Capítulo 23.7: Plan
Narra Ugetsu Murata
Tuve un sueño... en este podía ver con claridad como Haruki se iba alejando más de mí, y yo simplemente lo veía irse, ni siquiera me esforzaba por detenerlo, no quería detenerlo solo porque sabía que sería más doloroso para él mantenerlo a mi lado. En mi sueño, recuerdo haberle susurrado algo...
"Bye bye..."
No era lo que realmente quería decirle, no era realmente lo que quería ver. Mi voz no salió para susurrar su nombre, yo simplemente lo veía irse mientras susurraba una simple despedida. Al despertar me detuve a mirar el techo, mis ojos estaban cristalizados y una lágrima se me escapó.
Una desagradable sensación me asfixiaba y me hacía doler el corazón, pero creo que está bien por ahora. No me esforzaré por intentar sanar la herida, la dejaré tal y como está, no quiero lastimarme más al tratar de sanarme.
Fue entonces que oí...
—¡Mafuyu-chan, estoy bien!.
Esa voz...
—¡No, debes comer un poco!.
Es Mafuyu y...
—¡Te digo que estoy bien, Mafuyu-chan, en la tarde comí media caja de cereal!.
Me senté rápidamente y dirigí mi atención a la cocina de dónde provenían esas voces infantiles. Me sorprendí de ver a ese mocoso junto a Mafuyu.
—¡Ritsuka-chan, va a comer porque yo lo digo!—declaró Mafuyu cruzando sus bracitos.
Me levanté rápidamente de la cama y prácticamente corrí a abrazar a Ritsuka. Ese mocoso me había hecho preocupar bastante.
—Ugetsu-chan... me asfixias—musitó Ritsuka tratando de apartarme, pero luego simplemente sonrió—. También te extrañé, Ugetsu-chan.
Me separé del de ojos azules para revisarlo buscando en su cuerpo alguna marca que muestre que sufrió agresión. Afortunadamente no encontré nada, solo sus rodillas raspadas, pero ya era típico en Ritsuka el tener las rodillas ligeramente heridas.
Noté que la mano de Ritsuka tomaba la de Mafuyu mientras Kedama daba vueltas alrededor de Ritsuka. Tomé las mejillas de Ritsuka.
—¿No te duele nada?, ¿no te pegaron?, ¿te sientes bien?—preguntaba yo mirándolos.
—No, no me pegaron, Ugetsu-chan, estoy bien...—respondió Ritsuka sonriendo—me siento feliz de poder ver a Mafuyu-chan de nuevo.
Ambos pequeños tenían un brillo en los ojos y un ligero sonrojo en las mejillas.
—Bueno, bueno, ahora lo que tenemos que hacer, Ritsuka, es alimentarte, estás muy delgado y eso no le hace bien a un niño en desarrollo—dije colocándome de pie para buscar algo de comida que quedó del almuerzo y dársela a Ritsuka.
—¡Exacto!—afirmó mi hijo.
—Debes ser un niño igual de fuerte y grande que Mafuyu—comenté mientras sacaba del refrigerador un envase con arroz y luego buscaba algo de pollo—. Hijo, muéstrale a Ritsuka la sopresa que dijiste que le tenías.
—Ah cierto—dijo Mafuyu, se posicionó de frente a Ritsuka con una enorme sonrisa mostrando sus dientes y dando a notar que le faltaba uno—. ¡Mira, se me cayó un diente!.
—¡Increíble, Mafuyu-chan!—exclamó el de ojos azules tomando las mejillas de Mafuyu para observar mejor el espacio dónde debería ir el diente que le falta al pelirrojo—. ¡Entonces Mafuyu-chan es grande!.
—¡Sí!—afirmó Mafuyu soltando una dulce risa.
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—Dí "Ah"—pedí dirigiendo una cuchara con arroz a la boca de Ritsuka.
—¡Ah!—exclamó el de ojos azules abriendo la boca dejando que yo metiera la cuchara con comida a su boca. Le dije a Haruki que no debía consentir mucho a Ritsuka, pero no me hizo caso y ahora estoy aquí dándole la comida a la boca a ese mocoso como si yo fuese su sirviente.
Ambos niños estaban sentados en el suelo jugando con el perro y el gato de peluche muy animadamente. Ritsuka se muestra feliz, pero a la vez se ve triste, eso parece haberlo sacado de Haruki.
Esa forma en que están tristes, pero sienten una efímera felicidad...
—Oye, Ritsuka... ¿y Haruki?—hablé buscando simplemente saber cuál sería su reacción al oír el nombre la persona que dejó de cuidarlo repentinamente. El aludido tenía su mirada fija en el perro de peluche que estaba en sus manos—. ¿Lo odias?.
Ritsuka terminó de masticar la comida y luego la tragó para poder hablar.
—No... no lo odio—musitó Ritsuka abrazando ese peluche de perro mientras Mafuyu tenía en su regazo el peluche con aspecto de gato—. De alguna forma, me lo esperaba... Haruki-chan me decía cosas que daban a entender que en algún punto me tendría que abandonar... pero no me lo decía directamente y Haruki-chan siempre terminaba llorando. Ese día... Haruki-chan parecía más triste que nunca... y yo... a pesar de que al inicio me molestó...— Esos ojos azules se llenaron de lágrimas— yo realmente no puedo odiar a Haruki-chan, él es mi papá.
—Tranquilo... tranquilo—le susurré dulcemente al oírlo sollozar—. Está claro que Haruki no te quiso abandonar, hubo ciertos motivos por los que tuvo que hacerlo, pero no fue su intención dejarte solo. No te desanimes, eres un niño muy fuerte. Seguro Haruki se siente orgulloso de ti...
Una primera lágrima se deslizó por la mejilla de Ritsuka mientras me veía, pero no mostraba una expresión de tristeza. Ritsuka me da a entender que lo que le acabo de decir era algo que él esperaba y necesitaba oír desde hace días.
—Yo... realmente quiero hablar con Haruki-chan...—musitó Ritsuka. Ya no era una lágrima por su mejilla, eran varias—él es incapaz de dejarme solo... él me prometió que nunca me dejaría y que estaría siempre conmigo... yo... no puedo odiarlo... Haruki-chan siempre será mi papá...
Acaricié la cabeza de Ritsuka y lo dejé llorar en mi pecho un rato, Mafuyu abrazaba fuertemente a Ritsuka. Ambos niños estaban acurrucados en mi pecho mientras lloraban (ya que Mafuyu también se puso a llorar al ver a Ritsuka triste). Era de madrugada y ahí estábamos los tres, sintiendo como surgía un nuevo amanecer, a pesar de que ninguno durmió y la noche parecía muy oscura, el amanecer igual llegó.
—Oye... Ritsuka—hablé—, sé que va a ser difícil, pero ahora tendrás que volver a tu casa. Tengo entendido que escapaste, bueno, tus padres lo primero que harán será culpar a Haruki y posiblemente levantarán una denuncia o algo en contra de él—dije acariciando esos oscuros cabellos. Ritsuka asintió con determinación, es un niño fuerte—. Escúchame bien, vas a ir a tu casa y recogerás las cosas que consideres de suma importancia, luego Mafuyu y yo pasaremos a buscarte. No te alarmes, no pasarás más de un par de horas en ese horrible. Tenemos que hacer esto solo para que no crean que Haruki estuvo involucrado en tu escape. Hay que mantener limpio el nombre de Haruki para que en un futuro él pueda pedir tu custodia. ¿Entendido?.
—Entiendo a la perfección. Tendré que volver a casa, recogeré mis cosas y estaré esperando que Ugetsu-chan venga a buscarme—dijo el de ojos azules colocándose de pie, sus ojos desbordaban determinación y fuerza. Él mismo se consideraba débil, pero realmente es un niño muy persistente.
—Pero... Ritsuka-chan va a volver con nosotros, ¿no?—cuestionó Mafuyu acercándose al aludido.
—Sí. Y te vamos a llevar también, Ritsuka, necesitamos la dirección de tu casa—respondí—. Tenemos que tener una buena estrategia. Vamos, Ritsuka, no hay tiempo que perder.
—Sí.
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Después de llevar a Ritsuka a su casa, emprendí camino a la universidad donde estudia Haruki, pero en esta ocasión no lo busco a él, sino que busco a Akihiko.
Ver la universidad me trajo muchos recuerdos: Mi padre quería que yo estudiase política y yo simplemente acepté porque no me interesaba ninguna otra carrera, luego me aburrió más la política y opté por simplemente dejar de estudiar para dedicarme totalmente a mi violín y a Mafuyu.
Caminé por la universidad cargando a Mafuyu hasta llegar al aula de música ya que ahí se encontraba Akihiko con su violín. Cuando nuestras miradas se cruzaron, recordé el momento en que lo conocí, la cara de impresión que puso cuando me oyó tocar por primera vez, la forma en que me pidió ensayar juntos...
—Hola, Aki—hablé sonriendo coloqué a Mafuyu en el suelo y casi al instante se puso a recorrer todo el aula viendo los diferentes instrumentos y otras cosas que había—. Haruki me dijo una vez que tú dejaste de venir al aula de música...
—Estaba muy ocupado con Akimi como para venir y practicar violín. Además, ¿tú no fuiste el que me dijo que si yo seguía practicando violín solo perdería el tiempo?—respondió el rubio colocando su violín en un escritorio junto al estuche de este.
—Me guardas rencor por todo, ¿eh?—murmuré sentandome en el escritorio del profesor—. ¿Y Akimi?.
—Sé quedó en casa con Haruki—contestó el rubio sentandose a mi lado dejando sus piernas colgando mientras que yo estaba en posición india—. Le dije a Haruki que lo mejor sería quedarse en casa debido a todo lo que ha pasado últimamente.
—¿Y aprovechaste la situación y dejaste a tu hija para que la cuide por ti?.
—No exactamente—aclaró el mayor—. Haruki insistió demasiado en quedarse cuidando a Akimi para que yo pudiera estudiar tranquilo. Yo me negué, e incluso me iba a traer a Akimi, pero ella comenzó a llorar cuando me alejé de Haruki. No me quedó de otra.
—Mmm... entiendo...—musité fijando mi mirada en el pelirrojo que tocaba con curiosidad el violín de Akihiko. El aula estaba vacía a excepción de nosotros tres y había muy poca gente en los pasillos. A través de la ventana se podía apreciar el hermoso otoño plasmado en las hojas rojas y naranjas de los árboles—y Haruki... ¿cómo está él?.
—Está un poco más animado, pero todavía le afecta mucho el tema de Ritsuka—contestó el rubio sin parar de mirarme, supongo que quiere saber mi reacción al oír su respuesta. Colocó su mano en mi cabeza para despeinar mis cabellos, Aki siempre me acaricia la cabeza cuando considera que estoy triste—. Haruki te aprecia...
—Aunque no de la forma en que me gustaría—dije bajando la cabeza—. ¡Pero no vine para eso!. Akihiko, ¿tú sabes por qué Haruki tuvo que abandonar a Ritsuka?.
—Sí, Haru me lo contó, me dijo que hizo un trato con los padres de Ritsuka, ellos prometieron no golpear a Ritsuka si Haruki lo llevaba por las buenas...
Lo supuse...
—Y vaya que cumplieron su palabra, pero igual Ritsuka está muy desnutrido. Ese mocoso fue ayer a mi casa—revelé apoyando mi codo en mi pierna para luego apoyar mi mejilla en mi mano—. El mocoso quiere ver a Haruki...
—Haruki también me contó que los padres de Ritsuka le prohibieron totalmente ver al menor, y que si ellos llegaban a verse, lo denunciarían. Los padres de Ritsuka están muy atentos a los movimientos de Haruki, estaría bien difícil hacer que se vean sin que los otros Uenoyama se enteren—comentó Akihiko. Mafuyu se acercó a Akihiko, sacó una galleta de su bolsillo y se la dió al rubio—. Gracias, Mafuyu.
El pelirrojo simplemente asintió con la cabeza ante el agradecimiento.
—Mmm... entonces solo hay que buscar un momento en que los padres de Ritsuka estén muy ocupados como para vigilar a Haruki...—dije pensativo.
—Eso estaría bien difícil... pero ya pensaremos en algo. Por ahora tendrás que encargarte de cuidar a Ritsuka, mientras yo cuido de Haruki, ¿bien?—respondió el rubio bajandose del escritorio, aún tenía en su mano la galleta que le dió Mafuyu—. Hay que buscar la ocasión perfecta para que se vean... estoy seguro de que cuando se reencuentren, Haruki va a tener más ganas de pedir su custodia...
—Muy bien, entonces así quedamos. Estaremos esperando una buena ocasión para que se reencuentren—dije bajandome del escritorio, acto seguido cargué a Mafuyu—. Deberías volver a clase, yo iré a buscar a Ritsuka.
—Bien.
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Después de haberme despedido de Akihiko emprendí camino a pie a casa de los Uenoyama. Mafuyu iba con la cabeza recostada en mi hombro mirando hacia atrás mientras que yo lo llevaba obviamente mirando al frente.
—Papi Ugetsu... ¿Ritsuka-chan se va a quedar con nosotros?—musitó Mafuyu.
—Solo por estos días—respondí acariciando sus rojas hebras—. Tranquilo, nada malo va a suceder. Prometo solucionar todo como siempre lo hago...
Las calles estaban algo desérticas, era algo extraño, casi no había autos pasando por la calle, pero supongo que es porque la mayoría de las personas deben estar en el trabajo o en la escuela.
Mientras iba cruzando la calle sentí unas manos posarse repentinamente en mi espalda para empujarme logrando hacerme tropezar.
Al enredarme con mis propios pies terminé por pisar mal y perder el equilibrio. También me torcí ligeramente el tobillo. A la hora de caer lo primero que pensé fue en Mafuyu y por eso coloqué mi mano sobre su nuca para proteger su cabeza del golpe.
Alguien me empujó y me había hecho caer en medio de la calle. Escuché a lo lejos aproximarse un automóvil, dirigiéndose hacia nosotros. Rápidamente solté a Mafuyu.
—¡Mafu, levántate y ve a la acera!—le dije. Me duele demasiado el pie y la rodilla, por eso no me creía capaz de levantarme, pero no me importó, ahora quiero simplemente salvar a Mafuyu. Mis manos ardían demasiado debido a la caída que sufrí. Sin embargo, Mafuyu no se levantó y trató de salvarse, sino que se apegó más a mi pecho—. ¡Mafu, ve a la acera, rápido!.
—¡No quiero, no lo haré sin papi Ugetsu!—espetó el pelirrojo con los ojos llenos de lágrimas y con su cuerpo temblando.
Estábamos tirados en plena calle. Dirigí mi atención al automóvil que avanzaba hacia nosotros—¡Mafuyu Murata, ve a la acera ahora mismo!.
Mis rodillas y mi pie me dolían, no me creo capaz de levantarme, pero eso no importa, lo único que pienso es en Mafuyu y en que no quiero que lo arrolle el auto también.
—¡¡No!!.
Mafuyu es muy necio, ni siquiera cuando su vida corre peligro me abandona. Aunque es un gesto dulce, no me parece justo ya que Mafuyu sí tiene oportunidad de sobrevivir, pero solo se aferra a mí.
Justo en ese momento que estamos al borde de la muerte, todas esas experiencias que marcaron mi vida vinieron a mi mente... cosas felices... cosas tristes... todo parecía ir en cámara lenta.
"Ugetsu, te vas a quedar viviendo un tiempo conmigo"
"¿Eh?, está bien, abuelo"
"¿Por qué juegas tanto con los animales y no con niños de tu edad?"
"Los animales son divertidos... además, no tengo amigos"
Esos tiempos cuando era niño y yo vivía con mi abuelo... y realmente siempre miraba a la nada pensando en todo...
"Ugetsu, me gustas"
"También me gustas, Aki. Seamos una pareja"
Esa emoción con la que fueron dicha esas palabras... la sonrisa que esbozó Aki al oír mi respuesta...
"¡¿Qué diablos intentas hacer?!"
"¡Si tanto te gustaba, ¿por qué tenías que herirme?!. ¡¿Acaso fuí yo el único que estaba realmente enamorado?!"
"¡Tal vez así sea!. ¡No me toques, vete!"
"¡¡Ugetsu!!"
"¡Que me dejes tranquilo!"
Aquellos errores que cometí y de los cuales solo me puedo arrepentir. Esos momentos... Aki no lo sabía, pero yo me ponía a llorar cada vez que lo iba irse, pensando "Tal vez no vaya a volver". Y estoy seguro de que él también la pasaba mal. A fin de cuentas... yo fui su primer amor y él fue el mío.
"¿Que son estos papeles?"
"Estos, Mafuyu, son unos papeles de adopción. De a partir de ahora serás mi hijo"
"¡¿Ugetsu-san será mi papá?!"
"Claro que sí, Mafuyu. Y ahora serás Murata Mafuyu. Lo siento, lo hice sin preguntarte, pero quería que fuera una sorpresa. Si no quieres considerarme tu padre, está bien, pero necesito esos papeles para mantenerte a mi lado"
"¡Está bien, me agrada que Ugetsu-san sea mi papá!"
Ese rostro lleno de heridas, pero con una sonrisa, me hizo feliz.
"Mmm... papi Ugetsu..."
"¿Eh?"
"¡Así te llamaré desde ahora, ¿te gusta, papi Ugetsu?!"
"Claro, Mafuyu"
Esa vez en la que Mafuyu me llamó "Papi Ugetsu" por primera vez fue uno de los momentos más felices de mi vida, desde que conocí a Mafuyu tuve ese instinto de querer cuidarlo...
"Sin importar quién diga lo contrario, Mafuyu es mi hijo" fue lo que decía yo en las entrevistas cuando me preguntaban que cómo es criar un hijo que no es mío teniendo 19 años. Siempre juntos Mafuyu y yo. En esos momentos felices de la vida, y también ahora que estamos a punto de morir... siempre, pero siempre estamos juntos Mafuyu y yo.
Ese pelirrojo tiene esperanza de salvarse si me abandona, pero no lo hace. Nunca me dejaría solo.
"Mafuyu no tiene a más nadie. Su madre murió. Su padre está en la cárcel. No tiene hermanos. No tiene conocidos. No tiene tíos. No sabe quiénes son sus abuelos y probablemente estén muertos también... simplemente está solo. Me preguntó qué será de Mafuyu si un día también me voy..."
"No digas eso, a ti y a Mafuyu les queda una larga vida por delante, no pienses en eso. ¿No eres tú el que siempre es optimista?"
"Sí, pero esto es difícil. Mafuyu es muy sensible con el tema de las muertes..."
"Entiendo, pero no te preocupes por eso ahora. Aprovecha el tiempo que están juntos"
"Mmm... tienes razón, Haruki"
Siempre fui muy transparente frente a Haruki. Incluso esas cosas que me costaba decir o que no podía decir las hablé con total tranquilidad frente a Haruki.
De mis ojos comenzaron a salir lágrimas. Mafuyu no pensaba soltarse de mi pecho. Y el conductor del automóvil probablemente no se había percatado que estábamos en medio de la calle. Todo parecía ir en cámara lenta. No me molesté en voltearme a ver quién me empujó ya que mi prioridad ahora no era eso, sino la vida de Mafuyu.
"Si yo dejara de existir, ¿qué sería de Mafuyu?"
"Si él y yo dejáramos de existir, ¿qué pasaría?"
Ahora mismo... no quiero morir. Este no es el final que le deseo a Mafuyu...
"Jamás te dejaré solo. Siempre voy a cuidarte, Mafuyu, no permitiré que nada malo te pase"
Yo no rompo mis promesas.
Cómo pude me arrastré a la acera, prácticamente gatee con Mafuyu sujetándose de mí, logré quitarme del camino antes de que el automóvil pasara. Me arrojé a la acera quedando boca arriba mientras Mafuyu seguía sin soltar mi pecho, él estaba llorando. Miré a la otra acera buscando a la persona que me empujó a propósito, pero no había nadie. Intentó matarme y escapó.
Mi pantalón, en la zona de las rodillas, estaba roto. Mis rodillas estaban sangrando y mis manos ardían. Afortunadamente Mafuyu no se lastimó, no se hizo ni un rasguño.
—Papi Ugetsu...—sollozó el pelirrojo apretando mi camisa. Sus lágrimas habían mojado ligeramente su camisa.
—Ya sé... te prometí que todo estaría bien siempre—susurré sintiendo un par de lágrimas deslizarse por mis mejillas, me apresuré en secar mis lágrimas y luego las de Mafuyu. Me abrazó muy fuerte mientras yo miraba hacia la otra acera buscando algún indicio sobre quién me empujó, pero no había nada.
Mi corazón latía demasiado rápido debido al miedo que sentí al haber estado al borde de ser arrollado. El corazón de Mafuyu estaba igual al mío.
—¿No te duele nada, Mafuyu?—pregunté sentándome, Mafuyu se colocó de pie sin parar de verme mientras lloraba—. Hey...—susurré acercándome a él para obtener su atención, sequé sus lágrimas— tranquilo, estamos bien.
—Papi Ugetsu está sangrando—hipó Mafuyu señalando mi rodilla.
—No te preocupes, no es nada grave—aclaré tratando de ponerme de pie. Mis piernas apenas y soportaban que yo esté de pie, sin mencionar que no podía apoyarme mucho en mi pie izquierdo debido al tobillo. Mi cuerpo temblaba demasiado al igual que él de Mafuyu—. Me asusté mucho, hijo.
Mis piernas me fallaban un poco debido a los raspones y golpes en mis rodillas, sin contar mi ligeramente torcido tobillo. Lo poco que me arrastré desde el medio de la calle hasta la acera solo había empeorado mis heridas. Mis piernas tiemblan al no poder resistir del todo con el peso de mi cuerpo, tuve que apoyarme en un poste de luz para poder manteneme de pie.
Suspiré. No podemos levantar una denuncia, es mejor no meternos en temas legales en estos momentos y menos quiero provocar que la gente haga un escándalo.
—Papi Ugetsu...—seguía llorando Mafuyu. Esta experiencia cercana a la muerte debe afectarle mucho...
Era aterrador pensar que estuvimos a poco de morir. Inevitablemente mis ojos se llenaron de lágrimas, pero me apresuré en secarlas, no es momento de llorar ni entrar en pánico o ansiedad, tenemos cosas por hacer como ir a buscar a Ritsuka.
Miré a Mafuyu y recordé algo: Mafuyu estaba mirando hacia atrás, es decir, él debió haber visto a la persona que nos empujó.
—Mafu, Mafu—musité acercándome y tomando sus mejillas buscando que pare de llorar—. Tranquilo. Respira y dime: ¿viste a la persona que nos empujó?.
Mafuyu seguía llorando. Luego de unos segundos, logró tranquilizarse un poco—Sí, lo ví, era un hombre...
Bueno, por lo menos sabemos que no es Yayoi.
—Muy bien, ¿y podrías describir a ese hombre?—pedí pensando en posibles sospechosos.
Aún mi cuerpo tiembla y la sensación de miedo no dejaba en paz mi pobre corazón. Pero ahora hay que mantener la calma.
Aunque por el momento creo que lo mejor es no levantar una denuncia, igual es importante saber quién intentó matarnos.
—Él...—habló Mafuyu, pero se puso nervioso—perdón, papi Ugetsu, no lo ví muy bien...
—Está bien, no importa si no lo viste bien—le susurré abrazándolo. Y pensar que estuvimos a punto... no, mejor no pensar en eso. Hay que mantener mente positiva y ser optimista.
—Pero... pude ver que tenía el cabello negro, un color parecido al de Ritsuka... no me fijé en lo demás...—musitó Mafuyu, sus manos sujetaban fuerte mi cabello—estuvimos a punto de...
—No lo digas, te dije que no iba a permitir que pasara nada—respondí abrazándolo fuerte para recuperar mis energías y tranquilizarme.
Entonces... si Mafuyu dice que tenía ese rasgo similar al de Ritsuka... debió ser su papá...
Esto es malo, deberíamos volver rápido a buscar a Ritsuka.
—Papi Ugetsu... Ritsuka-chan...
—Tomaremos un taxi—dije con determinación. Me cuesta mantenerme de pie así que dudo poder caminar lo que resta de camino hasta casa de los Uenoyama.
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Durante el viaje en taxi me sentí inquieto y aún tenía miedo. Si fueron capaces de eso, son capaces de todo.
—Papi Ugetsu...—habló Mafuyu sentado a mi lado tomando fuerte mi mano, ambos estábamos en el asiento de atrás del taxi—cuando estábamos en plena calle, la ví...
—¿La viste?—musité confundido. El ardor en mis manos y rodillas aún lo tengo—. ¿Qué viste?.
—A mi mamá...—respondió con su mirada fija en su regazo. Mafuyu logró tranquilizarse un poco, pero aún está inquieto y temblando—ella... estaba a un lado en la calle, se veía angustiada cuando notó que no te podías levantar... mientras yo estaba abrazando tu pecho la podía mirar, segundos antes de que consiguieras la fuerza para levantarte, ella sonrió y movió sus labios, dijo algo que no pude oír, pero a la vez... pude entender lo que quiso decirme.
Mi cuerpo comenzó a temblar al verlo, era doloroso para mí oír esas palabras salir de él sabiendo lo que significaban.
—¿Y que fue lo que te dijo?—pregunté, las lágrimas quemaban nuevamente mis ojos.
—"Todo estará bien"—respondió con simpleza. No soporté más y abracé fuertemente a ese pequeño pelirrojo.
—Mafuyu...—sollocé en su oído. El taxista nos dirigía fugaces miradas, pero lo ignoramos.
—Está bien, papi Ugetsu...—contestó correspondiendo a mi abrazo.
Lloré un rato en el pequeño hombro del pelirrojo, ahora era él quien trataba de tranquilizarme.
—Estaremos bien—dije separándome de él, Mafuyu trató torpemente las lágrimas que recorrían mis mejillas, le dediqué una sonrisa—. Vas a ver qué todo va a pasar.
"Serás mi hijo y desde ahora cuidaré siempre de ti"
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Me bajé del taxi sintiendo como la inquietud y el miedo crecía en mi pecho. Le dije a Mafuyu que me esperara en el taxi mientras yo hablaba con los Uenoyama. Mis manos estaban algo sensibles al igual que mis rodillas, pero ahora no me cuesta tanto caminar, con tal de no apoyarme en mi pie izquierdo.
Golpeé un par de veces la puerta de la casa de los Uenoyama. Pasados unos segundos me abrió una señora que me miraba con sorpresa. Supongo que es la mamá de Ritsuka.
—¡Hola!—saludé con una sonrisa por simple respeto—. ¿Su marido está en casa?.
—Ehh... no, salió hace rato, tal vez tarde en volver... ¿que desea?—dijo la mujer. Aumentando mis sospechas sobre que el padre de Ritsuka intentó matarnos.
—Vengo a buscar a Ritsuka—respondí sin borrar mi sonrisa—. Me lo llevaré a casa...
—¿Qué?, no, no puede llevar-
—¿Segura que quiere armar un escándalo?. Yo que usted dejo ir al niño por las buenas... a no ser que usted prefiera ir a la cárcel por la denuncia que yo podría levantar en su contra—respondí encogiéndome de hombros. Me cansé de lo manipulación de esta gente—. Supongo que usted no quiere ir a la cárcel.
La mujer se quedó callada un rato, en eso, Ritsuka apareció corriendo y me abrazó. El menor tenía una mochila colgando de sus hombros.
—Ritsuka...—musitó la mayor.
—Déjame—respondió el menor aferrándose a mi brazo.
Mis piernas aún me dolían y yo no podía caminar del todo bien, Ritsuka se percató de ello, pero no lo mencionó.
Ritsuka y yo simplemente caminamos lentamente de regreso al taxi.
—Oye...—habló nuevamente la mujer—¿tú vienes de parte de Nakayama?.
Me dí vuelta hacia ella sin borrar mi sonrisa mientras Ritsuka apretaba ligeramente mi mano, me dolió un poco la mano ya que todavía la tengo sensible debido a los raspones.
—¿Nakayama?—cuestioné fingiendo confusión—. No, no me suena ese nombre. Bueno, adiós.
Ritsuka y yo nos subimos al taxi. Y rápidamente nos fuimos de ahí dejando a la señora un tanto desconcertada.
Durante el viaje en taxi a casa, Mafuyu y Ritsuka se abrazaron mientras charlaban, incluso Mafuyu le relató sobre el accidente a Ritsuka y al taxista.
Mientras, yo miraba por la ventana del taxi pensando en posibles soluciones para esta situación.
💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️
Hi :3
No se hagan, pensaron que Ugetsu iba a morir x"d
Bye ❤
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