- Trabajo hecho. Arma ³⁹
— Bien. El rey Kang atado, la chica protegida, el castillo casi desolado, y caballeros desesperados —la omega Myoui Mina murmuraba para sí misma, asintiendo y pasando por los pasillos. A cualquiera que veía lo noqueaba y lo encerraba en la habitación más cercana para dejar despejado— ¿Dónde, dónde? —murmuraba, intentando recordar a la princesa Kang explicando cada zona del castillo.
Apenas pudo memorizar en un año el castillo Im, y, aunque le castillo Kang es más pequeño, sigue siendo bastante como para que le dificulte saber todo.
— ¡Myoui Mina! —alguien exclamó detrás de ella y reaccionaría lanzando su daga directo al pecho de aquella alfa pero detrás aparecieron diez más. Mina suspiró incrédula, ¿cómo es que estaban en el castillo y no en el patio donde mayormente están?
— Maldición —bueno, era algo que podría pasar, así que sacó inmediatamente su espada del cinturón.
Tenía que apresurarse o no le alcanzaría el tiempo.
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— Bien. Teniendo a Mina como alguien que nos ayudará a acabarlos desde adentro, tenemos que atacar por fuera a todo mal que intente algo contra inocentes, y eso es, a todo caballero Kang —el rey explicaba a todos los presentes.
Nayeon estaba sólo presente soportando las ganas de irse a su cama y seguir compartiendo sus lágrimas con la almohada. Había estado un tiempo allí y casi oscurecía pero ella solamente apenas podía mantener su mente presente.
Prestaba su atención por sólo asentía, y miraba aquel mapa que la princesa Kang había creado para que conocieran el castillo Kang a la perfección.
— Ahora mismo Mina debe estar en la zona de la realeza dirigiéndose a los calabozos del castillo —Nayeon puso su vista en el mapa, justo donde el dedo de la princesa Son apuntaba— Debió haberse topado con algunos caballeros Kang pero no sería mucho problema para ella. Necesitamos esperar al amanecer, en la mañana donde todos estarán preparados para invadir el reino Kang y poder empezar a tomar control por el bien de todos —Nayeon se acercó viendo el plano.
Mayormente podía imaginarse aquellas escenas tomando un éxito honrado, pero ahora escenas poco exitosas entraban en su mente. No podía sentir el vínculo de su amada, no podía saber si estaba bien o no. Sabe que está viva, porque si muriera, un dolor insoportable ya se hubiera hecho presente en su pecho, pero su lobo interno sabe que su omega sigue viva, viva pero sin saber si está bien.
Nayeon estaba inquieta manteniéndose con su pie moviéndose constantemente, solo Kim le hacía una caricia en su hombro de vez en cuando y Yoo estaba un poco lejos acompañándola.
Sólo ambas sirvientas, siendo amigas de Nayeon después de todo, sabían cómo era que se sentía y qué podía estar pensando.
Kim y Yoo podían saberlo. Aunque Nayeon pensaba que no podrían ayudarla mucho, pero agradece el apoyo y le alegra.
— Ahora el rey Kang debe estar muy cansado o muerto —la princesa Son era la que la hablaba allí, repasando el plan y los deberes— Así que el más a cargo sería el príncipe Kang Seulmin, quien es más lento y impulsivo al tomar decisiones, ¿eso está bien? —se dirigió a la princesa Kang para confirmar la información, cosa que sí pasó ya que la omega Kang asintió.
La alfa menor Im sólo podía pensar sin decir ninguna palabra, suspirando de vez en cuando.
Hikaru la envidiaba un poco, solo porque la princesa Im podía tener a Kim a su lado animando su estado emocional, cosa que quisiera, pero también todos sabían que la princesa Im no estaba del todo bien.
— Cuando Mina haga su trabajo allí, habríamos cumplido nuestra palabra con la reina Jang, y el príncipe Kang estaría acorralado sin alguna opción más que rendirse. Los Aoi se esperan como última opción pero ya tenemos una trampa para estos —paró un momento mirando hacia Myoui Daiki, quien por primera vez se había presentado— ... ¿Saben dónde puede estar Myoui Hinata? —la habitación quedó en silencio.
Nayeon notó por completo aquello, que el padre de su novia no había estado allí hace mucho. Hace tiempo que no lo había visto ni siquiera preguntar por su hija como normalmente lo hacía.
Akane pasaba algunas veces y parecía preocupada.
Cuando el preguntaron, Akane solo dijo que tampoco sabe, que solo un día pelearon y ella se puso supresor azul para no sentir la marca de Hinata por un tiempo, para no sentir aquellas emociones tan fuertes y distorsionadas de aquel alfa. Desde ese día, Akane ni nadie más había visto a Hinata por algún lado.
Akane presente también guardaba silencio sin saber qué contestar.
— No hay noticias sobre él —Daiki contestó simple.
— ¿Se puede saber la razón de su pelea, Akane? Tal vez nos ayude, ¿o es muy personal? —la omega mayor tragó saliva duramente y asintió suspirando.
Nayeon ni siquiera ponía verdadera atención a este punto, pero sí escuchaba un poco.
— Es personal pero tal vez haya algo que ustedes puedan ver y yo no —comentó mientras miraba la mesa. Nayeon parpadeó repetidamente para poner atención, al sentir pequeños empujones por parte de Kim— Empezó con el queriendo ordenar que haga la comida ya que estaba muy cansado, yo le dije que tenía que ir con Mina y no podía, pero le traía algo. Allí empezó a gritar que hiciera la comida y empezamos a discutir, al final insulto hasta a mi familia y a mi situación antes de casarme con él, y que le debía mucho —paró por un momento mientras pensaba.
— ¿Situación?
— Yo era más bajo nivel económico, no grave, pero si con esfuerzos de trabajo. Entonces le dije que podía divorciarse y marcar a alguien más, y se fue sin decirme nada. De ahí puse supresor para mi marca porque sentía muy distorsionadas las emociones... Ya no le he visto desde eso, y mi marca despareció —todos parecieron pensar en ese momento— Una cosa es que no sentí dolor, simplemente me desperté sin la marca y pensé que tal vez fue porque estaba enojada con él... Otra cosa es que sus ojos antes eran cafés, y la última vez que lo vi eran rojos —eso último llamó la atención de la princesa Son, quien abrió mucho los ojos y la miró.
— ¿Estás segura del color de sus ojos? —preguntó recibiendo un asentimiento de Akane.
— Hay muchas posibilidades ante eso, debemos encontrarlo para ver qué ha estado haciendo. Si tal vez sólo se fue y su unión se acabó, pues ya no sería un asunto que debamos atender, ¿estás bien con eso, Akane? —la omega mayor asintió a lo del rey Im.
El aparente matrimonio duradero y sano se había destruido, no quedaba mucho de este y mucho menos si Hinata no aparecía y pareciese que marcó a alguien más o deshizo la marca cuando Akane estuvo dormida.
Pero, Nayeon pensó, Akane hubiera sentido por lo menos molestias. Una marca era algo que dolía si se quitaba, independientemente si se amaban o no los portadores del vínculo, ya que el lobo interior inevitablemente hace que duela.
Nayeon se recordó pedirle a Mina una marca de omega para sí misma, no entendía por qué no le había pedido a su omega que la marcara también, pero cuando regresara se lo pediría.
— Recapitulemos —el rey Im dijo volviendo la atención de todos a él.
Nayeon suspiró y movió su pie inquietamente.
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En otro lado alejado del reino Im, caía el último caballero Kang a manos de Myoui Mina. La omega Myoui dejaba de ver aquello para luego arrastrar los cuerpos a la habitación más cercana la cual fue una cuarto de limpieza.
Suspiró y murmuró algo, mientras tocaba su estómago un poco adolorido. Corrió con sigilo por los grandes pasillos tan diferentes a los del castillo Im. Eran más angostos, sí, pero bastante grandes, y aún así la tenían asfixiada al pensar en las atrocidades que han sucedido en tantos años.
— Hay algunas cosas que se pueden hacer —escuchó murmuros altos provenir de detrás de una puerta y no evitó la intriga que la carcome. Se acercó a escuchar mejor— No podemos perder el reino, no podemos caer por culpa de Seowoo y su hijo estupido —revisó por la rejilla de la puerta y se topó con un alfa hablando con varios alfas alrededor de una mesa— Ni siquiera sé cómo es que nuestro padre le dió el reinado a Seowoo, fue su peor opción —Mina arrugó la nariz y escuchó algunos pasos que la hicieron esconderse. Unos murmuros y la puerta se abre— Ire a hablar con aquel mocoso para que nos de el mando, y para que deje de cojerse a una omega todo el día.
— No necesitamos un permiso —otra voz se hizo en alto— Solo matemos a Seulmin y vamos a controlar la situación dando por terminada la guerra —Mina hizo una mueca al escucharlo, como si el reino Im se detuviera cuando el Kang Seulmin muera— Reinamos entre todos, uno dando frente. O reina uno, el quien gane una pelea —vino un silencio.
— Me es bueno lo segundo, pero necesitamos vivo al mocoso para que nos enseñe algunas cosas y nos explique otras. Voy a hablar con él —salió un alfa cabello café, yendo directamente por el pasillo en el que Mina había llegado allí y la puerta se cerró por inclinación.
— ¿Esperamos o cenamos? —esa pregunta, algunos murmullos y después varios pasos. Luego tres alfas restantes saliendo de allí en otra dirección, probablemente hacia el comedor para pedir una cena.
Mina se adentró sigilosamente en aquella habitación, solo dándose vuelta para encontrar a un alfa de espaldas que miraba un cuadro en la pared. Mina se alarmó pero rápidamente se acercó y lo golpeó en la nuca para esconder el cuerpo inconsciente debajo de aquella mesa.
Miró algunas cosas y se dió cuenta que buscaban alternativas para acabar la invasión de Im, y cambiar la decisión de aquel reino. Sólo echó un vistazo a todo y salió de allí hasta su propósito principal, ya que se dió cuenta que no tiene mucho tiempo antes de que encuentren al rey Kang inconsciente y con sangre en su propio baño.
Corrió esquivando a todos, bajó escaleras y pasó por pasillos pequeños hasta el calabozo. Hacía calor y había mucha suciedad en el suelo. Pudo mantenerse establemente parada, ya que el suelo era resbaladizo por consistencia pegajosa y líquida, incluso un poco viscosa. Se rehusó a hacer una mueca y miró todas las celdas que la esperaban.
— Son muchísimas... —murmuró junto a un suspiro, notando el largo pasillo lleno de puertas de rejas a sus lados— Todo sea por proteger, Myoui —se murmuró pasando a grandes pasos hasta las primeras celdas, donde había mayormente alfas pero omegas y betas también se podía ver, en condiciones desfavorables, en desnutrición y con cadenas que limitan a nada sus movimientos. Miró cada una buscando a alguien en específico, hasta escuchar a alguien toser y lloriquear, en una celda en la mitad del pasillo. Se acercó solo por curiosidad y encontró a quien buscaba— Reina Kim Gaeul —susurró por lo bajo.
La mencionada ni siquiera alzó la cabeza, sino que tembló en su lugar y se encogió en sí misma, buscando refugio que las cadenas no le permitían.
Al estar totalmente con cadenas por todo su cuerpo, las rejas estaban sin cerrar totalmente, así que Mina solo las recorrió hacia un lado. Hacía un ruido irritante y chirriante, ya que parecía oxidado el material, más que también estaba mohoso y mojado, pero eso no evitó que Mina abriera esas rejas y entrara acercándose cautelosamente a la reina Gaeul.
— Riena Gaeul, vea —pidió suavemente, arrodillandose frente a la omega que por fin la miró con miedo y confusión— Vengo por parte de su esposa, la reina Jang. Soy del reino Im, una de los Myoui, ¿los reconoce? —la omega pareciera que escuchó lo mejor de su vida, y probablemente lo era. Asintió repetidamente con los labios temblando, sin poder decir palabra alguna— La sacaré de aquí y tiene que hacer lo que le pida para salir de aquí, ¿bien? —dijo mostrando la llave para quitar aquellas cadenas pesadas y oxidadas.
— B-Bien —su voz fue rasposa y entrecortada, pero fue lo más emocionada de hace muchísimos años de estar allí sufriendo. Inevitablemente cayó al suelo al querer levantarse pero Mina la tomó en brazos para ayudarla en su esfuerzo de estirarse y estabilizar su cuerpo entumecido.
Sólo la habían sacado algunas veces, y podía moverse muy poco las veces que le daban de comer un plato al día, mas eso solo duraba escasos minutos y tenía que pasar a estar encadenada de nuevo.
— ¿Puede levantarse? —la omega mayor negó un poco pero luego asintió tomando el esfuerzo de levantarse y agarrarse de los hombros de Myoui para sostenerse bien— Tenemos que recorrer varios metros, es mejor que me deje llevarla —quiso agacharse para llevarla en brazos, pero la reina Gaeul negó avergonzada.
— S-Será cansado y e-estoy... estoy sucia —refiriéndose a que ni tenía mucho pedidos de ir al baño, y su propia ropa estaba mojada de su propia orina.
— La llevaré porque eso no importa. Su cuerpo no debe ser pesado ahora y la higiene es de lo que me encargaré —le dijo volviendo a agacharse para cargarla.
Y era muy cierto, la comida escasa le trajo pocos nutrientes a su cuerpo todos esos años y su cuerpo no tenía mucha masa que sea pesada. Estaba con los huesos, notablemente fijándose por la piel y su ropa cualquiera hacía más notable eso. Sus clavículas, sus brazos, sus piernas, su rostro, sus costillas. Todo su cuerpo en sí, estaba con notables huesos sobresalientes.
Mina ignoró la viscosidad que había entre las prendas inferiores y la llevó cargando, preocupándose por salir lo más pronto de ahí.
La reina Gaeul pudo esconderse en sus propias palmas huesudas, avergonzada. Se permitió descansar un poco después de mucho no estar ni un poco segura, ahora podía sentirse mejor.
Mina regresó por donde vino, con cuidado de no molestar a la reina Gaeul para dejarla descansar un poco.
En otro lado, Kang Daniel entraba a la habitación de su sobrino Kang Seulmin, buscándolo por la habitación pero no lo encontró y se dirigió al baño sin siquiera tocar. No tenía tiempo para tocar y recibir molestos comentarios del actual rey Kang.
Lo que encontró lo dejó boquiabierto. Se acercó alterado, dando bofetadas en el rostro del rey Kang, para hacerlo despertar.
— Maldito inútil. Despierta, mierda —exclamaba en voz baja mientras abofeteaba otra vez y desataba las cuerdas cuando miró aquellos ojos somnolientos abrirse un poco confundidos— ¡Maldita sea, mocoso! —lo insultó terminando de desatar el cuerpo, hasta luego quitarle la cuerda y prenda de la boca— ¡¿A quién mierda trajiste aquí?! —le cuestionó alterado.
Kang Seulmin miraba a sus alrededores hasta captar y ver alterado hacia la habitación. Se levantó y sintió un insoportable ardor en su mano, más en la parte de su meñique.
En ese momento, la reina Gaeul sintió, por esa horrible marca, las emociones dolorosas y enojadas del rey Kang.
— ¿¡Qué estupidez hiciste!... ahora? —paró y bajó el tono de su pregunta viendo las manos del rey Kang.
El regalo de la princesa Myoui Mina, para el rey Kang
El rey Kang también miraba sus manos horrorizado y muy adolorido, hasta que sus fosas nasales se abrían y cerraban con furia. Su cara se transformaba en pura rabia.
— ¡Aagh! ¡Maldita omega! —soltó en un grito desgarrador cuando en cada una de sus manos había cuatro dedos. Sus meñiques faltaban en su mano y sangraban ambas manos mientras un gran dolor se esparcía por toda su mano. Su cerebro hasta ahora le había avisado de ello— ¡Myoui Mina me hizo esto! ¡La voy a matar, maldita sea! —Kang Daniel lo miró y fue en busca de un doctor para que viera aquellas manos.
Myoui Mina sabía que sin el meñique, la mano perdía mucha habilidad de movilidad.
Justo cuando Daniel Kang salió de la habitación, otra cercana a esa se cerraba sigilosamente y dentro de ella se mantenían dos omegas respirando pesadamente.
— ¡Maldita seas, Myoui Mina! ¡Omega imbecil! —en una habitación se escuchaban los lloriqueos y gritos dolorosos del rey Kang, hasta no escucharse nada y Mina supuso que estaba llorando o estaba pensando en algo.
Cosa que sí pasaba, el rey Kang pensaba en cómo vengarse de la omega astuta que le hizo aquello a alguien tan poderoso como él.
Mina suspiró cuando escuchó pasos alejarse de aquella zona y se adentró en la habitación, notando que la omega en brazos temblaba y entonces se decidió por llevarla al baño de esa habitación.
Una habitacion de invitados donde nadie entraría porque seguramente las buscarían en otro lugar exceptuando las habitaciones cerca de la realeza Kang.
— Necesito que se desvista para ayudarla en su baño, tengo que darle supresores para su marca igual —pidió explicando mientras bajaba a la reina Gaeul. La ayudó a desvestirse cuando la omega mayor le asintió, luego ayudándola a meterse a la bañera lista— Le tengo que untar de este polvo azul, creo que lo conoce, ¿no? —la omega mayor asintió sin la posibilidad de hablar correctamente— Va a doler —avisó pero la reina Gaeul soltó una pequeña sonrisa.
— C-Creo que puedo soportarlo —a eso, Mina sonríe un poco y unta en la marca el polvo azul, haciendo que la omega mayor haga una mueca pero se quede callada.
Mina terminó para luego dejar a la reina Gaeul ducharse como corresponde. No salió del baño pero sí se volteó ordenando algunas cosas que tenía consigo; su espada, su daga, el poco polvo que le queda se lo unta ella misma porque casi desaparece el efecto de la anterior vez.
Se preguntaba cómo estaba todo con su alfa, si siquiera habrá aportado algo para su beneficio o si no aceptó su captura. Espera mucho que esté bien, y por más que quiera hablarle desde su vínculo y decirle que todo está bien, sabe que le puede pasar algo que duela, y doler a Nayeon porque la marca es reciente, puede sentir sus emociones todavía aunque no sean fuertes.
Escucha el agua de la bañera chapotear y sabe bien que la reina Gaeul se está limpiando, así que sigue con su labor de limpiar sus armas. Tenían rastros de sangre pero con una prenda que encontró por allí pudo tallar hasta que esa sangre dejó de verse.
— Pasaremos la noche aquí —habló repentinamente hacia la omega mayor que de inmediato la miró cuestionante, pero Mina no pudo ver eso. Aún así, explicó— Ellos no pensaran que estamos en el castillo, sino escapando a las afueras del castillo, y entonces nos buscarán fuera cuando en realidad estaremos adentro —dijo suavemente.
Todo el plan fue un éxito hasta ahora, faltaban más cosas pero hasta ahora todo iba muy bien.
— A la mañana el reino Im invadirá y querrá tomar el control para bien de todos, y en ese momento podremos irnos y llevarla a con su esposa que la esperará en el castillo Im —se daba en la necesidad de aclararle todo, tal vez para calmarla un poco y no confundirla con acciones que la reina Gaeul desconozca, o tal vez para que no la cuestione cuando actúe— Algo es seguro; usted regresa viva con su esposa, sí o sí —se prometió decidida, mientras por el espejo miraba su propio reflejo y este le enseñaba a ella con un rostro que le daba orgullo.
En ese momento escuchó un pequeño agradecimiento que la dejó quieta, y asintió animada por ello.
— Voy a ir a la habitación siguiente para traer prendas, nadie entrará aquí porque ya lo tengo cubierto —fue lo que dijo para salir hacia la habitación del rey Kang.
Tomo dos camisas y dos pantalones. Por la ropa interior no se preocupó, ya que ahora no importaba mucho. Se dió un baño rápido en la bañera del rey Kang, intentando ser lo más rápida posible y se vistió para irse a la siguiente habitación.
Le tendió una toalla a la reina Gaeul, y la ayudó a vestirse. Le dijo que podía descansar en la cama y que la protegería para que pueda estar aliviada y a gusto.
Puso una silla frente a la puerta donde tomó asiento, y ahora quedaba esperar hasta el día siguiente para poder terminar su trabajo allí.
Ya había desparecido muchos caballeros Kang, había descubierto la muerte del rey Kang Seowoo, había cortado dos dedos al rey Kang -los que más le beneficiaban- , había ayudado a la omega desconocida, había ido por la reina Gaeul, y la había puesto a salvo mientras ahora aquella reina estaba descansado detrás de ella.
Su trabajo estaba hecho, ahora faltaba que en el otro lado hicieran lo mismo.
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El rey Kang caminaba furioso, con sus manos ya vendadas con sangre manchando las vendas, mientras revisaba aquellos pasillos sin tener mucha importancia por ellos.
Llegó al verdaderamente importante, donde tenía que estar la verdadera opción final por si el reino Im los quería invadir.
La reina Gaeul no estaba.
La celda estaba con las cadenas tiradas allí, la reja abierta, una llave tirada en el suelo, vacía de personas, y sucia como siempre.
El rey Kang no sabía qué hacer.
La única amenaza que podía hacer en contra del reino Im, o el reino Jang, ya no estaba. No tenían la alternativa última para hacer que estén bajo su control. Su tío Kang Daniel también miraba esto horrorizado y ambos no tenían nada qué hacer más que soltar a lo primero que se les vino a la mente.
— Los Aoi —susurran y en ese momento ambos salen de allí para ordenar a los Aoi a buscar por las afueras del castillo a Myoui Mina o Kim Gaeul.
Cosa que duró toda la noche y no dió resultado.
Sólo quedaba una alternativa más, que Kang Seulmin recuerda como la más importante que su padre le confesó y no se la creyó por un momento pero ahora podía usarla.
Podía usar una gran arma en contra de Im, su última oportunidad y esperanza.
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