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2

Taehyung durmió el resto del viaje mientras que el menor se encargaba de hacerle saber cada cuanto que ya casi llegaban, aunque con lo exhausto que estaba duda que lo haya escuchado. A Jungkook le alegra que el pelinegro haya tenido algo de descanso.

Pensó que verlo a la cara luego de lo que hicieron sería imposible (o por lo menos incómodo), pero en lo que llegaron y Taehyung le dedicó una sonrisa como si nada hubiese pasado, el castañito se sintió tranquilo.

Ahora es momento de conocer a mitad de la familia Kim (incluyendo a sus padres) y permitir que Taehyung llore junto a ellos todo lo que ha necesitado llorar. Llegada la noche, Jungkook se mantiene un poco distante pero aun así atento a lo que puede. Ver que nadie la está pasando del todo bien ahí lo deprime un poco, así que le avisa a Taehyung por lo bajo que irá a tomar aire no muy lejos de ahí, siendo que la casa es amplia y descubierta.

Llega a un balcón dentro de la misma casa, algo apartado y tranquilo con vista al resto del acogedor vecindario. Se siente mal por casi no haber aceptado traer al mayor, y sonríe al recordar lo ocurrido en el auto.

Decide llamar a Jimin para avisarle que todo va bien ya que se les ha olvidado, cuando escucha un par de voces bruscas adentrarse al espacio. El instinto lo lleva a esconderse rápidamente tras las cortinas oscuras de la puerta deslizante.

— ¡Suéltame! —vocifera una voz gruesa.

— ¿Qué te crees al venir aquí como si nada? ¡¿Eh?!

Jungkook frunce el ceño. Eran Taehyung y… ¿Su padre? ¿El amable señor que conoció hace unas horas y que se notaba aparentemente feliz por ver a su hijo?

Las voces no cesan.

— ¿Qué me creo? —el pelinegro jadea una risa irónica— Ésta es mi familia, quieras o no, papá. La abuela era como mi segunda madre, no podía no venir.

—Eres un descarado desconsiderado —el señor Kim casi gruñe.

— ¿Para eso me trajiste acá? ¿Para recodarme lo mierda que soy? —Taehyung ríe desganado. Jungkook siente esa risa, le ha dolido— No es necesario, ya lo sé. Necesito regresar con ellos, si me permit-

— ¡Ésta dejó de ser tu familia cuando te fuiste a estudiar esa mierda de carrera!

—Sí, papá, me va bien en la universidad, gracias por preguntar.

—Aish… Serás imbécil —Jungkook oye un estruendo y a su hyung quejarse. ¿Acaso le ha golpeado la cabeza? —No te quieras pasar de listo conmigo, niño. Esa mierda no te va a dar de comer. En algún momento te darás cuenta de que tu lugar está en la granja de tus abuelos y regresarás arrastrándote —ríe insolente y Jungkook no lo ve, pero sabe que Taehyung no escondería su cara de asco y odio ante algo así.

—No permitiré que denigres mi carrera así. Jimin y yo-

— ¡JA! Jimin y tú. Park Jimin es otro infeliz más. Qué bueno que no lo trajiste porque no respondo. Pero trajiste a éste… Se ve como otro marica bueno para nada como Park y tú. ¿Otro maldito generado novio tuyo? —hay un silencio— ¡Respóndeme, maricón!

—Jungkook no es otro maldito degenerado novio mío —dice entre dientes—, él sólo me hizo el favor de traerme hasta acá. ¿Y si fuese mi novio qué? ¿Tanto te jode que me guste que me follen el culo?

Un golpe, luego otro, y otro.

Uno se oye seco pero los otros dos le sacan el aire a Taehyung y Jungkook siente cómo ambos caen al suelo. Piensa que Taehyung se ha ido sobre él en defensa pero lo escucha forcejar y sabe que Kim padre se lleva la ventaja esta vez.

