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03

El cielo había pasado de una eterna tranquilidad a una gran e inquietante guerra en contra de los simples mortales en la tierra, las enormes nubes cubrían por completo lo que alguna vez fue un hermoso océano azul flotante. Algunas gotas comenzaban a caer y golpear suavemente los techos de las casas que rodeaban un lindo y viejo vecindario.

La joven madre muy apenas había logrado alcanzar a preparar el desayuno de su pequeña y amada hija, eso sin contar que se duchó y arregló lo más rápido posible porque para su muy mala suerte se había quedado completamente dormida.

Maldijo por quinta vez en voz baja para después despedirse de su tesoro y su querida cuñada quien recientemente había llegado para cuidar a Yoonah. Tomó su termo con café y suspiró viendo a la ahora pequeña llovizna, y formó una mueca con sus labios en el momento exacto que notó lo amargo del café, había olvidado la azúcar. Pero ese definitivamente era el menor de sus problemas.

Suspiró nuevamente casi derrotada y salió despavorida en busca de un taxi para poder llegar lo más pronto y rápido posible al trabajo. No podía llegar tarde... O bueno, más tarde. ¡Era su primer día! y ya había roto la primera regla que le había impuesto su amargada jefa.

Sana suspira aliviada en el momento que sus pies pisan la entrada del gigantesco edificio en donde trabajaba y al entrar saluda educadamente a YongSun, la amable secretaria que la había atendido ayer. Nuevamente aliviada subió al ascensor y para su buena suerte su jefe aún no había llegado y en menos de un minuto ya se encontraba en el piso correspondiente. Entró a la oficina e inmediatamente comenzó a arreglar el no tan desordenado lugar, para cuando finalmente terminó se sentó en su silla a esperar a la alfa.

Su jefa llegó luego de uno díez minutos, y Sana se paró con pesar para saludar a la ogra de la alfa, pero esta simplemente se quitó su saco y se lo aventó al rostro. Importándole muy poco el ser amable con su nueva asistente.

Paciencia, Sana, paciencia.

──Tráeme un café y que sea rápido que no estoy de humor, Minatozaki── ordenó la alfa dejando a una Sana maldiciendo por lo bajo y asintiendo a regañadientes.

Suspiró y lanzó el saco de su jefa por algún lugar de la oficina, importándole muy poco la mirada con reproche de la alfa. Bajó en busca de YongSun para preguntar por el tipo de café que bebía la alfa, pero no la encontró. Dió otro fuerte suspiro y se dirigió a la cafetería, pidiendo así un café americano con azúcar extra, pues para ella su jefa realmente necesitaba algo dulce que le quitará el exceso de amargura que se cargaba en el cuerpo.

Una vez listo el café, subió nuevamente hasta la oficina de la alfa, tocó la puerta pero nadie respondió así entró pensando que su jefa no se encontraba en la oficina.

──No te permití que pasaras── dijo la alfa tras ella.

──Toqué la puerta, no respondió. Así que eso ya no es mi problema, su café está aquí.

Sana respondió tratando de modular su voz, pues aquella alfa realmente la tenía irritada. Tzuyu por su lado se apartó y se dirigió hasta su escritorio, tomando lugar en su costosa silla de cuero negro.

Observó nuevamente a la omega de pies a cabeza, con un exitoso disimulo pues esta ni siquiera le miraba. Al parecer a la omega le parecía sumamente entretenido mirar la pared gris de su oficina.

──¿De qué es?── Tzuyu señaló la taza humeante y sonrió de lado al ver que la omega había puesto su atención en ella.

──Americano con azúcar extra── y Sana sonrió con satisfacción al ver el ceño fruncido de su jefe.

──Odio las cosas dulces ¿de verdad crees que beberé esto?

──No sé y no me importa. Yo cumplí con traerle el café que me pidió── le sonrió burlonamente ──¿Necesita algo más? Señora Chou.

Tzuyu se quedó muda por unos momentos, estaba completamente confundida porque nunca antes ningún empleado le había hablado de esa manera o quienes lo intentaban antes de siquiera poder hacerlo ya estaban despedidos. Ella no tenía ningún trato especial con nadie, ni siquiera con Sana pese a ser su...

No, nadie tenía absoluto trato especial.

Pero debía admitir que admiraba la osadía de la omega al hablarle así.

──Después de el almuerzo tengo una junta importante, tienes cuatro horas para hacer todos los informes, también tienes cuatro horas para sacarle copias a las estadísticas actuales de la empresa y el inventario de hace dos semanas── dijo retomando postura ──Ve con YongSun y pídele que te indique dónde puedes sacar toda la información que te estoy pidiendo, te quiero puntual en mi oficina.

Dijo y Sana le miraba boquiabierta, ya no tan sonriente cómo hace unos segundos atrás.

──¿Sólo cuatro horas...?

──Cuatro horas, ¿acaso estás sorda?── dijo y Sana rodó los ojos, ignoró a la alfa y se dirigió a su lugar de trabajo.

Tzuyu sonrió divertida, quería averiguar hasta cuánto podría aguantarla la omega de aroma encantador.

──────────────────────── ♡︎

El segundo piso del gran edificio de Chou's industries era muy caracterizado por estar inundado por el sonido de los dedos impactándose contra las teclas de los teclados de las computadoras y otros que iban más a la antigua y se iban por la vieja confiable de usar calculadoras en vez de la de sus computadores.

Con desespero Sana oía el pitido de las fotocopiadoras y el suave deslizar de los papeles en la impresora, un sonido que se había vuelto sumamente agotador y estresante.

El habiente olía a café sumamente cargado, pues la omega sabía que (gracias a la información empleada por Yongsun) a esa hora los empleados ya se habían tomado más de un vaso debido al acomulado estrés en el cual se sometían por horas y horas dentro de su zona de trabajo. En especial porque sabían que si cometían el mínimo error, ellos estarían acabados por Chou.

Sana suspira sintiendo pena por el resto de los empleados, a penas y llevaba un día y ya se sentía también harta y agotada por la alfa. Finalmente y con pesadez la omega engrapa las hojas con copias de gráficas diversas, con el balance y las estadísticas de los gastos de la empresa y que ella misma se encargó sacar.

Mientras se encargaba de terminar de engrapar las últimas hojas, observó a Yongsun acercarse a ella con una notable preocupación en su rostro.

──¿Sana, por qué sigues aquí?── la beta le preguntó mirando el reloj que se encontraba colgado a una buena distancia arriba de la copiadora. La omega copió su acción y rápidamente comenzó a sudar frío.

──Esto no me puede estar pasando...

──¡Tienes cinco minutos para llegar Sana! ¡Corre! ── la beta le animó y Sana le agradeció con una rápida reverencia y un sincero “gracias”.

¿Cuánto le había tomado sacar cuentas y los balances de la empresa...? Sana sabía que definitivamente mucho, puesto que las horas se le habían pasado volando.

Estaba jodida.

La omega corría con la mayor rapidez que sus cortas piernas le permitían hasta el ascensor, mientras que al llegar frenéticamente apretaba el botón número cinco indicando el piso en el cual se encontraba la oficina de su jefa.

Iba tarde, muy, muy tarde.

Estoy tan jodida. Sana no paraba de lamentarse mentalmente.

──Que no esté en su oficina, oh por favor que no lo esté── pidió.

Al llegar al piso correspondiente corrió hasta la oficina y paró al ver la enorme puerta negra, al fin estaba allí. Pero sabía que se había metido en la gran boca del lobo, tal y cómo su jefa le había dicho en su primer encuentro.

Con la mano temblorosa abrió la puerta, encontrándose con su jefa sentada en su silla de siempre, con un hombre algo mayor y que suponía que se trataba de otro alfa, sentado frente a ella. A la derecha de este había una mujer joven parada, quien suponía que se trataba de su asistente y beta pues no percibía un fuerte aroma proveniente de ella.

──Llegas tarde ¿Cuál es tu maldita excusa, Minatozaki?── su jefa preguntó con notable molestia.

Sana tembló levemente ante el tono de la alfa, realmente estaba molesta. Pero esta al notar cómo su asistente tensó su cuerpo y temblaba mientras se acercaba hasta ella, le regaló una sonrisa burlona logrando que la omega le mirara mal y recompusiera su postura y estado de ánimo.

Estúpida. Fue lo que pensó la omega antes de hacer una reverencia.

──Lamento la tardanza, pero aquí tengo el reporte que me pidió, las estadísticas de la empresa y la información del inventario de hace dos semanas. También me tomé el atrevimiento de hacer unas gráficas que muestran positivamente las ganancias de la empresa, a comparación de hace un año cuando usted no era quien dirigía la empresa── dijo la omega dejando los papeles frente a la alfa ── Todo está en orden, señora Chou── mordió nerviosa su labio al ver a Tzuyu mirar atentamente los papeles recién entregados.

La alfa miraba atónita a la omega que se encontraba al lado de ella, quien esperaba una respuesta nerviosa de su jefe. La alfa no logró ocultar su expresión de sorpresa que ni siquiera se quejo ante la mirada desafiante de su asistente.

Realmente no creyó que su asistente lo lograría.

──Bien── Tzuyu carraspeo su garganta y dio inició a la pequeña junta ──Señor Lee, podemos comenzar.

──Oh señorita Chou, déjeme decirle que estoy verdaderamente sorprendido de lo bien que se mira la empresa a pesar de la muerte de su abuelo.

──Por supuesto que la empresa se mira bien, yo estoy a cargo── alardeó ──Esta empresa no podría ir mejor, señor Lee. No cualquiera podría estar al mando── dijo dándole una leve indirecta, una que sólo ellos dos entendían.

──Bueno, no perdamos más tiempo y empecemos── sonrió con falsedad.

──En las siguientes hojas pueden observar las estadísticas de la empresa, como podrán observar todo va de lo mejor, las ventas han subido y todo va como viento en popa── dijo Tzuyu, mientras le extendía las evidencias traídas por su asistente ──Como pueden observar las ganancias subieron a un diez porciento y la última campaña de marketing fue un éxito.

──Kim, lee── el alfa mayor le ordenó a la beta, su asistente.

Mientras que Tzuyu respondía las preguntas de la beta y esta asentía al ver que todo era tal cual la alfa decía, Sana permaneció parado al lado de su jefa, mirando en un punto invisible en la oficina, pero pronto siente una pesada mirada que hace girar su rostro y ve al alfa mayor sonreírle ladiño y lanzarle un guiño. Sana hace una mueca de asco, removiéndose incómoda y chocando por accidente con el hombro de Tzuyu, quien le mira de reojo y ve su rostro de total disgusto.

──Señor Lee ¿Mi asistente tiene algo en el rostro? O... La verdadera pregunta aquí es, ¿Solo vino a mal gastar mi tiempo?── pregunta seria. 

──¿Disculpe?

──Que si me asistente tiene algo en su rostro, porque no le quita la vista de encima, y estoy hablando desde hace minutos y no se ha interesado en el tema. Mi memoria es perfecta que estoy completamente segura de que usted insistió que se hiciera esta estúpida reunión. Mi tiempo es oro, señor Lee.

──Perdone, sé que yo convoque esta junta, pero ya sabes... Somos alfas y no nos podemos resistir ante una majestuosa omega y mucho menos si está tan cerca de uno...── dijo relamiendo sus labios ──Su nueva asistente es muy atractiva, es una omega muy linda── dijo causando que la omega sintiera náuseas.

──Oh, ya veo... Cosas de alfas── Tzuyu murmuró entre dientes ──¿Le gusta mucho mi asistente, no es así?

Sana le mira confundida e intenta decir algo, pero rápidamente se vio interrumpida antes de decir palabra alguna.

──Perdone señorita Chou, pero no entendí su pregunta.

Chou rueda los ojos, harta de ver al hombre frente a ella.

Odiaba repetir las cosas dos veces.

──¿Que si le gusta mi asistente?── repitió la alfa mientras se paraba de su asiento y separaba tras el, quien rápidamente pasó saliva y evitó contacto visual con Chou ──He de admitir que tiene buenos gustos... Mi asistente es sumamente hermosa y encantadora, ella podría tener a cualquier alfa babeando a sus pies, sí... ¿Le gusta, no es así?

──Bueno es una omega muy joven y hermosa, pe-pero yo no podría es su asistente── se trabó ante la intensa mirada dorada de la alfa ──Es tuya, señorita Chou.

Para ese entonces Lee se había dado cuenta que por alguna extraña razón el lobo de Tzuyu había tomado control sobre el humano, lo supo en el momento que sus ojos habían pasado de un café claro aún dorado brillante.

──Así es. Ella es mi asistente y me pertenece. Así que hágame el favor de largarse de mi oficina y nunca volver a mirar a mi omega.

Dicho aquello el hombre y la beta se quedaron mudos, con Lee teniendo una leve sospecha pero no quería tocar fondo, no si quería salir ileso del lugar. La joven beta rápidamente hace una reverencia en modo de disculpa, esperando una orden por parte de su jefe, mismo quien aún atónito mira cortamente a la omega.

──¿Por qué los sigo viendo aquí?── Tzuyu preguntó retomando su postura e irritada por la presencia de Lee ──Y de verdad espero que no se le ocurra volver a mirar a mi asistente de esa manera, absolutamente todos mis empleados me pertenecen y detesto que se mentan con lo mío.

Lee simplemente sonríe y se levanta de la silla, se dirige hasta la puerta siendo seguido por su asistente quien no paraba de hacer reverencias ante la omega y la alfa.

──Nos vemos en dos meses, señorita Chou── dijo el alfa mayor antes de salir y tras él su asistente.

Tzuyu simplemente le ignora y  mira a su asistente.

──Al frente.

La omega aún aturdida y confundida por lo sucedido, se dirige al lugar indicado por su jefa. Todo había pasado en menos de un segundo.

¿Ella había dicho que le pertenece? Oh y no sólo eso. También dijo que era su omega, y ella no era de absolutamente nadie.

¿Quién se cree? Pensó Sana al estar finalmente frente a la alfa.

──¿Por qué dijo que le pertenezco?── le preguntó completamente molesta.

──Con un simple gracias me era más que suficiente── dice la alfa mirándole, pero esta al ver que la omega seguía con su semblante serio suspiró cansada ──Minatozaki, ese hombre es un total cerdo, por el simple hecho de estar yo presente no se te lanzó encima, si no le decía que eras mía ese bastado hubiera sido capaz de... Mantente alejado de él, es todo lo que tienes que saber.

Por un instante el semblante de Sana se relajó, por un instante.

──Agradezco que me defendiera y mantendré su consejo de alejarme, pero ¿era realmente necesario decir que le pertenezco y que soy su omega?, joder yo no soy ningún maldito objeto sin sentimientos. Yo no soy de nadie, así que no quiero volver a escuchar decirle a alguien que soy suya.

Tan fuerte y clara, Sana se dio media vuelta y salió a paso veloz de la oficina. Dejando a Tzuyu estática en su lugar y pestañeando aturdida.

Tremendo carácter que se carga. Pensó Tzuyu con una sonrisa ladina y mirando en la dirección dónde se había ido la omega.

¿Qué había pasado como para dejar que su loba le dominara de tal forma? Tzuyu sabía la respuesta, pero no quería pensar en la respuesta.

O almenos no por ahora.

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