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12. El huracán

En algún momento de la vida, logras experimentar ese sentimiento de llorar, desconsoladamente, con todas tus fuerzas, sintiendo como has perdido algo, aunque técnicamente no hayas perdido nada; nada propio, al menos.

Pero ¿sabemos la diferencia de lo que es propio y lo que no?

Llegan ocasiones en los que algo o alguien se funde tanto contigo, que ya no puedes distinguir si es o no tuyo, porque se ha vuelto una parte esencial de ti.

No se cuánto tiempo paso dentro de la bañera, echa un ovillo mientras lloro, solo se, que en algún momento las lagrimas han dejado de salir. No por falta de querer llorar, sino que por falta de energía. Luchando contra todas mis fuerzas de querer quedarme en la misma posición, salgo poniéndome en pie y empujándome a salir a la habitación.

Me encuentro con mi realidad. Una habitación vacía, sin rastros de Drake o sus cosas, casi como si no hubiera estado aquí hace un tiempo. Trago saliva dándome cuenta de esto.

Realmente se fue.

Tan solo así.

Sin importarle el tiempo, los recuerdos, e incluso, sin importarle yo. Se fue sin siquiera intentar decirme que me equivoco al pensar que yo soy la única esforzándose, sacrificando, con tal de mantenernos juntos.

Tan solo se marchó, sin más.

Maldito egoísta.

Levanto mi vista hacia mi maleta, abierta justo en un banco frente a la cama. Mis cosas aun se encuentran por la habitación, ya que realmente no consideré necesario empacar hasta ya mañana. Tal vez debería empacar.

Le doy un vistazo a la habitación silenciosa, vacía, y no puedo evitar sentir un gran nudo en mi garganta. Mis pies me llevan solos hacia la cama, en la cual me acuesto escondiéndome bajo las mantas, intentando que ellas me protejan de todo, de mis emociones incluso.

Cuando vuelvo a sentir algunas lágrimas en mi rostro, claramente me doy cuenta que no funciona.

Debería irme. Estar aquí sola no me hace bien, menos teniendo en cuenta que todo, incluso las almohadas, tienen el distinguido aroma de Drake. Pero, no tengo energía para recoger mis cosas, así como mis pedazos de la habitación, a irme, así como hizo el hace un rato.

Creo que lo mejor que puedo dar en éste momento, es acostarme e intentar descansar la mente. Aunque eso sea casi imposible.

...

- ¿Hacia dónde nos dirigimos?

Mantengo la vista a través de la ventana del taxi que tomé una vez salí del aeropuerto, observando las calles pasar, los autos ir y venir, el frio clima de fuera invade la ciudad, aunque no lo deba sentir por estar dentro de un auto con calefacción, aún así, hay algo que no me deja sentirme cálida.

Me obligué a salir de la cama y empacar mis cosas ésta mañana. No podía pasarme la vida en esa cama, intentando absorber el aroma de Drake e intentando no tirar todo por rabia, por impotencia.

- Señorita - Me encuentro con la vista del conductor a través del retrovisor - ¿Hacia dónde nos dirigimos?

Parpadeo antes de decirle la dirección de mi departamento aquí en Boston, pero no puedo evitar sentir su mirada en algunos momentos del trayecto.

¿Cómo no hacerlo? Debo parecer un desastre sin maquillaje y ropa sumamente holgada, casi de pijama.

Una vez llegamos a mi destino, me obligo a hacer todo el trayecto sin dejar que mi energía me lo impida, pero no me doy cuenta que llego en automático hacia la puerta de mi departamento, sin recordar realmente el cómo.

Mi mente parece llevarme a otro lugar, muy lejos de la realidad.

Dentro de casa, me detengo en la entrada junto a mi maleta para encender las luces, pero soy golpeada de golpe por una sensación. Millones de recuerdos aquí junto a Drake no dejan de invadirme, como si mi maldita memoria no quisiera más que torturarme.

Saco mi teléfono para enviarle un mensaje a Molly, avisándole que ya estoy en casa y que puede traer a Rubi, antes de arrastrarme junto a mi maleta hacia la habitación. Trato de ocupar mi mente sacando las cosas y roba que no usé para ordenarla, mientras la que sí, la coloco en el cesto de la ropa sucia.

No pasa mucho antes de que Molly se presente en mi puerta con mi pequeña hija perruna a su lado, que no tarda en correr a saltar hacia mí.

- Pequeña - La cargo y le doy un beso con mi voz tan cansada como ronca - Muchas gracias, Molly - Le sonrío y tomo el dinero de la mesa junto a la entrada.

- ¿Te encuentras bien, Olivia? - Me pregunta preocupada dejando el bolso de Rubi del lado dentro junto a la puerta.

Asiento.

- Descuida - Trato de sonreír, pero no resulta - Toma - Le entrego el dinero - Cuídate - Doy un paso atrás mientras ella se despide con la mano, pero cierro la puerta.

Rubi no deja de moverse y darme besos mientras cargada la llevo hacia el sofá, en donde me siento aun con ella en brazos. La abrazo queriendo sentirme mejor, lo cual en parte funciona, hasta que la separo de mi un poco por inquieta, veo sus ojos, y no puedo evitar pensar en Drake.

Más lagrimas empañan mi vista ante el recuerdo y trato de detenerles mordiendo mi labio inferir.

Basta, pasaste toda la noche así.

Déjame en paz.

Dejo libre a Rubi la cual se baja del sofá, quedando sentada frente a mí, viéndome fijamente antes de ladear ligeramente la cabeza. Fijo mi vista en ella, pero realmente mi mente está pensando en muchas otras cosas, y todas relacionadas a estos últimos 5 años con Drake.

Suspiro apartando mi vista hacia el departamento, encontrándome con mi bolso a unos pasos y de él, se puede ver que sobresale mi tableta, la cual metí apresuradamente.

Mierda.

No había recordado los diseños hasta ahora.

No me quedan muchos días -sino es que ninguno- antes de la entrega, lo cual me hace frustrarme, cubriendo mi rostro con mis manos claramente estresada.

Mi mente no quiere ni tan solo pensar en ello, tampoco tiene la fuerza para hacerlo. Necesito un poco de silencio, de paz, necesito un respiro, aunque lo use para matarme o planear la muerte de Drake.

He llegado a un punto, en donde no puedo estar más agotada, física y mentalmente.

Caigo de espaldas contra el respaldo, buscando la manera de ver como continuar, como parar mis pensamientos, el dolor, los sentimientos, cuando una idea me llega fugazmente a la mente, y no permito que se vaya.

¿Podría...?

Veo la hora en el reloj justo debajo del televisor y noto que no pasan de las 6pm, y es lunes, por lo tanto, aún es temprano para hacerlo. Tomo mi teléfono justo a mi lado, seleccionando los contactos en el cual busco rápidamente, y cuando al fin localizo el de Candice, le doy a llamar.

Esto es una locura, pienso mientras escucho los dos primeros pitidos.

- ¿Olivia? - La voz de Candice llega totalmente confundida - Que sorpresa tu llamada - Me dice y siento mi pierna vibrar - Pero oportuna, justo quería llamarte.

- ¿Si? - Pregunto realmente acelerada, nerviosa.

- Si - Me confirme más serena - Lo que pasa, es que te quería comentar que Paulin ya ha entregado sus propuestas para la campaña - Suelto el aire sintiendo decepción al recordarlo - Tal parece que varios de mi equipo han quedado fascinados - Vuelvo a caer contra el respaldo.

- Oh - Es lo único que logro decir.

Mañana es 14, me golpeo mentalmente.

- Pero, por supuesto, si tienes listas tus propuestas... - Oigo su ánimo y me desanimo - podrías presentarlas cuanto antes, y hacerle competencia.

Los diseños sin terminar llegan a mi mente, haciéndome sentir una gran decepción de mí misma al darme cuenta que pasé toda una noche llorando, en vez de trabajar en ellos.

- ¿Olivia? - Me interrumpe Candice.

- Yo...no los pude terminar - Digo con un nudo en mi garganta mientras muevo mis manos sobre mi pijama, nerviosamente - No están listos.

- Ya veo - No puedo no notar la decepción en su voz - Bueno, lamentablemente...tendremos que darle la oportunidad a Paulin - Mi pecho vuelve a doler y asiento, aunque no me vea.

- Es justo - Me obligo a decir - Ella cumplió con el tiempo.

- De acuerdo - Trago saliva - ¿Me llamabas para avisarme eso?

- Oh, no - Me apresuro a decir sintiéndome nerviosa de nuevo - Es porque quería pedirte, si tal vez...podría tomarme un par de semanas libres - Digo rápido - Por asuntos personales, que debo resolver.

- Yo... - La corto.

- Se que no puedo exigirlos tan pronto... - Hago una pausa pensando - pero en serio, los necesito.

- Eh...claro - Suspiro tranquila - Me extraña que los pidas, pero si los necesitas, está bien - Dice - Igual estos días serán algo lentos, no requeriremos tantas manos.

- Gracias - Le digo en un suspiro.

- Eso sí, para cuando inicie la campaña deberás volver - Me aclara - Necesitaremos mucha ayuda.

- De acuerdo, gracias Candice - Le vuelvo a decir.

- No lo agradezcas, Oliv - Me dice tranquila - Nos vemos.

- Adiós - Digo antes de colgar.

Dejo el teléfono junto a mí, mucho más tranquila sabiendo que podre tomarme unos días para mejorarme, aunque realmente no sepa que mejorar. Unos días en paz.

Me sobresalto recordando un desperfecto en mi plan, un factor que no he considerado: Maddie.

Dios mío, no me dejará ni respirar en cuanto se entere de esto. Querrá que le cuente cada detalle, y no me encuentro en un ánimo perfecto para ello, no sin que me invadan las ganas de llorar ¿Qué puedo hacer?

Puedo decirle que me iré unos días de viaje, la idea llega a mí de golpe.

Técnicamente no sería mentira, estar en mi viaje astral entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos por una ruptura.

Tomo mi teléfono de nuevo para empezar a escribirle un mensaje explicándole que han sido unos días un tanto pesados, y que me tomaré un par de semanas con tal de respirar, cambiar de aire y con suerte, recargar la energía para seguir trabajando, y cuando está listo, lo envió. Recibo la respuesta, poco después.

Mad: Vaya que mi hermano se lució con el regalo de San Valentín éste año.

Diviértanse, aunque debieron avisar para ir todos juntos.

Y ve si le quitas lo amargado con agua del Caribe.

Un pinchazo me recorre el pecho al leer ese mensaje, pero me obligo a responderle que nos concentraremos en compartir estos días, para luego apresuradamente, decir que ya me encuentro abordando el avión camino a una isla tropical.

Mad: Toma muchas fotos de las medusas!

Manda fotos de los bombones caribeños. Si Lincon pregunta, no dije eso.

Cuídate mucho, bombón.

No sé si sentirme preocupada o tranquila de que mi mejor amiga se logre creer aquel cuento tan rápidamente. Creo que mi mensaje fue bastante convincente de que estoy agotada.

De acuerdo, todo mi plan está listo...¿ahora qué?

¿Por dónde comienzo?

Gruño frustrada sabiendo que no tengo ni la más mínima idea, ya que todo en mi vida parece un desastre en este momento, pero me siento observada, así que levanto la mirada, encontrándome con la de Rubi fija en mí, como si estuviera juzgando mis acciones recientes.

- No me juzgues - Le suelto harta - Ésto pasa por tu padre - Le digo - Es un idiota de primera.

Ella no hace ningún ruido, ni siquiera un movimiento, lo cual me hace reírme de mi misma.

- Genial - Sonrío sarcástica - Estoy metiendo al niño en medio del divorcio - La apunto bufando.

Vuelvo a fijar mi vista en ella.

Momentos de Drake y yo durmiendo con ella en medio llegan a mi mente, incluso el hermoso momento en Central Park en el que Drake la cargó como si fuera una beba envuelta en una manta.

Mis ojos se humedecen, me obligo a bajar la mirada relamiendo mis labios cuando las lágrimas caen. Primero son tranquilas, pero cuando las primeras sacudidas en mi pecho aparecen, me tiro de lado en el sofá subiendo los pies para volverme ovillo queriendo desahogarme un poco más, como si la noche anterior no hubiera sido suficiente.

Creo que podría empezar por aquí.

...

Han pasado dos días desde mi llegada de regreso a Boston, y no han podido ser más deprimentes, más cuando en la noche del 14 de febrero, tuve que evitar casi por completo las redes sociales, así como la sección de películas románticas del catálogo de Netflix.

Idiotas películas cursis falsas.

En cuanto a mi ánimo, podría estar mucho mejor.

No he podido evitar mis caídas, esos momentos en los que las lágrimas me invaden por culpa de los recuerdos, causados por cosas tan estúpidas, como la chaqueta de Drake que encontré en mi armario. Incluso, me he planteado en más de un momento, por culpa de lo mucho que lo echo de menos, el llamarle, el escribirle, el ir por él.

Lamentablemente, los recuerdos de nuestras discusiones han vuelto a mi mente, avivando mi molestia hacia él, impidiéndome mostrarme necesitada frente a él, que no logro valorar lo que he hecho por nosotros durante todo el tiempo lejos, incluso en éste último año teniendo menos tiempo por el trabajo.

El deterioro entre nosotros dos fue evidente por meses, y ahora, finalmente, ha cedido contra las discusiones.

Trato de concentrarme en bajar en la sección de noticias de una de mis paginas favoritas de chismes, con tal de distraerme, cuando un mensaje de Sam, llega a mi teléfono. Son unas fotos.

Las abro y me encuentro con alguna pizarra de un taller, con varios diseños en ellos. Leo el mensaje y dice que son los de Paulin -llamada bruja en el mensaje- , en los cuales ya están trabajando. Los detallo, y no son tan malos, cuando llego al segundo es que mi corazón se detiene.

Es mi diseño.

Tal cual, es el mío.

Paso la vista al tercero y me encuentro con otro de mis diseños, solo que, con unos ligeros cambios en la falda, exactamente lo que me faltaba terminar hace unos días.

¿Esa inepta robó mis diseños? ¡Claro que lo hizo!

La cólera me invade justo en ese instante, por lo que tomo la almohada a mi lado obligándome a pegarla a mi rostro antes de gritar fuertemente, buscando descargar mi rabia. Al terminar, la arrojo contra la puerta de la habitación, antes de tomar mi frente entre mis manos sin poder soportarlo.

Me robo los diseños. Los presento como suyos.

¿Qué...? ¿Cómo...?

Gruño frustrada sin entender nada.

¿Podría demostrar que son míos? Sería difícil de hacerlo, teniendo en cuenta que no se los enseñé a nadie mientras trabajaba, ni siquiera a Sam.

Si tan solo la aplicación mostrara el registro de mi trabajo.

Pelear y armar un escándalo por esto sería inmaduro, sería una discusión casi que entre niñas. También seria agotador, y no sé si soy capaz de soportarlo.

Me quedo observando los diseños en la foto, preguntándome si vale la pena el esfuerzo por demostrar que son míos. Solo es uno entero y el otro casi al completo. Trabaje en ellos, pero ¿significan tanto para mí?

Suelto el aire de golpe acostándome en la cama de nuevo.

- Al diablo - Suelto dejando el teléfono de lado queriendo apartarme de eso.

Justo ahora, la poca originalidad y creatividad de Paulin, es el menor de mis problemas, o siquiera mis pendientes más importantes.

Ya tendré tiempo de pensar como seguir con esto luego.

Los días pasan, hasta hacerme terminar una semana ya, en la que mi rutina se ha convertido tan repetitiva, como predecible y deprimente.

Paso mi día yendo y viniendo dentro de mi departamento, moviéndome solo cuando es necesario, como para comer, ir al baño e intentar ahogarme bajo la ducha -lo cual requiere mi mayor esfuerzo- . Si mi mente se encuentra sumamente ruidosa y caótica, trato de distraerme ya sea leyendo algo o viendo una película, pero no mejora mucho cuando encuentro que la mayoría son historias de amor.

Intenté ver novelas, pero fue aún peor, ya que pasé la mayor parte de los capítulos gritándole a la pantalla lo destructivos que es el amor y lo bien que estaríamos en ésta tierra sin los hombres.

Ahora intento escuchar música, pero termino seleccionando mi playlist de música sumamente deprimente para emergencias. Y no ayuda mucho, el hecho de que ahora encontrara una caja dentro de mi armario con fotografías viejas, tanto de los chicos, de mi familia y como no, de Drake.

No sé si es mi apartamento o la vida en general, quien está atentando contra mi estabilidad emocional en éste momento...


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Hola bombones

Volvemos con más de estos episodios, que tanto nos rompen el corazón como a los propios protagonistas.

¿Creen que Mad le creyó a Oliv?

Es momento de pedirle a cierto ser maligno que se lleve a Paulin muy lejos de nosotros.

Nos hace falta como un punto de vista distinto en éste momento de la historia...

Nos vemos en el próximo capitulo.

Besos.

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