Capítulo 2
Yayoi no se separaba de Akihiko. No podría definir una razón en específico, simplemente ella no se alejaba de él y él no apartaba su vista de mí, eso me hacía sentir raro.
—¡Mira, Haruki-chan, el príncipe está peleando con los dragones!—dijo Ritsuka señalando la televisión donde daban una serie animada infantil—. ¿No crees que el príncipe se ve increíble combatiendo dragones?.
Ritsuka se veía maravillado con las series infantiles, yo simplemente atiné a asentir ante su pregunta y seguirle la corriente.
—Rikka, no fastidies mucho a Haruki, siempre te pones muy hiperactivo luego de ver caricaturas—dijo Yayoi, Ritsuka desvió la mirada e inmediatamente soltó mi mano, pero yo volví a tomar su pequeña manito entre las mías.
—Descuida, no es molestia, Uenoyama-chan es un niño encantador—dije viendo cómo los ojos del menor brillaban ante mis palabras. No permitiré que lo hagan sentir mal.
—Haruki... podemos conversar un momento—habló Akihiko sin mirarme a los ojos, lo pensé unos segundos antes de asentir con la cabeza. Ritsuka jaló un poco mi mano ya que no quería que yo me levantara, pero le dije que solo sería por unos minutos y que luego seguiría viendo dibujos animados con él.
Akihiko y yo nos dirigimos a la cocina para poder hablar con algo de privacidad, Yayoi estaba concentrada en su teléfono y Ritsuka en la televisión así que podíamos hablar en paz.
—¿Sucedió algo malo?—pregunté fingiendo absoluta ignorancia sobre el asunto, en parte no quería hablar del tema, pero era inevitable.
—Haruki.... ¿que opinas sobre la situación?—indagó apoyándose de la mesa—. Sé honesto, dime unas verdades en mi cara, aceptaré todo tus insultos o lo que sea por haber sido causante de esta situación.
—Eso fue antes de iniciar la relación, no tengo porqué recriminarte nada—aclaré acariciando su mejilla—. Pero... ¿de verdad quieres seguir con nuestra relación?, el bebé debe tener prioridad, y por él debes...
—Haruki—me llamó mientras tomaba mis mejillas—. Ten la certeza de que lucharé por ti y lucharé por el bebé, no dejaré a ninguno a un lado.
—Dices eso, pero sé cómo terminan este tipo de cosas, en algún punto...
Preferí dejar mi frase inconclusa sabiendo que él entendería a la perfección a que me refiero. Kaji plantó un dulce beso en mis labios mientras acariciaba mis cabellos, no pude hacer más nada que ceder al beso y corresponderle.
No odio a Akihiko, no puedo odiarlo, no tengo porqué odiarlo... este amor me llevará a la ruina y aún sabiendolo... sigo sin hacer nada al respecto...
Mis ojos se cristalizaron levemente al sentir toda aquella calidez de Akihiko que me hacía olvidar todas mis malas experiencias, habían tantas razones por las que aún seguía amándolo al igual que habían tantas cosas que me terminaban hiriendo.
Amarlo es un arma de doble filo...
Al separarnos, besó mis mejillas tratando de aliviar mi dolor, yo solo podía pensar en el "después" de esto, pero ahora me concentraría en vivir un "presente" a su lado, hasta el tiempo que me sea permitido.
—Perdóname por haberte metido en esto—me susurró en el oído mientras me abrazaba.
—Descuida...
Luego de otro dulce beso volvimos a dónde estábamos en la sala, el menor de todos me hablaba de sus series favoritas mientras su rostro brillaba, me alegraba verlo así.
Al rato, llegaron los padres de Ritsuka y Yayoi. Yo estaba demás ahí, pero permanecí en silencio.
La menor y su mamá preparaban la cena mientras que yo me encargué de ayudar a Ritsuka a desmantelar el castillo y guardar todos los bloques en su caja, pero él dijo que se quería quedar con un dragón afuera y como hizo puchero no me pude negar.
A la hora de comer todo fue tranquilo, estuvimos sentados comiendo, aún sentía como yo sobraba en la situación. Yayoi se había sentado junto a Akihiko y yo me senté junto a Ritsuka.
Me percaté de como los adultos regañan a Ritsuka por simples detalles y Ritsuka acata sus órdenes sumisamente. El menor se sentía algo frustrado ante cada cosa que le decían, por eso, lo quise tranquilizar pasándole mi postre para que se lo comiera también, primero lo rechazó, pero insistí hasta que aceptó, él se sonrojó mientras lo comía y me sonrió de vez en cuando.
La sonrisa de Ritsuka lograba hacer que yo olvidara todo lo que había sufrido en tan solo un día, aún así recordaba aquel dolor cada vez que miraba a Yayoi o a Akihiko.
No se puede predecir el futuro, aún así solo veo una sola forma de que esta situación acabe.
—Rikka, ve a tú habitación, hay algo que vamos a hablar los adultos—dijo Yayoi indicando que ya está por dar la noticia.
—Pero aún no he terminado mi postre...—respondió el niño.
—Rikka, que vayas a tu habitación, comelo allá si quieres—habló con más firmeza y carácter la mamá del menor.
Ritsuka tomó su plato con pastel y se retiró a su habitación nuevamente deprimido. A este paso el pobre quedará con traumas irremediables.
—Padre, madre...—balbuceó Yayoi mordiendo su labio inferior—yo... estoy embarazada.
Silencio absoluto, solo sonaba el tintineo de los cubiertos cayendo a la mesa. Akihiko se veía nervioso, pero dispuesto a enfrentar lo que sea por tratar de arreglar la situación. El rostro del papá de Yayoi se llenó de enojo e ira, incluso hasta a mí me dió miedo.
Pasado unos segundos sentí como el puño del señor Uenoyama impactaba contra mi mejilla provocando que yo cayera al suelo a pesar de estar sentado. La señora Uenoyama tenía un rostro de decepción y dolor. Yo no me mostré afectado ni asustado por la situación, no hice nada malo, no tengo porqué temer, aún así, en mi garganta había un enorme nudo.
—¡¡¿Cómo te atreviste a embarazarla?!!—gritó el padre de Yayoi tomándome del cuello de la camisa, mi mejilla estaba roja y mi labio derramaba un poco de sangre, pero no era nada tan grave o por lo que preocuparse, a fin de cuentas yo no importo.
—¡Papá, no fue él!—intervino la menor apartándome de su progenitor—, fue Akihiko, papá, fue con Akihiko con quién estuve...
—¡¿Qué diablos, Yayoi?!—respondió el mayor mirando feo a Kaji. El menor solo desvió la mirada avergonzado—. ¡¿Cómo pudiste permitir que te embarazara, Yayoi?!, ¡¿estás demente?!.
—Ella solo se entregó a la persona que ama...—murmuré tocando mi mejilla, aparentemente pensé en voz alta. El padre de Yayoi fijó nuevamente su atención en mí. La madre de Yayoi solo estaba con una expresión fría e indiferente. Kaji se colocó delante de mí con intenciones de defenderme, aún así se veía más nervioso que yo.
—Papá, Akihiko es el padre de mi hijo y-
—Yayoi, ¡esto no es juego, llevas un bebé en tu vientre!—exclamó la madre de la joven—. ¡¿Tienes idea de lo que implica que tengas un hijo?!.
No podían hablar cordialmente, todos simplemente gritaban unos a otros. Dejé de prestarles atención en el momento en que Akihiko acarició mi lastimada mejilla.
—¿Estás bien?—me susurró el rubio, él tenía unas profundas ganas de besarme en este instante, pero se contenía porque no era la mejor ocasión para hacerlo. Yo simplemente asentí con la cabeza para no entrar en detalles.
—¡¡Kaji, tú te vas a hacer responsable de ese bebé y vas a casarte con Yayoi!!—decidió el mayor señalando a Akihiko. Por tantos gritos, Ritsuka se asomó a ver qué sucedía.
—¡Padre!, eso no va a pasar, Akihiko tiene a Haruki en su vida, no puedes obligarlo a casarse—dijo Yayoi abrazando su vientre. Ella está siendo bastante precavida de que nada le sucediera al bebé. El señor nos miró a Akihiko y a mí con asco. No me sorprende tanto en la situación, de alguna forma no es la primera vez...
—¡Que asco, una relación entre dos hombres no cuenta como relación, que asco la gente gay, Kaji te casarás con Yayoi!, ¡y tú, Yayoi, si tienes alguna queja, hubieras pensado en eso antes de permitirte quedar embarazada!. Hablaré con los papás de Akihiko—dijo el señor Uenoyama aún sin bajar el tono de voz.
—Papi...—habló el pequeño Ritsuka con la voz temblorosa llamando la atención de todos—una relación entre dos varones es igual a una relación normal... todos somos humanos... y golpear es lo malo, una relación entre dos chicos está bien... ¿no?... yo... yo...
El niño tenía sus ojos llenos de lágrimas y su pequeño cuerpo no paraba de temblar, él apretaba fuertemente el borde de su camisa.
—¡¿Que mierda hablas, Ritsuka?!—vociferó el señor Uenoyama acercándose el menor asustando más al pequeño. Apenas ví como le alzaban la mano al pequeño, me levanté y me interpuse entre el menor y el señor, terminé recibiendo el golpe que originalmente iba a para Ritsuka, pero no me importó, un niño pequeño no tiene porqué ser golpeado cuando no ha hecho nada malo.
Mi mejilla ya estaba roja de por sí por el primer golpe, el rojo se intensificó por el segundo golpe.
Pero no me importaba ser golpeado si es por una buena causa. Ritsuka estaba aferrado a mí pecho llorando, yo estaba agachado frente a él mientras palmeaba su espalda y le pedía que se tranquilizara.
—Señor Uenoyama—hablé yo tratando de consolar al niño entre mis brazos—. Concuerdo con usted con el hecho de que estuvo mal que Yayoi se embarazara, comprendo su posición y los motivos por los que dice todo eso... aún así no permitiré que siga hablando de esa forma de mí y mi relación con Akihiko. Y sin embargo... comprendo cuando es bueno retirarme, por eso, he decidido dejarles el camino libre a ellos, para que críen su hijo juntos y formen una cálida familia. Comprendo cuándo estoy sobrando. Yo... me retiro.
Todos estaban en shock por mis palabras, por primera vez había hablado firmemente ante ellos. Simplemente me levanté, Ritsuka se aferró a mi pierna mientras seguía llorando, tuve que separarlo.
—Haruki-chan—hipó el menor sin soltar mi pierna.
—Me tengo que ir, pequeño, pero tú debes quedarte aquí—le susurré a Ritsuka limpiando sus lágrimas.
—Fue por tu estúpida mal influencia que Ritsuka dice esas cosas—replicó el mayor cruzado de brazos.
—Rikka, ven aquí con mami—dijo la mujer, pero el aludido la ignoró y me abrazó más fuerte. Tuve que separarlo de mí y salí de esa casa sin importar que Akihiko no parara de llamarme.
Apenas salí de la casa sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, me sentía una total basura por todo lo que ha sucedido, soy la razón por la que Akihiko no puede formar libremente su familia, creo que lo que hice fue lo mejor. A fin de cuentas yo solo soy un estorbo en este asunto.
—¡¡Haruki-chan!!—gritó el pequeño Ritsuka desde el umbral de su puerta, sus padres le estaban gritando exigiendo que volviera a entrar, pero el niño los ignoraba—. Haruki-chan, me quiero ir contigo.
—Debes quedarte, pequeño—le susurré tratando de irme, pero mi corazón no es lo suficientemente frío como para dejarlo ahí al niño.
—¡No quiero, Haruki-chan, no quiero quedarme aquí!. No hace falta que me des comida, limpiaré tu casa siempre si quieres, puedo dormir en el suelo, cumpliré con lo que me pidas, pero quiero irme contigo—expresó el menor mientras múltiples lágrimas se escapaban de sus ojos, jaló mi camisa para que lo viera.
Este pequeño ablandó aún más mi corazón, no quiero que Ritsuka siga sufriendo y seguro le darán un fuerte castigo por meterse en la discusión. Sin más remedio cargué al pequeño permitiendo que abrazara mi cuello y recostara su cabeza en mi hombro. Debía calmarlo porque ya parecía a punto de enfermarse de tanto llorar.
Akihiko no me siguió para ver cómo me sentía, quiero pensar que fue porque lo obligaron a no seguirme. El papá de Ritsuka se asomó a ver dónde estaba su hijo, ni siquiera me atreví a verlo, el menor se aferró más a mi pecho, entonces el señor Uenoyama simplemente cerró la puerta. Sabe que me llevaré a Ritsuka a mi casa.
Le coloqué mi chaqueta al niño y luego emprendimos camino de regreso a casa, al rato coloqué a Ritsuka en el suelo, él caminaba a mi ritmo a mi lado mientras tomaba mi dedo índice.
—Habrá problemas si te quedas conmigo...—murmuré mirando a ambos lados antes de cruzar la calle caminando mientras que Ritsuka cruzaba corriendo. Ahora me doy cuenta, que Ritsuka solo usa su pijama compuesto por un pantalón largo holgado blanco con estampado de gato y una camisa negra, menos mal le dí mi chaqueta.
—Pero... yo no quiero estar en casa, siempre me castigan solo por jugar y esconden mucho mis juguetes y siempre los rompen por accidente y me pegan y son muy injustos conmigo y siempre consienten más a Yayoi y yo quedo desplazado y... y...—decía el menor mientras sus ojos se cristalizaban nuevamente.
