50. Al destino
Hunter POV
—Deje todas sus pertenencias de valor sobre la bandeja — Me avisa el oficial detrás de la mesa tendiéndome una bandeja de plástico — Se le serán regresadas al finalizar la visita.
Trato de ocultar mi temblor mientras saco de mis bolsillos la billetera, teléfono, llaves y las dejo sobre la bandeja, junto a una cadenas, anillos y pulsera que llevaba encima. Me indican que pase por el detector de metales y lo hago, sintiéndome tranquilo de no haber olvidado quitarme nada.
—Firme aquí — Tomo el bolígrafo y firmo sobre una ficha de visita que me tienden.
Han pasado unos días desde el juicio, desde que dictaron la condena de mi padre, y los siguientes días los he pasado en Los Ángeles, acompañando a mi madre a resolver todo el papeleo que conlleva el divorcio —el cual aún falta por firmar— y próximamente deberemos ir a liquidar la compañía de mi padre. Es duro, deshacer toda una vida, pero he tratado de que mi madre sea fuerte al enfrentarlo.
Estamos pensando en que compre una casa en otra ciudad, lejos de los recuerdos de mi padre. Intenté convencerla de NY, pero alega que la gran ciudad es un caos que no quiere experimentar, por lo que seguimos en la búsqueda. Tomé la decisión de venir hoy a visitar a mi padre, luego de que fuera trasladado e instalado en la cárcel en LA. Es algo que necesito hacer para permitirme continuar, y debo resolver lo del divorcio de mi madre antes de regresar.
Me siento en una sala pequeña, con paredes grises, una pequeña ventana con barrotes a un lado, y solo una mesa con dos sillas en medio. Cuando hago el aman de jugar con mi anillo por los nervios, me doy cuenta de que no lo llevo encima, sino que se quedó en la bandeja, por lo que me obligo a suspirar y contar hasta que traigan a mi padre. La puerta se abre, y un guardia entra con mi padre esposado, lo lleva hasta la silla del otro lado de la mesa y lo sienta, antes de alejarse parar darnos espacio.
Este hombre no luce como el Bart Green que siempre he visto, pienso observando al hombre de mono naranja frente a mi, que tiene grandes bolsas bajo los ojos, el cabello que usualmente lleva engominado, lo lleva al natural y con algo de frizz. Esa usual mirada sarcástico y juzgadora de mi padre, no la veo, no, más bien observo cansancio y mal humor. Tan solo lleva unos días aquí y mira como luce, me repito burlándome internamente.
—Pero si es uno de los traidores, que dice ser mi familia — Se burla sin una pizca de gracia al caer sobre la silla — ¿Qué? ¿Vienes a regodearte viéndome aquí? — No me deja responder — ¿Te alegra?
Me tomo un segundo antes de hablar, con las manos sobre la mesa.
—Tu mismo te buscaste todo esto, Bart — Le recuerdo cansado — Cada decisión y mira hacia donde te llevó.
Noto como va a hacer el ademán de hablar pero lo detengo levantando la mano, tirándole una mirada fría.
—No entiendo en que momento te convertiste en un criminal — Rio para mí — El abuelo estaría decepcionado al ver lo que hiciste y a dónde nos llevaste.
—¡No te atrevas a hablar de mi padre! — Se exalta apuntándome con el dedo — El era un imbécil, pero hice lo que debía para salvar su legado — Explica — Sacrifiqué mucho para evitar que fuera a la quiebra.
—Arriesgando todo con negocios ilegales ¿No? — Ya lo sé pero quiero oírlo de él.
Bart suspira y pasa su mano por su barba crecida.
—Tuve que hacerlo — Ni siquiera me mira — Ellos se iban a adueñar de todo tras las deudas. Así que, entre males…preferí unirme antes de que me lo quitaran — Zanja — Era una transacción sencilla. Ellos obtenían dinero y clientes, y yo conservaba la compañía y el prestigio.
—Y tú cómo imbécil les creíste — El alza una ceja hacia mi y yo me río — ¿Pensaste que podrías hacer lo que quisieras con la compañía luego?
—Cierra la boca — Escupe tenso entre dientes — Claro que sabía que querrían sacar provecho a través de la marca, pero era lo de menos al ellos darnos protección — Suspira — Claro que no se especificó durante cuanto tiene sería, y hace años que no se comunican.
—Dejándote solo a último momento — Asiento entendiendo lo irónico — Total, tu estás en prisión y ellos no.
—Son unos gillipollas que se toman su tiempo — Menciona mi padre mirando al suelo.
—Deja de ser idiota, Bart — Sonrío egocéntrico — Es claro que te sacrificaron. Eres el cordero débil y ellos querían salvarse el culo.
Después de recibir el paquete con los vídeos, es claro que eso sucedió. Mi padre solo era un peón más en su tablero, un peón que estuvo jugando a ser el rey del mismo.
—¿Qué quieres decir? — Luce confundido, es claro que el no sabe que ellos nos dieron la mano.
Ni nosotros lo sabemos a ciencia cierta. Son solo sospechas.
—Nada — Le resto importancia — El asunto aquí, es que arruinaste no solo el negocio sino también nuestra familia — Me inclino sobre la mesa.
—Y ahora tu deberás hacerte cargo y salvar el negocio — Noto su sonrisa satisfecha — Ese que tanto querías evitar. Eres el único con el apellidos de todas formas.
—No — Me apresuro a decir — Me haré cargo, es cierto, pero de deshacerme del negocio — Noto su mirada de pánico — Está manchado, perdió credibilidad. Con el dinero que obtenga por él me encargaré de que mi madre y yo podamos crear nuestro propio negocio — Explico — Y ni se te ocurra volvernos a buscar después de todo esto.
Me pongo en pie, dejándolo de piedra en su asiento.
—Por cierto — Me detengo a medio camino hacia la puerta — Cuando lleguen los papeles de divorcio con tu abogado…— Noto como aprieta la mandíbula — haznos el favor de firmarlos sin tantos líos. Nos lo debes.
Le guiño un ojo y salgo de la habitación. Una vez en el pasillo puedo permitirme respirar, y lo hago realmente, porque se que me acabo de quitar un peso de encima, y me siento más tranquilo por ello.
Es duro saber que mi padre pasará tanto tiempo aquí, pero el mismo se ganó este futuro y es momento de que pague. Así como es momento que mi madre y yo hagamos nuestra vida, lejos de él, y lejos de todo lo que nos ha traído su apellido.
…
Dejo el abrigo en el perchero de la entrada, lanzo las llaves en la mesa y continuo hasta mi habitación, en dónde dejo la pequeña maleta que lleve a LA para estos días. La tomo y la subo a la cama con la intención de deshacerla pero me interrumpe el sonido del timbre. Por un segundo pienso que Jackson la va a abrir, pero recuerdo que es fin de semana y que debe haber salido con Nicol a ve a saber dónde, así que suspiro y me obligo a salir de nuevo directo hacia la puerta del departamento.
El vuelo desde LA me dejó agotado, lo único que deseo ahora es ordenar comida y dormir un poco.
Abro la puerta, encontrándome a Erin, y al instante mi corazón empieza a palpitar como si estuviera en una carrera. Lleva un suéter de punto junto a unos jeans y botas, y su cabello rizado cae suelto por toda su espalda. Mi corazón se aprieta ante la imagen de ella aquí después de tanto, de tener a la chica que amo, pero algo en mi está nervioso igual.
¿Qué hace aquí?
—Hola, Hunter — Su voz suena dulce y debo obligarme a mantenerme en pie.
—Hola, Erin — Mi voz suena rasposa y dolorosa.
—Vengo en son de paz, lo juro — Noto como sonríe y levanta un brazo — Traje comida. Solo quiero hablar — Noto la bolsa de comida china en su mano y como me observa casi suplicante.
Vamos, sabes que quieres dejarla entrar.
Suspiro haciéndome a un lado para que piedra entrar al departamento. Llega hasta la sala, conmigo a unos pasos, y se sienta colocando la bolsa sobre la mesa de centro, mientras yo me obligo a sentarme a su lado en el gran sofá, a una distancia prudente queriendo mantener un espacio entre ambos.
—¿Cómo has estado? — Pregunta mientras saca los envases de la bolsa — Con lo de tu padre y eso.
Suspiro y tomo el envase que me tiende.
—Lo odio. Siempre lo he hecho — Admito tomando ahora los palillos y abriéndolos — Pero es mi padre, y es…extraño verlo ahí — Me encojo de hombros — En parte me hace sentir más tranquilo saber que no lo volveremos a ver.
—Sentimientos encontrados — Asiento y ella abre sus palillos para atacar también sus fideos — No me imagino como debe ser para tu madre.
—Es difícil — Me pongo en pie y voy a la cocina por dos refrescos — Pero lo está aceptando. Estará bien — Digo una vez regreso y coloco las botellas sobre la mesa antes de volver a tomar mis fideos.
Entre los primeros bocados, ambos permanecemos en silencio, concentrados en la comida y sin querer romper el silencio aún.
—¿Cómo has estado tu? — Me atrevo a preguntarle tras unos minutos.
—He tenido mejores meses — Hace una mueca que me hace sonreír — Pero supongo que…no todo es cuesta arriba — Explica pero me confunde más, es como si hablara en clave y yo no las logro entender.
<<Desde hace unos meses, antes de terminar me he sentido mal — Empieza a hablar tomando la botella — No le presté importancia…hasta que tuve un detonante — Parece tomar aire y valor — Encontré a mi ex, el último que tuve antes de la universidad. Lo de el y yo fue una relación muy tóxica, basada en sus intentos de manipulación, control y celos…— Debo verme sorprendido pero ella continúa — y yo como era tan joven, me rompí…— Sonríe nostálgica — no tuve el valor de alejarme antes de que me pusiera una mano encima — Admite con dolor bajando el rostro — Hui de mi hogar, suprimí el dolor por años, y cuando lo vi hace unos meses…— Fija sus ojos en mi — todo volvió>>
Abro la boca intentando buscar las palabras pero no logro encontrarlas.
—Y eso no es todo — Toma un trago del refresco antes de continuar.
<<Desde la universidad hubo algo entre Austin y yo — Admite y en parte no me sorprende — Nos liamos, ambos nos confundimos, y realmente nunca se dio nada por ello. Y seguí el patrón de odiarlo para olvidarlo — Explica sin verme — Al volvernos a ver todo resurgió por algún estilo, y luego de mucho tiempo negándome, lo dejé fluir — Asiente — No funcionó. Al final solo era atracción y algo más. Y quedamos como amigos>>
—Te cuento todo esto…— Dice sin darme tiempo — para que entiendas que este no ha sido mi año — Ríe sin gracia — He ido de mal en peor en cuanto a mis relaciones, empezando cosas nuevas sin cerrar ciclos ni miedos anteriores, tal vez por eso no funcionamos — Toma una pausa — Vengo arrastrando mucho desde mi adolescencia — Toma aire — Y es momento de que lo enfrente.
Silencio.
Dejo de comer y coloco la caja sobre la mesa, antes de tomar el refresco y darle un trago, todo para crear tiempo y buscar que decir.
—Si te hace sentir mejor…— Intento aligerar el ambiente — ¿Recuerdas que te dije que sentí algo por Oliv en la secundaria? — Ella asiente — Este año, hace unos meses, intentamos tener algo…— Hago una mueca ante el recuerdo — liarnos o así — Tomo una pausa — Fue un desastre — Me río y ella me sigue.
—¿Tan mal lo hicieron? — Pregunta divertida.
—Ese es el problema. No pudimos ni pasar de un beso — Estallamos a carcajadas — Cero en química.
Ella casi se ahoga con el refresco y debe toser un poco antes de calmarse.
—Lo que quiero decir con eso es que…— Retomo una vez se calma — hay cosas, sentimientos que simplemente…no van a ningún lado. Y es mejor dejarlos en el pasado por ello.
Me encojo de hombres y ella asiente pensativa.
—¿Qué harás ahora? — Cuestiono y noto que tarda en responder.
—Necesito tiempo — Admite — En paz, lejos de todo el caos de las relaciones y amor — Asiento entendiendo — Empecé a ir al psicólogo, porque se que debo resolver todos los traumas que me atormentan — Noto que es duro para ella admitirlo — Pero se que quiero superarlo de verdad. No simplemente guardarlo de nuevo.
Estiro mi brazo para tomar su mano con cariño. Se que ella necesita alguien de quién apoyaras justo ahora.
—Me parece bien — La detallo y enserio me doy cuenta de cuánto la amo — Te apoyo en esto.
—Lo se — Admite en un suspiro observándome — Pero necesito hacer esto sola, y espero que lo entiendas.
Creo que una de las muestras más grandes de amor, es el sacrificio, y lo sé, porque estoy dispuesto a alejarme, dejarla ir, solo para que pueda encontrar su paz y felicidad. Aún si esta no es estando a mi lado.
—Lo entiendo — Aprieto su mano y la suelto — Pero mientras, disfrutemos está comida — Tomo de nuevo mi envase — Será nuestra propia versión de la última cena.
Ella suelta una carcajada antes de inclinarse a tomar su comida también. Pasamos el resto de la tarde entre bromas, comiendo y demás, y al momento en la observo alejarse por el pasillo cuando se va, una parte de mi teme no volverla a encontrar, pero tampoco estoy dispuesto a frenarla en su camino.
Así que es momento de dejarle esto al destino…
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¡Hola, bombones!
Las ví, muy felices por leer a Bart en prisión jajaja.
Es triste lo de Erin, y más sabiendo que como ella, existen muchas personas en el mundo que no han sabido sanar los traumas, y llevan cargando en su espalda tanto. Espero que algún día, si llegan a pasar por ello, tenga la fuerza, la valentía de poder detenerlo y pensar en ustedes mismos, y en su salud.
Nos vemos en el próximo capítulo.
Besos.
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