- Saber y conocer sobre Myoui ¹
Porque siempre el malo termina perdiendo y el bueno sale ganando, ¿no?
Pero, ¿quién es el malo y quién es el bueno? No lo hay.
En un pueblo grande con gran población en estabilidad; afortunadamente todo es bueno. La pobreza es muy poca y se llega a sobresalir adelante. El rey y reina son amables, educados y justos con el reino que gobiernan. No había problemas con algún otro reino, por ahora no había.
La princesa Im Nayeon, no podía estar quieta; le era imposible no ir de un lugar a otro jugando. Con solo diez años, era una cachorra juguetona que le gusta jugar por todos lados. No hay lugar donde la pequeña no haya pasado sus juguetes y había hecho una escena imaginaria con estos.
Su madre alfa la buscaba por todos lados para que se cambiase, esto por los invitados que llegarían en probablemente una hora pero la pequeña pelinegra no se la haría tan facil.
Nayeon se escondió debajo de varias plantas alargadas, tapaban por completo su cuerpo. Pero al tener ya un aroma, por haberse presentado alfa hace unos días, pues su madre la pudo encontrar fácilmente con tan solo oler el aire un par de veces.
— ¡Te encontré! —de abrupto, su madre tomaba las hojas y las abría, demostrando a una pequeña alfa aguantando la risa pero que de inmediato soltó carcajadas infantiles. Su madre la abrazó para llevarla a cambiar— Tenemos que cambiarte para poder recibir a los Myoui, pequeña.
— ¿Quiénes son ellos, mamá? —la pequeña solo había escuchado el apellido, pero no el porqué eran tan importantes— ¿Son de otro reino?
— Son los que protegen muchísimo al reino Im —la pequeña se acomodó en los brazos de su madre aunque esta jura que si no fuera alfa no la podría en sus brazos— Ellos nos brindan seguridad desde hace años —los ojitos de la pequeña Im brillaron— Desde tiempos muy pasados ellos son leales a el reino y también cuidan de el pueblo y la gente —Nayeon se emocionó por el relato de tan buenas personas en su parecer.
— ¡Los quiero conocer, mamá! —su madre sólo pudo hacer una pequeña mueca.
— No puedes hablarles mucho, ellos son también reservados y serios —la madre pudo ver cómo la carita de su hija se transformaba en una triste pero era la verdad, no quería decepcionar a su hija— Vamos a conocerlos pero pueden ser muy serios que dan miedo a veces —Nayeon asintió.
— ¿Qué haremos hoy? —su madre piensa un poco y le contesta:
— Vamos a hacer un baile donde están invitadas muchas más personas, y también habrá una cena con cercanos en honor a su lealtad hacia el reino Im —descartó el que hablarían sobre otras cosas porque seguramente la pequeña no entendería mucho— Es como agradecerles por todo lo que ha hecho, ¿entiendes?
— ¡Sí! Es porque ellos hacen mucho por nosotros —la reina asintió sonriendole mientras ya habían llegado a la habitación de la pequeña alfa— Tengo hambre —comentó de la nada mientras era desvestida por su madre cuando llegaron a la cama y cerraron al puerta.
— En un rato más comerás algo delicioso, cariño —Nayeon solo asintió mientras su madre se encargaba de desvestirla— Vamos, al baño, que te debes duchar —Nayeon con la obediencia que la caracterizaba de pequeña se bajó de la cama y corrió entre risas al baño.
La reina la siguió con una sonrisa, generalmente la bañan sirvientas pero prefiere hacerlo ella misma para comodidad de su hija, la cual felizmente acepta eso.
— ¿Por qué nos protegen, mamá? —la pequeña, llena de jabón y con el cabello lleno de shampoo, preguntaba después de algunas risas cuando jugaba con algunos juguetes.
— ¿Quiénes? —la madre ya se había desconectado del tema.
— Los Mtui —su madre la miró tratando de entender que era lo que su hija quiso decir hasta que recordó.
