
Epílogo
Poca gracia, insiste para sí mismo. Una absoluta falta de modales, completa desatención a las normas más simples sobre una mesa.
Por Merlín, Potter es más bestia que ser humano.
—Tienes helado…
—¿Hm?
—…en toda la cara.
Harry enrojece tan pronto como asimila sus palabras. Se lleva las manos al rostro, balbucea y causa un desastre aún mayor cuando intenta retirarlo con los dedos. Parece que se le ha olvidado que tiene la varita a un lado y puede ejecutar un encantamiento que lo haga por él.
Draco lo observa batallar contra el postre por largo rato, tiempo suficiente para que se compadezca de él y le haga un gesto hacia su varita, recordándole que posee magia. Harry se limpia y presiona la cabeza contra la mesa de piedra, ocultándose de su mirada. Tampoco lo hace muy bien.
Torpeza llevada al extremo. No es tan veloz ni tan preciso para moverse si no está en una escoba, persiguiendo una snitch. Se traba bastante al hablar, se distrae con facilidad.
El volcán de helado es una receta mágica exclusiva de Durmstrang. Consiste en helado caliente, sí, por imposible que suene; se arma una pequeña elevación de una mezcla dulce dura, de la que brota el helado. Se desliza en forma de lava de varios sabores, pero al llegar abajo, toma la misma consistencia de un helado cualquiera y puede mantener su silueta redonda si se quiere, sólo que sin ser frío. Habría que estar un poco loco para comer helados fríos en ese sitio.
El de chocolate y vainilla es su favorito, el más cremoso. También es con el que Harry se manchó gran parte de las mejillas.
Oye un balbuceo. Él sigue sin verlo, así que Draco se limita a continuar comiendo su helado caliente, hasta que Harry ladea la cabeza, todavía sobre la mesa. Aún tiene un ligero rubor, pero sonríe al mirarlo.
—Estoy nervioso —murmura, tan bajo que no lo habría escuchado si hubiese otro sonido en la vieja cocina del castillo—, nunca he estado con alguien…así, me refiero a que- no he salido con alguien sólo para- aunque no cuente como salir, porque seguimos aquí, pero yo creo que sí debería contar, porque estamos los dos, y hace tiempo que no estamos solos por voluntad propia en cualquier sitio, no porque no quiera, es que siempre pareces ocupado, y cuando no estás ocupado, parece que molesto, y no me gusta molestar si estás haciendo otra cosa, pero a veces no lo puedo evitar, sobre todo cuando tengo ganas de hablar contigo, aunque no creo que tú tengas…
Draco le lanza un encantamiento silenciador. Él busca su varita sobre la mesa y se lo retira tras unos segundos.
—Gracias —Carraspea—, hablo un poco de más cuando estoy así.
—¿Sólo un poco? —Draco arquea ambas cejas.
—Un poco muchísimo —Harry flexiona el brazo para colocar el codo en la mesa, la barbilla sobre la palma, y le vuelve a sonreír—, pero está bien. Estás aquí. ¿Te gusta el volcán? ¿Quieres que…?
—¿Sabes? —Lo apunta con la cucharilla, pensativo. Harry lo observa con curiosidad—. Pensé que eras más idiota, de verdad. Y que salías con cualquiera.
—Eso no es muy lindo —Arruga la nariz, aunque luce más bien divertido—. Lib pensó que podría ponerte celoso si hacía esas cosas…para que reaccionaras —Cuando Draco le frunce el ceño, él aclara:—. En el verano, mi tío Remus me regañó bastante por eso. Que esos no eran los métodos, que estaba siendo un inmaduro, que no conseguiría nada…y empecé a creer que tal vez me odiabas, así que lógicamente, lo primero que tenía que hacer era acercarme y explicarte.
—Podías haberme explicado sin besarme.
—Creo que es la única forma de que te calles, Draco —Se ríe. Cuando se estira por encima de la mesa, hace ademán de coger una de sus manos, pero deteniéndose a último momento—. Uh, quiero hacerlo bien. Pero no sé hacerlo bien. Seguramente haré algo mal y me vas a odiar, aunque no quiera hacerlo, siempre hago algo mal que lo arruina, incluso cuando estoy intentando no hacerlo, no lo puedo evitar, entonces espero que no te enojes mucho cuando lo haga, intentaré no hacerlo, pero en algo me voy a equivocar, no sé salir con alguien, y no es que estemos saliendo, debería preguntarte si estamos saliendo, pero antes de preguntarte eso, tengo que invitarte a algún sitio un par de veces más, digo- es que primero vas a algunos lugares con una persona y luego deciden salir, creo, es una buena forma, podría funcionar así, pero como no te gusta el pueblo entre las montañas, tampoco tengo muchas ideas, porque no hay tanto que hacer aquí y tú conoces el castillo mejor que yo, no quiero-
Habla sin parar cuando se pone nervioso.
Eso es adorable.
Draco rueda los ojos y se inclina hacia adelante. Las palabras quedan en el aire cuando atrapa sus labios. Se separa tras un instante y Harry lo ve con los ojos brillantes, la boca entreabierta. Se estira, como si fuese en busca de otro beso, pero luego regresa a su asiento.
—¿Puedo tener otro?
Sigue siendo torpe, pero puede aprender. Es lindo que pida un beso.
Draco asiente, le sostiene las mejillas y le da otro, uno más largo, lento. Es cálido, suave. Harry lo deja guiar, decidir cuándo acaba, y continua mirándolo casi suplicante cuando se aparta.
—¿Otro? —Prueba su suerte, en un murmullo.
Torpe, lento, testarudo. Muy tierno. Draco no se da cuenta de que está sonriendo cuando se niega. Harry suelta un "ah" y forma un puchero.
—Dos son suficientes para una primera cita —aclara Draco, fingiendo estar más concentrado en su helado—, tal vez para la segunda sean tres.
—Bien —Harry sonríe ampliamente—, me parece justo. Acumularé besos cada vez que te invite a salir. ¿Qué quieres que hagamos este fin de semana…?
Todavía hay una lista enorme de defectos que asocia a Potter. Pero supone que también pueden agradarle.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro