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Capítulo 22

—No estás bien—declaró mi hermana mayor acariciando mis cabellos, ambos estábamos sentados en el sofá de mi casa, mi cabeza estaba recostada sobre su hombro—. ¿Qué pasó con tu hijo?.

—Es una larga historia—dije sonriendo sin mucho ánimo—. Tal vez algún día te la cuente...

—Tenemos tiempo ahora...

—Sí, pero ahora es un tema que prefiero no tocar mucho... la herida está muy abierta...—musité, mis ojos estaban llenos de lágrimas. No quiero llorar y menos frente a mi hermana ya que no quiero preocuparla más, aún así, sigo sintiéndome devastado. Mi hermana se colocó de frente hacia mí y comenzó a pellizcar y jalar mis mejillas—¡duele, duele, duele!.

—¿Dónde está el niño que siempre sonreía mientras jugaba?—preguntó ella sin dejar de jalar mis mejillas—. Aquí solo veo a un universitario deprimido...

—Eso es lo que soy ahora... un gran-

—Dí "inútil" y lo último que verás será a mi caballo pisoteandote.—Me amenazó.

—La verdad iba a decir "idiota"—murmuré desviando la mirada. Ella siguió molestando mis mejillas—. ¡Duele, duele!.

Mi hermana dejó salir un suspiro antes de soltar mis mejillas. Mis hermanas siempre saben cuando estoy deprimido y siempre se encargan de hacerme sentir mejor. En este caso, mi hermana mayor decidió hacerme compañía un rato para animarme. Ella notó mi depresión cuando hablamos por teléfono hace un rato.

—¿Cuando creciste tanto?—preguntó la mayor de repente—. Todavía recuerdo cuando eras un niño y te la pasabas pidiéndome que te leyera un cuento.

Solté una ligera sonrisa al recordar aquella época. Cuando yo era niño, me sabía todos los cuentos e incluso sabía leerlos, pero igual me gustaba que mi hermana mayor o mi madre me los leyera y me la pasaba insistiendo que me leyeran uno.

Mi madre siempre me cuenta historias sobre las travesuras que yo hacía de niño. Mis hermanas también tienen algunos recuerdos de los juegos que jugaban conmigo. Hay muchas cosas que olvidé conforme fuí creciendo, pero afortunadamente tengo a mis hermanas y a mis padres para que me recuerden todo acerca de mi infancia y adolescencia.

—No me había dado cuenta de lo mucho que cambian las cosas—dije volviendo a recostar mi cabeza en el hombro de mi hermana. Me sentía como un niño asustado que buscaba refugio en su hermana mayor. Reflexiono mucho siempre que estoy con mis familiares cercanos.

—Verte así de deprimido me recuerda a las veces que te caías cuando eras pequeño y venías llorando a dónde estaba yo, mamá me decía que te distrajera para que dejes de llorar, entonces yo te llevaba a dónde estaban las gallinas y los conejos, a los minutos empezabas a sonreír de nuevo. Eras muy bipolar, pero supongo que eras así porque siempre fuiste el más consentido de los tres...

—Tú también eras muy mimada por ser la mayor—respondí.

—Ajá, pero tú eres el único varón, además, los hermanos mayores somos los menos consentidos—comentó la mayor rodando los ojos. Reí ligeramente por sus palabras, pero mi risa se desvaneció al recordar lo que sucedió con Ritsuka.

Quería contarle a mi hermana todo lo que sucedió con Ritsuka, pero me resultaba imposible decirlo. Cada vez que lo intentaba, un nudo en mi garganta no me permitía decir las palabras que realmente quiero transmitir. Esta situación me estresa y me desespera mucho. Suspiré

De repente, mi hermana se colocó de pie—¿Ya te vas?—cuestioné

—Sí, no me puedo quedar mucho, de seguro que Kou-chan enloqueció a su papá, mejor es que yo vuelva temprano a casa—dijo la mayor mientras despeinaba mi cabello—. Por cierto, mañana te iré a buscar a la universidad para que pases el día en mi casa. Kou-chan siempre alegra a quien lo ve, estoy segura de que jugar con él te animará un rato. Te hará bien pasar tiempo con la familia, ¿te parece?.

—¿Lo harás me parezca o no?.

—Sabes que sí—contestó mientras caminaba hasta la puerta para posteriormente abrirla—. Nos vemos.

Tan pronto como lo dijo y sin esperar respuesta, mi hermana desalojó el apartamento cerrando la puerta tras haber salido.

Volví a hundirme en mi soledad y mi desgana. Me acosté en el sofá abrazando mi almohada. Los días se vuelven cada vez más difíciles de sobrellevar.

Saqué mi teléfono del bolsillo de mi pantalón y lo encendí para confirmar que no he recibido llamadas ni mensajes de Ugetsu. Es extraño porque a esta hora se supone que ya debería haber llegado... quiero llamarlo para saber si llegó bien, pero creo que sería mejor esperar a que me llame.

Extraño mucho a Ugetsu la verdad...

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A pesar de que no dormí nada anoche, igual el amanecer llegó.

Miré mi reflejo en el espejo del baño, bajo mis ojos están unas marcadas ojeras, estoy más delgado de lo que estaba hace un mes y mi cabello no ha crecido tanto. Tengo un aspecto deplorable y bastante patético.

Mi autoestima es nula.

Últimamente me siento más cansado de lo usual, pero supongo que es un agotamiento emocional o algo así. Han sucedido demasiadas cosas que me quitan las ganas de vivir, pero mi madre me enseñó que hay que seguir avanzando sin importar las dificultades. A pesar de que el peso de la culpa no me deje respirar, sin importar lo mucho que duela, igual debo seguir avanzando.

Suspiré.

Debo tratar de no pensar en cosas deprimentes, no me hacen bien, pero es algo inevitable pensar en todos mis defectos. No puedo ver mis virtudes, tal vez no las tengo.

Salí del baño, me dirigí a mi habitación para recoger los libros que me corresponde llevar hoy y posteriormente guardarlos en mi mochila.

Mi nueva rutina es muy monótona y muy insípida. Ahora veo mi vida con tristeza y arrepentimiento.

Emprendí camino a la universidad mientras comía una muy roja manzana. Probablemente mi cabello está revuelto ya que se me olvidó peinarlo en la mañana. Antes, cuando yo tenía mi cabello largo, me fijaba mucho en si mi cabello estaba bien arreglado o no, me gustaba hacerme peinados en la mañana a pesar de lo femenino que sea eso. Ahora ni me fijo en cómo está mi cabello.

Llegué a la universidad casi al mismo tiempo que terminé de comer la manzana. Los otros estudiantes ya no me miraban tanto, o por lo menos no tanto como ayer. Supongo que es porque Akihiko ya desmintió lo que decían los rumores sobre mí.

Caminé por los pasillos de la universidad dirigiéndome a la azotea donde sospecho está Akihiko.

Mis suposiciones fueron acertadas.

Akihiko estaba de pie casi en el centro de la azotea cargando a Akimi y palmeando suavemente la espalda de la menor. Noté que Akimi miraba y abrazaba un peluche con la forma de una ardilla de color café.

—Hola, Akihiko—saludé para luego acercarme a la menor y acariciar cuidadosamente sus cortas hebras rubias—. Hola, Akimi.

—Buenos días, Haruki—respondió el rubio dejando de palmear la espalda de Akimi para acariciar mi cabello—. ¿Ya desayunaste?.

—Una manzana.

—Eso no cuenta como desayuno—aclaró Akihiko sonando algo molesto, supongo que no le gusta que yo no me alimente bien—. Bueno, por lo menos comiste algo...

Dirigí mi atención al peculiar peluche que estaba en brazos de la menor. Mayormente los peluches tienen forma de osos o perros, la verdad es la primera vez que veo un peluche con forma de ardilla, y eso que mis hermanas tenían cientos de peluches y muñecas.

—¿Akimi no tiene muñecas?—cuestioné.

—Nop, primero porque ella es muy pequeña todavía para jugar con muñecas; y segundo porque, desde mi punto de vista, la mayoría de las muñecas para niñas son como para enseñarles a ser mamá y Akimi no necesita de eso porque no será mamá hasta los 35 como mínimo—contestó el rubio mirando a su hija, la cual se reía mientras me veía—. Y no, no son celos de padres, es solo pensar en su bienestar y en que no debe cometer los mismos errores yo.

—Y claramente ya tienes celos de padre. La verdad siempre supuse que serías un padre celoso—comenté—. Ya te imagino interrogando a las futuras parejas de Akimi para saber que intenciones tienen con ella.

—¿Interrogar futuras parejas?, pfff, ¿y quién dijo que le dejaré tener pareja?—bromeó Akihiko.

Akimi hizo puchero sin dejar de verme—Tranquila, Akimi, yo seré tu alcahueta.

—Nadie será alcahueta de nadie—dijo Akihiko—. Ya ambos están formando su alianza y poniéndose en mi contra...

Reí suavemente al oír esa última frase que dijo. Por un segundo pude olvidar mis preocupaciones y simplemente reír. Hacía tiempo que yo ni siquiera sonreía.

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Durante las clases, mi mente estuvo en blanco y nuevamente no me podía concentrar en lo que dictaba el profesor. Incluso casi me quedo dormido en plena clase. Akihiko me hizo prometerle que comería con él después de clases.

Obviamente Aki notó que yo no me alimento bien y por eso quiere asegurarse de que yo almuerce bien.

Antes de salir de mi aula, le envié un mensaje a Ugetsu preguntando si llegó bien de su viaje. Es raro que no haya intentado comunicarse conmigo, tal vez está cansado del viaje y yo solo lo estoy molestando, o tal vez se olvidó de mí...

Akihiko y yo acordamos encontrarnos en la entrada de la escuela, pero decidí ir primero al baño para arreglar un poco mi desordenado cabello.

Ingresé al baño notando casi al instante que no había nadie dentro, no me extraña ya que todos deben estar por irse a su casa. Miré mi reflejo en el enorme y rectangular espejo, sigo sin ver mis virtudes, considero que no tengo nada bueno.

Me dediqué a peinar mi cabello hacia abajo usando mis manos y sin dejar de mirarme en el espejo. Escuché como alguien ingresaba al baño, pero le resté importancia, de seguro solo es algún estudiante que planea hacer sus necesidades antes de emprender camino a su casa. Logré arreglar un poco mi cabello.

—Oye, Haruki.—Esa voz... sentí un escalofrío recorrer todo mi ser, me sorprendí y me asusté al ver a esa persona.

—Yayoi...—musité nervioso, ¿qué hace aquí?—este es el baño de hombres.

—Ya sé—respondió acortando un poco la distancia entre nosotros. Me está asustando—. Oye... Haruki... si no te hubieras enamorado a Akihiko, ¿ahora tendrías novia?.

—Supongo... no lo sé, y no es realmente importante. Deberías irte—dije esquivandola y dirigiéndome a la puerta del baño, pero Yayoi me sujetó de la mano impidiéndome salir.

—Quédate un momento—pidió ella en un susurro que solo me generó más escalofríos.

—¿Por qué debería?, si tú-

Me callé al ver cómo desabotonaba su camisa, automáticamente dirigí mi vista hacia otro lado. Quise salir, pero Yayoi se colocó frente a la puerta impidiéndome el paso. Me alejé de ella, no sabía sus intenciones. Si se está quitando intencionalmente su camisa, significa que trama algo y probablemente sea algo en mi contra. Cubrí mi rostro con mis manos, esto era extraño e incómodo.

—Abotonate la camisa—ordené en un tono firme. Esta situación es muy rara.

—Haruki.—Podía sentir como se acercaba a mí.

—¡Abotonate la camisa!.

Segundos después de que demandé eso, sentí como Yayoi tomaba mi mano, por instinto la miré para ver qué intentaba hacer, su camisa estaba totalmente desabotonada, inmediatamente aparté mi mirada de ella. Sin embargo, ella no soltaba mi muñeca, tiene más fuerza de la que aparenta tener.

Dirigió mi mano hasta su pecho y antes de que yo pudiera preguntarle qué intentaba hacer o tan siquiera apartar mi mano, Yayoi gritó.

Con sus dos manos sujetó mi muñeca izquierda con fuerza para que yo no apartara mi mano de su pecho por más que yo intentase.

—¡Ayuda, un abusador, ayuda!—gritaba Yayoi. Rápidamente me aparté de ella y pude ver cómo una cínica sonrisa ser formó en sus labios.

Comprendí su plan.

Llegaron velozmente varios chicos a ver qué sucedía, Yayoi se puso a llorar frente a los chicos y a decirles que yo había intentado abusar de ella.

Los chicos me miraron feo. Por la buena actuación de Yayoi y las circunstancias en las que nos encontraron, es obvio que le van a creer a ella.

—Juro que yo no hice nada, yo-

Me callé al sentir como un chico me sujetaba del cuello de la camisa para pegarme contra la pared.

—Eres un asqueroso para atreverte a hacer algo así—exclamó el chico que ahora me estaba agrediendo. Otro chico jaló mi cabello solo para molestarme. Yayoi estaba al otro lado del baño siendo consolada por varias chicas.

El chico que sujetaba el cuello de mi camisa me propinó un puñetazo en la cara logrando romper un poco mi labio inferior. Me sentía entre confundido e impactado mientras recibía varios insultos de los presentes.

—¡¿Qué sucede aquí?!—exclamó Akihiko, quien recién estaba apareciendo y tenía a Akimi en brazos. Rápidamente el rubio se colocó frente mío para defenderme. El chico que me sujetaba anteriormente me tuvo que soltar—. Te prohíbo hacerle algo.

—¡El muy sucio de Nakayama había intentado abusar de Uenoyama-san!—contestó uno de los chicos de mi clase.

—No tienes el más mínimo derecho de hablarle así—aclaró el rubio totalmente molesto acercándose al joven que le había contestado—. Conozco perfectamente a Haruki y él no sería capaz de hacer ese tipo de cosas. Dime: ¿acaso fuiste testigo de lo que pasó?.

—¡No, pero las pruebas dicen que Nakayama sí intentó abusar de Uenoyama-san!, es un degenerado.

—¡Las pruebas pueden decir lo que sea, pero tengo la certeza de que Haruki no intentó nada!, llámalo "sucio" de nuevo y verás como-

—¡Akihiko, tranquilo!—hablé sujetando al aludido. Lo conozco, está muy molesto y quiere desquitarse, pero está mal que busque pelear y menos ahora que tiene a Akimi en sus brazos.

—¡¿Y te vas a poner de su lado?!—vociferó otro chico—. Yayoi es la madre de tu hija y te vas a poner del lado del hombre que quiso abusar de ella. ¿Ustedes dos intentan hacerle la vida imposible?.

—¡Eso no es así, no hables si no tienes ni la menor idea de lo que sucede!, tú ni siquiera-

—Akihiko, cálmate—intervine, coloqué mis manos en las mejillas del rubio buscando que haga contacto visual conmigo. Las miradas de algunos estaban puestas en nosotros, pero no me importó—. No puedes pelear, tienes una hija, mira, en tus brazos está una niña. Hay una vida que depende de ti, no vale la pena que te pongas a pelear.

Akihiko dirigió su mirada al resto de jóvenes que estaba dentro del baño y luego volvió a mirarme. Akimi estaba tranquila pegada al pecho de su padre mientras miraba a su madre.

El rubio tomó mi muñeca para jalarme hasta sacarme del baño. En el proceso oí varios insultos que me dirigieron. Akihiko me guío hasta el pasillo del tercer piso. Este pasillo es poco transitado a estas horas por lo que aquí podemos estar a solas.

—¡¿Qué demonios pasó ahí?, juro que estaba por matar a alguien cuando te ví así. No puedo, simplemente no puedo controlarme...—decía un estresado y exaltado Akihiko.

Me siento muy abusado realmente. Haberme defendido yo mismo no hubiera hecho la diferencia ya que todos los estudiantes estaban en mi contra y seguro me hubieran matado si yo intentaba hacer algo. La verdad me molestó que Akihiko me defendiera, ¿qué hubiera pasado si él terminaba peleando o algo parecido?, debió pensar en Akimi primero, no vale la pena que me defienda, él debe cuidarse mucho al ser lo único con lo que cuenta Akimi.

—Fue algo idiota lo que hiciste, estuviste a punto de pelear y tenías a Akimi en tus brazos. Debes ver tus prioridades, yo no importo, Akimi debería ser lo más importante para ti—dije. Me odié por haberme puesto feliz al verlo defendiéndome.

—¡No podía quedarme con los brazos cruzados viendo cómo te maltrataban!, ¡estás entre mis prioridades junto a Akimi, lo mismo que haría por ella lo haría por ti!.

Mis ojos estaban llenos de lágrimas la verdad, todo esta situación me afectaba bastante.

—¡Igual debes pensar más en el bienestar de tu hija. Akihiko, Akimi no cuenta con más nadie. Si tú no estás para Akimi, ella no tendrá a más nadie, no debes ser tan imprudente, debes pensar en ella!—contesté algo molesto. No me gustaba que otros arriesguen su bienestar por mí—. Yayoi me tendió una trampa por decirlo así... está muy difícil demostrar que soy inocente.

Akihiko se acercó aún más a mí y tomó mi mano—Si te hundes, me hundo contigo.

Aparté mi mano de la suya.

—Precisamente eso es lo que quiero evitar: que te hundas conmigo—aclaré bajando mi mirada. Jamás me perdonaría que Akihiko la pasara mal por mi culpa—. Estarás mejor sin mí.

—Claro que no.

—Sí, lo estarás.

—No, no estaré nada bien sin ti. Me importas mucho—reveló tomando mi mejilla y acariciándola con su dedo pulgar. Mi cuerpo temblaba ligeramente, la anterior experiencia me tenía nervioso y asustado—. Siempre me voy a preocupar por ti te guste o no...

Bajé mi cabeza dejando mi mirada fijada en el suelo, las lágrimas queman ligeramente mis ojos.

—Gracias por tu preocupación y gracias por haberme ayudado—musité, mi labio inferior temblaba un poco, el sabor metálico de la sangre permanecía en mi boca. Una lágrima se deslizó por mi mejilla izquierda.

¿Por qué yo mismo no me permitía ser feliz?, ¿por qué no puedo ser egoísta?.

—Tranquilo—habló Akihiko con su mano sobre mi cabeza acariciando mi cabello—. Estás bien—susurró agachándose un poco para poder ver mi rostro, de mis ojos no paraban de salir lágrimas mientras yo mismo mordía mi labio inferior. El rubio trató de secar mis lágrimas, pero era inútil hacer eso—. Tranquilo, ya pasó. No hiciste nada malo. Tendré en cuenta eso que dijiste y trataré de cuidar más de mi mismo, tú también trata de cuidar mejor de ti...

—No volveré a fiarme ni un poco en Yayoi—comenté. El nudo en mi garganta no me permitía hablar tanto—. No puedo más...

—Eres muy fuerte, Haruki, no cualquiera hace las cosas que has hecho y sigue adelante—contestó Kaji uniendo su frente con la mía. Esa última acción que realizó me hacía sentir bastante feliz la verdad—. Siempre hago las cosas mal, termino equivocandome una y otra vez. Seguiré esforzándome por hacer las cosas bien, lo haré por mi hija y por ti. Siento que no te he demostrado del todo como realmente me siento. A veces... soy muy malo en estas cosas.

—No hace falta que digas más—hablé mientras abría mis ojos, mi mirada se topó con los ojos verdes de Akihiko—. Descuida, entiendo a la perfección lo que quieres decir.

—Haruki... ¿puedo besarte?.

Mi corazón se aceleró al oír esa pregunta, su mano libre había dejado de acariciar mi mejilla para tomar mi mano, ambos mantuvimos el contacto visual. Esa simple pregunta que conlleva muchas cosas había hecho que olvidase el mundo a mi alrededor. Por un segundo, olvidé el reciente problema que hubo con Yayoi.

Las lágrimas seguían deslizándose por mis mejillas.

—Sí—musité y casi al instante sentí los labios de Akihiko tocar los míos en un suave y muy dulce beso. Cerré mis ojos dejándome llevar por el beso, me hacía olvidar lo que sucedió hace prácticamente nada. Por un segundo hasta olvidé que yo ya no era pareja de Akihiko.

Mi mano disponible tomaba la cintura del rubio. Aquel mágico beso duró unos segundos nada más.

Akimi estaba distraída con su ardilla. Mientras Akihiko y yo estábamos concentrados en la mirada del otro mientras sonreíamos mutuamente.

Por un segundo creí que todo estaría bien, pero lastimosamente no iba a hacer así y menos estando en mi situación.

Recosté mi cabeza del pecho de Akihiko quedando de frente hacia Akimi, era reconfortante estar al lado de este par de rubios.

—¿Qué pasa si los profesores se enteran sobre lo sucedido?, ¿y si Yayoi levanta una denuncia en mi contra?, ¿qué se supone que debo hacer ahora?—decía yo con desesperación. Si Yayoi fue capaz de hacer esto, también es muy capaz de denunciarme o acusarme con el director—. Los rumores vuelan, seguro ya media escuela lo sabe...

Realmente no me importa como me ven los otros estudiantes, aún así duele bastante que te digan muchas cosas hirientes sin siquiera conocerte.

—Tranquilo, te prometo que nada grave va a suceder. Todo va a estar bien—me susurró Akihiko acariciando mi nuca. Sus caricias son muy relajantes. Me hacía querer confiar en sus palabras... sin embargo... ¿realmente todo va a estar bien?.

Que Yayoi me acuse de haber intentado abusar de ella es algo grave. Soy mayor de edad, una denuncia de ese tipo me perjudicará gravemente.

Por ahora solo me queda confiar en ese "Todo va a estar bien" que me dice Akihiko.

💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️

Hi... :3

Creo que este es el capítulo más largo que he hecho... jeje

Bueno, como supongo este capítulo los habrá desanimado un poco (?), les contaré una chistosa anécdota que me sucedió cuando ví Given con mi madrastra, simplemente se los contaré para que no andén tan deprimidos (?) :3

Verán, cuando mi madrastra vió Given, no se aprendió los nombres de los personajes, solo se aprendió los nombres "Mafuyu" y "Yuki" con los demás ella es un desastre así que simplemente le ponía apodos a todos.

Pero hay un apodo que quiero resaltar de los que ella le colocó a los personajes de Given, y es el apodo que le puso a Ritsuka.

Les cuento. En mi país no se dice "calabaza", sino se dice "Auyama". Entonces como a mí madrastra le costaba decir "Uenoyama", ella decía "Auyama" porque asoció una cosa con la otra. "Auyama: el novio de Sato", "Auyama, el que toca la guitarra", "Auyama, el prota de Given" :v

Me da risa porque cada vez que ella o que alguien de mi familia dice "Auyama" pienso en Ritsuka y en Mafuyu diciendo "Auyama-kun" XD

Ahora siempre asocio Auyama con Uenoyama xd. El resultado total es: Uenoyama, Nakayama, Kageyama y Auyama.

Jeje, bye ❤️

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