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- Reinas Park ²⁸

Un poco de JITZU no hace daño a nadie :].

. . .

El reino Park no era uno malo. No. Claro que no.

Era un reino que cada vez se estaba metiendo en al lista de los reinos con más economía, con más seguridad, con más buenos habitantes. Un buen reino, después de todo.

Hace casi dos años fueron coronadas dos reinas, quienes tuvieron una hija a la corta edad de dieciséis y quince años.

Park Jihyo, alfa de dieciséis años había embarazado a su omega de quince años. Fue duro, un embarazo a edad temprana pero afortunadamente tuvieron el apoyo de las reinas de ese momento y pudieron salir adelante. Ambas con la responsabilidad de ser reinas.

Jihyo, a sus catorce solo había salido al reino a dar el anuncio de que era una alfa, algo muy retrasado pero agradece que haya sido así, porque encontró a una omega un año menor que ella que le encantó enseguida.

Y no fue difícil congeniar con ella. Chou Tzuyu salió de la humilde casa de su familia, recibiendo burlas, comentarios despectivos, personas diciéndole 'inútil' por solo ser omega, y otras cosas más.

Había salido para ver al aviso de los reyes Park, y en cuanto su mirada chocó con aquella alfa, esta no esperó en quedarse prendada a aquella chica.

#♡>☆

HACE APROXIMADAMENTE DIEZ AÑOS.

Caminaba con sus ojos mirando el suelo y de soslayo miraba a su alrededor. Solo con el propósito de no estar en su casa, y de escuchar el aviso directamente de las reinas. De su propia casa solo podía soportar a su hermana y muy poco porque a cada rato peleaban, pero peleaban con amor.

Afortunadamente llegó de primeras y pudo estar lo más cerca para lograr escuchar con claridad.

Aplaudió y sonrió. Solo eso pudo hacer cuando la reina alfa dió en voz alta un discurso donde se decía que la princesa Park Jihyo se proclamó como alfa y podía estar en busca de pareja.

Las parejas se podían conseguir en personas ordinarias del reino, después de todo, así que todos debían estar enterados por si la princesa se interesa en alguien y es recíproco. Tzuyu no le interesaba mucho el tema pero aún así aplaudía.

Nunca había visto a la princesa Park, pues ésta no estaba al ojo publico ya que ni siquiera salía del gran castillo real.

— ¡Hoy les presento a la heredera que gobernará como considere necesario este gran reino, a quien podrán adorar y respetar! —la reina alfa gritó extasiada— ¡Nuestra hija, —miró por un momento a su esposa omega, sonriendo— Park Jihyo! —el nombre dicho fue causante de muchos murmuros entre los presentes.

Mientras que Tzuyu se mantenía mirando el cielo donde parecía querer llover, no quería mojarse y que su madre la regañara.

Todo cambió cuando la reina Park alfa se hizo a un lado y una pequeña adolescente estaba allí amarrandose los zapatos muy distraída como para notar que todos la miraban, muy interesados en verla, en conocerla.

La pequeña alfa se levantó de un salto y miró a su madre con una sonrisa, esperando una felicitación por poder amarrarse los zapatos sola, pero se distrajo cuando su madre no estaba al frente y estaba a la vista del pueblo.

Sonrió en grande al verse observada, pero mucho más observada cuando miró al principio de el tumulto de personas y ahí estaba una morena, que apenas había llevado la vista a la alfa, con ojos bien abiertos y curiosos.

La alfa Park separó su mirada de la morena cuando su madre posó una mano en su hombro, alentando a su hija a presentarse por sí misma.

— ¿Qué? —pero Jihyo no entendió que quería.

— Preséntate —susurró la alfa mayor y la adolescente asintió efusiva y balbuceando pequeños 'Bien'.

— ¡Park Jihyo se presenta ante ustedes! ¡Yo soy Park Jihyo! —exclamó feliz, con una gran sonrisa imborrable que alentó a todos los presentes a sonreír y aplaudir.

