- La princesa Kang está viva ²⁹
Un poco de SEULRENE tampoco hace daño :]
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La princesa Kang caminaba con la capucha puesta, sintiendo cada vez menos aquel sofocante lugar. Estaba muy gustosa de ir allí pero de repente se había sentido mal y tenía que tranquilizarse. Así que caminó por los pasillos del castillo Park hasta encontrar -con ayuda de algunos caballeros que estaban por ahí- el gran campo de entrenamiento.
Había sentido su pecho arder de alguna manera. Solo pudo respirar pesadamente y no era la primera vez que le pasaba, pero sí la primera vez que era muy fuerte y no sabía de qué provenía. De alguna manera pasaba cuando viajaba, mayormente.
La joven Yeri la seguía un paso atrás, mirándola por si necesitaba algo, pero la omega solo quería estar sola y era algo que no le podía conceder. Realmente ya había pensado en cómo separarse un poco de la joven Yeri, solo para tomar aire y tranquilizarse. Necesitaba hacerlo.
Llegaron a las gradas que tenía ese campo. Estaba oscuro y la pura iluminación estaba con la luna llena que a toda la población le gustaba admirar, pues no por nada sus lobos interiores siguen presentes. Seulgi la contempló un rato hasta girar su cabeza hacia la joven Yeri.
— Me avergüenza pedirte esto pero... ¿podrías traerme un vaso de agua y algún pastelillo? —preguntó, mirando nerviosamente a su alrededor y verificando que no estuviera nadie por ahí.
La joven omega se quedó un momento sorprendida, porque mayormente la princesa Kang prefería ir por sus propias cosas y sentirse útil para sí misma, pero se quedó dudosa al saber que no la tenía que dejar sola.
— Está muy solitario por aquí, estaré bien —y con eso, la joven Yeri solo dudó un poco antes de asentir.
La sirvienta se alejó, y en la puerta donde estaba una guardia paró su caminata.
— Por favor, que nadie pueda entrar con ella, está en dolor —le dijo a la alfa quien asintió firme a la petición, quedando en una compostura recta y ahora vigilaba con más atención a su alrededor.
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En otra mesa totalmente diferente, estaba la gran realeza que se mantenía recta y muy tranquila, hablando entre ellos y pocas veces comiendo, pues no querían ensuciarse con las comidas. Llevaban pañuelos en sus camisetas para no ensuciar estas, traían servilletas para limpiar lo que ensucien, tenían un perfecto ambiente el cual pocas veces es cortado.
La realeza Bae era más llevada por la elegancia y la devoción. Era un gran reino, que tenía frontera con el reino Park y el reino Kang pero, a diferencia de estos dos, el reino Bae se mantenía muy silencioso, muy tranquilo, la mayoría del tiempo.
Toda la familia real tenía estas características, pero una princesa era la que ahora no podía estar quieta ni tranquila como sus padres y hermana. Una hermosa alfa, con cabellos negros que caían por sus hombros, y algunos mechones por su cara que le daban el toque encantador. Tenía su espalda recta, hombros hacia atrás, y mentón en alto.
Bae Joohyun, o Irene como la nombraban sus padres, era una alfa que parecía sacada del mejor cuento de hadas.
Pero desde hace tiempo había estado en condiciones desfavorables por al supuesta muerte de su enamorada, negando que la omega que tanto quería cortejar se había ido, y pasando tristeza en su habitación.
No había querido hablar mucho, no podían animarla casi de ninguna manera, y la única razón por la que no había muerto de tristeza fue porque ella siente, en el rondo de su pecho, que aquella omega no estaba muerta.
Tantas veces en fiestas la miró, sentada o solo distraída mirando a la nada. Nunca esperó, hace diez meses, que aquella vez iba a ser la última que la vería. No tenía como recordarla más que un dibujo que consiguió a pago de un alto precio, y éste parecía borrarse con el tiempo. Si supiera que esa vez iba a verla por una última vez, se hubiera acercado a pedirle pasar un rato, pero lamentablemente no tuvo una última plática.
Porque ya le había hablado, sí, un día le habló y pudieron charlar pero estas charlas fueron como dos o tres y luego la omega tenía que irse. Fueron pequeños lapsos de tiempo los que pudo conocerla un poco y, para Joohyun, fue suficiente para saber qué era lo que quería.
Estaba en estado desfavorable antes, pero ahora estaba tan inquieta y con un brillo de esperanza que sus familiares no habían visto desde hace más de diez meses.
— ¿Qué te pasa, Joohyun? —su hermana menor, una beta llamada Jieun, le preguntó pero la alfa no sabía si podía contarle— ¿Estás bien?
— Siento que está aquí —dijo nerviosamente, olfateando un poco al aire donde antes estaba un aroma a naranjas, aunque ahora era muy bajo, como inexistente y eso la ponía más ansiosa— Siento el aroma de ella. Ahora vengo —se quiso levantar pero una mano en su antebrazo se lo impidió.
Jieun la miraba de forma seria y a la vez dudosa.
— Sabes que es imposible, Joohyun. No te lastimes buscando algo que no estará —su voz suave podía tanto calmar como colmar la paciencia de la alfa, quien solo hizo una mueca triste a su comentario.
— Si la busco y verifico que no está, estaré por lo menos sin dudas y tranquila —dijo soltándose del agarre de su hermana, alejándose por donde sentía más el aroma.
— Déjala —el rey Bae, omega, le dijo a su hija menor cuando la miró queriendo ir hacia su hermana.
— No creo que sea sano que busque a alguien que no estará. Está buscando a alguien que se fue y no volverá, papá —el rey hizo una seña despreocupada.
— Se le destruyó la ilusión, siente mucho dolor. Es mejor que descubra todo por sí misma y nosotros sólo le demos apoyo. La mejor forma de sobrellevar un dolor es que no lo olvide, sino que aprenda a vivir con él, y esa es su forma de aprender —a la beta no le quedó nada más que suspirar y asentir para luego comer un poco.
En cambio, la alfa Bae buscaba cualquier rastro de aquel aroma a naranjas. Siempre le fue escaso, ya que probablemente la omega usaba supresores para taparlo pero Joohyun siempre pudo olerlo, por lo menos, en un nivel leve. Ahora pasaba algo mismo, le era escaso pero ahí estaba.
Su interior estaba inquieto y de alguna manera esperanzado.
Salió por unas grandes puertas, características de los castillos, y siguió por los grandes pasillos levemente iluminados y con algunos guardias que le advertían de estar husmeando, pero solo respondía que estaba buscando a alguien y podía seguir su camino.
Estaba tan distraída que chocó con un cuerpo más pequeño y algo se derramó al suelo.
— ¡Oh, lo siento mucho! —exclamó cuando pudo ver que un vaso de vidrio estaba roto en el suelo y un pastelillo había caído manchando la alfombra— Perdón, lo siento mucho —repitió agachandose para recoger los vidrios rotos— Estaba muy distraída y buscaba a alguien. Lo siento tanto.
— Está bien, no hay problema. Si busca a alguien es mejor que se vaya. Puedo recogerlo yo —la voz la hizo alzar la cabeza y reconoció que era la sirvienta que estaba junto a Myoui o Im. No recuerda muy bien.
— No, no. Fue mi culpa. Discúlpeme —negó y juntó los pedazos más grandes de vidrio, recibiendo una pequeña cortada en su palma que la hizo quejar un poco.
— Tenga cuidado —esa fue una guardia quien se acercó y ayudó a levantar los vidrios, al tener guantes se le hacía más fácil— Siga con su búsqueda. Yo ayudaré a la joven —afortunadamente, pudo irse de allí, avergonzada y sonrojada pero pudo irse.
También la guardia le dió una tela con la que podía vendar su herida pero por distracción solo la metió a su bolsillo del pantalón.
Suspiró intentando que la vergüenza se fuera y siguió aquel rastro de aroma hasta llegar al campo de entrenamiento, donde se podría apreciar mejor la luna llena de ese día. Salió mirando a todos lados sin encontrar mucho.
— ¿Dónde? ¿Dónde? ¿Dónde? —se repetía, intentando encontrarla.
Kang Seulgi debería estar allí.
Su aroma era incomparable para Joohyun, dulce y fresco, adictivo y tentador para abrazarla, pero nunca pudo hacerlo. Su físico, su rostro era totalmente apreciable. En sus diecinueve años, Joohyun nunca había visto algo tan hermoso como lo era Kang Seulgi.
Por algunas fiestas entre reinos pudo conocerla, se había obsesionado con mirarla de lejos y ponerse nerviosa cuando se acercaban demasiado.
El última día que la miró fue en el último baile Myoui que se organizó en el reino Im, donde quiso hablarle pero todo fue tan rápido y el hermano de Seulgi le había ordenado que se fuera. Había pensado unos momentos en seguirla solo para hablar pero se resignó a parecer acosadora y se quedó sentada, aceptando que la vería en alguna otra fiesta.
Más nunca pensó que no la vería porque moriría.
Después del baile Myoui, en el reino Bae, Joohyun estaba emocionada, ilusionada y esperanzada, porque sus padres por fin le aceptaron su deseo, deseo de pedirle a el rey Kang de comprometer a su hija omega con ella.
Joohyun sabía que la omega Kang no estaría muy reacia a aquello, pues significaba que saldría del reino Kang, estaría mucho más libre y con alguien que le respetaría, pero Joohyun había estado ansiosa por si tal vez la omega estaba incómoda.
Enorme fue la sorpresa, desilusión, tristeza, y dolor, cuando sus padres llegaron con la mala noticia que la omega había muerto, o había sido asesinada.
Solo pudo echar a sus padres de su habitación y cerrarla con pestillo para poder pasarla llorando, con una gran presión en su pecho, pero también un pequeño porcentaje que no creía en ese hecho. Joohyun, muy en el fondo, sabía que no había pasado esa muerte, lo sentía.
Diez largos meses hasta la fiesta en el reino Park, donde estaba ahora y sentía que estaba más cerca que nunca de aquella omega Kang.
— ¿Dónde? —volvía a repetir hasta encontrar a alguien en las gradas, estaba con ropas oscuras pero su rostro podía verse claro por la luz de la luna, y ese rostro lo reconocería donde fuese.
Parpadeó un poco, intentando verificar que fuera real, que en serio estuviera aquella omega allí.
Ahí estaba, con su rostro sereno, ojos entrecerrados mirando a el cielo -específicamente a la luna- , con una mano en su mentón recargando su peso de la cabeza en su mano, y tan tranquila como si no hubiera muerto hace más de diez meses.
Joohyun sentía que podía caer allí, pero con sus pocas fuerzas caminó silenciosamente hasta llegar cerca de la omega, quedándose a menos de dos metros de ella pero sin que la viera, ya que la princesa Seulgi parecía estar muy concentrada mirando el cielo.
Mirándola más de cerca, podía sentir el aroma más intenso aún cuando sabe que seguramente tenía supresor para el aroma.
Tragó saliva antes de dejar salir una palabra.
— ¿Seulgi? —soltó en un tono ronco y estaba segura que sus ojos ya estaban muy cristalizados. Se le cortó la respiración cuando la princesa Kang volteó de inmediato, mirándola asustada al principio, luego con confusión y miedo combinados.
— ¿Princesa Joohyun? —incrédula, estaba incredula. Ni siquiera había escuchado pasos y entonces su corazón saltó del miedo cuando escuchó aquel llamado cuestionante— Ah. Emm —balbuceó unas pocas cosas y se levantó, tapando su rostro con la capucha y intentando remediarlo, pero ya estaba hecho.
La princesa Bae Joohyun la había descubierto.
— ¿Seulgi? —escuchó otra vez pero ahora la princesa Joohyun estaba delante de ella, con una mano alzada y casi por reflejo la omega se hizo hacia atrás evitando el tacto, recordando inevitablemente las veces que la golpeaban, pero se relajó cuando la mano de la alfa sólo acarició su mejilla— Estás, de verdad, aquí —la omega no la entendía.
Un escalofrío recorrió su espalda cuando la mano de la princesa alfa recorrió su cuello hasta su nuca y la atrajo a un abrazo. Sólo pudo ver, desconcertada y asustada, como los hombros y espalda de la princesa Bae empezaba a tener espasmos, luego se escuchaban lloriqueos y sollozos.
— ¿Qué sucedió? —preguntó la omega en un susurro, sin entender mucho.
— No te has ido. Estás viva —esas palabras entrecortadas hicieron a Seulgi reaccionar.
Era cierto. Se suponía que estaba muerta. No lo había pensado mucho.
Solo un 'Oh' fue lo que soltó y se puso a consolar a la alfa. No habían sido específicamente amigas pero hablaban muchas veces hasta que Seulgi huía al intimidarse lo suficiente con la presencia de la princesa Joohyun. Aunque ahora no parecía nada intimidando mientras lloraba y se aferraba a ella. Entendió que para la princesa Bae tal vez fue importante de alguna manera.
Intuía mucho que a nadie le gustará mucho que otra persona se enteré de su falso fallecimiento. Ahora no pensó mucho en eso y se dedicó a consolar a la alfa Bae que estaba delante suyo llorando.
— Está bien. Estoy bien, viva y bien —murmuraba, con la esperanza de que la alfa Bae se calmara y pudieran hablar, aunque Seulgi no sabía si explicarle lo qué pasó en realidad.
— ¿C-Cómo?... ¿Cómo pasó? —murmuró la princesa alfa, mientras todavía se escondía en el cuello de la omega pero al verla removerse cambio de lugar al otro lado del cuello — Perdón —dijo riendo un poco, con lágrimas saliendo todavía, ya que anteriormente había estado justo donde se realiza la marca y sabía que muy probablemente a la omega le incomodaba o inquietaba estar tan expuesta.
Seulgi suspiró y se movió para lograr sentarse en una de las tablas, aunque la princesa Joohyun se mantuvo aferrada a ella con temor a que desaparezca.
— Ese día yo escapé —empezó la princesa Kang, y los sollozos se detuvieron para escucharla mejor— Antes de que mi hermano llegara a el carruaje, quité piezas importantes de una rueda para que no pudiera aguantar mucho. Cuando estábamos casi en la frontera, la rueda se destruyó y me golpeé la cabeza, pero pude escapar. Solo supe que corrí mucho con dolor en todo el cuerpo, pero desperté en un hospital. Desde allí he estado a protección de los reyes Im y de la familia Myoui, hasta ahora que se me permitió salir con condiciones. Aunque creo que no las cumplí porque me descubrió usted —rió por lo último, contagiando un poco a la alfa abrazada a ella— Debo seguir oculta por los conflictos que ha habido. Por favor, no se lo cuente a nadie, princesa Joohyun —pidió.
— Está bien —salió de su escondite y miró a los ojos a la omega, mientras limpiaba sus mejillas en busca de parecer mejor pero otra vez sollozó— Realmente estoy feliz de que estés aquí —dijo, tomando al total libertad de abrazar a la omega que solo correspondía y reía por las cosquillas en su cuello— Muy feliz.
— ¿Por qué llegó hasta aquí-...? —una serie de cosquillas la interrumpieron y sus carcajadas brotaron incontrolables, mientras se retorcía levemente.
Simplemente la alfa se había ido por su deseo, llevando sus manos a el abdomen de la omega y su boca hacia su cuello donde dejó repetidos besos. Se alegró descomunalmente cuando la Seulgi reaccionaba positivamente a aquello.
Como si fuera casi su omega.
Le alegró bastante porque cerca del vientre o en el cuello son zonas más protegidas por las omegas, al ser el vientre que tendrá cachorros alguna vez y el cuello donde va una marca o donde tienen su glándula de olor. El hecho que la princesa Kang se dejara tocar esas zonas, sería porque le tiene la confianza, y probablemente también era otra razón, una que más le gusta a la princesa Bae.
La princesa Joohyun solo paró hasta que miró su mano manchando parte del abdomen de la omega. Se había olvidado de la cortada que se hizo y esta sangraba que terminó manchando a la omega.
— Oh, lo siento mucho —se disculpó la alfa. Otra vez en la que se avergonzaba a sí misma. En igual de molestarse, la omega solo pudo preocuparse por ver las leves manchas de sangre en su vestido, y no fue preocupación por su vestido.
— ¿Qué le sucedió? —la princesa Kang, alterada, se recompuso y observó a la mayor notando en su mano una cortada larga, aunque no tan profunda, que sangraba.
— En el camino me topé con la sirvienta de los Im y accidentalmente tiré un pastelillo y un vaso de vidrio con agua. Intentando levantar vidrios grandes, me corté —a eso, la omega Kang supo enseguida por qué la joven Yeri tardaba tanto por su pedido. Rió levemente por eso.
— Ella venía conmigo, yo le pedí un pastelillo y un vaso de agua para pasar un rato a solas comiendo —rió por la cara preocupada que mostró la princesa Joohyun cuando dijo eso.
— ¿¡De verdad!? —preguntó, más avergonzada que antes.
— De verdad —una nueva voz sorprendió a ambas, ya que la afirmación no provino de la omega Kang, sino de otra omega que acaba de llegar junto a un pastelillo y otro vaso relleno de agua— Yo estaré por acá —sonrío suavemente y dejó ambas cosas en la madera, apuntando hacia atrás de ella. Se fue, dejándolas solas y suspirando porque realmente no sabían cómo se tomarían esto los reyes Im o las Myoui presentes.
— Oh, agua —la omega Kang, ignorando el hecho de que deberá explicaciones después. Se levantó, fue por el pastelillo y el vaso de agua, llevándolo a con la alfa— Tome y ponga la mano aquí —le dió el pastelillo para que lo cuide y tomó la mano lastimada para limpiarla con agua— Solo se necesitan una venda porque no deja de sangrar.
La princesa Joohyun, quien había estado mirando la preocupación y ayuda de la omega, reaccionó y sacó de su bolsillo la tela que la guardia antes le había dado, y ella por distraída, no utilizó.
— Esto —la omega Kang lo tomó enseguida y limpió con el agua una vez más para luego hacer presión y vendar la palma de la alfa, cerrando más bien el pequeño sangrado que había— Parece muy bien —sonriente, dijo y volvió a su dedicación de abrazar a la omega, ya que ahora no la mancharía— Estoy tan feliz de que estés bien —repitió.
Tantos meses estando entre devastación y esperanzas escasas que provenían de el fondo de su ser, fue mucho que soportar y sobrellevar. Joohyun realmente parecía explotar en felicidad allí y en ese momento.
— Princesa Joohyun, ¿cómo me encontró? —Seulgi, después de un pequeño silencio, le dió por preguntar. Era una cuestión que ya tenía pero que las cosquillas de antes le impidieron preguntar.
— Dime 'Joohyun'... —la alfa le respondió con otra cosa— O 'Irene', me gustaría más —pensó un momento, mirando un poco el cielo y luego devolviendo su mirada al cabello cafe oscuro que le hacía cosquillas en su quijada— Solo seguí tu aroma, de alguna manera porque es muy escaso y estoy segura que tienes supresores —la omega rió, asintiendo por el tono confuso de la princesa Joohyun.
— Irene —la llamó, llamando por completo la atención de la mencionada. La alfa se puso casi recta, y Seulgi podía jurar que parecía un lindo perrito con sus orejas alzadas, atento y concentrado. La omega Kang negó con una sonrisa en el rostro, solo acercándose y devolviendo el abrazo lo más que podía.
#♡>☆
— Creo que han tardado mucho —Mashiro, un poco inquieta, comentó hacia su prima omega— ¿No debería buscarlas? —preguntó en un susurro.
— Voy a aprovechar para caminar. Voy yo —la princesa Im, se levantó tendiendo su mano a su novia. No podía decir que no estaba preocupada, pues estaría mintiendo ya que realmente estaba preocupada por su amiga omega Seulgi— ¿Vienes? —le preguntó a Mina, quien se veía un poco perdida pero quien asintió.
Mashiro, las miró irse y suspiró. Se sentía inútil allí, ya que había ido principalmente para cuidar de la protección de la princesa Kang, pero ni eso estaba haciendo. Solo pudo quedarse allí, sonriendo por lo tonta que estaba siendo Haru al querer molestar y llamar la atención de Hikaru.
— Has estado un poco perdida, Mina. ¿Estás bien? —para nadie era desapercibido que la omega más popular de la familia Myoui estaba un poco extraña, ida en su mundo mental— En lo que pueda ayudarte, estaría bien.
Mina dudó, suspiró y parpadeó repetidas veces. Se cuestionaba si realmente debería soltarlo o solo callar y no preocupar de otras cosas a su novia. Se acercó a la alfa, tomándola desprevenida cuando la tomó de una mejilla y la inclinó para besarla.
Nayeon le correspondió al instante, tomando la mano que estaba en su mejilla para acariciarla, y dejarse llevar por los besos de su novia. Pero no olvidaba el tema.
Cuando se alejó, pudo ver aquellos ojos, que tanto le gustaban, hacia abajo mirando al suelo o solo centrándose en la nada. Esa no era la Mina de hace unos días, esa era una Mina con algún problema grave que la desconcentra en cada actividad de su día a día.
Nayeon quiere ayudarla con ello.
— Me estás desconcentrado del tema —susurró la alfa, pero no hacía nada para alejar a su novia de ella, sino que una mano llegó hasta la cintura de la omega y la acercó.
— Primero vamos —le dijo, arrastrandola de la mano por los pasillos, intentando ver por algún lado a la joven Yeri y a la princesa Seulgi.
La alfa Im prefirió mantenerse en silencio, sólo rompiendo ese silencio cuando preguntaba a caballeros sobre si habían visto a dos omegas por allí. Cuando no encontraron nada en los primeros cinco minutos, Mina paró un momento, ocasionando que la alfa también parara su caminata.
Estaban en un pasillo desolado.
— El día del festival del Día de las Flores del Sol —la omega comenzó a hablar, confundiendo a Nayeon, quien se preguntaba si tal vez Mina estaba un poco ebria por la bebida que tomó hace un rato. Ni siquiera debió tomarla, al ser menor de edad todavía— Cuando encontramos a el príncipe Kang. ¿Recuerda? —la alfa asintió— Ahí con el príncipe Kang, estaba alguien que conozco. Tengo clases de baile porque me gustan, con un maestro de quien me hice amiga.
Ambas empezaron a caminar, mientras la menor estaba pensando en sus palabras.
— Su nombre es Park Sunghoon y viene del reino Jang, le confiaba varias cosas porque me inspiró confianza... —Nayeon tatuó ese nombre en su mente, asegurándose de recordarlo— Pero hace unos días ya no confío en él, porque lo miré hablando con el príncipe Kang. Solo escuché parte de la platica y no sé cómo ver la interacción que tuvieron —suspiró, tallando un poco su rostro y dejando ver su expresión cansada, demostrando que la otra expresión perdida era un esfuerzo para no dejar ver que estaba en un problema.
Mina realmente podía tener soluciones para muchos problemas, pero tiene algunos internos que quiere resolver por sí misma y no podía sola o sin un poco de ayuda.
Nayeon vió eso.
— ¿Debería mandar a investigarlo? —cuestionó la princesa. Tampoco sabía muy bien qué hacer con ello. Mina negó de inmediato.
— Me encargaré de hacer eso yo. No quiero que pase a más oídos. Está bien —y lo decía con una naturalidad que Nayeon casi creía, pero eso era mentira. No estaba bien. Hacía a Mina desconfiar.
— ¿Quieres que te diga algo que pienso? —cuestionó en un susurro, tomando la mano de su novia solo para mirarla directamente a los ojos.
Mina asintió, atenta a lo que diría.
— Pienso que puedes con muchas cosas por ti misma —comentó, mirando al suelo y luego el rostro de la omega— Que eres una chica que realmente puede con todo pero a algunas cosas se tiene que pedir ayuda y estoy totalmente dispuesta a dar esa ayuda con tal de que estés bien.
Las simples palabras de apoyo podían hacer que Mina quiera saltar allí mismo, aún cuando no tenía ni energía para casi nada.
— No voy a cuestionar el por qué quieres hacerlo sola, porque es tu decisión y tengo que respetar aquello... —bajó la mirada, un poco pensativa— Pero tampoco voy a dejarte con la única opción de hacerlo sola, puedes decidir también contar conmigo para lo que necesites... porque soy tu novia y próxima esposa... Y aquí siempre estaré —terminó de soltar todo lo que quería que su novia supiera.
Quería con fervor que Mina tenga en mente que tenía su apoyo, que tenía su presencia a su disposición para lo que necesite cuando quiera. Que estaría dispuesta a ayudarla incluso si la necesitaba de urgencia de madrugada o en un día ocupado. Deseaba que su novia pudiera contar con todo lo necesario.
Y diría algo más si no fuera porque dos manos fueron serpenteantes hasta su nuca y inclinaron su rostro hasta que unos labios chocaron dulcemente con los suyos, en un suave beso que no esperaba pero que sí deseaba.
— Eres todo lo que quiero y necesito, Nayeon —sobre sus labios, Mina le susurró con un sentimiento que dejó a Nayeon solo deseando más, pero ambas sabían que estaban buscando a alguien y no era el mejor momento para estar allí— Vamos.
En solo unos minutos, la joven Yeri fue encontrada por un pasillo. Ambas novias habían preguntado varias veces hasta llegar con el paradero de la omega y no pueden decir que no se alteraron cuando no vieron a Kang Seulgi.
La omega Yeri, puso un dedo sobre sus labios, silenciando a ambas chicas que llegaron, y luego les apuntó a la escena en la que estaba concentrada.
Nayeon y Mina solo pudieron verse entre sí y luego ver hacia el campo de entrenamiento, notando la dulce escena que se mantenía intacta y muy ajena a sus presencias.
Kang Seulgi, junto a Bae Joohyun... Ambas estaban ahí en las gradas. La joven Yeri no sabe en qué momento la princesa Kang se fue a sentar en las piernas de aquella alfa, pero sí sabe que estaba realmente feliz y cómoda allí. Parecían hablar animadamente, mientras la alfa sonreía en grande y la omega solo reía tímidamente de lo que le estaba contando.
Eran tan cercanas allí, sin importarles qué estaban haciendo realmente, sino importandoles del cómo disfrutaban el hermoso momento. Joohyun por fin feliz que desde hace meses y Seulgi sintiéndose, de alguna manera, como nueva.
Ninguna de las tres que estaban mirando la escena tenía que decir palabra alguna, pues estaba claro lo que estaba pasando debajo de la luminosa luna llena.
Estaba bastante claro como aquella luz que iluminaba la mejor escena de teatro que podía dar espectáculo ese día.
Una pareja se estaba reconociendo.
Un poco de Seulgi y Irene juntas, aparte de que tendrá algo que ver en el futuro. Porque una princesa más uniéndose, es un reino más uniéndose a la lucha.
Describir fue solo extra porque sí.
Y prepárense porque hay calma antes de la tormenta, verán en el siguiente capítulo a lo que me refiero.
Después del 30 ya viene el drama ;]
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