cierta atracción, pero a veces lo notaba extraño.
»Creo que todas mis dudas se consolidaron y todo cobró más sentido cuando un día decidí invitarlo a casa para presentárselo a Nathan y Abigail. Lo último que supe de él fue que ahora vive prácticamente en mi departamento y es el novio de mi mejor amigo.
Lanzo una sonora carcajada quedando perplejo por un instante, ella disimula su mueca tras tomar de su bebida.
- ¿Brad? -me río con ganas-. ¿Pero cómo?
-Pues, no lo sé -se encoge riéndose conmigo-, creo que fue amor a primera vista. Estuvieron hablando entre ellos toda la noche y evitándome a mí y a Abigail con todo el descaro que podrás imaginar. Luego se reunió conmigo para disculparse, y que había estado hablando mucho con Nathan. Le expliqué que igual tenía mis dudas desde un principio y simplemente me quedó aceptarlo. Adoro a Brad, ¿sabes?
-Ya me lo creo -asiento sonriente-. Pero pregunté por tu última relación estable y formal, pecas. Esa fue claramente inestable y de paso extraña. Tu cita terminó siendo gay y el novio de tu amigo. Me hace gracia el imaginarte mirando hacia los lados.
-No fue gracioso, Haggart -da con su mano en mi brazo. Suspira-. Creo que recuerdas a Ben.
- ¡¿No tienes una relación estable desde Ben?! -exclamo. Me ha tomado por sorpresa-. Ese sí que fue un maldito imbécil.
-Ya lo sé, y Wesley me recordaba a él -se estremece-. Yo simplemente ya no quiero saber nada de ninguno. Con el sólo recuerdo de mi relación con Ben me es más que suficiente para sentir el odio todavía acumulado. Creo que jamás me será tarde para arrancarle un diente de la cachetada que le debo. Sólo para pasar factura.
Me río. Pudo haber pasado factura conmigo y no lo hizo. Yo cada vez me estoy considerando el hombre más afortunado sobre tierra ahora mismo. No creo pedirle al mundo nada más. Pero si tuviese la oportunidad, sería que este momento nunca acabara, pediría a mi mejor amigo y a mi hermano de vuelta, y probablemente a mi familia unida, nuevamente.
Pero se ve que no todo puede ser posible en esta injusta, cruel y jodida vida de mierda.
-Bueno, no lo tomes a mal, pero genuinamente me alegra que no quieras volver a saber de Wesley. Es como un alivio, un peso menos sobre mí.
- ¿Genuinamente?
-Sí... Bueno, no exactamente -confieso-. Estoy jodidamente feliz de que no te importe ese imbécil. Me perteneces.
- ¿Te pertenezco? -cuestiona en un mohín, recitando su pregunta con lentitud. Asiento, acercándome hacia ella por encima de la mesa. La distancia nunca es necesaria en ningún sentido.
-Así es.
-No lo creo, campeón -susurra cuando quedamos lo suficientemente cerca como para admirarla. Mirarla sin preocupación sobre mí, sintiendo calma sobre el sonido de su voz y el calor que desprende su cercanía. Perfección-. Por lo menos no por ahora.
- ¿Por qué me complicas tanto el querer conquistarte?
-Porque si no lo hago entonces tú dejarás de hacerlo.
No contesto, la miro con desdén, y entonces sonrío.
No creo que vaya a dejar de querer conquistarla jamás.
- ¿Hola?
-Dallon.
-Hola papá -saludo a través del parlante-. ¿Qué necesitas?
-Necesito hablar contigo, es importante, ¿puedes pasar por la empresa hoy?
Titubeo mirando el reloj, apenas entraría a clases. Paso mi mano por mi rostro.
-Sí, sí, estaré por allá una vez acabe aquí.
Y cuelga. Qué gran amor de padre, probablemente esté menos enojado hoy.
O puede estarme detestando más de lo que ya hacía.
Sí, mi padre siempre tan emotivo.
Regresar a la universidad significa estar perdido en todos los jodidos sentidos, perdí dos evaluaciones y pronto serían tres si no movía el culo. Estoy hasta la uñas de todo, tengo dos fines de semanas para reintegrarme y lograr sacar todo para anivelarme.
Es tedioso cuando tiendes a odiarlos a todos y no puedes acercarte "amigablemente" para pedir prestada alguna libreta de apuntes, debo estar detrás de los profesores -que como siempre- nunca ayudan. Lección: nunca vuelvas a faltar a la universidad, o cualquier cosa importante, bastardo. Te costará la vida y mitad de tu tiempo sagrado.
Es justo ahora cuando me estoy arrepintiendo de haber faltado, porque por primera vez en tres años, el maestro está hablando y sólo escucho mierda salir de su boca, y creo que por más que trate de prestar atención, sólo estoy escribiendo garabatos que probablemente no comprenderé al momento de estudiar. Joder.
Cuando ese infierno acaba, el maestro me llama para presentarme a un chico del cual si logro recordar bien, su nombre es Patrick, y al parecer podrá ayudarme con las clases a las que no asistí, así que conversando con él me dirijo a mi auto. Me ofrezco a llevarlo hasta su casa, porque raramente me ha caído bien, no es un imbécil irrelevante como etiqueté al resto, él acepta y nos dirigimos hacia donde me dice.
Sin prisa alguna, porque hablar con mi padre no me trae ninguna clase de emoción además de fastidio, así que vamos cómodamente hasta que señala una casa. Con un apretón de manos y puños nos despedimos, viendo cuando podría pasarme sus apuntes y así parto rumbo a la editorial. Me siento un poco más tranquilo en cuanto eso.
El día es cálido, se nubla de vez en cuando pero el sol no falla, las calles están pobladas de personas y autos por doquier. Me entristece.
Brendon ha estado desaparecido toda esta semana, quizá con eso quiso decir que fui la última gota en el vaso o que había alcanzado su límite. Conociéndome, podía actuar desafiante y arrogante para el momento en cuanto lo vuelva a tener en frente, algo como: "¿estuviste de puto esta semana también?", pero sé que eso lo espantará mucho más. El muy jodido es tan sensible.
No es mi punto, así que debo calmarme. Podría ir a buscarlo e intentar hablar con él, ganas no me hacen falta, pero querer aprobarme todos mis exámenes sí, por lo que lastimosamente mi amigo deberá esperar que vaya como Romeo a Julieta para disculparme -por más que todo haya sido idea de Zoe, corro con las consecuencias de alguna manera-.
Sobre Zoe, entra al trabajo a las dos con treinta, máximo tres, pero apenas es la una y debo atender a mi padre, o sobre lo que sea que quiera hablarme.
Al llegar paso directo, no miro ni siquiera los lados, y no es por dármela de importante, es que vivo por la vida detestándolos calladamente a todos. Hasta este punto creo que si alguien intenta plantear una clase de amistad conmigo, pues lo felicito. Incluyendo al chico Patrick, parecía ingenuo, no estando en contra de nada y nadie, como indefenso. Es simplemente diferente.
Esta vez me detengo para tocar, porque mi padre no es como Devon y porque no quiero tener que lidiar con más "lecciones" sobre el respeto y todo lo demás. Abro la puerta cuando lo indica, aproximándome hasta quedar sentado en una de las sillas. Lo miro con desdén antes de cruzarme de brazos.
- ¿Entonces? -suspiro. Él inspira con fuerza acomodándose en su puesto, luego apoya sus codos de la mesa y se toma su tiempo en responder. Nuevamente pienso en que estoy perdiendo tiempo valioso que realmente podría ocupar en cosas más importantes y en cambio estoy aquí.
Respiro hondo para cuando decide hablar.
-Claro. Necesitaba hablar contigo porque he estado obteniendo bastante información acerca de algunas cosas que realmente me gustarían discutir contigo.
- ¿Y lo dirás o sólo darás vueltas por otros tres minutos? -le echo un vistazo a mi reloj-. Regresé a clases papá, estoy ocupado.
-No te preocupes -ladea su cabeza-, de todas formas creo que será rápido. Hace poco, no más de dos días, he estado observando cierto comportamiento extraño en una de las chicas de acá, quise averiguar un poco y llegué a una conclusión no exactamente favorable.
- ¿Es decir?
-Me refiero a esta chica, Zoe Ainsworth, Dallon. Estuve echando un ojo y me di cuenta de que ahora pasas por acá con más frecuencia sólo por ella, mucho más de lo que hacías antes de topártela o Devon te dejara a cargo de la empresa también.
-Un segundo, por favor -río alzando mi dedo índice, me inclino en la silla-. ¿Dices que estuviste espiando mi vida personal?
-No -chasquea su lengua, carraspea por lo bajo-. Dallon, ¿se puede saber qué es lo que tienes con esa chica?
-Yo... -jadeo-. Estoy enamorado de ella, papá, tú lo sabes. Sólo he intentado acercarme a ella todo lo posible, no puede ser grave.
-Dallon, pero lo es -sus palmas dan un sonido sordo contra la mesa-. Es una estudiante, una empleada, estás prácticamente mezclando amor con trabajo, Dallon. Estás distrayendo a esa muchacha de su trabajo.
-Papá, eso es ridículo -río encima de mis palabras-. Zoe está cumpliendo con su trabajo al pie de la letra, no está afectando a absolutamente a nadie con esto. Todo está a la perfección, yo no trabajo acá, ella está cumpliendo su meta y yo simplemente estoy empezando a formar parte de su vida.
-Te lo digo antes de que sea muy tarde. Es mejor no buscar problemas en donde no los hay. No quiero hacer nada que le pueda afectar a mis empleados y mucho menos a alguien que sé que está metido de sobre manera en ello, pero he visto a esa chica y comienza a ser un desastre con el pasar de los días.
- ¿Quién te dijo esto, ah? -pregunto, ya molesto, porque realmente me he cabreado con todo lo que ha dicho.
Zoe no tiene nada que ver con toda esa mierda que está diciendo, de su boca no sale más que mentiras y me jode que piense sobre ella de esa manera. ¿Estar distrayendo a Zoe? ¡No es más que pura basura!
-Dallon, ¿estás escuchándome? Eso no interesa ahora, lo que interesa es que no puedes liarte de esa manera con las personas de aquí. ¿Sabes cómo será visto eso ante la prensa? ¿Un Haggart con una simple estudiante de literatura, empleada de la empresa?
- ¿Por qué intentas hacerla ver como si fuese un jodido fenómeno, papá? ¡Es de eso de lo que estoy enamorado! ¿Estás escuchándome tú a mí? Adoro a esa chica, y tú no tienes ningún jodido derecho a decidir sobre ello.
»Y sí me interesa saber quién te habló sobre esto, porque bien sé que no te enteraste por ti mismo, muy poco has estado aquí para poder haberte percatado de algo. ¡Y la prensa importa una mierda!
- ¡¿Adónde se fueron tus valores, Dallon?! -exclama-. ¡Estoy intentado decirte esto por las buenas, ¿está bien?!
- ¿Y cómo sería por las malas, papá? -reto de inmediato, sin saber en dónde me estoy metiendo-. ¿Qué pasa si no me alejo de Zoe? ¿Qué pasará si decido seguir con mi cercanía?
-Entonces me veré obligado a despedir a Zoe y deberá encontrar otra editorial para realizar sus prácticas, o sino de lo contrario no podrá graduarse -suelta sin más y empalidezco-. Por el bien de ambos y de la empresa.
Mi corazón comienza a acelerarse con todo el enojo, la culpa e ira, que claramente viene adjunto a las ganas de querer golpear algo, o alguien. Justo estoy pensando en el rostro perfecto para destrozar. Entonces en un jadeo cuestiono:
- ¿Fue ese tal Wesley, verdad?
- ¿Qué? -pregunta confundido. Pero sé que no lo está, conozco a este hombre, es una mierda mintiendo, al igual que Devon y toda la jodida familia.
Si es que aun podía llamarla así.
- ¿Fue Wesley? ¿Wesley Thacker? ¿El que te habló sobre esto? ¿El que logró meterse por tus narices y hacerte creer que estoy haciéndole daño a Zoe y a la empresa también?
-Dallon...
- ¡Papá, por favor! -grito exaltado, la ira cada vez me es menos tolerable, menos imposible de poder controlar. Va en contra de mis instintos-. ¡No es posible que le creas más a un idiota sin ningún oficio por delante que no sea querer arruinarme mi mejor momento en la vida, que a tu propio hijo! ¡Imposiblemente insólito!
- ¡Escucha...!
-Papá, por favor -bajo mi tono de voz, queriendo parecer tranquilo. Tanto mi voz como mis manos tiemblan, la inquietud es tal que no he podido quedarme sentado. Mis dedos comienzan a tamborilear silenciosamente sobre el escritorio-. Por favor, dime por quién fue que supiste eso.
- ¿Qué harás con ello, Dallon?
- ¡Mierda, no lo sé! ¡Pero si me dijeras entonces lo sabría! ¡Si en realidad te importo, papá, aunque sea un poco, me lo dirás! ¿Fue Wesley?
Entonces se calla, su mandíbula tiembla por unos segundos yéndose con parpadeos que parecen aclarar su mente. Pasa aproximadamente un minuto en el cual no obtengo una respuesta, lo utilizo para tranquilizar mi coraje.
Con mi vista le suplico. Me dolió el hecho de que haya preferido creerle a cualquier hijo de puta antes de creer en mí como su hijo. Maldición.
Cuando vuelvo a tamborilear mis dedos con paciencia, es que lo veo asentir. Él asiente y parece avergonzado de sí mismo. Asiente y su rostro se ve sombrío, desparramado y de la nada sin color. La verdad que he dicho le ha dolido a él también, y me siento un jodido gilipollas cuando eso parece satisfacerme.
Sus labios formulan un "fue él" casi inaudible, pero que llega con fuerza a mis tímpanos y estos parecen querer estallar.
Respiro con dificultad a causa de mi enojo, no recuerdo haber estado tan furioso por alguien o siquiera algo, pero aquí estoy, y me doy cuenta de que el rostro perfecto que había pensado en destrozar desde un verdadero principio, es el que cruza y nubla mi mente haciéndome perder tanto la cordura como el control.
Oigo los gritos de mi padre persiguiéndome cuando salgo de su oficina una vez que con mis puños hice sonar la madera de su escritorio, con ira. Ira que mata, ira que me desemboca. Ira que me nubla. Pronto los estoy ignorando y con pasos fuertes me dirijo hacia la sala donde se encuentran todos los empleados, estando más ensordecido que abrumado.
No sé cómo sucedió, pero mis puños empujan al imbécil de Wesley y enseguida lo tienen estampado contra la pared y luego el suelo, dejando que mis nudillos tomen la faena importante por mí. Doy primero contra su pómulo, luego barbilla y entonces nariz.
Sus intentos por defenderse son inválidos cuando doy con la boca de su estómago, pero parece reintegrarse cuando mi cara se voltea con su derechazo. No pierdo el foco, logro estabilizarme de inmediato, y como si alguien me lo estuviese dictando doy contra el otro lado de su mandíbula y siento arder. Esta mierda se siente tan bien.
Veo flashes y personas gritando. Es Devon quien intenta quitarme de encima de Wesley para detener mis golpes y a mi padre llamando a seguridad a todo lo lejos del lugar.
Lo demás es historia.
_________________________________
Nathan en multimedia.
Gracias por leer xxx.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro