- El sentir de las noticias ⁴³
Hikaru en ese momento estaba perdida.
Se sentía de alguna manera mal, sus acciones la hicieron pensar menos, la hicieron delirar al punto de no pensar las cosas bien. Era dirigente, era la líder de una familia completa y ésta se desmoronaba cada vez más.
¿Cómo había podido permitir eso?
Fue elegida por su rendimiento, por su esfuerzo, por sus habilidades. Pero ella no sentía que todo eso fuera así. Ahora mismo ella cree que fue un error de la familia dejarla como la dirigente, porque si no lo fuera ahora no estaría con una espada estancada en el estomago y sangre en su boca.
Tal vez el que la hayan atacado de cinco, rodeando su cuerpo, no fue muy bueno para ella, porque cuando pensó que había terminado una espada arruinó en ella.
Inevitablemente pensó en Kim Dahyun, a quien ni siquiera pudo acercarse bien por su miedo a descuidar su puesto, a quien nunca más podrá acercarse porque ella sabe que esa espada le dañó mucho en su cuerpo, a quien quería mucho pero realmente no tuvo valentía de pedirle una cita.
Veía a su alrededor y cuando vió a una Haru en el suelo, sangrando de la boca y nariz, se preguntaba cuánto durará con ese dolor para cuando muera.
Cuando notó que no había más caballeros Kang, ni los propios Kang, vivos, suspiró y pudo cerrar los ojos para dejar de respirar. Sintió el verdadero dolor cuando se dejó caer y lo último que escuchó fue su nombre ser gritado, pero ahora no tenía fuerzas para responder como siempre.
Se fue pensando que era una decepción, un error, e incluso, una persona poco digna de estar en la familia.
Todo lo que no era.
Hikaru allí murió, al lado de una alterada Momo.
Sana apenas y podía levantarse, pero no fue impedimento para que Momo la haya llevado hasta allí, donde se arrastró hasta Haru porque fue el primer cuerpo que miró, mientras Momo iba hacia Hikaru.
— Haru... —la llamó, notando como la omega la volteaba a ver con una pequeña sonrisa asomándose por sus comisuras de los labios.
— Sana~ —y aunque trató de sonar alegre y emocionada, estaba tan débil que a su dicha se ahogó un poco por la sangre en su boca— L-Lo siento... por no... saludarte bien. De-Debería abrazarte —dijo escupiendo un poco de sangre hacia el lado opuesto a Sana.
La beta solo se acercó, y cuando miró las heridas en su pecho se alteró tanto, que desesperadamente buscó hacer presión en ellas. Haru débilmente la detuvo.
— Per-Perdí mucha... sangre... Espero pronto llegar con Aiko —mencionó a su perrito sonriendo como si ahora su pecho no estuviera desangrándose— Jugaré más con él.
— No, no, Haru. Estarás bien. Todos estaremos bien —Sana se convencía mientras buscaba cualquier forma de parar el sangrado.
Haru la ignoró.
— O con Yuqi —siguió recordando más, con solo Sana escuchándola— Le diré que su gatito Kira está muy bien cuidado por Kai... También le diré que Kira es mi otro animal favorito despues de Aiko... porque es verdad —Sana dejó de hacer el intento para parar el sangrado, mientras se recargaba en el hombro de Haru, llorando.
La beta se aferró al brazo de la menor, mientras sus sollozos no parecían parar. Las palabras de Haru tampoco.
— Veré si a-allá se pueden tener citas... porque invitaré a Mashiro a una —Sana la miró inmediatamente. ¿Mashiro había muerto? Sus lágrimas se intensificaron— Le haré un b-berrinche... del por qué se fue cuando yo me hice ilusiones cuando se había puesto mejor —jadeó a lo último, sintiendo el aire yéndose— Le diré a mi papá que lo extrañé y luego me enseñará más sobre animales... Tal vez conozca a mi mamá y allí pueda hablar con ella —jadeó de nuevo mientras su pecho pegaba un salto y su respiración se cortó de repente, pero luego se relajó respirando mejor.
— Hace... Hace un rato vi a Mina con Nayeon... así que estoy feliz de que... de que no voy a verla cuando me vaya... p-porque ella estará feliz con Nayeon —terminó apresuradamente de decir, solo para soltar un quejido y arquear su espalda, sintiendo un dolor en el pecho de nuevo.
— Haru... —Sana apenas pudo decir su nombre antes de que su llanto la ahogue.
Myoui Hikaru y Myoui Haru, habían muerto.
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Mientras Myoui Mina era tratada para no morir.
Nayeon en todo momento quiso quedarse junto a ella, tratando de tomar su mano pero por pedido a más doctores que llegaron, tuvo que salir de aquella habitación. El castillo Kang solo le traía más miedo de lo que pudiera pasarle a su novia.
Ya tenía en claro que murió una vez, ¿por qué estaba allí? No lo sabe, pero no soportaría que muriera esta vez.
— ¿Dónde está ella? —una Momo apresurada, con ojos rojos y respiracion agitada, llegaba. Cuando Nayeon iba a responder, pudo ver a Sana también llegando, arrastrando su pierna y también parecía estar destrozada.
— Me dijeron que son heridas profundas y que se desmayó por el cansancio, pero que hay más probabilidad que esté bien —respondió un poco insegura, era verdad pero ella no quería pensar en la otra probabilidad de que Mina no esté bien— ¿Pasó algo? —preguntó intentando distraerse, y también porque ambas amigas se veían destrozadas.
— El grupo acabó con Kang y eso... —Momo explicó cuando Sana sólo agachó la cabeza y se sentó en el suelo.
— Eso es bueno —la alfa Im comentó en voz baja.
— El grupo está bien, exceptuando que Hikaru y Haru... —Momo paró un momento— Se fueron... ya no están aquí, y... —no terminó porque carraspeó y se sentó en el suelo junto a Sana.
Nayeon solo les dió la espalda, se sentía temblorosa y no sabía qué pensar en ese momento. Pero no quería pensar, quería llorar, aunque no se dió esa libertad porque necesitaba noticias de su novia, necesitaba estar firme allí.
Pero pasaban las horas y ninguna persona que atendía a su novia salía. Se sentó junto a Sana y Momo cuando le dolieron los pies de tanto estar parada o caminando en círculos.
Minutos parecían ir demasiado lento para ella y prefirió no prestar atención cuando Sana rompió en llanto a su lado y Momo sólo la consolaba. Prefería no estar en eso porque el llanto le iba a contagiar y no podía llorar en ese momento que necesitaba estar mejor.
Esperó más, meciendo su propio cuerpo para calmar la ansiedad y los temblores que le recorrían entera.
Sus padres llegaron y le dijeron que tenían que ver algunos asuntos relacionados a el reino Kang, sobre el mando que tomará y como las cosas surgirán, pero Nayeon les dijo el estado de Mina y la dejaron ausentarse.
La princesa Son también se preocupó y quiso quedarse, pero Nayeon le dijo que fuera y le avisaría si había noticias. La princesa Kang fue devuelta al castillo Im junto a su pareja, la princesa Bae, y ahí Nayeon sólo se quedó junto a Sana y Momo para esperar.
Le dolió mucho la cabeza de tanto aguantar las lágrimas que se quedó adormilada, con la frente en sus brazos mientras estos se recargaban en sus rodillas.
Solo despertó cuando el ruido de la puerta la atrajo a la conciencia y de ahí salió un hombre. La alfa Im lo reconoció como uno de los doctores y se levantó de inmediato, notando de reojo que nadie estaba con ella en ese momento, tal vez Sana y Momo decidieron ir a ayudar en algún otro lado.
— ¿Cómo está Mina? —apresuradamente preguntó, soltando todo el aire que tenía dentro.
— Princesa, afortunadamente todo está mejor —eso le fue suficiente para suspirar un poco— Sigue inconsciente, aunque probablemente cerca de despertar, pero pudimos tratar sus heridas con éxito. La única grave es la del hombro, que tendrán que cuidar mucho por un tiempo hasta que sane completamente. La señorita Minatozaki Sana también la tratamos y, al parecer, su pierna quedará coja por unos meses, pero ahora también está en recuperación.
— ¿Podría pasar a verla? —todavía temblaba, sus labios y manos temblaban más que nada. Necesitaba estar al lado de Mina para calmarse, quería estar a su lado.
— Por supuesto, está en la primera habitación de la derecha, mientras que la señorita Minatozaki y Hirai están en la segunda. Pase con libertad, pero por favor no haga mucho ruido —la alfa Im no necesitó más para abrir la puerta y dirigirse a la primera habitación.
De inmediato abrió la puerta aunque la cerró con delicadeza para no hacer mucho ruido. Cuando miró a Mina acostada en aquella cama, con vendas, respirando con una tranquilidad que le transmitió más calma a Nayeon.
La alfa se apresuró a llegar a su lado para solo arrodillarse y tomar la mano de Mina, queriendo sólo estar un rato allí, admirando su tranquilidad y calma para disfrutar que después de tanto la omega podía estar tranquila.
No habían Kang que quisieran interrumpir sus momentos de paz. No había algo que interrumpiera a Mina en su descanso para recuperarse.
Apretó un poco su agarre y se recargó en la cama para mirar en una buena posición a su novia, admirar su perfil dormido. Nayeon se sentía como con la responsabilidad de cuidarla, de proteger sus sueños ahora que Mina dejaba en su cuidado algo.
Mayormente era Mina quien protegía. La hija del ex dirigente de la familia Myoui, ese título ya describía que buscaba proteger. Mina protegía, luchaba mucho, se mantenía firme, fuerte y indestructible, manteniendo a salvo a los de su alrededor con todos sus fuerzas.
Mientras que Nayeon era más infantil, juguetona, nerviosa, le gustaba recibir miles maneras de afecto por parte de su novia, le encantaba interrumpir siempre para verificar que su novia la eliga antes de todo -aunque no en exceso, porque sabe que está mal- , y es más vulnerable en sus emociones.
Pero Nayeon era la energía que le daba ánimos a Mina.
Siempre había sido así, Mina protegía y Nayeon le daba fuerzas. Se complementaban muy bien en ello.
Los papeles invertidos a como otros reinos lo veían, omega protegía y alfa acompañaba. Era irónico hasta cierto punto para cualquier reino ajeno a Im, pero para ellas mismas era completamente encantador.
Nayeon pensaba ciertamente que era fascinante, la forma en que amaba a Mina era fascinante.
Porque el corazón se le fue casi a la garganta cuando sintió presión en su mano y era una Mina despertando.
La omega sólo abrió un poco los ojos y volvió a cerrarlos por irritación. Movió primero sus extremidades, inevitablemente dándole un apretón a Nayeon cuando hizo aquello. Sus brazos empezaron a estirarse aunque el dolor que se alargó por sus extremidades le fue suficiente para informarle que no debía moverse, pasó lo mismo con sus piernas y pecho. Su respiración ya no fue tan tranquila, sino a una que demostraba que había despertado.
Apretó sus párpados y lo que captó al abrir los ojos fue solo el techo, pero solo bastó con bajar su vista hacia su cuerpo y ver su mano siendo tomada por su novia, quien tenía una mirada iluminada y preocupada.
— ¿Mina? —su voz le sonaba un poco lejana pero por cada vez que su nombre era repetido le fue más fácil distinguirla. Sus ojos fueron aclarándose más y miró como la alfa estiraba una mano, acariciaba su mejilla y acomodaba su cabello para detrás de su oreja— ¿Mina? —la omega sonrió como pudo, pero cuando abrió la boca sintió la garganta seca.
— Nayeon... Agua —fue lo único que se le ocurrió decir cuando se apoyó en sus codos para levantar su torso de la cama. Un dolor en el pecho la obligó a hacer una mueca pero una mano en su espalda la ayudó a levantarse sin mucha complicación.
— Aquí está —dijo la alfa ayudándola a recargarse en la cabecera para que no haga tanto esfuerzo. Acercó un vaso de agua a la boca de Mina, viéndola tragar sorbos grandes de agua mientras parecía cansada aún cuando acababa de despertar— ¿Está todo bien? ¿Te duele algo? ¿El pecho, el cuerpo, la cabeza? ¿Algo? —empezó un cuestionario mientras ella misma se alteraba— Llamaré al doctor de hace un rato. Espera —y se iba a ir si no fuera porque Mina juntó todas sus fuerzas, la tomó de la mano para jalar el cuerpo de la alfa hacia ella, dejándola arriba de ella superficialmente, y aferrarse a ella en un abrazo.
— Está todo bien. Sólo quédate conmigo más —cuando Nayeon quiso alejarse para no lastimarla, Mina se aferró mucho más a su cuerpo hasta que la alfa dejó de luchar contra eso y también la abrazó.
La alfa aprovechó que desde el abrazo podía hundir su rostro en el cuello de su novia, así que lo hizo para poder disfrutar de su aroma y de su calidez por el momento
Cuando alrededor de su cuello, miró un collar y capto lo qué era, ahí entendio el por qué Mina seguía viva aún cuando cayó del acantilado. Reconocía bien eso de sus estudios sobre la magia, un amuleto salvador.
— Me lo regalaron Taehyung y Yoongi —al parecer Mina notó que estaba acariciando la cadena, porque habló de repente. A Nayeon le tardó recordar quiénes eran esos— Solo Momo sabía sobre él y te lo iba a decir a ti, pero con todo lo que pasó lo terminé olvidando... Lo siento.
— Está bien. Estás bien, y yo estoy bien —Nayeon dijo apresuradamente, atropellando palabras pero Mina pudo entenderle y sonrió— Todo está bien, está mejor —comentó más lentamente, suspirando y terminando por sentarse en la orilla de la cama, para abrazar sin lastimar a Mina— ... ¡Pero ya no tienes mi marca! —su tono infantil y berrinchudo salió cuando se dió cuenta de ello. Es que quería por lo menos sentir la conexión con Mina y se dió con el hecho de que ya no tenían conexión fuerte de la marca.
Mina carcajeó por su cambio de actitud en tan poco tiempo.
— Podemos volverla a hacer, Nayeon —a eso, los ojos de la alfa se iluminaron en felicidad. Otra marca, otra vez esas hermosas sensaciones de estar conectadas.
— Pero la de antes era perfecta —susurró viendo el cuello de Mina, limpio y tan perfecto.
— Y la de ahora también lo será —prometió convencida— ¿Quieres hacerla ahora? —se dió cuenta de la mirada que tenía la alfa en su cuello, una mirada concentrada en la zona.
— Prefiero que te sientas mejor. Ya estás haciendo esfuerzo con sentir tu cuerpo seguramente muy adolorido como para que se le sume una marca —y era verdad para Mina, porque aunque lo ignorara, su cuerpo estaba con dolores ardientes y casi insoportables, pero ahí estaba hablando muy bien con Nayeon.
Aunque si Nayeon la quisiera marcar ahora claro que querría, no importaría si estaba abrumada de sensaciones dolorosas, una marca le sería bienvenida.
— Entonces cuando me sienta mejor, haces una marca —respetaría la decisión y conclusión de su novia, por ahora.
— Y quiero tener una tuya —simultáneamente a su dicha, la omega sintió un extraño pitido en los oídos que no la dejó escuchar por dos segundos. Mina hizo una pequeña mueca por la pequeña molestia y frunció el ceño.
— Perdón, ¿cómo dijiste? —preguntó mirando a Nayeon, quien se separó un poco y la miró también, con un poco de duda ahora.
— Que quiero tener una marca tuya —repitió asintiendo para sí misma, alegrandose cuando Mina sonrió alegre por sus palabras.
— Esa no la habíamos hecho —recordó frunciendo un poco el ceño, pero aún con una sonrisa feliz por la idea. Hacer una marca en el cuello de la alfa le daría aún más sensaciones y una felicidad extrema por saber que había tomado a la alfa como suya.
— Pero quiero —Nayeon le dijo.
— Entonces la tendrás —prometió acariciando un poco el cuello de la alfa solo como distracción, hasta que notó en el hombro una herida y se preocupó.
— Te amo —Nayeon le confesó dándole un beso en los labios que Mina apenas correspondió.
— Yo también te amo —sonrió devolviendole la muestra de cariño— Pero ahora dime, ¿por qué no has tratado esta herida? —tentó un poco la punta del hombro, donde Nayeon recuerda que Hinata la había apuñalado. Sólo con eso dicho y los dedos de su novia explorando por ahí, fue que Nayeon prestó atención a el dolor y se quejó— Puede empeorar, es mejor que lo venden. Después seguiremos charlando, ahora trae a alguien que revise si todo está en orden —le pidió, tomándola de las mejillas para darle otro pequeño beso en los labios.
— ¿Contigo o conmigo? —preguntó la alfa sonriendo por las muestras de amor que Mina le estaba dando en ese momento.
— Con ambas —le susurró acercándose para juntar sus labios en un beso más duradero.
Nayeon se preguntaba muchas veces de pequeña por que las parejas hacían eso, y ahora podía entender que era una demostración hermosa de amor. Un pequeño toque hasta uno más duradero era una muestra de Mina que le informaba y confesaba cada vez que la amaba, ese amor que crecía cada vez más.
Sólo que se separaron cuando Mina le recordó que vaya por alguien que las revise a ambas.
Cuando hizo aquello y en poco tiempo tenía una venda en el hombro, pudo quedarse sola de nuevo con su novia para seguir con lo suyo. Afortunadamente solo fue que el cuchillo atravesó la piel e hizo un agujero desde atrás hacia delante, pero no se escabulló por un hueso. Pero eso sí, tiene que tener cuidado con sus movimientos.
Emocionada y ansiosa, se sentó en la orilla para acostarse en las piernas de Mina. Con una libertad sorprendente si vemos al pasado y observamos cuando apenas se animaba a abrazarla. Nayeon recordó aquello, su primer abrazo cuando sintió que podía ser la persona más afortunada del mundo.
Ahora también lo sentía.
De repente ahí acostada recordó horas antes y frunció el ceño repasando.
— Oye, antes de caer inconsciente dijiste algo de una sorpresa —Mina abrió mucho los ojos, recordando— ¿Tenías una sorpresa para mí? —preguntó Nayeon al ver su expresión.
— Oh, pues... ¿Eso dije? —preguntó queriendo hacerse la tonta pero Nayeon asintió muy convencida.
— Sólo no lograste decirla porque te desmayaste. No lo había pensado hasta ahora que te veo adormilada. ¿Tienes sueño? —inconscientemente cambió de tema.
— Solo estoy adormilada, no tengo sueño. ¿Quieres que te diga la sorpresa ahora? —preguntó con un poco de nervios. No era que pensara que a Nayeon no le gustaría, pero es que el sólo decir la sorpresa le era tan especial que le daba nervios.
Nayeon asintió.
— Dijiste algo más sobre que me enojaría, creo. ¿Por qué me enojaría? Tengo curiosidad. ¿Qué es? —a eso los nervios de Mina aumentaron más, pues también sabía que Nayeon tendría una molestia.
— Bueno. Levántate un poco —Nayeon le hizo caso, acostándose mejor para poder mirar a Mina de una manera mejor. Se recargó en el hombro lastimado pero no le tomó mucha importancia y esperó— Dame tus manos —pidió y al alfa cedió de inmediato.
— ¿Y la sorpresa es? —cuestionó un poco impaciente la ver a Mina entrelazando sus manos con una lentitud que le gustó y desesperó a la vez.
— Tienta aquí —la omega llevó las manos de la alfa, junto a las propias, hacia su vientre donde las dejó extendidas para que tocaran. Estaba plano, sí, pero esperaba que la alfa entendiera la notable indirecta— Me gustan los cachorros —comentó cuando la alfa frunció en ceño confundida.
— Pensé que tu animal favorito eran los pingüinos —el comentario de la alfa la hizo suspirar. Era tan terrible para las indirectas. ¿Por qué no se lo decía directamente mejor? Mejor no darle tantas vueltas.
— Acaricia aquí —pidió Mina, guiando las grandes manos de la alfa para que acariciaran por donde sentía que estaba su hermosa sorpresa aunque muy pequeña y apenas formándose— ¿No entiendes nada, Nayeon? —la alfa negó soltando un 'Ah-uh'.
— Ammh. Bueno. ¿Quieres tener, eh... ? Bueno. Emm. ¿Quieres tener... ? —preguntaba mientras guiaba sus manos más abajo, llegando al inicio de la parte íntima, donde Mina se exaltó un poco y rió ante la cara avergonzada de Nayeon.
La alfa había interpretado las caricias como algo sexual.
— No. Bueno, sí. Pero no. Quiero, pero no ahora, ¿bien? —la alfa hizo un pequeño mohin avergonzado y asintió comprendiendo— Aquí —empezó apuntando a su vientre— Está la sorpresa —el rostro de Nayeon iba perdiendo la sonrisa leve y mostrando una expresión de sorpresa— Un cachorro, Nayeon —eso no se podía interpretar de otra manera.
— Un cachorro... U-U-Un cachorro —tartamudeó varias veces queriendo verificar lo que escuchaba.
— Hace poco estuvimos en la cama, luego estuve en tu celo, después te digo que hay un cachorro aquí. Es nuestro cachorro, Nayeon —dijo teniendo una gran sonrisa en su rostro mientras esperaba que Nayeon saliera de su sorpresa.
Un cachorro, un hijo, algo de ella y Mina... ¡Un cachorro!
— Un cachorro. Un hijo tuyo y mío. De ti y de mí —dijo apresuradamente, mirando directamente a los ojos de Mina y no encontró ninguna pizca de broma o mentira, simplemente era la verdad.
— Sí, Nayeon. Un cachorro. Un hijo tuyo y mío. De ti y de mí —repitió, colocando las manos de la alfa otra vez en su cuerpo, en donde la alfa ayudó más acariciando ahí con manos temblorosas, y tartamudeando un poco.
— ¿En serio? ¿Un hijo de nosotras? —siguió preguntando, intercalando su mirada con el rostro de Mina y hacia donde sus manos ansiosas acariciaban— ¿Aquí un hijo? —volvió a preguntar, sólo recibiendo asentimientos felices de Mina.
— ¡Un hijo, Nayeon! ¡Un hijo tuyo y mío! ¡Estoy embarazada!
Cuando sus padres le contaron que su padre quedó en dulce espera, le contaron que habían sentido que el mundo era de ellos. Le contaron que el mundo pertenecía a ellos y que fue lo más feliz que pudo pasarles.
Sintieron que eran la pareja más feliz de toda la tierra.
Pero Nayeon sabía que no es así, porque ella y Mina lo eran.
Sonrió como nunca lo había hecho y carcajeó feliz mientras abrazaba a Mina, sin llegar a lastimarla pero con una fuerza que le demostraba todo lo que sentía. Necesitaba demostrarle lo feliz que la hizo con la noticia.
Sus manos se alejaron del vientre de su amada, solo para irse a su espalda y abrazarla contra su pecho.
Ahora el enojo por dejar expuesto a su cachorro le fue inevitable, pero a cómo llegó, se fue. Estaba demasiado feliz como para regañar a Mina por poner ese peligro. Después de todo, ese peligro ya no estaba.
— ¡Te amo, Mina! —le dijo cuando se separó de ella y solamente volvió a acercarse para tomar sus mejillas y besarla como si nunca lo hubiera hecho. Un poco torpe pero Mina se encargó de controlarlo y seguir besandola. Fueron interrumpidas por las risas alegres de Nayeon, pero Mina también rió un poco antes de besarla y abrazarla, sintiendo como una mano de Nayeon bajaba y acariciaba su vientre.
— También te amo, Nayeon... O debería decir, su majestad —fingió un tono de educación exagerado, del cual Nayeon solo rió y la volvió a besar con toda la emoción que sentía en el momento.
Porque con su omega, con su amada novia, iba a formar una familia.
Resumen del capítulo: Tiste ------- Feli
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