♪ Un dolor tolerable ♪
Ugh.
Soobin detestaba los locales abarrotados de gente hormonal, todos restregándose entre su sudor y con aquel desagradable olor a cigarro, alcohol u otras sustancias de dudosa procedencia, pero seguramente lícitas. No, no era un amargado ni un "santurrón" que se la pasaba encerrado en casa estudiando hasta quemarse las pestañas o viendo anime mientras detestaba al mundo exterior - aunque, en parte, sí es algo similar -.
Iba a fiestas muy de vez en cuando, bebía con amigos y la pasaba bien, a veces hasta se animaba a bailar un poco, pero no estaba de ánimos ahora ni había sido su elección el estar en ese bar. Se mantiene solo, rechazando coqueteos descarados de varios tipos y botando números telefónicos que le pasaban dando con todas las dobles intenciones, soportando la mala música -al menos para su gusto personal-, viendo con descontento la pésima decoración estereotipada y propia de un bar gay, bebiendo limonada, sin alcohol para no perder la noción, y siguiendo a un idiota sin cerebro.
Porque, recordemos, ¿Por qué estaba haciendo eso? Ah, por el cascarrabias de Choi Yeonjun, su tutor.
Es decir, seguramente el chico ni le va a agradecer, se quejará y le dará una patada en la espinilla diciendo que deje de inmiscuirse en su vida, que no eran amigos siquiera y blah, blah. Tampoco es como que fuera a contarle lo que estaba haciendo, le daría cierta pena. Y es que, ¿Quién hacía algo así por alguien que apenas y le dirige un saludo? ¿Por alguien que, desde el inicio, le dió a entender más que abiertamente que no le caía bien?
Otra vez estaba divagando en medio de su aburrimiento. Joder, le dolían las cienes y estaba por desquiciarse de tanto jugar en su celular con jueguitos que su vecino de doce años le pasó la tarde que lo cuidó como favor a sus padres.
––Tienes buen gusto, me gustan tus jeans.
Soobin enarca una ceja y guarda su teléfono con un bufido fastidiado, ya venía otro sujeto.
––¿Mis jeans o mi culo?
El recién llegadoa lanza una risotada, algo sorprendido por el desinteresado muchacho, pero complacido a su vez.
––Mi tipo son los directos y altos como la mierda. Soy Park Sunghoon.
––Soobin –– contesta más que nada por cortesía, el muchacho luce un poco de su edad, se pregunta si estaba con una identidad falsa como él, o si es un poco mayor. No es como los demás sujetos que invadieron su espacio, o al menos por ahora muestra un poco más de decencia y respeto por él. De hecho, por ello fue menos brusco al avisarle: –– Lo siento, no vine aquí a ligar.
––Ah, ¿Hetero? – suspira como si fuera una lástima el hecho, pero el chico sólo se encogió desdeñoso y continuó su trago, generándole más intriga –– ¿A qué viniste entonces? Porque beber limonada con esa linda cara de bebé con gases, estando solo y en la silla más aislada de la barra de un bar gay, no es-
––No es una buena manera de pasar mi domingo, ujum –– chasquea con un bajo gruñido.
Sung se sienta finalmente a su costado, tratando de leer con curiosidad al chico.
––¿Quieres experimentar o qué entonces?
Soobin estuvo por evadirlo y quizás buscar desviar la conversación, de no ser porque volvió a ubicar al imbécil de Gwi-Nam saliendo de los baños, desde hace un rato se le había perdido y no lo encontraba. Se limpiaba los labios y verifica ambos lados con paranoia disimulada, se acomoda su chaqueta y baja su gorra como lo ha hecho toda la noche, yendo al segundo piso.
Ha estado esperando a que el idiota hiciera cualquier movimiento arriesgado, llevaba rato sin obtener lo que necesita para fundamentar su argumento...
Fue como si un bombillo se encendiera en la cabeza del pelinegro cuando miró al expectante chico a su costado.
––Digamos que estoy aquí por un favor... Y en realidad, tú podrías hacerme uno a mí, Sunghoon.
––De acuerdo –– concede sin hacerse de rogar, casi ni inmutado––, sólo lo haré porque eres sexy y lo más interesante que he visto hoy aquí.
Bin sonríe divertido, señalando con discreción a su objetivo.
––¿Ves al tipo de allá?
El peliplata sigue la acción y entrecierra sus ojos al captar la corpulenta figura que camina cerca de las barandas en el segundo piso.
––¿Al que tiene cara de closetero reprimido? Sí, pero si quieres que le dé una paliza, no.
––Más bien quiero que te acerques e intentes coquetear con él. A cambio puedo brindarte un trago.
––¿Sólo un trago?
––Soy un universitario de primer año, hombre.
Hoon suelta una nueva risa, le caía bien el tal Soobin, y honestamente, no tiene nada más interesante que hacer ahí, había ido para explorar porque se lo recomendaron, pero estaba tan aburrido como el pelinegro. Así que palmea su hombro para levantarse, directo a su misión.
––Ok, ok, chico listo.
Pudo ser un total fracaso y terminar como una noche desperdiciada, pero fue como si los astros se hubiesen alineado para complacer a Soobin luego de un rato de esperar.
Exactamente, su estrategia funcionó con la carnada perfecta, ¿Quién se resiste a aquel precioso chico que es Park Sunghoon? Que, además, era tan persuasivo y seductor, que consiguió cumplir el propósito al ligarse a Gwi-Nam en una media hora de coqueteos y charla.
Y Soobin sólo podía estar boquiabierto, aguantando una risa de victoria y rabia cuando...
No puede ser.
El grandulón besaba y toqueteaba a Sung sin refreno alguno, incluso se la pasó pegado de él y se lo llevó en su auto, todo siendo absolutamente grabado por Choi desde su puesto.
Se aseguraría de pedirle el número a su aliado por hacer tan genial trabajo, claro, si es que lo volvía a ver. Realmente lamenta haberlo tenido que involucrar con semejante escoria, pero supone que sabrá manejarlo.
Ahora que Bin examina todo el material recopilado en su habitación, negaba con desprecio.
–Estás fuera de juego, hijo de perra.
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––Maldita se- –– el improperio de Yeonjun se interrumpe al haber mordido su lengua adolorido, se había dado un golpe en la rodilla ante el sobresalto causado por la aparición de Soobin en su periférico, reflejado en el espejo del baño ––. ¡Idiota, avisa al llegar así!
El chico le ignora y pasa por su lado para ir a uno de los cubículos, como si no fuera el responsable de su lloriqueo interno.
––No es mi culpa que siempre estés a la defensiva.
––Púdrete –– responde por lo bajo, ofendido porque, sí, es cierto; son efectos colaterales de sufrir acoso constante. Se percata que el menor quedó con la puerta del cubículo entre sus manos, a medio abrir, y ante el silencioso escrutinio que recae en él, se incómoda un poco ––. ¿No tienes que ir a hacer lo tuyo o qué?
Soo da un asentir sin más, adentrándose al pequeño espacio.
––Sí, sólo que estás algo despeinado.
Yeon frunce el entrecejo y se contiene de no insultarle por lo alto, corroborando en el espejo que su azul cabellera estaba intacta.
––Idiota infantil... ¿Me estás siguiendo de nuevo?
––Para tu información, sólo tuve ganas de orinar. No todo es sobre ti, Choi.
El aludido entorno los ojos y, por alguna razón, sonrió ladino, prosiguiendo a secarse las manos, ninguno decía nada en esos momentos. Pero entonces sus comisuras decaen cuando alguien abre la puerta del baño y la cierra en seco.
Alguien llamado Park Gwi-Nam.
––Que bonita sorpresa encontrarte aquí –– espeta risueño, acercándose a su víctima favorita.
––Por dios, déjame siquiera ir al baño –– resopla de mala gana, tensándose al ser bloqueado por el cuerpo más grande cuando intenta esquivarlo y salir, claramente no lo dejaría marcharse como si nada. Inhala para mantener la calma, se acababa de lavar las manos y no quiere que los nervios las hagan sudar ––. Es muy temprano para andar jodiéndome la existencia, Park. Tengo clase en diez minutos.
––Podemos hacer muchas cosas en esos diez minutos, nunca es muy temprano para jugar al gato y al ratón, Choi. Además, tengo que aprovechar que no andas con ese bastardo entrometido –– ríe con sorna, cruzando sus brazos para luego ladear su cabeza, intimidando al de cabello teñido ––. No estoy muy contento con lo que me hizo en la cara por tu culpa, ¿Sabes?
Jun pasa saliva observando el moretón en el ojo izquierdo y el pequeño corte en la nariz del contrario, le satisface verlo así, de no ser porque aquello obviamente le traería consecuencias a él. El recuerdo y el remordimiento hacen que le conteste con frialdad:
––No me haga responsable de tu descuido. Y te recuerdo además que tú también lo lastimaste a él.
Park se endereza con mandíbula apretada.
––Y lo volveré a hacer si se mete de nuevo en mi camino, y será mucho peor. Realmente no me gusta que esté detrás de ti, buscándote como...
––¿Qué mierda hablas?
–¿Por qué te protege si no son amigos, como dices tú? No me como ese cuento en lo absoluto. Seguramente intenta tenerte para él.
Yeonjun estaba descolocado, las insinuaciones son absurdas y le irritan.
Él no era de nadie.
Agregando que le incómoda demasiado ese tema en particular.
––¿Tenerme? ¿Te das cuenta de que somos dos chicos?
Fue como si un interruptor peligroso se encendiera ante tal alusión, porque en un parpadeo, Gwi-Nam se había abalanzado hasta golpear a Yeonjun contra la pared, el impacto en seco hace que el cuerpo del último se paralice y proteste ante el dolor del impacto repentino.
Yeon abrió sus ojos en grande y sintió los nervios dominarle por dentro cuando el mayor le tomó por el cuello para mantenerlo en su puesto, acorralado.
Nunca vio al imbécil tan molesto, le asustaba la furia en su expresión y el fuego en sus ojos.
Fue un minuto entero de tenso silencio, no había ruido alguno entre las losas que les rodean, sus miradas no se apartan del otro. La mano del bullie perdió fuerza en el agarre, no le había cortado el paso de aire, pero sí dejó marca en el área sujetada. Subió en su lugar hasta la mandíbula del peliazul y la apretó junto a sus mejillas, haciendo que se le escape un siseo bajo en quejido.
––Tú pareces una niña, princesa –– susurra con voz profunda, peligrosa, examinando los labios abultados por la presión que ejerce. El menor respiraba entrecortado y le miraba fijamente, le molesta que a pesar de que, claramente le temía, no se doblegaba ante él. Con un gruñido, le suelta y se aparta con brusquedad, viéndole serio y amenazante ––. Nos vemos a la salida, y no te quiero ver con ese idiota, Choi.
Yeonjun no esperó nada, tomó sus cosas y salió de ahí con velocidad, lo que le había mantenido medio estable en el altercado es que vio la puerta del cubículo donde estaba Soobin. Fue una especie de consuelo.
De hecho, había olvidado que el menor estaba ahí, hasta que Gwi-Nam casi lo ahorca. Ni siquiera se preguntó el motivo por el que el pelinegro no salió o no hizo ruido alguno, pero no quiso pensar más con los latidos punzando en su cien, prefiriendo irse antes de empeorar todo y ocasionar más problemas para ellos dos.
Lo que Yeon no sabe, es que Soobin usó aquello como una estrategia más, grabando toda la conversación, alerta por si hacía falta intervenir, y totalmente decidido a darle un ultimátum al abusivo pelirrojo. Porque ya había armado la última pieza del rompecabezas que no encajaba.
El motivo por el cuál Park Gwi-Nam molestaba especialmente a Choi Yeonjun.
Y hasta ahí oficialmente llegó todo a su fin.
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¿Había escuchado correctamente lo que dijo el alto chico de jeans azules? Porque Gwi no estaba para tolerar insolencias, menos de aquel junior, y muchísimo menos delante de sus amigos.
––¿Disculpa?
––Te dije que tenemos que hablar, ahora mismo, y no te conviene negarte –– Soobin ni se inmuta de la mirada peligrosa del mayor, estoico y totalmente serio mientras se dirige hacia él ––. ¿Necesitas que lo deletree para tu lenta capacidad de retención?
Fue imposible para el pelirrojo no incorporarse de su asiento con tosquedad y patear el banco, liberando una seca carcajada que carece de gracia.
––Sí que tienes cojones para dirigirte a mí de esta manera. La única forma en la que hablemos es que yo te parta esa-
––Sé tu secreto ––soltó sin contemplación, de inmediato paralizando al sujeto que se le coló un brillo asustado en sus orbes, palideciendo y apretando sus puños al tragar en seco; todo en un simple segundo. Se acomoda la mochila y vuelve a decir: ––. Lo sé, Park.
El mayor se recompone en un intento de mostrarse seguro, tensando su mandíbula.
–No tengo ningún secreto.
–¿Seguro? Puedo confirmarlo.
El grupo del mencionado intercambia miradas curiosas y observan a su "líder" con incertidumbre, esperando una reacción por lo callado que está.
––¿De qué habla éste chiflado?
Ya comenzando a cansarse de la espera, Soobin escapa un suspiro y sonríe de lado, con suficiencia, sin apartar su vista de Gwi.
–– ¿Prefieres que lo diga delante de tus lame botas o vas a venir conmigo?
––¡Oye! ¿Vas a dejar que te hable así ese estúpido junior, Gwi-Nam?
––Cierren la puta boca –– todos dieron un brincó por su bramido, finalmente manteniéndose al margen. Tronó su cuello al girar de nuevo hacia el pelinegro, y con todo el odio, escupió: ––. Andando.
Choi y Park emprendieron rumbo a las desoladas gradas exteriores de la cancha de fútbol americano perteneciente al campus, pues les quedó cerca el área y buscaban precisamente esa privacidad para conversar.
Soobin no pretendía ir con rodeos, sacó de su mochila una carpeta con todo lo necesario.
––Antes de que vayas a negar algo o a amenazarme, tengo pruebas de todo lo que diré aquí –– estampó la carpeta contra el pecho del bullie, estaba teniendo un arrebato de osadía, pero se sentía poderoso, y el miedo que solía existir por tipos como aquel- porque Bin admite que no era el chico más valiente de todos-, se había esfumado tan pronto supo sus verdades detrás de la máscara de perro rabioso que se cargaba. No tenía respeto por porquerías como esa, menos pavor ––. Eres astuto, pero no demasiado, y para tu mala suerte, yo pude deducir todas tus mierdas.
Gwi frunció tanto el entrecejo que su rostro entero pareció contraerse.
––¿A qué cojones te refieres?
Y aquí vamos...
––Eres hijo de padres influyentes y con grandes aportes a la sociedad, benefactores de instituciones y muy correctos, lastima que su hijo no salió tan derecho como ellos. Te expulsaron de una escuela de chicos, tuviste una historia por involucrarte con otro de una manera no muy fraternal, si sabes a lo que me refiero –– remarca la sentencia final, dando una pausa para gozar del gesto alarmado del otro ––. Eso ocasionó que tus padres tomaran medidas para disciplinarte, te enviaron a psicólogos y a un instituto con personal militar para terminar por "enderezarte".
––Choi, más te vale que-
––Resulta que actuaste como si nada, pagas para pasar las materias, sales con cientos de chicas para cogértelas como si fueran nada, finges que eres un buen chico frente a sus padres –– avanza un poco hasta él, cortante y sin piedad mientras expulsa con desprecio cada palabra ––, cuando la verdad es que eres un reprimido del closet que va a un deprimente bar gay dos días a la semana para buscar un aventura que no le haga fingir orgasmos. Ah, y además, eres un sujeto que se mete con todos como un puto bullie para intentar no sentirte menos que el resto, los humillas para engrandecerte.
El brabucón retrocedió un paso, sus fosas nasales se movían pesadas por la intensidad de sus respiraciones, el terror le invadía por dentro, tragó tantas veces que casi se le secó por completo la boca, sudando frío.
––T-Tú no...
––Lo que no entendía, era qué tenía que ver Yeonjun en todo esto, la razón del por qué te metías tanto con él como para golpearlo y seguirlo como su sombra, hasta que lo uní todo –– prosiguió con aquel aire de superioridad que cargaba desde hace un rato, seguro al estar cara a cara finalmente, regocijándose y a la vez asqueándose al expresar: ––. Tienes videos de Yeonjun en tu ordenador, acosándolo, grabándolo mientras está en los vestidores, incluso saliendo de la enfermería, porque te encantaba marcarlo como un cavernícola en un intento de demostrar que te pertenecía, asechando cada paso que da como un puto acosador. Te gusta enfermizamente, y eso te disgusta demasiado, por eso andas como un jodido perro en celo detrás suyo.
Con un gruñido gutural de puro coraje, Gwi lanzó la carpeta, la cual desplegó en el suelo toda la evidencia, justo a sus pies, tomando la camisa del menor para zarandearlo antes de levantar un puño en amenaza.
––¡¿Quién mierdas te dio derecho de husmear en mi ordenador?! ¡Eres un...!
Soo lo detuvo con agilidad, frenando el golpe y elevando su voz:
–––Si te atreves a hacerme algo ahora mismo, incluso si tratas de asesinarme y quitarme las pruebas, alguien más va a enviar la información a toda la maldita universidad, y en especial a tus padres, Park. No hice esto sólo, tengo respaldo de cada jodida cosa, hay alguien más detrás –– la advertencia desarmó al pelirrojo, quien se alejó echando humo y con la cara enrojecida, con ojos abiertos como dos esferas mortales. Era tan divertida la imagen, que sonrió acomodando su ropa, señalando con un gesto las fotos en el suelo, la copia del chip con la prueba de los vídeos, audios y papeles ––. Se acabaron tus días de cobarde azotador. Jaque mate.
En su vida nunca tuvo tanto temor y rabia contenida, Gwi sentía que le daría un estallido en la cabeza por tanto. Intentó tranquilizarse al patear las pruebas y regular su respiración, sofocado.
––¿Qué carajos quieres?
Las comisuras de Bin cedieron y su expresión se tornó más fría que nunca.
––Que dejes de molestar y seguir a Yeonjun, ni siquiera lo mires más. Ni tú, ni tus amigos se le van a acercar, sé que tienes más poder que ellos y que los sabrás controlar. Tampoco hostigarás a nadie de nuevo, incluyéndome.
Park dio una risa sornosa, acompañado de su mirada intranquila.
––¿Qué? No haré nada de esa mierda.
––Entonces todos sabrán tu secretito –– alega con socarronería, como quería doblarse en carcajadas por el toro fúrico que tiene al frente, tan humillado y atrapado; pero le faltaba un poco más que tolerar ––. Ah, se me olvidaba comentarte que también conseguí todo lo que guardas en esa carpeta con contraseña en tu ordenador, y déjame opinar que es una pésima porno homosexual la que ves ahí, hombre.
––¿Cómo accediste a todo eso? –– pregunta entre dientes, la vergüenza le marea junto a las demás emociones.
––Tengo contactos que están detrás de esto conmigo, ya te dije. No soy tan idiota para rebelarte mis fuentes –– gesticula con desdeño, ya con pereza –– . No quiero perder más tiempo aquí, no tienes elección, y ni se te ocurra intentar refutar a mis órdenes.
Gwi no quería, joder que no quería ceder y hacer lo que le pide el menor. Estaba tan presionado, por más que desea hallar una solución para zafarse de aquello, no le quedan cartas al respecto, no cuando el astuto junior tenía tantas pruebas a la mano para inculparle. Debió de tener ayuda de alguien con mucho intelecto y habilidades, pero tiene a tantos enemigos ganados en todos lados que no se le ocurre quién o quienes le ayudaron.
Tampoco es que pueda hacer nada. Lo único que le queda es maldecir, jalarse repetidas veces los cabellos hacia atrás, cuan lunático, caminar de un lado a otro y detestar al que le ha descubierto por completo. Se le ocurre una mínima oportunidad de esperanza.
––Te gusta él, por eso hace esto, ¿No? ¿Qué si todos se enteran? Podemos guardar el secreto del otro.
––Me tiene sin cuidado lo que pienses tú y una bola de desconocidos. Es tan lamentable que creas que todos tenemos que tener dobles intenciones detrás de cada cosa que hacemos –– resopla con una negación, supuso que el desesperado chico buscaría salir ileso con una negociación absurda ––. No te creas que es todo lo que harás. Aparte del resto, hoy y frente a todos vas a pedirle disculpas a Yeonjun y le jurarás que no lo atormentaran más, lo harás de rodillas, ¿Entendido?
El mayor le retó con la mirada antes de rendirse y agachar la cabeza en obediencia; estaba malditamente atrapado en la jugada del tablero, no le quedan más piezas.
––Pedazo de mierda...
Soobin vuelve a tomar su bolso de las gradas y a colocárselo, dispuesto a marcharse de ahí porque, obviamente, aquello dio entender que haría lo que ordenó. Sin embargo, detuvo sus pasos y volvió a ver desdeñosamente al otro por sobre su hombro.
––Ah, e independientemente del género, Yeonjun jamás en su vida te habría correspondido.
Gwi-Nam gruñe con resentimiento.
––¿Y a ti sí? ¿Crees que tienes oportunidad con él?
––No estoy interesado en él de esa forma, no es lo que busco –– se encoge de hombros con sencillez, le tenía sin cuidado lo que dijo. Aún así, sonrió una última vez, victorioso ––. Pero seguro que yo sería mejor partido para Yeonjun que una basura como tú. Das lastima y asco, Park.
Choi dejó al sujeto casi meándose encima, sintiendo una satisfacción masiva al haberlo humillado y dejado en su sitio.
"Me debes una grande, Choi Yeonjun"
––¿Qué?
Ok, tal vez lucía como un bobo al contestar sólo aquello con cara atónita, pero siendo francos, ¿Quién no estaría perdido luego de que su hostigador principal le dijera que, por fin y tras tantos meses de maltratos, le dejaría tranquila la existencia? Y sumándole a esto, el mismo brabucón se arrodilló en pleno estacionamiento para, prácticamente, suplicarle perdón.
Yeonjun estaba mudo, perplejo, su mente quedó en blanco y se sintió en un viaje por alguna dimensión alterna.
Demonios, hoy sí era un día de locos.
––Estoy avergonzado por mi comportamiento anterior durante estos meses. Y-yo no lo haré más, no te molestaré a partir de hoy –– Gwi es más que consciente de que todos los alumnos que caminan cerca se le quedaban viendo fijamente con diversas reacciones. Se sentía sumamente abochornado e impotente, sobre todo porque sabe que está siendo visto en algún lado por quien le obligó a aquello, puede oír su mofa en su cabeza.
–Yo... ¿Es una broma?
Gwi-Nam se levantó deprisa y dio una reverencia para acabar la humillación, ya no lo soportaba.
–No, es verdad. No sabrás más de mí ni de los demás chicos. Discúlpame, p-por favor.
Los cobardes siempre huyendo con la cola entre las patas, Soobin lo dejó pasar desde su sitio porque ya tuvo lo que quería. Si Yeonjun lo perdonaba o no, ya era asunto aparte, pero el mismo no hizo nada luego de que el buscapleitos se fue.
No sólo fue él quien le pidió disculpas a Yeonjun, minutos antes habían sido los amigos de éste quienes -sin el peliazul saberlo- fueron amenazados por Gwi-Nam para que detuviesen también sus burlas y hostigamientos con Choi.
Para Gwi no fue difícil, los chicos sólo lo hacían porque eran bullies casuales y adoraban meterse con otros, hostigar, más porque le seguían a él como su líder. Claro, tuvieron que rendirse por el miedo que le tienen a Park, no sé atrevieron a cuestionarlo porque estaba con los humos al tope, era capaz de molerlos a golpes si refutaban. Suponen que tuvo que ver con el "secretito" que Soo insinuó, pero tendrían que quedarse con la duda.
Todos se dispersaron ya, Yeonjun todavía estaba quieto en su posición, desconcertado con el cambio tan abrupto y repentino que dio toda la situación en una misma tarde. Se había preparado para la tradicional paliza, creyó que el chico le arrastraría sin contemplación junto a los demás para llevarlo a algún sitio y golpearlo, pero resultó que acababa de ser liberado de aquellos constantes atropellos, golpes e insultos.
¿Cómo? ¿Por qué? ¿De qué se perdió? No pudo ser un milagro que mostraban en esos programas televisivos o que mágicamente el pelirrojo tuviese un momento de redención.
¿Esa fue su intención inicial al citarle a la salida? Quien sabe, pero si era cierto, estaba totalmente aliviado.
––Hyung, dime qué vi bien lo que acaba de suceder –– Beomgyu hace aparición con un montón de libros cargados, sus gafas casi resbalando de su nariz y con mirada escéptica –– ¿Por qué Park Gwi-Nam te estaba pidiendo perdón de rodillas y en pleno pasillo?
Jun era bueno improvisando, pero aún estaba muy confundido y su cerebro no formulaba adecuadamente las ideas.
––Él... T-tuvimos un altercado, pero se lo tomó muy a pecho, creo.
Gyu torció sus labios en extrañeza, dando una negativa desaprobatoria.
––Como demasiado a pecho, diría yo, ¿Fue muy serio? Nunca me ha agradado ese tipo, es un abusivo. No te juntes mucho con él, hyung.
––No creo que ya sea problema, Beom –– musita pensativo, en ese instante se cruza con la figura alta de cierto dongsaeng que le hace tener una interrogante mayor, su cerebro maquinando una teoría descabellada. Aunque no hay nada más loco que lo que acababa de pasar, así que es una posibilidad. No rechistó para palmear suave a su amigo por el hombro en despedida ––. Hey, nos vemos luego, iré a consultar algo con Soobin.
––¿Ustedes se llevan mejor? –– cuestiona ahora con una sonrisa alegre –– Es un alivio, él es un buen chico.
Yeonjun repitió esa última sentencia en su cabeza, asintiendo muy ligeramente.
––Algo así...
Gyu encaminó a su auto tras corresponder la despedida, ansiando dejar los libros pesados ahí y poder ir a su casa a descansar un poco. A lo lejos, Yeonjun corrió para alcanzar a Soobin antes de que éste se fuera por su cuenta. El chico volteó ante el llamado, con toda naturalidad.
––Hola, ¿Qué pasa?
Yeon siseó impaciente, golpeando repetidas veces su pie contra el piso.
––Yo debería de preguntarte eso. ¿Tuviste que ver con que el idiota de Park Gwi-Nam se disculpara junto a sus amigos y me prometiera que nunca más me molestarían?
Soobin captó a qué se refería, por supuesto, y era de esperarse que el mayor lo tuviese a él como el primer sospechoso de la mágica reivindicación del pelirrojo.
Claro que no le diría nada a Yeon, ¿Por qué? Porque no quiere perturbarlo con detalles irrelevantes.
––Quizás, soy persuasivo.
––P-pero, ¿Cómo lo hiciste? ¿Qué les dijiste? –– insistió anonadado, divagando en voz alta. Estaba más que convencido de que fue el menor, ni se lo ha negado –– Intenté de muchas maneras dejar que me molestaran y nada funcionó.
––Supe dar en el punto justo, nada del otro mundo –– rueda sus ojos con un suspiro tendido ––. Te dije que habían manera, yo emplee las mías. Ahora sólo tienes que saber que ya no te van a incomodar más.
Una confirmación directa, fue todo gracias a Soobin.
No era pan comido para Yeonjun procesar aquello. Permaneció unos segundos en silencio para tratar de hacerlo, sin llegar a ninguna conclusión. ¿Cómo es que Soobin se tomó tantas molestias y consideraciones por alguien como... Él? No tenía nada de especial, no cree ser merecedor de tal defensa, lo rechazó y despreció su ayuda en múltiples ocasiones.
Entonces, ¿Por qué? ¿Por qué Choi Soobin quiso intervenir como un tonto héroe por una persona tan insignificante, como se considera Yeonjun?
Decidió que era mejor exteriorizar sus interrogantes, porque sus inseguridades lo tenían tan desconcertado como las nubes de humo confusas en su mente:
––¿Por qué haces esto?
Bin chasquea con su lengua, una acción ante un poquito de exasperación que le llega.
––Yah, ¿Acaso todos creen que debe haber un motivo de por medio? No busco ninguna recompensa a cambio, Yeonjun, tranquilo.
––Es que no tiene sentido –– su tono decae, hay algo de remordimiento por dentro ––. No te he tratado del todo bien en todo este tiempo que nos conocemos.
––Admites que eres un desconsiderado y grosero cascarrabias, eh.
––Tampoco has sido tan respetuoso –– le fulmina ahora con la mirada, parece que cada cosa que hace pretende causar esas reacciones en él ––. A eso me refiero, no somos más que compañeros de tutorías, pero te has tomado tantas molestias y consideraciones conmigo... Es raro, admítelo.
––¿Tan increíble es? ¿Acaso nunca habían hecho algo bueno por ti sin esperar nada en retorno? –– lo dijo como una broma pesada, sin embargo, se arrepintió al instante en el que el peliazul no le insultó o se quejó como esperaba, sino que pareció meditarlo con una mirada decaída y apartada, serio. Le generaba curiosidad, pero no va a hondar en asuntos que no le incumbían -irónico, sí-, por lo que optó mejor en arreglar su imprudencia con un habla más afable: –– Escucha, te dije hace días que los tipos así nunca cambian. Si no le detenía, iba a seguir jodiendo a otros, incluyéndome a mí. Por más que seas un pesado en ocasiones, no es justo que seas su desquite, no me gusta que lo seas.
Nuevamente, es la última parte de la oración la que más eco hace en el más bajo.
"Él es un buen chico" Yeonjun lo corroboró, tal vez no lo admita en alto, quizás estaba confiando mucho en que el otro no cobre su favor, pero una parte suya le dice que estaba bien así, que está siendo sincero en sus intenciones.
––De acuerdo, entiendo. Gracias por eso –– termina cediendo, menos a la defensiva, pero costándole el decir aquello.
Soobin se relajó de igual manera.
––Agradéceme moviendo tu trasero a tiempo cuando tengamos que reunirnos para el proyecto.
––Bien, trataré. ¿Quieres un batido?
Decir que la invitación indirecta no sorprendió al pelinegro, sería una falacia.
––Si lo haces por obligación...
––No te hagas el duro, Choi.
––Pff, no iba a negarme, es lo menos que puedes hacer por mí.
––Cállate y camina, niño.
Todo ese intercambio fue entre muecas de fastidio falso y sonrisas que reprimieron a duras penas, pero que eran reales y genuinas.
Fue una agradable tarde, sólo compartieron de dos batidos y charlaron trivialmente acerca de temas al azar, sin profundizar más en el tema de Gwi ni en nada realmente serio. Eran solamente dos chicos conversando, sin discutir de verdad.
||||
[Tres semanas después]
––Vaya, ustedes dos me están impresionando. Parece que esta semana trabajaron realmente en equipo, han sido de las mejores notas y cooperaciones, chicos –– la profesora se quita sus lentes y deja las hojas en su escritorio, con una sonrisa alegre ––. ¿Ven lo que se logra al trabajar juntos?
Yeonjun se encogió de hombros y Soobin exhala con exageración..
––Seh, no es tan malo.
––Es tolerable.
La señorita Yang se ríe complacida por los juegos del par, ella sabe que no se molestan en serio, recordando que antes ni siquiera se soportaban y que constantemente se gruñían como perro y gato al tan simplemente compartir un mismo espacio, empujando al otro por "accidente", insultándose y clavándose lanzas por los ojos; ni qué decir de sus informes semanales, no había indicio de cooperación y todo era forzado.
Ella los juntó porque, en todos sus años de docencia, aprendió a tener ojo para emparejar a estudiantes opuestos que, sin imaginarlo, podían hacer una gran combinación. Sin duda no se equivocó con esos dos Choi.
––Sigan así, por favor. Tal vez hasta consigan ser grandes amigos algún día de estos.
Tras el comentario y el guiño cómplice de la mujer, se despidieron con su nota más alta en lo que llevan de asesorías. Las recientes semanas trabajaron ciertamente mejor, sin tantas presiones ni peleas, además de que estaban de mejor humor al no lidiar más con el acoso constante de Park Gwi-Nam.
No eran amigos del alma ni salían en todo momento juntos, de hecho, nada más fue aquella vez del batido la única que lo han hecho, tampoco tenían cientos de charlas o algo por el estilo. Era más como un acuerdo mutuo para mantener la paz, incluso intercambiaron números. Yeonjun se esforzaba en cumplir su parte y no llegar tan tarde a sus tutorías, ya no tenía motivos que le retrasen, y Soobin trataba de no perder tanto la paciencia con las actitudes u opiniones del mayor.
De regreso en el pasillo, afuera del salón de su asesora, Yeon rompió el silencio, viendo de soslayo al más alto:
––Creo que exageró.
Bin resopló al segundo, agregando dramatismo.
––Sí, quién querría ser tu amigo, Yeonjun.
––Oh, vamos. Me amarías de conocerme mejor.
––¿Es un reto?
––No, es un hecho.
Ah, y tenían esos instantes esporádicos de bromas donde sonreían por inercia y se retaban como un par de niños.
––¿Quieres ir a comer algo conmigo? –– Soobin lo preguntó una vez estaban afuera del campus, tomando desprevenido al mayor. En su cabeza no le dio tanta importancia, pero ahora le daba cierta pena no haberlo meditado más. Carraspeó como si nada para aparentar normalidad –– Conocí un buen restaurante de comida japonesa.
––¿Eres Otaku? –– inquiere sólo porque le causa gracia esa mueca enfadosa del menor. Muerde sus labios para no sonreír en lo que le sigue para impedir su ida y retomar su caminata –– Era un chiste. Me encanta la comida japonesa, deja de gruñir.
Bin lo ignoró, ya se estaba adaptando a esa conducta. Así es como ambos Choi terminaron en aquel restaurante nipón con peces Koi de diversos colores en los estanques, decoraciones de madera y siluetas en las paredes, plantas coloridas acorde a la decoración, en las mesas habían lamparitas y una flor de loto en un bonito recipiente de vidrio, flotando armónicamente. La luz ambiente era baja y agradable, lo suficiente para ver sin problemas, y la música instrumental amena termina por completar el panorama oriental.
Yeonjun no estaba tan acostumbrado a ir a sitios tan lujosos, no era un local de ricos, pero sí mas elegante que lo que hubiese elegido, más que nada por su presupuesto. Solía ser más casual a la hora de escoger sitios de comida debido a esto, pero no estaba nada mal el sitio, era muy del estilo de Soobin, lo que le recuerda a que, precisamente, era éste el más adaptado a aquello.
Sí, Soobin tenía más estatus económico y porte que él, según considera Yeonjun.
El dongsaeng se encarga de conversar con la chica de las reservaciones y consigue rápidamente una mesa, era notoria su gentileza y carisma para socializar. Toman asiento y revisan el menú por un rato antes de decidirse, la mesera a la espera con su libreta y bolígrafo.
––Pediré Gyoza de entrada, unos Tiger roll y Coca-Cola para mí. ¿Tú...?
––Un Shio ramen y Sprite.
El pelinegro notó un leve titubeo y recelo en Yeon al ordenar, le pareció muy poco para las porciones que debería de comer, no es que todos tengan mismo apetito o que él sea un metiche, pero antes de que la mesera se marche, le indica con una sonrisa amable:
––Agregue Sashimi también, gracias.
La chica se marchó con una reverencia y un tenue rubor en sus mejillas.
¡Ese par eran sumamente atractivos! Pueden fácilmente ser modelos o idols.
Por su parte, Yeonjun estaba levemente apenado porque lo que añadió Bin para él salió de su presupuesto, de hecho, ya estaba antes corto de dinero con lo que pidió primero. Pudo reclamarle por ordenar para él, pero no quiso arruinar un momento tan tranquilo.
Yeonjun debe reconocer que está plena y gustosamente disfrutando la comida, no siempre comía tanto ni tan bien, le encantó la preparación del ramen y lo demás, sin duda era un lugar que manejaba la calidad. La atención y el ambiente fueron de la misma manera un aditivo bastante bonito, por un rato se desconectó del exterior y las obligaciones de la universidad.
Al darse cuenta de esto, un complacido Soobin sonríe por su elección, mojando sus rolls en la salsa Unagi. Acertó al escoger el restaurante.
––Veo que te gusta tu pedido.
––Está delicioso, ¿Has traído a tus amigos aquí?
"Eres el primero, en realidad" Pero eso no tenía por qué saberlo el de cabello azulado.
––Ajá. ¿Te agrada?
––Es el mejor local japonés que he visitado.
––Admite que tengo buen gusto.
Yeonjun está por lanzarle un usual "Come y deja de joder", pero al levantar el rostro de su plato, la imagen de un Soobin con mejillas infladas de comida, con su boca en un piquito rosa y las comisuras llenas de un poco de arroz, le hace apreciarlo con detenimiento.
Y no pudo evitar reír con un deje de ternura que supo esconder, extendiendo una servilleta.
––Mejor deja de decir tonterías y límpiate, niño grandulón.
Soobin sintió pena ante su descuido, se sumió tanto en gozar de la exquisita preparación, y en ver a Yeonjun, que olvidó sus modales. De inmediato se limpió con una mueca tras agarrar la servilleta que le fue brindada. A pesar del incidente, no contiene una risa porque su mayor le contagió, se sumieron en una nueva charla banal en lo que terminan sus respectivos platos.
El menor se ofreció con naturalidad a pagar la cuenta una vez es traída por la chica que les atendió, sin permitir que el quejumbroso peliazul lo ayudase ni con un solo won.
––Yo te invité, es lo justo.
Yeonjun lo agradeció para sus adentros, y también el que Soobin le acompañase a tomar el bus de regreso a casa.
Quizás no era tan malo pasar, muy de vez en cuando, tiempo juntos...
Primer cap del 2024, perdón la demora TT
Creo que todos opinamos que es un ALIVIO que Gwi-Nam recibiese su lección. Todos amamos a Soobin, gracias, Soobin.
Al menos Yeon ya tolera al grandulón JIAKSHDIA
¿Les gusta la comida japonesa? Yo la AMO.
Mey y yo les queremos uwu
¡Voten y comenten! 💙💟
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