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- Perfecto ¹⁸

La princesa Kang se sentía realmente maravillada con todo.

Solo hace pocas semanas había salido del hospital. Su cabeza la sentía mareada de vez en cuando pero con reposo y no movimientos bruscos estaba empezando a calmar.

Salir de el hospital fue, haciéndose pasar por alguien del montón, trayendo una capa con capucha, con la cual se escabulló entre la gente y se apartó hasta donde pudiera subirse a un carruaje sin ser vista.

Obviamente fue acompañada de Haru, pero esta también tapada para que no se sospechara. A la princesa Kang le abrumó la gran cantidad de personas que la rozaron cuando salieron, que estuvo a punto de correr, hasta que Haru la había tomado del brazo y la había encaminado hacia más lejos.

De ahí, el castillo fue su paradero, y aunque primeramente fue la casa de Mina sugerida para su estancia, todos prefirieron el castillo donde sirvientes de gran confianza le llevaran comida y lo que necesite. Ya que la princesa Kang no podía salir para evitar ser vista, Mina la visitaba constantemente y Nayeon también, pero cuando confirmaba que Mina no estaba, le tenía unos grandes nervios desde que la abrazó.

Bueno, ya le tenía nervios antes pero ahora eran peores desde que la abrazó. Sentía que no podía controlarse y en cualquier momento se lanzaría a la señorita Mina para seguir oliendo su fresco aroma a cacao.

Ese día se veía el cielo nublado y probablemente habría mucha lluvia, a decir por la nubes muy obscuras, el pueblo ya se estaba preparando para resguardar a sus hijos o mascotas para que la lluvia no cause daño.

La princesa Kang solo podía ver por las líneas de las cortinas que tenía su ventana y le encantaba mirar el hermoso cielo, con esas nubes que parecían un mar como en las pinturas que miró por algunos pasillos al llevarla a su estancia.

La pintura era un mar con un barco navegando en él, las olas se observaban agresivas y bruscas. El cielo se veía así, como las olas del mar que chocaban entre sí pero este con nubes muy grises probablemente llenas de agua que caerá en poco tiempo.

Se sentía bien.

Se sentía bien esa sensación de que nadie vendría a tu habitación a golpearte, se sentía bien que nadie te obligaría a nada, se sentía bien no sentirte inferior, se sentía bien ser libre. La princesa Kang se siente bien.

Era algo nuevo que de inmediato la dejó respirar el aire que nunca creyó poder aspirar, solamente pensó que moriría antes de poder cerrar sus ojos y disfrutar de un día nublado aunque sea dentro de una habitación. Nunca creyó poder llegar allí.

Así como tampoco tener a alguien que sirva sus necesidades todo el tiempo.

— Princesa Seulgi, ¿desea cenar ya? Las velas se pagarán y la noche llegará en poco tiempo —la omega de unos quince años le pregunto con una sonrisa. Por las que la princesa Kang insistió en que la llamara por su nombre, la joven Yeri le sonreía y le negaba eso, por lo menos aceptó decirle 'princesa Seulgi' y no 'princesa Kang'— O puede que la princesa Im venga a dársela.

Seulgi por la emoción sonrió saltando, para llegar a su cama donde se sentó y vió todo con una sonrisa, tocó su cabeza y acarició mientras la joven Yeri esperaba respuesta.

— ¿Podrías cenar conmigo, Yeri? —no le gustaba estar sola, le gustaba la compañía que ahora podía atender, aunque a veces sentía que los demás no tienen porqué soportarla pero cada que éstos le sonreían la hacía sentir bien.

La joven Yeri negó de inmediato, ella era casi como Kim y Yoo, y por lo tanto, creciendo va por el camino de servir a la realeza con estrictas reglas pero con la misma pasión y devoción que Kim o Yoo.

— No puedo hacer eso, la cena es suya —dijo apresuradamente casi alterada de la sola idea de cenar con alguien de la realeza aunque no fuera de la realeza a la que es fiel. La princesa Seulgi, como su llamado lo dice, sigue siendo hija de reyes.

— No me gusta cenar sola y tú también tienes que descansar. Sé que cenas muy tarde y desayunas muy temprano para estar aquí sirviendo para mis cosas, y no estoy segura si tienes comida de medio día —tal vez no eran tan cercanas, pero la princesa Kang no podía evitar encariñarse con ella, o casi con todos los que estaban a su alrededor y la apoyaban.

Con solo una muestra de cariño, ella podría estar encariñada, y eso podría ser malo.

La joven Yeri se tomó un momento para asentir.

Le era inevitable sentir ternura por la princesa Seulgi, quien sonreía todo el tiempo. Le parecía perfecta en muchos sentidos. Un ser perfecto.

#♡>☆

Y en otro lado del reino, justo en el campo de Myoui estaba el viento soplando contra cuerpos sudorosos por el tremendo calor que hacía tanto por el sol como por el esfuerzo físico que hacían.

Sus ropas eran pesadas y teniendo que tenerlas a una medida con la que puedan moverse luchando contra el otro. Hinata y Mina peleaban mientras el mayor la corregía y ésta, sudorosa, asentía a todo.

— Mueve tus pies más, es mover tu cuerpo entero para que este no quede entumecido. Tu parte inferior quedará entumecida si quedas así y cuando la muevas será más difícil —Mina asintió tomando una fuerte respiración, se quedó quieta totalmente y calmó su respiración, se dedicó a respirar por la nariz solamente ya que la garganta y el pecho le podía doler al aspirar tanto aire por la boca.

— Dijiste que hoy alguien importante vendrá, ¿quién es? —preguntó Mina apuntando su espada hacia su padre y empezando otra vez, también concentrándose en tener los movimientos correctos para lastimar a su oponente pero no a ella.

Hinata se la pensó con una expresión extraña, que Mina quitó cuando se abalanzó dando saltos.

— Es un bailarín que viene de lejos. Mi padre me presentó uno porque sus enseñanzas son muy buenas —Mina lo miró desconcertada pero prefirió atacar siendo bloqueada por su padre.

— No soy bailarina —fue lo que dijo para luego ser derrotada por su padre, quien estuvo a punto de apuñalarla en el pecho pero obviamente desvió su camino para rozarla— Cerca —se le había atorado la respiración al ver su prenda de ropa rasgada, casi la lastimaba pero estaba bien ahora.

— Te sorprenderás cuando veas que el baile y la lucha tiene cosas en común, la obvia es el cuerpo en movimiento —Mina confundida le asintió para luego encaminarse a descansar un poco— No seguiremos, debe estar llegando y debes recuperar el aire. Quédate aquí y yo vengo en unos minutos junto a él.

La omega asintió soltando un largo suspiro. A lo lejos podía ver a Haru jugando a revolcarse con su perrito Aiko, parecían tan felices que no quiso hablarle, ya que tenía pensado hacerlo mientras pero Haru reía tan abiertamente teniendo al canino lamiendo su cara y mordiendola de juego.

Ya llevaba semanas de estar en el reino y aunque sentía pesado, la emoción la inundaba. Le encantaba todo y cada día aprendía algo nuevo.

A veces eran datos sin importancia pero que la dejan pensando, a veces son solo hechos que son interesantes. A Mina le gusta mucho saber, es interesante y le despejaba más la mente de sus responsabilidades, la alejaba de todo y la hacía respirar más tranquila.

Su padre dijo que estaba bien ya que descansaba un poco de todo lo que pasó.

Su descanso se interrumpió cuando su mente divaga entre el tema de Kang, ese reino no daba ninguna señal, ningún gesto que indique algo y eso la tenía alerta siempre de todo. Mina tenía sus noches de no poder dormir por culpa de esos pensamientos. Temía despertar y que sus cercanos no estén con ella, temía despertar y que todo desaparezca en manos de un reino tan cruel como Kang.

Y sabía que no tenía porqué temer, el reino Im está rodeado de guardias hasta donde son los otros reinos ya que temían alguna técnica de Kang. Temían de todo pero eran precauciones que usaban para evitar cualquier cosa.

Mina, se ponía a pensar en todo, pero a al vez podía dejar esos pensamientos de repente.

Desviándose a algo feliz, podía considerarse más cercana a la princesa Im. ¡Eso era emocionante! A ella le emocionaba, le encantaba que sea así, cada vez más y más, poco a poco, sin presiones ni forzar. Era fascinante.

Aunque en parte, solo la ha visto pocas veces, desde el abrazo en el hospital estuvo un poco alejada y entendía que probablemente era de vergüenza y le empezó a hablar amenamente para que la princesa Im tomara confianza.

La omega estaba segura que pronto podría enamorarla, pronto podría hacerla su amante y no solo su esposa por un trato. Mina en serio creía que todo en ella podría enamorar a la princesa Im, quería hacerlo. Por más nervios que le trajera, éstos no la llevarían por completo, ella lucharía por ello.

No sabe si pasó solo minutos o horas allí pero lo sintió como mucho tiempo. Se levantó pero en ese momento entró su padre con un hombre pelinegro y con vestimenta un poco holgada. A Mina le gustó su ropa y es en lo que más se fijó pero no reconocía la cara así que supuso que en realidad era alguien lejano.

Tampoco parecía ser del pueblo, pero no estaba segura. Su padre y éste se acercaban riendo por alguna cosa, y ella solo quería que el paso lento de los dos terminara para que llegasen con ella.

— ¡Mina! Mira, él es Sunghoon —presentó el alfa mientras Mina se levantaba completamente moviendo sus pies ya que estaban adoloridos. El, al parecer beta, hizo una pequeña reverencia y a diferencia de antes, ahora estaba serio— Te dejaré a solas con él, haz lo que diga y cuestiona si lo crees necesario.

— ¿No ibas a estar conmigo? —Mina ya tenía en mente a que su padre estaría presente.

— No —directo y seco para luego dar una palmada en el hombro de su hija, y irse.

Se formó un pequeño silencio que el beta sintió incómodo pero Mina estaba demasiado bien, no le tomaba importancia a lo incómodo nunca.

— Bueno, Mina. Espero poder cumplir con mi propósito aquí. Me llamo Park Sunghoon pero llámame como más fácil se le haga —Mina lo miraba directamente, ocasionando que se pusiera nervioso por la completa atención de la joven— Le enseñaré muchas cosas hoy, sé que en su pasado el enseñaron muchísimas cosas pero otras quedaron pendientes y descartadas como minorías.

— ¿A qué se refiere? —el beta se sentó en el suelo, entonces Mina le siguió.

— Me refiero a que hay cosas que ayudan a la batalla y arte de luchar, también hay algo que puede despejarte. ¿Hay algo que te despeja, Mina? —Mina pensó en un rato.

— Me gusta saber cosas del reino, saber pequeñas cosas pero interesantes y que me dejan pensando me despeja, de alguna manera.

El beta, tomando más seriedad se levantó siendo seguido por Mina.

— Aquí hace mucho sol, será mejor ir al escenario —y tomó camino mientras Mina confundida lo seguía. Confiaba en el solo porque su padre lo hacía.

— ¿Escenario?

— Hay una habitación pequeña, es más como una sala de práctica pero tu padre le dice escenario —¿qué tan parecido podría ser una sala de práctica con un escenario? Mina no conocía mucho del tema pero todo lo nuevo le interesaba.

Caminaron un rato, saliendo del campo hasta adentrarse en la casa en una zona que Mina no había visto curiosamente. Una pequeña habitación, había en espejo gigante y eso le atrajo, al poder ver el espejo por toda una pared.

— ¿Sabes lo qué es el baile? ¿Qué es para ti que alguien baile? —Mina quedó en blanco, nunca pensó en eso.

— Lo único que se me viene a la mente es que les gusta bailar.

La omega se decidió por quedar a unos dos metros de Sunghoon para pararse en el medio de la sala.

— Bien. Primero... tienes que cambiarte, esa ropa te deja para luchar pero es muy pesada para la práctica. Traje algunos cambios porque no sabía qué te gustaría —Mina ni siquiera había notado el bolso de cuero que tenía el beta con él— Detrás de esa puerta, no hay nada. Cambiate ahí, por favor —Mina prefirió no cuestionar hasta ahora sobre eso, solo tomó la bolsa y allí vería que le gustaría ponerse.

La mayoría era en blanco llegando casi al color beige pero leve, si lo mirabas bien parecía amarillo. Mina no supo que color era exactamente pero se decidió por un pantalón como el de Sunghoon y una blusa igual. Eran del mismo color que el del beta ahora que lo recuerda, estaría bien si se pusiera lo mismo.

Salió casi contenta.

— Bien. Primero al hacer baile te preguntas, '¿cómo lo haré?' ¿Estás de acuerdo con eso?

— ¿Bailaré? —es lo único que se le quedó en mente, no estaba segura que sería buena en bailar. Ni siquiera había música.

Sunghoon sonrió y asintió, era su primera vez enseñando a alguien de tanta importancia y reconocimiento que estaba nervioso pero ahora está mejor.

— Sabrás el porqué cuando lo hagas o terminemos con esto, ¿bien? —Mina asintió todavía dudosa pero seguiría con lo que le pidieron— Perfecto. ¿Alguna pregunta?

— ¿De dónde sonará la música? —no había nada alrededor más que dos puertas y el espejo, también la bolsa que Mina dejó a una orilla.

— No para todo baile hay musica, a veces el baile se crea desde alguna melodía en tu mente o con movimientos rítmicos sin ninguna melodía audible —para Mina, todo eso era más difícil de lo que creía.

Nunca se había interesado en el baile más que en el básico que su maestra el enseñó desde pequeña, el clásico que se debe saber como ley.

Ni siquiera se había dado cuenta que Sunghoon la estaba mirándo mientras daba vueltas a su alrededor, como inspeccionandola.

— Perfecto. Tus brazos son suficientemente del tamaño común, tu altura no importa mucho pero se podría decir que es perfecta, tu cintura y piernas están bien... No tienes músculos en demasía —al parecer sí había estado inspeccionado— ¿Crees que los músculos son necesarios para la fuerza o rendimiento, Mina?

La omega negó de inmediato, no por nada ella era elogiada por sus habilidades y casi no tiene músculos dominantes que digan que tiene mucha fuerza, pero la tiene.

— El músculo puede aparecer dependiendo de la persona, puede tener mucho musculo pero su fuerza sea menor que la de una persona con masa muscular menor. Depende de su ejercicio pero a veces la personas no logran tenerlos por más que intenten, también puede ser genética —recuerda su clase en ese momento, el cuerpo humano lo conoce casi a la perfección y el lobuno un poquito más.

— Perfecto —hasta parecía emocionado el beta— En le baile se aplica la fuerza aunque los músculos a veces son mal vistos para los movimientos pero no tiene mucho que ver. Una persona puede bailar con o sin ellos.

Mina ya se perdió pero ponía la mejor atención posible.

— Sigue mis pasos, párate allí —la próxima reina se paró casi recta allí— Tu hombros para atrás e intenta relajar tu espalda para que se vea menos rígido.

Su espalda mayormente siempre era recta, rígida para hacer cualquier movimiento en cualquier momento si algo interviene en su vida, pero hizo lo posible para relajarse.

— Perfecto. Cuando alguien va a comer con alguien importante, como un plebeyo con un rey se podría decir, mayormente hace lo posible para encajar en el estereotipo —un gran cambio de platica que Mina no entendió— El estereotipo es delicadeza, elegancia y modales perfectos —la omega los conocía, fue enseñada con estos— La elegancia está agregada a el baile que te enseñaré hoy, también hay delicadeza pero tus dotes de agilidad sirven mucho.

Mina no pudo evitar suspirar.

— Moverte no solo te ejercita, te puede hacer despejarte si te interesas en ello, puede distraerte como tu padre lo usa.

— ¿Mi padre baila? —le resultaba casi imposible ver a alguien como Hinata Myoui bailar como Sunghoon está enseñándole. El beta asintió.

— Lo hace para distraerse ya que no se interesó mucho, es una forma de escapar también... o de expresarte. ¿Los sentimientos podrían expresarse en el baile? —Mina se la pensó.

Como en el baile donde estaba con al princesa Im, ella no sabía si expresó algo en ese momento... Si lo hizo, posiblemente sería el profundo amor que le tiene y no sabía si eso era posible. ¿Alguien en ese baile pudo ver lo que expresó? Todos ya sabrían que le gusta la princesa Im si fuera así.

Y es así, pero Mina no lo sabe.

— Supongo que trasmite, sí —a vista de Mina, ella transmite vergüenza porque no sabe bailar.

— Perfecto. Vamos a expresar algo, vas a seguir mis pasos y veremos que transmites —se sentó solo para estirarse— Pero para no lastimar tu cuerpo con movimientos repentinos, hay que estirar y ejercitar un poco —Mina lo imitó entonces— ¿Sabes lo que es arte, Mina?

— Amm. ¿Pinturas? —se sintió avergonzada cuando Sunghoon rió pero éste solo le enternece que Mina contestara como cuestionante.

— Tú haces arte —Mina se sonrojo levemente, podían siempre decirle cosas bonitas pero ella seguirá sonrojandose aunque ignore eso— El arte de luchar, lo manejas muy bien. Yo manejo el arte del baile, el arte se puede ver en diferentes partes —Mina asintió frotando su cara para quitar el rosado de sus mejillas.

— ¿Cómo se podría considerar arte?

— También hay arte de robar —ignoró primeramente la pregunta de la omega mientras enderezaba su espalda y la doblaba, estirando.

— ¿Si? —Mina se distrajo fácil, se sorprendió al ver que el arte era más allá de pinturas.

— Sí, el arte de robar no es conocido más que por los ladrones que no roban por dinero o poder, sino por la emoción que les causa el hacer esos actos, al robar sienten cosas —Mina frunció el ceño.

— ¿Cómo sabe tanto de arte?

— Mi hermano y yo tuvimos diferentes tipos de arte, a él le gustaba el de robar y ahora está encerrado, pero siempre me cuidó y quiso que yo lo entendiera —Mina se pudo calmar con eso— Me explicó todo lo que contenía el arte que a él le gustaba, y yo el mío. No sabe bailar pero entiende lo que es, y a mí no me gusta robar pero entiendo lo hace —respiró profundo para luego levantarse— Es suficiente —se dió cuenta que habló de cosas fuera pero entendía la pregunta.

El beta se acercó a Mina y guió los brazos al aire, haciendo algo extraño que luego el imitó.

— Haga esto —parecía solo soplar el aire con las manos pero Mina entendió, lo estaba haciendo parecer difícil y es que lo era— Más delicadeza, como si aquí estuviera algo tan delicado como el más fino cristal —le señaló al aire— Otra vez.

¿Saben cuántas veces el beta repitió 'otra vez' en cinco minutos? No sabe en específico pero si que fueron más de cuarenta veces las que Mina intentó hacer un simple movimiento con las manos.

La forma de pelear que ella tenía, no había nada de delicadeza, había rudeza, movimientos bruscos con un destino y propósito pero en este baile no encontraba eso, no encontraba ni destino ni propósito.

— ¿Usted tiene un interés romántico, Mina? —la pregunta la desconcertó pero también la hizo tragar saliva al venir de repente la imagen de la princesa Im, su sonrisa, su aroma, su calidez, su forma de hacer todo. Ese era su interés.

— Sí —no podía decir mucho, no cuando ni conoce bien a Sunghoon.

— Perfecto. No se preocupe, lo que pase aquí es confidencial, incluso mi presencia en la casa Myoui lo es. Nadie sabe que estoy aquí más que algunos miembros de su familia y usted —guió de nuevo los brazos de Mina, pero la omega no logró, haciéndolo suspirar; no le había tocado alguien tan difícil pero no por nada fue elegido por Hinata Myoui— Ni siquiera su padre debe saber lo que pase aquí, es todo entre nosotros.

Mina se la pensó otra vez, intentando varias veces el movimiento pero el espejo y su cuerpo parecían burlarse de ella. De todos modos, los rumores ya están y que alguien lo sepa no habría algo significativo.

— La princesa Im. Llevo cortejandola por algunos días, aunque no directamente pero me doy a entender —escuchó el jadeo del beta pero este asintió, volviendo a su papel profesional.

Sí había rumores en el reino pero él no era del reino.

— Perfecto. ¿Cómo la trata usted? ¿Cómo la ve? —tenía una técnica, y la usaría.

— Trato de entenderla siempre, la trato como si se fuera a ir. Siempre intento darle a entender que alguien siempre la querrá y esa seré yo siempre —pensó un poco otra vez intentando el movimiento— No soy brusca con ella y le soy completamente sincera —asintió para sí misma, estaba segura que eso hacía. Ahora con la segunda pregunta— La veo como algo delicado, nunca quisiera herirla porque la veo como algo demasiado preciado para mí.

Sunghoon sonrió, eso buscaba.

— Eso es realmente lindo. Bien, siguiendo con la práctica podría usar algo así —volvió al tema, guiando los movimientos de los brazos de nuevo— Solo es cuestión de imaginar cosas casi ridículas, o imitar lo que hicimos antes. Haga el movimiento delicado imitando como los hace cuando está con la princesa Im, delicadamente —Mina apretó los labios, pensando, pero asintió y suspiró, intentó de nuevo

No lo logró.

— Otra vez —otro intento, casi lograndolo— Otra vez —empezaba a odiar esa frase y lo intentó de nuevo— Otra vez —suspiró y relajó su cuerpo, intentando de nuevo— Una vez más —empezaba a frustrarse pero no lo reflejaba en sus movimientos, estos seguían intentándolo otra vez, acercándose más a lo requerido— Una vez más —Mina empezaba a odiar otra frase. Lo intentó de nuevo— Una vez más.

Apretó los dientes, se calmó quedando solo unos minutos más allí quieta para luego intentarlo de nuevo, solo recordando las veces que tenía miedo de asustar a la princesa Im con su forma de moverse e incluso de ser.

— ¡Perfecto, lo logró! —parecía más emocionado que la misma Mina, pero esta no se alegró exactamente demostrándolo, sino que con determinación lo intentó de nuevo, quería estar segura de que saliera bien— Vamos por más.

— ¿Qué sigue? —no estaba para alegrarse, estaba para aprender y con determinación lo haría. Para lo que sea que le sirviera esto, no importaba, ella lo haría porque esta en ella lograr lo que determina hacer.

Se determinó en ser la mejor, lo será. Se determinó en enamorar a la princesa Im, lo hará. Se determinó en bailar mejor que nadie, lo logrará.

Y cuando Myoui Mina se determina, lo logra.

— ¡Perfecto! —Mina amaba esa palabra que salía de Sunghoon cada que lograba y lograba paso por paso. Cada 'Perfecto' eran más ánimos para ella.

#♡>☆

Y en diferente situación, estaba la princesa Im haciendo algo.

— Podrías decirme, ¿sabes? —en otro lado de el reino estaba la próxima reina alfa con un brillo persuasivo en sus ojos y tratando de conseguir algo por parte de la mejor amiga de su prometida.

— No —respondía cortante la beta mientras comía felizmente de un dulce, sonriendo por la atención que la princesa Im demostraba.

— Si sabes que los dulces que se roban son míos, ¿no? Puedo darte más —más persuasión de la cual la beta no cayó y respondió lo mismo— Soy de confianza, podrías contarme —Sana quería reírse desde hace ya minutos.

Y es que felizmente ella sola comía dulces en las gradas cuando la princesa Im llegó con un humor extraño diciéndole cosas, llegando al tema donde la princesa quería saber.

— Princesa Im, no le diré cosas de Mina. Pregúntele si tanto quiere saber —la princesa Im se quejó, escondiendo su cara en sus manos. Como lo decía Sana sonaba intenso y ella solo estaba aburrida sin saber cómo acercarse a Mina.

Quería invitarle una comida, una salida, ver el cielo hasta aburrirse, platicar, conocerse. Quería todo eso pero tenía vergüenza de pedírselo y estaba queriendo sobornar y persuadir a la chica beta que era amiga de su prometida, pero ésta no cooperaba.

— Me da pena —Sana nunca pensó que podría ver esa versión quejosa y alterada de la princesa Im pero le resultaba divertido el tono de voz agudo y dramático que tenía la alfa que, aparentemente, siempre había sido seria y metida en su papel de futura reina— No te conozco pero... ¿podrías ayudarme? —Nayeon no era de pedir ayuda a más que sus dos mejores amigas, pero en situaciones desesperadas se ocupaban medidas desesperadas.

— ¿En qué? —estaba más concentrada admirando sus dulces que en el tema pero le gustaba que la princesa estuviera tan interesada.

— ¡A pedirle salir a mi omega! —se alteró sacudiendo sus manos pero luego escondiendo su cara en sus brazos cuando se dió cuenta de lo que dijo. Sana jadeó, abriendo su boca sorprendida de lo que acababa de escuchar y carcajeó por último— ¡No le digas que dije eso! —Sana solo se rió más fuerte.

Eso le encantaría a Mina.

— Eso le encantaría escuchar a su prometida, princesa Im —comentó entre risas mientras la alfa solo podía encogerse en su sitio.

— Nunca me sentí tan bien de ser la princesa y amenazar con decirle a los reyes que te robas los dulces de su preciada hija —Sana calló de inmediato, regresando la mirada fulminante de la alfa.

— Bien. ¿Qué quiere? —de mala gana comió un dulce mirando como la princesa Im sonreía, tenía una bonita sonrisa pero a Sana personalmente le gustaba más la sonrisa burlesca de Yoo.

— Ni siquiera lo sé —se encogió de hombros.

— Pff. Bien. Yo haré algo pero usted me promete no decirle nada a los reyes, ¿bien? —alzó su mano, esperando que la princesa la estreche.

La princesa Im se la pensó un momento, no confiaba lo suficiente en Minatozaki pero era lo único que la quedaba.

— Mientras haga algo que me sirva, bien —la estrechó dudosamente pero lo hizo.

— Bien, no se podrá hoy porque Mina tiene una practica con su padre, pero veremos —y de ahí se fue, dejando a una princesa y próxima reina feliz.

— Perfecto.

Todo parecía ir perfecto.

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