Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

four, el novio de Zoe.

Dallon

— ¿Bajarás del auto o te quedarás ahí sufriendo internamente, zorra? —gruñe Brendon que ahora parece estar exasperado. Devon bufa desistiendo y baja de la parte trasera hasta estar a su lado.

Tenemos alrededor de quince minutos parados en el estacionamiento de la editorial luego de ver llegar a Zoe junto a otro chico. Hubiese sido diferente si Brendon no los hubiese señalado, ahora está pagando las consecuencias. Mi mente ha sido invadida por esa imagen y el nudo en el estómago que creí dar por desaparecido cuando se trataba de Zoe regresó.

¿Celos? Probablemente.

— ¿Qué si es su novio? —cuestiono, ellos carraspean—. ¿Qué si a lo único que voy es a arruinar nuevamente su vida?

—Zoe ya se ve como alguien que tiene la capacidad suficiente para defenderse, Dallon —me dice mi hermano. Está harto, es de poca paciencia igual que yo—, eres realmente un gilipollas.

—Haggart, si no sales inmediatamente del jodido auto me veré obligado a tirar de esos hermosos mechones castaños tuyos como las vez en segundo año —me sonríe Brendon. Sé que es capaz y por eso lo detesto. A regaña dientes abro la puerta—. Ese es mi hombre.

—Bien, ¿ahora qué se supone qué haremos? —mi vista sube por toda la estructura del edificio. Devon se encoge de hombros.

— ¿No eras tú quien quería enfrentarse a la chica y comprobar si es realmente tu Zoe?

—Sí, pero fuiste tú quien me incitó a toda esta mierda teatral —golpeo su hombro, él suelta un chillido—. Marica.

—Escucha, sólo entraremos y la buscaremos, ¿de acuerdo? —dice Brendon—. Una vez la tengas en frente la saludarás como si nada; con eso me refiero a que olvidarás por completo el zoológico de fútbol americano y todas las gilipolleces que me explicaste la otra vez. No tartamudearás, no actuarás como el imbécil espanta mujeres que eres, y sobre todo, ¡no la mires como si fueses un violador en serie!

Lo golpeo, él sólo se limita a mirarme mal. Seguimos parados en todo el frente del edificio mientras lo oigo darme instrucciones ridículas sobre lo que debo y no debo hacer.

Muy bien, quizás tiene razón. Soy muy idiota en cuanto a conquistar chicas, usualmente dejo que mi imagen haga su trabajo y el resto sólo fluye por sí mismo. Pero estamos hablando de Zoe, ¿hace falta recordar quien es nuevamente?

—No seas exagerado, ¿quieres? —arrugo el entrecejo—. Puedo hacerlo.

—Claro —rueda sus ojos.

— ¿Entraremos, par de culos? —pregunta mi hermano, nos da un empujón a ambos.

Al entrar, de lo primero que me percato es del montón de personas caminando de un lado a otro. Es un desastre, pero a veces no es la gran cosa, es sólo el primer piso después de todo. Devon nos guía por donde caminamos la vez que se topó con ella —que es también el camino a la oficina de papá— y al llegar a donde recordamos que es su puesto, vemos que está vacío.

—Uhm... Quizás está en otra parte —dice Devon—. Un segundo, le preguntaré a Sean.

Se aleja y luego lo vemos acercarse con uno de sus amigos. Usualmente, tampoco tengo muchos amigos a decir verdad. Me he quedado con Brendon toda mi vida, y es al único que tolero para ser sincero. Los demás parecen tan irrelevantes. No es por ser antisocial, puedo hacer amigos si me lo propongo, pero por ahora estoy cómodo con la mínima cantidad que poseo.

Él le explica a quién buscamos y al parecer sabe de lo que hablamos porque empieza a caminar a una dirección diferente.

—Eh, tranquilo, hermano —me murmura Brendon, ha notado que me he puesto nervioso—. Al menos no te va a volver a gritar que te odia.

Se echa a reír cuando palmea mi hombro. No evito reírme junto a él mientras ladeo mi cabeza. A veces Brendon puede ser la persona más infantil e idiota de toda Florida, pero es mi hermano, ese por el que podría volverme hasta gay si fuese posible. Lástima que a ambos nos vuelven locos las mujeres.

Nos adentramos a un pasillo, Brendon sigue intentando calmar mis nervios. De la nada veo a personas venir en dirección contraria a la nuestra, y a no ser porque detienen su caminata y el espacio es algo angosto, nosotros no nos hubiésemos detenido.

Sin embargo, al percatarme de quienes se tratan, mi estómago da un vuelco. Mi cabeza comienza a palpitar al ritmo de mi corazón y creo que mis piernas van a fallar. Maldición, no ahora, por favor.

Devon y Sean se van, mientras que una chica pelirroja que estaba justo al lado de Zoe los sigue, dejándonos sólo a nosotros cuatro.

— ¿Abigail? —cuestiona Brendon. Doy un vistazo, efectivamente es Abigail. Mi amigo está igual de sorprendido que yo. Ella no le contesta.

— ¿Siguen aquí? —escucho la voz de mi padre llegar.

—Lo siento —murmura ella con su vista baja. Es cuando mi cerebro comienza a responder saliendo de mi jodido trance.

Quizás estoy haciendo todo lo que Brendon me advirtió que no hiciera.

— ¡No! —mi brazo la detiene.

Entonces hacemos contacto visual, y creo que voy a desfallecer. Todo desaparece, literalmente. Es increíble cómo me tomo el tiempo para detallar sus pecas casi invisibles, son diminutas. Huele delicioso, como a frutas. Sus mejillas ya no son regordetas. De hecho, tiene su mandíbula un poco marcada y hasta su color de ojos me cuesta descifrar. Pueden ser un color nuevo y nadie lo sabría, estoy anonado.

—Dallon, ella necesita ir a trabajar —me dice papá, yo no le hago caso pero ella sí.

De alguna manera se zafa del agarre que he formado y consigo se lleva a su amiga. La sigo con mi vista hasta que sale del pasillo, papá va atrás de ellas.

Sigue siendo igual de tímida. Y hermosa. ¿Por qué no la reconocí al momento?

Eres tan imbécil, Dallon.

— ¿La viste? —jadea Brendon. Si no me equivoco, tiene la misma expresión que yo y me río por ello. Le asiento.

_Es igual de hermosa que la primera vez que la vi —le digo, pero él niega.

—No Zoe, Abigail —sacude su cabeza—, está cambiada.

Entrecierro mis ojos hacia él. ¿Le gustó la castaña ojos esmeralda?

—Estás demente —lo tomo por la nuca atrayéndolo a mí. Camino junto a él para salir del pasillo, paro en seco—. Ahora así, ¿qué se supone que debo hacer?

— ¿Por qué me lo preguntas a mí? Debe estar a tu criterio.

—Porque eres mi jodido mejor amigo con más experiencia que yo por alguna razón y necesito que me ayudes con la chica de mis sueños —casi le reprocho. Él rueda los ojos, nos hemos quedado en la entrada del pasillo, donde al ser alto puedo observarla.

Y vuelve el zoológico de fútbol. Asombroso.

—Eres el único psicópata enamorado de la misma chica de tercer grado. Déjame pensar.

Queda en silencio, pero soy impaciente y lo apresuro. Necesito ir hacia ella ahora mismo sin tener que hacer el ridículo en su frente y en la de los demás.

En las típicas películas de comedia romántica, o en las novelas, siempre es el protagonista quien tiene algo para decirle a chica, siempre acierta y es bueno en ello. Pues ésta es una versión diferente: le tengo que consultar a mi mejor amigo para no pasar pena porque soy un imbécil inservible.

— ¿Recuerdas cómo actuabas hacia ella en tercer grado? ¿Y en todos los demás?

—Le hacía la vida imposible por mi diversión, Brendon, ¿qué crees?

—No, imbécil. Me refiero a que actuabas hacia ella sin miedo o nerviosismo, te gustaba mucho más de lo que te gusta ahora, ¿por qué no puedes tratarla igual?

— ¿Molestarla?

—Ser un listillo que se sale con la suya —rueda sus ojos con obviedad—, a eso me refiero. Eres muy bruto, ¿lo sabías?

—Cállate, pajero —golpeo su nuca—, eso sería bueno. Como, ¿sobrado?

—Sí, un tanto. Sólo no exageres ni te excedas tanto, sino será tal cual la vez que te gritó que te odiaba; la sacarás de quicio, se cansará y te mandará a la mierda, ¿estamos de acuerdo?

Asiento, he captado todo lo que me ha dicho.

—A veces también puedes hacerle de cerebrito, eh enano —revuelvo su cabello, él golpea mis brazos.

—No me toques, perra —gruñe—, ahora ve. Que no se te salga el corazón por el culo.

— ¿Qué harás con Abigail?

Él suspira, se vio ido en el momento que la vio, a pesar de que mi vista estaba clavada en Zoe. Mi Zoe.

—No lo sé, se escondió tras Zoe cuando dije su nombre —hace una mueca—, pero eso no importa ahora. Ve con tu chica. Suerte, perra.

Me da un empujón. Muy bien, llegó el momento. Enfrentaré a la chica de mis sueños después de seis años cuando hace dos días juraba que nunca la volvería a ver de nuevo.

¿Qué tan loco suena eso?

Debo actuar como dijo Brendon, como un listillo sobrado —pero sin exagerar ni excederme—. ¿Sinceramente? Estoy aterrado.

Ella está de frente a su ordenador mientras teclea algo, así que respiro hondo y pongo en marcha todo lo que recuerdo.

—Zoe —alargo recostándome del escritorio cruzando mis brazos. Ella frunce su ceño y luego se relaja al verme—. Hola.

—Dallon —recuesta su espalda de la silla, cruza sus brazos a la altura de su pecho, y como todo hombre, no puedo evitar mirar como sus pechos suben con ello. Sacudo la cabeza—. Hace tiempo que no te veía.

— ¿Seis años? —cuestiono como si no supiese la cantidad de tiempo que llevo sin saber de ella, qué inteligente—. Estás cambiada.

—Pues, lo mismo digo —asiente—, ¿se te ofrece algo? Estoy en horario de trabajo, tu padre me llamará la atención de nuevo y no es lo que busco.

Pienso. Ser listillo.

— ¿Te parece cenar conmigo esta noche? —pregunto rápidamente. Ella enseguida abre sus ojos con sorpresa.

—Yo... —ladea su cabeza, no me mira—. Estaré ocupada esta noche, lo siento.

— ¿Qué hay de mañana en la mañana?

—Estudio en las mañanas.

— ¿En la noche?

—También estaré ocupada.

—Este sábado.

—Haggart, no podré, ¿está bien?

—Vaya —suelto una risa, esto se ha tornado tal cual no he querido—. ¿Tienes una buena razón para no aceptar salir conmigo?

— ¿Además de nunca haber sido amigos ni nada por el estilo? —pregunta regresando a su ordenador—. Puede ser. Es más, ¿qué haces hablándome en primer lugar?

—Han pasado seis años, Zoe. Siete, si contamos que no estuvimos en el mismo curso el último año de secundaria.

—Seis, si contamos que seguiste molestándome a pesar de eso —da una sonrisa, hago una mueca.

—Fue menos grave.

—Ya vete, Haggart —se ríe—, interrumpes mi trabajo.

—Es que sigues sin darme una buena razón para no cenar conmigo —regreso su risa, ella baja sus hombros en un suspiro y se queda callada por un momento.

Parece nerviosa. Pero no puede ser, debe ser mi cabeza haciéndose ideas. Todo esto me ha dejado un tanto afectado. Tenerla al frente ahora mismo puede que sea una alucinación o muy bien un sueño. Uno del cual me rehúso a salir.

—Es que... —muerde su labio—. Tengo novio.

¿Escucharon eso?

Fui yo rompiéndome. De nuevo. No sólo mi corazón; fui todo yo.

Lanzo pequeños jadeos.

— ¿Sí? —logro articular—. ¿Quién?

—Uhm...

Ahora sí parece nerviosa, bastante, sus ojos recorren el lugar. Luego se levanta de la silla, todavía busca a alguien. Y ahora estoy más seguro de lo que presencié en el estacionamiento.

No quiero aceptarlo. ¿Todo esto es una ilusión? ¿Cómo llegué a éste justo momento? ¿Está mi Zoe parada justo frente a mí? ¿Es ella la que acaba de decirme que pertenece a alguien más que no soy yo?

Dallon, ella nunca fue tuya. Y al parecer jamás lo será.

No seas imbécil y reacciona.

El amor no es para ti. Tan simple como eso.

—Uh, es el chico de chaqueta marrón —sonríe señalándolo, sacándome de mi hueco mental. Mi vista va a quien apunta y todo se vuelve a ir a la mierda. Es el mismo chico del estacionamiento.

—Oh —susurro. Pero ella no lo nota.

El chico la mira y le da una sonrisa. No quiero suponer que es normal querer arrancarle esa estúpida sonrisita de un puño. Pero él comienza a caminar en dirección a nosotros y ella no quita su sonrisa, aun así sus manos se mueven con inquietud. Hago memoria de todas las veces que la observaba; suele hacer ese tipo de cosas cuando está nerviosa y no lo comprendo.

Devastado.

—Oh, Wes, él es Dallon, un viejo compañero del colegio —la oigo presentarme al tipo con sonrisa desquiciada—. Dallon, él es Wesley.

—Mucho gusto —me tiende la mano, pero no la tomo, sólo hago un mohín.

Después de eso no sé muy bien que es lo que sucede. Llega Brendon y se disculpa con ambos, ellos se despiden y Brendon me saca de ahí. Quizá me estuvo observando a distancia y percibió mi mirada de auxilio.

Luego está Devon, que me guía al auto. Veo la fachada de mi casa y sé que estoy ido.

Lo último que sé es que estoy sentado en la terraza con una botella de esos licores caros que tiene mi padre guardados en la alacena y esa música hispana lenta que te hace querer llorar hasta el cansancio. Me rehúso a fumar, el olor sería lo menos que soportaría ahora mismo. Así que opté por ese medio diferente, pero de alguna manera igual. Por más que jamás haya concurrido a él antes.

—Eres increíble —Devon ironiza una risa, toma un bote de basura sentándose frente a mí—, ¿te lo había dicho?

Subo mi vista para verlo. No respondo, quemo mi garganta con otro trago que me hace toser después.

—Eres la única mierda que no necesito ahora, Devon —arrastro mis palabras—. Vete, quiero estar solo, joder. Como siempre.

Y otro trago. Ni una sola lágrima. ¿Dónde coño está mi premio?

— ¿Te estás dando cuenta de lo que estás haciendo, Dallon? ¡Estás así por una jodida chica! ¡¿Qué mierda es lo que te pasa?!

— ¡Me pasa que mi Zoe me odia! ¡Eso pasa!

— ¡No! —siento que me da una cachetada, toma fuerte mi mandíbula entre sus dedos—. Te pasa que eres un idiota que no ve más allá de sus pestañas. Mierda, Dal, así no eres tú, tú no eres mi hermano estando así.

—Lo soy, lo soy, siempre lo he sido y jodidamente siempre lo seré así no te parezca, ¿está bien?

Intento ponerme de pie, intento fallido, vuelvo a caer sobre mi trasero.

—No sirvo, Dev, estoy solo. La necesito a ella. ¿Qué se supone que es lo que tiene ella? Soy un jodido —he empezado a sollozar, ni una gota aun—. Casi doce años en la misma alcantarilla.

—Escúchame, quiero que me escuches —toma mi cabeza entre sus manos, hace que lo mire. Me sorprende que lo azul de sus ojos sea igual de intenso que los míos—. No estás solo. Me tienes a mí, a Brendon, mamá y papá, y eso es mejor que un país entero, ¿de acuerdo?

Sacude mi cabeza con sus manos. Una parte de la vida de Devon se ha vuelto en tratar de hacerme caer en mi lugar otra vez cada que estoy perdido. No va a dejar que esto me arruine.

—Lo de hoy fue sólo el comienzo, ¿comprendes? Tu amas a Zoe desde tiempos inmemorables, mucho más que el idiota ese de su novio, simplemente debes aprender a ganártela. Zoe llegó aquí nuevamente para hacerte saber tus prioridades y es por ello que no debes dejarte caer una vez más.

—Es ella la que siempre me tiene así, Dev —siento una lágrima caer—, es ella la que causa todo esto en mí. Y ella ni siquiera lo sabe. Estoy demente. No puedo estar enamorado de ella. Siempre va a ser prohibida para mí, en todos los jodidos sentidos de la palabra. Pero no puedo evitarlo. Siempre ha sido tan perfecta, llega a ser absurdo. Estoy tan seguro de que la quiero.

—Tienes miedo de aceptar todo esto —se sienta mi lado, me abraza con fuerza y se lo agradezco—, es duro hasta para ti, sólo mírate, vuelto mierda. No quieres aceptar estar enamorado, porque cuando lo aceptes sabrás que ya estás jodido, completamente jodido.

—Me siento jodido.

—Así se siente estar enamorado.

Y eso desde hace mucho tiempo. Vuelve a tener razón.

—Si realmente la quieres ve por ella, sin pretextos. Pero, maldición, no vuelvas a hacer esto nunca más. Probablemente no lo recuerdes mañana, pero me tendrás aquí para recordártelo todos los días.

—Te amo, hermano —le doy un abrazo, él deja un beso en mi cabeza.

—Sí, sí, yo también, amigo. Ahora arriba, vamos. Mamá te ahorcará.

E intento cooperar con él, no se me da muy bien pero llegamos a mi habitación y me recuerda un par de veces que debo acostarme boca abajo para no ahogarme con mi vómito si eso pasa y que tengo que tomar una ducha. Después sale de la habitación y me quedo solo.

¿Cuándo se supone que Zoe Ainsworth saldrá de mi cabeza? Me retuve seis años para no ir a buscarla, y ahora simplemente aparece. ¿Significa que ya no habrá ningún otro obstáculo? Lo habrá, pero de eso me tengo que encargar yo, y por primera vez en mi vida estoy realmente dispuesto a algo; a luchar por lo que quiero.

Y quiero a Zoe conmigo. Así tenga que hacer el ridículo frente a todo el país, todo valdría la pena. Me hace ser un Dallon diferente, ella merece saber eso. Merece saber que hasta con su recuerdo me hace mejor persona. Y tanto como me puede hacer bien también me puede hacer mal, justo como ahora.

Ella es la que tiene ese poder en mí, desde siempre. A la que nunca me cansaría de mirar porque tengo miedo de que ya no esté ahí. Y no lo estuvo por un largo tiempo, no la puedo dejar ir otra vez. Ya no sería capaz de poner soportarlo.

Con novio o sin novio; te tendré conmigo cueste lo que me cueste, Zoey.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro