Heard from you
El chocolate que su amiga había preparado era simplemente delicioso, cremoso, no tan dulce, con el toque fuerte del cacao puro. Ese sabor le recordaba algo que creía muerto hace años, una sensación perdida en alguna parte del cielo entre las miles de nubes.
Volver a Japón solo había intensificado sus recuerdos, sus dudas, sus deseos.
La calidez del hogar de Fuwa era algo que no podía comparar. Aún si él invierno era inclemente siempre se sentía calor, como si el sol irradiara intensamente ahí. De todas formas, aún con toda esa calidez seguía sintiendo frío.
La nostalgia lo invadía y le martirizaba su regreso. Esto fue notado por su amiga la cual se acercó a él y posó su mano sobre la de él.
—¿Qué es lo que tanto te atormenta Gakushuu?
Guardó por años este dolor para si, no creía conveniente hablarlo ahora.
—No es nada, simplemente es un poco nostálgico volver después de tanto tiempo fuera.
Esto tampoco era una mentira. Todo lo que conocía era tan diferente ahora que, desde su punto de vista, de esa ciudad solo quedaba el nombre.
¿Cómo habrá pasado el tiempo sobre él? ¿Cómo se verá ahora?
La voz de Fuwa se escuchaba algo lejana ya que estaba sumergido en sus pensamientos. Pero algo llamó su atención.
—¿Sabes? Has estado tanto tiempo fuera que de seguro no te diste cuenta de la noticia del siglo.
Yuzuki parecía muy emocionada. Se retiró por un instante para buscar algunos periódicos que era notorio que eran recuerdos. Ella solía hacer eso desde que la conoce, creía que cada cosa en el periódico podía ser una pieza de historia la cual debía ser guardada. Extendió las bien cuidadas hojas sobre la mesa y le señaló una fotografía.
Era él.
Era imposible no reconocer esas joyas ámbar. Pero había muchas cosas diferentes en él. Su cabello ya no estaba desordenado, también su traje estaba pulcro, sin una mancha o una arruga. Y su cara, su cara. Esas facciones que intentaban ser maduras ahora eran maduras. Inspiraba tanto respeto, pero muy en el fondo benevolencia lo cual era sorprendente ya que al Akabane Karma que conocía no era particularmente benevolente.
—Cómo podrás ver, tu amigo de toda la vida se ha graduado de la escuela de leyes y es un abogado bastante reconocido a lo largo del país.
—¿Abogado?
¿Acaso no era él quien soñaba con ser un burócrata? ¿Que cambió en estos años fuera?
—Si, su madre vino a fanfarronear con que su hijo había cedido ante sus deseos. Fue un poco incómodo para todos ya que sabíamos que no era lo que él quería. Pero su madre lo manipuló.
La señora Akabane se caracterizaba por eso, siempre usaba cualquier sucio truco para hacer que su hijo cediera e hiciera lo que a ella se le antojara.
Fuwa extendió otro diario, ahí mostraba otra fotografía de él. La pregunta aquí era ¿Quién es la mujer que está a su lado?
—Se llama Katherine, es de Suiza. Y si, es la prometida de Karma.
Prometida.
Prometida de Karma.
—Me alegro por ellos.
Después de un poco más de halagos hacía la imponente mujer que aparecía en esa portada le pidió a Fuwa que le indicara donde podía dormir ya que estaba cansado. Ella le indicó una habitación en el piso de arriba. También le dijo que ahí se encontraban algunas de las cosas que había dejado.
Cuando entró a la habitación una tristeza inmensa le invadió. ¿Casarse? ¿En verdad va a casarse?
Quizás lo que más le dolía era no poder decir nada. Porque, al final de cuentas él fue el que decidió marcharse.
Después de tantas novelas, tantas películas donde de alguna forma buscaba una respuesta descubrió que siempre fue el culpable. Por lo mismo se quedaría nada más con su dolor. No lucharía, no correría a la iglesia a decir "¡Yo me opongo!" mientras todos lo miran con impresión. Tampoco tocaría la puerta de la casa de Akabane mientras pide de rodillas que le de una segunda oportunidad. Fue su decisión dejar todo, fue su decisión tomar ese avión. Por lo tanto, asumiría las consecuencias de sus actos.
Estaba por irse a dormir cuando vio una cajita que conocía muy bien en la mesita de noche. Esto lo llevó a un recuerdo muy vivido que tenía, el verdadero inicio.
» Después de un largo día en la escuela lo único en lo que Gakushuu podía pensar era en subir aquella colina y encontrar a esa persona que agitaba su corazón. Y lo vio ahí, sentado bajo la sombra de un árbol. Miles de mariposas revolotearon en su estómago con una simple mirada.
Simplemente se paró frente al chico que leía un libro con mucho afán. Nadie que lo viera creería que es tan fanático de la lectura, pero lo es. Al parecer estaba leyendo Hamlet, lo cual, para un chico de 12 años es extraño. De todas formas Karma es alguien único, no se rige por lo que las personas de su edad hagan o digan.
—¿Por qué estás parado ahí viéndome? Es perturbador.
—Cállate, solo me quedé pensando
—¿En mi? Te entiendo Gakushuu, soy hermoso. Puedes incluirte a mi club de admiradores si quieres.
Solo atinó a rodar los ojos ante tal comentario y sentarse al lado de ese chico de cabello rojizo. El cual buscaba algo en su mochila con mucha rapidez.
Luego se distrajo viendo la espectacular vista que tenían desde ahí. Sonrió al sentirse tan grande y a la vez tan pequeño en este mundo que podría considerarse inclemente en todos los sentidos posibles.
Su concentración fue rota por una mano que se extendía frente a él con algo. La sostuvo con ambas manos y sus ojos brillaron.
—¿Una cajita?
—Una cajita.
Era una cajita de color lila con algunas piedrecitas incrustadas del mismo color. Al abrirla podías encontrar un espejo en la parte superior, y en la inferior yacía un collar con una pequeña amatista como dije.
—¿Quieres que coloque el collar?
Asano asintió torpemente. Las manos de Akabane se acercaron a la cajita, sacando de ahí al prisionero collar que buscaba ser liberado para adornar el cuello de Gakushuu. Delicadamente lo colocó ahí y le aseguró para que jamás se soltara. Luego, sus manos viajaron hasta aprisionar la cintura del menor. Su cabeza recayó sobre el hombro de su amigo que tenía la cara roja por la vergüenza. Entre muchos susurros no comprensibles para su contrario hubo una que resaltó.
"Te amo"
Una palabra fuerte, una que no se utiliza a menos de que estés muy seguro. Una que quizás no comprendían de al todo, pero en ese preciso momento tuvo sentido. Gakushuu sintió un delicado beso en su mejilla y su corazón se volvió loco, solo pudo permanecer inmóvil sintiendo cómo las manos de Akabane se movían nerviosamente en su cintura, intentando disipar todo rastro de la tontería que acababa de hacer.
Se mantuvieron así hasta que llegó el anochecer.
Reaparece animal que se creía extinto hace tres décadas.
¿Que tal? ¿Cómo andan?
Yo ando en la peor parte de la vida, descubrir que eres un adulto y que necesitas plata.
Gracias por la espera, agradecimientos especiales a Markil_Fox por ser una fiel creyente y mantenerse firme en la idea de que en algún momento volveré y actualizaré, tqm Markil
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