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- Pingu ⁸

La omega Mina piensa que hay mucha confianza entre Myoui, demasiada.

Y sus familiares son despreocupados y desvergonzados con algunas cosas.

Como Yuqi, su sobrina, quien ahora la ayudaba con su vestuario, a dejarlo de la mejor manera mientras ella se toma un baño. Sí, las dos en el baño, mientras Mina está desnuda intentando relajar los músculos después de un día pesado.

Deben ser cuatro y media o por ahí y intenta relajarse lo más que puede porque en quince minutos deberá salir. Sana y Momo debieron estar en otra habitación, con la condición que Hikaru fuera la que las acompañe, ya que Mina no quería que se sintieran incómodas o inquietas por alguien más viéndolas en su desnudez.

Yuqi es amigable, tenía voz gruesa que si la usaba de mala forma podía intimidarte y más siendo una alfa pero en realidad era una ternura y sonreía siempre. Era hija de Kai, solo tiene doce años. Kai la tuvo a muy temprana edad, haciendo que el solo tuviera el doble de la edad de su propia hija.

Mina se preguntó si fue porque quiso o si algún incidente pasó por ahí, pero no lo dice en voz alta para no meterse mucho en eso.

— ¿Dónde quedó el calzado que usará? Lo necesito para ver si está bien desde la tienda —Yuqi le pregunta buscando por el baño y saliendo para la habitación buscándolo los zapatos por los que se prefirió Mina.

— Deberían estar a un lado de la puerta, papá ahí los dejó —respondió encogiéndose más en la tina para luego soltarse y soltar un respiro.

— ¿El viaje le estuvo cansado? Dijeron que la isla no es muy lejos pero si bastante para que nadie pudiera ir allí fácilmente —la pequeña alfa regresaba para sentarse, empezar a sacar los lindos zapatos negros y limpiarlos con un trapo seco.

— No era muy lejos. No supe de mucho cuando ya estábamos viendo que llegábamos al reino. Solo que no dormí mucho por la emoción y los nervios, ¿sabes? —aunque al principio estaba inquieta y un poco incomoda por mostrarse desnuda frente a la alfa, se fijó que a ella no le importaba y solo le miraba la cara cuando hablaban, así que se apartó cualquier jabón del cuerpo y salió de su relajante baño para enrollarse en una toalla.

— Oh, sí. No todos los días vas a un baile así y con los reyes Im, unos de los más conocidos y aclamados como mejores del mundo —Mina notaba que a Yuqi le gustaba mucho hablar sobre los reyes o halagarlos.

— ¿Tú también asistirás? No sé muy bien quién irá con nosotros —la cara de Yuqi cambió a afligida, parecía triste pero con una sonrisa de aceptación.

— No. Yo no soy muy buena como caballero, y de hecho, tampoco quiero serlo. A mis quince podré salir de aquí y hacer una vida común en el pueblo —asentía con una sonrisa por la posibilidad.

— ¿Qué deseas ser? —preguntó Mina con curiosidad que Yuqi sonrió mientras terminaba con los zapatos de su tía.

— Me gustan mucho los animales, me gustaría trabajar como cuidadora o veterinaria. El abuelo Nata me apoya en eso, pero papá no mucho —a eso Mina frunció el ceño.

— ¿Kai?

— No. Le digo 'padre' a mi papá Kai y a mi papá omega es 'papá', así me impuse —explicó dejando los zapatos para ir por unos calcetines ya que Mina estaba ocupada con el pantalón que le gustó mucho.

Negro, con algunos detalles dorados en donde acaba los tobillos, no era apretado pero tampoco muy flojo, un cinturón gris de cuero. Era casi como uno común pero se veía caro y 'digno' de alguien Myoui.

— ¿Tu padre omega quién es? —distraídamente preguntó la mayor acomodando el pantalón en su cintura.

Yuqi regresó con unos calcetines nuevos y una sonrisa nuevamente grande.

— Es del pueblo, no estaba con mi padre cuando me tuvieron y por lo tanto están separados. Papá me quiere para que tenga contacto con grandes personas, solo por interés —ahí Mina entendió, su hermano Kai embarazó a un omega del pueblo sin estar juntos y entonces éste lo usó para que su hija sea reconocida en grandes personas de poder en la realeza o caballería.

— Igual, si en realidad te gusta ser algo relacionado con animales, lo serás. Papá te apoya en eso —Yuqi sonrió y asintió emocionada, y es que no todo es bonito y perfecto en la casa Myoui.

Mucho familiares dejaron de hablarle de la misma manera. No la veían mal y tampoco la juzgaban pero era como si ahora todo fuera diferente por no querer ser parte de guardias del reino. Le alegraba que Mina ni siquiera se inmutaba a algo así. Le importaba la opinión de su tía y más si ella parece estar cómoda con su presencia.

— ¡Mina! —se azotó la puerta de repente, sobresaltando a ambas— Lo siento —se escuchó una disculpa y una risita— ¿Mina?

— ¿Momo? —la omega se apresuró a ponerse algo en su parte superior, el sujetador que encontró en la silla se lo colocó abrochandolo a velocidad admirable.

— Oh. Ya estamos listas. Creímos que tú también —Sana fue la que asomó su cabeza pero luego desapareció. Mina supuso que ahora estaban vagando por la habitación— Esta habitación es linda —y confirmó sus suposiciones.

— Las habitaciones varían por gustos de quien sea el propietario —casi como robot, Yuqi dijo pero luego sacudió la cabeza y rió de ella misma por su tono— Es mi habitación, así que gracias. La de tía Mina todavía está siendo arreglada.

— ¿Tía Mina?... Me imaginé a pequeños niños diciéndote 'abuela Mina, abuela Mina' —se burló Momo, riendo y sentándose en la mediana cama.

Ella había decidido por una camisa de una fina tela negro pálido y mangas largas cubriendo casi todo de su cuerpo inferior a excepción de algunos botones desabotonados dejando a la vista su pecho y clavículas. También unos pantalones finos del mismo color para combinar con su cabello color carbón. El calzado fueron unas botas de vestir que le iban muy bien. A Momo le encantaba cómo se sentía y cómo se miraba, ya que su cabello negro suelto le daba un toque rudo que le gustaba dar.

Sana un más sencillo vestido azul suave, con una tela desconocida pero muy cómoda para ella, y unas zapatillas del mismo color para combinarlo aunque estas no se vean mucho. Su cabello castaño suelto con dos mechones del frente tomados hacia atrás en un moño ligero.

No eran de ponerse muchas cosas más que pantalones y camisas sin algo especial más que comodidad para hacer movimientos seguros en el entrenamiento que recibían.

Mayormente estas prendas eran colores apagados o no llamativos para poder camuflarse entre los materiales de entrenamiento en peleas de rendimiento entre las tres.

Sus zapatos mayormente era estar descalzas o con zapatos simples solo para cubrir sus pies de piedras hirientes o del caliente intenso de la tierra cuando había un sol fuerte.

Ahora todo era nuevo para ellas pero en vez de sentirse abrumadas o incomodas, estaban realmente emocionadas y felices.

Mina se colocó la camisa que en realidad le encantó. Con ayuda de Yuqi se había acomodado el corsé. En algún otro reino eso se vería mal visto o solo sorpréndete pero en el reino Im eso era muy bonito. Claro, habían excepciones de personas pero mínimas e casi inexistentes, pero a Mina no le importaban.

— Abuela Mina —Yuqi mencionó divertida, mientras miraba como su tía omega se colocaba los calcetines.

— Apenas me enteré hoy que soy tía y ahora me dicen abuela —se quejó haciendo un mohin— Igual ustedes son más viejas —apuntó a su dos amigas quienes se hicieron la indignadas.

— Respete a los de la tercera edad, tía Mina, por favor —la alfa menor le siguió el juego a su tía para solo ver como ambas chicas se indignaban.

Mina soltó una carcajada para luego ponerse los zapatos.

— Cierto Yuqi, les queda poco tiempo en este mundo —rió para luego sentir una prenda en su cabeza— ¡Ay! —se quejó levemente quitando la prenda que fue lanzada por Sana.

— Tía —llamó Yuqi con un tono que Mina no pudo distinguir pero aún así murmuró un 'Mm'— ¿Ha considerado hacerse un corte de cabello?... pero diferente —ese tonito no le gustó mucho a Mina, era insinuante.

— Oh, no —negó Mina sacudiendo su cabeza viendo las extensas sonrisas de las tres chicas que estaban en la habitación con ella.

— Oh, sí —y no supo cómo pudieron decirlo al mismo tiempo. Le empezaba a agradar Yuqi pero ahora la odia momentáneamente.

#♡>☆

Unas horas antes - En el castillo Im

— ¡Vamos, Nayeon! Ponte el bendito vestido, ¡por la Dios Luna que te hizo así! —Jeongyeon era la que se quejaba en alto intentando convencer a la princesa de colocarse las prendas lindas y finas con las que asistiría al preciado baile.

— ¡No! —y no había explicación, era un casto 'No' y ya.

— Por favor. Solo es colocar esto en tu cuerpo. ¿Quieres que te cambie como niña chiquita o qué? —brusco pero ahora no estaba siendo sirvienta, ahora estaba siendo su amiga, y como su amiga así era.

— Nayeon —la reina había llegado junto a Kim quien entró y se paró recta siendo seguida por Jeongyeon, que sabía que frente a la reina tenía que mostrar postura y no una actitud como amiga hacia Nayeon— ¿Qué pasó, hija?

— ¡Ahora sí soy tu hija! Pero para saber cosas importantes no lo soy —reclamó en cuanto escuchó a su madre llamarla de esa forma.

— Nos disculpamos de todo corazón, cariño. Pero ahora me llamaron por otro tema —se sentó al lado de su hija, en la cama— ¿Qué ocurre?

La alfa menor se lo pensó, y de un momento a otro haciéndose la desinteresada con una mueca casi altiva pero estaba fingiendo.

— Yyy... ¿sobre qué hablaron con Myoui? —preguntó escondiendo cualquier tono emocionado y solo haciéndolo desinteresado, lo contrario a lo que en realidad siente.

— Oh. Era por eso —rió la reina pero su hija la miró arrugando la nariz— Le dimos la bienvenida a la señorita Mina, la invitamos a comer, hablamos de todo con ella. Eso pasó —relató más o menos lo que fue la salida.

— No me quedé satisfecha con eso —olvidó su fingir pero, en cuanto se cayó en cuenta, desvió la mirada y miró sus uñas, aunque estas eran muy cortas y no tenían nada en especial.

— Bueno. Es una chica encantadora, risueña, dedicada,... —empezó a describir haciendo que poco a poco Nayeon la mire con ojos bien abiertos y atentos— Tierna, irradia inocencia y tiene encantados a todos —su voz se tornó muy suave, muchos dirían que es para persuadir a su hija pero en realidad le encantaba la que sería su nuera.

Incluso Yoo y Kim se miraron de reojo por las palabras de la reina.

— Inclusive dejó sin palabras a tu padre, literalmente —agregó sonriendo, sorprendiendo a las tres de la habitación— Tu padre se sorprendió igual.

— No, nadie deja sin palabras a mi padre y mucho menos alguien menor —negaba Nayeon completamente segura— Solo haces eso para que me interese pero solo me desilusionaré si eso es mentira.

— Le preguntas a él entonces. No quiero darte mentiras sobre ella, es en serio.

— ¡Mentiras! —acusaba la menor Im.

— ¿Qué son mentiras? —llegaba el rey Im acomodando su cabello. Llegaba con la intención de ver si estaba todo bien ya que tenía en cuenta que Nayeon se había puesto más difícil de convencer al paso de los años y más con la noticia de matrimonio; no confiaba plenamente en sus padres como antes.

— Las cosas supuestamente que digo de Mina —contestó la alfa mayor acariciando lentamente los cabellos castaños de su hija.

— Oh, hablan sobre eso. ¿Qué el dijiste? —Nayeon ahora no estaba tan segura pero no lo demostró.

— Le impresionó más la parte donde Mina nos calló con algo sencillo —y para mala suerte de la princesa, el rey rió y asintió casi emocionado por eso.

— La chica es muy interesante
No me sorprendería que comiencen a congeniar hoy. Es agradable —sonrío el rey sentándose al lado de su hija— Kim, ¿tú la viste? —preguntó con curiosidad. La mencionada negó de inmediato.

— No, su majestad. Solo avise y no me detuve a ver a alguien más. Aunque el ambiente parecía muy cómodo para ustedes, si me deja comentar —Yoo la miraba incrédula, tuvo la oportunidad de ver a la omega de la cual casi todos hablan y Kim no la miró ni de reojo.

Los reyes fueron los únicos que no se sorprendieron por la respuesta, sabían muy bien que Kim era dedicada y estricta con ella misma.

— Es que al ambiente era muy bueno, sus amigas también —mencionó la reina— ¿Eso es suficiente para que te alistes? —Nayeon negó sonriendo de lado— Tiene a Pingu —el rey sonrió cómplice por ello.

Pero Nayeon frunció el ceño sin saber que era.

— ¿Pingu? —pensó un rato — ¿Un amigo? —se le vino a la mente pero, ¿quién podría tener ese nombre?

— Algo así, son inseparables —el rey comentó sonriendo. La reina entendió y sonrió— Mina nunca deja que lo toquen, lo ama —no sabía con exactitud pero lo creía en serio.

Nayeon frunció los labios, pensando. ¿Serán hermanos? Tal vez alguien muy cercano. ¿Pero por qué su prometida no dejaría que lo toquen?

Los reyes rieron por su expresión que parecía enojada con los labios y cejas fruncidos mientras arrugaba su nariz. Adorable pero enojada.

— ¿Hermano? —dudó. Recordaba solo a Kai y Daiki como únicos hijos de Hinata y Akane Myoui, solo una hija y esa era la omega con la que está comprometida.

— No. Incluso lo llevó a la comida y estaba abrazada a él. No lo soltó en ningún momento —provocó sonriendo de lado, mientras Kim quería averiguar qué era, ya que aunque no vió mucho, solo el rey y Hinata estaban allí como hombres.

— ¿Lo ama? —casi se notaba un toque de decepción en la voz curiosa de su hija así que sonrieron.

Mina no podía amar a alguien más de esa forma, no porque me ama a mí, ¿no? Eso dijeron ellos... pero, ¿quién se enamora de alguien que no conoce?, la alfa pensó, mordiendo su labio inferior.

Las dudas se dispararon por toda la mente de Nayeon, sin saber muy bien por qué tenía tantas preguntas.

— Claro, Hinata dijo que fue un regalo de él y Mina lo ama mucho —ahora empezaban a revelar. La princesa frunció el ceño. ¿Una persona se puede regalar o lo dicen metafóricamente?

— ¿Regalo?

— Claro, Pingu es un lindo peluche de pingüino que Mina ama mucho. Me sorprende que lo tenga bien cuidado si desde niña lo tiene —la habitación quedó en silencio.

Nayeon sabía que querían reírse en su cara pero se aguantaban hasta esperar reacción de ella.

Frunció los labios, los mordisqueó, los lamió para luego morderlos de nuevo y luego asintió con la cabeza haciendo una mueca fastidiada hacia sus padres, quienes no pudieron aguantar mucho y estallaron en una risa que Nayeon quería callarles.

Miró a sus amigas; Yoo tenía la cara roja queriendo reír, mientras Dahyun se mantenía con una sonrisa de labios apretados.

— No. Rían, con toda confianza. Rían sin problema —asentía con la cabeza luego escuchando las fuertes risas de Jeongyeon y la más conservadora de Dahyun— ¡Vamos a ver cómo me sacan de aquí! —y escurridiza, se metía debajo de la cama para hacerse bolita y quedarse ahí abajo escuchando como las risas pararon. Llegó una maldición de su madre para luego el regaño de su padre hacia su madre por maldecir.

Sería un día largo para el castillo Im.

Los sirvientes no podían creer mucho lo escurridiza que era la princesa y lo enojada que parecía como para esconderse debajo de su cama.

Tuvieron que usar un ratón mascota, Nayeon salió corriendo casi gritando mientras los reyes y sus dos sirvientas e amigas cercanas se reían de ella.

En el castillo Im en realidad los sirvientes sí se divierten de vez en cuando.

#♡>☆

En un reino cercano - Castillo de la realeza.

— ¿Usted asistirá esta vez? —preguntó el alfa menor alistando sus grandes botas con firmeza en sus pies. Escuchó un gran gruñido amenazador que, aunque él era alfa, lo intimidó.

— No, muchacho. Ve tú y la estupida aquella. Me informas de todo... Yo estoy algo cansado —contestó brusco el alfa de cincuenta y cinco años -que aunque esté en forma, la edad lo deja un poco mal- , mientras se sentaba en el sofá de cuero— Esa chiquilla me saca de quicio... —calló unos momentos para luego alzar sus cejas y mirar a su hijo, quien se amarraba las agujetas de los zapatos— Ordenale que enamore a la princesa Im.

El alfa menor paró en seco, miró a su padre con confusión y temor.

— Sabe que los reyes ya lo rechazaron.

— ¿Qué pregunté, eh? —brusco y abrumador para el menor, quien se encogió— Ordenalo, y si no lo cumple se irá a la horca de una vez, me estorba solamente —el chico miró a su padre con incredulidad.

— Tenemos que tener una explicación —se arrepintió a la mirada dura de su padre.

¡Soy el rey! ¡No necesito ni una jodida explicación que dar! —voz gruesa y fuerte— Solo que hizo algo malo y ya, no daremos evidencias porque no nos cuestionaran. Pareces principiante, ni siquiera mereces el trono todavía. Te falta mente, Seulmin.

El alfa menor gruñó internamente por las quejas y críticas de su padre pero asintió a él con firmeza.

— No lo logrará y morirá, ya estorba. Gracias por la orden, padre —agradeció sin estar agradecido totalmente, pero a su padre le gusta que le agradezcan por todo y nada. Odia a su hermana menor, ¿y quién no? Si es una omega tonta y horrible que no sirve ni siquiera para casarla y que críe hijos ya que todos a quienes conseguían la rechazaron.

Ese pensamiento vil y rastrero.

Su padre asintió complacido y satisfecho con el ego hasta arriba por la respuesta.

Ninguno de los dos sabían de la pequeña omega con piernas temblorosas que escuchaba detrás de la puerta. Tampoco se dieron cuenta cuando ella corrió a su habitación a alistarse para lo que viene.

Seulgi no quería morir, su vida era un asco pero quiere vivir.



Solo porque toy feliz y tengo ganitas de que vean en el encuentro lo más pronto posible

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