"¿Adolecentes a cargo de un niño? Da igual, si total nada puede ser más extraño en sus vidas a este punto" razonamiento de Slade Wilson.

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—¡Rose! ¡Rose, ¿donde estas?!— Gritaba Tara mientras subia al segundo piso.

Los otros dos se habían ido a una misión, Slade estaba Dios sabrá donde (nada raro a este punto) y ella se había quedado a cargo de la niña. Niña que no aparecía por ningún lado.

—ya la imagino muerta...— murmuró frotándose la frente mientras abría la puerta de su habitación.

—¿a quien te imaginas muerta?— pregunto una vocesita desde dentro.

Cuando bajo la vista se encontró una pequeña de pelo blanco dibujando sobre la alfombra.

—¡A mi si me seguis dando estos sustos! Ahora, ¿se puede saber que hacías? Te estaba llamando— se acercó a ella al tiempo que la pequeña se paraba.

—te estaba haciendo un dibujo, no quería que te enojaras...— por las palabras parecía una protesta, pero por el tono de voz la rubia lo tomó más como una disculpa.

Sin decir nada tomo la hoja que la niña le daba. Ahí estaban ellas dos, Tara con los ojos brillantes manejando la roca donde estaban volando. Las dos muy sonrientes. La mayor suspiro.

—tienes suerte de ser tan adorable, si no te hubiera vendido al show de fenómenos hace rato. Ahora vamos a merendar— le dijo mientras tomaba su mano para salir de la habitación.

—¿que es un show de fenómenos?—

—es como nuestra familia, pero la gente paga para verlo—

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—¿te peleaste con Nath?— pregunto Rose, sentada al borde de la pileta.

—¿yo? No, ¿porque piensas que me pelee con el?— le cuestiono de vuelta Dick. Era su turno de limpiar la pileta y la niña se le había pegado como un chicle así que por eso estaban ambos afuera.

—es que anoche baje por agua y cuando pase por tu el cuarto de el te escuche a vos como llorando y también le escuche decir "mierda"— explicó jugando con unos yuyos. Se sobresalto al escuchar un golpe sobre la pileta.— se te cayo— le informo señalando la red de limpieza

—si- gracias, eh, no... no peleamos— contesto empezando a ponerse rojo.

—¿entonces que hacían?—

—nosotros... veíamos una peli— intento distraerse de la mirada de la niña empezando a limpiar de nuevo.

—¿una peli?— claro, con la curiosidad de alguien de 12 ella no se iba a quedar callada.

—¡sip! Una peli muy triste, por eso yo lloraba y Nath insulto... pero no debes mencionarlo, porque sino Nath se va a acordar y si va a volver a poner triste, ¿y no quieres que este triste verdad?— no le gustaba tratarla así pero no había de otra, no quería que mencionara el tema.

—¡no!—

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La cena, por primera vez en la semana y eso que estaban a viernes, se desarrollaba tranquila. Los cuatro comían y conversaban como de costumbre.

—¿papá me pasas la sal?— pregunto Rose luego de comer una papa.

El tema era que Slade no estaba en la mesa, y que la sal estaba cerca de Dick.

—JAJAJAJAJAJA— Tara estayo en carcajadas.

—estas jodido, que lo sepas— se burlo Nath.

—Dios...— murmuró Dick con los ojos bien abiertos.

Al final no tuvo otra que pasarle la sal a la niña.

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—¿porque hay un perro en mi sofa?—

Deadstroke volvia de una misión que se había extendido de más, lo que se supone debía ser una semana paso a tres. Ahora solo quería tomar un buen café y poder descansar en su sofá, sofá que estaba ocupado por un perro.

—Red fue con Rose a comprar al pueblo y se ve que estaba por la calle, ella se quedó enamorada y Nath no tuvo de otra que traerla— le informo Tara jugando con su Nintendo en el sillón individual.— se llama Canela—

—imagínate lo que me importa su nombre, quitala.—

—quitala tu, yo ya estoy sentada—

—¡Can!, ¡Can!, ¡Can!— entro chillando Rose, en cuanto vio al hombre se detuvo en seco por unos segundos.— ¡papá! Mira, Nath me consiguió una mascota, le puse Canela, como la canela que usa papá para prepararme arroz con leche—

—¡deja de decirme papá!— se quejo Dick, que iba detrás de ella.

—Dios, sigue dándome risa y paso ya un mes— Nathaniel aumento el fuego de la conversación, ya que iba detrás de Dick.

—vete a la mierda—

—¡¿alguien puede sacar al maldito perro de mi sofa?!—

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Invierno, frío, nieve, hielo. Batallas de bolas de nieve, chocolate caliente y patinaje sobre hielo. Una época que aunque es fría es divertida por igual.

—JAJAJAJAJA— reía a carcajadas una peliblanca, hasta que una bola de nieve se estrelló en su cara.

—Jejeje— se burlo Jinx de la pequeña.— ¡OYE!, ¡¿no eramos equipo?!— se quejo al sentir algo estrellándose contra su pelo, viendo que había sido Red X el culpable.

—¡en la guerra no hay equi-! AY—

—¡exacto! JAJAJAJA— Renegade lo había atrapado con la guardia baja.— ¡hey, a la cara no!— le grito a Terra, la cual le había lanzado una que le dio justo en la frente.

—¡claro! Cuando te dan a ti te quejas, pero cuando soy yo la empapada en nieve te ríes— protesto Markov, la cual estaba, efectivamente, bañada en nieve.

—¿y si me caigo?—

—voy a estar a tu lado para atraparte—

Rose lo veía temerosa, ¿que se le habrá ocurrido decir que tenía ganas de patinar? Pero es que sus hermanos se veían tan felices haciéndolo...

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—¿y si el lago se rompe?—

—no va a pasar, ya patinamos aquí antes y si de pura casualidad se rompe Kom te buscaría al instante. La casa está cerca, no te pasaría nada más que un poco de frío—

Ella volteo la mirada hacia la tamaraniana, se encontraba patinando junto con Jinx y Nath. Algo alejados estaban Tara, Joey y Grant. Tomo aire y luego acepto las manos del chico frente a él. Dick le sonrio mientras entraba al hielo.

—esta bien Palomita, te tengo—

Poco a poco fue aprendiendo, si resbalaba su hermano la sostenía y volvía a enderezarla. Hasta que se solto, les presumió a todos con orgullo que ya sabía patinar.

Esa linda tarde termino con los jóvenes y la niña bebiendo chocolate caliente y comiendo galletas de jengibre.

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—¡VOY A MATARTE!— el grito se escuchó por toda la casa, ambas chicas que estaban en la cocina desayunando apenas se inmutaron.

Nathiel bajando corriendo las escaleras mientras se reía a carcajadas. Detrás de el por poco lo perseguía Richard con un cuchillo.

—¿porque pelean ahora?— pregunto Rose sin moverse de si lugar en una de las banquetas de la isla de la cocina.

—porque Nath le se acostó con otro o porque hace frío, ya ni Dios sabe a este punto— le respondió Tara para luego darle un trago a su chocolatada.

—¡Lindura déjame-!— volvió a intentar conversar el castaño.

—¡voy a descuartizarte!, ¡te voy a abrir la panza y luego de obligare a tragar tus intestinos!— gruñó el pelinegro mientras seguía intentando alcanzarlo.

"Sip, una mañana normal" pensó la niña mientras seguía tomando su jugo de naranja.