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- Miradas ¹⁰

Los pájaros ya se acomodaban en sus nidos para dormir o dar calor a su crias -si es que las tenían-, el sol se ocultaba por el horizonte, rayos leves del sol se notaban con ese proceso al llegar la hora.

Algunos carruajes seguían llegando y uno de esos era muy temido; el carruaje Kang, donde bajó primero un firme pero poderoso príncipe alfa, Kang Seulmin quien alzaba su mentón, siendo altivo como siempre.

El poderoso príncipe heredero no se molestó en ayudar a su herida hermana omega, la cual venía levemente cojeando de un pie por tenerlo golpeado del tobillo -ya imaginan el responsable de eso-. Seulgi agradeció en voz baja al jinete de los caballos que le tendió su mano para bajar, aunque sabía que este solo lo hacía por ser de la realeza y por estar en el reino Im, donde sí hay respeto a una omega.

Kang Seulgi suspiró al llegarle el aire de ese reino donde siempre podía pasar un buen rato con algunas personas. Temerosa, siguió a un metro de distancia a su hermano mayor.

La omega de solo diecisiete años caminó con un ligero relajamiento en hombros pero no era como el de antes, no, el relajamiento de otros años al estar en el terreno de Im era uno feliz y realmente calmante.

Ahora sentía un peso en los hombros, por la orden que en el carruaje le dió su hermano y por su plan que pondrá en marcha esa noche.

¿Estaba nerviosa? Demasiado, pero podía disimularlo al ser una omega del reino Kang; toda omega del reino Kang tiembla a cualquier presencia y eso todos lo saben, así que fácilmente los demás suponen cosas.

#♡>☆

Y entre otras personas, estaba Mina, quien se mecía en sus pies con gran nerviosismo y suspiraba cada tanto tiempo queriendo deshacer un nudo que su pecho instaló, causa de los nervios.

Mina empieza a odiar los nervios porque ese sentimiento la carcome cada vez que se menciona a la princesa. La princesa Im siempre lograba ponerla de nervios y ni siquiera la conocía realmente.

Ahora era más fuerte porque la verá, en carne y hueso. Frente a ella.

Jisoo y Jin pueden distraerla un poco, ya que juegan entre los dos mientras estaban en el gran salón. Ya habían llegado reyes y estos saludaban de vez en cuando mientras otros solo inclinaban su cabeza un poco frente a ellos.

Una mesa grande, donde estaban los Myoui junto a dos chicas más que eran amigas de Mina. Claro, no faltaban las escenas un poco incómodas para la omega Mina de alfas y betas acercándose con otras intenciones más allá de amistosas.

Y también claro, no faltaba que Sana o Momo la rescaten de eso. Mina agradecía poder tener a sus dos confidentes allí ayudándola y apoyándola a como de lugar.

Sus padres le platicaron que la primera vez del baile Myoui ellos entraron después de los reyes y fueron presentados a todos, pero que desde hace unos cinco años no lo hacen así.

Solo entraban, podían pedir algunos postres a sirvientes. Cuando llegaban los reyes Im, estos los presentaban para luego dar paso al baile y luego una cena. Cada día era diferente de alguna manera. Podían empezar de diferentes formas e incluso tener horarios diferentes.

En la cena se hablaban de diferentes cosas y a Mina no le gustaba mucho participar pero sí escuchar. Necesitaba escuchar porque de eso se vería su futuro.

— ¡Atención! —se le encogió el estómago al escuchar eso de un caballero, no podía ser otra cosa— ¡Nuestro rey y reina Im, anfitriones de este baile y gobernantes de este reino! —se levantó de su asiento como todos en le gran salón— ¡Junto a su unica descendiente, princesa y próxima reina, Im Nayeon! —su garganta tenía un gran nudo, su estómago se encogió, sus hombros se tensaron y su mirada fue a la gran puerta abierta en par con tres personas firmemente paradas.

No escuchó, no pudo escuchar la presentación de la reina y el rey, Mina tenía vista fija en la hermosa presencia de la menor Im, de la alfa Im Nayeon que parecía buscar algo discretamente con la mirada. Mina sintió que se le fue el aire.

— ¡Por ello!... ¡Denle la bienvenida a la caballería y parte de la familia Myoui! —esas palabras hicieron reaccionar a Mina, quien sacudió su cabeza ligeramente e hizo una reverencia junto a sus familiares mientras que Momo y Sana se mantenían un poco alejadas por no ser parte.

Y esas palabras también hicieron reaccionar a la alfa Im, quien mandó su vista junto a todas la personas del baile, hacia las personas que estaban firmemente paradas con miradas concentradas. Paró su vista en una persona, en esa pelinegra con cabello corto que la miraba también.

Sus miradas cruzaron y se quedaron allí mirando a al otra. Con reacciones de su cuerpo casi iguales mientras su rostros no reflejaban nada. Estaban sin expresión alguna y eso solo aumentaba la curiosidad de la otra.

Ambas desconocidas viéndose a los metros con los labios entreabiertos, con ojos atentos, con un nudo en la garganta y con tremendas ganas de solo verse por un buen rato.

Lo bueno, es que Mina disimulaba su mirada hacia la princesa, y ésta última estaba segura que nadie la miraba por ver a aquella omega.

Algo revivió en Mina, antes se sentía enamorada, con corazones en los ojos y mariposas revoloteando al solo pensar en la princesa, y ahora... ahora se sentía tonta, tonta por aquella princesa alfa que la veía de la misma forma que ella, así lo sentía.

Revivió un sentimiento, tragó saliva y no escuchó cuando el rey Im daba aviso al comienzo de la dispersión entre los invitados. No sintió mariposas solamente, sintió pisadas y un gran vuelco en el estomago al verla.

¿Antes dudaba de su enamoramiento? Pues ahora está realmente segura que lo que quiere y tal vez ama, es a esa alfa que la miraba con mismos o parecidos sentimientos.

Quería decirle a alguien, a sus amigas, a Hikaru, a Haru, a quien sea, que siente que se va a desmayar, pero su voz no sale y su fuerza está intacta allí pero no la utiliza porque solo esa mirada la debilitó por completo.

Hikaru la mira con una sonrisa mientras habla con Sana y Momo, las cuales también miran enternecidas por lo boba que se ve Mina en ese momento. Muy boba realmente.

Pero Mina ahí se queda, tonta y con la mirada hacia Im menor que tampoco la deja de mirar. A ninguna les importa si los invitados se dan cuenta que quedaron prendadas viéndose, a ninguna le importa si sus cercanos se burlan, a ninguna le importa nada en ese momento.

Solo fue hasta que la reina posó una mano en el hombro de Nayeon, esta última sacudió ligeramente la cabeza y la miró desconcertada. ¿Ya había acabado el discurso? Casi ni sabe dónde está parada.

— Vamos —le susurró la reina con una gran sonrisa. Nayeon asintió y volvió a mirar hacia la omega que la dejó confusa y boba, pero ésta al parecer también le hablaron ya que una chica -Haru, si Nayeon recuerda bien- estaba prendada a su espalda y le hablaba. Cuando Im iba a devolver la mirada hacia su madre, Myoui Mina la volvió a mirar; cruzaron miradas para después Nayeon perderse entre la gente para saludar a invitados.

Mina hubiera estado más viéndola pero Haru la atrajo al mundo de nuevo, ésta se había montado en su espalda para atraerla al mismo universo ya que se había perdido en otro.

— Perdon, pero te debilita y tienes que tener las fuerzas para luego invitarla a un baile, en el momento que empiece —y tenía razón. Tenía que mantenerse firme y no como una boba así que sacudió su cabeza pero sonrió hacia el público.

Ocasionó más de un sonrojo a su acción ya que varios adolecentes la miraban desde le público, chicas y chicos, al parecer se habían interesado en ella.

Pero ella en realidad sonreía por una adolescente en especial, la que entre las reinas Park pudo ver.

— Me siento desmayada —comunicó todavía sonriendo pero dirigió su mirada a Haru quien le sonrió y besó su mejilla con toda libertad.

— Te sientes enamorada, querida prima —aseguró Haru, con una sonrisa extendida en su rostro. Mina estuvo de acuerdo totalmente.

Mina volvió su vista al público. Estaba casi en un lado del salón, una mesa grande estaba detrás y podían sentarse un problema, lo cual Mina hizo o sentiría que sus piernas fallan. Tenía que recuperar fuerzas por aquella alfa que la volvió boba con solo una mirada.

¡Es que esa mirada! Esa mirada de ojos marrones claros que pudo percibir a lo lejos, esos orbes brillosos que le encantaron. Sus labios rosados, sus grandes mejillas que quisiera tocar para siempre. Tenía un cabello negro al igual que ella pero menos obscuro, era un negro más brillante y cautivador para la omega.

Le encantó por completo lo que vió, le maravilló de una manera inexplicable. Su cuerpo se sentía estallar de alguna manera y dudaba el no tartamudear al estar con ella pero por eso practicaba respiraciones.

Sentada, con puros pensamientos sobre Im, todavía podía mirar esa mirada directa en la suya en sus recuerdos y no cree soltar ese momento en ningún transcurso de su vida.

Podía sentir la mirada de la princesa Im en su nuca, pero al voltear no la encontraba o la observaba mirando el suelo, muy perdida. Cuándo no daría por saber qué pensaba de ella, quería realmente que sus pensamientos sean iguales o por lo menos parecidos.

Miró a los hermanos Jisoo y Jin quienes comían algunos panecillos. Aúnque la mirada marron seguía en su mente, no pudo evitar sentir hambre.

— ¿Quiere? —Jin le daba un panecillo con una mordida y cuando iba a ser reprendido por su hermana mayor, Mina lo tomó sin pensar mucho.

— Gracias —murmuró Mina, mientras miraba a la mesa como si fuera lo que más le interesaba en ese momento.

— Hay más en esta bandeja, por si no quiere el mordisqueado por mi hermano. Disculpelo —pidió la bonita pelinegra Jisoo, apuntando a una bandeja donde habían, exactamente, seis panecillos más. Mina la creyó muy tierna al disculparse por su hermano, como si fuera un error propio el que su hermano fuera un poco descuidado.

— Están buenos. No te disculpes. Está bien para mí —seguía con la voz un poco apagada y su mirada perdida pero parecía pensar con decencia también.

Haru la miraba emocionada, a ella le encantaba el tema de su prima Mina con la princesa Im, le encantaba más ahora que se cruzaron con la miradas llenas de sentimientos que ella no pudo identificar. Hikaru... Hikaru pues, a ella le gustaba le amor.

Mientras Sana y Momo discutían sobre la apuesta y como Sana llevaba las de ganar.

Mina todavía se sentía en la nubes mientras apenas les seguía la charla a los hermanos, quienes entendían y le daban su tiempo para comentar o responder lo que quería.

— Creo que está mareada —le susurró Jin a su hermana mayor, con la intención de que esta ayude a su prima Mina con algo pero Jisoo le sonrió calmandolo.

— No te preocupes, Jinnie —le acarició el cabello negro casi característico de Myoui y le sonrió más en grande— Así se mira el amor... o la demencia.

Y risas.



Ya me estoy tardando un poco, en realidad JAJSJA.

Pero pronto lo compensaré.

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