— Myoui, cariño —la corrigió mientras Nayeon intentaba pronunciarlo bien— Hace muchos años, los antepasados de los actuales Myoui eran viajeros con poco dinero, tomaban caminos peligrosos o hacían uno que otro trabajo para ganar dinero —empezó a masajear el pelo de su hija mientras esta sólo la miraba— En esos viajes aprendieron a luchar. ¿Sabes por qué los omegas son tratadas muy mal a veces? —Nayeon asintió pero negó después.
— ¿No era porque ellos no podían hacer muchas cosas que los alfas sí? Aunque papá hace muchas cosas como tú y es un omega, así que no es cierto —daba su conclusión.
— Uhum. Pero en los Myoui no existían omegas o alfas... Bueno, sí lo hacían, pero no tomaban en cuenta ese dato, sino que siempre todos eran buenos en luchar —la pequeña solo la miraba casi hipnotizada mientras su madre le apartaba todo el jabón y shampoo de su cuerpo y cabeza.
— ¿Y qué sigue? —su madre sonrió por la impaciencia de la niña.
— Esa actitud todavía se toma en cuenta; no prestan atención al hecho de que son omegas, betas o alfas, ni siquiera si son cambiaformas. ¿Has escuchado de cambiaformas, no? —Nayeon asintió emocionada.
— ¡Son los que se convierten en grandes lobos feroces, muy temidos! —incluso gruñó pero tapó su boca cuando se dió cuenta— Perdón, mamá —el gruñido mayormente es prohibido porque no debes intimidar por hacerlo y ya.
— Fue un accidente, cariño. Pero recuerda que no debes hacerlo —la pequeña asintió sonriendo— Bueno. Ellos al viajar se encontraron en el reino Im —siguió relatando mientras sacaba de la ducha a su hija y la envolvía en una toalla para secar su cuerpo— En ese tiempo el reino Im era muy conocido por su actitud amable y comprensiva como hoy —el reino seguía siendo casi igual, solo diferente por algunas reglas cambiadas— Ellos eran iguales solo que con actitudes más reservadas y serias, obteniendo atención de mucha gente y rumores llegaron al rey y reina.
— ¿Y los mataron? —la pequeña tenía una imaginación muy compleja. Su madre negó obviamente.
— No, cariño. El rey y reina les dieron la bienvenida y incluso los ayudaron a instalarse en el reino, ya que habían escuchado antes de ellos como buenos en luchas y defender derechos de todas las personas de cualquier reino —Nayeon admirada, prestaba toda su atención, estando desvergonzada por su desnudez ahora toda a la vista— Poco a poco ellos fueron ganándose la completa confianza de el reino aún con su actitud seria y dominante. También fueron admirados por su forma de ver a los segundos géneros... ¿Sabes lo que son los segundos géneros, cariño? —Nayeon asintió rápidamente.
— ¡Sí! Son el después del que naces. Yo soy mujer, ese es el primero. Hace unos días soy alfa, ese es el segundo. Mayormente se obtienen a los ocho años, pero también se puede a otros, como yo a mis diez —explicó como recordaba de su maestra.
— ¡Muy bien, cariño! —la felicitaba mientras le ponía su ropa interior— Bueno, la gente admiraba la forma de ver a los segundos géneros como algo poco importante para su educación y tratado. 'Todos deben ser tratados iguales, a menos que el mismo humano no lo merezca', esa fue su más conocida frase —se dirigía al armario con diferentes tipos de ropas— ¿Qué prefieres usar? ¿Pantalones y camisa o vestido? —Nayeon pensó un poco.
— ¡Vestido! Me gusta porque a ti se te ve muy bien, mamá —halagaba a su madre.
— Gracias, cariño. A ti también se te ven muy bien —tomó el vestido que más le pareció para la situación y fue hacia su hija.
— ¿Y qué más pasó, mamá? —la pequeña no olvidaba el tema tan fácil.
— Oh, sí, eso. Pues pronto se volvieron oficialmente habitantes de el reino Im. También, el que mayormente dirigía a la familia Myoui, fue nombrado caballero cuando éste pidió el puesto. Mete los pies por aquí —relataba mientra también daba indicaciones a su hija con el vestido— Muy bien. Los demás Myoui eran también importantes. El que los dirigía se llamaba Myoui Kaito, él era el principal caballero del reino, y los demás Myoui eran caballeros de él —terminaba de poner el vestido por los brazos de la pequeña.
— ¿Y los otros? ¿No habían más como los que tenemos aparte de Mtoui? —volvía a pronunciarlo mal, pero esta vez ella misma quiso corregirse fallando en el intento.
— Sí, lo habían y los hay... Pero Myoui manejaba mayormente a los de su propia familia, y los otros los manejaba el rey, la reina o el Consejo —Nayeon asentía volteandose cuando su madre se lo pidió— Bueno. Ellos luchaban con cualquiera que osaba dar conflictos malos en el reino y los llevaban al calabozo o le daban su castigo —omitía la palabra 'Muerte' por estar con una niña— Así fue hasta ahora, y lo seguirá siendo muy probablemente, porque siguen siendo fieles a las tradiciones de su familia —terminaba mientras apretaba firmemente el vestido a la figura de la pequeña pero sin apretarlo en exceso, y luego lo amarraba en un pequeño moño con ambas agujetas que iban detrás de la espalda de la niña— ¡Lista, cariño!
— ¡Bien! ¿Papá dónde está? —a su progenitor omega no lo había visto en todo el día.
— Él está arreglando algunas cosas para el baile que ya debería estar por empezar, creo. Son como las cinco de la tarde, empezaría a las cinco y media, y terminará como a las ocho u nueve —Nayeon asentía mientras dejaba su peluche bien acomodado y arropado en su cama.
— ¿Cómo me veo? —preguntó a su madre, esperando un cumplido que siempre le daba.
— Muy bonita, cariño. Pero debemos arreglarte el cabello que se te ve muy enredado y debemos secarlo —Nayeon tocaba su cabello y pasaba un mano por el haciendo una mueca; definitivamente está muy enredado— Ven, siéntate en la cama —y así lo hizo.
— ¿Por qué nunca pude ver a los My-Myoui? —preguntó sonriendo feliz cuando lo pronunció bien.
— Los haz visto seguramente, pero muy pocas veces, y es porque tú todavía debes estar concentrada en aprender y no en luchas o guerras —daba un toquecito en la nariz de su hija haciéndola reír.
— Pero yo soy grande —imitaba a lo que un día vió a su padre haciendo; una pose como queriendo mostrar los músculos de sus brazos, pero no los tenía todavía y por lo tanto hizo reír a su madre.
— Pero todavía no te toca aprender eso, solo ahora los conocerás, se presentaran ante ti y tú ante ellos —Nayeon asentía mientras dejaba que su madre empezara a cepillar y secar su cabello el cual se hizo un poco ondulado al final.
— ¿Es necesario actuar formal? —la pequeña ya actuaba muy formal hacia muchos pero ella estaba mucho mejor actuando como siempre, como una niña.
— Hoy sí, habrá muchas personas importantes e incluso de otros reinos —esta última no le gustaba mucho a la reina porque mayormente pedían la mano de su hija para casarla en un futuro, algo que negaban totalmente.
No querían que su hija estuviera atada por un tratado de paz con otro reino, Nayeon estaba... ya apartada, se podría decir, aunque esto no se lo decían porque todavía no era momento mientras no estaba confirmado totalmente.
La confirmación o negación la recibirían hoy y esperarían todavía para decírselo de buena manera.
— ¿Cómo quiénes? —la pequeña no conocía muchos pero sí a los de los reinos cercanos. La reina pensó un poco mientras peinaba el cabello su hija en algo simple pero lindo.
— Los reyes Son junto a su hija —respondió con el más cercano a ellos, con una reputación casi igual de educación y derechos, solo con algunas diferencias en derechos de géneros pero que se estaban luchando por tener algunos más— Las reinas Park probablemente también, junto a sus próximas herederas o sea su hija y pareja de esta —Nayeon se confundió un poco recordándolos pero asintió— También los reyes Bae y sus hijos —no tenían mucha comunicación pero tampoco es como si tuvieran conflictos— El rey Kang —a este hizo una mueca, no era muy bienvenido él, pero era muy conflictivo si no lo invitaban, y lo mejor era evitar una pelea entre reinos cuando todo era paz.
— ¿Hay más? —para la pequeña ya eran muchos esos.
— Unos pocos más. Caballeros rondando por ahí para proteger y sirvientes trabajando para la cena o sirviendo bocadillos, haciendo sentir bienvenidos a los invitados —terminaba de peinar a su hija, acomodando su pequeña corona que claramente decía que era princesa Im y luego buscaba unos zapatos que le estén al vestido— Probablemente a tu lado pueden estar Yoo y Kim —Nayeon asentía emocionada por la compañía de sus amigas.
Kim Dahyun era solo dos años menor que ella y sin presentar su segundo género, era hija de otro sirviente. Sirvienta y amiga de Nayeon, aunque la pequeña alfa solo la consideraba amiga, no una sirvienta.
Yoo Jeongyeon era solo un año menor, siendo alfa que a veces se burlaba de Nayeon por no haberse presentado antes pero era una burla inocente y amistosa para ambas. También era sirvienta y amiga de Nayeon aunque tenía la confianza como para bromear cuando estaban solas junto a Dahyun.
Dahyun siempre paraba sus bromas o burlas porque para ella era estrictamente sirvienta de Nayeon; aunque también la considere amiga pero su trabajo va primero, su padre la crió así desde el principio. Por lo tanto, ambas alfas se burlaban mutuamente mayormente cuando Dahyun no estaba porque no querían que nadie las parara.
Eran dos pequeñas niñas que disfrutaban su niñez. Dahyun no aprendió eso, y por lo tanto, era muy estricta recordando las reglas que su padre impuso en ella.
Pero igual aunque Dahyun era estricta a su corta edad, las tres eran muy unidas y a veces ambas alfas lograban sacar un poco de infantilismo de parte de Dahyun y jugaban juntas.
— ¿Estarán más de mi edad? —no es como si le gustara mucho socializar con alguien más que de su círculo pero la curiosidad le gana.
— Probablemente hijos de otros reyes o de Myoui's. No esta prohibido hablar con estos últimos, puedes hablar un poco con ellos, pero te recuerdo que pueden ser muy serios e intimidantes aún siendo omegas o betas con menor edad —Nayeon asentía.
Su madre escogía unas zapatillas simples que a su hija le gustaban mucho, ya que eran cómodas y podrían usarse para toda ocasión. No se veían muy extravagantes, pero tampoco no se mostraran bien a su costoso vestuario.
— Estas te gustan y quedarán muy bien —Nayeon asentía emocionada y alzaba sus pies para que su madre le colocara el calzado más a gusto— ¿Vamos? —la pequeña alfa asentía mientras se paraba cuando le pusieron su calzado.
La reina verificó que todo estuviera acomodado, alistó el vestido en el cuerpo de su pequeña, le quitó algunas arrugas y tambien acomodó su cabello para que esté muy presentable como siempre hace.
— Estarás con tu padre mientras ahora yo me voy a poner presentable, ¿bien? —la reina estaba muy bien, pero no como para un baile el cual es importante.
— Sí, mamá. No me desarreglaré —antes que su madre le diga que no se ensucie o que este calmada, la pequeña contestó— Ya me voy —y se fue corriendo hacia lo que conocía como la habitación donde sus padres arreglan muchas cosas, ya sea bailes como el que presenciará, o algunos temas de recursos hacia el reino.
— ¡Dile que te dé algo de comer sin ensuciarte! —la pequeña escuchó el grito de su madre a la distancia.
— ¡Claro, mamá! —devolvió el grito mientras corría.
Los pasillos estaban unos pocos sirvientes y caballeros que rondaban de aquí para allá estando atentos a su trabajo mientras también se apartaban un poco para no ser arrollados por al pequeña alfa que corría por los pasillos.
Nayeon llegaba con la respiración acelerada a la habitación de arreglos de sus padres -como la llamaría desde ya- y entró sin tocar pensando que solo estaría su padre.
— ¡Papá! Mamá me dijo que si podías darme algo de comer sin ensuciarme porque ya me arregle y no-... —se interrumpió ella misma cuando vió que un hombre al lado de su padre y a una mujer con como dos jóvenes detrás— Disculpen —se inclinó. Mejor se decidió por irse con su padre y ponerse detrás de él.
— Preséntate, Nayeon. Él es Hinata Myoui y Akane Myoui junto a sus dos hijos —Nayeon rápidamente salió por el apellido conocido e hizo una corta reverencia, le sorprendió cuando fue devuelta por las cuatro contrarias personas— Kai Myoui y Daiki Myoui —presentaba a los más jóvenes los cuales salieron detrás de la mujer para ser vistos por la pequeña alfa.
Todos tenían un traje igual el cual se veía bastante cómodo si le preguntaban a la pequeña pero no sabía; era una camisa blanca junto a pantalones negros y una capa gruesa atada a sus cuellos pero tampoco se veían incómodos con ella, botas negras no tan largas mientras la camisa en el medio tenía un símbolo del reino Im.
El símbolo era una figura de un lobo que era causado por las formas de llamas aunque estas eran completamente negras como todo el símbolo.
Logró identificar a el hombre mayor como alfa, a la mujer como una omega y a ambos de atrás como un omega y al otro no logró oler algún aroma así que supuso que era beta.
— Nayeon Im. Gusto en estar con ustedes —se presentaba sorprendiendo a los cuatro Myoui e incluso a su padre el cual rápidamente la miró pero no dijo nada.
— Es un gusto para nosotros estar con la joven princesa y el rey —el representante de Myoui, Hinata Myoui, hablaba recibiendo asentimientos de parte de su familia en de acuerdo con él— Deberiamos entonces regresar en un rato si tienen el gusto de comer primero —recordaba las palabras de Nayeon cuando recién había entrado— Nos vemos en el baile, su majestad.
— Nos vemos en el baile —asentía con la cabeza en despedida que fue correspondida y cuando los Myoui salieron miró a su hija como si ésta no fuera su hija.
— ¿Qué? —la pequeña vió tal mirada del omega— Tengo hambre —recordó su tema inicial cuando había entrado a la habitación de arreglos.
— ¿Por qué tanta educación, eh? —preguntó divertido mientras salía y a un sirviente cualquiera le pidió que trajera un plato de comida para su pequeña hija.
— ¡Mama me contó sobre ellos! Debemos tenerles formalidad, ¿no? —el rey asentía riendo un poco mientras arreglaba su corona que se había torcido un poco.
— Sí, pero no sabía que lo harías porque pensé que no los conocías. ¿Y tu madre? —en segundos llegaba el sirviente tocando la puerta y el rey le abrió agradeciéndole y recibiendo el plato.
— Está preparándose, dijo que no me ensuciara. Ya me duché —su padre rápidamente le puso una servilleta en el cuello de la camisa para no tener accidentes con suciedad de comida en su ropa— Me contó su historia, no sabía sus nombres —el rey asentía.
— ¿Y qué te pareció, eh? —dejaba el plato en una mesa y corría una silla para que la pequeña se sentara y empezara a comer.
— Son serios pero ellos hacen mucho por el reino y debemos ser educadas con ellos —empezó tomando una pieza de carne junto a algunas verduras cocidas y las comió complaciendo a su estómago.
— Exacto. Pude hacer que Kim esté contigo en este baile pero Yoo no puede por ayudar a su madre en asuntos privados —Nayeon inmediatamente lo miró abriendo grandemente los ojos— Puedes divertirte con Kim, es muy buena niña y son amigas —Nayeon asentía.
— Sí, puedo, pero Dahyun es más estricta y me gustaría tener a las dos allí... Mamá me dijo que probablemente estuvieran allí ambas —el rey asentía pero luego negaba.
— Probablemente lo estaban pero Yoo dijo que no podía y te divertirás con Kim... ¿No te agrada Kim? —Nayeon de inmediato asintió.
Claro que le agradaba. Dahyun podía parecer incluso una madre a veces pero era divertida y desinteresada en muchas cosas. Tenía la habilidad de hacer reír a cualquiera si se lo propone y eso a Nayeon no puede gustarle más.
Pero como toda niña caprichosa, ella quería a sus dos amigas allí para no aburrirse en presentaciones y demás habladurías con gente.
— Entonces eso es bueno. Vamos, come. Casi será el baile y tenemos que apresurarnos. Los reyes y princesas no deben llegar tarde, mucho menos cuando son los anfitriones de este organizado baile —Nayeon regresa su atención a la comida, dispuesta a acabarla.
Aunque no la comió toda ya que era plato grande en donde servían mayormente a adultos, y por lo tanto, estaba lleno de comida. Prefirió ir a la cocina y taparla para comerla luego en la noche o cuando solo tenga hambre inoportuna.
Quitándose la servilleta de su cuello y luego limpiando su cara para evitar tener manchas de comida, salió de la cocina todavía viendo a muchos sirvientes que asentían con la cabeza hacia ella en saludo que Nayeon apenas les devolvía porque eran demasiados.
Y por más irrespetuoso para su posision que suene, decidió correr hasta llegar a la habitación de sus padres donde seguramente su madre ya esté lista.
Un caballero le abrió la puerta a otro pasillo, donde estaba la puerta de la habitación que buscaba. Llegaba azotando la puerta sin ser consciente de nada mientras recuperaba su respiración.
Alzó su cabeza y su madre estaba allí siendo atendida por una sirvienta que le secaba el cabello y peinaba, mientras otros sirvientes estaban, al parecer, arreglando algunas cosas de un vestido, probablemente el vestido que su madre se pondría para el baile.
— Ya comí —anunció con orgullo mientras entraba y se acostaba en la cama a lo que su mamá renegó.
— Te vas a arrugar el vestido y despeinarás tu cabello, Nayeon —Nayeon escuchó y en segundos se levantaba un poco para quedar sentada. Sinceramente, tenía sueño.
No había dormido la noche anterior por jugar con su peluche y algunos otros juguetes, aunque el miedo a la obscuridad le ganaba mucho y se acostó jugando en sus sábanas a obscuras toda la noche.
Obviamente estaría cansada pero no podía dormir en ese momento, no cuando la sirvienta había terminado con el cabello de su madre y ésta iba al baño a colocarse el vestido junto a calzado.
Solo unos minutos donde ella se distrajo con cualquier cosa menos en dormir para que su madre saliera, luciendo hermosa como siempre, y la tomara de la mano para arreglar su vestido junto a el peinado un poco desacomodado.
Nayeon quedaba igual a cuando había terminado de ducharse y ahí fue cuando la reina la tomó de la mano para irse por los amplios pasillos ya no tan concurridos.
Al parecer, los sirvientes ya estaban dejando todo listo y solo quedaban unos pocos merodeando por ahí y caballeros vigilando como siempre.
Nayeon sonriendo y meneando su cabeza al ritmo de una canción que escuchó por ahí mientras camina con la reina, la cual veía al frente o a veces también a su hija mientras firmemente tomaba la pequeña mano de su hija y la guiaba.
— Vamos a esperar a tu padre para que se presente junto a nosotros —su madre le avisaba deteniéndose como a un metro de la puerta donde, pro el otro lado, se escuchaba alguna música baja y murmullos de posiblemente gente hablando entre ellos.
— ¿Dónde está Dahyun? —se suponía que estaría con ella o eso le dijo su padre.
— No puede llegar con nosotros. Para los demás sigue siendo una sirvienta y tú eres de la realeza, pero detrás de ésta puerta te acompañará —Nayeon asentía emocionada con una gran sonrisa.
Su sonrisa de bonito conejito se agrandó cuando su padre omega llegaba a paso rápido junto ambas.
— ¿Está todo listo? —preguntaba la reina hacia su esposo recibiendo un asentimiento y una sonrisa de él— Pues entremos ya... ¿Estás lista, cariño?
— ¡Claro, ya vamos! —dió un pequeño salto, pero paró porque sabía que ahí detrás de la puerta debía comportarse mejor como alguien tranquila y calmada.
Dió un asentimiento al caballero que estaba presente al lado de la puerta para que la abriera, éste lo hizo inmediatamente y los presentó.
— ¡Nuestro rey y reina Im, anfitriones de esta reunión en memorización, junto a su descendiente princesa, Im Nayeon! —inmediatamente la música cambiaba y personas se colocaban en su correspondiente lugar mientras aplaudían.
Nayeon siempre se sentía nerviosa por tropezar o por hacer algo ridículo, pero su madre y padre la alentaban siempre de que ella lo hacía muy bien y eso tenía en la mente cada que habían de ese tipo de presentaciones.
Pasaron por el salón recibiendo un asentimiento de respeto por parte de reyes y una leve reverencia de los más jóvenes.
El rey Im decidió pararse al lado de su hija, y la reina del otro lado de la misma haciéndola quedar justo en el medio cuando llegaron a un tipo de escalón pero con demás piso amplio.
Sintiendo sus manos temblar, decidió juntarlas en frente de ella con la mejor expresión serena que tenía. Tenía miedo de estar equivocada en algo aunque estas lecciones se las habían dado desde hace meses o incluso años.
— ... ¡Los hemos invitado a todos ustedes a este honorable baile en intencion de que la pasen bien, aunque la mayor intención fue que se reconozca y aprecie el legado Myoui! —el rey fue el primero en alzar la voz mientras sonreía hacia todos en general— ¡Siendo conocidos por todo el reino por mantener a salvo al pueblo y a nosotros de la realeza, quienes igual estamos agradecidos por su vocación y lealtad a proteger! —aplausos siguieron. Nayeon solo podía mirar con admiración como su padre no titubea al momento de dirigirse a gente importante.
— ¡Es por ende, que el baile de hoy es organizado para agradecer totalmente a los caballeros y familia Myoui por su apoyo al reino! —ahora la pequeña alfa miraba admirada a su madre quien sonreía y hablaba en voz alta hacia todo el salón.
Los presentes tenían la mirada puesta en ella o en sus progenitores, pero prefería que la tuvieran sus progenitores porque casi nunca podía decifrar las expresiones de las personas. Se le dificulta eso, y su mente piensa que pueden decir cualquier cosa de ella.
Los presentes también sonreían, mayormente por respeto y educación pero jóvenes reían entre sí bajito, pero en respeto prestándole atención a los reyes Im.
— ¡Denle la bienvenida a la caballería y familia Myoui! —en ese momento otra puerta era abierta por un caballero y dejaba ver al hombre que Nayeon vió en la habitación de arreglos de sus padres, Hinata Myoui.
Observó como todos se inclinaban un poco hacia la puerta y entonces se dió cuenta que era la única que no se inclinó y torpemente lo hizo. Mordió su labio inferior cuando su madre se había dado cuenta, pero ésta le sonrió.
Afortunadamente, ninguno de los invitados la vió avergonzarse, al estar con la mirada en la entrada, donde habían por lo menos siete personas que Nayeon supuso eran Myoui.
— Están ahí Hinata, Akane, Kai y Daiki Myoui, que ya conociste en mi despacho —con que así llamaban sus padres a la habitación de arreglos— Los demás en un rato los conocerás —la pequeña alfa asentía con su mirada fija en la familia.
Era el hombre que se supone que dirige, su esposa, sus dos hijos de dieciséis, una niña de trece la cual raramente la veía fijamente a ella, un niño con diez años y otra niña con ocho. Todos usando lo mismo, pantalones negros, camisa con el símbolo del reino, la capa se la quitaron al parecer, y botas negras.
Nayeon solo se sintió pequeña aún cuando el más menor de la familia le dirigió una mirada, y aún cuando Nayeon era una niña de diez años alfa, se sentía más pequeña de lo que ya era.
— ¡Que comienze la fiesta! —el rey daba inició a la dispersión y un poco de platica, cuando los Myoui ya se habían parado delante de ellos y hicieron una reverencia que fue correspondida.
La reina posó una mano en el hombro de su hija notando el leve temblar de la pequeña por lo que masajeó un poco su hombro para que pudiera tomar confianza.
Nayeon miró a su madre con una sonrisa y suspiró luego asustándose por otra mano en su brazo. Volteó rápidamente y la mano se apartó de su brazo.
Ahí estaba Dahyun con una leve sonrisa parada a su lado.
— Jeongyeon no pudo venir —avisó en un susurro la más pequeña, apenada por la ausencia de su amiga.
— Lo sé. Papá y mamá me lo dijo. Te estaba esperando, no quiero estar sin tu compañía cuando mis padres tengan que hablar con invitados —respondía en un susurro para no interrumpir la buena platica que los Myoui tenían con sus padres.
En algún otro momento, Nayeon sabía que sus padres van a separarse de ella en momentos del baile para recibir en una platica a los invitados. Ella podía participar pero no le gustaba mucho, ya que hablaban mayormente de como iban los reinos o también cosas familiares, platicas amables y educadas, pero que no le interesaban mucho opinar.
Por lo tanto, decidía mejor quedarse a escuchar con Dahyun a su lado para cuando quieran divertirse en algo si es que Dahyun se atreve.
— Deberiamos prestar atención, ellos son importantes. ¿También lo sabes? —Nayeon asintió emocionada con una sonrisa.
— Mama me habló de ellos hoy —Dahyun asentía calmada mirando atentamente a los Myoui, más a la niña que la miraba casi matandola con la mirada, la cual le dió escalofríos pero a Dahyun le enseñaron a estar tranquila en todo tipo de situación por lo tanto mantuvo el contacto visual, hasta que la niña le sonrió.
Dahyun recordó que ella era una simple sirvienta para los demás. No debe darse el lujo de que Myoui se enoje o disguste con ella. Debe servir a sus reyes y debe educar e apoyar a su joven princesa para que ésta sea reina algún día en el futuro. Mejor prestó atención a el Myoui mayor.
— Bueno. Sería mejor que nos sentaramos para que ustedes, majestades, puedan recibir que los invitados del baile —sugirió recibiendo un asentimiento de los reyes— Nosotros nos vamos, entonces. ¿Desearía la princesa sentarse con nosotros o ir con ustedes? —ambos reyes miraron a su hija, la cual hizo todo su esfuerzo por mantener su voz firme y suave.
Nayeon miró hacia Dahyun la cual la incitó a contestar, pero Nayeon no sabía cuál escoger. Entonces se giró hacia los Myoui.
Y con todo su ser, deseó no decir nada fuera del respeto que ellos se merecen.
. . .
Bueno, ahí nos vemos. Sus comentarios son un amor.
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