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- La vida es muy corta, y solo hay una ¹⁹


Ya habían pasado otras semanas más. El reino Im parecía ir yendo con tranquilidad y felicidad como comúnmente es. Las cosas iban bien y los reyes estaban dejando de preocuparse por lo que pasará, ya que el reino Kang estaba tranquilo, igual que siempre.

Ellos encargándose de sus deberes como todavía reyes del gran terreno que contiene la población del reino Im. La princesa Im pasando tiempo con la princesa Seulgi, y tratando de acercarse a su prometida ya que la señorita Sana todavía no hace nada.

Y Mina aprendiendo más sobre el baile pero ahora ella misma, ya que Sunghoon solo estuvo una semana ayudándola y enseñándole; le dijo todo lo que contenía y le enseñó algunos pasos para despues irse, pero Mina estaba interesada y siguió practicando sola con improvisación.

Se conocieron e hicieron grandes amigos pero Sunghoon solo fue contratado por una semana por Hinata, ya tenía que irse al reino donde provenía.

Sana, quien sí hizo su parte del trato que tuvo con la princesa Im, había dado la idea a Mina que la invitara a salir para que la princesa Im se distraiga, que la sacara a una cita por el pueblo para aumentar los rumores y que las personas acepten más el matrimonio cuando se anuncie, y también para aprovechar conocerse con la excusa de conocer más a la próxima reina con la que gobernará. También ha salido unas veces con la alfa mejor amiga de la princesa, quien casualmente siempre intenta retirarse pero a Sana le gusta molestarla, para pasar tiempo con ella aunque sea poco.

En cambio en Momo, solo comía dulces y ejercitaba, ya había tenido cambios en su rutina de siempre como a veces hablar con Kim sobre el castillo o ir con Hikaru y Haru a pasear. En veces, Sana las acompaña.

Hikaru, seguía negando todo con Kim y seguía huyendole. Todo común.

Todo tranquilo.

Bueno, hasta la noticia se dió a conocer.

'SE DA A CONOCER QUE LA PRINCESA KANG SEULGI OMEGA HA MUERTO POR CAUSAS NATURALES.'

Estaba en periódicos e avisos dispersados por todo el mundo. La realeza Kang ni siquiera dijo sus lamentos o alguna explicación más que esa, solo lo dijo y allí terminó el asunto.

Todo el reino Kang, se podría decir que, estaba de luto, pero a casi nadie le importaba los demás más que sí mismos, se protegían solo a sí mismos de la pobreza y maldad que existe en el reino tan cruel.

Los reyes Im estaban confundidos por la noticia, y también curiosos del por qué hacían eso cuando tenían la excusa perfecta para atacar el terreno Im, todo era confuso.

Había suposiciones de que creyeron que la princesa Seulgi murió en la escapada, o que tal vez ya no la querían con ellos y ya... Eran varias pero la más creíble es que creyeron que la princesa Kang murió.

Mina creía que debía prestar atención a todo y esconder más a la princesa Seulgi ya que se esparció un pequeño rumor por cercanos del pueblo de que la princesa Kang estaba en el castillo por misteriosas razones, alguna persona que trabajaba en el castillo falló a la confidencialidad.

Nayeon, solo estaba frustrada por no encontrar nada en qué ayudar. Es que se suponía que ella era la próxima reina, junto a Mina. Tenía que encontrar algo que se pueda hacer y sacar de dudas a todos. A parte de estresada por no quedar en algo con su prometida, estaba estresada porque justo a ella tenía que tocarle temas de guerra entre un reino vecino.

Aunque el terreno que construye el reino Kang es pequeño a comparación a el de Im, solo es como una tercera parte más pequeño, aún así causaría problemas por lo crueles que son y lo dispuestos a matar gente inocente para lograr su cometido; cosa que los gobernantes y descendiente Im no harían.

Por lo menos Mina se estaba moviendo, intentando saber cosas en la frontera y escuchando a los migrantes para tenerse informado a la realeza de cualquier cosa, pero la princesa alfa se sentía inútil al solo estar haciendo nada y no encontraba qué hacer para poder contribuir a su puesto. Quería ayudar.

Como próxima reina de el pueblo que la apoya, se levantó un día dispuesta a ir con la señorita Mina y hablar sobre lo que pasa. Estaba decidida. Ya había pasado casi tres meses desde que llegó y no avanzaba en nada ni en su relación con su prometida ni en su puesto como futura reina.

Ignoró cualquier responsabilidad de limpiar su habitación para distraerse o ver peticiones de el pueblo, se lo dejará a sus padres por hoy. En un carruaje subió junto a Yoo como guardia y sirvienta, ya que iban al pueblo. Kim iba también por si caso necesitaba algo y tampoco la dejaría sola. Kim no la dejaría irse si no era con su compañía.

Y los reyes Im ni sabían que se iba pero Kim se encargaría de tranquilizarlos, ya que ella evitó decirles aunque iba en contra de sus reglas interiores, pero Nayeon le había pedido casi con lágrimas que no les dijera, y su impulso de mejor amiga dijo que estaba bien.

Y allí estaban, fuera de la casa Myoui donde seguramente la señorita Mina estaba a punto de irse.

— ¿Estas segura que irás? Nadie te juzga por quedarte, la señorita Mina solo cree que te esfuerzas por lo mejor dentro del castillo —Dahyun le comentó.

— No lo hago por obligación exactamente, lo hago porque quiero ayudar —le respondió la princesa alfa mientras miraba por la ventana en busca de la presencia de la señorita Mina, pero obviamente nadie saldría si no llamaban, pero Nayeon quería que mágicamente alguien salga— Yoo, ve a llamar, por favor —se dió cuenta hasta ahora. La alfa Yoo estaba afuera manejando, había aprendido desde hace años manejar uno pero no se dedicaba a ello.

— ¿Por qué yo? —una mirada por la pequeña ventana le dijo todo, y bajó sonriendo por hacer molestar a la alfa Im que parecía muy ansiosa.

La alfa menor se acercó al muro que separaba por un jardín de la gran mansión que tenían los Myoui en toda la familia. Afortunadamente no gritará porque había una mujer vigilando allí y en cuanto la vió se acercó.

— Por pedido de la princesa Im, ha requerido hablar con la próxima dirigente, la señorita Myoui Mina. ¿Se podría? —se la haría difícil a la princesa, Nayeon se lo pediría a su prometida, tenía que avanzar en algo.

— Por supuesto, la llamo de inmediato —la aparentemente beta se fue caminando a paso rápido, después de una pequeña reverencia correspondida, para avisar, mientras Yoo se retiraba a subirse a su asiento en el carruaje. Venía tapada casi completamente, con una sombrero y su piel no podía verse, evitaba quemarse por el fuerte sol.

— Ya viene, princesa —Nayeon la miró extrañada pero entendió que afuera del castillo tenían que acostumbrarse a hablarle así siempre.

— ¿Le dijiste para lo que la quería? —Yoo sonrió abajo de su pañoleta que tapaba hasta abajo de sus ojos.

— Por supuesto —quería reír pero calló por su propio bien y esperó a que la señorita Mina saliera. Eso sería épico.

Solo en un minuto ya tenían a la señorita Mina avanzando con firmeza hacia ellas. Nayeon bajó para ofrecerle entrar primero, con algo se empezaba. Kim también salió porque estaría yendo con Yoo para dejar a su princesa y a la señorita Mina solas.

Había poca gente rondando por ahí ya que la mansión abarcaba mucho pero claramente la que pasaba quedaba allí esperando algo y no quedaron decepcionados al ver a la próxima dirigente Myoui salir con una sonrisa.

— Princesa Im, ¿me ocupaba para algo? —Nayeon casi se atragantaba por la pregunta y Kim miró a Yoo cuestionante.

— Emm, ¿Yoo no le dijo? —tenía cierto tono que esperaba que Yoo escuchase, pero ésta estaba tan ocupaba riéndose con el ruido más bajito que podía.

— Solo me dijeron que me requería para hablar —Mina pudo observar como la princesa volteaba su mirada apretando los labios hacia sus dos amigas que casualmente estaban tapándose la cara y sus hombros se sacudían, Mina no escuchó ruido alguno pero supuso que se estaban riendo. Sonrió imaginando que pasaba— ¿Quería que la acompañe a algún lado?

Nayeon esta vez sí se sobresaltó, viéndola, apresado su labio inferior entre sus dientes por nerviosismo. Se juró matar a Yoo después, o por lo menos atragantarla de lodo despues.

— No, este... —calló y miró a Dahyun que le regresó la mirada pero asesina por negar— No quería que me acompañe —Kim suspiró y casi gruñía por como la señorita Mina parecía decepcionada— Quiero acompañarla yo a usted. El dirigente Hinata mencionó a mis padres que hoy iría a el hospital de la frontera y quería acompañarla, si me deja por supuesto —Mina tenía una tierna expresión de sorpresa que la princesa no perdió tiempo y la admiró como podía.

Estaba consciente de los presentes pero sabía que estaban lo suficientemente lejos como para no lograr escucharla.

— Después de eso, quería invitarla a algo. Tal vez comer en algún lado del pueblo, si lo desea —se sintió orgullosa de decirlo sin tartamudear, y se hubiera sentido más orgullosa si se lo hubiera dicho mirándola directamente pero lo había dicho mientras miraba hacia abajo y asentía para sí misma. 

Sentía sudar y no sabía si era por los nervios o por el fuerte sol que caía desde su cabeza y hombros calentando su cuerpo.

Pero para Mina, la princesa Im se miraba tan hermosa con el sol iluminandola y se sentía muy bien al estar recibiendo una invitación, que sonrió mostrando sus encías y casi escondiendo sus ojos en sus mejillas. Si la alfa estaba perdida por esa omega pelicorto, ahora lo estaba más.

En otras noticias, Mina se había dejado el pelo corto, recortándolo cada mes por lo cómodo que se le hacía tenerlo así pero lo suficiente para hacerse una coleta cuando hacía mucha calor, como ahora.

— Me encantaría ir con usted. Aunque Hikaru y Haru vendrían conmigo, ellas podrían llegar en otro carruaje y regresar en cuanto termine lo de los migrantes, ¿estaría bien eso? —Nayeon asintió efusiva pero se calmó cuando se dió cuenta— Espere un poco, solo les avisaré —y solo con una ultima sonrisa se fue a velocidad envidiable hacia dentro de su casa.

— ... Dime, ¿quieres ser despedida de tu trabajo de vida, Yoo? —ahí pasaría le regaño, aunque admitía que le gustó invitar a su prometida, le gustaron las cosquillas que sentía por su cuerpo al hablarle y verla sonreír, pero no lo admitiría en voz alta, solo en su mente.

Mientras tanto en Mina, saltaba emocionada entre corriendo para llegar con sus dos primas que arreglaban las cosas con el carruaje en los caballos.

— ¿Qué necesitaba la princesa? —Hikaru le preguntó cuando llegó viéndola feliz mientras saltaba un poco, con una sonrisa que fue incapaz de no corresponder.

— Me invito a ir con ella al hospital y después ir a comer algo al pueblo —Haru soltó la herradura que tenía observando y la miró sin creerle, pero la sonrisa de Mina era sincera y feliz— En serio —fue lo que dijo para luego recibir a una omega menor abrazada a ella como koala, felicitandola mientras Hikaru le sonreía.

— Han avanzado poco a poco, muy poco para mi gusto pero está bien —rió Hikaru mientras terminaba y también daba un pequeño abrazo a Mina.

— Tú no has avanzado nada con Kim, pasando ocho años, y no te digo nada. De hecho, Kim también va.

Hikaru calló escuchando las risas de Haru burlona, apretó los labios y le "sonrió" a Mina para girarse.

— Ya no da gracia. Vete con tu enamorada.

Mina sonrió contenta y después de un besito en la mejilla de Haru tomó algunas cosas que daría y se fue.

Fingió caminar tranquila cuando entró en la vista de las tres chicas que la estaban esperando, se sintió mal por hacerlas esperar cuando veía a Kim y Yoo estar sudorosas con ropas tapadas en la parte de en frente.

— Perdonen la tardanza —dijo rápidamente para luego adentrarse en le carruaje, y habría un silencio incómodo pero Mina no quería eso para su prometida, así que dejó las cuatro bolsas en el suelo y se dirigió a la princesa— ¿Está interesada en darles algo, princesa? —Nayeon la estaba mirando pero a ella no le molestaba en absoluto. Quería la atención de la princesa solo en ella por ese momento.

— ¿Eh?

Mina le mostró cuatro bolsas llenas de muchos dulces, panes, alguna frutas para los que necesitaban comer bien, otras cosas que le parecían buenas para los pocos niños, como juguetes, pulseritas y tintas con papales que esperaba manejaran bien. Nayeon se sintió avergonzada de no pensar en eso.

— No se sienta mal, puede darles de aquí —Mina le ofreció— Hay más, son muchas para demás que no son migrantes, pero las tienen en el carruaje Hikaru y Haru. De estas puede darles, ¿bien? —la miró directamente solo para apreciar el sonrojo que tenían las mejillas de la alfa.

— Pero tú las compraste —no calmó su vergüenza de no pensar en que regalaría para los pacientes, su primera cosa hecha mal.

— Pero venimos juntas, será de parte de las dos —Nayeon se enderezó y al miró casi decidida pero tenía el labio apresado todavía en sus dientes por los nervios.

— ¿Puedo hacer algo sin que me cuestione, señorita Mina? —Mina frunció un poco el ceño, abultando sus labios un poco, solo ocasionando que la mirada de Nayeon caiga en sus labios por el tierno gesto.

— Si usted deja de llamarme 'señorita', entonces está bien, llámame 'Mina', o 'Myoui' cuando estemos en el pueblo —no esperó mucho que la princesa asintiera y luego la abrazara escondiendo su cara en su cuello donde se acumulaba más el aroma a cacao que portaba.

Mina no pudo expresar nada por algunos minutos pero reaccionó acomodándose bien y correspondiendo el abrazo que su prometida le daba. Agradecía que Kim y Yoo estaban distraídas con algo fuera del carruaje y las ventanas tenían una pequeña cortina que Nayeon había cerrado, por si acaso.

— ... No la cuestionaría a usted por algo así. Yo también tengo muchas ganas de abrazarla siempre, pero me contengo para no hacerla sentir incómoda o abrumada —Nayeon se relajó en los brazos de la omega al escucharla, solamente ya sentía menos tensión y podía disfrutar de su aroma directamente de el lugar acumulado.

En un impulso, tragó saliva, y pensó mucho.

Pero la vida es muy corta, y solo hay una.

Tomó parte de la cintura de su prometida para alzar su cuerpo y acomodar las caderas de la omega en sus muslos, dejándola cómoda y apegada a su pecho.

— Uh... —fue lo único que escuchó de la pelicorto mientras ésta tardó unos momentos en relajarse y corresponder le gesto, rodeando a la alfa con sus brazos por los hombros.

Sí, quería ir menos lento, pero no sabía que la alfa iría así de menos lento. Tampoco le molestaba.

Solo no quería que la alfa escuchase sus latidos pero podía escuchar dos en sincronía por el silencio que había y el poco movimiento brusco que tenía el carruaje, eran los latidos de la princesa Im y de ella, ambos se escuchaban casi iguales solo con diferencias mínimas.

— Tú llámame 'Nayeon'... o 'Princesa Nayeon' en el pueblo. Me gusta más —sonó la voz temblorosa de la alfa mientras inconscientemente apretaba más su abrazo con Mina e inhalaba el bonito aroma adictivo. Cada que la sentía cerca podía olvidarse de todo y solo concentrándose en disfrutar de todo lo que su prometida le daba sin siquiera saberlo.

Le daba paz pero a la vez nervios. Podía ser cualquier sensacion, dependiendo la situación en la que se encontraran.

— Bien, Nayeon —el nombre lo decía con cada sílaba lentamente y casi disfrutando decirlo, disfrutaba estar allí.

La princesa alfa llevó su temblorosa mano a el corto cabello que le encanta de la omega y lo apartó para, con duda, abultar sus labios dejando un inocente y casto besito en el cuello de la menor que tembló y suspiró solo con eso, relajándose y sintiéndose tan bien.

Suspiraba en le oído de la alfa solo por la respiracion que golpeaba su cuello y hombro, se sentía bien, muy bien. No lo encontraba de otra forma más que cariñosa y quería mas.

— ¿Podría hacerlo de nuevo? —Nayeon no necesitó mucho para sonrojarse por completo, pero con gusto se inclinó y abultó los labios, dejandolos por más tiempo ahí, pero aún era un inocente besito que le encanta desde ahora. Mina suspiró recostando su cabeza en el hombro de la alfa para relajarse. No necesitaba más para estar bien allí.

Podía ser inesperado y repentino pero no le disgustaba en absoluto, le encantaba aún cuando apenas lo descubrió hace minutos. Felicidad la invadía pero la relajación que sentía era extraordinaria y quería seguir sintiendola... y lo hubiera hecho si no hubieran llegado en algunos minutos al hospital, éste seguía con personas muchas veces, donando cosas, pero no tanto como antes que se veía abarrotado de gente pidiendo explicaciones.

— Lamento interrumpir. Ya llegamos al hospital, princesa y señorita —fue Kim quien las llamaba y bajaba del carruaje para esperar a que ambas prometidas se separaran.

— Me gustaría quedarme más tiempo con usted, pero me sentiría mal al hacer esperar a sus dos amigas fuera en el intenso sol que hay este día, Nayeon —cumplió al decirle por su nombre, separándose un poco, pero la alfa bajó la mirada sonrojada y avergonzada, no atreviéndose a ver a la cara a su prometida.

— Vamos, entonces —solo sintió que ya no había un peso en sus muslos y que habrían la puerta. Se obligó a ponerse seria y frotar un poco su cara para deshacerse de cualquier exagerado sonrojo, aunque podía excusarse que es por el calor y era creíble.

La omega Myoui abrió la puerta, aceptando la mano que Kim le ofreció y le inclinó la cabeza como agradecimiento. Nunca podría acostumbrarse a ser recibida por elogios. Quedó en los pequeños escalones para ofrecer una mano a la alfa que tímida estaba dentro tomando aire. Mina quiso reír pero solo sonrió. Ya se sentía normal y tan relajante el tacto de la mano más grande de la alfa, era delicada y liviana.

La alfa tomó su papel saludando con unas sonrisa leve a las personas de ahí, y soltando por desgracia la mano de su prometida, pero por ahora no podía hacer demasiado obvia su relación. ¿Dónde estaba la sorpresa y emoción en eso?

— Yo llevaré las cosas —la voz de Yoo sonó más clara la quitarse el trapo que tapaba su parte baja de la cara. Mina negó, quitándole dos bolsas para que no cargara mucho.

La zona de migrantes era un poco alejada de la entrada, los trasladaban allá lejos para evitar algún conflicto con los demás. Al ser del reino Kang, tienen diferentes costumbres y tratos con los demás, mientras que los del reino Im eran más confiados y sonrientes, ellos eran más cohibidos y alterados.

Era mejor que se adaptaran poco a poco a la vida en el reino donde llegaron. No eran como la princesa Kang quien de repente abrazaba a todos y estaba contenta. No. Algunos hasta llegaban a dañar a quien se les acercara con tal de protegerse.

— Es más tranquilo de lo que parece, incluso perturbador por el silencio y toda la atención que te ponen pero he estado viniendo mucho y ya me conocen —la omega Myoui le dijo. Kim y Yoo venían atrás de ellas pero más concentradas alrededor, era una zona en la que ellas no habían entrado.

La princesa asintió acomodando su corona que por obligación tenía que llevar a todos lados menos en sus días de descanso, cuando duerme o cuando se baña. El objeto no le causaba molestias casi nunca ya que parecía estar específicamente para ella aunque fue de generación en generación, solo cuando hacía un movimiento muy brusco o llevaba tiempo sin acomodarla.

No sabía cómo haría para ganar la confianza de los de ahí, pero esperaba que en unos días pudiera hacerlo. Suspiró, esperando todo saliera bien.

— Buenos días, señorita Mina, princesa Im. Es un honor tenerlas a ambas aquí —una guardia que estaba en la entrada las saludó— ¿Gustan que les ayude?

— Gracias pero solo son pocas, podemos llevarlas. Si por favor ayudaría con las demás en un rato, le agradecería mucho —la guardia asintió abriendo la puerta con una mano para que entraran.

Nayeon tragó saliva al ver a todos, siempre era sensible y ver hasta a niños con heridas casi deformes en la cara y cuerpo era difícil para ella verlos, pero aún así entró firme con la bolsa que la omega Mina le había dado al entrar.

Y era cierto; cada ojo estaba en ella o en Yoo y Kim, más en las dos alfas porque... pues... son alfas, obvio.

— ¡Mina! —Nayeon casi se atraganta con la cantidad de cinco niños rodeando a su prometida, abrazandola y abrumandola con preguntas que Mina apenas y podía responder pero ahí estaba intentando calmarlos.

A Nayeon nunca le gustaron los niños, eran seres inocentes y bonitos pero no los soportaba mucho. Los trataba bien, jugaba con ellos muchas veces pero se iba discretamente cuando se distraían. Y eso que solo interactuó con niños cuando eran los bailes Myoui o en alguna fiesta importante en cualquier reino a la que asistía.

Pero Mina rodeada de puro niño solo la hizo extrañamente inquietarse. Se veía tan feliz ahí intentando calmar la efusividad de los pequeños, algunos tenían vendas en partes del cuerpo y incluso una niña estaba con una gran venda en la cabeza que tapaba su ojo izquierdo pero tenía una sonrisa feliz.

Escuchó una risa ahogada detrás suyo, en su oído.

— Imaginatelos con el apellido 'Im' —la muerta de Yoo seguía fastidiando.

— Imaginatelos con los apellidos 'Yoo-Minatozaki' — Nayeon también quiso regresarsela.

— A ti no te sale.

— Yoo, ve afuera y espera a ayudar a la señoritas Hikaru y Haru en las cosas que traigan, por favor —la risa volvió pero pronto se disipó lentamente, la alfa Yoo ya se había ido mientras que Kim tomaba posision al lado de la princesa, también esperando que algo pasara.

— Mina, ¿quién es ella? —un niño con un parche en su ojo le preguntó mientras se escondía, seguramente a todos los desconocidos les tenía miedo.

Nayeon se arrodilló sacando una paleta, dudando en qué hacía pero empezó a dar vueltas la paleta, lanzandola a unos centímetros al aire y tomándola antes de caer, girándola para entretener a los niños con el movimiento.

Nayeon recordaba cuando su madre le daba un dulce así y jugaba con él, moviéndolo en diferentes ángulos y haciendo círculos en el aire con él para después dárselo, haciéndola reír como toda niña inocente y feliz. Como le gustaba eso, cuando tenía la confianza genuina con sus dos progenitores y ahora solo hay un trato de entre reyes y princesa, no de familia. Le dolía en demasía aquello pero le ocultaron ya muchas cosas y no se permitía confiar en ellos.

Entendía al niño que con su mano temblorosa quería tomar la paleta. Él no confía, como Nayeon no confía en sus padres.

Sentía que sus ojos soltarían lágrimas pero las contuvo y sonrió cuando el pequeño niño tomó la paleta sonriendo tímidamente la tenerla en sus manos.

Podía sentir las miradas en ella pero la sonrisa del pequeño era más importante.

— Ella es la princesa Im, de este reino. ¿Recuerdan cuando les hablé de ella? —no quería decir aquello exactamente porque se avergonzaba, pero quería que las personas ahí dejen de tenerle miedo a la princesa que ama.

— Oh. Ella tiene una bonita corona, ¡como en el cuento! —otro niño más pequeño exclamó mientras con mas emoción se acercaba. Nayeon no dudó en sacar un dulce y acercarlo mientras tambien lo lanzaba la aire y lo atrapaba— ¡Y hace cosas asombrosas! —dijo al ver el dulce caer en la mano de la alfa de nuevo— Es una alfa. ¿Tú me harás daño como mi mamá? —la pregunta y los ojos asustados del pequeño, hizo que la princesa tuviera que tragarse el nudo en la garganta y contestara. Ellos tampoco confiaban en sus propios padres, y por drásticas razones.

— Soy una alfa, pero no les haré daño, ¿está bien? —el niño la miró un momento, asintió sonriendo y tomó el dulce para de inmediato quitar la envoltura como su amiga Mina le enseñó, y comerlo lentamente para no ahogarse.

— ¿Tienes poderes? —la niña con al venda en la cabeza le preguntó, su único ojo sano la veía con curiosidad extrema y atenta a ella— Mina dijo que la haces sentir bien cuando estás con ella. ¿Eso es un poder? —preguntó con toda la intención inocente pero la omega Myoui rió nerviosa y tomó su mano.

— Bueno... Creo que es hora de que tengan sus dulces. Ya tuvieron el desayuno, ¿verdad? —de inmediato los niños se olvidaron del tema anterior y Mina agradecía eso.

Lo que no agradecía era que la princesa no olvidaría eso tan fácil, pero no pudo dar explicación porque debía ir a dar las cosas que trajo. No sabe qué significaba, pero con calma y silencio, la princesa se sentó y también repartió las cosas.

Kim se había quedado en una esquina, solo mirando y dispuesta las órdenes de lo que ambas necesitaran. Había personas mayores que la miraban mucho pero suponía que su género los hacía sorprender al ser ayudante de la realeza. Igual, Kim esperaba la presencia de una Myoui en específico.

— ¿Usted es una princesa? —una niña se acercó a ella teniendo en su mano un zorro de peluche que seguramente las prometidas le dieron— Se ve como una. ¿Dónde está su corona? —Kim no era de sonrojarse, pero el bonito cumplido de la niña era tan inocente y sincero que sintió caliente sus mejillas.

— Yo... no soy una princesa, pero me alegra parecerme a una. Tú también te pareces a una —la niña la miró sin creerle.

— Pero tengo esto, esto no es bonito —señaló su mejilla donde había una gran cicatriz marcada desde su ceja derecha hasta su mentón pasando por su cachete rellenito, era muy visible.

Dahyun tomó iniciativa para incarse y tocar con cuidado esa cicatriz que la niña hizo una pequeña mueca.

— No es bonito cómo la hicieron, pero tú sigues siendo linda —sonrió.

Nayeon solo la miró un momento sonriendo y siguió con algunos adultos que esperaban por algunos dulces tambien. No eran exageradamente muchos.

De hecho, tenían diferentes habitaciones, no estaban juntos pero por horas específicas podían juntarse y hablar entre ellos, como una forma de intentar avanzar.

— Ninguna alfa me había dado algo así —y no era exactamente un niño el que lo decía, una adolescente de quince años, beta, tomaba las dos pulseras que tenían para ella y para su hermana menor, solo tenía vendado un brazo y parecía más perdida, como fuera de sí pero también consciente— Sin ofenderte, princesa Im —se apresuró a agregar.

— No me ofende. Hay más. ¿Te gusta lo dulce? —preguntó la princesa pero por la expresión confundida de la adolescente supo que probablemente no sabía cómo era eso, así que le tendió una paleta y un caramelo envuelto— Esto es dulce.

La expresión de casi felicidad que tenían al probar algo, era satisfactoria para la princesa Im, era felicidad para ella al verlos calmados y casi en confianza.

Tuvo que ocultar su olor cuando dijeron que este podía hacer que los supresores en omegas o alfas en celos disminuyan su efectividad y empiezan a tener dolores. Mina igual lo hizo y supieron que todos los enfermeros y doctores de allí también.

— A ella no la había visto, probablemente le diste su primer dulce —le comentó Mina mientras Haru y Hikaru se mantenían jugando con niños, más Haru quien exclamaba emocionada y los animaba con cuentos felices, Hikaru solo daba dulces porque su especialidad era esa.

Ambas futuras reinas se había apartado un poco, por un pasillo un poco oscuro y nadie parecía interesado en ir allá. Sin nada que decir, solo se habían ido juntas.

— Tengo que admitir que me encanto venir, simplemente es... lindo verlos... así —no sabía cómo explicarse para dar a entender su punto pero Mina pareció que sí, asintió y rió— También es un poco triste la manera en que los comentarios salen solos, preguntado si les harás alguna herida o si yo era igual a sus padres alfas, ni siquiera en sus padres podían confiar —recordaba todavía.

— Querían cerciorarse de que no lo fuera, a usted le preguntaron directamente porque son niños, más que los adultos no preguntan, solo huyen o son muy cohibidos, pero al saber que era la princesa fue más aliviante para ellos — Nayeon la miró directamente pero Mina estaba observando a los niños mirar con emoción a Haru por alguna historia.

— Me recuerda... —dudó en contarle, pero era tema entre ellas así que suspiró y asintió para sí misma, dándose ánimos— Me recuerda cuando yo confiaba en mi padres, cuando podía decirles todo y confiar que estaría entre nosotros nada más —sin saber exactamente, tenía la atención completa de la omega Myoui en ella— Antes de que me comentaran sobre el matrimonio yo confiaba totalmente en ellos, los padres ejemplares, comunicativos, comprensivos se fueron desde hace ya tiempo.

Se permitió bajar por completo la mirada, avergonzada por contarlo pero quería que su prometida lo supiera.

— Cuando me dijeron del matrimonio simplemente enojé porque agregaron que lo tenían planeado desde casi antes de mi nacimiento, y en ningún momento quisieron contármelo para por lo menos procesarlo mejor —Mina sabía que la princesa no lo había tomado bien, pero tenía una versión más detallada de la mismísima princesa— Solo lo iba aceptando por todos los rumores que habían. En ese momento mi confianza con mis padres habían disminuido, más no acabado... La confianza acabó cuando me enteré de la delicada situación con el reino Kang.

— Le ocultaron pocas cosas pero con importancia —Nayeon asintió efusiva, nadie más que Dahyun le había entendido completamente en el tema, aunque casi nadie lo sabía— Es algo que tendría que pasar... Desde niña me dijeron que estaba comprometida y me dieron la idea, me hicieron idolatrar esa idea y estar maravillada con ella —no podía imaginar si no le hubiera gustado la princesa, ella estaba tan ilusionada.

Observó si nadie estaba prestando atención y siguió, no quería que intentaran escuchar.

— Cuando subí a la embarcación para llegar al reino, estaba fascinada con conocerla. Más que ansiosa porque sabía que me habían metido muchas ideas y estas pudieron ilusionarme de más. Momo también me decía que no me confiara del todo, porque podía ser truco de mis padres.

La sola mención hacía que Nayeon apretara los dientes, no le gustaba desde que dejó impregnado un aroma a fresas en su prometida.

— Pero solo bastó con verla a usted para darme cuenta que todas esas ideas eran muy poco para lo que usted era —¿que tan rápido podía latir un corazón? Nayeon piensa que le suyo podría explotar si seguía acelerándose así.

No pudo responder.

Haru las llamó. Terminó la charla.




Me emocioné por el abrazo y el beso en el cuello, y eso que yo lo escribí.

Dato innecesariamente necesario: La reina Park Jihyo y su hija muchas veces hablan en tercera persona, esto se verá en un futuro.

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