Capítulo 10
La presentación de Akihiko fue hermosa, la gracia auténtica con la que él tocaba el violín fue muy cautivadora. Sin embargo, Akihiko quedó de cuarto lugar, pero realmente estoy orgulloso de él. Dió un espectáculo impresionante. Tal vez fue por la iluminación del escenario, pero sus ojos verdes parecían brillar.
—Lo hiciste excelente—le dije mientras caminábamos al estacionamiento, Akihiko dijo que me llevaría a casa en moto.
—Cometí errores mientras tocaba porque no apartabas tu vista de mí—admitió Kaji con sus mejillas aún rojas, nuestras manos estaban unidas y nuestros dedos estaban entrelazados mientras caminábamos. Nos subimos a la moto, yo me subí atrás suyo y abracé fuertemente su cintura a lo largo del viaje a mi apartamento.
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—¡Ya llegué!—anuncié ingresando a mi hogar e invitando a Akihiko a entrar.
—¡Hasta que por fin apareces!—respondió Ugetsu con un libro sobre su cara. El violinista estaba echado sobre el sofá, no había señales de Mafuyu o Ritsuka—. ¡Por un segundo creí que iban a ir a un hotel y no llegarían hasta mañana!.
—Te prometí que llegaría hoy, no soy tan irresponsable—dije cerrando la puerta de mi apartamento.
—¡Confío en ti, en quien no confío es en Akihiko!—espetó Murata cruzando sus brazos—. Incluso los niños se quedaron dormidos. Por primera vez Mafuyu pudo dormirse sin la influencia de la leche o té.
—... Bueno, yo creo que ya me voy—dijo Akihiko sonriéndome antes de depositar un dulce beso en mi frente.
—¿Eh?, ¿por qué no te quedas un rato aquí?—cuestionó el violinista.
—Simplemente no—respondió el rubio—. Hasta luego, Ugetsu, Haruki...
—Nos vemos, Aki—musité viendo cómo Kaji se iba de mi apartamento y cerraba la puerta.
—Ya es demasiado tarde, no creo que vayas a permitir que Mafuyu y yo regresemos solos a casa a estas horas de la noche—dijo de repente Ugetsu. Fuí a la cocina notando que había un plato servido—. Oh y te guardé algo de comida, conociéndote supuse que no habrías comido nada.
—¿Entonces se quedarán tú y Mafuyu a dormir?—inquirí dirigiéndole una fugaz mirada. Él sonrió.
—Sip—respondió Ugetsu antes de dedicarse a leer uno de mis libros mientras yo comía la cena que me habían guardado.
Luego de lavar el plato y los cubiertos que usé, Ugetsu y yo nos dirigimos a mi habitación donde descansaban Mafuyu y Ritsuka en mi cama, el pelirrojo estaba abrazando fuerte el pecho de Ritsuka.
—Mi niño, levántate un momento para colocarte las pijamas—le susurró el violinista con una voz suave y calmada al pelirrojo.
Ambos pequeños se removieron incómodos antes despertarse y frotarse el ojo con el puño. Sus actos estaban algo sincronizados.
—Papi Ugetsu...—murmuró Mafuyu con sus ojos entrecerrados y a punto de ser consumido nuevamente por el sueño.
—¡Debes colocarte las pijamas!—exclamó el mayor desabotonando la camisa del pelirrojo—. Ven, vamos a cambiarte.
El violinista cargó al pelirrojo y lo llevó al baño.
Mientras, me senté al lado de Ritsuka y revolví su oscuro cabello.
—Ya llegué—le dije en voz baja.
—Bienvenido, Haruki-chan—respondió el pequeño de ojos azules con una dulce e inocente sonrisa.
—¿Que hiciste durante la tarde?—inquirí.
—Mafuyu-chan y yo jugamos toda la tarde. A la hora de la siesta, Mafuyu-chan no tenía sueño, entonces le dí varios besos de las buenas noches y se quedó dormido abrazándome. También empezamos a rogarle a Ugetsu-san por comida porque él decía "no me da la gana" y "tengo flojera de cocinar", entonces pusimos una canción que odia a todo volumen para que se animara a levantarse—relató alegremente, le quité la ropa que usaba para colocarle sus pijamas que consistían en una camiseta negra y un short blanco.
En eso, apareció Mafuyu y Ugetsu. El pelirrojo usaba un conjunto compuesto por un pantalón y una camisa azul con estampado de naves espaciales y monstruos.
—Haruki-san, papi Ugetsu, ¿podemos ver una película antes de dormir?—propuso Mafuyu subiéndose a la cama para ser abrazado por Ritsuka—. ¡Veamos una película!.
—Mi niño, es algo tarde para eso y... es broma, ¿que película quieren ver?—respondió Ugetsu sacando su laptop de la mochila que había traído y colocando dicho aparato sobre la cama.
—Yo estoy cansado la verdad—admití acostándome en la cama al lado de los niños. El mayor colocó su mano sobre mi cabello despeinandolo—. Pero pueden ver la película si quieren, aunque no creo que entremos todos en esta cama.
—Descuida. Los niños no ocupan tanto espacio, estaremos bien—sonrió Ugetsu antes de acercarse a mí—. Además, puedo dormir encima tuyo—susurró eso último en mi oído, pero segundos después se apartó—. Es broma...
—Deja de insinuarme—exigí hundiendo mi rostro en mi almohada.
—Eres bastante lindo aunque no lo creas—respondió el violinista colocando su laptop sobre sus piernas—. Mafuyu, ¿que película quieres ver?.
—¡La del perrito, la del perrito, la del perrito!—repetía Mafuyu saltando en su lugar.
—La del perrito será—acordó Ugetsu.
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Me quedé dormido al inicio de la película que mis acompañantes habían decidido ver. Desperté al oír mi teléfono móvil sonar, lo primero que ví fue a Ugetsu con una almohada debajo y sobre su cabeza y a Mafuyu abrazando a Ritsuka. Las sábanas estaban en el suelo. Ugetsu acaparaba todas las almohadas.
Tomé mi teléfono, lo desbloqueé y revisé los mensajes, todos son de Akihiko.
"Buenos días, Haruki"
"La bebé anda bastante inquieta, pero supongo que eso es alguno bueno porque está sana, ¿cómo andas tú?, ¿hasta que hora estuviste despierto con Ugetsu?"
Realmente aún me sentía medio dormido por lo que mi mente no podía formularle una respuesta a los mensajes.
Ugetsu alzó su cabeza repentinamente haciendo que una de las almohadas cayera al suelo.
—Esa película me enloqueció... soñé que estaba dentro de ella, pero el perro no era perro... era una horrible pesadilla—dijo el violinista jadeando.
—Buenos días a ti también—respondí riendo por las incoherencias que él decía.
—Ah cierto, dormimos aquí... lo había olvidado... con razón no podía moverme a mi gusto, tu cama es pequeña—comentó Ugetsu sentándose en la cama bostezando y estirando su cuerpo—. Ah, este enano incluso quiere asfixiar a mi Mafuyu mientras duerme—se quejó señalando a los niños. Ritsuka abrazaba fuertemente por el cuello a Mafuyu mientras que este último lo abrazaba por la cintura, ambos profundamente dormido—. ¿Cuando será el día en que el mocoso deje a Mafuyu respirar en paz?.
El rostro pacífico de ambos niños era tranquilizante, en serio se tenían cariño. Incluso Ritsuka suele hablar constantemente de Mafuyu. Realmente son adorables.
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Me encargué de preparar el desayuno mientras Ugetsu estaba en el baño. También estuve un rato charlando con Akihiko por llamada como de costumbre.
Mafuyu apareció en la cocina.
—Haruki-san...
—Buenos días, Mafuyu-chan, ¿dormiste bien?—dije dedicándole una sonrisa. Sin embargo, el rostro del pelirrojo estaba serio e inexpresivo, me dió a entender que había algo que me quería decir y no se atrevía. Me agaché para darle total confianza, no obstante, obtuve un efecto contraproducente ya que solo se puso más nervioso—. ¿Que sucede?, puedes decirme lo que sea... vamos, no tengas miedo. Si hiciste algo malo, dímelo con toda la confianza, será peor si lo ocultan...
—Es que le prometí a Ritsuka-chan que no diría nada...—respondió inseguro y nervioso, el miedo y la desesperación que reflejaba el rostro de Mafuyu me preocupó bastante. Al inicio creí que solo era una broma de ese par, no obstante, Mafuyu refleja suma seriedad y nervios.
—No importa, si es algo malo, puedes confiar en mí. No le diré que me dijiste—contesté acariciando sus cabellos rojos. Mordió su labio inferior aún dudando.
—La verdad es que Ritsuka-
—¡Mafuyu!—exclamó el de ojos azules de forma gruñona interrumpiendo al aludido y haciendo que se quedara callado a fin de cuentas—. ¡Te dije que no dijeras nada!.
—Ritsuka, él debe saberlo—espetó Mafuyu con bastantes nervios e inquietudes—. ¡Papi Ugetsu siempre dice que hay que decir todo, incluso lo malo y papi Ugetsu siempre tiene razón, yo solo quiero ayudar a Ritsuka-chan como papi Ugetsu me enseñó porque lo quiero mucho, y papi Ugetsu es muy bueno así que tiene razón!. Y siempre hay que decir la verdad...—en ese momento, las lágrimas que el pelirrojo se había esforzado en guardar estaban ahora deslizándose por esas suaves mejillas mientras soltaba sollozos y quejidos—y mentir es malo... y decir la verdad primero es bueno... por eso... por eso... ¡solo quiero ayudar a Ritsuka-chan!.
El pelirrojo empezó a llorar desesperadamente, Ritsuka solo atinó a envolverlo con sus brazos. Mafuyu recostó su cabeza del pecho de Ritsuka aún llorando. Me agaché para quedar a su altura.
—¿Que es eso que Mafuyu-chan no puede decir?, ¿hay algún problema, Ritsuka?—pregunté acariciando tanto la melena oscura como la melena pelirroja.
—No es nada, es solo algo mío y de Mafuyu-chan—replicó el de ojos azules pegando más a su pecho al menor—. Vamos, Mafuyu-chan, no hay porqué llorar, calma. Si Mafuyu-chan llora, entonces yo... entonces yo también...
Los ojos de Ritsuka también se llenaron de lágrimas al ver que el más bajo no se calmaba.
—N-No lloren, está bien, calma, todo está bien—dije tratando de tranquilizarlos.
—¡¡¿Quien hizo llorar a Mafuyu?!!—gritó Ugetsu ingresando en la cocina y arrebatándole el pelirrojo al de ojos azules—. ¿Estás bien, mi niño?.
—¡No!... ¡Ritsuka-chan está siendo muy injusto, egoísta y es un mentiroso!—alegó el pelirrojo entre sollozos.
—Calma, ya, primero tranquilízate, calma, hijo—le susurraba Ugetsu al niño que tenía en brazos—. Sabes que si lloras de esta forma, después te cuesta respirar y te da gripe. Cálmate, ya pasó...
—No ha pasado... y tengo miedo que pase—murmuró el pelirrojo colocando su mano en el pecho de su papá adoptivo. Quise abrazar a Ritsuka, pero el menor se apartó de mí y salió corriendo a la habitación musitando un "no tengo hambre".
—¿Que pasó?—preguntó el Murata mayor meciendose suavemente para tratar de calmar al pelirrojo.
—Realmente no lo sé. Hay algo que Mafuyu-chan quiere decirme y supongo que es algo malo porque Ritsuka no quiere que Mafuyu-chan lo diga—respondí secando la humedad de la cara del menor—. Pueden decírmelo...
El pequeño tenía su mirada fijada en el suelo, no me miraba indicándome que no confesaría nada.
—No lo presionemos, siempre se desespera y le dan ataques cuando se siente presionado a decir algo. Aunque igual siempre le he dicho que me diga la verdad sobre lo que le sucede—dijo Ugetsu.
—No es sobre mí... por eso, creo que no cuenta la promesa que le hice a papi Ugetsu... y yo le prometí a Ritsuka que guardaría silencio—murmuró el pelirrojo con notoria angustia.
—Ya, tranquilo, no te preocupes...
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Mafuyu no nos contó nada sobre lo que sucedía. Tal y como Ugetsu había dicho, él y el pelirrojo se fueron luego del desayuno. Ritsuka solo dijo un suave "adiós" cuando el violinista y su hijo se iban. Mafuyu andaba deprimido y nada lo animaba, quiero pensar que se pelearon, pero incluso parece algo más grave que eso.
Hoy tenía trabajo. Me coloqué mi uniforme y le indiqué a Ritsuka qué ropa usar.
El de ojos azules también se veía decaído, pero no quise preguntar los motivos, lo mejor sería no presionarlos y que lo hablaran cuando estuvieran listos.
Después de guardar los juguetes de Ritsuka, doblé la ropa limpia y la guardé en su correspondiente lugar. También preparé el almuerzo mientras Ritsuka dijo que se encargaría de limpiar la habitación, realmente no le pedí que hiciera esa labor, él se ofrecía voluntariamente.
Mi mente no dejaba de pensar en las palabras de Mafuyu, solo podía imaginar que ambos niños ocultan algo, debía preocuparme ya que ese "algo" hizo que Mafuyu se mostrara angustiado y asustado.
Lo mejor sería aliviar la tensión y que Ritsuka me contara con más calma porqué ambos reaccionaron de esa forma. Tal ves debería llevar a Ritsuka al parque para que juegue un rato y se relaje, también por la tarde le escribiré un mensaje a Ugetsu preguntándole por el estado de ánimo de Mafuyu.
—¿Ritsuka?, oye... ¿te gustaría ir al parque luego del trabajo?, ¿Ritsuka?—decía yo en voz alta dirigiéndome a la habitación—. ¿Ritsuka?—entré a la habitación—. ¡¡Ritsuka!!—grité al ver al pequeño niño de cabello oscuro tirado en el suelo con sus ojos cerrados. Me acerqué a él rápidamente y me desesperé cuando sentí su piel.
No dudé en cargarlo para salir corriendo a pedir un taxi y llevarlo al hospital.
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