VIII
Seoul, South Korea
2023
Corría esquivando las bolsas de basura y cajas de cartón que habían tiradas en la estrecha acera. No había nadie a quien pudiera pedir ayuda, todo estaba desértico y con un frío inusual a pesar de ser las dos de la mañana.
Estaba ligeramente borracho y mareado por el alcohol, pero juraría que esa cosa que vio en el bar no era humana.
Despavorido, echaba un vistazo sobre sus hombros cada tanto para comprobar que nadie le seguía.
Parecía que lo había perdido de vista.
Con el aliento escapándosele en jadeos cortos, y saboreando la victoria de su huida, decidió descansar sus adoloridas piernas un poco en un callejón que divisó a su derecha.
Desde las vistas laterales se superponía al comienzo del otro edificio, nadie notaría que estaba oculto aquí.
La luz amarilla del poste empezó a parpadear.
Se frotó la piel por encima de la tela azul de la camisa buscando mantener su temperatura corporal, sentía una mirada punzante en su nuca mas cuando volteó solo había un contenedor lleno de bolsas negras y roedores que se movían por encima de estas.
Exhaló un poco, limpiando el sudor en su frente. Ser perseguido y sentirse cazado como una de esas malditas ratas lo tenía paranoico.
No había nadie tras él. Aquí estaba a salvo.
La sonrisa creciente producto a su autoconvencimiento se congeló cuando sintió un fino dedo frío acariciando su cuello.
"¿De quién nos escondemos?"
El tipo dejó escapar un grito, apegándose más a la pared de ladrillos trató de alejarse lo más que pudo, sin darse cuenta que solo estaba adentrándose aun más en el callejón y su persecutor lo seguía a pasos lentos.
"¿Por qué te fuiste sin despedirte? Es de muy mala educación, sabes" el joven hizo un pronunciado puchero. "Ni siquiera dejaste que me presentara, Jae Sik"
El mencionado abrió la boca anonadado, cómo demonios sabía su nombre.
"¿Fue porque no te dejé tocar mis piernas? Lo siento, tengo un esposo muy celoso" soltó una risita que le puso los pelos de punta. "Si te hubiera dejado, ahora no tendrías esa mano"
El chico frente suyo era más joven que él por más de una década quizás, su cabello rubio y pestañas alargadas le brindaban un toque suave, que acompañado de esa sonrisa tan peculiar lo hacían lucir angélico. Fácilmente era, y con diferencias, el rostro más bello que había visto en su vida. Su cuerpo tampoco quedaba atrás.
Pero los más hermosos suelen ser los más letales, y algo en esa cara adorable le decía que sus intenciones eran malvadas.
Cuando su espalda chocó con el fondo del angosto y poco iluminado callejón se le heló la sangre, ya no había donde correr.
Y el rubio alargó todavía más la comisura de los labios, mostrando sus dientes.
Jae Sik empezó a gimotear y rogar de verdad cuando vio los colmillos prominentes que sobresalían.
"Por favor... Por favor no me mates. ¿Quieres dinero? ¡Te daré cualquier cosa! Por favor..."
El vampiro se detuvo a un metro de él con ambas manos medidas en sus bolsillos traseros.
"¿Me veo como alguien que necesita dinero?"
El hombre negó frenéticamente con temor de haberlo ofendido aunque su tono se había mantenido suave.
En qué estaba pensando cuándo invitó a este chico a un trago.
"Sé que soy irresistible" habló como si leyera sus pensamientos. "La próxima vez deberías elegir mejor tu conquista. Por desgracia para ti..." el hombre acorralado sintió el aire arremolinarse en su rostro y cuando pestañeó, lo tenía justo frente. "No habrá próxima vez"
Largas uñas de una mano le hirieron la piel, seguidos de los colmillos que ferozmente se clavaron en su cuello.
Todos los gemidos de dolor eran balbuceados, el joven chico tenía la fuerza suficiente en un solo brazo como para apresar su garganta a la pared e inmovilizar su cuerpo entero.
Sentía como si su espíritu estuviera siendo succionado a través de la sangre, casi podía imaginar su piel palideciendo a medida que continuaba rasguñando el brazo contrario en busca de apartarlo, pero fue en vano.
Estaba siendo estrangulado y drenado.
A pesar de sus párpados entornados, fue consciente de otro ser demoníaco que descendió sobre sus botas con la gracia de una pluma que volaba al suelo.
El tipo había saltado desde el maldito techo.
Su cuerpo se agitó con el miedo haciendo estragos por doquier.
Aunque este sujeto lucía imperturbable, con el gesto serio y casi parecía de la misma edad que el adolescente rubio, Jae Sik tuvo la corazonada de que bajo todo ese porte moderado podía llegar a ser más despiadado que este.
"Retrocede o lo matarás, Taehyung"
Taehyung, pensó, lindo nombre para un ser tan desalmado.
Para su sorpresa, el mencionado aflojó su agarre -lo suficiente para permitirle respirar con normalidad-, hasta que lo soltó por completo.
Y se limpió la barbilla con el dedo índice, lamiéndolo luego como si de su golosina favorita se tratase.
A pesar de las lágrimas acumuladas en sus colorados ojos y la aversión, no pudo evitar el rumbo lascivo que tomó su mente al imaginarlo lamiendo algo más... blanco y suyo.
El chico soltó una carcajada, mientras que su acompañante pelinegro gruñó.
Jae Sik tembló.
¿Acaso su mente estaba siendo saqueada?
"Termina con esto de una vez, Taehyung" espetó el recién llegado con la vista fija en la presa. Sus ojos eran rojos como escarlata. "Si tengo que hacerlo yo será desagradable"
El terror que lo embargó ante su amenaza hizo que quisiera vomitar. Un hombre maduro de cuarenta años como él, se veía capaz de hacerlo, por unos mocosos con la mitad de su edad.
El vampiro de cabellos claros volvió a reír, esta vez el sonido fue melodioso. Pero no estaba destinado a sus oídos.
"Oh, Kook. Eres tan tierno" apoyó la mano izquierda en el pecho de este donde un anillo resplandeció y dio un casto beso a sus labios.
Este hombre... ¿Era su esposo?
El menor se giró hacia él, con la expresión más seria que le había visto en toda la noche.
"Lo siento por tí. No es tu culpa, no realmente" habló palabras que no entendía a qué se refería, todavía así...
Se postró de rodillas y juntó las palmas en una súplica intensa. Lágrimas surcaban sus mejillas sin afeitar.
"P-por favor, déjame ir. Juró que no le diré a nadie. Nunca. S-solo..." la oración flaqueó por el llanto. "Solo déjame vivir"
El chico acarició sus hombros tensionados y rígidos, con manos sinuosas.
"No voy a matarte" antes de que el cuarentón pudiera exhalar de alivio, la criatura continuó. "Alguien más va a hacerlo por mi"
El hombre se deshizo en ruegos y lágrimas de nuevo. Taehyung posó ambas manos en la base de su cuello.
"No es personal, Jae Sik. Puedes odiarme si eso ayuda" y con un limpio golpe cerca del sitio, el cuerpo pesado cayó hacia adelante. Desvanecido.
Jungkook pasó el brazo del sujeto inconsciente por encima del hombro y lo sostuvo de sus costillas.
"No pudiste solo haberlo hipnotizado para que nos siguiera" expresó con cierto fastidio.
Taehyung se aseguró de tomar las pertenencias ajenas. Sin cuidado arrojó el celular al suelo y aplastó la pantalla con fuerza, reduciéndolo a un montón de trozos de plástico y vidrio.
"Podría" contestó melódico. "Pero dónde está la diversión en eso"
Su risa hizo que Jungkook rodara los ojos. El tipo no pesaba más que un grano de maíz para él, sin embargo su calor corporal le molestaba demasiado al punto de agravar su mal humor; no toleraba el contacto físico a menos que fuese con Taehyung, a nadie más se le permitía llegar tan lejos.
El menor agarró la billetera -que en su interior contenía tarjetas de crédito, identificación y algo de efectivo- y la rasgó por la mitad.
Arrojó todo por una de las alcantarillas junto a las llaves del tipo.
"Creo que podemos ir por las calles" sugirió el rubio sacudiendo el polvo inexistente en sus jeans.
El mayor asintió poniéndose en marcha junto a Taehyung.
No había ni un alma vagando por aquí. Tal vez en las zonas más céntricas y comerciales de la ciudad el flujo de personas todavía atiborrase las calles. Pero en esta zona, alejada de la mano de Dios, la vida nocturna moría rápido.
Ninguna persona decente saldría a estas horas a deambular por un recinto marginal, atestado de clubes nocturnos, casas de apuestas y prostíbulos. Toda la lacra se reunía en un solo sitio, por lo que la mayoría se encerraban en sus casas y echaban el cerrojo para evitar problemas.
Solamente debían caminar algunos pocos kilómetros hasta llegar al bosque. Su casa fue construida en el interior de este, donde el clima era más húmedo, templado y los humanos no se acercaban gracias a los límites de la propiedad privada.
Por supuesto, podrían haber traído un auto. Pero tomar la autopista les llevaría más tiempo del considerado y, cuando tus piernas se movían a la velocidad del aire, cuál era el punto en eso.
La página arrugada de un periódico rodó por la acera. En este vecindario no había más que latones de basura, hedor a orina y alumbrados neón titilantes de los negocios.
Las casas lucían un aspecto empobrecido, y aquellas que poseían algún lujo podían jactarse de tener la pintura al día, como máximo.
Todas estaban apagadas y parecían residencias fantasmas e inhabitables.
Le recordó a los barrios bajos de Nueva York en los 30's.
Como habían previsto, llegaron al bosque sin contratiempos.
A partir de ahí corrieron a través de la maleza con el cuerpo rendido a cuestas.
La morada construida alejada de la civilización humana más cercana era completamente de madera preciosa y cristales. Algunas partes, como el sótano y los baños eran de mampostería. Tenía tres pisos, solo dos de ellos visibles.
El menor no solía encariñarse con un sitio en específico, ya que estaban obligados a mudarse con frecuencia antes de que un ojo perspicaz notase la falta de arrugas en su piel. Para él, cualquier lugar donde estuviera Jungkook y una chimenea encendida era suficiente para llamarlo hogar.
Sin embargo, cuando caía la nieve y el verde era reemplazado por un manto de blancas escarchas que lo cubrían todo, este lugar era un sueño escarchado.
Entre todas las propiedades que tenían regadas por el mundo, esta cabaña se ganaba un puesto especial para ellos.
No importa los años que pasen y las veces que lo haya hecho, disfrutar la nevada recostado al pecho de Jungkook junto a la chimenea, siempre era como obtener un preciado lenitivo.
Posiblemente ningún otro de su especie disfrutara tanto el calor y el fuego como Taehyung. Jungkook fue uno de los que lo aborreció, y como vampiro, ese aspecto de su personalidad solo se acentuó.
Sin embargo no tenía reparos en cubrirlos con una manta y complacer a Taehyung en intentar conseguir un poco de calor. Intentar era la palabra principal; su temperatura corporal era gélida y la piel fría al tacto, como seres no vivos es algo que se les fue dado. Pero no era ningún sacrificio hacer por su pareja todas las cosas que hacía. Que hizo.
Al pisar la sala de estar, un hombre de mediana edad y ojos amables les dio la bienvenida con una reverencia.
"¿Namjoon, qué haces aquí?" reprochó el peliclaro al verificar la hora en el reloj. "Recuerdo haberte dicho que no quería verte cuando llegáramos"
Namjoon era humano, con una pareja estable y tres hijos adoptivos a los que amaba como si fueran parte de su propia carne. También era la persona encargada de velar por la fortuna de ambos. Todas las propiedades, cuentas bancarias y cada cosa importante estaba a nombre de Namjoon, ayudándoles a pasar desapercibido.
A medida que la sociedad evolucionó también lo hicieron las leyes y normas; se necesitó de un pasaporte para viajar, documentos que comprueben tu identidad, una tarjeta plástica que te permite conducir un vehículo, otra para tu dinero, cámaras de seguridad que no sabías cuando podrían estarte observando y otros inventos innecesarios que hicieron al par agobiarse.
Los tiempos avanzaron y ellos se moldearon a cada época. Beber de animales se volvió una apuesta más segura y una opción que no pondría en vilo la identidad de su especie.
Ya la moderna sociedad se había desprendido de la brutalidad de la Edad Media: los cuerpos tirados y desecados en la calle no serían sepultados junto a una campanilla sin mayor cuestionamiento.
Por ende, cuando salían a la ciudad en busca de un cambio en la dieta, Namjoon los esperaba con el corazón en la manga, junto a su café amargo que no bebería hasta saberlos de regreso.
"De todas formas no podría dormir tranquilo" arrojó una mirada escrutadora sobre el invitado de traje que cargaba Jungkook. "Asumo que todo fue bien"
"Excelente" afirmó feliz el rubio.
"¿Ha hecho mucho ruido?" cuestionó esta vez el pelinegro.
"Ni el más liviano, actúa como un cadáver"
El vampiro asintió en silencio, satisfecho con la respuesta. Por certeros motivos, Namjoon sabía que no debía bajar al sótano bajo ninguna circunstancia.
La amenaza era inofensiva, pese a eso, ni Taehyung ni él habían sobrevivido por más de doscientos cincuenta años subestimando los peligros.
"Regresa con cuidado, Nam" exhortó Jungkook posicionando a Jae Sik como un costal sobre su hombro. "Dales nuestros saludos a Seokjin"
"Así será. Está preocupado por los brotes nuevos del jardín" sus labios se curvaron hacia arriba mientras negaba con la cabeza. "Casi tuve que prometerle nuevas semillas de plantas silvestres para que me esperara obediente en casa"
La pareja de Namjoon contaba con excelentes conocimientos y destreza en la jardinería, lo cual era de mucha ayuda ya que era capaz de preparar cocimientos herbáceos que podían neutralizar en gran medida el efecto de la verbena y les ayudaba a tolerar un poco más el sabor del ajo en sus paladares.
"Ya les he dicho que pueden venir cuando gusten, Namjoon" reiteró el vampiro más joven. "De todas formas, cuando no estamos aquí ustedes son quienes se encargan de este lugar"
El aludido agitó la mano en un gesto modesto.
Había confianza entre ellos pero también respeto. Él nunca se permitía olvidar su lugar como servidor, que su familia ha conocido por tres generaciones atrás.
Jeon y Kim les recompensaron con una vida cómoda y abundancia material, sin embargo el nudo de fidelidad y compromiso se había afianzando a lo largo de los años.
Más que una obligación, Namjoon lo sentía una vocación que cumplía gustoso.
El hombre leal se despidió de ellos, prometiendo volver la próxima semana. Y dejando solo al par, con una tarea que llevar a cabo.
Cuando Taehyung pasó la llave por el oxidado cerrojo, empujó la puerta de hierro macizo con un brazo
Su prisionero le dio la bienvenida. Encadenado, raquítico y expuesto. Apenas podía levantar la cabeza sin que esta se le fuera hacia el frente.
Disfrutando la vista apoyó la cadera contra la mesa contigua, las manos en el borde y sus ojos rojos como el fuego del infierno
"Querido tío" sus labios se arquearon cuando el sujeto se removió lánguido contra la pared. "No te asustes, esta vez no te haré daño"
Antes de que me tiren piedras, queda otro capítulo ajsjadhka
Había dicho que este sería el último y sé lo que deben estar pensando de mi: 🤡
Pero la cosa es que si lo subía todo en una toma me iba a quedar más largo de lo que pensé, así que decidí que dividirlo en dos partes sería lo mejor, incluso si esto no era lo que quería.
Tampoco me queda tiempo para escribir la otra parte del final ya que, adivinen quien se va de viaje mañana y no tiene ni las maletas hechas?? Exacto, yo ( ≧Д≦) y me quedan un montón de cosas por hacer.
Por lo tanto les prometo que lunes o martes subo la otra parte del final. Espero haya sido de su agrado el cap
Cuídense mucho (✿^‿^)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro