
3. Regreso a Casa
Nick POV
— ¿¡Has visto el cargador de mi teléfono!? — Pregunto mientras busco entre la ropa que aún queda por meter en las maletas.
— ¿¡No está en el armario!? — Escucho a Shai decir desde la sala.
— Claro que no — Bufo, pero me dirijo al pequeño armario para asegurarme.
Encuentro el cargador colgando del pechero de una de mis chaquetas. Justo la que me quité el día de ayer al llegar del hospital.
— Ya empezó a desarrollar los poderes de madre — Hablo para mí mismo volviendo a la habitación para meter el cargador en mi mochila.
— ¿Estaba en el armario? — Entra sonriéndome burlona, hasta que se da cuenta que mi maleta sigue en la cama — ¿No has terminado, Nick?
Bufa mientras se acerca a empezar a meter la ropa que sigue fuera.
— Es que no sé cómo lograr que entre todo — Me quejo recostándome del tocador — No entiendo como lo haces tú.
— Yo lo hago, pero encárgate de ver si los regalos están completos — Pide sentándose en la cama para trabajar mejor.
Suspiro acercándome a la gran maleta que solo lleva regalos dentro para nuestros amigos y familia. Tomo la lista que esta sobre la mesita de noche antes —Shai es fan de ellas, claramente— de agacharme a revisar si todos los nombres están en la maleta.
— ¿Para qué tantos regalos? — Pregunto después de un rato verificando.
— Porque los queremos — Explica sin más — ¿Sabes si tu padre ira a la cena al llegar?
— Ni idea — Bufo — Mejor que no, no estoy con ganas de hipocresías — Me limito a decir.
— Nick, pero tu madre y hermanos... — Empieza a hablar ella observándome desde la cama.
— Cariño, mejor no hablemos de eso — La corto gentilmente — No tengo tiempo de pensar en las razones que mi familia tiene para perdonarlo.
Ella no dice nada más, así que limitamos la conversación a asuntos del viaje y equipaje. Cuando ya estamos terminando, me decido por meter un libro para repasar un poco durante estos días.
Mejor aprovechar el tiempo. No entiendes ese dicho hasta que entras a estudiar medicina. Y mucho más cuando iniciar el internado.
Es un milagro que me hayan dado las fiestas libres, pero debo volver los primeros del próximo año, incluso si tengo alguna cruda.
Diosito ¿Quién me mandó a esto?
Cuando el taxi llega, nos apresuramos a bajar las cosas hasta la entrada del edificio lo más rápido que podemos, ya que el vuelo no tardará en salir y perderemos mucho tiempo en el tráfico navideño de Nueva York. Unos 35 minutos después, logramos llegar completos al aeropuerto más cercano, en donde bajamos rápido hasta la zona de seguridad. Al terminar, nos dirigimos a la sala de espera, en donde encontramos a un Jackson con lentes de sol y abrigo sentado revisando su teléfono mientras toma una bebida caliente en vaso de polietileno.
— ¿Cómo es posible que yo llegara antes? — Nos sonríe dejando su teléfono de lado una vez nos sentamos frente a él.
— Te dije que ésta ciudad intercambiaba papeles — Bromeo con Shai dejando mis cosas de lado.
— ¿Esos lentes? — Le pregunta ésta a nuestro amigo.
— Para ahorrarle a todos el ver mi rostro de resaca — Explica tranquilo recostándose en el asiento.
— Los abogados sí que hacen buenas fiestas entonces — Dice Shai sonriendo.
— Ni te imaginas — Éste suspira llevándose el vaso a la boca pero se detiene — Se encuentran muchos vacíos en la ley que te permiten llevar las fiestas a otro nivel — Nos sonríe antes de dar un sorbo.
Justo en ese momento llaman a nuestro vuelo a abordar, así que nos levantamos con las maletas de mano hacia la puerta de embarque.
...
— Dios mío, como te extrañé — Dice Jack una vez salimos del aeropuerto en Los Ángeles.
Vemos como se quita el enorme abrigo que llevaba desde NY, a lo cual lo seguimos quedando solo en suerters.
— ¿Irás a tú casa? — Le pregunto mientras intentamos buscar unos taxis al salir del caos navideño de dentro del aeropuerto.
— Claro, mi madre me mata si no voy ya mismo — Bromea poniendo mala cara durante un momento — Nos vemos cuando nos instalemos todos.
Se despide subiendo a un taxi cercano mientras que nosotros subimos al que acaba de detenerse en frente. Subimos todas las maletas y le damos la dirección de la casa de mi madre, ya que nos hizo una cena de bienvenida hoy.
Cerca de una media hora después, nos bajamos en la entrada de la casa y me dispongo a bajar las maletas mientras Shaina paga el taxi.
— ¿Estarán en casa? — Pregunta ella una vez nos aceramos con todo a la entrada.
Voy a responder, pero un grito de niña dentro de la casa me detiene.
— Creo que eso responde la pregunta — Bromeo tocando el timbre.
Mi adolescente hermano Lucas, aparece en la puerta unos segundos después.
— ¡Enano! — Sonrío acercándome a abrazarlo mientras protesta.
— Sisisi, suéltame Nick — Se logra alejar después de unos segundos luchando — ¡Mamá, llegó tú hijo!
Miro a Shai fingiendo estar ofendido y ella ríe mientras saluda a Lucas quien si se deja abrazar por ella. Mi madre no tarda en aparecer en delantal a abrazarme fuertemente.
— Me sacas el aire, mamá — Dramatizo mientras ella se separa a abrazar a Shaina.
— Mis niños, los extrañé — Nos dice muy sonriente y noto como de su recogido se escapan algunos mechones ya.
— ¿Y la adoptada? — Pregunto elevando la voz apropósito la voz.
— ¡No soy adotada! — Chilla Bianca saliendo del sofá.
Viene corriendo a abrazarme, ganándose que la cargue. No puedo evitar notar su cabello rubio oscuro que le llega ya por la mitad de la espalda. Definitivamente sacó más genes de mi madre.
— ¡Estás enorme! – Digo sonriendo mientras la cuelgo en mi cadera.
— ¿Y mis regalos? – Intenta decir.
— ¡Bianca! — Le riñe mi madre — Necesitan descansar — Le advierte tomándola para cargarla ella — Más bien, porque no suben se instalan un poco y los llamo cuando la cena esté lista ¿Les parece?
— Está bien, mami — Le doy un beso en la mejilla mientras Shai y yo subimos las maletas a mi habitación.
Luce exactamente igual de juvenil que cuando la dejé. Incluso mi madre no ha quitado el único poster de One Direction que permaneció colgado en mi último año en Aniden.
Un rato más tarde, nos llaman diciendo que la cena ya está lista, así que bajamos. Yo voy al comedor mientras Shai va a la cocina a ver si mi madre necesita ayuda. Me detengo en seco cuando noto quien está con mi hermano en la sala junto al comedor.
— ¡Nick, hijo! — Me dice el rubio que dice ser mi padre, mientras se acerca a mi sonriendo — ¿Cómo estás? — Me da un abrazo el cual no correspondo de ninguna manera.
— Bien — Es lo único que digo antes de ver a mi madre entrar en el comedor y ver la escena desde ahí — ¿Qué hace aquí?
— Estoy aquí mismo — Me recuerda el ganándose que lo mire mal.
— Nick, por favor — Pide mi madre colocando el pollo en la mesa y Shaina coloca los vegetales junto a lo demás — Apenas estás llegando.
Me acerco a la mesa y suspiro tragándome mi rabia en cuanto noto que Shaina me advierte con la mirada que me calme frente a todos. Mis padres esperan que diga algo, pero solo me limito a sentarme en una de las sillas de la mesa, así que todos me siguen.
Mientras servimos nadie dice gran cosa, sino que la conversación empieza a surgir en cuanto ya llevamos 3 bocados de comida.
— Shai ¿Cómo les está yendo en la ciudad? — Le pregunta mi madre mientras corta el pollo de Bianca.
Shaina empieza a contarles un poco de todo lo que hemos vivido en éste año, pero yo solo intervengo con uno que otro comentario aclarando mi comportamiento en cada una de las situaciones.
Pero en realidad, me mantengo bastante sereno en cuanto a la conversación a pesar de tener al progenitor que abandono esta familia hace años y que ahora mágicamente vuelve. Cuando ya estamos terminando, es que la situación cambia.
— Tenías que ver como Lucas casi se hace encima cuando lo llevaron a surfear — Me dice mi madre ganándose que mi hermano menor se enoje.
— ¡No fue así! — Interviene él — Mi padre fue el que me soltó de repente.
— Pensé que sabias algo de como pararte en la tabla — Dice él riendo un poco bebiendo de su vaso.
— ¿Cómo iba a saberlo? — Le pregunto yo sin verlo.
— Así como sabes tú — Responde sereno.
— Porque tú me enseñaste cuando tenía 10 — Le recuerdo — Cuando él tenía esa edad, lo abandonaste.
— No es cierto... — Lo corto.
— ¿Lo imaginé entonces? - Ladeo mi cabeza.
— Estoy aquí — Explica como si fuera todo y yo concentro la vista en mi plato.
— ¿Si? ¿Por cuánto tiempo? — Levanto la cara de golpe hacia él que me ve con una expresión dolida.
— Por siempre — Responde como si fuera obvio.
— Eso decías antes — Murmuro bajo con la vista en mi plato, pero sé que me escucha perfectamente.
— Nick... — Mi madre intenta intervenir.
— No, tranquila — Le dice su exmarido — Nick, las cosas cambiaron. Ya no soy el mismo hombre de antes, me di cuenta del gran error que había cometido a alejarme de ustedes — Hace una pausa — Al alejarme de ti, hijo.
— Vete a...decirle ése cuento a otro.
— Nickolas — Mi madre me mira seria sabiendo que en realidad no era eso lo que quería decir.
— ¿Qué? ¿Debo fingir amnesia como todos en la mesa? — Le suelto sin más — A mí no se me olvida como trataste a mi madre, como dejabas plantado a Lucas y mucho menos, como te fuiste de la casa sin intentar arreglar tú matrimonio — Le suelto viéndolo directamente.
Mi hermano no dice nada.
— Nick, el intenta arreglar las cosas con ustedes... — Me recuerda mi madre.
— Un poco tarde ¿No crees? Ya su hijo mayor lleva 4 años fuera de casa, al fin y al cabo — Me encojo de hombros antes de levantarme — Creo que ya sabemos mi opinión en cuanto al "borrón y cuenta nueva" — Hago comillas — Así que me ahorraré la obra rutinaria, y me voy de la mesa.
Sin más me alejo, ignorando el llamado que me hace Shaina. En mi habitación, me siento directamente en el banco que hay en mi ventana mientras me quito furioso la camisa. Suspiro pasando mis manos por mi rostro.
No entiendo que planea mi madre y mi hermano dejando entrar al nuestro padre a nuestras vidas. Mucho menos entiendo como mi madre puede estar tan tranquila con él.
Literalmente, hace dos navidades volví y me enteré que él había regresado de la nada, pero cuando intento preguntarle a mi madre sobre si están en algo o no, ella solo me dice que él quiere tener una mejor relación con sus hijos.
Qué estupidez.
Lo hubiera pensado antes de engañar a mi madre e irse de la casa sin arreglar nada cuando ella estaba embarazada.
Simplemente no puedo perdonarlo. Cuando pienso en hacerlo, recuerdo estar sentado en el pasillo frente a la puerta de mi madre, escuchándola llorar durante horas en la madrugada.
O las veces que ví a Lucas esperarlo con su mochila en la entrada de la casa, para que más tarde dijera que no tuvo tiempo de pasar por él.
Idiota.
No quiero que Bianca pase por eso. Ella es tan dulce y joven.
Escucho como la puerta se abre y alguien entra en la habitación.
— Me disculpare con mi madre luego — Le digo a Shai — Ahora quiero un descanso del teátrico del cuadro amnésico.
Ella suspira y me hace seña de que le haga espacio, lo hago y se sienta en mis piernas, recostando su frente de la mía. Inmediatamente una paz me llena.
Ella me entiende tanto en éste tema.
— Toma todo con calma — Me pide en un murmuro — Ahora concéntrate en pasar tiempo con tu madre, te extrañó mucho — Me dice y sonrío un poco.
— Así como tus padres a ti — Ella rueda los ojos mientras rio — Dios se apiade de nosotros si se enteran que llegaste hoy y no mañana como les dijiste.
Me empuja fingiendo enojo mientras sonrío viéndola sentarse en mi cama mientras yo continuo en la silla frente a la ventana.
— Fue por una buena causa — Dice cayendo de espaldas en la cama.
Me levanto seductoramente y me coloco entre sus piernas.
— ¿Ah si? — Ella asiente — ¿Cuál? — Se encoge de hombros mientras yo me acerco a besar su muslo sobre el pantalón y cuando llego a su vientre, le hago cosquillas.
Me gano que me empuje riendo. Alguien toca la puerta.
— ¿Si? — Pregunto apartándome un poco aún sonriendo.
La puerta se abre dejándome ver a la pequeña Bianca entrar con su pijama ya puesta y su oso de peluche en mano.
— Nick, Tai — Me llama — ¿Puedo dormir aquí?
Miro a Shai y ella sonríe asintiendo.
— Ven aquí, pequeña italiana — Viene corriendo hacia dónde estamos y se tira junto a Shai en mi cama.
Gracias a Dios es grande para los tres.
Olivia POV
— Mamá, es la tercera vez que me abrazas en los 20 minutos que llevo aquí — Me río fingiendo asfixiarme.
— Déjame, extrañé a mi bebita — Se aparta y vuelve a sentarse frente a mí en la barra — Como te seguía contando...entonces remodelé la casa entera de una celebridad de Hollywood — Ambas chillamos.
— Me alegro mucho por ti, mami — Le sonrío y siento como Rubi pasa entre mis pies.
— Ahora falta que tu consigas esa campaña — Me recuerda dándome una palmada en la pierna.
— Ojalá — Suspiro jugando con mis manos sobre la mesa — Aún no tengo nada.
— Ya lo conseguirás, hija. Estoy segura de ello — Me da un apretón en la mano en señal de apoyo.
En eso escuchamos la puerta abrirse y, las voces de mi padre y mi hermano llenar el gran silencio de la casa junto con los ladridos de Rubi.
— ¿¡Dónde está mi hija!? — Grita mi padre apareciendo rápido en la cocina y en cuanto me ve, viene a cargarme muy emocionado.
— ¡Estás peor que mamá! — Le digo entre risas mientras veo como Liam carga a Rubi.
— Lo siento, no te veía desde tú cumpleaños — Se limpia unas pequeñas lágrimas y yo casi lo empujo por el drama.
Me giro hacia Liam en uniforme de basquet. Ha crecido bastante, ya está a poco de pasarme —lo cual no es complicado—, y no puedo evitar notar que ha empezado a desarrollar un mejor atlético con el año y medio que lleva en su equipo. Sigo sin creerme que tenga 15, y próximamente 16.
— Pero si es mi pequeño hermano — Voy a darle un fuerte abrazo el cual intenta romper desde el primer instante.
— Oliv, suéltame — Pide sin humor — Siempre andas de intensa – Dice una vez deja a Rubi en el piso.
— Así me amas — Le saco la lengua — ¿Cómo te va en las practicas?
— Bien — Lo veo ir a refri y sacar un jugo antes de dirigirse de nuevo a la salida de la cocina — Iré a mi habitación.
Y sin más, nos deja solos.
Así éramos nosotras, Oliv.
Miro a mi madre con una ceja alzada.
— Adolescente en su máxima expresión — Dice sin más.
Me encojo de hombros volteándome a ver a mi padre.
— ¿Podemos hablar? — Le pido.
— Vayan, yo mientras prepararé algo de cenar — Nos anima mi madre.
Ambos nos vamos hasta la oficina, en donde tomamos asiento en la pequeña sala que hay frente al ventanal.
— ¿Pasa algo? — Pregunta él apenas toma asiento frente a mí.
— Hace unos días, Drake y yo vimos a Ross White — Le suelto sin más — Pero no logramos conseguir mucha ayuda de su parte.
— ¿No quiso decir nada? — Se endereza en la silla.
— Estaba muy a la defensiva — Recuerdo la reunión — Pero nos sugirió más bien advirtió, que mejor no investiguemos del tema — Le cuento.
— ¿Dijo por qué? — Dudo si contarle.
— No — Le miento porque se cómo es con la seguridad — Pero sonaba sospechoso, lo cual nos hizo pensar a Drake y a mi... — Me mira con cierta esperanza — que, si podría estar siendo amenazado. Puede que Bart lo comprara.
— ¿Entonces no quiso hablar? — Niego — ¿Ahora qué?
Suspiro.
Lo he pensado mucho estos días, papá.
— No lo sé... — Admito — Pero rendirse no es opción. Tal vez logre hablar con el de nuevo, convencerlo de ayudarnos — Suspiro — O encontrar a alguien que si sea capaz de hacer algo al respecto. No lo sé — Bajo la vista.
— Oliv... — Veo en su mirada una advertencia.
— No estoy dejando que controle mi vida — Le aclaro mientras me cruzo de brazos y piernas — Solo me frustra la situación — Asiento intentando creérmelo.
— Toma todo con calma — Se levanta y se sienta a mi lado en la otra silla — No debes ir a la carrera.
Asiento y él sale de la oficina.
No es una carrera, pero siento esa necesidad de hacer justicia lo más rápido posible.
...
— Yo te ayudo con los platos, papá — Le digo a mi padre una vez terminamos de cenar todos juntos.
Nos disponemos a fregar y secar los platos, mientras mama y Liam me cuentan las últimas novedades en el vecindario.
— ¡Entonces le tiró la rosas al pobre y lo rechazo en plena calle! — Grita ella indignada – Qué mala chica.
Estoy de acuerdo, pero me rio por como mi madre cuenta todo. Al terminar, me seco las manos y observo la hora en el reloj de la pared, notando que son las 8pm.
— Ya debería decirle a Drake que venga por mi — Digo en voz alta haciendo el gesto de sacar mi teléfono del bolsillo trasero.
— ¿¡Qué!? Por supuesto que no — Dice rápido mi padre — Te quedas aquí ésta noche con nosotros.
— Pero... — Voy a protestar.
— Nada de peros. No nos ves en casi todo el año — Mi madre me riñe mientras sale de la cocina — Pondré un juego de sabanas nuevas en tú habitación.
Se va antes de que pueda negarme.
— Ya la señora dijo — Mi padre la sigue fuera de la cocina mientras que Liam solo se burla antes de irse.
Mi teléfono suena y es una llamada entrante de Drake.
— ¿Cómo te va, amor? — Pregunta una vez respondo.
— Pues... — Alargo mi tono dando un par de pasos hacia la puerta.
— Adivinaré — Dice — Te obligan a quedarte.
— ¿Qué comes que adivinas? — Bromeo — Entiendes ¿cierto?
— Claro, descuida — Dice sin más — Mañana puedo buscarte para que vengas y pasamos tiempo con tu familia también.
— Gracias, cariño — Bromeo con él — Te amo, descansa.
— Te amo, descansa también — Sonrío y cuelgo.
Al terminar subo a mi habitación, en donde saco de mi bolso una muda de pijama que metí ahí por si esto pasaba. Me preparo para dormir con mi rutina de siempre, y me meto en la cama junto a Rubi quien se acomoda a mis pies.
En la mañana siguiente, el sol me despierta un poco -recordándome que éstas cortinas siempre las he odiado- así que empiezo a moverme por la cama en busca de una mejor posición para seguir mi sueño. Pero me topo con un gran bulto a mi lado.
Demasiado grande para ser Rubi.
Demasiado pequeño para ser mi acosadora madre.
Levanto la cara de la almohada y logro ver a Liam dormido a mi lado mientras abraza a mi perrita quien duerme tranquilamente con su cabeza sobre el estómago de mi odioso hermano.
Intento aguantar mi risa.
— ¿No que no me quieres, hermanito? — Le hablo fuerte en el oído haciendo que se despierte de golpe y me vea mal.
— No sé de qué hablas — Finge que no sabe nada mientras se acomoda en la cama — Yo vine aquí por Rubi.
— Si, claro ¡Por Rubi! — Me suelto a reír y en eso entran mis padres — Miren al adolescente odioso.
— ¡Si tiene sentimientos! — Dice mi padre emocionado mientras viene a abrazarnos.
Liam solo rueda los ojos haciéndome reír más por lo mucho que ha cambiado. Lo acompaño a rodar los ojos una vez mi madre llora sentimental.
Andan más sensibles que nunca.
— Oye, enano — Lo llamo una vez mis padres se van — ¿Me acompañas ésta tarde a comprarle regalos a los dramáticos padres nuestros?
— Claro — Se levanta y sale de la habitación sin más.
— ¡Excelente comunicación! — Le grito divertida antes de volver a caer en mi cama.
Primer día de vacaciones.
Qué empiecen las fiestas...
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¡Hola bombones!
Ya nos hacia falta nuestro LA. Y ni hablar de cuanto extrañábamos a nuestro Nicki.
Éste es solo un de los primeros POV que veremos en éste libro de los personajes.
Me siento vieja, ayuda ¿en que momento nuestros pequeños Liam, Lucas y Bianca han crecido tanto?
Nos vemos en el proximo capitulo.
Besos❤️
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