Capítulo 27
Jugué un rato con Akimi, también me encargué de alimentarla adecuadamente cuando le correspondía. No hacíamos nada fuera de la rutina.
Me puse a ver programas infantiles junto a la bebé para que se distrajera un rato. Me entretuve un poco con los juegos didácticos que practican en algunos dibujos animados, y a Akimi parecían gustarle.
Luego de un pequeño rato, Akimi comenzó a bostezar, así que decidí dormirla. Probablemente ella solo duerma un par de horas para luego despertarse llorando, pero se nota que quiere descansar.
Le canté una canción mientras le mecía suavemente para tratar de dormirla. Al cabo de un par de minutos, la bebé quedó dormida en mis brazos. Sigilosamente fui a la habitación y la acosté en la cama teniendo cuidado de no despertarla, después volví a la sala a ver alguna película que estén pasando por televisión.
Pasé un buen rato acostado en el sofá de la sala, no tenía nada que hacer realmente y pensaba en descansar un poco, pero los nervios que me dan pensar en cómo va juicio que se está ejecutando ahora mismo. No debo preocuparme, estoy seguro de que Akihiko hará todo lo posible por obtener la custodia completa de Akimi.
Consideré la opción de irme a dormir un rato, pero justo escuché un sonido proviniente de fuera del apartamento. Miré confundido en dirección a la puerta tratando de adivinar que sonido era.
Segundos después oí cómo alguien golpeaba la puerta. Mi confusión aumentó, ¿quién podría venir en un momento como este y sin avisar?.
—¡Haruki-chan!—gritó una voz infantil desde afuera del apartamento—. ¡Haruki-chan, ábreme!
Aquella voz me tomó por sorpresa, la reconocí a la perfección. Me levanté rápidamente y sin poder creer que volvería a oír esa voz. Me sentí totalmente emocionado y tranquilo al oírlo.
—Ritsuka...—musité sintiéndome nostálgico, varios sentimientos atravesaron mi cuerpo sin reparo, caminé lentamente hasta la puerta dispuesto a abrirla.
Pero de pronto me detuve... ¿qué pasaría si descubren que Ritsuka y yo nos vimos?, claramente me habían prohibido verlo y lo alejarían aún más de mí por no decir que...
—¡Haruki-chan!—chilló Ritsuka nuevamente desde afuera, sonaba a punto de llorar. Mi mente entró en debate con mis instintos y mis sentimientos.
—Yo no...—murmuré recordando el trato que hice con los Uenoyama y que lo mejor era no ver a Ritsuka porque me lo habían estrictamente prohibido. Los posibles futuros escenarios me hacían entrar en razón y me recordaban que esto es lo mejor.
Es lo mejor, aunque...
Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras la incertidumbre se apoderaba de mi ser, me encontraba en una encrucijada y no sabía qué hacer, no quería seguir haciendo lo correcto. No podía seguir soportando ser amable y paciente, es demasiado difícil esto.
—¡Haruki-chan!.
Quiero ser egoísta, por primera vez no quiero hacer lo mejor, simplemente ahora solo quiero seguir esos instintos que me exigen ver a Ritsuka.
Me levanté con prisa y fuí a abrir la puerta, puede que no sea la mejor decisión y tal vez solo esté empeorando las cosas, pero es realmente lo que ahora egoístamente quiero hacer. Casi al instante, mis ojos enfocaron aquel pequeño niño de ojos azules al que considero mi hijo, tenía sus ojos un poco rojos sin mencionar que estaban llenos de lágrimas, aparentemente no tenía heridas físicas, también se veía un poco más gordo a como lo recordaba.
Una enorme y cálida sonrisa se dibujó en el rostro del menor a verme.
—Ritsuka.— Sentí las lágrimas nublar mi visión, con el dorso de mi mano cubrí mi boca, me sentía tan tranquilo y satisfecho de poder volverlo a ver. Anduve tan preocupado por el últimamente que tenerlo en frente lo sentía como un milagro.
—¡¡Haruki-chan!!—exclamó el menor corriendo hacia mí. Me agaché y lo recibí con los brazos abiertos. Pude ver cómo las lágrimas se deslizaban por sus mejillas mientras se lanzaba a abrazarme—. ¡Haruki-chan, que bueno que estés bien!.
Sonreí inconcientemente al oír esas tiernas palabras siendo pronunciadas por la voz de Ritsuka. Nos abrazamos muy fuerte, me senté en el suelo para estar más cómodo. Con una sonrisa despeiné esos cabellos negros. Extrañé demasiado a Ritsuka.
—Me alegro que estés bien, hijo—dije viendo cómo el menor se acurrucaba en mis brazos buscando refugio de todo. Y yo, como siempre, le daría el refugio que quería—. Todo está bien, Ritsuka.
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Ritsuka me contó todo lo que le ha pasado desde el día en que lo dejé en su casa hasta cuándo Ugetsu lo trajo hasta acá, escuché atentamente como el menor me relataba todo con un lujo de detalles.
También me preguntó qué hice durante este último tiempo, mi respuesta omitía algunos detalles como lo son el hecho de que Take intentó matarme y cosas así. Estuvimos varias horas hablando.
—Oye, Ritsuka, te noto un poco más gordito a como estabas la última vez que nos vimos...
—¡Fue culpa de Mafuyu-chan, él decía que yo estaba muy desnutrido y por eso empezó a darme mucha comida, y yo no me puedo negar a algo de Mafuyu-chan, él me domina!—decía Ritsuka con sus mejillas algo rojas. Bueno, siempre se ha notado que Mafuyu domina a Ritsuka, más que nada porque siempre juegan a algo que Mafuyu quiere y Ritsuka se comporta muy sumiso con él.
—Entiendo, pero deberías comer comida balanceada y hacer ejercicio para que no engordes así, ¿de acuerdo?—le aconsejé con una sonrisa. Ritsuka asintió a mis palabras y luego volvió abrazarme—. Te extrañé mucho. Perdóname por haberte dejado...
—Está bien, Ugetsu-chan me explicó más o menos por qué lo hiciste—respondió el de ojos azules con tranquilidad, pero luego se puso un poco triste—. Haruki-chan... ¿tú crees que yo en el futuro voy a ser igual de malos que mis papás?.
—No, Ritsuka, no pienses eso, tú eres un niño increíble, tú no vas a ser igual a ellos—le dije separándome de él para mirarlo, tenía un puchero formada en sus labios, el menor iba a llorar nuevamente. Lo volví a abrazar—. Tranquilo, no vas a ser así, tú eres muy buena persona.
—Haruki-chan...—sollozó el menor escondiendo su carita en mi hombro.
—¿Sí?.
—Adoptame... por favor...
Lo pensé unos segundos. Aún soy estudiante, no tengo bueno fama en casi ningún lugar y lo mejor para un niño es estar con sus padres... pero nada de eso me importó cuando llevé a Ritsuka a mi casa, y menos me va a importar ahora que tengo el valor de hacerlo parte de mi familia.
—Está bien, pediré tu custodia completa—le prometí cerrando mis ojos.
—Gracias—susurró Ritsuka. Estuvimos un rato abrazados, nos sentíamos tan tranquilos estando juntos...
Sin embargo, la calma no duró mucho ya que ambos oímos un escandaloso llanto proviniente de la habitación. Me levanté rápidamente y fui a dónde estaba Akimi.
Al entrar a la habitación, me encontré a la bebé con una cara de terror y tristeza mientras lloraba.
—Tranquila, no ha pasado nada—le dije a la bebé mientras la cargaba, apenas la cargué se quedó tranquila. Supongo que simplemente se desesperó al despertarse y no ver a nadie—. Ya, pequeña, no llores.
La bebé veía con tristeza el peluche de ardilla mientras me abrazaba fuerte, puedo suponer por el gran parecido entre el peluche y Akihiko que Akimi extraña a su papá.
—¡¡Sobrina!!—chilló Ritsuka corriendo hacia donde yo estaba, tomó las manitos de la bebé—. ¡Ha crecido mucho, está muy grande!
—Tranquilo, Ritsuka, no hagas tanto escándalo que se acaba de despertar—le dije al menor, Akimi ahora tenía una expresión de seriedad mientras veía a su tío.
—¡Haruki-chan, quiero cargarla!—exclamó Ritsuka estirando sus bracitos en dirección a la bebé.
—Mmm... está bien, pero primero siéntate en la cama—dije, el menor acató mis órdenes y fue a sentarse con sus piernas estiradas. Coloqué cuidadosamente a la bebé sobre el regazo del niño—. Bien, sujeta su cabeza y su espalda—ordené enseñándole como debía hacer, la bebé comenzó a reírse mientras veía a su tío—. Le agradas mucho.
—¡Pero es ahora que le agrado porque antes se ponía a llorar cuando me veía!—espetó Ritsuka detallando los rasgos de la bebé.
—Tal vez porque solías perturbar su paz—reí mientras me sentaba junto a Ritsuka.
Mi teléfono móvil que se encontraba en mi bolsillo vibró un poco avisándome que había llegado un mensaje.
"Terminó el juicio, ya vamos a volver a casa" decía el mensaje que me envió Akihiko, no dió detalles sobre el resultado del juicio, pero no creo que haya terminado mal. Le respondí con un simple "De acuerdo, aquí los espero". Espero y todo haya salido bien, tardó menos de lo que creí el juicio. No me importa si vuelven ahora o si los señores Uenoyama descubren que aquí está Ritsuka, estoy decidido a reclamar la custodia.
—¡Mi sobrina es muy tierna!—exclamó el menor con una sonrisa—. Voy a cuidarla y a educarla a mi imagen y semejanza para que no se vaya por el mal camino.
—¿Y tú, pequeño, por qué consideras que ella irá por un mal camino?—cuestioné con una sonrisa.
—¡Porque tiene una expresión de pandillera, es otra herencia que tiene de Kaji-san!—espetó Ritsuka. Reí al notar que tiene un buen punto, aunque Akimi tiene unos rasgos más suaves que los de Akihiko, pero igual conserva ese parecido y esa expresión de odiar todo.
Al ver que los bracitos de Ritsuka ya no soportaban más con el peso de la bebé, cargué a Akimi.
Los tres pasamos el rato juntos jugando, no me molesta jugar con ambos niños ya que Ritsuka es muy ocurrente y Akimi es muy linda cuando se ríe.
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—¡Ya llegamos!—exclamó Akihiko ingresando al apartamento siendo seguido por Mafuyu y Ugetsu.
Ritsuka, Akimi y yo estábamos sentados en el sofá de la sala, veíamos televisión, pero nos levantamos para recibir a los recién llegados, bueno, yo cargando a Akimi.
—Entonces... ¿cómo les fue?—pregunté, supongo que ganaron el juicio, pero aún no me han dado detalles.
—Al inicio del juicio Yatake y Yayoi mantenían una argumento bastante convincente sobre los sucesos, pero losgramo desmentir lo que decían. A la final conseguimos únicamente que el idiota de Yatake fuera arrestado por doble intento de homicidio y varios delitos menores como fraude y esas cosas. Y aunque no logramos que arrestaran a Yayoi, igual pedimos una orden de restricción así que no deberíamos preocuparnos tanto por ella—me informó Akihiko cargando a la bebé y dándole varios besos. La menor se mostró indiferente a las acciones de su padre—. Y obtuve la custodia completa de la bebé, próximamente le pondré mis apellidos para así liberarla totalmente de la familia Uenoyama.
Mientras escuchaba a Akihiko, recibí un fuerte abrazo por parte de Ugetsu, correspondí al abrazo—También te extrañé.
—¿Y quién dijo que yo te extrañé, idiota?—preguntó Ugetsu recostando su cabeza en mi hombro mientras esbozaba una sonrisa nostálgica, nuestras miradas se encontraron momentáneamente mientras acariciaba su oscura melena—. Aki, ¿puedo darle un beso a Haru?.
—No—respondió firme el rubio mientras tomaba la mano de la bebé para despistar un beso en el dorso. Ugetzu hizo puchero—. Volviendo al tema, en resumen, ya nos liberamos de Yatake y de Yayoi.
—Sí, ahora solo falta que yo adopte a Ritsuka—dije viendo como el susodicho abrazaba fuerte a Mafuyu—. Daré lo mejor de mí con eso.
—Muy bien.
Pasamos el resto de la tarde entre bromas y risas pareciendo una extraña familia. Akihiko se había encargado de jugar con Akimi y los niños; Ugetsu y yo charlabamos de todo mientras bebíamos unas cervezas.
Fue un agradable rato. Era hilarante ver cómo Akimi, Mafuyu y Ritsuka enloquecían a Akihiko. Un gran "Te lo dije, los niños no son fáciles de cuidar" le dijimos Ugetsu y yo entre risas a Akihiko.
—Por cierto—hablé mirando a Ugetsu, quien se tomaba unos tragos de cerveza mientras me miraba, dejé mi vaso sobre la mesa de café para mirarlo. Ambos estábamos sentados en el sofá; Ritsuka, Mafuyu, Akihiko y Akimi estaban sentados en el suelo jugando cartas—. ¿Qué era eso que me ibas a decir?. Antes de irte, me preguntaste si yo sabía cuál era el motivo por el que te entusiasmaba volver a Japón y me dijiste que la respuesta me la dirías cuando volvieras...
Ugetsu soltó una pequeña risa—¿Todavía recuerdas eso?.
—Claro que sí—contesté—. Por más que buscara un motivo, no encontré uno válido, me dejaste con la curiosidad.
—Bueno...—habló Ugetsu colocando el vaso con cerveza de regreso a la mesita de café, sonrió enormemente sin dejar de verme—simplemente porque quería volver a ver a mi mejor y único amigo. Aquel que me enseñó cosas de mí que ni siquiera yo sabía...
—¿Volviste solo por mí?—cuestioné.
—No te creas tan especial así, es decir, sí lo eres, pero no como crees...—respondió el violinista fijando su mirada en la cerveza, supongo que para no verme directamente. Puede verse muy atrevido, pero tiene cierto nivel de pudor. Tomé una de sus mejillas para que me mirase.
—Tú también eres igual importante para mí...—dije
—Pfffft si supieras...—comentó el violinista riendo.
—¿Saber qué?.
—Nada.
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Hi :3
Ok, esta es la primera historia en la que se decide resolver las cosas por el tema legal... pero creo que esta es la más realista de mis historias :v
Bye XD
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