Japón parecía recibirle de su largo viaje con esas miles de luces que alumbraban la inclemente noche, volviéndola una maravilla. Desde la ventanilla del taxi podía deleitarse con ellas, sin poder retener esa sonrisa ante el sentimiento de estar nuevamente en casa. Era reconfortante encontrarse de nuevo en el lugar que lo vio nacer y crecer.

Asano Gakushuu podría mencionar miles de eventos relacionados a aquella pudiente ciudad que habían marcado un antes y un después. Muchos de ellos siendo una gran revolución contra sí mismo. También habían algunos que simplemente eran cosas graciosas, las cuales le hacían sonreír aunque estuviera tan lejos de su tierra.

Para su mala suerte, todo estaba relacionado con ese pelirrojo, él y su estúpido cabello despeinado. También sus ojos ámbar, esos que parecían escanear hasta lo profundo de su alma.

La verdad, para Gakushuu era alguien remarcable en su vida. Dos individuos en una gran ciudad, tomándose de la mano para no perderse entre el bullicio, buscando el camino más fácil para llegar a casa. Dos personas que se enamoraron después de un largo camino sin siquiera esperarlo, y por mucho que se amaran, todo estaba destinado a no llegar más lejos que un beso de despedida.

Algo que caracterizaba la vida de Gakushuu era jamás estar en el mismo lugar, un día en París, otro día en Ciudad de México. Era un ave de estación, ya que al cambiar temporada volaba lejos. Al contrario, su amado se mantenía firme como un árbol en el invierno, por más fuertes que fueran las tempestades nunca se movía de su lugar.

"Gakushuu, por favor no te vayas"

"¿Por qué no debería?"

Quizás ese pequeño momento de duda, donde todo fue un silencio. Ese pequeño instante se convirtió en el final de una hermosa historia de amor entre ellos dos. Y los demás eventos que siguieron a eso solo fueron pequeños extras hechos para alimentar las ansias de algún lector intrépido.

Aún puede sentir el agarre tan fuerte que le rogaba por que se mantuviera ahí, que no se fuera como todas las veces anteriores. Además, esas palabras, "No podré soportarlo una vez mas, no puedo seguir con esto. Me duele demasiado y ni siquiera ha empezado."

Era algo que quizás no estaba destinado a ser, porque ambos eran de realidades distintas.

Al sentir que el taxi frenaba lentamente y ver la entrada de aquella casa, supo que había llegado a su destino. Pagó al hombre y se despidió de él, deseándole una buena noche. Luego subió los pocos escalones que dirigían a la puerta principal, antes de tocar siquiera el timbre pudo escuchar unos pasos apresurados bajar para abrir la puerta, y recibir un fuerte abrazo.

En algún lugar de la misma ciudad había un chico en una de esas enormes tiendas donde venden cosas para fiestas. Estaba más aburrido de lo usual mientras su mamá y su futura esposa buscaban decoraciones para celebrar el cumpleaños de su padre que era en algunos días. Realmente, no era el más emocionado al respecto pero ellas lo habían casi arrastrado para que fuera con ellas. Llevaban horas buscando un set de letras de un color que les gustara y seguían sin encontrarlo lo cual era bastante estresante para Karma y también un poco... un poco doloroso. Hace poco había sido su cumpleaños y todos le hicieron recordar porque odiaba haber nacido un 25 de diciembre. Nadie se tomó el tiempo para hacer algo que le hiciera sentir que todo era por su cumpleaños y no por navidad que estaban celebrando. Siendo sincero, ese pensamiento no era algo recurrente ya que siempre ignoraba el día de su cumpleaños.

—Karma, mira estas que encontramos —Dijo su madre a su lado, sacándolo de las profundidades donde se encontraba, mostrándole unas letras que parecian haberla convencido— ¿Crees que estén bien?

—Si, creo que son lindas —Acotó sin siquiera haber visto lo que su madre tenía en la mano—

—Por cierto, hijo ¿te diste cuenta que los Asano van a volver a Japón?

Eso hizo que pusiera su total atención en su madre.

—¿Que? ¿En serio?

—Si, las vecinas dijeron que al fin Asano Gakuhō ha logrado manejar todas sus empresas desde Japón. ¿No te parece genial? Podrás ver de nuevo a tu amigo Gakushū, hace años que no sabes nada de él.

"Amigo"

—Claro, genial

—De paso le puedes presentar a tu futura esposa y quizás, solo quizás podrías presentarle a tu hermana. Siempre creí que esos dos harían una hermosa pareja juntos.

"Harían una hermosa pareja juntos"

—Quizás.

Después de esa conversación llegó su prometida y se incluyó a la conversación la cual ignoró completamente ya que estaba perdido entre recuerdos vagos que creía haber borrado de su mente.

La conversación que su madre había empezado con el y su prometida parecía no tener fin. Él solo respondía con monosílabos, fingiendo ponerle total atención. Realmente no era alguien a quien le importara tanto la decoración de su boda, ciertamente no le importaba la boda simplemente quería hacer feliz a su madre.

Esa fue toda la motivación que tuvo para proponerle matrimonio a la persona que próximamente será su esposa. Su madre estaba enferma y decía que quería verlo casarse, que no podía morir sin verlo dar el siguiente paso en su vida. Actualmente su madre está más que perfecta y él está a meses de casarse con alguien a quien no ama en realidad, wow Karma, que inteligente eres.

Realmente jamás deseó dar un paso más porque aunque no lo expresara en voz alta seguía esperando a ese chico de ojos violeta, seguía esperando un cálido reencuentro donde hablaran de lo mucho que se habían extrañado en estos largos 12 años. Sabía que ese extraño deseo jamás se iba a cumplir pero se negaba a desaparecer de lo profundo de su ser.

Hey hey hey, Miyu reportandose <3

Hace bastante desde mi última actualización, que cosas.

En fin, espero que disfruten mucho este nuevo proyecto que estoy 100% dispuesta a terminar okei, lo juro.