Me sentía demasiado inquieto. Era una sensación horrible, mi cuerpo no se quedaba tranquilo, habían demasiadas inquietudes contenidas dentro de mí. Estaba fuera del hospital esperando a que los padres de Ritsuka terminarán de charlar con él, solo le preguntarían sobre cómo lo he tratado y cosas así supongo.

Todavía me sentía mal. Demasiado inquieto, demasiado ansioso, demasiado asustado.

—Haruki...—habló una voz femenina a mi lado. Alcé la mirada para encontrarme con los azules ojos de Yayoi. Por alguna razón, ver esos ojos azules solo me trajo más inquietud. Mi cuerpo aún no se calmaba del susto que me provocó ver a Ritsuka en el suelo. Mi mente solo me preguntaba en qué me equivoqué, si todo venía resultando también, había podido mirar el sol a través de las nubes, todavía no comprendo qué pasó para que llegáramos a este punto. Siento lo mismo que sentiría una madre angustiada por su hijo—oye... Haruki...

—¿Ah?, sí, dime—balbucee intentando sonreírle. Ella tenía un semblante serio.

—Pronto nacerá la hija de Akihiko y mía—recordó ella acariciando su enorme barriga.

—¿Te sientes preparada para el parto?—cuestioné. Esta situación no puede ser más incómoda. Ni siquiera cuando charlé con Ugetsu por primera vez fue así de incómodo.

—Por supuesto, la bebé lo vale—respondió la joven sonriendo.

—Que bueno.

—Oye... Haruki... quiero que mi hija nazca con un padre y una madre unidos... yo quiero que Akihiko-

—Realmente, no importa si la bebé tiene a sus padres separados, ella igual recibirá mucho amor. Te digo esto porque sé lo que es un matrimonio sin amor, creeme que ella sufrirá más si sus padres se casan sin sentir amor y no son felices—dije viéndola. Ya sabía que me iba a decir, por lo que me ahorré escuchar esas palabras.

No quiero arrebatarle su padre a la bebé, mucho menos quiero que ella sea infeliz. Sino que es la verdad, un matrimonio sin amor genera muchos problemas entre la familia y será la bebé quien pagará por los platos rotos. Sinceramente considero que sería mejor que su padre y su madre sean felices por separado, es decir, ella no va a ser infeliz solo porque sus padres están separados y con otras pareja.

Solo generará bastante discordia e infelicidad si se casan solo por la bebé, no lo digo por mí porque yo no valgo nada en esto, lo digo tanto por Akihiko, Yayoi y la bebé.

—¿Y que pasa si Akihiko acepta casarse conmigo?—preguntó ella sin dejar de mirarme. Fijé mi vista en la calle viendo los automóviles pasar, por alguna razón no quería verla a ella.

—No creo que Akihiko acepte casarse contigo de repente—admití.

—Créeme, esta noche lo enamoraré con dulces palabras y mañana va a querer terminar contigo—dijo Yayoi, sonreía pícaramente, ella tenía algo en mente...

—No creo que puedas hacerlo—comenté jugando con mis dedos. La ansiedad y los temblores volvían, sus palabras me estaban poniendo nervioso.

—Bien—respondió Yayoi—. Vas a ver qué para mañana Akihiko va a querer terminar contigo, eso te lo aseguro. Él decidirá casarse conmigo para formar una familia con nuestra pequeña y los que vendrán. Lo único que tienes que hacer es no atarlo, es decir, solo aceptarás romper la relación sin decir nada. Akihiko y yo nos casaremos y criaremos nuestra hija juntos, por eso deberían romper la relación pacíficamente, ¿verdad?.

—Pero... Akihiko dijo-

—Hay palabras que se las lleva el viento, Haruki—comentó Yayoi sonriendo nuevamente. Mi cuerpo flaqueó ante su afirmación—. Creeme, para mañana él intentará terminar la relación contigo. Y tú, como buena persona que solo busca la felicidad de Akihiko, deberías dejarle el camino libre para que forme una familia, ¿no lo crees?.

—Pero... yo...

Realmente no importan mis sentimientos aquí.

Siempre se piensa en la felicidad de otros, no me importa sacrificar mi felicidad por la de otros, pero tampoco es para que menosprecien así mis sentimientos. Ni siquiera le podía decir más nada a ella, habían demasiadas cosas que quería aclararle y decirle, pero todo se trabó en mi garganta por unos minutos, luego las palabras se rindieron, simplemente se guardaron y no se dijeron, las callé. Opté por permanecer en silencio.

—¡Oh, así que Yayoi-san está aquí!—habló una voz aparte, alcé mi vista para encontrarme con los firmes y fríos ojos de Ugetsu.

El violinista se muestra cálido y ameno en ciertas ocasiones, pero ahora él se veía más frío y descarado que de costumbre. Mafuyu estaba al lado del mayor abrazando su pierna mientras miraba a Yayoi con suma seriedad.

Sinceramente Ugetsu y Mafuyu parecían un perro grande y su cachorro vigilando a la presa para atacar... por alguna extraña razón.

—¿Ugetsu?—musité confundido, no me esperaba verlo aquí y ahora, de seguro Mafuyu insistió por querer ver a Ritsuka que vinieron al hospital solo para verlo.

—Es extraño ver a una embarazada intimidando a un estudiante común—dijo Ugetsu—. Pero bueno, estos días se ve de todo. ¿De qué hablaban?.

—Nada importante—contestó Yayoi bajando la mirada.

—¡Que curioso que le digas "Nada importante" a la relación de Akihiko y Haruki, ¿no?!, oí todo por si no lo notaste—respondió Ugetsu, irónico como siempre, él se acercó a mí de forma protectora. Realmente no quiero ni necesito a alguien que me defienda, pero Ugetsu igual lo hace y por voluntad propia—. Jamás me agradaste realmente, ¿que tramas?.

—Yo solo pienso en la felicidad de mi hija—aclaró Yayoi, esa es una total mentira. Felicidad que proviene de la infelicidad de otros no es felicidad genuina o sana. Si se casan, Akihiko no será feliz y por lo tanto los seres que lo aprecian tampoco, y en esos seres que lo aprecian está su hija.

Ah, realmente mi cabeza duele cada vez que pienso en lo complicado de este tema.

—Que curioso que digas eso la verdad—comentó el violinista.

—Debo irme, mis padres deben estar buscándome—musitó rápidamente Yayoi mientras ingresaba nuevamente al hospital, la perdimos de vista.

Sentí como el violinista colocaba su mano en mi cintura. Mafuyu no le soltaba la pierna a su papá adoptivo.

—Siempre se va cuando yo entro a la conversación... Haruki, ¿estás bien?—dijo el violinista acariciando mis cabellos.

—¡¿Y Ritsuka-chan?!, ¡Ritsuka-chan no se va a morir verdad, ¿verdad?!—chilló Mafuyu con lágrimas en sus ojos.

—Tranquilo, Mafuyu—le susurró Ugetsu al pelirrojo antes de agacharse para darle dulces caricias en su cabello—. Recuerda que te prometí que Ritsuka estaría bien, incluso hoy irá a casa con nosotros. Aún así está mal mentir, pudo haber sido algo peor...

—Ritsuka-chan me pidió que no dijera nada—sollozó el pelirrojo—. Yo quería decirlo... yo no quería que algo le pasara a Ritsuka-chan.

—Eso lo sabemos, no llores, no es tu culpa—le dije acariciando su cabeza.

—¡¡Mafuyu!!—exclamó una voz infantil aproximándose a nosotros.

—¡Ritsuka!—chilló el más bajo mientras recibía un fuerte abrazo del susodicho—. ¡Tonto, no vuelvas a hacer eso!... yo...

—¡Estoy bien, Mafuyu, no llores!—respondió Ritsuka pegando la carita del otro niño a su pecho. Ambos niños se abrazaban entre sí. Dirigí mi vista hacia la entrada del hospital donde estaba los padres de Ritsuka junto a Yayoi. El miedo y las inseguridades invadieron mi interior, ¿realmente estoy haciendo lo correcto?, me siento más impotente y dudoso que nunca.

—No los mires—dijo Ugetsu sorprendiendome, lo miré, el violinista me veía con un brillo en sus ojos y una sonrisa formada en sus labios—. No te sientas intimidado ante nadie, y menos te sientas intimidado ante el enemigo.

—Es una buena lección eso...—murmuré desviando la mirada, sentí como Ugetsu se aferraba a mi brazo y recostaba su cabeza de mi hombro, podía sentir su cálido aliento chocar con mi cuello. Me terminé acostumbrado a que él haga este tipo de cosas—¿otra de tus insinuaciones?.

—Tómalo como te plazca—respondió el violinista sonriendo sin cambiar la pose en la que se colocó.

—¡No, Haruki-chan es de Kaji-san, Ugetsu-chan no puede estar con Haruki-chan!—reclamó repentinamente Ritsuka.

—¡Yo quiero que Haruki-san y mi papi Ugetsu estén juntos!—respondió Mafuyu de forma defensiva—. Así Ritsuka-chan y yo viviremos juntos y seremos una familia, ¡Ritsuka-chan sería mi hermano!.

—Pero... yo no quiero ser hermano de Mafuyu...—admitió el de ojos azules bajando la mirada—los hermanos no se llevan bien y yo no quiero pelearme con Mafuyu...

—¡No serán hermanos, calma, ambos en serio tienen energía para llorar!—exclamó Ugetsu un poco exasperado acercándose a los menores para limpiar sus caritas húmedas con un pañuelo—. Que cansancio... hoy ha sido un día largo, volvamos a casa, ¡y nada de llorar ustedes dos!.

—Bien—respondieron los menores al unisono. Ni siquiera me fijé en si los padres de Ritsuka se habían ido o no, no los miré como me recomendó Ugetsu.

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Decidimos tomar un taxi a mi casa. Al llegar, los niños se pusieron a jugar tranquilos con los juguetes mientras Ugetsu se ofreció voluntariamente a ayudarme con la comida. Lo único que tenía en mi estómago era el desayuno.

—Solo hace falta que se cocine el arroz—comentó Ugetsu mientras se quitaba el delantal.

—Bien, muero de hambre...

—Entonces... cuéntame el chisme desde el inicio, solo oí la mitad de lo que hablaste con Yayoi—pidió el mayor mientras se colocaba detrás mío—. No me digas que te creíste lo que dijo...

—Realmente no sé que pensar... sus palabras me hicieron sentir inseguro, me molestó la forma en que lo decía, tal vez solo estoy celoso... pero... más que celoso... me sentía cohibido... no lo sé, tal vez solo yo esté paranoico y celoso...

—No creo que sea así...—comentó el violinista fijando su vista en la pared. No soy de desconfiar en la gente, pero hay algo en Yayoi que no me genera confianza—ella... una vez intentó seducir a Akihiko cuando él era mi novio... Yayoi lleva un tiempo insistiendo en tener algo con Akihiko. Por eso, ella no me agrada. Si ella... intentara hacer lo correcto, hubiera dejado de insistir en romper tu relación con Akihiko.

—Solo puedo pensar lo peor sobre esta situación—admití recostando mi espalda de la pared. Hablar con Ugetsu de camino a casa me había desestresado bastante, mi dolor de cabeza había desaparecido casi por completo, aunque todavía mi charla con Yayoi y la charla con sus padres seguían retumbando en mi cabeza.

—Akihiko siempre le aclara a las personas con las que se acuesta que solo será algo de una noche y que de ahí no lo vuelvan a buscar... por esa razón, él no quería estar con Yayoi, Akihiko sentía que si se acostaba con Yayoi podría ilusionarla y sería peor para ella, por eso la rechazaba. Ja, es curioso que yo sepa este tipo de cosas, ¿no?, pero... siempre pude leer con claridad los pensamientos de Akihiko... su intención jamás ha sido mala—dijo, su rostro y su mirada reflejaban notoria nostalgia, él lleva tanto tiempo conociendo a Kaji que obviamente debe saber cosas que yo no sé.

—Tú... ya no sientes nada por él... ¿verdad?—murmuré algo desanimado. Akihiko tiene muchos pretendientes. Si me comparamos la perspicacia y fiereza de Ugetsu o la belleza y la inteligencia de Yayoi, yo no valgo nada—. Ah, lo siento, no fue mi intención preguntar algo tan-

—No—respondió Ugetsu con seguridad—. Te lo dije: estoy enamorado de Mafuyu, solo tengo ojos para velar por su bien. Aunque realmente me dolió romper mi relación con Akihiko, ahora solo puedo ver a Akihiko como mi hermano al que le quiero patear la entrepierna o algo así.

—Yo no-

—Y sin embargo...—sonrió interrumpiendome nuevamente—admito que ahora hay una persona que ha captado mi total atención...

Le devolví la sonrisa—Me alegro por ello.

—En serio no quiero que estés triste por Akihiko y mucho menos que sufras por él. Por eso al inicio me molestaba, esa actitud tan amable tuya en serio me estresa... pero igual es una de tus múltiples cualidades. Akihiko te ama en serio, incluso más de lo que me amó a mí, y tú lo amas mucho a él, por eso quiero... que sean felices, sé que él es incapaz de dejarte ir...

—Pero... aún así...

—No quiero que sufras por una relación y menos quiero que te sientas inferior hacia otras personas. Aquella dolorosa relación no la deseo para ustedes, por eso los ayudo—volvió a sonreír, pero esta vez varias lágrimas humedecían sus mejillas—. Yo... en serio... yo...—su voz se quebró. Simplemente lo rodeé con mis brazos, dejando que su cara descanse en mi pecho. Se ve tan vulnerable que ni siquiera parece aquel cínico y algo agresivo Ugetsu, ahora mismo él era una persona que sabía que no iba a ganar y aún así veía como las otras personas corrían a la meta.

Ciertamente quería hacerlo sentir mejor.

—Tú siempre me has permitido desahogarme en tu hombro, y a veces dices lo que piensas sin tacto, pero es algo... muy particular en ti. Realmente me gusta que digas lo que piensas de forma tan directa. Eres demasiado bueno y bastante importante para mí, no te sientas mal—dije sintiendo como él frotaba su nariz en mi pecho—. Está bien, estarás bien...

—Idiota... haciéndome llorar de esa forma...—murmuró sin separarse de mí—Haruki... muchas gracias...

—¿Que me agradeces?—cuestioné revolviendo sus oscuros cabellos.

—Simplemente me enseñaste una forma correcta de amar—contestó correspondiendo mi abrazo.

No comprendí del todo a qué se refería con exactitud. Aún así, tengo la certeza de que es un cumplido lo que me trata de decir. Y por eso...

—Gracias a ti, Ugetsu, por ser quien eres.