—No te quiero volver a ver por aquí, ¿me escuchaste? —le murmura al oído, Taehyung intenta soltarse de nuevo pero el viejo vuelve a estamparle la cara contra el suelo— Si vuelvo a verte, será peor y lo lamentarás. Desearás haberte quedado aquí, follando las putas que te regalaba. Mucho hice no yéndote a buscar para que me salgas con tus mariconadas y queriéndote hacer el listo.

—No te preocupes —masculla Taehyung con voz amortiguada—. A primera hora me largo.

Un último manotazo y Kim padre deja el lugar.

Jungkook, quien se ha quedado inmóvil por la impresión, percata a Taehyung arrastrarse y respirar con dificultad. Poco después un claro llanto se hace paso, y Jungkook duda si debe salir o no de su escondite. Pasa un largo rato hasta que escucha la voz del pelinegro.

—Puedo ver tus pies, Jungkook. Ya sal.

Con sus característicos ojos de Bambi, Jungkook saca lentamente su cabeza de su escondite.

Taehyung está sentado en el suelo con las piernas estiradas y su espalda recargada de la baranda del balcón, su llanto ha cesado pero su cabello permanece revuelto y su nariz botando una fina línea de sangre.

— ¡Mierda, hyung! —su primer instinto es tirarse a su lado, tomando su rostro luego para verificar que esa sea la única herida que tiene. Hace el intento por limpiar la sangre con el borde de su camisa pero a pesar de que Taehyung se niega, lo logra.

—Jungkook, detente-

—Lo siento tanto, hyung, de-debí salir y defenderte, hacer algo, ¡no lo sé! No supe cómo reaccionar, yo-

—Agradezco que te hayas escondido —Taehyung sacude la cabeza—. Te quiero fuera de todo esto. Mi papá es una persona muy violenta, Jungkook, muchas veces no lo piensa antes de lanzar golpes. Ésta vez hiciste bien, no te disculpes.

—Pero-

—Yo estoy bien, no te preocupes. No es como si no estuviese acostumbrado a esto ya.

Jungkook parece temeroso de preguntar, el mayor luce muy dolido.

— ¿Entonces siempre ha sido así? —pregunta en una mueca. Taehyung sopla una risita triste, frotando sus brazos y asintiendo.

—Tiene problemas de ira, nos golpeaba a mamá y a mí. Ahora que yo me fui mamá quedó sola y me siento culpable, porque sólo quiero sacarla de aquí pero ella no quiere —sus labios tiemblan—. Es la típica mujer siendo abusada por su marido que tiene miedo a que atente contra su hijo, ¿sabes? Como en los dramas.

—Esto no es un drama, Taehyung-ssi.

—A veces quiero creer que sí —clava la vista en el suelo y el castañito de pronto se siente pequeño—. Me fui gracias a esto, principalmente. Siempre se avergonzó de lo que yo quería dedicarme. Y como si eso no fuese suficiente, descubre a su hijo teniendo sexo con otro chico —ríe, sacudiendo la cabeza—. Un hijo maricón.

Jungkook lo siente y así lo hace: lo abraza con fuerza, dejando que su hyung llore en silencio por un buen rato. Nadie se pregunta por ellos y es mejor así, es lo que menos necesitan ahora.

Jungkook limpia sus lágrimas si es necesario y saben que la hora cae, pero ellos no tienen intenciones de levantarse aún si el frío es abastecedor.

—Mi abuela era la única que me apoyaba —sonríe—. En todo. Dibujaba y pintaba para ella todo el tiempo, sin importarle a quién yo decidiera amar. Decía que era mejor amar a alguien de mí mismo sexo que no amar en absoluto, y que si no sintiese algo tal como el amor, el aprecio o la empatía, ahí es cuando se sentiría decepcionada —el pelinegro ríe, ensimismado—. La voy a extrañar mucho, Kook.

El menor restriega su mejilla contra el tope de la cabeza contraria. Taehyung es un estudiante excelente, cualquiera que lo viera pensaría que las cosas siempre fueron fáciles para él, pero ahora Jungkook sabe que no es así.

Y su corazón se achica al ver al mayor sumirse nuevamente en un llanto inconsolable.

—No tengo nada, Jungkook —dice con voz ahogada—. Sólo a Jimin, Yeontan, mi estúpida carrera y ésta jodida tesis sin terminar.

—Mis padres nunca estuvieron satisfechos con nada de lo que yo hacía tampoco, mi mamá, sobre todo —confiesa repentinamente el castañito, en un intento de hacerle saber al mayor que no está solo—. También tuve que demostrarle a mi familia lo equivocados que estaban, y que mi hyung no era el único útil en nuestra familia. Que al igual que él, yo también podía ser capaz de ganarme las cosas y no ser un niño idiota y dependiente.

Taehyung se aleja para mirarlo con ojos brillosos, sorbiendo por la nariz y alzando sus comisuras.

—Y lo lograste. Estás llevando bien la carrera de derecho.

Jungkook asiente, llevando su pulgar al hematoma en el pómulo del pelinegro.

—Lo hago, pero me gustaría que saliéramos de aquí cuanto antes. No mereces estar en un lugar donde te denigran por amar y te hacen menos por dedicarte a lo que te apasiona.

—Jimin dice lo mismo —suspira—, que soy mucho más que esto.

—Lo eres, hyung.

—Gracias —dice con voz diminuta y regresa a los brazos del menor quien vuelve a sostenerlo con fuerza, sin decir ni una sola palabra. Y es que no hacía falta, su compañía y consuelo era más que suficiente.

Cercana la media noche, habiendo entrado a lo que parece una sala de estar desamueblada, aún sentados en el suelo se apoyan de la puerta deslizante que da hacia el balcón en donde estaban. Taehyung vuelve a hundirse en el pecho de Jungkook, disfrutando de su perfume y calidez. Ninguno se percata se las acciones hacia el otro, no lo piensan, no se quejan, no tienen sueño, hace frío, es cómodo y les gusta.

Nunca tuvieron mucho de qué hablar, ni siquiera cuando Jungkook se mudó con Jimin e iba a visitarlo seguido o las veces que Kim se quedaba en su apartamento y desayunaban juntos. Sin embargo, éste viaje ha sido interesante.

Les sirvió para ver un lado diferente del otro, o tal vez, el que se habían estado escondiendo por un estúpido resentimiento de parte del mayor.

Pronto Taehyung está contándole sobre alguna nostálgica anécdota de su niñez en esa casa.

Por más que luego se mudó a Daegu, muchos de sus recuerdos permanecen ahí. Cómo a pesar de pertenecer a una familia abusiva, logra revivir buenos momentos en ese sitio. Jungkook sólo puede mirarlo con una sonrisa de comisuras elevadas, todo lo que dice suena muy triste, pero Taehyung sonríe. Y realmente sonríe muy bonito, ¿cómo no pudo notarlo antes?

Su pecho cosquillea con lo que viene a su mente ante el brillo que el mayor sostiene en sus ojos, la imagen de alguien, precisamente. De repente el menor baja la mirada, luciendo melancólico de igual forma. Sus ojos se apagan y Taehyung se percata, entonces deja de hablar. Jungkook lo nota y sacude la cabeza, queriendo regresar a la historia del mayor, pero su pecho duele.

Entonces Taehyung posa toda su atención en él, esperando que el menor organice en su cabeza aquello que desea decir.

—Cuando pasé al segundo semestre de derecho, debía reparar una de las materias del semestre anterior, debía estar con los de nuevo ingreso —empieza con la vista en sus manos—. Hice un grupo, debíamos ayudarnos, claramente, así que… Ésta chica, Park Jihyo, realmente deseaba saberlo todo. A leguas veía que sería una abogada asombrosa. Ojos grandes, bonita sonrisa, cabello negro y corto —el menor risotea, pero no es una risa cualquiera. Es una risa quebrada—, torpe. Muy torpe.

» Desorganizaba todos los papeles, me hacía ordenarlos mientras me veía porque le gustaba desesperarme —vuelve a reír—. Olvidaba los artículos importantes, no llegaba a los extremos de las repisas en la biblioteca, no veía de lejos. Le gustaban los batidos de fresa, pero no podía ver los precios en las carteleras. No comprendía las películas, hacía preguntas todo el tiempo, era… —restriega su rostro, evadiendo las lágrimas. Pero el nudo en su pecho y garganta sólo crecía y lo asfixiaba— Tropezaba con todo, hyung. Todo. Se llevaba a las personas por el medio, tiraba los libros, no sabía las direcciones, no tomaba el lápiz correctamente.

Taehyung llega a tiempo para posar la frente del menor en su hombro y dejarlo romper en llanto ahí. Luego de un rato en el que él mismo intenta calmarse y la cabeza de Taehyung está llena de dudas, Jungkook murmura:

— ¿Sabías que el cáncer de corneas es hereditario?

Un peso cae en el pecho de Taehyung.

— ¿C-como Jungsuh? ¿En Escalera al Cielo? —pregunta temeroso, haciendo reír al menor. Seca sus lágrimas y suspira.

—Sí, hyung, como en el drama.

— ¿Por qué me dices todo esto, Jungkook?

—Jihyo vivía sola, se mudó a Seúl también por su carrera. Quiero creer que pude ayudarla y que estuve para ella cuando lo necesitó. Es la única persona que me ha recibido y me ha querido tanto que incluso yo pude notarlo. Mi primer amor. Estoy agradecido de haberla conocido y de que haya cambiado mi perspectiva sobre el mundo —Jungkook hace una mueca, encogiéndose de hombros—. Creí que si tú me compartías una parte importante de tu vida, quizás yo también podría hacer lo mismo con la mía.

Taehyung sonríe, sintiendo su piel erizarse por lo vulnerable que el castañito luce justo ahora. Es la primera vez que lo ve así, y le hace sentir de una forma… diferente. De la nada el mayor se siente nervioso.

—Gracias por confiarme, Jungkook-ah. Y dejarme saber sobre Jihyo. Puedo imaginar lo importante que fue para ti.

Jungkook sonríe, percatándose de la sinceridad en las palabras ajenas. Asiente y va recostar su cabeza del hombro de su hyung, quien ha dejado su pecho para ir a recostar la espalda del vidrio de la puerta.

—Jimin hyung estará feliz —Jeon ríe, mostrando sus lindos dientes de conejo.

— ¿Porque ya podemos estar en un mismo lugar sin insultarnos? —sonríe Taehyung, Jungkook asiente— Es un gran amigo, daría todo por las personas que ama. Yo haría lo mismo por él.

El menor suspira, concordando por lo bajo.

—Hablando de Jimin hyung… —Jungkook aclara su garganta— ¿Deberíamos decirle que nosotros…?

Los ojos de Taehyung pasean por el lugar, la pregunta le toma por sorpresa.

—Yo… No lo había pensado. Digo… Sí, es nuestro amigo y confiamos en él, pero… ¿Deberíamos?

—Haré lo que decidas, hyung —se encoge de hombros. Taehyung asiente.

—Bien… Me gustaría que quedara entre nosotros.

—De acuerdo —asiente el castañito también—. Tampoco es que deba saberlo todo, ¿cierto? Él no va por ahí diciéndonos con quién tuvo sexo.

—De hecho… —Kim frunce la nariz. Jungkook rueda los ojos.

— ¿En serio?

— ¡Somos mejores amigos, los mejores amigos se cuentan ese tipo de cosas!

Jeon suspira, sacudiendo la cabeza.

—Por cierto… Hyung —dice luego de un cómodo silencio.

Taehyung alza la cabeza y sus ojos se posan imponentes sobre él, Jungkook vuelve a sentirse diminuto. Taehyung es demasiado para él. Y para cualquiera.

—No sé qué pienses de mí ahora, pero… Yo en serio disfruté lo que hicimos —intenta decir sin tartamudear—. Quiero que sepas que no lo hice para aprovecharme, lo hice porque realmente quería que te sintieras mejor- ¡Hyung, no te rías!

— ¡Lo siento! —carcajea Taehyung echándose sobre él, Jungkook resopla— Es que eres muy tierno. Yo tenía la versión vieja de ti, Jungkook-ah.

—La versión idiota.

Tae ríe.

—Esa. Te quedaba bien, la imagen de fuckboy, no voy a mentir —ambos ríen—. Pero me gusta este nuevo Jeon Jungkook, que es más atento y considerado, que acepta y aprende de sus errores y que ahora tiene la oportunidad de hacer un cambio para bien.

—Me estoy esforzando.

—Y estoy feliz de ver tu esfuerzo. Además… Sí me hiciste sentir bien.

—Woahhh —el menor aplaude, sacándole otra risa al pelinegro—, puedo morir en paz ahora.

—También te disculpo por lo de esa fiesta —Kim se encoge de hombros—. Quiero olvidarlo todo, Kook. Quiero comenzar de cero, conocer a éste nuevo Jungkook.

—Lamento que las cosas hayan tenido que ser así, hyung. Pero lo tomo y te lo agradezco. También me encantaría conocerte.

El mayor ríe para sí y asiente, entonces ambos callan de nuevo. Pero Taehyung no puede despegar la vista del menor quien sigue inmerso en el universo de sus manos.

Piensa en todo lo que tuvo que pasar para que decidiese cambiar, cómo esa chica marcó su vida. Ve en Jungkook una luz que antes ciertamente no estaba ahí, ve genuinidad y transparencia. Y ahora que ha decidido olvidar aquel incidente que tuvieron, todo da un drástico giro.

Pronto su sonrisa es bonita, y el hecho de que sus ojos brillen lo vuelve especial. Sus lunares que combinan con su mandíbula marcada y tono de piel, sus venas que sobresalen y su nariz que está lejos de ser pequeña pero que no deja de ser tierna. Su cabello largo y ondulado que casi cubren sus ojos y sus labios que aún dibujan media sonrisa.

Taehyung quiere besar esa sonrisa, porque le ha hecho sentir confortado en un momento que para él está siendo difícil y porque le agrada su compañía. Porque nunca notó la melodía en su voz ni la forma en la que frunce su nariz y sus ojos forman media lunas las veces que ríe.

Antes de que pueda procesarlo correctamente, sus dedos están enredándose en la cabellera castaña y lo atrae hacia él, presionando los labios de Jungkook contra los suyos.

Tras la impresión el menor no responde de inmediato, pero una vez se percata de lo que sucede, toma el labio inferior de Taehyung.

No es un beso brusco, nada comparado a los besos que compartieron anteriormente. Es firme, lento y apasionado. La mano del pelinegro se posa cómodamente entre el cuello y la mandíbula de Jeon y cerrando los ojos con fuerza, succiona parsimoniosamente los labios contrarios.

Por otro lado, Jungkook aún no parece procesarlo del todo. No sabe qué le hizo ganarse ésta muestra de afecto de su hyung, pero no se queja, también lo deseaba. Eso no lo sabe hasta que su lengua acaricia la de Taehyung y va tomarlo igualmente del cuello para aferrarse más.

Entonces de la nada Taehyung rompe el beso, luciendo como un pequeño y agitado desastre. Su mandíbula tiembla y parece muy nervioso, no mira a Jungkook a los ojos y éste se confunde enseguida.

—De-deberíamos ir a dormir ya —Kim se levanta del suelo con la mirada intrigada del menor siempre en él—. Es tarde y mañana hay que salir a primera hora hacia Seúl.

—Pero-

—Buenas noches, Jungkook.

— ¡Hyung!

Pero Taehyung ignora el llamado y desaparece por el pasillo adentrándose a la casa, sin siquiera girar a verlo en ningún momento.

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