Tzuyu siendo una excepción porque estaba demasiado enfocada en ver muy concentrada a la princesa del reino, una sonrisa escapó bobamente en sus labios por la manera en que dijo su presentación.

El aviso pasó como si nada, en segundos fue la dispersión de las personas cuando las reinas y su hija se dirigían al carruaje para después dirigirse al castillo.

Tzuyu volvió a sentir un alboroto en su ser cuando, de regreso a casa, no se encontró a nadie más que...

La princesa Park.

Al parecer esperando algo, olfateando el aire y mirando a los lados.

Hasta que sus brillantes ojos se hicieron más luminosos al verla a ella. Tragó saliva al ver la forma encantadora que tenía la alfa de sonreírle como si no estuvieran a media calle a la vista de personas curiosas.

— Hey, hola —sin ningún miedo o preocupación, la alfa la saludó haciendo que Tzuyu solo mirara a los lados, pensando que tal vez era para alguien más.

Se apuntó a sí misma como pregunta y la alfa solo rió levemente, avergonzando lo suficiente a Tzuyu para causarle que bajara la cabeza.

— Sí, te hablo a ti. Jihyo quería saber tu nombre, ¿se puede? —preguntó la mayor mientras ladeaba la cabeza.

A su alrededor solo habían pocas personas pero estas estaban muy atentas. Tzuyu tapó su rostro con su cabello porque no quería que esto llegara a oídos de su familia y que esta intentara hacer algo.

A parte de que estaba muy sonrojada, y en ningún momento quiere que la princesa de su reino la mirara así.

— Jihyo... ¿Jihyo no es usted, princesa Park? —se animó a preguntar cuando procesó la pregunta de la alfa. Su voz temblaba, pero ahí estaba, intentando no avergonzarse.

— Lo soy. A Jihyo le gusta hablar así. Y yo soy Jihyo —sonrió de una forma tan alegre que a Tzuyu le fue imposible evitar la sonrisa en sus propios labios— También a Jihyo le gustaría saber tu nombre, antes de irse —dijo apuntando al carruaje al otro lado de la calle, donde estaban sus madres dando una que otra mirada a ellas o conversando entre ellas.

Tzuyu bajó la mirada y pensó un poco.

— C-Chou Tzuyu. Mi nombre es Chou Tzuyu, princesa Park —se presento, y con los pocos modales que le enseñaron, hizo una reverencia.

— Chou Tzuyu —repitió la lafa en un tono soñador, mientras suspiraba— A Jihyo le gusta Chou Tzuyu —comentó de repente ocasionando un par de balbuceos bajos en la omega— Oh, Jihyo también ya se tiene que ir —susurró mirando al carruaje donde sus madres estaban haciéndole señas de que se acabó el tiempo— ¡Pero volveré!

La alfa se acercó lo suficiente para estar frente a frente con la omega y le sonrió como si no estuviera hablando con la omega que le llamó mucho la atención, le sonrió con confianza y alegría.

— ¿A Jihyo le gusta... yo? —pudo preguntar Tzuyu, mirando con notorio nerviosismo como una mano acariciaba su mejilla, con cariño y felicidad.

Jihyo la miraba como si hubiera encontrado el mejor de los tesoros.

— Va a llover. Jihyo no quiere que te mojes. Ven —como si fueran amigas de toda la vida, la tomó de la mano para llevarla con ella al carruaje.

Tzuyu no entendía bien pero pudo escuchar vagamente cómo las reinas aprobaban que pudiera subir al carruaje para que no se mojaron la lluvia que empezó a llegar.

No habló en todo el camino. De hecho, se limitaba a sonreír y admirar como la alfa le hablaba y hacía el ambiente cómodo, con comentarios repentinos de sus madres pero buenos.

Parecía como si fueran cercanos, como si la omega no fuera una persona más del reino.

También con señas pudo decirles a las reinas por dónde era su casa. Mintió para que la dejaran a muchos metros antes para evitar cuestionamientos de su familia.

Solo metida en su casa pudo suspirar de alivio, alivio de que no sentía nervios por la hipnotizante mirada de la princesa Park y la más curiosa de las reinas.

Había sido un día inesperado donde la princesa Park la abrazó al llegar. 'Jihyo te verá pronto, Tzuyu. Nos vemos'. ¿Cómo olvidar esas palabras? Provenían de la más encantadora alfa que pudo observar y a parte que era la princesa heredera Park... Muy importante.

Al día siguiente, una Chou mayor, madre de Tzuyu, escuchó como tocaban la puerta con entusiasmo y abrió casi enojada por interrumpirla de una pequeña siesta que tomó.

Todo enojo fue remplazado por sorpresa al ver parada allí a la recién conocida como princesa Park.

Había visto dibujos o retratos en los periódicos de esa mañana, era la misma cara sonriente que la miraba impaciente en ese momento.

— P-Princesa Park —aún siendo alfa, no pudo evitar ponerse nerviosa. Hizo una marcada reverencia y todavía veía a la adolescente alfa con asombro.

— Hola, ¿señora Chou? —la mujer asintió boqueando un poco— Un gusto, soy la princesa Park Jihyo y vengo en realidad para llevar a Chou Tzuyu, su hija, a una cita —dijo directamente viendo sin miedo a los ojos de la mayor— Si me lo concede, claro —se dió en la necesidad de aclarar.

Se esforzaba por no hablar como siempre ya que quería que la mujer le entendiera totalmente.

— ¿Tzuyu? ¿Chou Tzuyu? —repitió en cuestión la alfa mayor, intentando verificar si lo que oía no era su imaginación.

Encontraba a su hija muy inútil como para que haya tomado la atención de la princesa heredera, era muy impactante para ella.

— Esa misma. Me gusta y quería llevarla a una cita, hoy mismo —sonrió mostrando una confianza prometedora, consiguiendo que la mayor asintiera y hiciera una seña para que la princesa Park esperara.

— ¡Chou Tzuyu! —exclamó hacia dentro de su casa mientras todavía veía de vez en cuando a la alfa sonriente en su puerta, sin poder creerle del todo.

Una omega tímida bajó por las escaleras, con la mirada gacha y con sus mejillas ligeramente rosadas por haberse despertado apenas.

— ¿Sí, mamá? —cuestionó pero, al alzar su mirada y ver a la puerta, solo pudo tragar saliva por ver a la culpable de su sueño, de no haber podido dormir bien en la noche. Su madre estaba con ojos incrédulos y la princesa Park con unos alegres— Oh. ¿Cómo adivinaste dónde vivo? —fue lo primero que pudo preguntar.

— Tzuyu —la alfa decía su nombre en un tono tan dulce que le fue imposible no sonreír y sonrojarse avergonzada porque su madre estaba mirando la interacción— Para ti —de su espalda, dejó ver una pequeña flor común pero de un bonito color morado pastel.

Tzuyu se acercó, ignorando a su madre solo para tomar la pequeña flor y mirarla un rato. Iba a agradecer tan lindo y pequeño regalo pero la alfa frente suyo se adelantó.

— Jihyo quería invitarte a una cita hoy, a esta hora de ya —confesó sonriendo alegremente para tomar la mano de la omega, levemente apretando.

— Amm. Yo-... —la omega volteó a ver a su madre en cuestión, quien le hizo una seña vaga de que se vaya si quería y todavía seguía con incredulidad en su mirada— Está bien —en cuanto aceptó, fue llevada de la mano por aquella alfa emocionada, sin darle tiempo de despedir a su madre o de pensar.

Solamente entraron al carruaje que esperaba afuera y Jihyo la ayudó a meterse.

La alfa mayor Chou solo pudo mirar por la ventana como el carruaje se iba junto a su hija omega, sintiendo una sensación de confusión, incredulidad, impresión y perdición. Estaba realmente perdida, sin entender qué había sucedido.

Su hija beta, Minju, estaba más alejada con su boca abierta mientras cereal caía por su boca. Estaba igual o más sorprendida por lo que había pasado.

Una cita y fue cuestión de tiempo para que Tzuyu y Jihyo pudieran congeniar perfectamente. En dos semanas, porque Jihyo insistió y suplicó, Tzuyu ya vivía en el castillo.

Estaba segura de que era su pareja destinada y con eso pudo convencer a todos de que la omega Chou Tzuyu sería la próxima reina en unos años. Jihyo había elegido y Tzuyu sentía lo mismo.

Todo tan rápido y apresurado pero eso no afectó mucho en la relación que empezaban a tener como cercanas. Todo pasó naturalmente, sea rápido o lento.

#♡>☆

APROXIMADAMENTE DIEZ AÑOS DESPUÉS.

Un gran cambio que dejó a sus conocidos impactados pero para ella fue lo mejor, y no solo por la posición a la que llegó tan fácilmente, sino por aquella alfa con un habla un poco extraño que le parecía realmente tierno.

A los quince quedó embarazada pero eso no afectó en nada al reino. De hecho, el pueblo se alegró por la noticia de que había herederos asegurados.

Así que, ahora a sus veintitrés y veintidós años, tenían una chiquilla de siete años que golpea a todo lo que ve, muy literalmente.

Jihyo era una persona trabajadora así como servicial, y por eso nadie encontraba extraño que estuviera ayudando en la decoración y preparación de aquel gran patio donde se llevará a cabo una pequeña fiesta y reunión con algunos amigos, tanto de la realeza como algunos otros.

Mientras Jihyo ayudaba, Tzuyu solo se dedicaba a que su pequeña hija Roseanne, o Rosé, no esté golpeando cada pared para ver si podía atravesarla -algo que sucede a menudo- . La pequeña tenía los puños rojos y por eso tenía vendas en ellos para que sanen. Le gustaba imaginar que atravesaba paredes y nadie la paraba.

— ¡Mami! ¡Esa se ve bien! —exclamó la pequeña solo para correr otra vez hacia una pared, intentando golpearla pero Tzuyu la tomó en brazos antes de que lograr su cometido— ¡Rosé estaba segura que esa sí podía ser atravesada!

— Las vas a atravesar pero de tanto que la golpeas, ya hasta creaste un hueco en tu habitación —la omega estuvo días intentando convencer a su hija de que no podría atravesar paredes, pero la dejó ser cuando no prestaba atención a sus regaños y explicaciones.

Luego aprendería de tanto golpe.

— Tenemos que cambiarte porque pronto llegarán invitados —y a rastas, se llevó a la pequeña a una habitación donde la cambió de ropa y pudo convencerla de comportarse sin golpear paredes por esa noche.

Recibirían a pocos invitados muy cercanos, pero aún así tenían que enseñarle a no querer atravesar las paredes como si pudiera hacerlo. Jihyo era la única que podía convencerla y dejarla calmada, pero Tzuyu ahora hacía su mayor intento de que esté más tranquila.

— ¿Estará Jisoo? —preguntó la menor cuando terminaron de vestirla.

— ¿Quién es Jisoo? —Tzuyu no estaba muy al tanto de la conversación, porque estaba intentando muy concentrada a quitar algunos nudos del cabello sin lastimar a su hija.

— ¡Mami! ¡La amiga Soo, de Rosé! —reclamó Rosé, frunciendo el ceño y acariciando sus manos las cuales estaban vendadas— Es una alfa Maui —no sabía cómo pronunciar el apellido.

— ¿Maui? —Tzuyu no recordaba algún apellido así, porque ni siquiera había, de hecho— ¿Te refieres a Myoui? —le encontró parecido y luego entendió que eso era cuando Rose asintió.

— ¡Eso! ¡Myui! —bueno, era mejor.

Tzuyu se la pensó un poco. Myoui fueron invitados pero no sabía específicamente quiénes asistirían, solo pudieron darles una invitación para seis personas porque las personas que estarían eran limitadas, y allá ellos quiénes elegían para asistir.

— No creo que esté allí —dijo escuchando las quejas de su hija— Pero vendrán amigos tuyos, así que tu habitación debe estar limpia —insinuó para que la menor limpie la habitación, cosa que empezó a hacer, regresando a la alegría.

— ¡Claro! ¡Por si la alfa Soo de Rosé viene! —pero la alegría no contagiaba a Tzuyu ahora. La omega se quedó viendo por un rato a su hija mientras ésta limpiaba la habitación a fondo, incluso agachandose para sacar basura debajo de la cama.

— Tienes recién ocho años y ni siquiera tienes segundo género. Espera a que tu mamá escuche que ya quieres una alfa —dijo eso para luego salir de la habitación, dejando a su hija quejándose allá.

Tzuyu no era mucho de amigos, tenía algunos pero muy pocos, así que toda la habilidad social de su hija era herencia de Jihyo. De hecho, su hija se parecía más a Jihyo que a ella; ambas pelinegras, ambas sociables, ambas un poco imperativas, ambas hablaban en tercera persona muchas veces, eran un equipo de niñas cuando estaban juntas. ¿Y la madre de ambas niñas? Era Tzuyu.

Salió por la gran puerta que daba al patio y todo estaba más que listo. Jihyo estaba de aquí allá verificando que todo estuviera bien, y cuando lo hizo, notó a su esposa viéndola desde la entrada y sonrió porque no la había visto desde la mañana al despertar y en el desayuno.

— ¡Tzu, Jihyo te extrañó! —exclamó en cuanto vió a la castaña, yendo hacia ella para abrazarla como siempre hace cuando la ve— Te extrañó mucho.

— No habían pasado ni nueve horas separadas, Park —la hermana de Tzuyu también estaba allí ayudando, y burlándose, pues era la sirvienta de Tzuyu también. La morena se burló mucho de ella a inicios de ese trabajo porque ahora le tocaba servirle y antes ni un vaso se podían pasar sin pelear— Pareces un moco —Chou Minju era una beta muy burlesca, y más si ya tiene confianza.

Jihyo gruñó bajito, ignorando a la beta por completo. Tenía que disfrutar como se debe del abrazo con su esposa.

— Jihyo está enojada contigo, ¡tiraste los manteles hace un rato! —la alfa no olvidaba de hace unos momentos la beta accidentalmente había ensuciado algunos manteles, y aunque no estaba enojada de verdad, le gustaba seguirle el juego a su cuñada.

— ¡Ya me disculpe! —dijo y se fue dentro el castillo, sin ver la sonrisa satisfecha de Jihyo por hacerla enojar.

— ¿Jihyo está feliz? —preguntó Tzuyu tomándola de las mejillas para separarla de su cuello, donde la alfa le gustaba estar para mirar aquella marca de unión que ella misma hizo.

— Muy feliz, porque mi omega está aquí —contestó besando los labios de la omega para luego separarse y apuntar a todo el panorama del gran patio— ¿Cómo está? —preguntó refiriéndose a la decoración del lugar.

Todo estaba preparado, los aperitivos estaban siendo terminados, las mesas con manteles estaban ya acomodadas con las sillas exactas de invitados, estaba limpio y ordenado, la comida estaba siendo hecha pero se espera que estará y se servirá a la hora acordada. Entrando a temas más privados, la entrada trasera ya estaba lista para que los reyes Im pudieran entrar junto a la princesa Kang, había caballeros preparados para cualquier situación, como en todas reuniones había un lugar para la privacidad.

Tzuyu pensó un poco y encontró todo bien.

— Está perfecto, Hyo —se sinceró, porque todo lo estaba— Solo que nuestra hija está haciendo berrinche allá en su habitación porque quiere a su alfa —con eso fue suficiente para que Jihyo terminara por irse casi corriendo por los pasillos del gran castillo. Tzuyu rió y terminó por esperar a que su esposa y hija terminaran una discusión en aquella habitación.

Todo iniciaba a las cinco y media, porque era donde el sol estaba a punto de esconderse y buena hora para empezar una formal fiesta entre cercanos.

Justo a las cinco ya empezaban a llegar carruajes que eran bienvenidos por guardias ayudando con sus cosas, ya que algunos se quedarían en habitaciones de invitados y tenían pertenencias.

Entre esos algunos que se quedarían estaban los reyes Im y la compañía que tenían. La reina y el rey hablaban entre ellos mientras que la princesa Im intentaba sacarles información lo más discreta posible, y eso era molestarlos hasta que se la den. Quería saber por qué estaban tan cohibido

— Nayeon, la razón de todo es por la princesa Kang. Deja de querer sacar todo de contexto —y solo eso de parte de su madre fue suficiente para que la alfa menor se volteara enojada y caminara a abrazar a su novia, quien la recibió dentro del carruaje con los brazos abiertos.

La alfa se adentró en el carruaje y cerró la puerta para tener un tiempo a solas con Mina. La omega solo pudo quedarse en el regazo de Nayeon cuando ésta la sentó allí y la tenía abrazada por la cintura.

Hikaru y Haru estaban por las puertas traseras del castillo Park, ayudando y guiando a la princesa Kang para que no haya inconveniente.

— Has estado un poco diferente... —la primera en tomar la palabra fue la omega Myoui, quien se recargó en el pecho de la alfa para estar más cómoda— ¿Hay algo que te tenga así? — preguntó cuando su novia no lo negó.

Había sido un largo viaje, Mina piensa que tal vez estaba un poco irritada porque no le gustaba o algo parecido. No era muy cómodo dormir en el carruaje y con ropa puesta de vestir que no se debe arrugar o ensuciar. El viaje fue un poco tedioso.

— Mira afuera —le murmuró Nayeon después de unos segundos estando en silencio. Mina corrió la cortina ligeramente a un lado, solo para ver hacia afuera con un ojo— Aquel carruaje —Mina siguió buscando hasta dar con lo que su novia había querido decir.

Un carruaje dorado con decoraciones color azul intenso, era descripción de que el príncipe Kang ya había llegado.

Mina entendió y asintió apretando los labios, mientras intentaba pensar un poco.

— Estás preocupada por la princesa Kang, pero ésta no se acercará, y nosotros no dejaremos que le haga más daño del que ya está hecho —aseguró. Volteó a ver a su novia solo para notar que no cambiaba su expresión— Es por otra cosa —confirmó.

— Me preocupa que quiera hacer algo contra ti —por fin confesó y se escondió en el cuello de Mina— Después de tu rechazo me preocupa que quiera hacer algo —Mina iba a decir algo pero Nayeon la interrumpió— Sé que puedes defenderte incluso mejor que yo, pero la inquietud sigue allí.

Bueno, era algo que no pensó hace un rato, porque realmente podría defenderse muy fácil de aquel alfa. Por más que éste tenga fuerza, Mina sabía que podría contra él. La princesa Nayeon también lo sabía, pero no lograba quitar la inquietud de su ser.

— Me sé defender —Mina asintió— Si eso no es suficiente para quitar tu inquietud, también tengo a parte de la mejor caballería acompañándome, y a la princesa del reino Im que no dejaría que me pasara ni siquiera un rasguño —la alfa rió y asintió repetidas veces, aceptando que claramente lo haría— Ahora, bésame y saldremos allá —Nayeon no se negó, solo rió y se acercó para besarla.

Era ahora su acción favorita; besar a Mina.

Solo bastó con tomarla de la cadera para convencerla de quedarse un rato más así.

La alzó y sentó en sus muslos, como era costumbre, solo para tenerla un poco más besandola. La alfa no se contuvo en acariciar un poco la espalda de Mina solo para recibir que se separara, con un poco de pesar.

— No podemos estar así en este lugar —Mina susurró sobre sus labios, recibiendo un asentimiento y otro pequeño beso para luego ambas separarse, y salir del carruaje.

En minutos ya estaban entrando por las grandes puertas del castillo, con una caballero del reino Park, quien llevaba el característico traje de caballero con un pañuelo color naranja (color que más representaba al reino Park) y un sello con una marca de un lobo naranjoso y con apariencia tranquila y serena, junto a una luna grisácea detrás de el.

Lo tranquilo que correspondía a el reino Park ya que era un reino que ni siquiera tuvo tantas guerras pasadas como otros, era mayormente calmado pero sí que tenían poder. Era un reino que se basaba más en tratos de paz y acuerdos.

Mientras tanto la gente de la realeza era guiada por caballeros, la reina Park Jihyo estaba con la punta de la lengua de fuera, muy concentrada en poder hacer un bonito moño en el bonito cabello castaño de su esposa.

Todo mientras Rosé se creía super fuerte y trataba de escaparse de su tía Minju para golpear la pared totalmente limpia que nunca ha probado.

— ¡Park Chou Chaeyoung Roseanne! —la beta Minju podía amar mucho a su pequeña sobrina adorable pero ahora la tenía realmente molesta, aunque a la vez divertida.

— Eso sonó muy lindo —Jihyo veía aquel nombre como el más lindo de todos, mucho mas cuando incluía su apellido y el apellido de su amada omega— Rosé, ¿por qué no te veo las zapatillas puestas? —esa pregunta intencional hizo parar a la pequeña quien se dió cuenta que solo tenía medias puestas.

— Oh. Porque Rosé no las encontró —respondió la pequeña.

— ¿Buscaste abajo de tu armario? —y con eso, la niña se dió a la fuga hacia su habitación.

— No sé cómo las pasadas reinas pudieron contigo, ¡ellos mismos dijeron que Rosé es solo un pequeño porcentaje de lo que tú eras! —Minju se quejó, buscando su libreta donde tenía apuntadas las cosas que se ocupaban para ese día, era una sirvienta calculadora— Sufrieron mucho, las majestades.

— Jihyo era un amor de niña, como Rosé —la reina alfa alegó, pues ella solo era una niña muy emocionada y curiosa que le gustaba saber y descubrir.

— Un amor, y todo un caos.

— ¿Qué hora es, Minju? —por primera vez en el lapso de tiempo que estaban allí, Tzuyu preguntó, viendo distraídamente sus cabellos castaños cayendo por sus hombros.

La beta dejó de pelar con la reina alfa, solo para ver el reloj de arena que estaba en la mesa y luego por la ventana hacia el cielo, notando que sí parecía ser bastante tarde.

— Más o menos tarde, probablemente solo falte unos veinte minutos.

— Jihyo terminó el moño. Voy a ver si Rosé se puso las zapatillas —la alfa comentó, dejando un pequeño beso en el hombro de su esposa, para luego salir de la habitación.

— Como que me faltan unas vacaciones, todavía falta la mitad de la lista —Minju salió después, entre algunos quejidos para luego dejar a solas a su hermana.

Tzuyu sólo dejó salir un suspiro para levantarse, caminar hasta el patio y empezar a saludar ella sola a los invitados que habían llegado.

Entre ellos estaban las reinas Son y los reyes Im así que se decidió por sentarse alrededor de ellos, dejando dos sillas a su lado para su hija y para su esposa.

Por curiosidad, quiso preguntar por la princesa Im y por los invitados Myoui, ya que ninguno estaba allí presente, pero a lo lejos pudo ver una mesa junto a aquellas personas faltantes y a alguien con, capucha, capa, y un paño en el rostro, quien supuso, era la princesa Kang.

Confirmó que la tal alfa, Myoui Jisoo, no estaba y se preparó un poco mentalmente para cualquier queja o berrinche de su hija.

— Por curiosidad, ¿su hija ya tiene pareja, reyes Im? —la pregunta de la reina Wendy llamó la atención de Tzuyu, y se sorprendió ver al rey Im pensárselo, pues el siempre daba una respuesta rápida. La reina Im solo sonrió.

— Pues podemos decir que anunciaremos un compromiso en el baile Myoui que viene —respondió la reina. A eso, Tzuyu los miró incrédula, ya que siempre había visto a la princesa como una chica muy reservada— Y creo que aquella escena les da una respuesta de con quién —apuntó a donde la princesa Im estaba muy concentrada mirando a la omega de la que todavía se habla mucho; Myoui Mina.

Mina, muy ajena a miradas lejanas o hablas de ella, estaba de reojo mirando a su novia y mirando directamente a la princesa Kang que parecía esconderse entre sus ropas, le parecía que estaba incómoda y eso tampoco pasaba desapercibido por Mashiro y Hikaru, ésta última a toda costa evitaba a la señorita Kim después de aquel beso en el castillo Im.

Sana, Momo y Haru, estaban en su mundo de dulces que dejó una mesera, peleaban por cuál sabía mejor y cuál número del uno al diez le daban. Hikaru una que otra vez les decía que era mejor los de durazno y entonces las tres volvían a una pelea. Para Hikaru, era su forma de mantenerlas ocupadas y entretenidas.

La joven Yeri solo podía estar junto a la princesa Kang, y por más que le preguntaba qué le pasaba o si se sentía mal, la omega respondía negativamente a todas las preguntas, solo moviendo su cabeza de un lado a otro levemente.

— Joven Yeri —una voz conocida atrajo la atención de la mencionada, encontrándose con la señorita Mina— ¿Me permite un momento con la princesa? —la joven Yeri solo asintió y se separó— ¿Seulgi? —Mina se había ya confundido demasiado, más cuando la omega menor levantó la mirada y se topó con unos orbes alterados y nerviosos— Dime, ¿qué te tiene así? —preguntó esperando alguna respuesta concreta.

— ¿Puedo salir a tomar aire? El ambiente aquí es muy abrumador para mí aún cuando es al aire libre, y quiero ir sola un rato a calmarme —la princesa Kang hablaba rápido, un poco entre suspiros, algo que no podía convencer a Mina pero quien asintió— Sola —recalcó cuando observó como la omega le iba a dar órdenes a Mashiro.

Mina suspiró, era incluso peligroso que esté ahí y por mero capricho de todas en esa mesa estaba allí, pero más peligroso es que esté completamente sola.

— Ve con la joven Yeri. Es peligroso —no daba opciones así que la princesa Kang asintió y se levantó.

Allí, pudo marcharse hacia un lugar más fresco y solitario.

Mina se quedó sentada al lado de su novia, solo tomándole la mano mientras intentaba pensar.

Ya había hablado con Sunghoon, pero no pudo sacarle mucho ya que le beta estuvo más concentrado en clases y en platicar sobre que su novio Jake estaba sediendo a su pedido de irse a vivir al reino Im.

Ese asunto de Sunghoon la tiene pensando casi todo el tiempo, porque empezaba a desconfiar de él, pero no quería que se diera cuenta de aquello, así que seguía actuando normal solo que ya no hablaba tan profundamente de algunos temas.

El tema del tal Jake también estaba siendo algo en sus pensamientos, de tantas veces que Sunghoon le platicaba emocionado lo mucho que deseaba que fueran una pareja felizmente junta por fin.

El tema en general sobre Sunghoon la tenía perdida un poco, pero nada que no pudiera arreglar ella misma, así que no dijo nada a nadie.

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