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- Cita y coqueteos ²⁰

— Podríamos ir al que está en la zona privada. A parte de que no habrá incomodidades, hay muy buena comida —la princesa daba su opinión mientras el carruaje avanzaba, ya llegaba la hora de ir a comer. El sol había bajado considerablemente y había frescura incluso, todavía había personas que las veían al pasar por las calles. Bueno, veían el carruaje, ya que la cortina estaba cerrada y ellas podían estar bien dentro sin ser observadas por gente curiosa.

Solo Kim y Yoo las acompañarían, Hikaru insistía en ir también para cuidarlas por si alguien del pueblo quisiese pasarse de listo, pero Mina le dijo que podría cuidar sola. Y sí que podía, Mina daría su vida por la princesa o sus amigas y podría cuidarse a sí misma.

No sabían en qué lugar exacto ir por lo que el carruaje solo iba sin rumbo fijo, lento. Mina ya pensaba en algo pero no sabía si a la princesa le gustaría ir ahí, ya que está a la vista de todos y podía hacer muy obvio el futuro matrimonio.

Nayeon no conocía muchos lugares, solo pocos los cuales visitaba con sus padres cuando era más menor, hace más de dos años que no iba ahí por el problema con sus progenitores. Pensaba en más lugares, avergonzada porque fue su idea salir a comer pero no sabía a dónde y el castillo no era una opción, porque sus padres le iban a dar un regaño por salir sin guardias, y tampoco quería que la ragañaran con su prometida presente. ¡Eso sería más vergüenza! Del solo pensarlo, la hace sonrojar.

— Tengo una idea, princesa —se había olvidado un momento que Mina estaba ahí, pero es que el efecto de el polvo supresor que les dieron para ocultar sus aromas, duraría más tiempo. La princesa la miró casi reporchandole por llamarla princesa al estar solas — Nayeon, en la zona donde está la casa Myoui hay una tienda, conozco a la dueña porque es amiga de Hikaru y visité allí. Me gusta y tiene buen ambiente. ¿Quisiera ir? —Nayeon sentía la necesidad de sugerir algo ella pero con su prometida mirándola así, estaba totalmente a los pies de Myoui Mina.

— Está bien —sus palabras salieron solas, por sí solas satisfaciendose de la hermosa sonrisa que se formó en los labios de la omega y las medialunas que formaban sus ojos; era un ser precioso y su forma de ser era tan... tan encantadora, tan tierna y casi tenía siempre una pizca juguetona en los ojos oscuros.

— Se llama Dayeon, no estoy segura si conoce mucho aquí, pero por si acaso la conoce—ahí la princesa reaccionó, y es que en realidad sí reconocía esa tienda. Era una de las más famosas en todo el reino pero solo pocos iban por lo lejos y difícil que es tener un lugar dentro. Es realmente pedida y dona mucho dinero a las zonas de animales en recuperación, veterinarias e clínicas. A los reyes les gustaba ir mucho allí porque no era tan extravagante y en el aire se podía sentir comodidad, más para ellos ya que había una zona especialmente para presencias como ellos.

— La conozco, me gusta —no había necesidad en platicar más pero ella quería hacerlo, quería saber más sobre su prometida pero no sabía cómo preguntarle algo sin sonar de manera entrometida. Se dió cuenta que sus palabras sonaron mal, como si dijera que le gustara Dayeon y no era lo que quería dar a entender— No. Digo, me gusta al tienda, no la chica... pues, no es que ella no me agrade pero solo que no me refería a eso... sino a la tienda pero ella me agrada pero no de esa forma y... —no terminó. Tal vez daba muchas explicaciones, así que la omega la calló sentándose en sus piernas y acurrucandose en su pecho.

— A mí tambien me gusta la tienda y me agrada Dayeon —comentó la omega, ya tomaba más confianza en sus acciones. Nayeon pensó; si su prometida seguía haciendo eso, moriría de un infarto por su repentina confianza. Nayeon ya no tenía esa confianza y le asombraba lo bien que Mina podía acoplarse a la relación o situación en tan poco tiempo— Ahí comí por primera vez pizza y fideos picantes —a eso, la princesa Im reaccionó y la miró incredula.

Esos eran platos comunes pero Nayeon igual sonrió porque su prometida estaba empezando a hacer cosas por su gusto, a su tiempo. Pero esta vez le daría variante de platillos, quería mostrarle sus favoritos.

— ¿Te puedo comprar de mis favoritos? Quiero que los pruebes —primero preguntaba, no vaya a ser que la próxima reina omega ya tenga algo que pedir en mente y se le vaya el plan de pique.

— Me gustaría —asintió la omega. La princesa reprimió una gran sonrisa solo por la vergüenza que le llegó de repente al dar una mirada al cuerpo encima suyo, todavía le daba timidez el tema que malditamente tuvo que tocar su mejor amiga Yoo; herederos.

Solo al pensarlo le daban unas increíbles ganas de salir corriendo y esconderse en el más recóndito lugar sin que la encuentren, porque quería perderse en ese instante. Decidió salir de sus pensamientos para luego solo abrir un poco la cortina y ver le pueblo. El pueblo que ella gobernará y estará en sus manos para que vaya bien.

Siempre tuvo al responsabilidad, ella lo sabía. Asumió que tendría ese pueblo en sus manos para que siga como debe estar pero no quitaba el nerviosismo que sentía. El miedo a manejarlo mal, el terror que le tenía a no gobernar bien.

Pero podía mirar encima suyo a la omega, y sentía que tal vez, solo tal vez, podía gobernar bien al lado de ella. Pero solo tal vez, eh.

Pareció un instante para ambas, todo parecía ir más rápido en algunas situaciones que esperaban que vayan más lento. Les gustaría poder haberse quedado ahí en el carruaje esperando a que ambas se cansarán de estar en esa posición, aunque mucho sabían que era imposible que se cansaran.

Nayeon fue la que tomó primer paso afuera, sorprendiendo a la omega Mina cuando le tendió la mano y la invitó a bajar. Mina estaba pasmada porque eso debería hacerlo ella, ya que la princesa pues seguía siendo de la realeza y ella solo caballero Myoui, debe servirle en lo que desee por ahora al ojo publico, a su majestad. Pero la expresión impaciente de la princesa para que tome su mano pudo con cualquier cargo que tenía la omega Myoui.

Con una delicadeza casi extrema, la omega Myoui puso sus dedos solamente en la palma de la princesa, casi evitando que se toquen demasiado; todavía se le hacía una falta por ella misma no bajar primero y ayudar a la princesa.

— Esto debería hacerlo yo —le susurró discretamente, observando los pares de ojos en ellas, la hacía sentir avergonzada el no hacer un pequeño deber y tambien el hecho de todavía tomar la mano de la princesa.

— Me gustó hacerlo —le devolvió Nayeon, soltando con pesar la mano de su prometida y dejando que ésta la guíe dentro.

Kim junto a Yoo preguntaron donde podrían estar, solo para recibir de Nayeon que se sentaran y pidieran algo en una mesa cercana a la de ella y su prometida. Eso, ninguna de las dos sirvientas, podían hacerlo, no podian pedir algo y comer como si no fueran sirvientas.

Pero era algo que la princesa les ordenó, así que Yoo se fue con desconcierto más no Dahyun, quien realmente sabía que a su señorita le gustaba aparentar ser alguien normal de un montón; sí, a Nayeon le gustaba destacar y ser buena en cada cosa, pero como princesa le gustaba estar en el pueblo y parecer una chica común, comiendo con su prometida.

Kim sabía más que nadie, que una pequeña Nayeon siempre le daba horas libres a los guardias para que no llamaran tanto la atención y pudiera comer como una familia normal con sus padres. Obviamente esos tiempos se fueron y ahora estaba su prometida, pero era parecida la situación.

Dayeon, que casi enojada estaba haciendo alguna comida de la cual su padre le pidió ayuda haciéndola retrasarse, se emocionó cuando supo que Mina había llegado junto a la princesa Im. A parte de sus presencias de las cuales agradece que gusten de sus platillos, atrae a más gente.

— Bienvenidas y buenos días, princesa Im y señorita Myoui. ¿Tienen pensado en ordenar algo? —así que sin más, llegó a anotar sus pedidos.

Mina solo echó un vistazo rápido a la carta que tenía pegada en la pared, había cosas bastantes llamativas pero le dió el poder a Nayeon de elegir lo que comería, algo favorito de su gusto. No podía mentir que estaba emocionada, mucho, pero solo con una sonrisa camuflada que quería saltar de alegría por solo estar compartiendo una salida con la princesa Im, su prometida.

— Buenos días. ¿Se podría pedir lo que pedí la última vez? —Nayeon preguntaba, es que no lo veía en la carta y no recordaba cómo se llamaba.

— Por supuesto, recuerdo que fueron... unos fideos con carne y queso, un pastel de queso con almendras por encima y... —golpeteó con la pluma el papel que tenía en mano, pensando— Un jugo de naranja con un poco de limón... ¡ah!, y el especial — Nayeon agradecía la excelente memoria que poseía la chica, porque ella solo recordaba que estuvo bueno.

— Es eso y otro jugo —afirmó para luego ver a Dayeon apuntarlo.

— ¿Usted pedirá algo, señorita Myoui? —y aunque la llamaba por su nombre de pila, prefería hoy estar en formalidad. Mina negó sonriendo.

Quien sabe que era aquello que pidió la princesa pero se oía bueno, con el pastel de queso la convenció porque recuerda haber probado un poco cuando Hikaru le dió y era lo más delicioso que había probado en su vida, hasta le había guardado un poco a Sana y Momo porque tenían que probar algo tan bueno.

— Bien. En un rato le traigo el pedido —Nayeon agradeció y ahora no sabía qué hacer.

¿De qué debería hablar? ¿O no hablar? Casi le pedía ayuda a Kim pero esta ya estaba absorta en su platillo simple de un plato de sopa de pollo, más decente que Yoo, quien parecía haber metido la boca en el plato de la misma sopa. Pero bueno, al menos aceptaron comer algo.

— Creo que el pastel de queso lo conozco pero no sé cómo sabe con almendras —la princesa estaba aliviada que Mina siempre sacará tema de conversación y no sonara forzado o algo. Mina era tan buena.

— Solo le da algo más crujiente, al ser blando se mastica bien pero con almendras se me hace más bueno y también saben bien —Nayeon creía que era como ponerle a un pastel algunas frutas, pero las frutas son menos crujientes — Creí que pedirías algo, por si no te gustaba.

— Por ahora confiar en que me gustará, si no, puedo pedir algo —murmuró mirando la carta, eran cosas nuevas, que nunca había probado pero se promete en un futuro probar todo, si puede claro— En estos días he probado muchas cosas, pero todavía estoy en clases y eso no me deja tiempo —Nayeon vió la oportunidad para preguntarle algo de lo que tiene curiosidad.

— ¿Tiene clases? Perdone, pensé que ya no, al toda su vida recibirlas —Nayeon no había recibido tantas clases, solo las comunes y algunas adicionales y estrictas como princesa. Mientras Mina tuvo casi siempre, solo pocas veces podía jugar de niña.

— Las recibo de mi familia; mi padre me enseña todavía muchas cosas y aprendo más sobre las leyes, ya me las sé completas pero un repaso siempre es bueno —sonrió mostrando su dentadura, mientras Nayeon solo podía verla, sin importarle mucho que otros clientes las vean.

Estaban en una mesa común, donde cualquiera que venga al puesto se puede sentar, pero nadie se acercaba. Nunca lo hacían cuando los ven ahí estando como cualquier otra persona, pero sí son muy curiosos y no paran de mirar.

Para la princesa, eso ahora no importaba, ella quería tanto ver a Mina y ahora no se resistiría a apreciar cada gesto, le encantan todos. Mina no estaba diferente a Nayeon, la pelicorto estaba muriéndose por dentro mientras sentía la mirada directa de la princesa en su rostro, solo que fingía no notar la indiscreta mirada y a veces le sonreía haciendo que la princesa volteara la cabeza sonrojada.

Tan avergonzada que prefirió sacar algún tema.

— ¿Ha visitado muchos lugares? No salgo mucho así que no la he visto o he escuchado de la gente que salga. Me da curiosidad cuáles les ha gustado —comentó la princesa Im, le daba curiosidad cuáles le gustaban porque quería llevarla alguna vez.

— ¿Mmh? —la pelicorto alzó la vista, el rosado coloreando de sus mejillas, y apretó los labios, pensando— Bueno, no tengo uno elegido como favorito, pero me encanta la plaza del sur —Nayeon la pensó un momento y sonrió, recordando cuando fue con sus padres a jugar cuando era niña.

Mina solo la miró mientras Dayeon llegaba poniendo unos platos en la mesa sin decir nada y solo haciendo una reverencia pequeña para no interrumpir realmente a ambas.

— Es lindo estar ahí —fue lo único que se le ocurrió a la princesa de decir, nerviosa y tambaleando sus dedos por la mesa hasta tomar un tenedor y tomar, con un poco de emoción escondida, algunos fideos con pedacitos de carne. Hizo una seña, sin saber qué otra cosa decir, para que la omega tomara lo que quisiera de lo que Dayeon había traído y seguía dejando hasta que todo estaba en la mesa— Gracias —murmuró cuando Dayeon terminó.

— En serio se ve muy bien —comentó Mina, con más confianza que la princesa, tomó el tenedor para enrollar unos fideos y comerlos haciendo un ruido de gusto, no le gustaba mucho la carne pero la comía muchas veces con algo acompañado— En realidad tiene buen gusto si esto le gusta mucho, es delicioso —la princesa suspiró temblorosa discretamente mientras también comía— ¿Sabe algo, princesa? —llamó la atención de la alfa, solo para poner los dedos en la mesa— Creo que si no deja de ser tan hermosa, me temo que me enamoraré de usted —confesó mientras sonreía.

Nayeon se atragantó con lo poco de comida que tenía en la boca y tuvo una leve tos, sintiendo que su respiración se quedaba atascada en sus pulmones y su corazón quería salir a saltos de su pecho. No sabía si era felicidad o nerviosismo, tal vez ambos juntos.

Tampoco podía creer que Mina dijera algo así tan repentino y luego soltar una risa como si fuera nada lo que decía. Para Nayeon lo fue todo, fue su cara toda roja y la causa de porqué sus manos estaban tapando toda su cara, estaba avergonzada.

— Y-Yo me temo que es lo que quiero que pase, señorita Mina —contestó después de un rato esperando que el rojo de su cara se calme y pudo sacar sus manos de su rostro, aunque este seguía un poco rosado por el sonrojo y tuvo que abanicarlo un poco para calmar su caliente piel.

Mina la miró sorprendida un momento y fue turno de ella sonrojarse, pero solo sonrío sin esconder que eso le había gustado mucho, en realidad mucho. Sin esconder que la princesa Nayeon la tenía como quería y podía hacerla suya en ese momento si quería.

Y como si fuera poco el sonrojado rostro de la princesa Im, la señorita Mina sonrió más y contestó con toda confianza que la caracteriza y con una felicidad casi inexplicable.

— Me temo que ya lo logró sin esfuerzo, majestad.








Por mañana, que es el día de San Valentín, les subo la cita del MINAYEON.

Dato innecesariamente necesario: No por ser personajes principales quedarán vivos hasta el final. No se encariñen ;).

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