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22. Gideon


・:*:・゚☆∥ 22. Gideon

❝You don't have to be invisible to disappear.❞*


Rebecca McNutt

ERA COMO HABER SIDO PROMOVIDA. No sabía con exactitud cuándo la habían movido o cómo, solo sabía que al abrir los ojos, la maldita habitación de brillantes luces blancas ya no estaba. Su nuevo espacio tenía las paredes grisáceas con una serie de círculos que daban textura a su alrededor. A diferencia de su prisión anterior, en ese lugar las luces sí se apagaban y no se armaba un alboroto cada que cerraba los ojos por más de 5 segundos.

Después de pasar tanto tiempo sin dormir o comer propiamente, esa bóveda parecía el cielo.

Ahí tenía un delgado colchón en el suelo con una almohada sobre esta, un baño sencillo y una absurda vista hacia el traje de Reverse Flash mostrado en un pedestal. Era extrañamente inquietante. La vigilaba y parecía que en cualquier momento comenzaría a moverse.

Tampoco estaba tan sola. Había una inteligencia artificial que la acompañaba llamada Gideon. Aunque por más que Morgan lo intentara, ella jamás sostenía una buena conversación. Gideon se limitaba a responderle cómo estaba el clima afuera entre otras tonterías. Sabía que no era una conciencia real, pero el saber que la atendería de vez en cuando bajo las instrucciones del científico la confortaba.

La perforación en su estómago ya había sanado. Su ropa se había llenado de su propia sangre, por lo que había tenido que cambiarse. Thawne le había dado otro set igual a lo que llevaba antes: un top y unos shorts negros que se ceñían a su cuerpo.

       Morgan estaba acostada sobre su supuesto colchón, hecha un ovillo y dándole la espalda a la entrada. Las luces de color azul y rojo que expedía la exposición del traje de Reverse Flash la cubrían creando sombras en su cuerpo.

       Últimamente eso hacía: si Thawne no estaba entrenándola para explotar mejor sus habilidades, ella se encontraba observando un punto muerto en la pared, sintiéndose completamente vacía. Porque ya no podía sentirse humana, no después de lo que había hecho. Ahora solo estaba muerta en vida. La persona que creía ser, sus valores, todo se había ido junto con el hombre al que había privado de la vida.

            Y no podía dejarlo ir, ni siquiera por su propia sanidad. Porque pasar de página era como dejarlo ir y Mason se merecía mejor que eso. Se merecía que Morgan sufriera cada día que él ya no podrá vivir.

       Las luces se prendieron, lo que indicaba la llegada de su captor. Ni siquiera se molestó en girarse. Si él requería algo de ella, la llamaría eventualmente. Si no, hablaría con Gideon por un rato, antes de volver a desaparecer.

       ―Oh por Dios ―escuchó una voz suave.

       Morgan parpadeó un par de veces con el ceño fruncido. Parecía ser la voz de una mujer. ¿Era Gideon? No, claro que no lo era. Se reincorporó con algunos de sus músculos quejándose en correspondencia, solo para darse cuenta de que no era Thawne quien había entrado: eran Barry, Cisco y Caitlin.

       ―Joder ―susurró entre dientes con el corazón latiéndole con una fuerza indescriptible. ¿Era real o estaría cayendo en la locura? Nada parecía real―. ¿Barry?

       Los tres escrutaban el lugar en su totalidad con la mirada, pero nadie parecía notarla, ¿por qué nadie la miraba? Miraban en su dirección, pero no directamente a ella. Con el terror infundiéndose en Morgan, se acercó hasta el cristal que la mantenía encerrada y lo golpeó con la palma de la mano. Dubitativa en un principio, pero cada vez más fuerte y ruidosamente.

       ―¡Barry! ¡Chicos! ―les gritó con más fuerza―. ¡Aquí estoy!

       Barry se acercó a la consola principal y con un toque el artículo del futuro que Thawne le había mostrado previamente se desplegó ante sus ojos. Morgan los escuchó leerlo en voz alta con un semblante claro de sorpresa.

       Su semblante se frunció y soltó un bufido de incredulidad. ¿Por qué no podían verla?

       ―¡Caitlin, Cisco! ―continuó gritando con más desesperación. Una vez más, sus ojos se nublaban en lágrimas. Golpeaba el cristal con todas sus fuerzas, pero nada funcionaba.

       Las terminaciones nerviosas de la castaña cosquilleaban, intentando buscar una manera de llamar su atención. El trio estaba sacando sus propias conclusiones con respecto al artículo, pero Morgan no podía escuchar nada. Todo se veía ahogado con sus propios gritos de ayuda.

       Con su llanto tomando más fuerza, Morgan dio un par de pasos hacia atrás, alzando su mano con dirección al cristal. Su mano se cargó de energía cerúlea y disparó, sin recibir ningún resultado. Su descarga tan solo rebotó en el material, sin causar ni un rasguño.

       Morgan cayó de rodillas al suelo en un mar de sus propias lágrimas. ¿Por qué no la podían ver o escuchar? ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Mirarlos irse y abandonarla? ¿Sería esta su única oportunidad de tenerlos así de cerca?

       Sus amigos comenzaron a hablar con Gideon y el interrogatorio empezó.

       ―¿Qué hace aquí? ¿Por qué vino?

       Morgan asumió que se referían a Thawne, aunque ellos todavía no supieran su verdadero nombre.

       Con sus ojos todavía derramando lagrimas traicioneras, la castaña se rindió. Asumió que no podrían salvarla si no la veían o escuchaban, mínimo no por ahora. Derrotada decidió prestar atención a lo que ocurría a unos metros de ella, sin moverse de su lugar con sus palmas sobre sus rodillas.

       ―A matarte ―Gideon respondió sin más.

       El celular de Cisco vibró y solo le tomó un segundo revisarlo para comenzar hablar con nerviosismo:

       ―Ya llegó Wells.

       ―¿Qué? ¿Cómo lo sabes? ―cuestionó Caitlin.

       ―Puse un rastreador en su silla. Si estamos equivocados y está paralítico... Me iré al infierno por eso ―Barry, que estaba en medio de ambos, parecía sumido en sus pensamientos―. Está en el Córtex, pregunta rápido.

       Vamos, Barry, pregunta, urgió Morgan en su mente.

       Se veía realmente apuesto. Llevaba una camisa color guinda que ella misma le había regalado debajo de un saco gris. Jamás se la había visto puesta y realmente le favorecía. Ojalá pudiera conectar sus ojos esmeraldas con los de ella. Ojalá supiera lo cerca que estaba y ojalá supiera que estaba bien o que esperaba estarlo eventualmente.

       ―¿Por qué mató a Nora Allen?

       ―Estaba molesto.

       Barry arrugó su entrecejo con una mueca.

       ―¿Por qué?

       ―Porque usted huyó.

       ―¿Qué quiere de mí? ―Barry demandó.

       ―Que usted sea Flash ―continuó Gideon con voz monótona.

       Barry se veía más confundido que antes.

       ―Solo pregunta, Barry, por favor ―Morgan rogó en voz baja. No entendía por qué Gideon le estaba respondiendo con tanta facilidad, pero si seguía así probablemente les dijera que ella estaba justo ahí, a su lado.

       ―Está en el nivel B, ya viene hacia acá ―Cisco apuró sin despegar los ojos de su celular.

       El velocista sacudió la cabeza, dejando el apuro de lado y se plantó con más firmeza.

       ―¿Dónde está Morgan Whitmore?

       El corazón de la castaña dio un brinco. Por un segundo creyó que nunca lo preguntaría. Se puso de pie y se acercó lo más que podía al cristal con una urgencia palpable.

       ―Morgan Whitmore se encuentra en esta facilidad.

       ―¿Q-qué? ―Barry sintió como su sangre bajaba directo a sus pies.

       Por eso no la había encontrado, ella siempre estuvo en S.T.A.R. Labs.

       ―Chicos, nos tenemos que ir, ¡prácticamente está aquí! ―Cisco vociferó.

       ―¿Dónde está? ―volvió a preguntar con más fuerza, casi perdiendo los estribos.

       ―Morgan Whitmore se encuentra en esta facilidad. ―Gideon repitió.

       Caitlin tomó al velocista del brazo con cautela.

       ―Barry, tenemos que irnos.

       Él soltó un bufido de frustración. Morgan frunció los labios y pegó su frente al cristal. Si esa estúpida pared no existiera, con un par de pasos ella podría rodearlo con sus brazos. Su corazón se ilumino un poco al saber que mínimo él lo había intentado, que la seguía buscando.

       Barry tomó aire con fuerza.

       ―¿Está bien? ¿Está a salvo?

       ―Sí, lo está.

       Si la respuesta hubiera sido contraria, no hubiera habido forma de que los dos científicos sacaran a Barry de ahí. La desesperación de sus otros dos acompañantes ahogaba la habitación. Estaban corriendo un gran peligro. Aunque no quería verlos partir, Morgan sabía que tenían que irse de inmediato.

       ―Vete, estoy bien ―le susurró, limpiándose las lágrimas de la cara con el dorso de su mano.

       Como si la hubiera escuchado, Barry cedió y caminó con dirección a la salida.

       ―¡Espera! ―los detuvo Cisco y señaló a Gideon―. ¿Y si HAL le dice que estuvimos aquí?

       ―Eso no sería bueno ―concordó Caitlin.

       ―Si entro en su sistema operativo, podría eliminar su memoria ―propuso el azabache.

       Cisco y Caitlin se pusieron manos a la obra, mientras Barry daba un paso al frente, frotando sus manos una con otra.

       ―Gideon, ¿nos mostrarías dónde está tu sistema operativo? ―pidió el velocista.

       ―Desde luego.

       Así con tanta facilidad, Gideon expuso su sistema operativo ante ellos. Cisco rio con nerviosismo al ver la complejidad de esta.

       ―Sip, eso no pasará.

       ―Wells ya está en el pasillo ―informó Caitlin.

       Barry puso una mueca y habló en un intento desesperado:

         ―Gideon, ¿podrías no decirle que estuvimos aquí?

       ―Desde luego, aceptaré cualquier orden que venga de usted.

       ―¡Barry!

       ―Vamos, tenemos que salir de aquí.

       Morgan no aguantaba más, solo quería que salieran de ahí.

       ―Esperen, ¿por qué? ¿Por qué aceptas órdenes mías?

       ―Porque usted me creó.

       Las luces se apagaron y sus tres amigos desaparecieron en el momento exacto. Morgan se apresuró a volver a tomar su antigua posición: encorvada, de espaldas a la entrada. Al quedarse sola un pensamiento la atacó.

       ¿De verdad quería que sus amigos la salvaran? Cuando se enteren del monstruo en el que se había convertido, jamás querrán haberla ayudado. En su mente no podía soportar el confrontar la verdad de sus acciones, ya no había marcha atrás, nunca lo habría.

       Si esta era la vida para la que Thawne la había guardado, ella no la quería.

       Nada podría volver a ser lo que era. Siendo este encuentro la llama que encendía un incendio, Morgan comenzó a acomodar sus ideas. Nació un propósito, mismo que de ahora en adelante sería su impulso y directriz de acción.

       Permaneció inmóvil el par de segundos que tuvo a solas en la oscuridad, antes de que las luces se prendieran nuevamente.

       ―Buenas noches, Gideon

       ―Buenas noches, Dr. Wells.

       ―¿Todo bien?

       ―Todo está bien.

*"No tienes que ser invisible para desaparecer."

(n/a) HIIII, BESTIESSSSSS.

Bienvenidos a otro sábado de actualización. EL CAPÍTULO ESTUVO MUY CORTO, LO SÉ.

Pero pero, escribí un throwback adicional porque siento que ahora en la trama hay mucha desgracia ahq, me gustaría dar pequeños respiros, como la escena en la que Barry y Morgan bailaban en el Córtex en el cap. pasado.

Además de que no agregué muchos momentos de estos dos, porque no quería ilusionarlos mucho como lectores, sabiendo lo que pasaría después jahsbaajaa, ¿tiene sentido? No sé.

NECESITO SU OPINIÓN, aunque sé que muchos no comentan jajaj.

No quise agregar el throwback aquí, porque me quedó el doble de largo que la escena con Gideon y sentí que opacaba el pequeño objetivo principal de este capítulo. Así que ¿quieren que lo suba como capítulo extra más tarde? ¿Se les antoja? No sé.

Es una escena de una fiesta de Halloween. ¡Déjenme saberrrr si sí quieren que lo suba, oki!

los ama un montón,

NIAM ROCA

[ editado 8 de marzo de 2022 ]

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