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- Captura y planes ³⁷

Mina podía nunca enojarse con su novia, pues ésta nunca hacía algo que realmente la haga molestarse y tampoco le gustaba sentir enojo... Pero la princesa Im se ponía cada vez más insistente con el tema y ella ya había tomado una decisión, aún si ponía en peligro algo que está dentro de ella.

— Nayeon, ¿dónde quedó en que me apoyarías en mis decisiones? Esta es una decisión. Ya está decidido —a lo dicho, la alfa Im renegó y estaba insistiendo más.

— Pero eso es otra cosa. Eres de la realeza, la princesa, próxima reina de el gran territorio Im, Mina. No es algo simple —Mina negó aún así y se volteó queriendo irse de la habitación— Solo piénsalo, Mina —dijo la alfa tomando el brazo de su novia para detenerla de salir— No me gusta que vayas allá a exponerte donde a la quien más atacarán va a ser a ti —confesó con voz baja haciendo a Mina suspirar.

— Ahora no estoy para hacer un papel en la realeza, quiero hacer mi responsabilidad como parte de la familia Myoui —explicó intentando hacer entender a Nayeon, pero ésta seguía tomando su brazo— Quiero asegurarme de que mi familia esté con apoyo y ayuda, yo seré parte de eso —condenó queriendo irse pero la alfa apretó ligeramente su agarre.

— No quiero que vayas, Mina —por su rostro serio, Mina lo interpretó como una orden aunque Nayeon lo decía más como una confesión.

— Nayeon, te quiero muchísimo, y puede sonar rudo... Pero quieras o no, estaré allí —a las palabras duras de su novia, Nayeon suspiró y se dió cuenta de su comportamiento. Le parecía absurdo comportarse así y mucho más en una situación como la de ahora cuando el reino entero estaba en riesgo, y necesitaban arreglar todo ya. Podía ser que simplemente tenía miedo, pero Nayeon no quería que su novia fuera allá a exponerse mientras ella solamente se protegía en una habitación junto a sus padres porque eran parte de la realeza Im.

Aunque también entendía que eran gobernantes, para eso estaban criados y necesitaban estar vivos para el pueblo.

Todo el pueblo estaba en resguardo, en sus casas encerrados o muy probablemente en sótanos más escondidos por si acaso lo necesitaban. Ya todos estaban muy protegidos, caballeros estaban rondando revisando por las casas, notando lo tranquilo y inquietante que estaba todo. Desolado y en silencio.

— Lo siento —Nayeon se disculpó avergonzada, mientras bajaba su cabeza— Solo tengo miedo. Eres mi omega, mi novia, y mi próxima esposa, solo quiero que estés bien... conmigo —Mina relajo su ceño fruncido y se acercó a abrazarla.

— Tú solo ve con tus padres, mira todo lo que pase y escucha con atención la información que te den. Yo estaré bien defendiendo el reino junto a todos los que estén afuera, estaré después y vendré contigo —no podía ser una promesa, porque no se podía ver el futuro, pero era un deseo, algo que quiere que pase con todo su ser y hará todo para lograrlo, lograrlo por su próxima familia— Ahora tienes que ir, ¿bien? —Nayeon asintió acercándose para besarla, lo que fue bien correspondido por Mina.

Solo separándose a los segundos cuando Nayeon parecía querer distraerla allí. Mina negó divertida por su intento vago de distraerla y dejó un pequeño beso en los labios de la alfa Im.

— Ve —le dijo y la alfa refunfuñó un poco para luego salir de la habitación, viendo hacia atrás como Mina miraba hacia la ventana y acomodaba algunas cosas. No quería que fuera la última vez que la viera, y no lo sería, no lo sería para nada.

Nayeon deseaba que no fuera así.

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Todo estaba repasado, estaba totalmente yendo a como debería.

Horas después caballeros de Kang estaban atacando a algunos en las calles y se notaba que eran muchos, probablemente todos los que tenía el reino Kang. Sí se creyó la mentira de que estaban rindiéndose.

Mina miraba a sus alrededores sangre, por supuesto, había mucha pero tenía algo más importante en mente:

¡¿Dónde estaba Hikaru?!

La busca desesperadamente saltando los cuerpos inertes del suelo, mayormente notando que son caballeros Kang. Mira a todo a su alrededor, encontrándose con Sana destrozando la garganta de una alfa que quiso atacarla por la espalda.

— ¡Minatozaki! —la llama por su apellido, sabe muy bien que así prestara más atención. La beta voltea con el ceño fruncido mientras no se distrae de su alrededor— ¿¡Dónde está Momo y Hikaru!? —a eso, Minatozaki arremete contra un alfa hasta matarlo y va con Mina para empezar a buscar.

— ¡Dijeron que irían en la zona fronteriza, por donde empieza todo para no dejar que muchos entren! —terminando la explicación, Sana gruñe corriendo cuando Mina hace lo mismo.

— ¡¿Están locas?! ¡Es un suicidio! ¡Son muchos para ellas! —a menos que hayan ido con muchos caballeros de Im, estarán muertas— ¿¡Quién tuvo la maldita idea!?

— ¡Haru! ¡Ella también fue con ellas y algunas docenas de caballeros Im! —Mina pudo estar más tranquila pero no podía ni respirar correctamente.

Cerró la boca para respirar por la nariz ya que podía dolerle el pecho al tomar tanto aire por la boca. Miró a Sana que solamente tenía un destino mientras corría, y la siguió ya que está sabría donde, específicamente, estaban aquellas tres.

— ¡Hikaru está cegada! ¡Han matado gente del pueblo que estuvo fuera por algunos motivos y creo que le hicieron algo a una amiga! —el comentario repentino de Sana, hizo a Mina bufar.

Por más que suene insensible, Hikaru todavía no estaba hecha para ser dirigente de Myoui, le faltaba mucho y estas tipos de situaciones son entendibles, pero no debería ocurrir, no debería sentir en este momento.

Mina se recuerda hablar con su padre, y luego se detiene muy abruptamente.

— ¿¡Y mis padres!? —exclamó de repente, pero Sana la tomó del brazo para llevársela a los caballos que estaban sueltos, probablemente de caballeros Im que murieron o se perdieron entre multitud.

— ¡Se saben cuidar! ¡Ahora avanza! —Mina sacudió la cabeza y tomó las riendas para cabalgar lo más rápido que podía, detrás de la beta que iba concentrada en el camino evitando o lastimando a caballeros Kang que intentaban hacerles algo, ya no habían muchos, pero si algunos, que no deberían confiarse.

Mina paró abruptamente cuando algunos caballeros Kang irrumpieron en una casa, donde una omega se olía que estaba en celo, vió a algunos reír y Sana quiso que se apresurara pero Mina no podía dejar eso así.

Eran tan enfermos que hasta en una guerra querían abusar sexualmente para su placer, le daban una repulsión horrible. Mina conocía a aquella beta que intentaba cuidar de la omega.

Dayeon, la beta de la tienda, la misma tienda donde fue su primera cita con Nayeon.

Bajó del caballo inmediatamente y gritó a Sana.

— ¡Vete, yo alcanzo luego!

— ¡Cuidate!

La beta se fue lo más rápido que pudo, animando al caballo con algunos ruidos y palpando repetidamente su cuello para alentarlo.

La omega Myoui solo pudo ingresar a la casa con su espada de fuera y atravesar por la espalda a uno de ellos. Le dió tanto asco el como la omega estaba sin pantalones mientras un alfa intentaba quitarle la ropa interior.

— ¡Myoui Mina! —exclamó una de ellos, y Mina no le dió tiempo a cuando le apartó la espada para hacerle una gran herida con la propia en la garganta, la dejó desangrar, y al que quería abusar de la omega le atravesó el hombro para no darle una vista tan grotesca a la omega... Bueno, no más grotesca de lo que ya era.

— ¡Dayeon, a una habitación o al sótano! —ordenó evitando la daga que le quiso enterrar una alfa en el hombro. Eran dos, hombre y mujer, alfas que querían matarla, pero solo con un movimiento de la espada les cortó el cuello a ambos.

La beta asintió agradeciendo nerviosa, y tomando a la omega en brazos para llevarla, ya que ésta por el miedo y el celo ni siquiera podía pararse.

— Que estés bien, Hikaru —murmuró saliendo de allí.

Sin tomar el tiempo para pensar que ninguno de los alfas alli quiso matarla, sino capturarla. Corrió hasta llegar al caballo y, de un brinco, subió para tomar las riendas y darle ánimo para poder irse. Afortunadamente los casos parecidos a el que acaba de atender no eran frecuentes, y miró como solo dos en todo el camino pero muy bien controlado por caballeros de Im.

Llegando a la zona fronteriza pudo captar a Hikaru peleando contra tres caballeros de Kang al mismo tiempo, y un cuarto detrás intentando tomarla despistada. Se abalanzó directamente al cuarto para cortarle la cabeza, sin mucha importancia hizo casi lo mismo con los otros mientras Hikaru se tranquilizaba un poco.

— ¿Estás bien o enloquesiste? ¡¿Cómo se te ocurre la zona fronteriza?! —Mina se acercó a su prima tomándola de los hombros para sacudir su cuerpo, casi reclamando mientras Hikaru se separaba con el rostro un poco cansado.

— Situación irrelevante —contestó sin mucha preocupación, pero la omega Myoui frunció mucho el ceño.

— ¿Irrelevante?... ¿Dónde están Momo, Sana y Haru? —a la preocupación en los ojos de la dirigente, Mina supo que no estaba nada bien— Maldicion, Hikaru. Vamos.

Mientras tanto un lobo completamente negro sacudía su cabeza para quitar la sangre excesiva de su hocico. Gruñó atacando a algunos lobunos que eran caballeros del reino Kang, tenían fuerza pero eran tan impulsivos y no pensaban en nada. Hirai Momo siempre se consideró de buena resistencia, pero a los diez o más lobos que estaban acorralandola no creía poder con todos al mismo tiempo.

Myoui Haru, al verla acorralada fue en su ayuda, pero estando en su forma humana -todavía vestida ya que no se había convertido en lobo-. Con la espada balanceándose atravesó algunos lobos para dejarlos desangrándose o totalmente muertos, haciendo más fácil el trabajo de Hirai para matar a algunos otros, dejando despejado de ellos.

Sana se mantenía al margen con algunos caballeros que intentaban entrar a los principios de los hogares, los mismos que probablemente estén deshabitados porque la mayoría se iba al centro de el reino, pero aún así no debían entrar más.

Muchos caballeros Im llegaban a con ellas para ayudarlas y al parecer iban bien, algunas caídas propias pero era inevitable que no las hubiera. Lo bueno era que mayormente caían caballeros del reino Kang.

— ¡Momo, hacia atrás! —la loba de color negro volteó hacia atrás en cuanto escuchó la voz de su mejor amiga. Momo asintió a Mina y retrocedió para separarse de la frontera donde entraban hordas de caballeros Kang, parecían que estaban yendo con todo.

Para ser un reino dos tercios menor que Im, tenía mucha fuerza bruta, aunque no pensaban bien y iban mal.

— Hikaru, ¿has tenido noticias de mis padres? —cuando todas se juntaron, Mina dijo con una interrogante. No dudaba que sus padres podían defenderse totalmente de todo, pero no los veía por ninguna parte, ni siquiera los encontró en la casa menor ni en la familiar. A parte que no le pudo informar de una noticia, ni pedir ayuda a su madre sobre un asunto personal y privado.

— Akane está en el castillo por su cualquier problema, pero Hinata no lo he visto. Debe estar atendiendo en el pueblo tal vez —Mina asintió a la suposición— Ahora no nos vamos a concentrar en esto. Tenemos que ver cómo invadir mañana al reino Kang —dijo mirando hacia la zona, donde parecía que se retiraban al ver que iban perdiendo.

Se retiraban ahora pero perdieron a muchos, era lo mejor para invadir si querían tomar aquel reino para un bien.

— ¿Mañana no es muy pronto? —Sana preguntó respirando más aliviada cuando ya todo parecía calmarse un poco. Caballeros de Im se regresaban de forma automática ya que se les había dado la orden de retirarse si los otros también lo hacían— Parece que tendremos tiempo.

— La princesa Son y Mina ya dieron posibilidades, es mejor mañana, lo más pronto posible para no dejarlos planear algo —Hikaru se había pasado días y noches escuchando a ambas sobre todo. Son Chaeyoung y Myoui Mina realmente se hicieron mejores amigas, a cada rato habían estado planeando de todo y hablando sobre la situación, con la princesa Im haciéndoles compañía esperando a que acaben de hablar para dejarse querer por Mina, quien no le negaba muestras de afecto.

Eran un buen equipo ya que la beta Son era apasionada en temas como esos, y situaciones donde planeaba, mientras que la omega Myoui era apasionada en proteger.

Tal vez por eso todo parecía estar siendo ganado.

Y también tal vez fue eso porque la omega Myoui desmayó una noche, del cansancio. Eso piensa Hikaru.

— Tenemos que regresar —la dirigente dijo, haciendo que asintieran.

— Tenemos que ver primero cómo está yendo por allá, hay que ver por lo menos de reojo si hay muchos —Mina la contradijo mientras avanzaba rápidamente hacia la frontera, no tardando mucho en adentrarse a un bosque el cual era pequeño y a metros se podía notar ya casas pobres del reino Kang.

— ¡Mina! —escuchó la voz de Sana pero no hizo mucho caso, y gravemente no lo hizo porque Sana no la llamaba para que regresara, sino para advertirle que entre los árboles habían movimientos no naturales de la hojas— ¡Alejate! —fue tarde.

Mina miró arriba cuando sintió los vellos de su nuca darle cosquillas, sus sensaciones fueron tan repentinas que no tuvo tiempo de escucharlas cuando una roca de gran tamaño dió contra su nuca, golpeándola y dejándola mareada en el suelo.

Lo primero que pensó fue en tocar su estómago, y encogerse del dolor y mareo, pero se quedó allí arrodillada.

Escuchó a lo lejos a Sana y a Momo pero por su vista periférica pudo ver que eran más de veinte alfas rodeando y llevándose su cuerpo mareado hacia una carreta cerrada.

— ¡Agh! —quejó en alto intentando levantarse pero pisaron su espalda, luego la levantaron para echarla sin mucha delicadeza dentro de la carreta, la cerraron, y ella supo bien lo que pasaría.

Metió su mano a su bolsillo y abrió la pequeña bolsita que tenía dentro. Un polvo color azul pudo tomar con sus dedos y rápidamente lo unta en su marca, haciendo que se quejara con los dientes apretados y los ojos llorosos.

Su marca ardía pero sabía que la otra parte del vínculo no sentía nada. Unta más sobre su marca hasta que desaparece. Es temporal, de todos modos.

Sabía del plan de cuando eras capturado, y ella lo empezaba ahora.

Dejándose llevar por lo mareada y el cansancio, Mina se quedó allí para cerrar los ojos y dejar que el cansancio haga lo suyo.

Con desesperación ocultó lo más que pudo aquella bolsita con algo de polvo, entre su sujetador donde le incomodó pero acomodandola planamente pudo disimular bien aquella sensación. Respiró de forma agitada, sabiendo muy bien lo que en el castillo pasará cuando se dé la noticia a la realeza Im.

Y la reacción que menos quería que sea fuerte, es la de la princesa Im Nayeon.

Nayeon se volverá loca si sabe que la capturaron, aún sabiendo el plan meticulosamente hecho sin fallas.

Solo espera que pueda pensar con claridad, y espera que no salga dañada de esto. Ni una, ni la otra, ni el tercero.

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