𝟏𝟒
❛ophelia❜
Después de dejar a Enzo dormido en su habitación, Faith entró con cuidado a la de su bebé, llegada hacía seis meses contados.
Axel estaba sentado en la mecedora de madera, con la pequeña recostada sobre su pecho a punto de dormir. En voz suave le cantaba para ayudarla a caer rendida.
—Oh, Ophelia... You've been on my mind, girl, since the flood... Oh, Ophelia... Heaven help a fool who falls in love.
Como Theodore había predicho, fue Florence quien terminó por decidir el nombre de la bebé: Ophelia. Por lo tanto, Axel y Lexie siempre le cantaban la canción titulada como ella desde que aún seguía en la pancita.
Pudo notar como, aunque somnolienta, la bebé sonreía poquito.
La canción acabó, y Ophelia murmuró un sonido incomprensible como pedido de que siga cantando, haciendo a Axel sonreír poquito.
—Look at the stars, look how the shine for you and everything you do... Yeah, they were all yellow. I came along, I wrote a song for you and all the things you do, and it was called yellow... So then I took my turn, what a thing to've done, and it was all yellow... Your skin, oh, yeah, your skin and bones... Turn into something beautiful... Do you know...? You know I love you so...
Poco a poco, Ophelia se quedó dormida y Axel la dejó en su cuna.
—Sin ti no se duerme. —comentó Faith cerrando la puerta de la habitación de la bebé, y Axel sonrió.
—Lo lamento por llegar tarde, es que Maya me sorprendió en la oficina y me invitó a comer.
—¿Y cómo les fue?
—Muy bien. —respondió con una débil sonrisa.— Reitero, nunca pensé que me gustaría tanto el acento británico, si te soy honesto.
Faith soltó una suave carcajada. —Me alegra mucho, Ax.
—La invité a la fiesta de aniversario de la empresa... Como mi cita.
—¿Dijo que sí?—cuestionó ilusionada.
—Sip.
—Mañana temprano la llamaré para ir a comprar nuestro vestido juntas.
—Si te robas a mi novia le traeré a Enzo ese gato que quiere y que tú no.
—Te dije que yo era alérgica a los gatos y quizás Ophelia también lo sea.
—Tú no eres alérgica a los gatos, admite que no te gustan y ya.
Faith rodó los ojos, llegando a la cocina. —Hice pastas para la cena, te las llevas de almuerzo mañana en la mañana.
—Está bien. —contestó, sentándose en una de las sillas de la isla y revisando su celular.
—Hey, ¿has sabido algo de Lexie? ¿Cómo sigue?
—Camino a casa mi madre me dijo que estaba estable, pero que me llamaría cualquier cosa. —avisó tras un suspiro pesado.— Los médicos al fin descubrieron qué tenía.
Faith lo miró alerta, llegando a su lado rápidamente. —¿Qué es?
—Anemia aplástica. —Axel cubrió su rostro con sus manos.— Es un desorden autoinmune. La deja muy expuesta a infecciones y eso.
—Ven aquí. —la rubia tomó las manos de Axel y lo abrazó. Pudo sentir todo su dolor, y sufrió con él.— Regresemos por un tiempo... Lexie te necesita.
—¿Segura que es buena idea?
—Tu tío puede arreglárselas solo por un tiempo, Ax. —anotó.— Estaremos más tranquilos allá... La presencia de Ophelia quizás haga que se le suba la moral a tus padres y... Enzo extraña a sus abuelos.
—Está bien, compra los tiquetes para irnos tan pronto como podamos. —aceptó.— Yo llamaré a mi madre a avisarle.
—Me he convertido en aquello que juré destruir. —dramatizó Axel con estrés, mirando a su lado cómo una angustiada Faith intentaba tranquilizar a Ophelia, que lloraba desconsolada.— Viene conmigo la bebé que llora en los aviones.
—¡Cántale, haz algo!—pidió, entregándole a la niña. Él la recibió tras rodar los ojos y tras algunos segundos la niña se calmó.
—Pudieron hacer eso hace un buen rato, mami. —comentó Enzo al ver a su hermanita tranquila en brazos de Axel.— ¿Cuánto falta para que lleguemos?
—Ya no mucho.
Cinco minutos más tarde, Enzo volvió a preguntar. —¿Ya estamos llegando?
Faith no quería culparlo, pues al fin y al cabo era un viaje de ocho horas y pico. Pero estuvo las tres horas restantes quejándose y preguntando que cuánto faltaba para llegar.
—Enzo, estás como Burro en Shrek 2. —se quejó Axel.— Vas a despertar a Ophelia y tú vas a cuidarla si eso pasa.
Él hizo un puchero y se cruzó de brazos mirando a otro lado.
Cuando al fin avisaron que aterrizaron a Nueva York, llegaron de una a la enorme casa de Theodore y Florence Parker. Ellos estaban en el hospital al pendiente de su hija, así que el lugar estaba solo.
—Me voy al hospital, te llamaré.
—Acabamos de llegar de un vuelo de ocho horas...—le dijo, mirando la hora en su celular.— ¿Qué te parece si te duermes un rato mientras yo organizo un rico almuerzo? Claire está con los niños, y mientras Sandra y yo prepararemos algo para que les lleves a tus padres al hospital... De paso hacemos esas galletas que te gustan, ¿sí? Solo nos tomará un par de horas en las que puedes tomar una siesta.
—No creo que sea buena idea, solo quiero estar con mi familia.
Faith lo abrazó. —Estás agotado, Ophelia no te dejó dormir bien, y cuando no era ella, Enzo empezaba con sus preguntas... Quiero que descanses, no voy a estar tranquila si te vas así.
Axel terminó por obedecer y se retiró a su habitación que le prepararon.
—¡Señorita Faith!—la saludó Sandra, la señora que ayudaba en todo en casa de Axel desde siempre.— Acabo de ver a los niños, están preciosos.
—¿Cierto? Han crecido muchísimo. —respondió sonriente mientras le daba un abrazo.— ¿Cómo estás?
—Todo está bien, gracias. —sonrió.— ¿Qué estás haciendo en la cocina?
—Quería pedirte ayuda para hacer algo de comer para Axel y sus padres... Algo especial, y tus galletas.
—Las galletas las preparé esta mañana para que estuvieran frescas cuando llegaran. —comentó.— Hice suficientes para acá y para que le lleve a su familia, Axel dice que tu padre le gustan.
Faith asintió con una débil sonrisa. —¿Te parece si preparamos pollo agridulce? Y hagamos papitas fritas.
—Es mejor que yo lo haga y tú vas a descansar también.
—No, para nada. —negó.— Además, hay que hacerle una sopita a Ophelia y compotas.
—Yo puedo hacerlas, Faith.
—No, no, no, las dos.
—¿Estás segura de que no quieres descansar?
—Luego.
Faith quería hacer todo menos descansar. No quería tener la mente desocupada porque empezaría a pensar en su familia... En que iban a enterarse que estaban de vuelta.
Su plan era pedirle al chofer que luego de dejar a Axel en el hospital, la llevara al hogar de sus abuelos Jane y Robert. Eran casi que los únicos de la familia con los que se hablaba. Ellos eran los únicos que sabían que cuando se despidió no era para regresar en un par de horas, sino en muchos meses o incluso años. Pensar que de no haber sucedido lo de Lexie, Nueva York no estaría en el futuro cercano de nadie.
Cuando terminaron de cocinar todo, fueron al comedor Faith, Enzo y Ophelia. Ella alimentaba a la bebé para luego comer ella, agradeciendo que Enzo ya sea un niño grande que come solo.
—Cariño, ¿puedes ir a despertar a Axel y decirle que ya es hora de irnos?—pidió al pequeño, quien asintió frenéticamente y se dirigió con rapidez a la habitación de huéspedes del primer piso.— ¡No corras, Enzo!
Faith se levantó con Ophelia en sus brazos y caminó hasta la habitación que había para la bebé. La dejó en el coche y comenzó a guardar lo necesario para ambos niños en el maletín. Cuando terminó, puso las cosas en la parte de abajo del coche y salieron de la habitación.
—¿Descansaste?
Él asintió tras bostezar. —Sí, gracias.
—Está bien. —aceptó. Le dio una bolsa en donde estaba la comida y le hizo un gesto para que salieran.— Nos vamos.
—No pueden entrar al hospital.
—Iremos a ver a mis abuelos para que conozcan a Ophelia. —respondió Faith.— Será una sorpresa.
—Oh, perfecto.
Ya en el auto, el camino fue tranquilo en la medida de lo posible. A Enzo se le había ocurrido jugar Veo Veo, lo cual fue bueno para distraer a Axel de su preocupación; Ophelia estaba muy distraída con su juguete que hacía sonidos de animales y tenía luces y muchos colores.
Al llegar al hospital, Axel se despidió de todos, prometiéndole a Faith mantenerla informada. No hay que desconocer que Ophelia se quedó llorando por verlo irse sin ella. Luego fue Faith quien se quedó jugando con Enzo, hasta que llegaron al hogar.
Era un lugar bastante grande, que quedaba a las afueras de la ciudad. Tenía jardines y salones para todo tipo de actividades, y sabía bien que sus abuelos se daban la buena vida ahí.
—Estoy emocionado de ver a los abuelos Bob y Jane. —comentó, agarrándose de un lado del cochecito de su hermana mientras caminaba.— Ojalá pudiéramos ver también a mi abuela Meredith y mi abuelo Collin.
La rubia suspiró. —Sí, de pronto.
Un chico que trabajaba en el hogar la reconoció, y la saludó enseguida. La felicitó por su bebé, y le comentó que sus abuelos estarían felices de verla mientras la ayudaba a llegar a la habitación.
Tocó la puerta, y segundos más tarde el abuelo de Faith abrió y se hizo paso para que entraran.
—¡Faith, Enzo!—exclamó con emoción, abrazándolos apenas pudo.— Y esta debe ser la pequeña Ophelia... ¡Que hermosa!
—¡Mi Faith!—saludó la abuela Jane al verla, dándole un abrazo y luego uno a Enzo.— Mira nada más que guapo estás, querido.
—Gracias, abuelita. —agradeció él, dándole un beso en la mejilla.
—Que adorable se ve Ophelia...—comentó con ternura, picando sus mejillas regordetas. Faith la sacó de su coche y la dejó en las piernas de su abuela con cuidado, y ambos mayores le hacían mimos encantados.
—¿Tú vas a llevarnos a donde Charlie y Sarah?
Faith levantó una ceja curiosa tras la mención de casa de sus tíos. —No, yo vine de sorpresa... ¿Viene alguien a buscarlos?
—Seguramente vendrán Griffin y Hayes. —respondió su abuela, mencionando a sus primos.— Es que celebraremos el cumpleaños de Via... Quedaron de pasar por nosotros ya, es por eso que creímos que tú nos llevarías.
—Bueno, a nosotros nos trajo uno de los choferes de los padres de Axel y nos está esperando. —mencionó.— Si quieres puedo decirle que los lleve.
—Sería maravilloso que vinieras con los niños.
Faith negó. Esta vez tenía al menos una excusa para declinar la oferta. —No es prudente que andemos en celebraciones, abuela... Es que en realidad Axel y yo vinimos porque su hermana Lexie está en el hospital y queríamos estar cerca.
—¿De nuevo? ¿Está bien?
—Esperamos que lo esté pronto.
En eso, llamaron a la puerta.
—Seguro son los chicos que ya llegaron. —asumió el abuelo.— ¡Adelante!
En vez de los veinteañeros Griffin y Hayes, su padre Collin junto a su hermano George y, la persona que menos quería ver abrieron la puerta.
El chillido de emoción de Enzo al verlos y lanzarse a saludarlos contrastaba con la sorpresa de su padre y su tío, el desconcierto de Faith y la confusión que adornaba la mirada de Chris fija en la pequeña Ophelia.
El llanto de la niña por sentirse en un ambiente tan poco familiar no se hizo esperar, así que Faith la tomó en sus brazos para intentar calmarla. Intentaba calmarse para no transmitirle más inquietud a la bebé, pero no pudo evitar que sus nervios empeoraran cuando el silencio acabó.
—¿Vieron que grande está mi hermanita Ophelia?—preguntó Enzo, ajeno al conflicto.
Faith cerró los ojos con fuerza, abrazando más a la niña contra su pecho, como si eso pudiese hacer que se hicieran invisibles o, mejor aún, retroceder el tiempo.
—Deja de llorar, mi amor... Todo está bien. —susurró meciéndose, intentando estar en calma.
—Enzo, necesito a alguien muy fuerte que le dé la mano al abuelo Bob camino al auto, ¿quieres ser tú quien me ayude?—pidió George saliendo del ensimismamiento. El pequeño sonrió y obedeció a su tío. Los abuelos reían al ver la seriedad de Enzo con su deber, y antes de salir se despidieron de Faith y la bebé que no paraba de llorar.
En la habitación solo quedaban Chris y Collin, aún atónitos, y Faith con la inconsolable Ophelia en brazos.
Ella, sin decir mucho, se sentó en la mecedora de su abuela y se preparó para darle pecho, a ver si ya se calmaba, lo que funcionó.
—¿Qué? ¿Nunca habían visto una de estas?—cuestionó seria, refiriéndose a la niña.— Tú creciste con un par, y tú criaste una.
—Faith...—llamó su padre, observando la escena.— ¿De...? ¿De dónde salió esa niña?
La rubia ojeó a Chris, y luego vio a su padre. —Verás, cuando dos personas se aman, juntas buscan una semillita para que la mami se la coma... Así, el bebé crece en la pancita de su mami y luego de unos meses llega para llenar su vida de amor y felicidad... Aunque en mi caso no fue tanto así. Yo me comí la semillita por accidente, pero la bebé sí me llena de amor y felicidad.
—Sabes que no me refiero a eso. —dijo su padre, acercándose a la niña. Como por reflejo, Faith se hizo un poco a un lado.
—Esta es Ophelia, papá. —respondió. Él la miraba con cariño y arrepentimiento al tiempo, una mezcla confusa en su semblante.— Es mi hija; y no, no estaba en mis planes hablarle de ella a las personas que me dejaron sola cuando más las necesité.
—¿Dónde estuviste todo este tiempo?
—Solo te diré una cosa, papá. —suspiró, mirando a Ophelia que se había quedado dormida al fin.— La hermana de Axel se puso mal de nuevo y está en el hospital... Es la única razón por la que vinimos, no porque quiera que mi vida vuelva a ser como era antes. Sé que es imposible porque se olvidaron de que su hija se supone que es lo más importante de sus vidas. Un error que yo no pienso cometer, por cierto.
Ella acabó de alimentar a la pequeña y la puso en su cochecito. Chris, en silencio, solo veía a la bebé con atención. Admiraba su piel pálida y el rosa en sus gordos cachetes. Sus ojos eran grandes y su nariz parecía una pequeñita bolita puesta en su perfecto rostro.
—¿Puedo sostenerla?—pidió su padre.
—No. —se negó ella.— Se podría despertar.
—Cuando Enzo no importaba eso.
—Ahora no es 'cuando Enzo', papá... Ahora es 'cuando Ophelia'.
Chris intentaba hacer cuentas a ciegas, sin saber el tiempo de la bebé, y cuestionándose el porqué nunca notó que Faith estaba en embarazo.
—No quiero pensar en lo decepcionado que estás de mí, no estoy para eso. —lo frenó antes de que dijera algo.— No estoy para aceptar tus humillaciones mientras la vida de Lexie está en riesgo... Quizás hable contigo cuando todo esté bien y tenga la fuerza de decirte las cosas.
Obviamente no planeaba decirle nada sobre Chris, pero Faith sintió que su padre no merecía explicaciones sin importar qué.
—¿Qué tiene Lexie?
—Anemia aplástica. —respondió.— Googléalo.
Collin asintió, comprendiendo a su hija por primera vez en un buen tiempo. Es consciente de que lo que menos quiere ella en un momento tan difícil es enfrentarse a él, en especial luego de todo lo que pasó.
—¿Se puede ir Enzo con nosotros a la fiesta de Via?
—No.
—Meredith lo extraña mucho.
—Meredith lo seguirá extrañando, entonces.
Collin miró a la bebé y luego a su hija. —Entonces... Te esperaré afuera con Enzo.
—Bien.
—Vamos, Chris. —lo llamó mientras salía de la habitación.
Él salió de su trance en el que observaba a Ophelia. —Ya voy.
Faith lo miró con nerviosismo. No sabía cómo iba a reaccionar a él y mucho menos qué camino tomaría la conversación.
—Se parece mucho a ti. —comentó.
—Lo sé. —asintió la rubia, haciendo una débil curva con sus labios.
—Es perfecta. —halagó esta vez, cambiando su expresión a una seria que Faith no pudo descifrar muy bien.— ¿Cuánto tiempo tiene? ¿Unos seis meses, quizás?
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