Su favorito
¿A dónde fue mi sed de venganza? ¿A dónde fue mi odio por aquellos que erradicaron mi raza completa?
Si, un saiyajin salvó a Monaito e intentó salvar a mi madre.
Si, dos saiyajines me "salvaron" de los Heata.
Pero no es suficiente. Nada que hagan será suficiente como para enmendar los actos atroces que cometieron contra mi gente.
Nada es suficiente, nunca podrán hacer nada para enmendar sus pecados.
Nada...
Al menos eso creo.
Ahora bien, uno de aquellos saiyajines está recostado junto a mí, intentando dormir. Yo mismo quisiera saber el porqué, pero es algo que no me explico.
No sé cómo empezó, no sé cómo me permití terminar en esta situación.
Pero estaría mintiendo si dijera que no he disfrutado de esto. Bastante.
Su cabello negro, su pronunciada frente, su ceño permanentemente fruncido, sus labios, su cuerpo. A todo ello le pertenezco unas cuantas horas a la semana.
Vegeta... aquel saiyajin que no tenía miedo de que lo matase, el que acoge la muerte si le fuese infligida por mi mano... lo detesto.
Lo detesto por cómo me hace sentir. Deseo su cuerpo, lo deseo tanto que me vuelve loco. Es como si el odio que hay en mi hiciera que lo añorara cada vez más y más.
Aquel saiyajin, de algún modo, me desea a mí también. Viene de vez en cuando a donde sea que esté con la excusa de "entrenar". Pero al final, siempre quedamos en lo mismo, siempre viene a follarme, dormir e irse.
Pero ya no me importa. Me queda tan poco tiempo con vida, que, si algo me hace sentir algo más que ira e impotencia, lo tomaré por encima de estos irreprimibles pensamientos de mi perdición inminente.
Dejo que haga lo que él quiera conmigo, y él parece estar satisfecho. Cada toque, cada roce, cada beso, cada estocada lleva consigo murmullos, todos estos siendo del nombre de aquel otro saiyajin. Son Goku...
¿Por qué no me acosté mejor con él? Si tuviera que elegir a cualquiera de los dos, lo hubiera elegido a él sin chistar. Siempre me pregunto ¿por qué entre los dos, tenía que acostarme con el ser vivo más trastornado y perturbado que he conocido hasta el día de hoy? Son Goku sería el mejor por el que podría apostar. No es difícil ver que él es la mejor opción.
Aun así, más allá de como se ve, y de su manera de ser, no me interesa en lo más mínimo. No siento nada que me atraiga a él más que su simpleza. Claro, también es un tipo muy bien parecido.
Pero Vegeta... hay algo en él. Algo que no termino de entender, y que nunca voy a terminar de entender. Desde que lo conocí, todo en mí deseaba estar junto a él. Por un momento pensé que era solo pura sed de venganza.
Al fin y al cabo, tenía sentido pensar eso. Era el príncipe de la raza que había arrasado con la mía. Mi plan de venganza estaba puesto en una bandeja de plata para mi deleite... Pero una vez estuvimos a punto de matarnos, y "resolvimos" nuestros conflictos, no podía dejarlo ir.
No sé por qué mi cuerpo deseaba estar junto a alguien que entendía mi sufrimiento, mi cuerpo deseaba estar junto a alguien con quien de algún modo sentía una conexión "especial". Mi cuerpo deseaba pasar los últimos momentos de mi acortada vida junto con Vegeta.
—¿Vegeta?
—¿Qué quieres? — dijo, con cansancio e irritabilidad en sus palabras, arrastrándolas.
—Sabes que te odio ¿verdad?
Un resoplido molesto salió de su voz. "Cállate" decía.
—¿Alguna vez te has enamorado?
Eso sí que lo hizo reaccionar. Se levantó de golpe, las sábanas aun cubriendo su pecho desnudo.
—¿Acaso tú...? — dijo, sonaba casi horrorizado por siquiera pensar que podía sentirme así por él.
—No— Negué con la cabeza.
—Entonces ¿Por qué demonios me preguntas? — Vegeta puso los ojos en blanco y exhaló fuerte. Como si la idea de que alguien se enamorara de él lo aterrara.
—Nunca me había enamorado antes, y no voy a hacerlo por el resto de vida que me queda...
Vegeta clavaba sus ojos en mí, como si rogara porque me callara y lo dejara dormir.
—Pero, aun así, tengo la curiosidad de saber qué se siente. — Terminé, listo para que el saiyajin frente mío me mandara al demonio.
Pero no dejaba de verme. Sus ojos negros penetraban hasta mi alma, como queriendo drenar hasta el último pensamiento de mi cabeza.
—¿Por qué te lo diría? — entrecerró sus ojos, soltando las sábanas para cruzar sus brazos. Su pecho al desnudo quedó expuesto, como si quisiera que lo viera.
—Porque me queda poco tiempo. No tendría tiempo de buscar de quien sea que estés enamorado y contarle. — Me acerqué a él, clavando mi mirada con la suya.
Pasamos tanto tiempo en silencio y sin movernos que pensé que el tiempo en sí se había detenido.
—Kakarotto...— musitó el nombre saiyajin de Son Goku. —De él estoy "enamorado", como dices tú.
Eso fue bastante fácil...
Ninguna cantidad de fuerza de voluntad pudo impedirme reír como estaba a punto de hacerlo.
Vegeta me preguntaba una y otra vez por qué demonios estaba riéndome, pero no había modo de que dejara de hacerlo. Podía sentir su enojo y tensión hasta en mis huesos.
Una vez me detuve, le expliqué la razón de mi risa.
—Es tan obvio, que escuchar que lo digas como si fuera un secreto...—aclaré mi garganta para no volver a reír—... hasta suena gracioso.
—¿Obvio?
—Ay, por favor Vegeta— contener la risa en esta situación es tan difícil, pero quiero que siga viniendo. Sigo deseando su cuerpo. —Cada vez que te acuestas conmigo no dejas de mencionar su nombre. Incluso dices cosas sobre ustedes dos... muy personales. Siento que lo conozco de tantas cosas que dices.
Vegeta puso los ojos en blanco y me dio la espalda. Cansado de la conversación.
Pero yo no lo estaba.
Me acerqué a él delicadamente. Rozaba ligeramente su espalda con las yemas de mis dedos, terminando el rastro en su nuca. Le planté un beso en el hombro.
—¿Por qué no le dices? —le susurré al oído.
—Porque no se me da la gana. — se dio la vuelta y me tomó del mentón. —Además, te tengo a ti. ¿O ya te hartaste de mí?
—¿Qué es lo que ves en mí?
—A él...— me empujó levemente, recostándome mientras se apoyaba encima mío. Movió su mano de mi mentón hasta mis mejillas, y les dio un apretón, obligando a mis labios a hacer un ligero puchero. —pero sobre todo... a mí.
"Pues ya somos dos" pensé.
Besó duramente mis labios fruncidos, como si eso fuera a hacer que dejara de preguntar por su vida. Acariciaba mi pecho desnudo mientras mordisqueaba mi cuello.
Supongo que mencionar a Son Goku hizo que quisiera más.
Lo detesto tanto. Detesto que mi cuerpo lo desee tanto. Odio que cada vez que me folle lo disfrute. Adoro tanto que me toque, adoro que me bese, adoro que mencione el nombre de Son Goku cuando me folla tan bien que me deja viendo estrellas.
Adoro que alguien igual de roto como yo haga que estos últimos días que tengo estén llenos de placer.
Una vez termina conmigo, se va.
No lo amo, él no me ama. Estoy bien con eso. Yo lo necesito para no morir solo y miserable, él me necesita para no pensar en el hombre que ama. Nos necesitamos el uno al otro en una manera retorcida, una que solo él y yo entendemos.
Mientras sea su favorito, no me importa que lo único que nos une sea la lujuria y el dolor.
Me cubro con las sábanas y me echo a dormir. Pacientemente esperando a la próxima vez que aquel saiyajin tan trastornado y perturbado quiera un pedazo de mí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro