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- Enfrentamiento (Juego) ¹⁴

Mina, después de tener la "bonita" charla con el príncipe Kang, se paró firme con la mandíbula apretada en la puerta del jardín, mirando a sus dos primas; Haru e Hikaru Myoui. Estas la miraron inmediatamente pero Mina salió corriendo hacia donde estarían sus padres. ¿Estaba enojada? No.

Estaba furiosa.

Hikaru y Haru sin explicación a las demás salieron corriendo, mientras Nayeon con una tremenda preocupación las seguía. Había visto y escuchado que la omega había ido a hablar con el príncipe alfa Kang, le preocupaba que la haya hecho algo, por más que supiera que la omega puede matarlo sin problema.

Mina llegó azotando la puerta asustando a los reyes y a sus padres.

Afortunadamente, solo ellos cuatro estaban allí.

— ¿Cuándo me iban a decir que estaban en guerra con el reino Kang? —bruscamente los interrogó acercándose quedando a un metro de su padre quien no encontraba palabras, le había sorprendido la entrada y pregunta de su hija tan repentina— Me tuve que enterar por el príncipe Kang que estaban en una posible guerra, y ustedes, siendo que debía saberlo, me lo ocultaban —no pensaba mucho en el momento.

— Ah, emm. Mina, espera. Esta-... —Hinata fue interrumpido.

— No, nada de espera. Me explicarás, porque apenas llegué, pero es algo que tengo que saber —su padre la miró un poco alterado, no sabiendo qué exactamente decir y su madre desde que llegó había quedado mirándola perdida. Los reyes no se metían.

— Solo has estado un día, y un malentendido pasó hace ocho años, no hay posible guerra. Solo fueron amenazas que se calmaron con los años —Akane había sacudido su cabeza y habló con voz suave, intentando calmar a su hija pero ésta solo enfureció más.

— Sí, y por eso hay infiltrados todos los años también —sarcásticamente dijo— Lo saben desde hace ocho años. ¿Estar en la isla también contiene ocultarme eso? No es algo que ocultarne. Es grave, Hinata —no le hablaba como padre, le hablaba como el actual dirigente de la familia Myoui. El hombre alfa se paró firme y esta vez tampoco le hablaría como si fuera hija, le hablaría como la próxima reina e intentado dar a entender su punto.

— ¿Podría decirme cómo se enteró de esto? —le habló con cortesía intentando no hablarle de alguna otra manera. Suspiró.

— El príncipe me pidió hablar en privado. Me propuso matrimonio pero antes de eso —recalcó callando lo que diría su padre— Me dijo que, cómo yo ya sabía, Kang Seulgi fue rechazada por los reyes como esposa de la princesa Im y entonces su padre estaba dispuesto a una guerra —era la segunda vez que los reyes quedaban sin palabras con la omega— Y entonces para evitar la guerra tenía que casarme con él. Sacó algunos temas más y acabó ahí —finalizó pero nadie le decía nada.

Nayeon, quien ya había llegado atrás de Hikaru y Haru, -y que tampoco sabía sobre lo de Kang- , miró a sus padres con desconcierto mientras no sabía qué pensar a lo de Myoui. No se esperaba nada.

— Nosotros-... Eh-... No pensábamos que sería importante —Hinata le aclaró pero Mina no podía creerle.

— ¿No importante? Es el reino Kang, no otro más calmado. Kang es descontrolado e impulsivo, y atacaría con cualquier excusa. ¿A eso no le ves importancia para alguien que supuestamente tomaría tu lugar en la caballería? —sus palabras eran rápidas, apenas podía dejar pensar a su padres porque no daba lugar para comentarios entre sus palabras— Supuestamente me van a casar, eso me convertiría en reina. Hay responsabilidades que tengo que tener y saber desde antes —duramente comentó.

— ¿Supuestamente? No es como si no quisieras comprometerte con la princesa Im, Mina —Hinata ya se había enojado, palabras rápidas y apenas tiempo para pensar no lo hacían calmarse.

— Exacto, no es como si no quisiera. Entonces lo seré, y eso a parte de felicidad, me trae deberes a los que tengo que dedicarme, centrarme y, principalmente, enterarme —suspiró tomando más aire para luego exhalar— ¿Cómo tomaré ese lugar si no me entero de lo que está pasando desde hace ocho años? —preguntó no recibiendo respuesta. Solo una mano en su hombro la distrajo que la hizo voltear y era Momo a su lado estaba Sana mirándola con preocupación.

Suspiró y miró a su padre.

— Esta vez se sinceró conmigo ¿Toda la familia lo sabe? —silencio.

— ... Los menores de quince años actualmente, no —fue Akane la que respondió.

— ¿Los obligaron a que me lo ocultaran? —otra vez un pequeño silencio.

— ... Sí. Estabas en una isla, Mina. Queríamos que la pasaras bie-...

— Eso no es excusa para que no se enterara. ¿Entonces por qué no me lo dijeron a mí? Yo estando aquí —fue nada más y nada menos que la princesa Im, que salía duramente diciendo con le ceño fruncido— ¿Cómo no entender su enojo? Es entendible, posibles muertes y más cosas podrían venir. Como futuras reinas tenemos que enterarnos de algo así... y mucho más si es de un reino como el de Kang —avanzó unos pasos hacia los reyes.

Nayeon, quien ya había procesado un poco, podía entenderla. ¡Ambas serían reinas! Apenas lo supo hace un año pero entendía que Mina sería reina con ella, tenían que saber cosas del reino porque en pocos años llegaría la coronación, y toda responsabilidad caería en ellas dos. Tomar decisiones, dar el bien para el reino, cuidar de el pueblo, cuidar de sí mismas, posibles ataques inevitables... posible pérdida de la guerra.

Mina, no pudo ni siquiera poner su mirada en la princesa Im ya que seguía muy enojada con su padre como para despegarle la mirada.

— Deberíamos descansar, Mina —le susurró Momo a su amiga omega dando algunas palmadas en su hombro— No haz dormido mucho. Mañana podrías enterarte de todo con detalle, cuando despejen la mente todos —aconsejó recibiendo un asentimiento y un suspiro de la omega pelicorto.

Se suponía que sería un buen día, pero tenía que estar Kang allí.

— Bueno. Es mejor que nos vayamos a descansar todos —fue el rey quien alzó la voz.

Descuidadamente, Yoo y Kim al querer calmar a la princesa alfa, habían escuchado todo. Afortunadamente, los reyes estaban seguros que no dirían nada. Efectivamente, ambas chicas solo se miraron y se llevaron a Nayeon a su habitación para que durmiera un poco.

Lo mismo pasó con Mina, que con compañía de Sana y Momo -quienes la invitaron a dormir juntas- se fue a dormir, ya que la noche anterior solo durmió dos horas y había pasado por un cansado día.

Y como todo los años, los reyes invitaron a Myoui a quedarse... y como casi todos los años, los Myoui aceptaron.

#♡>☆

EN OTRA PARTE DEL REINO IM - HORAS DESPUÉS.

— Mami, por favor —pedía la niña de seis años a su madre omega mientras saltaba, haciendo un berrinche por lo que quería.

— No, pequeña. Ya es hora de dormir, y no se discute —trató de calmar a su hija pero ésta, enojada, salió por la puerta trasera de su casa en busca de su cachorro.

Le haría caso a su madre de irse a dormir pero con compañía de su perrito, su perrito siempre la calma.

La pequeña niña fue con brazos cruzados y un puchero en busca de su perrito al patio trasero. El gran patio no tenía valla ni un cerco así que se podía ver un río a los metros, la pequeña niña tenía prohibido acercarse y sus madres siempre custodiaban eso, pero ahora su perrito estaba cerca del río, ladrando a algo que no pudo enfocar bien por la oscuridad.

Después de una gran fiesta familiar -cosa que comúnmente hacen los habitantes para honrar personalmente a Myoui- , era madrugada, posiblemente las tres o cuatro y en algunas horas amanecerá.

— ¿Moonnie? —llamó a su pequeño perro pero éste no hacía caso, mientras le ladraba a algo cerca del agua— ¡Mami! ¡¿Puedes traer a Moonnie?! —el enojo hacia su mamá se fue y rápidamente fue para traerla de la mano— Mira, mira. Allá está Moonnie.

— ¿Qué? Vamos a dormir. Moonnie se puede meter por su puerta personal —la voz de la señora estaba adormilada, no podía entender cómo su hija tenía energías a esas horas de la madrugada— ¿Si voy por él, te dormirás? —un asentimiento efusivo de la niña— Bien.

Fue poco a poco intentando ver en la obscuridad y tomó al pequeño perrito que seguía ladrando y ahí fue cuando la mujer vió otra cosa a un metro del lago que la dejó estática.

— ¡Yong, llama a tu mamá! —pidió alertada la mujer a su hija que desconcertada asintió y fue a llamar a su madre alfa.

Y es que la mujer reconoció a la cara.

En segundos, llegó otra mujer más alta que en cuanto la vió, la ayudó a cargar a Kang Seulgi omega a su casa.

Tenía sangre en la cabeza, y el vestido... su vestido también tenía raspones y rasguños mientras otras partes estaban abiertas. Descalza, obviamente no tenía su pequeña corona, su cabello estaba desordenado. Pero estaba dormida, o más bien, estaba inconsciente.

Parecía peso muerto.

#♡>☆

En unas horas más, el sol salió. Y, junto a muchos animales que hacían ruido, estaba Aiko, el medianamente grande perro en busca de su dueña Haru.

¿Y Haru dónde estaba? Todavía en le castillo Im esperando que sus primas se levantaran. Era temprano, las seis y media de la mañana, no las culpaba por no despertarse todavía, a parte de casi no dormir por lo que pasó la noche anterior.

Myoui Haru caminaba por los pasillos en busca de cualquier cosa, había sectores a los que no podía pasar pero suponía que había cosas que la familia real tenía ocultas, personales.

Y así distraída, llegó al campo donde muchos caballeros entrenaban desde temprano.

Hoy no era diferente, habían decenas de caballeros entrenando entre ellos y otros practicando solos.

Decidió acercarse a unas gradas donde la parecer a veces descansan. Había sombra aunque el sol no estaba muy intenso a esa hora. Había un poco de ventisca que la hizo quedarse cómoda, observando. Todos cometían errores, algunos pequeños y otros más notorios; el agarre de su espada, al posición de sus pies, la dirección donde golpean, pero por algo era practicar y entrenar. Al parecer, eran principiantes.

Decidió por desaburrirse yendo de nuevo hacia las habitaciones, encontrándose cara a cara con Hikaru quien también iba a abrir la puerta.

La beta chilló asustada haciendo que una carcajada limpia saliese de la omega.

— Pensé que era Kim, hace un rato vino a avisarme sobre el desayuno —se excusó Hikaru, aunque era verdad.

— Bueno. Encontré el campo de entrenamiento de los caballeros —insinuó pero Hikaru la miró con una ceja alzada, no entendiendo— Vamos a jugar un poco después, antes de irnos. El trío aquel también puede, quiero ver si me pueden ganar —hizo una mueca a la negación de Hikaru— ¿Por qué no?

— Mina debe estar muy abrumada con lo de anoche. Momo y Sana, no sé qué hicieron pero lograron que durmiera —sonrió— Pero vamos a despertarlas... si no es que Kim ya lo hizo.

— Tal vez. ¿Qué piensas sobre lo que dijo Mina? —sacó tema mientras caminaban hacia lo que ahora será habitación de Sana y Momo, la que les ofrecieron los reyes.

— Emm... Pues tiene razón en un modo, le ocultamos algo de lo que probablemente se hará cargo —pensó mirando alrededor— Se lo ocultamos porque pensamos que sería pequeño pero es el reino Kang, algo que ver con él siempre es grave —Haru asintió.

— Supongo que tío Nata no quería preocuparla y terminó por enojarla cuando se enteró de esa forma.

— Y también se lo ocultaron a la princesa Im, es mejor hablar de eso cuando todos piensen. Creí que empezarían a pelear en el comedor cuando Mina y tío Nata se miraban así —rió Hikaru— ¿Te imaginas una pelea verdadera entre Hinata y Mina? —Haru negó riendo

Las únicas peleas entre Myoui Hinata y su hija eran prácticas, Hinata va corrijiendo pasos o actos de su hija mientras ésta intenta atacarlo de alguna manera, siguiendo los pasos de su padre. Sería imposible que tuvieran una pelea real porque ninguno llega hasta ese límite de emoción. Saben controlarse.

— Cuando eso pase, Aiko se me muere y ese perro es inmortal —Haru quería creerlo, aunque el canino ya cumplía unos nueve años de viejo, seguía jugando y con energías.

— Ya hablamos de eso, Haru —la reprendió Hikaru. A la beta no le gustaba mucho que Haru tuviera un apego con el lindo perro.

— Sí, quedamos en que Aiko muere cuando yo muera —replicó seriamente la omega— Ya llegamos. ¡Hola, Kim! —no le dió tiempo a Hikaru de contestar porque de repente saludó a la sirvienta rubia que estaba a punto de tocar la puerta que da a la habitación de Minatozaki e Hirai— No te preocupes, nosotras las despertamos. Tienen el sueño pesado —aunque ni lo sabía pero quería despertar ella misma a el trío de amigas.

Dahyun las miró a ambas, luego a la puerta y por último, su propia mano.

— Entonces será mejor que entren —les mostró una llave— Llevo diez minutos tocando y nadie contesta. No quise entrar para no incomodar —al parecer, Haru había acertado.

Haru tomó la llave rápido y entró sin ni una pizca de vergüenza. La sonrisa que llevaba se le hundió, las tres chicas estaban casi inconscientes en distintos ángulos en una cama.

Momo llevaba con ella toda la cama al estar como una estrella en ella, Sana parecía otra estrella arriba de Momo pero en otra dirección y Mina... Mina era una bolita a una esquina de la cama mientras tenía un mohin dormida.

— Aww —y cuando Haru iba a tocar la mejilla esponjosa de la omega con aroma cacao, recibió un manotazo— ¡Auch! —se masajeó la mano.

— No la toques mientras está dormida, a parte de acosadora eres psicopata —Hikaru no olvidaba el toque desvergonzado que Haru había dado en su abdomen— Solo intenta levantarla.

La omega menor no podía estar más que feliz con la orden.

— Mina —llamó acariciando la mandíbula de su prima, al mismo tiempo que la movía del hombro— Mina-yah —volvió a llamar logrando que la omega se remueva— Linda —vió cómo abría los ojos— ¡Buenos días! —si no había despertado, ahora sí lo hizo.

— ¡Gusanos viejos, levantense! —Hikaru no iba a despertar con caricias y besitos a Sana y Momo.

Ninguna de las dos se inmutó.

— Hikaru, hazlo con amor —reprendió Haru.

— Pff, bien... ¡Cinco dulces para quien se levante más rápido y se aliste! —Haru la miró incrédula, más cuando Sana y Momo se persiguieron para entrar al baño primero— ¿Qué? —dijo ante la mirada de la omega— Se los voy a dar con amor.

Mina solo tallaba sus ojos y luego la veía con cara adormilada.

— Aww. Mira esa cosita —Haru, ahora que Mina no estaba dormida, tentaba libremente las mejillas levemente infladas por Mina.

— Esa cosita puede derrumbarte en una pelea, Haru —se burló Hikaru. Kim, al ver que las pudieron levantar, se fue silenciosamente a levantar a los demás.

— ¡Quiero ver eso! Por eso después de desayunar, iremos al campo de entrenamiento de aquí del castillo —no estaba pidiendo, estaba ordenando.

— ¿Qué hora es? —la voz adormilada de Mina sonó muy bajito pero ambas entendieron.

— Como las siete y quince o por ahí —contestó Haru después viendo como Mina tomaba la manta y volvía a acostarse en ovillo para dormir— ¿Y ahora qué?

— Mina, vamos a desayunar. Regresaremos a casa en la tarde y queremos jugar un poco en el campo —Hikaru le quitó de repente la manta recibiendo un regaño de Haru— ¡No, Haru! ¡Esto no se hace con amor!

— ¡Claro que no! ¡Se hace con delicadeza!

— ¡No se hace de ninguna forma, dejen dormir! —Mina se unía a reclamos, le habían quitado su manta— ¡Vayan a jugar por ahí!

— ¡No somos niñas como para jugar! —Hikaru reclamó.

— ¡Pero si me acaban de invitar a jugar! —Mina tenía un punto.

— ¡Me refería a entrenar! ¡Yo el digo jugar!

— ¡Es entrenar y no quiero! ¡Quiero dormir! —y parecían no poder levantarla de la cama hasta que llegó Momo.

— ¡Vas desayunar, gusano negro! —después en la habitación se escuchó unos chillidos y varias quejas de Mina, quien iba siendo sacada de la habitación, en los hombros de Momo. Kim, quien las esperaba afuera, las miró con extrañeza pero prefirió no comentar nada— Deja de patear.

— ¡Dejame en el suelo! —demandó la pelicorto— ¡No me he cambiado, estoy en pijama! —un dato más, del cual Momo suspiró y la bajó logrando que Mina cayera de pie y mareada.

— Parece ebria —susurró Haru a Hikaru viendo como, entre tropiezos, Mina entraba a la habitación para cambiarse.

— Si quieren ir, yo puedo guiar a la señorita Mina —Dahyun sugirió.

— Mejor, más rápido vamos al campo —aunque Haru quería esperar a Mina, también quería ir al campo a probar si en serio era tan buena.

Después de más o menos una hora, Mina acabó su desayuno y tardó mucho porque en realidad tenía mucha hambre y se había duchado. Por lo tanto, Kim tardó más acomodando la habitación mientras ella se duchaba.

La sirvienta Kim se había marchado para poder acompañar a Nayeon a algo sobre el pueblo según dijo.

Le llegó la noticia de un familiar Kim que le dijo que cerca del río a metros de la frontera habían encontrado a Kang Seulgi en malas condiciones. El familiar no le había avisado a los reyes porque no encontró cómo contactar con ellos y por lo tanto Dahyun les daría las noticias... junto a Nayeon, claro, ahora sí debía entrar en las cosas importantes que pasan en el pueblo.

En cuanto a Mina, ésta se fue a el campo donde solo quedaban algunos caballeros entrenando.

— Esto es parecido a la isla, solo que un poquito más grande —Mina comentó girando alrededor observando la cantidad de cosas que usan los caballeros, eran la mismas que usaban ella, Sana y Momo pero en más cantidad.

— Tío Nata quiso hacer lo mas parecido todo para que acostumbres. En casa también hay uno pero más pequeño —Hikaru entraba por completo llamando la atención de algunos que estaban entrenando— Si no quieres ser abordada con mucha educación, coqueteos y demasiada amabilidad intencional, tapate la cara —le aconsejó pero en menos de un minuto Mina se había puesto en una parte del campo donde muchos la vieron y de inmediato se inclinaron.

— ¿Myoui Mina? —exclamó una en alto de la sorpresa. Todos estaban al tanto que se habían quedado en el castillo pero no sabían que les caería de repente la próxima dirigente Myoui, o por lo menos eso piensan todos.

— Emm... ¿Sí? —y pues Mina, siendo Mina, no sabía porqué tanta atención o asombro hacia su presencia.

En minutos, mientras Sana, Momo y Haru "jugaban" un poco, Hikaru rodaba los ojos por la atención boba de los y las alfas que miraban a su prima con admiración... ¡Mina solo estaba comiendo un dulce, sentada infantilmente!

Aunque le enorgullecía que su prima fuera tan buen reconocida como para ganarse esa admiración.

¡Iugh! ¡Eso no quita el asco cuando ve la baba cayendo de alfas! Que bueno que le gusta una omega...

¿Cómo?

— ¡Vamos a hacer una competencia, Momo, Sana! —sus pensamientos se interrumpieron cuando una Mina emocionada se paraba de un salto— Como la primera que hicimos con Hikaru —masticando un dulcito les dijo. Sana y Momo, quienes habían estado practicando con dos espadas de madera y a veces pegando a Haru, la miraron y asintieron.

— Pero se apuesta dulces —condicionó Momo, ella quería tener motivación— Una bolsa de dulces.

— Lo que sea. Puedo traer de la cocina, ahí hay muchos —Hikaru conocía el castillo al derecho y al revez, incluido donde estaban muchos objetos, y en este caso, dulces— No hay mucho sol, es perfecto —había uno leve pero por la mañana no hacía mucho de calor, había incluso viento.

— ¿Cómo sería? ¿Puedo estar? —Haru ya esperaba el momento de pelearse con Mina, en buen sentido de la palabra.

— Claro. ¿Estarás, Hikaru?

— Ni lo dudes, desde hace mucho quiero dejar comiendo tierra a Sana y Momo —comentó la beta, acercándose a las cuatro contrarias.

— Mina nos vengará de esa vez, ¿verdad, Mina? —Sana dijo.

— ¿Eh? Sí, no exactamente pero no quiero discutir ahora. ¿Trajiste eso porque sabías que haríamos algo así? —preguntó la pelicorto cuando Hikaru sacó una pequeña bolsa con polvo, supresor.

— Sí, ya lo esperaba porque Haru quería verte mucho entrenando —el polvo era de un fuerte color morado.

Había diferentes colores, por ejemplo, el rosa, amarillo, o azul. Diferentes funciones y límites.

En Myoui, el morado lo usaban más para ocultar el olor y disminuir los gruñidos de los alfas, porque también da con esa función; podía hacer que gruñir para intimidar o usar la voz de mando se volviera imposible por unas horas. En omegas se hacía imposible el usar su voz más dulce, la voz menos conocida porque pocas veces se puede hacer, se necesitaba dedicación y esfuerzo para que la voz de omega salga a la perfección; esta se usaba para calmar o seducir a su pareja -mayormente alfa- y para lograr tranquilizar a niños, mayormente crías muy menores.

El líquido no dañaba de alguna forma a la persona que lo tomase, a menos que use mucho polvo en muy poca agua, podría traer consecuencias permanentes o muy duraderas. Por eso, lo supervisaba mucho el dirigente Hinata, pero como ahora no está, Hikaru lo haría.

— ¿Me podrían dar un poco de agua, por favor? —pidió Mina a los y las caballeros que estaban allí y no se necesitó más para que muchos alfas la atendieran intentando que tomase de la suya.

— ¿Les digo que Mina ya tiene a alguien o dejo que se ilusionen con la atención que les da? —Hikaru, junto a las demás, observaba como se formaba una conversación entre Mina y varios alfas tanto hombres como mujeres que la miraban atentos a cualquier sílaba que saliera de su boca. Betas y omegas también estaban por ahí, menos cantidad pero allí, viendo a Mina.

¿No que solo iba por agua?

— Déjalos. Será su próxima reina y recordarán que intentaron cortejar a la gobernante mientras se avergüenzan —Haru también veía— ¡No se pase de lista! —le gritaba a una alfa que posaba una mano en el hombro de la omega, que inmediatamente la quitó con la mejillas coloreandose de un rojo intenso haciéndose la burla a sus compañeros.

Mina solo les seguía la platica mientras esperaba el agua que una alfa se ofreció a traer ya que se había acabado la de ellos al entrenar y deshidratarse un poco.

— Solo espera que Nayeon lo viera —Sana comentó con una sonrisa.

— ¿Por qué lo dices? —Momo no entendía.

— Porque es obvio que sí le atrae Mina, y Nayeon no fue entrenada para calmar sus instintos como a tú o alguien Myoui, ella podría dejarse llevar por su lobo si tocan fondo —Sana explicó mejor, sentándose como indio en el suelo a esperar que tontos alfas dejaran de distraerse y le dieran la preciada agua a Mina.

Aunque Sana no tomaba de eso, ni Hikaru, por ser betas y no tener nada que calmar, así que estaban bien así.

— ¡Mina-yah!, ¿ya está? —solo estaba a unos metros, pero Haru quería alejar de cualquier modo a su prima de aquellas alfas que miran tan encantadas a la omega— Tenemos que empezar porque en la tarde nos vamos —y así, por fin Mina regresó.

— La capitán me retó a un combate entre ambas —informó al llegar con tres vasos y una jarra de agua— Le dije que si me alcanzaba el tiempo, podía.

— Por la Diosa Luna, solo quiere una excusa para cortejar —se quejaba Haru— Le diré a tío Nata sobre este tipo de alfas —se prometió mientras tomaba el contenido del vaso que Hikaru acababa de darle— Sabe asqueroso y a la vez muy delicioso.

— Es una conbinacion rara, ¿no? Se usan ingredientes de muchas partes para poder hacerlo y el proceso es cuidadoso para hacer polvo que sea eficaz —Mina había escuchado de él, de su padre principalmente, que le explicaba algunas cosas.

— Sí. Por lo mismo a veces es escaso pero tío Nata se asegura de tener de sobra para en situaciones verdaderamente importantes... Hoy nos regaló un poco.

Con regalar se refiere a: esperar media hora en la noche hasta que un señor se durmiera y evitar hacer mucho ruido para ir a escondidas a por el polvito que las ayudaría al día siguiente porque querían jugar. Algo importante.

— Igual ya casi nos vamos, no alcanzarás a tener una pelea con ella —dijo Haru refiriéndose a la capitán que desde lejos veía junto a muchas más personas.

— Bueno. ¿Ya vamos? El campo es enorme —dijo Momo mientras comenzaba a caminar, explorandolo y discretamente anotando todos los lugares donde Mina podía esconderse.

— Bien, ya saben como va... creo. Se rinden si no pueden más. Todas contra todas sin alianzas. Eviten hacer alguna fractura o algo grave. Está permitido convertirse en lobo, pero no mordidas realmente graves hacia los contrincantes —esto lo dijo a Momo, quien es la única allí que es cambiaformas— Empieza cuando les grite, cada que saquen a alguien es un grito al aire y... diviertanse —todas asintieron a lo de Hikaru.

Hikaru asintió para luego trotar hacia otro lado del campo, Haru y Sana hicieron lo mismo y Mina se quedó en el mismo lugar ya que ninguna estaba cerca de ella.

Tenían que empezar desde lugares diferentes para no atacarse repentinamente desde al lado.

Momo ya había tomado lugar alto.

Solo con el grito de Hikaru avanzaron hacia el campo, había paredes entre otras cosas altas por lo que se perdieron unas a las otras en la dispersión de todas en él. Los demás alfas caballeros podían ver, más o menos, todo al subirse a las gradas con la emoción de ver una pelea admirable, como lo eran las chicas que estaban allí en el campo queriendo encontrarse para eliminar a la otra.

Mina era buena en cuerpo a cuerpo pero le gustaba más la agilidad y inteligencia de esconderse hasta atacar con algo inesperado, también era en lo que le iba muy bien. Así que, cohibida, se pudo esconder entre algunas ruedas y rocas gigantes que se usaban mayormente para practicar saltos y escalar.

Aunque la pelicorto sabía de más que las chicas sabrían dónde se esconderá, pero para eso estaba ideando otra cosa.

Hikaru caminó hasta la pared al lado contrario donde Mina se escondía y subió con facilidad a la punta, le resultaba bastante fácil ver a la distancia y cualquier movimiento sabría que alguna chica iba a estar allí.

Aunque sabía que se exponía al estar en lo alto y firmemente parada para ver a quien sea, pero ahora no importaba mucho ya que las únicas que la retarían de cuerpo a cuerpo sería Mina o Haru, sabe que Mina se escondió y Haru prefiere confundir a su oponente en igual de dar golpes.

Solo que olvidó que estaba permitido el ser lobo.

Una gran bestia que le podía llegar a la cintura o un poquito más, robusta, con bastantes músculos, dientes visibles, un pelaje medianamente largo y negro carbón. Eso fue la que le saltó por la espalda haciéndola caer y apenas poder amortiguar la caída con sus extremidades por lo impensable que fue la aparición de el gran lobo con colmillos y dientes afilados.

— ¡Agh! Se me olvido —se reprendió a sí misma por el error mientras la alfa cambiaformas se avalanzaba a ella, ya que había caído también y no de muy buena forma.

La alfa podía gruñir pero este gruñido no podía hacer ningún efecto en cualquier género, así que estaba permitido en todo el reino en general.

Afortunadamente para Hikaru, era todas contra todas.

Sana con velocidad se montó en el lomo de la gran loba y la hizo para atrás intentando derrumbarla, solo logró quitarla de Hikaru y que la bestia se sacudiera y saltara intentado tumbarla de su lomo.

La beta mayor se levantó en silencio y se apartó de allí un poco, prefería que se eliminara una entre ellas y luego pelear con la ganadora.

Ahora, desafortunadamente para Hikaru, seguía siendo todas contra todas y empezó a escuchar ruidos que la alertaban de cualquier parte a su alrededor. Sabía de sobra que era Haru.

Con notable desespero volteaba su cabeza mientras las quejas y gruñidos también se escuchaban de la pelea entre alfa y beta menores. Los ruidos a su alrededor no paraban y maldecía a Haru por ser tan buena confundiendo de que lado atacaría siempre, a veces eran piedras o hojas pisadas, pero luego se oían al otro lado y no sabía. Hikaru encontró más conveniente correr a los lugares altos, donde pudiera ver a Haru pero se encontró cara a cara con ella, había descubierto su pensamiento.

— Hola —esa voz tan dulce se podía confundir con inocente pero era totalmente burlesca y más por la sonrisita de lado que llevaba la portadora.

— Hola —Hikaru le respondió por pura diversión para luego ver a su prima omega menor abalanzarse y intentar encestar golpes en ella o derribarla.

Y en cuanto a Momo y Sana, la loba solo esperaba pacientemente a que Sana se rindiera ya que no tenía escapatoria y le estaba doliendo; Sana tumbada en el suelo intentando por lo menos ahogar un poco por el cuello a la bestia que tenía encima, mientras ésta apretaba cada vez más su cuello con su hocico, no estrangulandola en sí, sino solo dándole algunos pinchazos con sus dientes y apretando cada vez más para que se rindiera.

La beta intentaba patear pero sus piernas eran aplastadas y solo sus brazos hacían esfuerzo de quitar a la alfa.

La saliva de la loba caía por el cuello de Sana haciéndolo arder por las heridas abiertas que causaban los colmillos, eso ya le había pasado unas cuantas veces más en la isla pero no significa que no doliera, dolía mucho.

Momo solo esperaba las palabras mientras jadeaba en el cuello de la beta mirándola con ojos negros dilatados por la adrenalina que tenía al haber luchado con ella hace unos momentos.

Y en un minuto más fue cuando Sana no aguantó más ese ardor.

— M-Me rindo. Ya quítate —le dijo con voz ahogada dándole algunas palmadas en la cabeza a la loba quien se apartó solo para dar un larga lamida en la cara de Sana— ¡Pft. Asqueroso, Momo! —le había entrado en la boca.

La alfa le dió otra lamida en su mejilla, para luego irse corriendo dejando a la beta limpiando su cara con una mano y con la otra tocando su cuello que goteaba sangre, no mucha pero igual le seguía ardiendo.

— ¡Estoy fuera!

Gritó para que todas la escuchen.

— Tsk. Maldita loba, le apesta el hocico y más la saliva —se siguió quejando mientras iba a un lugar alto para ver la pelea, se sentó en una roca y pudo encontrar a Haru con Hikaru intentando derrumbarse.

Momo no estaba y Mina debía estar escondida.

— Diste buena lucha, para lo que he visto —una voz desconocida la hizo dar un saltito y hasta ahora que respiraba mejor se dió cuenta del agrio aroma a una alfa.

— Y recibí probar saliva de un lobo —se siguió quejando para luego decidir por mirar a la alfa que tenía una botella con agua y un trapo. La reconocía— Jeongyeon, ¿no? —la contraria la miró sorprendida un momento.

— Emm sí. Tenga —le dió el agua y el trapo, ahí Sana se dió cuenta que era para su cuello herido.

Y volviendo al campo, Mina y Momo parecían casi encontrarse.

Por qué Moonglight Sunrise es un éxito? Porque tremenda canción hermosa.

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