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Capítulo 12- Abejas

— Buenas noches majestad— dijo Seokjin mientras se inclinaba con respeto — me disculpo por lo que acaban de ver — Jennie sonreía feliz pues la pareja parecía muy abochornada, a ella le gustaría estar así con Namjoon luciendo su amor ante todos pero sabía lo respetuoso que esté era con su persona.

— No creo adecuado que anden por aquí dando tremendo espectáculo Seokjin, debes respetar al Rey Min— el pelinegro seguía detrás de aquellos anchos hombros.

— Es lo mismo que le dije, pero mi alfa no puede soportar estar cerca de mi y no querer besarme — dijo con aquel tono inocente haciendo enfurecer más a Namjoon— creo que incluso hemos pensado en adelantar la boda ya que no podemos estar el uno sin el otro verdad Jinnie — decía con alegría el pálido.— Apenas me ve sus manos no se quedan quietas — dijo está vez con un tono más jugueton haciendo reír a la princesa.

— ¿Así que no puedes estar sin el Omega ?— preguntó Nam con un tono tan serio a su general el cual lucía muy apenado por las tonterías que Yoongi estaba diciendo.

Seokjin aún molesto por la muestra estúpida de celos que tenía Namjoon, tomó al Omega de la cintura y lo acercó más a su cuerpo — Me disculpo nuevamente pero es que nadie puede tener a este hermoso Omega cerca sin querer besarlo, soy muy afortunado de que me haya elegido como su esposo y alfa — el pálido se giró mientras se escondía en el enorme pecho del general.

— Basta alfa me avergüenzas — dijo con tono infantil monstrando una sonrisa traviesa que fue contagiada a Jennie.

— Son una pareja tan linda, no es así alfa  — dijo la princesa en tono amable pues podía ver el nerviosismo en aquellos dos.

— No— dijo secamente — es decir aún no son pareja formalmente — se disculpo.

— Pero muy pronto lo seremos rey Choi — Yoongi hablaba tan seguro que incluso Seokjin se lo creyó.

— Bueno vayamos a comer — ambas parejas partieron hasta el lugar que la Omega Jeon había preparado, Namjoon iba que hechaba humo pues veía como Seokjin había tomado a Yoongi de la mano y mientras avanzaban no dejaban de platicar y sonreírse.

— ¿Majestad y ustedes para cuándo piensan casarse?— preguntó el pálido.

— Aún no tenemos fecha — contestó avergonzada la Omega. — ¿Y ustedes?.

— Aún no lo hemos hablado pero me gustaría que fuera lo más pronto posible, de preferencia antes de que llegue el invierno.

— Para eso faltan dos meses majestad — dijo impresionada la Omega.

— Lo se, pero me gustaría que fuera así para poder pasar mi celo juntos — al decir aquello Yoongi recargó su cabeza en aquellos fuertes y anchos hombros y Seokjin no pasó de largo aquel aroma intenso de su rey, Namjoon estaba furioso.

Durante la cena Seokjin pudo notar como Namjoon casi no hablaba, su mandíbula estaba más que apretada al igual que su ceño el cual estaba fruncido en muestra de que estaba por demás molesto.

Yoongi al notarlo se aprovechó de eso pues no dejaba de tocar a Seokjin, lo abrazaba, se recargaba en él, incluso le dio uno que otro beso en la mejilla, sentía tanta satisfacción al ver los ojos asesinos de Namjoon sobre él.

Cuando la cena terminó juntos partieron a sus recámaras y claro que el Rey iba que hechaba chispas pues incluso se había dado cuenta que Min apestaba a su general, el muy infeliz había marcado al Omega con su aroma.

— Gracias por acompañarme hasta mi recámara alfa — aquella voz tímida era tan dulce — espero mañana podamos ir juntos al pueblo, me gustaría pasear contigo.

— Claro que sí Omega, nos vemos mañana — antes de partir le dio un suave beso en la mejilla.

Justo cuando iba para su cuarto, Nam pudo ver como Seokjin igualmente estaba en la puerta del pálido se veia que conversaban amorosamente quizás el alfa si sentía algo por el pálido.

—¿Qué acaso eres idiota Seokjin?

— Ya te dije que estás loco, a Namjoon no le importa si estamos juntos o no, así que termina esta falsa relación que tenemos.— dijo con voz severa pues no podía creer hasta donde quería llegar aquel enano omega.

Seokjin había salido furioso, ya no soportaba al estúpido de Min, quería descansar razón por la cual se fue a su habitación hechandose a la cama para caer profundamente en el mundo de los sueños.

....

Cuando la mañana llegó Seokjin estaba con un humor de perros, aunque nada comparado al de Namjoon que parecía que la sola existencia de los demás lo alteraba.

El rey se había decidido a que lo que hicieran Min y Kim no le afectaría , sin embargo apenas vio entrar al pálido de la mano con su general al comedor fue que todo explotó.— Majestad Min no quiero ser grosero pero Seokjin no puede estar sentado aquí con nosotros — dijo con seriedad mientras veía como el rubio lo miraba desepcionado y avergonzado por ser corrido.

— Es mi prometido.

— Lo se pero también es mi empleado y justo ahora debería estar haciendo guardia o no es así general Kim — preguntó aún con molestia.

— Alfa no creo que haya problema en que Jin esté aquí, solo serán unos minutos.— trataba de calmarlo Jennie.

— Su majestad tiene razón, debo irme, nos vemos después — sin embargo antes de salir le dio un profundo beso al pálido haciendo que incluso el mismísimo Min se pusiera muy sonrojado.

— Les dije no puede estar cerca mío porque se me abalanza como las abejas a la miel — dijo de forma divertida haciendo reír a la futura reina.

Antes de que la comida fuera servida Yoongi notó como cierto Omega de lindos ojos se apareció — Tu quién eres pequeño — preguntó con intriga pues jamás lo había visto y le parecía muy lindo.

— Hola majestad soy el hermano menor del Rey Jungkook y la princesa Jennie, me llamo Jeon Jimin.— dijo sonrojado pues el pálido no le despegaba la mirada.

— Vaya así que es de familia ser tan hermosos — aquello logró sonrojar al pequeño Omega.

— Buenos días — y ahí estaba aquella gruesa voz que hacía que su cuerpo se estremeciera, su lobo se puso feliz al escuchar al idiota de Jungkook, aquel alfa estúpido que alteraba a su animal y a su lado estaba nada más y nada menos que el pequeño Choi, el cual apenas lo vio le lanzó una mirada de desagrado.

— Creí que las visitas no deseadas ya se habían ido— dijo sin rodeos y definitivamente Yoongi supo que aquel Omega le agradaba, pues no había nada peor que la hipocresía.

— Taehyung — lo sentenció Namjoon con la mirada a qué guardara silencio y se disculpara, cosas que el pequeño ignoro.

— Siento mucho que mi visita no sea de su agrado joven Choi, pero no sé preocupe yo me retiro — dijo mientras se ponía de pie— Rey Jungkook me gustaría hablar con usted un momento, cree que pueda ser posible ahora — decía mientras no le quitaba la mirada de encima.

Jeon podía ser un alfa muy fuerte pero aquel pálido tenía algo que lo debilitaba — por supuesto.

— Primero almuerza alfa — dijo aquel moreno con ojitos de cachorro.

— No tardaré — y sin más ambos salieron de aquel comedor, Yoongi caminaba a toda prisa y cuando estuvieron lo suficientemente alejados hizo que Jungkook entrara a uno de los cuartos que había en el castillo mientras ponía seguro.

—¿ Qué haces?— pero aquella pregunta se vio interrumpida por unos labios pequeños que lo impactaron, Jeon no se quedó atrás siguiendo aquel delicioso beso y bueno una cosa llevo a otra pero ambos se entregaron a la pasión, claro que el alfa lo hacía un poco más basado en satisfacer a su Omega destinado, mientras Yoongi lo hacía simplemente por joder al estúpido Omega que lo había despreciado y corrido.

...

Habían pasado tres semanas Yoongi ya se había ido a su reino pero aún así  Namjoon continuaba igual, su carácter y humor cada vez era más intolerable — No me grites Namjoon, yo no soy ninguno de tus soldaduchos para que me hables así— se defendió Taehyung pues notaba como su hermano era un maldito controlador — yo no tengo la culpa de que estes enojado por tu maldito cuerpo hormonal.

—¿ De qué hablaba Taehyung?— contestó con otro gritó el alfa.

— De lo obvio Namjoon, tu maldito cuerpo caliente desea estar con una Omega, tienes un carácter de mierda porque tus bolas no han sido ordeñadas— dijo mientras salía furioso.

Namjoon por el coraje tomó un enorme jarrón y lo lanzó al piso, quisas su estúpido hermano tenía razón, desde hace semanas se había prometido no engañar a su prometida y hasta el momento lo había cumplido, sin embargo sabía lo que su cuerpo pedía y no era precisamente estar con una Omega del burdel.

Jennie y él habían avanzado muy poco como pareja, la Omega era linda pero por más que lo intentaba no lograba sentir nada, sus maldita cabeza solo tenía a una persona presente y era peor para su lobo pues se había encaprichado con aquel rubio de ojos esmeralda.

— Manda llamar al general Kim, dile que venga a mi despacho ahora mismo — le dijo a uno de sus soldados finalmente rendido aceptar su realidad.

Seokjin estaba apoyado en la pared mientras vigilaba el área, sus ojos se estaban cerrando pues se moría de sueño hasta que aquella voz lo sacó de su ensoñación— Kim el rey te manda llamar.

Seokjin no sabía que podía querer Namjoon pues desde hace algunas semanas estos casi no se hablaban más que para lo esencial, era difícil pues ambos habían sido grandes amigos, pero por la calentura hecharon a perder eso.

— Buenas noches me dijo Chang que me mandó llamar majestad — decía a la vez que se inclinaba con respeto.

Al volver a su posición erguida fue que sus ojos se toparon con los de su rey, su mirada era profunda y descarada mientras lo escaneaba.

— Pon seguro.

— No — dijo con firmeza el rubio.

— Es una orden de tu rey— mencionó el otro con enojo.

— Porque mejor no le dice a la señorita Jeon que venga y ella ponga el maldito seguro de esta puerta — Seokjin había alzado la voz sin querer.

— No te permito que hables así, ella es una dama.

— Oh claro entonces yo soy su puta — volvió a gritar dándose media vuelta para retirarse, pero antes de que eso pasara Namjoon lo arrinconó en la entrada — Suelteme majestad — gruñó con molestia soltando su aroma.

— Cálmate Jin no eres nada de eso.

— No me calmare hasta que me suelte.

—¿Qué quieres que haga para que te quedes?— dijo con aquella voz suave y seductora que hizo que miles de terminaciones nerviosas se encendieran en el cuerpo del menor.

— Te quiero de rodillas— Namjoon ni siquiera lo pensó dos veces cuando ya estaba incado ansioso por lo siguiente — que bonito y obediente alfa— escuchó como el moreno le gruñó — abre mi pantalón — las hábiles manos del mayor desabrocharon aquel cinturón para seguir con la cremallera y botón.— Ahora saca lo que tanto has venido a buscar y chupala alfa — y sin más el moreno bajó aquellos pantalones junto con la ropa interior.

En cuanto lo hizo su mirada quedó clavada en aquella hombría, Seokjin era grande, le gustaba mucho su aroma fuerte, era obvio que había trabajado todo el día bajo el sol, su sudor se había pegado en sus vellos porque a comparación de él, Kim prefería dejarlos y eso le daba un toque tan masculino y atrayente.

En cuanto lo llevo a su boca aquel sabor salado invadió sus papilas, su aroma se hizo mucho más intenso, aquel almizcle, sudor y semen invadía todo el lugar y eso solo lograba encenderlo más.

Con algo de fuerza tomó la cabeza de su rey para dirigir los movimientos, amaba ver como su hombria se perdia en aquellos lindos labios, así como adoraba como algunas lágrimas bajaban por los ojos de su rey al retener las arcadas — Ahora tragalos — fue lo último que dijo antes de soltar un fuerte gemido mientras el líquido espeso invadía aquella boca de su rey — Quien lo diría Namjoon, que tendría a mi rey aquí incado siendo mi puta — sin embargo aquello en lugar de ofender al pelinegro lo excitó aún más.

— Vamos a tu recámara — dijo el mayor aún incado mirando al general con necesidad.

— ¿Qué quieres que hagamos ahí?— respondió con aquella gruesa voz que pocas veces solía utilizar.

— Quiero tener sexo contigo, solo eso.

— ¿Entonces será solo sexo?— preguntó el rubio.

— Nos satisfacemos mutuamente antes de casarnos, sin involucrar ningún tipo de sentimiento y en cuanto demos el si en el altar esto se olvida — aquella seguridad con la que habla le era transmitida también al rubio, pues Namjoon tenía razón, era solo sexo ambos lo sabian, jamás abría amor entre dos alfas entre dos mejores amigos.

— Estoy de acuerdo, nada de sentimientos— susurro el rubio.

— Ya que llegamos a un acuerdo vámonos a tu recámara ahora mismo — dijo el pelinegro mientras se ponía de pie y Seokjin abrochaba su pantalón.

—¿Tan ansioso estás ?— preguntó burlón el general.

— Muero de ganas de que me la metas — fue lo único que le susurro a Seokjin haciendo que este lo siguiera como un cachorro hasta la recámara del rubio, la noche era larga y un encuentro íntimo entre aquellos dos alfas apenas comenzaba.

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