—Entiendo, bueno, no creo que me denuncien ni nada porque tú viniste por voluntad propia ya que ellos te pegaban también, ¿verdad?—dije pensando bien cómo sería ahora tener que cuidar de un niño pequeño.
—Exacto, además, hay testigos como unos amigos que conocí en el parque jugando, ellos son muy buenos aunque siempre hay uno chillón que siempre se mete conmigo, aún así es simpático. También está uno que tiene una expresión indiferente siempre, pero es buena persona—comentó Ritsuka viendo las tiendas por las que pasábamos cerca mientras tarareaba una canción—. ¿Haruki-chan vive muy lejos?.
—No realmente—respondí. Había mucha gente cerca en la acera, por lo que volví a cargar a Ritsuka, porque no quería que se perdiera entre tanta gente.
Apenas llegamos a casa, lo coloqué en el suelo, él rápidamente recorrió todo el lugar, encendió la televisión y empezó a poner canales infantiles, se sentó en el sofá a ver caricaturas y yo solo me pude sentar a su lado pensando en lo sucedido.
Es como dije: Akihiko debe casarse con ella y formar su familia, aunque mi corazón no lo acepte y solo mi cabeza lo piense, es así y debo empezar a aceptarlo.
—Ay, dejé mi postre a medio comer en mi habitación—recordó Ritsuka mientras se acostaba en el sofá—. Bueno, no importa. ¿Tocas el bajo?
Dirigí mi vista hacia el estuche de mi bajo que yacía cerca del televisor.
—Sí, aprendí hace tiempo—respondí algo desinteresado, pero al menor le brillaron los ojos—. Tenía una banda, pero se disolvió...
—A mí me gustaría aprender a tocar guitarra... Haruki-chan, si aprendo a tocar la guitarra, ¿podríamos formar una banda?—murmuró con sus mejillas levemente sonrojadas. Asentí con la cabeza.
Suspiré—Bueno, Ue, es hora de dormir. Pequeño, seguro que estás cansado por lo que sucedió y ya es algo tarde...
—¿Dormiré aquí en el sofá?—preguntó.
—No, no, ve a dormir a mi cama si quieres—respondí señalandole mi habitación—. Descuida, puedes dormir ahí. Yo dormiré aquí.
—Bien—dijo mientras se dirigía a mi habitación—. ¡Buenas noches, Haruki-chan, descansa!
—Igual, pequeño—contesté mientras tomaba los cojines y una manta. Ahora tendré que cuidar de él, bueno, a mí me agradan mucho los niños así que no me quejo.
Me lavé la cara y revisé mi mejilla lastimada, no tenía nada por lo que preocuparme la verdad. Me acosté en el mueble usando los cojines como almohada y la manta para abrigarme un poco, también apagué la luz.
Lo mejor será cortar lazos con Akihiko y olvidar todo lo que sucedido. Sin importar cuánto nos esforcemos siempre sucede algo que nos distancia.
Sin darme cuenta me encontraba llorando nuevamente, pero esta vez me esfuerzo porque no se me escape ningún sollozo, no quiero despertar y preocupar a Ritsuka. Luego de un rato en el que mis recuerdos torturaban mi corazón, me quedé dormido.
💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️💚❤️
Me desperté sintiendo un no muy grave dolor de cuello por la posición en la que dormí. También había un peso sobre mí, Ritsuka dormía plácidamente sobre mí, se despertó segundos después y me miró con sus ojos azules.
Había algo en mi interior que me ordenaba cuidar de Ritsuka, había un sentimiento que cuando sonríe me alegra el día, hay algo que me hizo querer traerlo aquí, no fue culpa ni lastima, tampoco interés. Es un sentimiento bastante agradable, es algo así como cariño, compararía este sentimiento con el que siente una madre por sus hijos, pero no está bien que me encariñe tanto con él, Ritsuka deberá volver a casa con sus padres sin importar cuánto duela.
A pesar de que no quiero que él vuelva para allá, lastimosamente deberá ir porque ahí pertenece. Aunque no me molestaría que se quedara conmigo la verdad. No me queda nada más que esperar a ver qué sucede.
—¡Haruki-chan, buenos días!—exclamó sonriendo.
—Ue, ¿por qué no estás en mi habitación?—pregunté levantándome para apartarlo y sentarlo a mi lado.
—Porque me desperté hace rato, ya es casi medio día, te iba a despertar, pero me quedé dormido antes de hacerlo—sonrió.
—Ok. Te preparé el desayuno—dije mientras me levantaba y me dirigía a la cocina
Tal vez esto no sea tan difícil
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro